Pasillo (Planta Baja)

Tema en 'Planta Baja' iniciado por Gigi Blanche, 22 Febrero 2021.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Gigi Blanche

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    Honestamente no me di cuenta de las miradas sobre mí, me limité a atravesar el jardín e ingresar a la casa. El ambiente era... bastante apabullante. Sentía haberme lanzado de cabeza a una película histórica o similar, esas de señores, nobles y feudales. La decoración en madera, los escudos colgando de las paredes, las puertas enormes y los candelabros antiguos. La iluminación de las velas era baja, tibia, ligeramente trémula. No pude más que quedarme absorta, recorriendo el pasillo y atendiendo a cada pequeño detalle.

    Estaba allí, con un vestido formal, tacones y joyas encima, observando lo que parecía sacado de un castillo medieval a través de una máscara. Y era de noche, y la música me alcanzaba desde algún lugar lejano y... era francesa.

    Era casi mágico.

    Ahí la dejo a la niña, por si alguien quiere caerle uwu
     
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    Zireael

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    Había entrado un poco como Pedro por su casa, pero llevaba la invitación en la mano y el guardia de la entrada estaba muy ocupado tratando de arreglar algo con Katrina y una aparente chica de servicio como para prestarme completa atención, además de que en sí no parecía ninguna amenaza. Entré detrás de Dunn y una chica que no me sonaba de nada, pero parecía que iban juntos.

    Vaya sorpresa.

    No me sorprendí al entrar porque después de todo yo había estado en la mañana poniendo las últimas decoraciones del jardín y alguno que otro detalle dentro de la casa, apenas lo justo y necesario teniendo en cuenta que ya en sí esa jodida mansión parecía una joya victoriana sin que hubiera que hacerle nada. Tampoco quería matarle el encanto con un montón de mierdas innecesarias.

    Dunn y la chica siguieron su camino, se quedaron cerca de la puerta de cocina sin más, conversando y cuando les quité la vista de encima fue que detecté la cascada vino tinto sostenida por el peinado. La recorrí con la vista con cierto disimulo, vete a saber por qué, y quién sabe de dónde había sacado el vestido porque no importaba, el caso es que se veía preciosa.

    Detrás de mí escuché otros pasos, se quedaron estáticos un poco cerca de mí y me distrajo lo suficiente para quitarle la mirada de encima a Sasha y posarla encima de la sombra que había aparecido por la puerta, iba entero de negro, hasta la máscara era de cuervo, y la cabeza me arrojó encima The Raven de Poe.

    But the raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only...

    Then the bird said, 'Nevermore'.
    Por altura, lo anormalmente negros que parecían sus ojos bajo la iluminación tenue y el porte en general tampoco había que ser un genio para sacar de quién se trataba, aunque allí bien vestido, con su reloj fino y los aires más estirados que le hubiera visto nadie nunca casi podía uno forzarse a pensar que no, que no era Sonnen, pero lo llevaba escrito en el cuerpo entero.

    Cuando le iba a quitar la atención de encima lo vi acercarse a Sasha y no pude evitar preguntarme de qué diablos la ubicaba.

    Good evening —Le soltó a la pelirroja y yo seguía bastante descolocado todavía.

    Poco sabía yo que el ricachón se había tomado mi zumo, claro.

    De cualquier manera ajusté mis ideas, teniendo en cuenta que era bastante patético que ese idiota de toda la gente me hubiese ganado la idea, y me acerqué prácticamente después. Tampoco me le fui encima a la chica porque no era un intenso de mierda ni nada, al menos no así a los cuatro vientos.

    —Parece castillo, ¿no? —dije un poco al aire y le dediqué una sonrisa a la pelirroja.


    Did someone ask for it? Yes, me
     
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    Gigi Blanche

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    Las personas habían comenzado a entrar, puede que recién entonces me diera cuenta de lo estúpidamente puntual que había llegado. Bueno, en sí casi nunca había ido a fiestas y mierdas del estilo y, siendo honestos, no sabía no llegar a horario. Era un jodido reloj suizo de maquinaria fina, un robot diseñado a computadora. Seguramente ni proponiéndome llegar tarde por la pura gracia lo lograría, la ansiedad o la manía compulsiva harían su trabajo.

    Como si existiera alguna clase de confort dentro de esquemas y patrones rígidos.

    A mi espalda pasaron los dos chicos que no ubicaba, los seguí vagamente por el rabillo y luego regresé al diseño de los escudos. Parecían antiguos de verdad, mierda, no me atrevía a tocarlos pero podría jurar que olía la herrumbre desde mi posición. Algunos pasos más se escuchaban acá y allá pero no les presté verdadero oído hasta que una sombra oscura engulló parte del alumbrado. Lo miré de soslayo, aún con la máscara y todo no necesité demasiadas neuronas para reconocerlo. Además, eran pocas las personas invitadas a esa fiesta que se me podrían acercar porque sí.

    Me saludó en inglés y le concedí una sonrisa que pecó de elegante, posiblemente toda la estupidez del ambiente y la música ya se me hubiera subido a la cabeza.

    Bonne nuit, Monsieur.

    No era un idioma que manejara con los ojos cerrados, pero me encantaba y había aprendido a pronunciarlo desde pequeñita. No logré evitar que algo de diversión se me colara en el tono por todo el numerito que me estaba montando, pero bueno. Me resigné, dejándolo correr, y mi sonrisa se ensanchó ampliamente, revelando mi hilera de dientes que destelló casi de la misma forma que mis ojos bajo aquella luz tenue. Me permití echarle un vistazo general a Altan antes de agregar, asintiendo:

    —Pero vaya, qué apuesto~

    No cargaba segundas intenciones ni nada, en sí nunca me preocupaba por esas cosas y a esta altura ya no sabía si pecaba de idiota o desentendida. No perdía tiempo ni neuronas analizando expectativas ajenas, aunque muchas veces me saliera por rebote a modo de filtro. El caso es que muchas veces llegaba a soltar lo que pensaba y ya, sin intenciones ocultas ni mierdas así.

    Como si fuera una puta cría o algo.

    Al pelinegro rápidamente se le sumó Maze y una clara chispa de emoción vibró en mis ojos al posarlos sobre el muchacho. Bueno, hablando de crías...

    —¡Maze! —A pesar de todo mantuve un tono de voz suave y moderado, aunque por el impulso usual de ser tan confianzuda estiré el brazo para darle un apretón cariñoso en el hombro mientras también le echaba un vistazo a él—. Pero bueno, tengo aquí a dos muchachos tan guapos conmigo. ¿A qué debo el honor~?

    Solté una risa breve ante mi propio comentario y regresé el brazo a mi espacio, moviendo el cuello como si pretendiera quitarme el cabello de encima aunque lo llevara sujeto en una trenza; la manía, supongo.

    —Sí. —La palabra se me escapó prácticamente en una exhalación, regresando la vista al pasillo—. Es todo tan elegante, me siento hasta pequeñita.

    Gracioso, considerando la altura que me cargaba con esos tacones, pero bueno.

    Regresé entonces la vista a los muchachos y, tonta yo, asumí que estaba siendo increíblemente descortés.

    —Ah, lo siento. No sé si se conocen, pero... ¿creo que van a la misma clase? —atajé, llevaba escrita en toda la cara la disculpa por no haberlos presentado antes.

