Pasillo (1º piso)

—Sí, Suiren es mi hermano mayor, aunque nuestro padre es otro, por lo tanto no compartimos el primer apellido —susurró con calma—. Oh, eran similares —informó recordando que el azul de las pupilas de Suiren eran más frívolos que los de ella—, aunque... yo perdí el color de mis iris.

No frenó en ningún momento su caminar, sin embargo, recordaba la voz de Middel el primer día, tanto en la biblioteca como fuera de ella, y se sentía extraña, como si no fuese ella misma, y aunque no lo dijo explicitamente, se atrevió contra la repremienda de su cabeza morderse el labio inferior, ladeando la cabeza hacia las ventanas al sentir el helado viento colarse por las mismas.

Sí, era ciega... pero no tenía problemas cognitivos como para no sentir algo diferente.

Tal y como sucedió con Suzumiya en la azotea.

Se sonrojó con el apretón, asintiendo con calma a cada pregunta que Middel soltaba sin parar.

—¿Te gusta el dulce? —preguntó en un tono de voz suave luego de escuchar el fin de semana lleno de parsimonia.

Fue entonces que no pudo evitarlo más, frenando.

—Middel-san —pronunció su apellido con el mayor respeto como solía hacerlo siempre—, ¿estás bien?

 

Oh, nunca había llegado a preparar un helado de fresa, pero podía intentarlo. Aunque las posibilidades de que llegase congelado al instituto, encontrar a Middel y dárselo eran mínimas, podría buscar una forma de hacerlo posible. De tal forma ya no serían galletas lo que prepararía para ella. Llevó un mechón de cabello con su mano libre tras su oreja luego de frenarse.

Lo notó, el cambio en la tonalidad de voz que inconscientemente la hizo enderezarse para evitar mostrar un sobresalto, sin apartar aún así el tacto, al no ser brusca en ninguno de sus movimientos, respirando con suavidad al escucharla.

Podía ser terca, testaruda, guardarse todo para ella aunque la estuviesen señalando de mentirosa en el proceso.

—Estoy bien, Middel-san —susurró pese a que ésta, puntualizara sobre los sensores de su muñeca—. Lo lamento —se disculpó ahora sí, apartando el tacto con delicadeza para inclinarse hacia adelante—, no debí preguntar por cómo te encontrabas, no deseaba incomodarte —se mordió el labio nuevamente a medida que volvía a enderezarse, jugando con sus dedos en los tablones de su falda mientras ladeaba la cabeza—, no deseaba hacerte sentir incómoda.

No quería alejar a una de las pocas personas con las que había logrado interactuar de manera amigable. Aún así, esquivó de nueva cuenta la pregunta directa de parte de ella.

 

La escuchó hablar a medida que comenzaban a caminar, sin apartar su tacto de la mano de ella al mantener los dedos entrelazados. A diferencia suya, Sasha estaba cálida, pese al clima helado que rodeaba la ciudad, recordando la noche del viernes, y parte del día del sábado, escapándosele una risa traviesa, de esas que le salían indudablemente natural.

—Nada mal —informó guiñándole el ojo izquierdo—, gané las partidas de play, comimos, bebimos, y por supuesto, trotamos a la mañana siguiente —recordó entonces el gruñido de Aaron al éste forzarlo a levantarse para iniciar el día con algo de deporte, como solía hacer—. Debes salir con nosotros la próxima Sasha , puedo invitar a Katrina y Aaron —soltó como una de sus tantas ocurrencias, las cuales aparecían en cantidades desbordantes ante su hiperactividad.

Enterró su mano libre en el bolsillo y sacó de éste un pequeño paquete lleno de chocolates.

—Toma —ofreció sin comentar que se había pasado horas literalmente en la dispensa, el domingo en la tarde, decidiendo cuál de tantos caramelos llevarle el día lunes, como una disculpa al sentir que el helado no era suficiente para la cagada que se mandó sin siquiera darse cuenta.

