Spin-off Cabaña del bosque [Pokémon Rol]

Mimi Honda

El resto de la conversación se tornó cuanto menos... interesante. Enarqué una ceja al ver a Liza tomar una de las botellas de la mesa y leer su etiqueta. ¿Licor? ¿White iba a cometer la misma estupidez que yo? ¿O realmente estaba buscando el valor que no tenía para hablarle a Nikolah de sus sentimientos?

Volví a pisarle el pie bajo la mesa, irritada. Y no supe si fue por su insinuación de que tenía que mantenerme vigilada o si porque realmente pretendía beber para realizar una acción que tenía un resultado seguro. El bobo sentía exactamente lo mismo, no es fuera muy disimulado tampoco. Por Arceus, no podía ser la única que lo notaba. Aunque fueras más ciego que un Zubat lo notarías.

Comí un poco más—la comida era tierna, suave y estaba llena de sabor. Suponía que mis felicitaciones al chef—y me llevé nuevamente el vaso de agua a los labios. Y mientras me encontraba bebiendo, Ian tuvo que hacer su aparición estelar. ¿Por qué habían invitado a este imbécil?

El calor me subió repentinamente al rostro. No sólo era de por sí bastante vergonzoso saber que había hecho el imbécil como lo hice. Ahora además, Lockhart, el payaso estúpido de Lockhart que disfrutaba jodiéndome, lo sabía. Y me había puesto una diana en la cara.

Su acusación tan repentina me tomó con la guardia baja y el agua que estaba tomando se desvió en su trayectoria.

Mierda.

Empecé a toser abrumada por la falta de oxígeno y la sensación angustiante del propio atragantamiento. Una vez logré recomponerme, con la voz ligeramente áspera, los ojos llorosos por el esfuerzo y toda mi rabia impresa, me cubrí la boca con el dorso de la mano. El rostro aún me ardía.

—Ian, ¿por qué no buscas la zanja más profunda que haya, te metes dentro y te mueres?

 

Aleck Graham

Tras haberse aclarado la situación con Liza y la sidra, a la par de unas cuantas bromas, tanto Emily cómo Ian resaltaron el hecho de aun estar bajo control y que podrían cuidarnos si algo ocurrí.

— Sí, tú tranquila, Liza; — Le mencioné a la castaña. — además, míranos, Cay y yo seguimos enteros...Parcialmente. — Solté unas risa mientras por fin pude probar el bendito puré, esta delicioso, además de que el hambre es el mejor sazonador ¿No? Probé un poco de las fajitas que también estaban para moriréis, de verdad que esta cena se había llevado cinco estrellas en todo. Después de un par de bocados, limpié mis labios suavemente con una servilleta.

Parecía que el resto de la cena sería pacifica, pero esa impresión me duró poco; al escuchar a Ian molestar a Mimi y cómo ésta respondía con su buenos deseos para el castaño; solté una pequeña risa nasal mientras aun me cubría con la servilleta. Emi trató de tranquilizarlos, pero temía que fuera una causa perdida.

—Mientras no se empiecen a arrogar comida, todo estará bien.— Le comenté a Emi mientras soltaba unas cuantas risas y bebía un poco de mi vaso.

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Mira nomás ese post de relleno papáaaa, estoy orgulloso (?

 

Liza White

Lo cierto es que me arrepentí un poco de haber intentado molestar a Mimi en el momento en el que Ian se sumó al baile, con el poco tacto que se cargaba siempre. No me divertía hacerlo salvo si tenía cierta complicidad con la otra persona, y en aquel momento creí que había sido suficiente.

Palmeé con suavidad su espalda durante un instante, cuando se atragantó de la impresión, y decidí dejarla tranquila durante el resto de la noche.

—No podrán arrojarse comida si nos la terminamos toda antes, ¿cierto? —relajé un poco el ambiente, guiñándole un ojo a Aleck con cierta complicidad, y terminé con el último trozo del filete de mi plato, satisfecha. Mi estómago y yo lo agradecíamos, pero aún debíamos dejar sitio para el postre.

La noche transcurría con naturalidad pero fue en ese entonces, mientras le daba un sorbo a mi bebida, cuando los recuerdos regresaron a mi mente y con ellos ciertas incógnitas. Miré a Cayden y a Dante con cierta chispa de intriga en los ojos.

—Ahora que lo pienso, hay algunas cosas que sigo sin comprender del todo —comenté, dejando el vaso para jugar de forma distraída con la trenza—. Con respecto a lo sucedido en el bosque, quiero decir. Mimi nos contó acerca de un grupo de personas que se habían... asentado allá afuera, o algo así. ¿Ellos os ayudaron a encontrar a Nikolah?