    Sa-chan rodeada de husbandos super chill y yo aQUÍ MURIÉNDOME
     
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    Amane

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    Eché un último vistazo por encima del hombro, hacia el portón de entrada, con una sonrisilla divertida. Se estaba empezando a acumular la cola de gente a entrar, tendría que darme prisa si quería tener la primicia de como era el interior de la casa~

    Así que entré a la misma no mucho después, aunque tampoco es que hubiese acelerado mi paso en ningún momento siendo que por el momento estaba sobreviviendo bastante bien al asunto de andar con aquella falda y los tacones. Una ligera mueca de decepción me cruzó el rostro al ver que el pasillo parecía bastante abarrotado ya. Eh~ Para una vez que salía temprano de casa y todo~

    Bueno, nada que hacerle. Logré reconocer las figuras del pequeño grupo que se había formado mientras me introducía en el pasillo, y como tal, decidí pasar de largo mientras iba en busca de la puerta que diese al salón. Ah, pero si escuchaba la música, eso era un poco como seguir el camino de migas de pan o algo así, so funny~

    Obviamente, que pasase de largo no significaba que los fuese a ignorar del todo. Les dirigí un vistazo de reojo en cuanto pude y una ligera sonrisa satisfecha se me formó en los labios cuando volví la vista al frente, sin parar de caminar en ningún momento. Si mis deducciones eran correctas, el alemán parecía un cuervo y aun así se veía guapo el jodido, a Maze le quedaba sorprendentemente bien el traje y Sasha... pues se veía fucking precious, to be honest.

    No pretendía molestarla ni nada por el estilo aquella noche, pero la verdad es que me hacía bastante feliz saber que al final sí que había decidido venir y disfrutar un buen rato, seguro que le venía bien.

    Let's see, where is my prize~? —murmuré, intentando asomarme por una de las puertas con curiosidad.

    Voy de pasada y quería ser gay, don't mind me (?)
     
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    Zireael

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    Algo de gracia me hizo la sonrisa que se permitió, tuvo un aire elegante y todo que encajó de forma estúpida con todo el ambiente, había que ver porque la cabrona se estaba metiendo en el teatro de una manera que hasta que daba gusto. Igual le pegaba, la ropa elegante, las joyas y todo el asunto, con ese porte alto fácil pasaba por alguna hija de algún viejo de nombre importante incluso.

    Me respondió en francés y solté una risa bastante floja. La verdad es que ya me estaba metiendo un poco —bastante—, en el mood ese de niño pijo o quién sabe qué cojones, porque su siguiente comentario solo hizo que mis gestos adquirieran la soberbia que me cargaba encima solo con el traje, pero que había logrado mantener un poco al raya en la cara.

    ¿Cuánto había durado? ¿El viaje en taxi y unos tres minutos dentro de la mansión victoriana?

    Well, whatever.


    De todas formas había cazado ya al vuelo que no había ninguna segunda intención en su comentario, tampoco la hubo en mi acercamiento. En sí Sasha me parecía agradable porque me había ayudado, se había subido a mi tren de la estupidez incluso con los decimales y luego lo del duende, pero poco más. No era ciego, obviamente, si la jodida estaba bien hecha, que me importara era otra cosa.

    —Lindo vestido, por cierto. —De nuevo, no tenía ningún objetivo en sí—. Te queda bien el blanco.

    Noté a Mason acercarse como si nada, no iba a preguntarme por qué la conocía si el imbécil parecía conocer a todo Dios aunque fuese de vista y en sí seguía tan tranquilo que su presencia tampoco me alteró, incluso si en personalidad parecía una réplica del idiota de Wickham con algunos añadidos de su última upgrade o algo.

    Pero lo noté.

    La sonrisa amplia, genuina, que le había aparecido en el rostro apenas la chica reparó en él. Parecía un crío en Navidad también, había que verlo nada más, y casi me obligó a lanzar por la alcantarilla cualquier prejuicio que tuviera de su persona, pero el caso es que el lado racional me lo impidió todavía. El comentario de Sasha le hizo gracia y me miró, encogiéndose de hombros, y regresando la atención a ella.

    —Debe ser su día de suerte, my lady~ —bromeó como si nada—. Es nuestra noche para jugar a ser fancy.

    Mentira no era, de lo que sabía él venía de un jodido pueblo minero y asumí que no era que tuviera así muchas oportunidades de ir a eventos con ese tinte.

    —De hecho nos conocemos, sí —respondí—. ¿Y creo que nos tocó el proyecto juntos?

    —¿Hmh? ¡Ah sí, con el otro chico este, el albino! —Si no sería culo inquieto el jodido.

    —Amery.

    —Ese mismo, pero bueno eso, que el mundo es un pañuelo~ —siguió hablando, con los ojos idos en la chica—. Te ves hermosa, Sash, de verdad.

    Estaba escuchando porque no tenía nada mejor que hacer cuando otra figura se apareció por la puerta, iba ataviada en rojo y llamaba la atención como loca, en estatura era parecía a Sasha, así que era de sumar nada más, aunque cuando escuché su voz las dudas se despejaron.

    —¿Gringa? —Se me escapó una sonrisa de mierda—. Pero mira nada más, que también te puedes vestir de princesita.


    Perdón tENÍA QUE HACERLO ASBDJEBJSADE
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    Caminé con lentitud, deteniéndome a pocos pasos de la entrada, terminando por correrme a un costado para no incordiar a los transeúntes, llevando mi mirada algo insegura, pero más bien preocupada de acá para allá; en un intento desesperado de encontrar algún conocido... aunque bastante difícil sería...
    o eso creía.
    —Igh —solté un leve gritillo por mero espasmo, más bien fue un simple respingo que no se tuvo que haber ni escuchado de sobremanera, volteé a ver en la dirección de dónde provenía la voz. Cualquier rastro de nerviosismo se borró al encarar a una... peculiar chiquilla. Debía conocerla de algo, ¿no? Pero tan de buenas a primeras, con un traje de maid estrafalario y máscara puesta, pues nada; imposible saberlo de buenas a primeras. Mantuve mi ceño ligeramente fruncido, mis ojos entornados y mis labios en una fina línea; solo se veían con claridad estos últimos.

    —¿Izayoi-senpai? —solté calma y estoica, llevándome una mano a la cintura, con la espalda mejor erguida que nunca antes. Vamos, sí puede que a la larga y esto me ayudaría a dejar de ser una jodida cría ingenua. Tras eso volteé a ver la entrada de la gran casa, ambivalente y sinuosa—; no vengas a preguntar por alguien y no decir tu nombre antes.

    Y la volteé a ver, con la cabeza algo ladeada demostrando así mi holgazana vibra de adolescente diurno.
    >>Es una mascarada, cariño—. Y me erguí como correspondía, dejando caer los brazos a mis costados con sutileza, empezando a dirigirme con un monótono resonar a la puerta de entrada—: Nadie te va a reconocer acá.

    Y me marché sin más. No obligaría a Izayoi-senpai a acompañarme, aún más teniendo en cuenta su tan... amable personalidad.

    Yo no era el cachorro de nadie;
    se supone que sé andar sola...
    Solo suposiciones, claro.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Había una nota atípica en la expresión de Altan que, si los ojos me funcionaban correctamente, podría pasar de suficiencia o soberbia a secas. No era una gran fan de ese tipo de actitud, siendo honestos, prefería mil veces a la gente más sencilla o humilde. De cualquier forma no acostumbraba andar juzgando a la gente por amor al arte y dentro de todo, de lo que conocía de él, me caía bien y eso. No solía pensar nada concreto o particular a menos que alguna mierda me atravesara directamente, digamos, el resto lo dejaba correr como lo que era: una pequeñísima parte del enorme mundo fuera de mi alcance, fuera de mi control y demás.

    Tuvo el detalle de halagar mi vestido y una chispa de genuina alegría se me coló en la expresión. Me mecí apenas de lado a lado, contenta, y la falda acompañó un poco el movimiento.

    Thanks, hon. ¡Es muy bonito, de verdad! Y eso que lo conseguí de una ex-sargento, eh, but that's a long story and I don't wanna bore you.

    Con la respuesta de Maze recuperé parte del teatro que me había montado al principio, con todo el rollo de decirme "mi Lady" y demás. No iba a negarlo, de repente estaba como quería y podría quedarme horas haciendo el tonto con ellos, si al fin y al cabo me caían bien y tenía muy presente mi objetivo de divertirme.