 

Ayame Sabaku

—¡Esta bien sueltame!—Espeto Ayame molesta luego de ser arrastrada por Ren hasta su correspondiente planta, de un tirón se libero de su agarre y le observó haciendo un mohin.

—Apenas te descuides me encargaré yo misma de arrastrarte— declaró cruzada de brazos...avergonzada al ver a una chica reír por la bochornosa escena.

—Esta bien pero no le des dolores de cabeza a tu grupo, arenosa.

—¿Bromeas? Creo saber quién está dispuesto a acompañarme en el almuerzo y más...— Abre su mochila donde una caja envuelta en una tela verde guarda un valioso tesoro a juzgar por la mirada de Ayame—estas delicias son mi boleto a los corazones de todos—finalizo orgullosa mentón en alto y mano en la cadera.

—Oh allí es ¡Nos vemos Ren y no molestes a tus compañeras!—se despidio casi a punto de correr...acción que le recordaron que estaba prohibida en la academia y por un gesto de Ren camino derecha y serena hasta la puerta de su aula.

Listos o no aquella aula debía recibir aquel torbellino de energía, el cual tal vez les de un momento interesante o...un verdadero momento incomodo.

 

Masuyo Kobayashi

A pesar de que se trajo un paraguas por precaución, no esperaba que se largara a llover en media clase. Al inicio tuvo la esperanza de que sólo fuera una llovizna ligera, pero fue aplastada cuando la lluvia no hacía más que aumentar su fuerza. No habría almuerzos en el patio, ni práctica en el dojo, ¿verdad? Fue incapaz de contener un suspiro entristecido. Era lo que había. Salió de su aula con calma, pero no se le veía muy contenta, sin poder filtrar la mezcla entre la leve tristeza y enfado que poseía. Había estado tan entusiasmada.

Sin siquiera pensarlo sus pasos terminaron dirigiéndose al tablón de anuncios, curiosa de encontrar alguna cosa interesante ahí. Dicho y hecho, sus ojos se posaron en el pequeño anuncio titulado "Club de música ligera". No recordaba haberlo visto la primera vez que vio el tablón, así que asumió que sería un nuevo club. La emoción volvió a burbujear en su interior, nunca había pensado en meterse a un coro, banda o algo similar, pero de todas formas le gustaba bastante cantar y aquel club pintaba bastante agradable, ofreciéndose a enseñar a los nuevos y demás. Aparte, quién organizaba el asunto era de tercero, podía ir a buscar a Laila y de paso ver qué tal iba el asunto, ¿no?

Con energías renovadas, se dirigió escaleras arriba tras haberse comprado una cajita de jugo de frambuesa en la máquina expendedora.


Nagi Watanabe

Con la cabeza recostada sobre los brazos en su escritorio, no pudo evitar inflar las mejillas con frustración en cuanto vio que la lluvia empezaba a caer con fuerza. Creyó que tan solo seria un día nublado, pero el clima cada día parecía dar motivos para que desconfiaron de él. Asistió el resto de la clase somnolienta, deseando que mínimo la lluvia cesara cuando salieran de clases, no estaba entre sus anhelos pescar un resfriado.

Pero no todo pintaba tan mal, las pruebas físicas habían sido canceladas, eso más la notable frustración de la sensei logró sacarle una leve sonrisa, tal vez más alegre de lo que debería. Luego sonó la campana que daba paso al receso, por lo que tras desperezarse en su asiento se decidió a buscar a Shiori.

 

Balanceó el maletín al ritmo de una canción en su cabeza mientras sus pasos se encaminaban hacia la sala de arte. Shirai-kun se había marchado para darle el bento a su despistado hermano y había decidido aprovechar el tiempo para recoger el estuche de lápices, que probablemente se había dejado olvidado durante todo el fin de semana. Más tarde tendrían clase de artística y sería conveniente tenerlo a mano.