Apreté ligeramente los labios, con cierto presentimiento extraño instaurándose en mi pecho. Desvié la mirada por un instante hacia la ventana. La luna sobresalía apenas entre los árboles.

>>¿Lograron... encontrar lo que buscaban?

 

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Creíais que esto había muerto pero era yo, Andy!

Liza White

La respuesta de Cayden me inquietó, pero no añadí nada más. Solo quedaba imaginar que todo iría bien, no podíamos hacer más.

Los postres no tardaron en servirse en la mesa, y para sorpresa de más de uno los restos no volaron aquella noche. Disfrutamos de un ambiente distendido en compañía de los dulces de Nikolah, y ni qué decir tiene que apenas sobró alguno. Incluso el malhumorado de Yukio terminó con su propio plato y todo, como un pokémon decente. Lo peor vino cuando, satisfechos con la cena y sin muchas ganas de levantarnos, era el turno de recoger y lavar los platos.

Y eran muchos. Demasiados para contarlos de una sentada.

Así que tuvimos que usar el método infalible del azar. Y no, no tenía que ver con cuchillos clavados en el techo. Corté varios palillos de madera, bañé algunos bordes en restos de salsa, y los apilé de forma que no se distinguiesen los extremos. Todos y cada uno de nosotros escogimos un palillo, el cual determinaría qué personas se encargarían de lavar los platos aquella noche, y cuáles mañana.

No me sorprendió verme entre ellos. Desde mi incidente con Larvitar no había vuelto a confiar en la suerte. Cayeron en el mismo saco personas como Lucas, Emily y Cayden, así que nos tocó atrincherarnos en la cocina mientras el resto recogía la mesa, y otros vagueaban un poco (sí, te miro a ti, Ian). No supe cuánto tiempo pasó exactamente, pero cuando logramos terminar con todo los chicos ya se encontraban en los sillones frente a la chimenea, calentándose un poco.

Miré la hora en el reloj de pared. Ya eran pasadas las doce, ¿cierto? No había sido una mala Nochebuena a decir verdad.

—Bueno, ¿qué vais a hacer ahora? —pregunté, echándome en el sillón boca abajo, con las piernas sobre el respaldo. No me importaba dormir, pero tampoco quedarme un rato más despierta—. Supongo que los regalos los daremos mañana al despertar, a no ser que queráis hacerlo ahora.

Boca abajo noté a Yukio algo apartado, fingiendo que no le interesaba acercarse, y le hice una burla desde mi lugar que no tardó en devolverme.

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Iba a cerrar el día y pasar al 25, pero prefiero dejarlo así y que cada uno le de la conclusión que quiera a la noche. Cuando no vayáis a postear más avisadme porfa, así sé cuándo cerrar el capi y cuándo no

 

Lucas Diamond

Puf, ¡me encontraba llenísimo! Después de la copa y de una charla distendida con las nuevas incorporaciones procedentes de Gérie, comenzamos a cenar, todos reunidos. La comida estaba riquísima, ¡y no había comido nada en todo el día! Así que, haciendo gala de mis buenos modales, no hablé con la boca llena (o sea, en toda la cena, porque no había parado). Suerte que había comida suficiente. Y tras los platos principales, pudimos al fin probar los dulces de Nikolah. ¡Estaban deliciosos! Aunque no sabía si tanto para compensar cuchillos voladores y gente perdida en la nieve... Pero bueno, al fin habíamos acabado.

Era el momento, pues, de ponernos a jugar a algún juego, o en su defecto irnos a dormir. Pero Liza tuvo la brillante idea de proponer un sorteo para ver quién recogía. ¡Seguro que me libraba! O eso creía. Menuda decepción, ¡me había tocado tener que limpiar los platos! Uf... Al menos contaba con la ayuda de Emily, Liza y Cayden. Entre todos, conseguimos despachar a tarea en un rato, sin demorarnos mucho. Ya era pasada la medianoche, y nos habíamos reunido frente a la chimenea.

—Bueno, creo que es mejor que los regalos los demos mañana, ¿no? Santa Claus viene por la noche, mientras todos dormimos, ¡es lo más parecido! Y si queréis, podemos jugar a algún juego antes de dormir.

>>¡Hey, antes habíamos hablado del póker! ¿Aún os apetece?