    Sure it is —concedí, echándome encima la elegancia inicial, y por seguir con el teatro nomás estiré mi mano hasta suspenderla frente a él, esperando que la besara—. Allow me to say, mi Lord, that you look exquisite tonight.

    No tenía idea de que Altan era, de hecho, un niño pijo y que eventos así le sentaban como anillo al dedo; bueno, quizás una parte de mí lo hubiera sospechado al detectar aquella chispa de soberbia pero, otra vez, no le concedí la importancia necesaria para formarme un juicio al respecto ni nada. El caso era que Maze y yo éramos el preciso tipo de infiltrado que disfrutaba de veladas así como la Cenicienta en su carruaje de calabaza. Un poco una ilusión, un poco en coña, pero nada debería negarnos el derecho de gozarlo en tanto durara, ¿verdad?

    At least 'till midnight.

    Los muchachos resulta que se conocían y encima de eso, estaban juntos en el proyecto. Les concedí una sonrisa amable al oír la coincidencia y miré a Maze al notar que él hacía lo mismo. El jade de sus ojos poseía una nota extrañamente cálida bajo aquella luz tenue, que encima destacaba como faros sobre el negro de la máscara. Esta vez el cumplido vino de su parte y asentí ligeramente con la cabeza, concediéndole una sonrisa modesta. Era una reacción un poco diferente de la que había tenido con Altan y fui consciente de ello, pero ¿qué iba a hacerle? Me eché un vistazo a mí misma tras oírlo y, aunque ya se lo había dicho, lo reafirmé.

    —Tú también, Maze. Bueno, no hermoso, pero tú me entiendes.

    Solté una risa breve y el cuerpo se me tensó brevemente al oír a Altan llamando a Alisha. Había creído reconocer su silueta de refilón, aunque no me molesté en confirmarlo ni nada, y que al pelinegro le diera por sumarla a la reunión me arrojó una genuina cuota de pesadez encima. Mi sonrisa se redujo a una pequeña, de mera cortesía, y me llené los pulmones de aire para liberarlo lentamente.

    Qué puto coñazo.

    Así y todo, tampoco estaba entre mis planes ser grosera de modo que me quedé allí, girando el cuerpo un poco para que Alisha pudiera integrarse al grupo si así le apetecía.
     
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  9.  
    Rojo FireRed

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    —S-Si, soy yo, todos piensan que soy parte del servicio así que mantengamos el parapeto —susurró, poniéndose a su lado—, en el caso de que suceda pues estoy trabajando pro bono.

    Se arregló un poco más el vestido dado todo el ajetreo, estaba en territorio desconocido y con casi certeza hostil, así que una presencia amistosa era favorable, Nagi era una chica de cabeza fría y con las cuestiones requeridas para soportar el fuego y las brasas, su compañía era más que bienvenida.

    —Eso deseo con ganas, tuve un encuentro con una chica que tiene la regla todo el día, todos los días, y una chica medio resbalosa hija de mamá y papá, así que... Ya sabes —siguió susurrando, de manera más precavida—, además, pecaré de tacaña pero no voy a gastarme un dineral en un vestido para una noche o alquilarlo, si capaz no vuelvo a venir a este lugar.

    De la noche a la mañana, Sakuya se encontraba en una residencia de altos vuelos, en el barrio más rico de Tokio, entre hienas y víboras, habrá algo que se pueda salvar, pero los lugares de lujo, además de sus dueños, que pueden ser legales y disfrutar de su ostentación, atraían a los carroñeros como basura a las moscas, lo peor, solían ser otros de su mismo estatus.

    Aunque era una excusa perfecta para liberar tensiones y relajarse un rato, no todo era malo, puede haber una caca de perro en el medio de la calle pero si no la pisas pues bien, es problema de otro, ya sabrán quienes se echarán cuchillo entre ellos.

    Apenas se empezaba a cocinar la fiesta, todos estaban cuerdos todavía, así que por lo menos había que conservar la calma.

    —Además todo esto me sirve para al menos conocer más de Tokio y merodear con mi hermano en el coche, ¿Me permite acompañarla, mademoiselle?

     
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  10.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Pues no tuve suerte con aquella puerta, aunque me pareció distinguir que se trataba de una habitación al mirarla de refilón y, nada, que no pude controlar la sonrisa sedosa que se me plasmó mientras cerraba la puerta de nuevo. Pero qué conveniente~

    Mi investigación se vio interrumpida por una voz masculina que me hizo girar la cabeza de golpe, genuinamente sorprendida. Igual capté su sonrisa de mierda al instante y la reflejé a mi manera en lo que terminaba de girarme por completo. Lo recorrí con la mirada sin ninguna clase de vergüenza y cuando volví a encontrar sus ojos, estiré el brazo enguatado hasta alcanzar el nudo de su corbata con el dedo índice.

    El jodido estaba de mucho mejor humor que el día anterior, solo había que verle, lo que significaba... que podía molestarle en paz.

    —Y tú sabes ponerte bien la corbata, what a night full of surprises~

    Deslicé el dedo hacia abajo, hacia donde el traje me permitió que por desgracia no era mucho, y dirigí la mirada hacia los otros dos después de retirarlo y devolver el brazo a mi espacio personal.

    >>You look great too, Maze. Y me alegra que hayas encontrado un vestido, Sashie, white suits you —les dediqué a ambos una sonrisa más suave y no tardé mucho más en volver a centrarme en Altan—. Siempre un honor recibir el halago de un niño rico~

    Levanté un poco la tela de la falda con mis dedos para hacer una de esas reverencias que se veían en las películas, sin ninguna pizca de ironía porque la verdad es que le estaba pillando el gusto a aquel teatro, y aproveché para mirar alrededor al incorporarme. De repente en la sala había aparecido también la chica aquella del servicio, un pelirrojo extravagante como él solo y... venga, esa niña tenía que estar en primero. Me constaba que también ellos habían recibido invitaciones, pero genuinamente no esperaba que ninguno se apareciese por el sitio. Me hizo bastante gracia la idea, pero por el momento preferí disimularlo y seguir con lo mío.

    >>Asumo que Kitty Kat quiere que vayamos al salón, así que estaba buscándolo. No os molesto más... aunque si queréis acompañarme, pues bienvenidos sois~

    Había conseguido mi objetivo principal por el momento, ¿cierto? Llamar su atención. Así que digamos que nada más me retenía ahí, mucho menos cuando sabía que no era bienvenida. Pero tampoco iba a ser maleducada, que Kat seguro me regañaba si no estaba a la altura~ Así pues, tras el anuncio volví a darme media vuelta y seguí mi camino, atenta por si me seguían pero poco más.
     
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  11.  
    Zireael

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    Contuve el ronroneo que amenazó con surgirme junto a la sonrisa cuando sus manos fueron a parar a los costados de mi cuerpo, poco me importaba realmente si la cosa era mera inercia, una reacción automatizada o la mierda que fuese porque la verdad es que los tres nos movíamos de esa manera así que no esperaba nada diferente tampoco.

    Enredé mis dedos detrás de su nuca y me quedé allí como si nada, incluso cuando habló y profundizó el acento porque le salió de los cojones. Obviamente el idiota iba a notar la presencia de Alisha, total que los estúpidos parecía una maldita bola de chicle barato mascada al punto de ponerse tiesa.

    Solté mis manos detrás de su nuca, deslicé los dedos por su piel adrede, y luego el otro siguió con el numerito, como era de esperarse, me ofreció el brazo incluso. En un día cualquier lo hubiese bateado como una campeona, me hubiese ido por dónde aparecí y ya, pero la verdad es que algo que sí me quería montar el teatro de principio a fin. Enredé el brazo al suyo y básicamente lo arrastré dentro.