Sin embargo, mientras se encaminaba hacia la puerta al final del pasillo, pudo notar cómo un chico salía del aula para posteriormente buscar entre sus bolsillos la llave con la cual poder cerrarla. No lo reconoció, pero la imagen fue clara y la apremió a acelerar sus pasos, temiendo tener que dar todo un rodeo para pedir las llaves en conserjería de vuelta.

—¡E-Espera, espera, senpai! —pidió, captando su atención, y cuando llegó junto a él frenó sus pasos con cierta torpeza antes de alzar la mirada hacia él. El valor que había reunido mientras corría se esfumó al darse cuenta de que era mucho más bajita que él y que debía ser mínimo de tercer año. Apretó el asa de la cartera con cierta timidez—. ¿Puedes abrirla de nuevo, por favor? Soy del club de arte, y... quería buscar una cosa.

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Ahora que pollito es rubia sí que le hace honor al mote (??) Nekita

 

Su siguiente parte del plan solo había sido seguir por las escaleras, esperar a Daute y prácticamente averiguar a qué clases de respuestas estaba buscando, teniendo en cuenta que realmente no habían sucedido muchas cosas desde el viernes hasta antes que sonara la campana que marcaba el receso de todos.

Pero claro, su suerte simplemente no podía dejarlo ser, haciendolo fruncir el ceño cuando escuchó esa voz llamarlo.

¿Por qué dos estudiantes tenían que verse interesadas en usar la sala de arte en ese momento? ¿Por qué no simplemente se iban a la cafetería como los demás?

—No —Su respuesta fue bastante simple, llevando las manos a su bolsillo para así guardar la llave, en uno de estos y no arriesgarse a perderlas o en el caso de que alguna de esas dos chicas tuviera una faceta mas agresiva de lo que se veían, le arrebataran la llave si la mantenía fuera —. El aviso solo autorizó la biblioteca abierta a estas horas, pueden buscar lo que deseen unas horas mas tarde.

Ni siquiera sabía el horario del club en cuestión, o si realmente era normal que los estudiantes estuvieran a esas horas en el club, pero...no era como si pudieran entrar sin él.

 

Su menudo cuerpo pareció sobresaltarse ligeramente ante la llegada de otra persona más, a la que en mitad de su carrera no había siquiera notado. Le dirigió una rápida mirada, mejillas sonrosadas al sentirse algo indiscreta, y volvió rápidamente la vista hacia el chico, expectante por una respuesta que esperaba que fuese positiva.

Estuvo por dirigirle una pequeña sonrisa y dar un pasito hacia delante cuando frenó en seco, su cuerpo tensándose de inmediato.

"No"

—¿Eh? —exclamó, frunciendo la nariz con cierta molestia—. ¿Cómo que no? ¿Y por qué tú sí puedes y nosotras no? ¡No te había visto nunca antes!

A ver, siendo justos, era la primera que veía a la chica que la acompañaba pero él no tenía por qué saberlo, ¿cierto? Se volvió entonces hacia la castaña, con cierto brillo suplicante en sus fuegos fatuos. Parecía estar pidiéndole algo de apoyo, quizás.

>>Es... Es una emergencia. Para las dos. ¿No puedes darnos un minuto? ¿Un segundo siquiera?

 

Tan solo se limitó a fruncir más el ceño tan solo por el alboroto que estaba haciendo tan solo por esperar unas horas más por aquel material que quería buscar, ¿qué tan importante o necesario debería de ser? Si lo había olvidado, realmente no sentía que pudiera ser algo extremadamente importante si no pasó por su cabeza antes.

Y por la mirada que le dedicó a la otra chica, sabía que si no hablaba pronto tendría un coro diciéndole lo urgente que era el asunto.

—¿Por qué yo si y ustedes no? Porque yo tengo la llave —Era obvio, ¿no? Ella lo había visto cerrar, no había otra razón extra o misteriosa —, y adivina qué, yo tampoco las he visto a ustedes así que eso no cambia en lo absoluto el asunto, si estuve dentro fue para comprobar que no hubiera nadie y como lo comprobé, ahora me dirijo a un lugar menos escandaloso.