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I'm trying I swear ;-;

 

Aleck Graham

Tras unas cuantas palabras y una abundante cena, todos habíamos quedado satisfechos, tal vez más de la cuenta, la comida había volado de las bandejas a los platos y se había acabado absolutamente todo, y por suerte no habíamos tenido muchos más percances; me sentía tan lleno que ni me quería mover, todo lo que quería hacer era echarme sobre la mesa a dormir, pero entonces Niko se acercó con la bandeja de los postres. ¿¡Cómo podría resistirme!?

Tomé una rebanada del postré y lo comí con cierta calma, estaba exquisito, aunque quizás sería mala idea combinar dulces y con el alcohol que ya traía encima, pero estaba dispuesto a correr el riesgo.

Cuando terminamos el postre, nos tocaba a todos la peor parte de la cena, la pesadilla viviente en navidad...Limpiar. Liza ideó un sistema para decidir quienes lavarían los trastes esta noche y quienes a la mañana siguiente, estaba rogando que no me tocará tener que limpiar, y parecía que mis plegarías habían sido escuchadas, no me tocaría limpiar hoy; pero en cuanto vi al resto recoger y limpiar me sentí un poco inútil.

Aun contra toda mi pereza, me puse de pie y ayudé a llevar los platos y bandejas de vuelta a la cocina, era lo menos que podía hacer...Y también lo único, no nos vamos a engañar. Tras eso, me dirigí con los pies a rastras hasta uno de los sillones cerca de la chimenea, me dejé caer como piedra en el agua en uno los costados del sillón, recargado mi espalda en uno de los apoya brazos. Miré de manera involuntaria la hora en mi reloj, ya pasaba de la media noche, era oficialmente navidad y los presentes empezamos a barajear las posibilidades de entregar los regalos en ese momento o esperar a que saliera el sol.

— Concuerdo con Lucas, lo mejor sería esperar hasta la mañana —Exclamé mientras colocaba mis manos detrás de mi nuca.— ,además, así podré ver si este año Santa se digna en traerme algo que no sea carbón.

Solté una pequeña risa nasal, mientras esperaba que todos se sentaran y que Yukio por fin nos perdonara por todos los problemas que habíamos ocasionado.

—¿Poker? ¡Cuenten conmigo! Aun tengo ánimos suficientes para ganarles y quedarme con su dinero o...— Me interrumpí para la botella de Ron que había colocado sobre la barra y la acerqué a donde estábamos todos sentados— Podríamos volverlo más interesante ¿No?

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"¡Rider, tú sólo quieres alcoholizar a todos!" ¡Síiiii, eso es lo que quiero! (???

 

Nikolah Cruz

Por suerte, todos disfrutaron de todos los platillos que habíamos preparado con Florencio. La cena transcurrió de manera bastante amena, a pesar de las omnipresentes puyas por parte de varios comensales, aunque eso era ya pan de cada día. Al menos, ninguna había escalado a mayores, por lo que no hubo nada que lamentar. O al menos, a mí no me tocó lamentar nada, ya que no fui seleccionado para lavar los platos. En cuanto Liza comentó el hecho de que podíamos ponerlo a la suerte, inmediatamente comencé a recoger los cuchillos de la mesa para el método probado y verdadero que era lanzarlos al aire. Sin embargo, un carraspeo y mirada severa por parte del Machamp me hizo desistir, y dejé todos los cubiertos en la mesa, haciendo un puchero. No me dejaban ser yo mismo.

Sin embargo, eso no significaba que me iba a quedar ocioso. Me dispuse a ayudar a levantar la mesa, cargando tantas cosas como podía. Ya habían pasado las doce, por lo que significaba que ya era Navidad. Y eso significaba que Santa vendría dentro de poco. No iba a perderme eso.

— ¿Qué voy a hacer ahora? Quedarme despierto toda la noche, obviamente. Es una oportunidad única para poder ver a Santa. Al fin voy a atrapar al gordo con las manos en la masa.— comenté, sonriente, mientras me tiraba en el sillón, al frente de la chimenea.

El resto se estaba planteando jugar póker y seguir bebiendo un rato más, pero yo no podía distraerme. Si lo hacía, Santa podría aparecer, dejar los regalos, e irse sin que nadie se diera cuenta. Era un viejo mañoso. Lo sabía. Noté como Yukio se mantenía algo alejado, con el ceño fruncido, intercambiando señas soeces con Liza. Eso no podía ser. Uno no podía tener la frente tan arrugada en Navidad.

Así que me levanté, me lo cargué en brazos, y me senté con él frente a la chimenea. Tenía calor, la verdad, pero era por la chimenea donde entraría, ¿no es así?

— ¿Cómo vas a estar solo y apartado en Navidad? Eso no está permitido. Es ilegal.— le dije, mientras lo sentaba al lado mío.