    Welcome, sir~ —dije apenas puse un pie dentro de la casa.

    Había estado atendiendo unas llamadas fuera de la casa en lo que entraron las primeras personas así que no fue hasta que entré con él que le eché un ojo a los presentes allí dentro. La pelirroja de la clase de Alisha, que para sorpresa de nadie estaba en compañía de Mason y, bueno, ¿no era ese el alemán? ¿Qué hacía sin su conejito para empezar? Luego estaba la chica rara del servicio, la mocosa castaña amiga de Kurosawa que nada debía estar haciendo allí, el estirado de Cayden y vaya sorpresas me estaba llevando, porque allí bajo la máscara de kitsune había reconocido los ojos de fuego de Shiori.

    Qué atrevido poner un pie en esta casa luego de haberme abofeteado.

    Solté el brazo de Wickham con una delicadeza estúpida, parte del teatro de nuevo, pero eran gestos que tenía todavía archivados en la memoria de la educación de niña ricachona heredera de una compañía que había recibido.

    Make yourself at home, sweetheart.



    Altan 2.png
    Así como apareció la chispa no duró demasiado como tal, tampoco fue que se extinguió por completo pero sí se redujo hasta, digamos, lo aceptable cuando vi la alegría que le cruzó por la cara con el cumplido. Había sido casi protocolo, pero ahora me alegraba de haberlo dicho, allí estaba la chica meciendo la falda del vestido, feliz como una cría.

    No jodas, estaba hecho un blando.

    Wait, ¿ex-sargento?


    Enarqué las cejas al escucharla pero no pregunté nada teniendo en cuenta que ya había regresado la atención a Maze, bueno, tampoco podía juzgarlos demasiado si los dos parecían en su salsa y en sí tampoco veía alguna intención particular en Mason, para variar. El teatro siguió, claramente, y paseé la vista por la estancia porque no era yo ningún voyeur.

    Al menos que supiera hasta el momento.

    Mason tomó la mano que la chica le extendió y, como era de esperarse, le dejó un beso en el dorso. Podía ser idiota de verdad, pero al menos seguir un papel se le daba mejor que la escuela general y también el lidiar con la gente, el idiota tenía una facilidad increíble para revolverse con cualquier persona, digamos que era bastante maleable.

    Thank you, darling~ —respondió, bastante sedoso a decir verdad—. Ya verás, seguro nos divertimos un montón hoy.

    No había notado la tensión de Sasha cuando llamé a la gringa, la verdad, de haberlo hecho quizás me hubiese apartado un poco o algo. Digamos que la redhead me había salvado un poco el culo, no iba a incomodarla por deporte, además tampoco tenía idea del pollo que se había formado entre esos tres el mismo día que el duende-no-tan-duende se apareció en el gimnasio.

    Que ya no me tensara de forma visible bajo el tacto de la gringa era porque no podía ser tan puto hipócrita, pero no era que me hiciera particular gracia que anduviera de mano suelta, tampoco que me echara el ojo con semejante descaro pero qué coño podía hacer uno para decirle a Cerbero que se quedara quieto.

    Como si no lo supiera ya bien.

    Me encogí de hombros ante su comentario, restándole bastante importancia, y solté un suspiro algo hastiado al sentir que deslizaba el dedo hacia abajo.

    Malditas gringas mano suelta, de verdad.

    —Gracias, Ali —respondió el otro como si nada, con una sonrisa en el rostro.

    Solté una risa por la nariz cuando la rubia regresó la atención a mí para soltar la estupidez de que siempre era un honor recibir un halago de un niño rico y no sé qué, lo cierto es que para ser una completa estúpida había unido algunos puntos con bastante velocidad, porque yo no le había dado información adrede para que asumiera un poco de mierdas que daba por sentadas, entre ellas lo de que estaba forrado.

    Estiré el brazo y le señalé la puerta del salón, si es que la tenía en la cara apenas entrar, si quería husmear toda la casa que lo dijera abiertamente, no era que le quedara vergüenza a la cabrona de por sí. De cualquier forma la dejé irse, ya se había llevado la atención que obviamente quería y no pretendía andar detrás de ella ni de coña, tampoco Mason hizo por dónde seguirla así que supongo que la última palabra la tenía Sasha.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Alisha, efectivamente, acabó uniéndose al grupo y no necesité mirarla más de dos segundos para que le echara mano encima a Altan. Me contuve de rodar los ojos y crucé los brazos bajo el pecho, desviando mi atención hacia cualquier punto del pasillo que no fuera, bueno, ellos. ¿Siempre iba a acabar de puto voyeur con esa cabrona? Primero con David y ahora Altan. Cada vez entendía menos qué había tenido en la cabeza al pensar que podríamos ser amigas.

    Los dejé ligar o la mierda que estuvieran haciendo sin meterme realmente, luego oí que le hablaba a Maze y por último se dirigió a mí.

    Thanks —fue lo único que dije, seria y en voz plana.

    ¿Estaba siendo demasiado rígida? ¿Había sido para tanto? No tenía idea, honestamente, y de momento tampoco me interesaba echarle un vistazo a mis decisiones. Al final la rubia encaró en dirección a una puerta y alterné la mirada entre Altan y David, bastante confundida. ¿Qué? ¿Por qué no iban? Si se llevaban bien y toda la cosa, tampoco quería ser la amargada que los retuviera sólo porque era incapaz de dejar correr rencores estúpidos.

    Y luego me las daba de no rencorosa.

    No quería que se quedaran sólo por mí, ese era mi punto. Ni siquiera los conocía tanto como para merecerlo o lo que fuera, menos quería convertir eso en una contienda de elección. Logré relajar el semblante, les concedí una sonrisa bastante convincente y les palmeé un hombro a cada uno.

    —Vayan, vayan, yo aprovecho y paso al baño. Luego los alcanzo~

    Era un poco curioso que siempre acabara huyendo, ¿no? Bueno, si llevaba tres años sin hacer amigos de verdad probablemente tuviera que ver conmigo.

    O quizá fuera mi culpa a secas.

    El caso es que realmente me incomodaba la idea de ponerlos en esa situación, en especial cuando Alisha nos había invitado a acompañarla. ¿Con qué derecho los retendría o algo? Les concedí una última sonrisa animada antes de girar sobre mis talones y en el breve recorrido por el pasillo le eché un vistazo a las personas que había allí. No reconocí a ninguna y probé con la primera puerta junto a las escaleras.

    Venga, si sería mi día de suerte o algo. Era el baño.


    Joey.png

    Pero bueno, si el tanuki estaba en su jodida salsa de la nada. Iba a tener que aprovechar la noche, que tan dispuesta parecía estar a tolerar mi compañía. De repente me pregunté si su cachorrito se aparecería o si habría hecho un buen trabajo espantándolo.

    Eh~ A veces podía ser tan cabrón.

    Se subió al carro del teatro y atravesamos el jardín como una parejita de lo más elegante hasta alcanzar el interior de la mansión. Vaya, era mi primera vez en la casa de Katty-chan. Eché un vistazo alrededor, soltando un silbido de admiración, y al advertir que liberaba mi brazo regresé los ojos a ella. La miré con cierta suavidad acentuada por la iluminación ambiente.

    Thank you, dear —ronroneé, brindándole una sonrisa melosa que te cagas—. I will~

    Le presté atención entonces a las personas que había allí, justo cacé una cabellera pelirroja perdiéndose tras una puerta y chasqueé la lengua. Ah, mierda, esa seguro era Sasha. Había perdido la oportunidad de molestarla un rato. Luego estaba Alisha metiéndose a una habitación como pancha por su casa, un pelirrojo aquí, un pelirrojo allá, y el alemán disfrazado de pajarito. Una risa extraña vibró en mi pecho y consideré la idea de acercármele pero vaya, no estaba seguro cuán prudente sería eso. ¿Mejor ahora sobrio, que después borracho? La estupidez me arrojó un recuerdo al frente de la memoria y acabé por decidirme.