No tenían porque saber la verdad, y tampoco es que pudieran comprobar lo contrario.

—Tendrán que dejar su emergencia para un par de horas más, improvisen, utilicen esa creatividad para resolver el problema en vez de estar alzando la voz en el pasillo...

 

Incluso si se lo preguntaba de esa forma, estaba seguro que no quería decir su nombre, sentía que si se descuidaba solo un poco Ophelia lo iba a arrojar con la directora más rápido de lo que podía pensar y si solo tenía su físico...realmente solo era un japonés promedio más en esa escuela, menos riesgoso y vamos, ni siquiera sabía porque simplemente no podía aceptar la mentira como lo había hecho la rubia.

¿Qué necesidad había de ser tan recto en esa clase de cosas o parecer que tenias un alma mayor en cuerpo tan joven?

—Mira, Ophelia, si yo no me vi en la necesidad de llevarle la contraria a un profesor sobre ver si no había nadie dentro y cerrar, no voy a estar llevando el hilo de una discusión con ustedes —Y ni siquiera sabía quienes eran los profesores, ni un poco como para suponer que tenía esa clase de encargos, ni siquiera sabía si tenía un tutor o tutora —. Mis instrucciones fueron claras y no se, ¿quizás quieren que usen este tiempo para estudiar en la biblioteca que va a permanecer abierta?

En su anterior escuela los clubes se veían cancelados cuando se acercaban los exámenes para que los estudiantes regresaran antes a casa y tuvieran "mas tiempo" de prepararse, pero usar esa carta en un lugar que desconocía no era apropiado asi que...tenía que cuidar lo que decía.

—Lo abrirán más tarde, quizás por si la lluvia no para y se necesita esperar para que se detenga. Yo tendría que estar en otro lugar en este momento, así que, si me disculpan, seguiré con mi camino.

Porque si no se iba de allí, estaba seguro que ya no tendría mas excusas que dar.

 

Su ceño se frunció aún más si cabe ante su absurda respuesta. ¿Que él tenía la llave y ellas no? ¡Pues claro, por eso preguntaba! ¿Quién le había permitido cogerla si según él estaba prohibido entrar hasta dentro de unas horas? Y aunque solo estuviese haciendo las veces de conserje no debía suponerle nada dejarlas entrar un momento, qué tipo más molesto.

Estuvo por abrir los labios y espetarle algo cuando la castaña a su lado dio un paso al frente y se encargó de lidiar con la situación. Rachel abrió los ojos a medida que la tal Ophelia destrozaba los argumentos del tipo con una calma y madurez increíbles y parpadeó, intercambiando miradas con el chico, que se veía igual o incluso más sorprendido que ella. Automáticamente dio un paso atrás, como si estuviese escudándose en su nueva compañera, y se cruzó de brazos con confianza renovada, aguardando por una respuesta de él.

"Já, ¿y ahora qué tienes que decir, listillo?"

Pero, contra todo pronóstico, terminó por salir prácticamente huyendo. Soltó un "¡Eh!, ¿a dónde vas?" que fue ignorado por completo y resopló, indignada por completo. ¿Y ahora qué iba a hacer sin sus lápices? ¿Pedirle a Inuoe-san que le prestase los suyos? Después del desastre de los dulces le daba algo de vergüenza, la verdad.

Dejó caer los hombros, derrotada, y se volvió hacia Ophelia llevando su mano sobre su brazo contrario en un gesto algo retraído.

—...Siento haberte incluido en eso, creí que podría llegar a funcionar —confesó, sin saber muy bien qué decir. Se había quedado sin ideas con respecto al desastre de la sala de arte—. ¿Crees que... conserjería tenga otra llave? No se me ocurre nada más, y de verdad necesito mis lápices...

>>Oh, p-perdona, no me presenté. Soy Gardner Rachel. Encantada de conocerte, Byrne-san.