Cabeceé un par de veces, el cansancio intentando vencerme. ¡Ah, no, eso no! No pensaba dormirme. Habría mucho tiempo para eso después.

 

Mimi Honda

La noche transcurrió—sorprendentenente—sin que terminara estrellándole a Ian una botella de cristal en la cabeza. Me sacaba completamente de mis casillas y tuve que poner todo mi poco autocontrol al servicio de la paciencia que tampoco tenía. Funcionó en parte. La cena terminó, la charla volvió a centrarse momentáneamente en todo el asunto de la flor y la tribu y finalmente... llegó ese momento extraño entre la cena y la hora de dormir en la que suceden cosas bastante estúpidas.

Arceus. Muy estúpidas.

Una de ellas, fue la que Aleck mencionó. El fuego crepitaba en la chimenea, la estancia se sentía cálida y yo había vuelto a sentarme en el sillón tras recoger la mesa. Suerte que no me había tocado fregar platos, no entraba en mi lista de actividades favoritas.

Ew.

—¿Pokér?—repetí con evidente desagrado y solté una risa sin gracia por la nariz—. Qué juego más casposo. ¿Y os consideráis adolescentes? ¿Por qué no jugamos a algo más divertido?

>>Como...—dirigí mi mirada hacia Nikolah y posteriormente hacia Liza. Iban a seguir como tontos inconscientes si alguien no les daba un empujón de una vez. Arceus, Liz iba a deberme una muy grande luego de eso. Esbocé una sonrisa felina y entorné los ojos al ladear apenas la cabeza— ¿Verdad o reto?

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Holi (?)

 

Liza White

Lucas y Aleck parecieron de acuerdo con dar los regalos mañana y yo me limité a asentir, tranquila con cualquier elección realmente. Tumbada boca abajo en el sillón balanceé las piernas de manera rítmica, mirando el techo mientras se ponían de acuerdo sobre qué hacer. Ian había propuesto jugar al póker, y varios fueron acercándose atraídos por la idea que... no llegó a concretarse nunca.

Se me estaban cerrando los ojos cuando fue Mimi quien propuso otra idea, y el color se me subió ligeramente al rostro al pillar al vuelo sus intenciones. Carraspeé, algo incómoda mientras me sentaba correctamente. Podía ser bastante idiota para animarme a dar un paso pero tampoco lo era tanto como para desaprovechar la oportunidad que me daba en bandeja.

—Suena bien —concordé con un tono más bajo, acomodándome el cabello sobre el hombro cuando me puse en pie. No miré a ninguno directamente, busqué una botella vacía que escogiese a su víctima y me senté de piernas cruzadas sobre la extensa alfombra. Se estaba bastante bien frente a la chimenea—. ¿Quién se anima? No tomaré un no por respuesta~.

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Venga, segundo intento de revivir esto (??) Voy a tirar una lista y quien salga que escoja verdad o reto. Si salís y no queréis jugar me lo decís. Cualquiera le puede decir qué hacer a la persona elegida

 

Mimi Honda

Liza estuvo de acuerdo e inmediatamente lo consideré una victoria por mi parte. Era justo lo que necesitaba escuchar. Me senté a su lado en la alfombra frente a la chimenea con las piernas cruzadas y vi la botella vacía girar y girar hasta detenerse frente a Emily. Hubiera tenido tantas cosas que preguntarle en otra ocasión.

Pero podía ser interesante de todas formas.

—Bueno Em, parece que vas—dije, apoyando el peso de mi cuerpo en mis manos—. Elige: ¿verdad o reto?

 

Mimi Honda

¿Podía esperar otra cosa acaso? Reto era la opción predilecta para Emily y no estaba en lo absoluto decepcionada. De hecho era lo que esperaba escuchar teniendo en cuenta que estaba medio ebria. ¿Qué podía pedirle? ¿Cómo ayudar a esos dos bobos a dar el paso cuando estaban más ciegos que un Zubat con cataratas?

Solo tenía que tensar la cuerda.
Nikolah seguía allí aunque no estaba jugando con nosotros. Pero si pretendía permanecer despierto para ver a Santa, era imposible que no nos escuchase como mínimo. Y eso era todo lo que necesitaba. Si lograba despertar sus celos, Liza se daría cuenta de una vez de que los dos sentían exactamente lo mismo.

—Entonces...—Miré a Liza de reojo. Lo cierto es que tenía muy claro lo que iba a hacer y cómo pensaba hacerlo. Solo necesité unos cortos segundos antes de sentenciar con voz firme y clara—: Elije a una de nosotras, Liza o yo y bésala.