    Evening~ —saludé en el tono suave de siempre, ejecutando una reverencia teatral frente al pelirrojo y Sonnen—. Welcome, gentlemen.

    ¿Les estaba dando la bienvenida como si fuera mi puta casa? Bueno, sí.

    Le concedí una sonrisa elegante al pelirrojo antes de reparar con mayor detalle en Altan. No tenía idea qué sabía y qué no, pero yo sí contaba con cierta información y de repente me apetecía actualizar el dash.

    —Eh, nos volvemos a topar en una fiesta, Sonnen. A ver si esta vez te evitas los seis shots de alguna manera~

    ¿Suicida?

    Definitivamente.
    —¡Ah! ¡Dónde están mis modales! —Viré mi atención hacia David de nuevas cuentas—. Wickham, Sir, Joseph Benjamin Wickham. And you are...?
     
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  13.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    No fue hasta que Sasha le respondió a la gringa que los hilos se desperdigaron, parecieron caer de ninguna parte y unieron a esos tres de golpe. Yo estaba unido a ellos también, pero en ese momento no venía a cuento.

    No quería ser ella la que nos retuviese de ir con Alisha, la cosa era que pensar que nos estaba reteniendo era bastante errado por decir lo menos, al menos yo no tenía ganas de seguir a la jodida tonta. De cualquier manera ni me dio tiempo de decir nada, tampoco a Mason aunque no parecía tener intenciones de hacerlo, se fue con intenciones de buscar el baño y ya.

    —¿Pretendías seguir a Welsh? —pregunté con tono monocorde, ahora que la pelirroja no estaba.

    Do I look that stupid?


    —Actually yes.


    Con el rabillo del ojo, bajo la iluminación tenue, noté un destello de dorado revuelto con rojo y no me molesté en comprobar como tal de quién se trataba. Aunque había creído distinguir la voz de Akaisa de por sí, revuelta con las otras, desvié la vista a otras mierdas.

    Pasé de su existencia y de cualquier otra persona hasta que por algún motivo mi vista viajó hasta Dunn, con los ojos amarillos resaltando como putos faros clavados en algo que aparentemente se acercaba a nuestra posición.

    El algo no se hizo esperar.

    ¿No sería suicida este puto imbécil?


    Eché la espalda en la pared más cercana, deslicé las manos para hundirlas en los bolsillos y detallé sus movimientos al hacer la reverencia. Mason hizo más o menos lo mismo, pero posiblemente por reflejo nada más.

    Una risa baja me vibró en el pecho ante el comentario del maldito inglés, que de por sí había sido el hijo de puta que me tiró a beber un sexto de botella.

    Como el estúpido juego fuese a empeñarse en lanzarme con ese idiota, siendo que esa noche había más gente, seriamente iba a tener que preguntarme qué había hecho precisamente para merecer semejante karma.

    Well, the list is quiet long but still.

    Me daba asco verlo, para qué mentir, me repugnaba de formas que solo pensar en describir ya parecían una red flag. Lo más cagado es que parecíamos putas copias de carbón, ¿no?

    Si ponían a algún idiota al azar a buscar las siete diferencias como en los juegos esos que venían en los diarios seguro llegaba a la quinta y se quedaba en blanco, buscando las dos faltantes al punto de la locura.

    Tendría nombre de Lord el estúpido, pero no dejaba de ser un puto campesino creyéndose la última Coca-Cola del desierto.

    King of Nothing.

    Modales. Bueno, reconozcamos que ese fue un buen chiste.


    —David Mason —atajó el otro luego de su presentación—. Lamento informar que mis padres me dejaron debiendo el nombre de Lord, pero la próxima que me pregunten podría tomar prestado el tuyo.

    Dos estúpidos en su ambiente natural, ¿no? ¿Alcanzarían a formar una neurona entre los dos?

    —Felicidades, Wickham—comencé como si nada—, al menos puedes fingir que tienes clase.

    Le eché un vistazo rápido al reloj, pasaban unos cuantos minutos de las siete.

    —¿Cuánto podrá durarte? —Para la ira que me cargaba encima la verdad es que no la estaba proyectando, más bien parecía que me estaba divirtiendo como un puto cabrón—. ¿Entre una y tres horas como mucho? Teniendo algo de fe estúpida.

    Regresé la mano al bolsillo y le solté una sonrisa de suficiencia. La verdad es que si no hubiese sido por el rato de la azotea el día anterior posiblemente le hubiese reventado la nariz contra la pared incluso si Jez se encabronaba conmigo el resto de su vida o si terminaba llevándome una paliza también.

    ¿Ahora? Bueno, igual se me antojaba pero podía dejarlo correr.

    Noté una cuota diminuta de tensión en Mason, que era un puto escaner de conflictos prontos a ocurrir, pero en sí pareció una reacción automática sin mucho fundamento o algo así quise pensar. El fuego que Anna me había prestado estaba repiqueteando al consumir la madera y cuanto tenía al alcance, una vez el agua cubierta de petróleo lo alcanzara ni siquiera iba a necesitar poseer el fuego yo mismo para desatar el incendio, aunque faltaba bastante para eso en tanto Lord Chaos aquí presente no me tirara a una piscina de vodka o alguna mierda del estilo.


    Yo: yeh las rolas francesas me están metiendo en mood
    Yo en el segundo cero en que Joey se le acerca a Al: *pone sus street songs a todo volumen aunque sea una mascarada porque violence waits for no men* SO BE CAREFUL HOW YOU TALK TO ME CUZ THERE'S ONLY ONE KING
     
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  14.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    La miré de reojo cuando me mencionó lo del servicio, para no demorar en volver a centrar mi visión al frente. El comentario no m había generado nada, pero era consciente de que cómo alguien la ofendiera delante mío... no solo se estarían metiendo con ella, obvio. Entramos y no demoré en arrinconarme hacia el lado derecho, pero tampoco tan idiota para que, en caso de que se nos acercaran, no pudiéramos marcharnos por encerrona. Diablos, que agotador andar preocupados siempre de qué harán o no harán los demás.

    De toda formas, centrarme en la voz apacible y estoica de Izayoi lograba que mantuviera sin problemas mi rostro serio y monocorde, libre de cualquier tensión u arruga, pero lejos de mostrarme si quiera un poco amable. De todas formas, cuando me mencionó lo del encuentro me quedé mirándola de costado, sin ponerme frente a frente; lado a lado mirándola de reojo, para así poder encarar a cualquier idiota aburrido que se nos fuera a acercar, siempre con las manos una sobre la otra. No es que me tuviera mucha fe a mí misma, pero Izayoi sí que era bonita, y teniendo en cuanta su traje de maid...

    uhg...
    Los pervertidos nunca faltaban.
    Ya lo había dicho, pensado y decidido: No volvería a callarme, mucho menos a permitir que me pasaran por alto. Siempre que estuviera con Izayoi, tenía la confianza de que nada nos pasaría a ninguna de las dos.
    —Muchas personas son incapaces de ver con los ojos, senpai —musité sin mayores problemas, me tuvo que haber escuchado, pues a pesar del ruido ambiente, el bullicio aún era leve. Mis ojos por mientras viajaban de acá para allá, memorizando cada traje que veía, solo por sí las moscas—. Este es mi único vestido de gala, y no lo tengo por voluntad propia —continué con mi voz sobria y plana, para luego voltear un poco el rostro y alzar el mentón, de tal forma podía sostener la mirada oculta de Izayoi tras su máscara.
    >>Mí mamá me lo compró sin siquiera tener en consideración mis gustos o sentimientos al respecto.