 

Sus facciones se relajaron cuando recibió una sonrisa amable por su parte. Había sonado de alguna manera imponente en mitad del altercado con el chico de las llaves, y temió que de alguna forma el patrón de los integrantes del club se repitiera con ella. Ensimismados, hoscos, indiferentes con el mundo si se quiere. Pero Ophelia Byrne parecía salirse del molde con aquella aura serena y sobria que parecía rodearla, sin dejar de lado en ningún momento su simpatía.

De repente presentía que su estancia en el club se volvería mucho más liviana y llevadera, con aquella nueva integrante en el equipo.

Una chispa de esperanza se encendió en sus ojos ante su pregunta y siguió sus movimientos con notable expectación. La vio esculcar con cuidado su maletín y sacar una cajita metálica, con veinticuatro lápices en su interior, y le sostuvo la mirada casi sin creer que había tenido tanta suerte de encontrarla aquel día. Eso, y que incluso fuera tan amable como para prestarle sus colores a una recién conocida como ella.

—¿Lo... dices en serio? —se animó por fin a preguntar, intercambiando miradas entre los lápices y ella. La respuesta parecía ser más que clara, y ello le transmitió cierta calidez en el pecho. Tomó la cajita con sumo cuidado cuando se la tendió y la sostuvo contra sí, como si quisiese protegerla de cualquier amenaza inminente. Esbozó una sonrisa, dulce y genuina—. Son perfectos, muchísimas gracias. Prometo que te los devolveré en la reunión del club sin falta.

Ella también esperaba que se llevasen bien, aunque lo cierto es que ya se había ganado parte de su simpatía con aquel gesto. Encendió su teléfono para comprobar la hora, pero al fijarse en la fecha pareció caer en algo.

>>No, creo que hoy no hay club. Uhm... ¿Puedo saber tu clase, Byrne-san? ¿Vas a segundo o tercero quizás?

 

Masuyo Kobayashi

Siguió a Laila fuera del salón, mucho más calmada de los acontecimientos recientes.

—La cafetería suena bien, y de paso voy a mi salón a buscar la sorpresa —respondió con una sonrisa. Tal vez estaba formando mucha expectativa para algo que podía ser poca cosa, mantenía la esperanza de que a su senpai le agradara.

Al identificar a Amery en el pasillo tuvo la intención de saludarle, pero ya se encontraba lejos y parecía estar marchándose, acompañado para su sorpresa de la chica que había salido del cuarto de limpieza. Ya habría otra ocasión. Volteó a ver a sus espaldas, percatándose que se había adelanto un par de pasos de Laila, quién quedó atrás en un intercambio corto de palabras con el chico que se había metido en el incidente del pasillo. A pesar de que no logró escuchar nada, se percató de un leve cambio en su mirada, los orbes rojizos parecían cristalizados con un atisbo de furia. Sentía curiosidad, pero llevaba poco tiempo conociéndola, no sentía que pudiera preguntarle sin más. Ya vería su senpai que cosas le gustaría contarle y cuáles no, por lo que tan solo la recibió con una sonrisa suave y un "¿Vamos?" en el mismo tono.
...

—Puedes esperarme aquí —dijo una vez llegaron a la primera planta, para luego ingresar a su salón. Apenas se demoró un minuto, trayendo consigo una caja plástica que podía llevar sin problemas un almuerzo dentro— Ta-da~.

Posicionó la cajita frente a Laila abriendo con cuidado el seguro, levantando la tapa con una amplia sonrisa a ojos cerrados. Dentro habían galletas de vainilla con chispitas de chocolates.

—¿Te gustan? —preguntó volviendo a encontrarse con la mirada de Meyer, manteniendo su sonrisa mientras sentía su corazón revolotear, el entusiasmo había vuelto y no le interesaba filtrarlo.

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Hitori si quieres puedes hacer el siguiente post en cafetería o acá, como prefieras :3