No me iba a escoger a mí ni de coña así que era un punto más a favor. Esbocé una sonrisa traviesa.

A veces había que jugar sucio.

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You bitch (?)

 

Mimi Honda

Y Emily hizo justo lo que esperaba que hiciera. De hecho, lo disfrutó bastante y no había que ser un genio para verlo. Ah, mierda. Debía seguir borracha porque el calor se me estaba subiendo demasiado rápido. No era de piedra, ya lo había dicho. Y esa clase de escenas eran una vista muy sugerente. Suponiendo que Dante aún rondaba por ahí, incluso me hizo algo de gracia ver la forma en la que Emily casi se la comió frente a todos.

De hecho, empezaba a ser bastante divertido.

Dirigí mi mirada hacia Nikolah cuando el beso terminó pero no parecía interesado en lo absoluto. Por Arceus, ¿qué más necesitaba ese idiota? ¿Que nos la comiéramos sobre la alfombra? No podía creer que existiera en el mundo alguien más denso que el propio Alpha.

El punto a favor de todo esto era, al menos, que Liza había conseguido un beso de Em. Dado que yo le quité las dudas sobre su bisexualidad, igual se había quedado con las ganas.

La botella volvió a girar deteniéndose frente a Liza esa vez. Ah, sí. Era mucho más de lo que esperaba. Me incliné hacia ella lo suficiente para hablarle al oído. Casi ronronear en él.

—Bueno, White syrup cake... ¿verdad o reto?

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Está mierda se nos va a ir de las manos como whoosp

 

Liza White

Si bien me había parecido una idea interesante al principio mi semblante mutó a un claro desconcierto cuando Mimi propuso el reto. Agradecía su intención, y sabía que la motivaba el único deseo de ayudarme, pero darle celos a Nikolah era lo que menos quería en ese momento y sabía que tampoco iba a ser fructífero que digamos.

Era como un niño, no sabía qué esperaba de él cuando lo que único que quería era que todos nos fuésemos a dormir para poder atrapar a Santa.

Cuando Emily se volvió hacia mí y me dedicó una sonrisa amable relajé un poco mis facciones. Si bien estaba algo tensa no era por el hecho de dejarme besar, sabía quién era y lo que quería y estaba bien con eso. Lo incómodo venía de ser observadas por tanta gente, pero digamos que la caricia en mi mejilla y la necesidad de buscar mi consentimiento despejó mis dudas y acepté sus labios con gusto.

Fue un roce suave y tentativo, sostuvo mi mejilla con cuidado y mi mano libre viajó hasta su nuca, enredándome en su cabello oscuro mientras la atraía más hacia mí. Un suspiro murió en sus labios cuando afianzó el agarre, profundizando el beso, y le permití el acceso a mi boca sintiendo el calor recorrerme el cuerpo de golpe, de arriba a abajo.

Con la respiración algo agitada me separé de ella, le concedí la misma sonrisa a pesar del evidente ardor en mis mejillas y observé el giro de la botella con curiosidad. Terminó apuntándome a mí. Le dirigí una mirada de circunstancias al escuchar el susurro de Mimi, haciendo que un escalofrío me recorriese la espalda. Estaba bastante susceptible como para que se pusiese a hacer la idiota pero como solía sucederme con ella, el orgullo le ganó a la vergüenza y simplemente me acomodé sobre la alfombra con naturalidad, manos tras mi espalda.

—Escojo reto, blondie.

¿De dónde salían los motes ridículos, de todas formas?

 

Mimi Honda

Rodé los ojos. ¿Blondie? Pero qué despliegue de creatividad. Se me escapó una risa sin gracia por la nariz y retomé mi posición anterior a su lado y con las piernas cruzadas. Suponía que el beso de Em le había dado un subidón de confianza porque escoger reto viendo hacia donde se estaba dirigiendo el juego era casi suicida.

¿Pero quién era yo para quejarme?

Dar rodeos ridículos no servía de nada, había quedado claro. Como Alpha, tenían que darle todo servido en bandeja. Eran de ese tipo de personas incapaces de captar indirectas. Así que... ¿qué mejor que un ataque ineludible y directo?

—Entonces... ya que andas de atrevida... ¿por qué no se lo dices?—inquirí y con un movimiento de cabeza señalé el sillón donde estaba Nikolah. Aunque seguía con esa vibra divertida, no estaba siendo una perra. Aquello era importante para ella y no era lo suficiente imbécil como para jodérselo. La miré y le guiñé uno de mis ojos—. Venga White, tú puedes. No vas a tener otra oportunidad así. Puedes darme las gracias luego.