    Y mi mirada volvió a divagar entre las aglomeraciones aisladas; buscando cualquier indicio de grupo, amistad, aliados: Mafias o bandas. Al final del día, las palabras de alivio que me brindó Horiazana no funcionaron para sacarme el estigma de la cabeza.
    >>Así es ella —concluí con simpleza, a lo anterior dicho.

    Nagi B.png

    La gran sorpresa que me significaron sus primeras últimas palabras no se reflejaron para nada en mi actual rostro inexpresivo, pero poco duraría todo eso. ¿Qué sí la permitía acompañarme? Cariño, nadie pregunta eso. No a mí, por lo menos. La sonrisa amplia, puede que hasta ladina, no se ocultó, pues era prácticamente imposible; por lo menos mis cejas y ojos seguían tan apaciguados y poco claros, cosa que me daba cierta ventaja en esta fiesta de máscaras e hipócritas.

    Caminé con calma, haciendo sonar la suela de mis zapatos con precisión, siempre con la sutil sonrisa sobria; tomé su mano derecha al mismo tiempo que me inclinaba en una elegante reverencia, llevando mi brazo desocupado tras mi espalda con pulcritud y precisión. ¿Había hecho esto alguna vez? No, pero veía anime y manga todos los días, leía cosas "inútiles" todas las tardes, tonteaba un montón con Natsume y Haruka....
    en aquellos buenos tiempos.
    Mis labios besaron con suavidad su mano, de manera casta y no demoré en alzar la vista, manteniendo un pie detrás del otro, otra mano tras la espalda, y la posición inclinada con rectitud de mi espalda. Ladeé la cabeza, sonriéndole amplio y suave, entornando la mirada, pero a saber sí lograría ver eso último ella.
    —¿Cómo negarme a tan linda doncella, Izayoi-senpai?

    Y tras eso me erguí con ligereza, cerrando los ojos y llevándome el dorso de la mano a la boca, para soltar una risa aterciopelada, melodiosa y dulce.
    >>Jajaja, ¡bueno, dejémonos de tonterías!— Me llevé las manos tras la espalda, balanceándome con livianidad de atrás hacia adelante, feliz le brindé una sonrisa a la senpai—, ¿a dónde quieres ir primero?— Y volví a cerrar los ojos, risueña— ¡Tenemos un castillo por descubrir, amiga!

    Vaya, y eso último lo solté sin siquiera pensarlo.

    Bueno, qué más da.
    Izayoi me caía bien.
     
    Última edición: 5 Marzo 2021
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    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Chasqué la lengua, satisfecho con mi análisis. Me había quedado a un lado, con la espalda en la pared y los brazos cruzados sobre el pecho, el bastón colgado en uno de mis antebrazos. Uno no podía largarse así como así en estos eventos. Había que detenerse y observar. En especial cuando uno era nuevo, y no tenía idea de las idiosincrasias sociales que había en este ambiente. Y chango, vaya que había.

    Lo primero que me quedó claro era que, o todos eran yankees o ingleses, o todos eran unos pijos. Tal vez era una combinación de ambos. Caminando como si todo el mundo les perteneciera, metiendo frases en inglés, e insultándose de la forma más social posible. Era increíble. Podría estar en un documental sobre como los mocosos de clase alta estaban a un paso de abrazarse o apuñalarse. Fascinante, sinceramente. Era como estar viendo una serie, la verdad. Tenía para hacer dulce. Y que a nadie le cupiera dudas que iba a hacerlo.

    Otra cosa que me llamaba mucho la atención era que de todos los presentes, al menos de los que había podido observar, solo cuatro o cinco habían venido para divertirse de forma normal. El resto parecía que tenía que cumplir una especie de contrato social, a afilarse las uñas, o algo similar. Así parecían ser todas las fiestas de alta alcurnia, se ve. Su principal función no parecía ser la de pasar un buen rato y distenderse, si no utilizarse como otra oportunidad para insultarse de manera sutil. Me relamí los labios. Exquisito.

    Sin embargo, no estaba en estos momentos con la energía para esos juegos. Necesitaba desembarazarme un poco del estupor social que traía encima. Lamentablemente, parece que Lena había decidido no venir al final. Una lástima. No había podido disculparme durante todo este tiempo, pero que se le iba a hacer. Siempre había otras oportunidades.

    Algo de la pelirroja me había llamado la atención. Y no era la manera en la cual estaba vestida, que había que decir, estaba magnífica. Nadie podía negar eso, y el que decía lo contrario estaba mintiendo. No, el tono de voz y la forma de caminar se me hacían conocidos. La observé discretamente mientras se desembarazaba de los dos abejorros y se retiraba. Ella también parecía tener sus melodramas. La tensión en el aire se había vuelto palpable, al menos para mí, cuando al otra rubio ruidosa llegó. ¿Qué historia habría entre el alemán con máscara de cuervo, los dos pelirrojos, y la rubia? Estos chismes no se me podían escapar. Parecía que los muchachos se dirigirían al salón con la rubia. Me parecía un buen momento.

    Chasqué los dedos al recordar en donde había visto a la muchacha del vestido blanco antes. Me separé de la pared empujándome con la espalda, y ayudándome con un bastón que no necesitaba, caminé de forma tranquila y distraída hacia el baño. Me apoyé al lado de la puerta, y adopté una pose despreocupada, como si estuviera esperando a alguien. Y de hecho, lo estaba haciendo. El tema era que la otra persona no tenía idea todavía.

    — Interesante fiesta, la verdad. Ni siquiera empezó, y ya puedo notar hostilidades, asperezas, y sutiles miradas como dagas entre los invitados.— comenté en voz alta, en cuanto la chica salió, mientras fingía tener un interés atrapante por uno de mis guantes. Giré mi rostro y le dediqué una encantadora sonrisa.— Supongo que no es buena manera de empezar lo que debería ser una velada agradable, ¿no es así?

    Me separé de la pared, me deslicé por el suelo, e hice una reverencia de casi noventa grados. Si algún cortesano viajero en el tiempo de la época del Renacimiento me veía en ese momento, sus ojos hubieran lagrimeado por la perfección de la misma. El brazo izquierdo cruzado sobre el pecho, con el cual me había sacado la chistera en un fluido movimiento, el brazo derecho estirado completamente y elevado ligeramente, con el bastón en la mano. Pierna izquierda delante, pierna derecha flexionada, y cabeza gacha. Era todo un espectáculo.

    Me incorporé, con una sonrisa que mostraba los dientes de manera poco amenazante, lancé el sombrero sobre mi brazo, lo golpeé con el codo para elevarlo, y lo ataje cuando estaba sobre mi cabeza, para ubicarlo en la misma. Le extendí la mano.

    >> Sanji Allende. No creo que me recuerdes, pero yo a ti sí. El café que sirven es medio desabrido, pero no es justo compararlo con otras experiencias que tuve con mi hogar. Eso sí, su panificación es exquisita. Vale la pena soportar lo primero por lo otro.

    Me quité una mota de polvo invisible del hombro.

    — Lamento irrumpir tu camino de esta manera, pero verás, me encuentro algo aburrido. Y comenzar a mezclarme con varios de los presentes siento que sería igual a meterme en un nido de serpientes. Y la noche es muy joven como para envenenarse, ¿no lo crees? Además, no puedo inmiscuirme en esos círculos con las manos vacías. ¿Quieres soltarte un poco de la tensión que sentí hace unos momentos cuando apareció la rubia? Un poco de charla tampoco me vendría mal.

    Me apoyé en el bastón, con las piernas abiertas, como si fuera un presentador de circo y le sonreí.

    >> De pelirrojo a pelirroja. Somos una especie en extinción. Tenemos que ayudarnos mutuamente, ¿no crees? O de camarera a ex-camarero, si así lo prefieres. No me vendría mal comenzar a hacer amigos. Y a ti tampoco desestresarte un poco. Entonces, ¿qué opinas?

    Gigi Blanche there, tocho. No puedo escribir poco con este sujeto, se ve (?
     
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  16.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Honestamente no había tenido nada que hacer en el baño, sólo entré y me observé en el espejo un rato. De frente, de espaldas, me acomodé un poco el cabello de pura manía —aunque estuviera todo en su lugar— y deslicé las manos sobre la tela del vestido, luego ajusté la máscara. Era bastante infantil comportarme así, rehuyendo como un crío asustadizo o que no quiere socializar con los tíos que aparecieron en su casa de repente, pero bueno. Era lo que había, suponía.

    Ya olvídalo, Sasha.

    No vale la pena.

    Salí del baño y giré el rostro inmediatamente hacia la voz que había empezado a hablar tan cerca mío, como si se dirigiera a mí. Era el muchacho que parecía director de circo, entre el saco largo de ¿terciopelo? La máscara de zorro, la galera, el bastón. Vaya personaje. Encima al dirigirse a mí de la nada, en medio de aquella mansión, era como la escena de la película donde por fin aparece el personaje misterioso que guiará al protagonista por las peripecias de la historia. Oí sus divagaciones con una sonrisa ligera impresa en el rostro, mientras él le prestaba tanta atención a sus guantes; luego finalmente me miró y detallé el verde tan brillante de sus ojos. Venga, pero si no sería esa una sonrisa de lo más encantadora.

    Era todo un personaje, indeed.

    —Es de mala educación espiar conversaciones ajenas, Monsieur —le reproché, aunque no apareció molestia real en mi semblante ni nada similar.

    No sabía a qué venía su repentino interés por hablarme, pero lo dejé correr porque parecía bastante atípico y me generaba curiosidad. Quizá no fuera más que un idiota intentando llamar la atención, pero podía descubrirlo antes de asumirlo, ¿verdad? Se despegó de la pared para ejecutar una muy elegante reverencia y la sonrisa regresó a mi rostro, bastante más ilusionada que antes. Había que ver la fluidez de sus movimientos, parecía que había hecho eso cientos de veces. A este ritmo iba a convencerme de que era un director de circo colado en la fiesta o algo así.

    Volví a recibir su sonrisa y ya me había subido al carro de su mini show, para cuando hizo aquel truco veloz con su sombrero se me escapó una risa breve, sumamente entretenida. Acepté su mano con movimientos vagos, como si no lo estuviera pensando ni nada, y oí su presentación. Alcé las cejas al comprender a qué venía su aparición misteriosa. ¡Ah! Debía haber ido al café un par de veces. Entorné los ojos, fingiendo escepticismo, al quejarse sobre nuestro café, pero de todas formas asentí emocionada cuando halagó los panecillos de Saki. ¡Tenía toda la razón! Saki era la mejor repostera del mundo.

    Igual no me dejaba ni meter bocadillo en medio de toda aquella presentación tan teatral, por la velocidad con la que transcurrían las cosas. Me recordaba también a la agilidad de los magos, que no te permiten procesar lo que hacen a tiempo para deslumbrarte con sus trucos que, al final del día, no dejan de ser juegos de manos. Cumplía el mismo efecto, digamos.

    Bueno, supongo que ya no había mucho espacio para molestarme al confirmarme que había notado lo que pasó con Alisha y demás. ¿Tan evidente había sido o él nos había puesto más atención de la que debía? Como fuera, ¿no había estado en el baño hacía cinco minutos reprendiéndome por enfurruñarme como chiquilla? Mejor dejarlo correr.

    ¿Cuántas veces me lo tendría que recordar? Estaba ahí para divertirme.

    —Así que trabajabas de camarero —rescaté de todo el monólogo que se había montado, relajando la espalda sobre la pared—. ¿Aquí en Tokyo? Digo, por tu nombre y eso, ¿eres de otro lugar? Ah, yo soy Sasha, por cierto —me presenté, suspendiendo brevemente una mano sobre mi pecho—. Sasha Pierce. Bonito atuendo, pareces salido de The Greatest Showman.

    Y si lo pensaba dos segundos, la verdad que ese nombre también parecía pegarle.

    Luego respondo con Joey <3
     
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  17.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    El chico no respondió exactamente como me hubiese gustado pero bueno, le podía perdonar porque así de cerca... era un poco rarillo. O sea, Kat cariño, pídele a tu servicio que se afeite estos bigotes de actor porno, de verdad lo digo.

    Aunque bueno, podía perdonarlo si me ponía una botella de champán delante de la cara. ¿Qué podía decir? Era una chica fácil de convencer~

    Acepté la copa sin mucha queja y esperé a que me sirviese el contenido de la botella con una sonrisa ligera. ¿Un juego muy popular entre jóvenes y que necesitaba una botella vacía? Ah, pero bueno Katty-chan, so nostalgic~. Levanté la copa en cuanto el chico dejó de servir y le guiñé el ojo, un poco porque sí, porque me salía solo todo el asunto, antes de darle un trago.

    Me giré en un movimiento fluido y rehíce mis pasos hasta la puerta del salón, levantando la copa en cuanto estuve a vista de todos y dándole golpecitos al cristal con las uñas de la mano contraria para llamar su atención.

    —¿Un poco de champán rosado, queridos~?

    BELU GET THAT REFERENCE
     
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  18.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Catherine Whitman


    Cruzó sus piernas con una sonrisa en el rostro asintiendo con lentitud ante las palabras de Morgan, le encantaba, claro que le encantaba saber aquel pequeño detalle, hacia que todo estuviera en un mood más de fantasía si es que eso podía ser posible. Todo el camino se mantuvo mirando por la ventana sin perder en ningún momento aquella sonrisa en sus labios hasta que escuchó hablar a Morgan de nuevo, procurando tener la música algo suave para poder escucharla a la perfección.

    No la había imaginado dentro del club de lectura pero, ahora tenía un dato más que guardar de ella y eso... eso siempre era bueno.

    —Una gran, gran mansión...—Murmuró sin intención de hablar bajo como Morgan. Quizás había imaginado una casa cara, grande, moderna, pero...no algo de ese estilo, podía imaginar perfectamente aquel siendo un escenario perfecto para alguna película sobre alguna clase de fábula

    Afianzó su agarre en la mano de Morgan luego de aquel bonito detalle y alzó su mano para poder darle un beso en el dorso de esta, sintiendo apenas el calor de sus mejillas y reir con suavidad, arrastrándola hacia el pasillo para poder adentrarse más a aquella fantasía.

    —Ya soy quien quiero ser~ im just im princess mode right now~

    Y en ese momento, todo estaba fantástico.
     
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  19.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Ver su sorpresa, a pesar de que la mascara lograba ocultar lo suyo, solo me borró la sonrisa para verla con una expectación neutral, algo curiosa. Aquel gesto duró poco, porque la chica no demoró en agarrar mi brazo con la confianza que parecía natural en ella, mis ojos se abrieron como platos tras mi propia máscara; inhalando hondo, pero imperceptible. Centrarme en caminar sin tropezar logró distraerme lo suficiente para que la sangre se quedara circulando como correspondía y no se estacionara en mis mejillas.

    ¿Que... también estaba linda? Pu-pues bueno, no es algo que me cuestionara, ni de cerca; a pesar de eso, aparte de Lily, creo que nadie me había halagado de tal forma. Y de haberlo hecho, no fue para nada significativo, sí no lo recordaría... supongo.

    Los zapatos repiquetearon y yo logré seguirle el paso sin mayores problemas, y bueno; fuera de todas las divagaciones, apenas procesé su idea no evité llevarme el dorso de la mano libre a la boca, a cierta distancia, para cubrir la risa melódica y de genuina alegría que me salió, cerrando los ojos en le proceso. No demoré en abrirlos, dándole una mirada de reojo a la chica, confiando casi a ciegas en su guía.

    —Pues supongo que tendremos mucha competencia, ¿no? —solté con mi voz monocorde, pero esta vez tenía una que otra diferencia, leves, pero ahí estaba; la jocosidad aterciopelada, algo condescendiente, y la sonrisa rozando lo felina. No estaba pensando en verdad; la chica me había arrastrado y yo solo le seguí la corriente...

    Supongo que así funcionaba, ¿no? El mar embravecido solo surgía sí el cielo bramaba, los maremotos tras el sacudón del suelo marino... Pero no tenía por qué todo ser un caos; la fuerza, la rapidez y el sonido podían ser sinuoso, tales riachuelos y ríos.

    Me detuve apenas cruzamos al pasillo, calmada sin despegarme del brazo de Yumemi, bastante acomodada la verdad, pues ya la tenía practicante atada a mí al usar ambas manos para aferrarme con suavidad. Miré con un rápido movimiento de pupilas a todos los presentes, para luego voltear a ver a mi acompañante ladeando un poco la cabeza, con la sonrisa calma y sobria en mis labios.
    —¿Ves? Tendremos que idear un buen plan sí deseamos ser vistas entre tanta parafernalia —hablé con suavidad, pero algo de emoción se colaba en mi voz.

    ¡Oh, vamos! ¿No te estabas yendo un poco por las nubes, Margarita? Que era solo mostrar, no ir con bombos y platillos...

    Pero bueno; que decidiera Yumemi cuanto lucirle.
    Al menos su conjunto y carisma sí eran dignos de admiración.​

    XD Bueno, que se está animando esta chica.
    Amane uwu <3
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    Au contraire, ma belle fleur.— repliqué, con un acento francés perfecto, y le guiñé un ojo.— Solo es de mala educación si te atrapan.

    No tenía ni la más pálida idea de francés. No sabía leerlo ni escribirlo. Si me mostraban una frase estilo "Chico busca chica" en francés, probablemente me la quedara observando con la mente en blanco. Sin embargo, sí había aprendido algunas frases y formas de conversar gracias a un par de mochileros franceses que habían parado en el hostel de mi abuela. Los había molestado lo suficiente como para que me enseñaran. Era muy efectivo con adolescentes latinoamericanas de clase alta. Siempre te dejaban propinas de más.

    Disfruté por dentro las distintas expresiones que la muchacha soltaba a medida que mi presentación avanzaba. Amaba ver las reacciones que le causaba a la gente. Me nutrían el alma. Ojalá se pudiera vivir solo de eso. Lamentablemente, "ser el centro de atención" no era una profesión muy respetada en todos los círculos, bueno, humanos. Tal vez tendría que probar cosas más esotéricas, pero eso quedaría para después.

    Sasha.— dije, como si estuviera saboreándolo en mi boca, de la misma manera que uno cata un vino de alta calidad.— Hermoso nombre. Fácil de decir. Fácil de recordar. Con cierto tono musical unido. Me encanta.

    Me acomodé el traje con los hombros, y le di una voltereta en la mano, para luego ubicarlo sobre mis hombros.

    — Muchas gracias, Sasha. Se me ocurrió que tenía que combinar con la decoración del lugar.— comenté, abarcando el pasillo y su horrenda dedicación a una era de hace más de cien años atrás.— Es decir, después de observar bien esta invitación, era obvio que no nos esperaban simplemente con ropa "formal-sport". Y me dije: "Si quieren ir con toda la pompa, ¿por qué mejor no subirla al máximo?". Lamento, eso sí, no haberme venido más preparado. Hubiera traído a mi hija soltera para que fuera emparejada ahora en un matrimonio político con algún príncipe con una mandíbula que solo una madre podría amar.

    Lo último lo dije con una insinuación en la voz que parecía indicar un doble sentido a la frase. Le dediqué una sonrisa, que era una extraña cruza entre sorpresa y diversión.

    — ¿En serio? ¿Mi nombre es lo que delata que no soy de aquí? Vaya, mi imitación de un japonés nativo de verdad está dando frutos.— solté una carcajada liviana.— No, mi corazón. Obviamente no soy de aquí. Vengo de una tierra de lujuriosas junglas, azules mares, guerrillas, y tremenda inestabilidad política.

    Hice una pausa, sin perder la sonrisa, mientras pensaba.

    — Creo que acabo de describir Centroamérica y el norte de Sudamérica en su totalidad. Tendría que haber añadido lo del café, pero no quería echar sal en la herida. Soy de Colombia, la tierra del olvido, como dice la canción.

    Me saqué el sombrero con el bastón, y me puse a jugar con el mismo, lanzándolo al aire y atrapándolo.

    — Y fui camarero. De un hostal, que pertenecía a mi abuela. Aprendí allí el doble o el triple de lo que aprendí en toda mi época escolar en mi país natal. Y debo decir que la educación callejera sigue superando a la institucional, incluso aquí. Supongo que trabajar en un hostal en un pueblo de Colombia y en un café en Japón son algo distintos, pero al menos, nos une algo más que el simple color de cabello. Que debo decirte, es una proeza. Ver a cuatro pelirrojos en un solo lugar debe ser un evento histórico.

    >> Por cierto, amo tu vestuario. Me encanta el motivo de hojas por el cual te decidiste. Sobrio, pero elegante. Y el trabajo en tus uñas. Discúlpame el atrevimiento, pero no puedo si no admirarlas.— dije, tomando su mano delicadamente, y observando su esmalte. Sin embargo, se la solté de manera repentina, mientras suspiraba, mi expresión alegre por una derrotada.— Pero creo que hubo una confusión, la verdad. Esa era la razón por la cual quería hablarte.

    Miré hacia un costado, mordiéndome el labio, como si me costara y hasta me doliera decir lo que seguía.

    — Pero... ¿a ti te parece que tengo cara de Sasha Pierce?— dije, sacando del interior de mi traje su invitación, que sostuve a la altura de sus ojos agarrada entre dos dedos.— Quiero decir, podría ser una increíble Sasha Pierce, ¿tú qué dices? Pero no sé si tú te ves como un Sanji Allende. Te falta cierto je ne sais quoi que no logro captar. Pero no te preocupes, este engorro se puede solucionar de manera super sencilla. Simplemente, alcánzame la invitación que llevas tú, y la intercambiamos. Nadie se dará cuenta. ¿Qué dices? No quieres cargar con el peso de ser un Sanji Allende, ¿verdad?

    Le tendí su invitación, con una sonrisa, para que la tomara. En cuanto lo hubiera hecho, taloneé de manera sutil, y deslizándome por el suelo con tanta facilidad como si estuviera flotando, me puse a su lado. Volví a ubicarme el sombrero en la cabeza con el bastón, y golpeé el suelo de vuelta con los talones.

    — ¿Qué te parece si vamos hacia el salón y continuamos la conversación allí? Creo que debemos seguir manteniendo las apariencias de fiesta refinada, y tenemos que ir allá a juzgar el vestido de alguna invitada o chismear sobre la horrible pareja que hacen aquellos otros dos. Y de paso, puedes contarme un poco más de ti. Supongo que un par de trucos de magia valieron para comprar unos retazos de tu historia. Así que, ¿qué me dices?

    Apunté hacia las puertas por donde la rubia había entrado y luego salido con una copa de lo que parecía espumante, y le dediqué una sonrisa a Sasha, invitadora.

    ¿Le había puesto rueditas a los tacos de mis zapatos? Ob-via-men-te. ¿Quién creían que era yo? ¿Acaso algún novato? No. Todo mi calzado tenía rueditas plegables, por si necesitaba moverme o salir de un sitio con elegancia y estilo. Era super incómodas para correr, pero nunca me había hecho mucha falta, la verdad. No iba a empezar ahora.
     
    Última edición: 5 Marzo 2021
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