One-shot de Pokémon - El Corazón del Mar

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por Allister, 21 Septiembre 2020.

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    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

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    Escritor
    Título:
    El Corazón del Mar
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1203
    El barco del capitán Royce surcó el mar desde ciudad Sootopolis hasta pueblo Dewford; el viaje había sido una cruenta batalla contra el hambre, el sueño y el cansancio. Y la locura meteorológica que asolaba Hoenn no hacía fácil la travesía del navío. En algunas zonas de la región el sol golpeaba con intensidad, secando las plantas y los manantiales, debilitando y matando a humanos y a Pokémon por igual.


    En Altamar las cosas no eran mejores; el nivel del océano había aumentado de manera alarmante en apenas un par de días, haciendo que las ciudades más cercanas a las costas desaparecieran.


    Royce manejaba con firmeza el timón de la Viento Afín, y aunque los brazos le dolían horrores, pues no había parado de navegar desde hacía tres días y tres noches, su convicción de cazar a aquel maldito monstruo era inquebrantable.


    El capitán se mantenía de pie en la proa, tan inamovible como una montaña, apartando de su mente el terrible hecho de que toda su tripulación había muerto, y que, tras él, la cubierta era un cementerio flotante. Hombres valientes y mujeres aguerridas habían dado su vida en aquella cruzada suicida. Algunos murieron de inanición, pues las provisiones en el barco se habían agotado hacía semanas. Otros, con peor suerte, tuvieron la desgracia de enfrentarse cara a cara con el titán de los mares: Kyogre.


    Al capitán ya no le quedaba nada que perder. Una locura febril se había apoderado de él, y pese a que la Viento Afín estaba en un estado crítico, seguía siendo un navío competente con el cual pudo seguirle la pista al legendario. La venganza era la única idea que fluía en su cerebro, y ya no le importaba si moría o tenía éxito; cualquiera de las dos cosas sería ganancia para él.


    De pronto, la tranquilidad del mar lo sobresaltó; un silencio abrumador llenó el ambiente tensándole los nervios. Barrió con la vista la zona, pero todo estaba en una quietud extraña y sospechosa, no había nada, todo era inmensidad azul y escombros de las casas y comercios que alguna vez formaron parte de pueblo Dewford.


    «Una ciudad más que desaparece del mapa», pensó Royce con amargura.


    De pronto, el mar tranquilo comenzó agitarse; primero se levantaron olas leves e inofensivas, luego, un violento viento del sur comenzaría a levantar olas cada vez más grandes.


    Mientras la Viento Afín soportaba los empellones y azotes del océano, Royce sonreía como un desquiciado, gritando a viva voz: — ¡Vamos, ven por mí! ¿Qué esperas maldita alimaña? — y entre más gritaba, el mar parecía enfurecerse más y más.


    El cielo se llenó de pronto con nubes negras y los truenos retumbaron como tambores gigantes. Del mar bravío se levantaron tifones amenazantes, y una luz amarilla y poderosa emergió desde el fondo.


    — ¡Eso es, alimaña! — Bramó Royce, con algarabía — ¡Ven aquí y te daré tu puto merecido!

    Y como si de una plegaria escuchada se tratase, el gran Kyogre emergió desde su tumba acuática, flotando sobre las aguas con terrorífica gloria.


    Aquel ser era inmenso y estaba furioso. Los canales de su cuerpo, otrora rojos, ahora en su estado primigenio brillaban con un amenazante y refulgente color dorado. Sus ojos parecían oro fundido, y su rugido trajo consigo una tempestad; el cielo liberó su lluvia y los rayos se estrellaban sobre la superficie del mar, restallando como explosiones de guerra.


    Royce se llevó la mano al cinto y cogió dos pokebolas.


    — ¡Swampert! ¡Luxray! Yo los elijo.


    El tipo agua se zambulló con presteza en el mar turbio, mientras que Luxray se quedó en la proa, junto a su entrenador; la última batalla estaba por comenzar.


    Kyogre rugió, y de sus fauces emergió un rayo gélido que partió las olas y las transformó en punzantes estalactitas de hielo.


    El rayo de hielo iba directo al navío, pero Royce ni se inmutó. Sacó de su bolsillo la piedra llave de su Swampertita y la hizo brillar. El influjo metamórfico de la megaevolución se fundió con el mar turbulento.


    — ¡Usa puño hielo, Mega Swampert! — Royce dio la orden sin apartar la vista de Luxray.


    Del agua emergió un fornido Pokémon de brazos fuertes y monstruosos, dispuesto a recibir de frente el impacto del rayo de hielo del legendario.


    Swampert hendió el aire con un violento revés. Chocó el hielo contra el hielo, y de pronto el cielo se vio cubierto por una delicada nube de diamantina.


    Royce se cruzó de brazos frente al timón y sonrió con malicia.


    — Ahora, ¡Golpea con Voltiocambio!


    Luxray cruzó las aguas apenas rozando la superficie, dejando tras de sí un rastro de electricidad; El felino tomó tal impulso que tomó por sorpresa al legendario. Este solo sintió el impacto de una enorme bola luminosa justo entre los ojos. La enorme masa primigenia retrocedió, mientras que Luxray fue despedido de regreso a la cubierta de la Viento Afín.


    Kyogre respondió con un terrible Surf que levantó una devastadora hola de veinte metros.

    La Viento Afín se sacudió como una hoja, sin embargo, Royce miraba sin miedo aquella enorme hecatombe acuática que se cernía sobre él y su barco.


    — ¡Defiende con Cascada!


    Mega Swampert salió disparado desde el fondo del mar, golpeó la ola y la partió en dos haciendo que él barco se mantuviera a salvo.


    — ¡Luxray, golpea con trueno!



    El pelaje del tipo eléctrico se erizó, produciendo energía y enviándola al fondo de las nubes oscuras. El trueno bajó con precisión, golpeando de lleno a Kyogre. El legendario cayó abatido sobre el mar, sus ojos se habían cerrado, y el brillo dorado de los canales que bordeaban su cuerpo se fue apagando paulatinamente.


    El capitán Royce sonrió satisfecho al ver el cadáver de su némesis, «Todo ha terminado», pensó, al tiempo que alzaba la vista esperando ver como el cielo se despejaba.


    Un frío de terror le recorrió la espalda; el cielo seguía nublado y la lluvia torrencial no paraba de caer.


    — ¡Mierda! ¡Rápido Luxray, usa Trueno de nuevo!


    El rugido horrendo de la bestia resonó en medio de la tempestad. Kyogre estaba despierto y más furioso que nunca. Su cuerpo enorme comenzó a brillar, suspendió sus aletas y volvió a flotar sobre el agua, enturbiando nuevamente el mar.


    Royce no pudo hacer nada, el legendario atacó con todo.


    Kyogre uso Pulso primigenio, y un millón de saetas azules fueron disparadas en todas direcciones. Una de ellas dio de lleno en el mástil de la Viento Afín, obligando al capitán a precipitarse al mar.


    A Luxray una de aquellas mortíferas saetas le golpeó directamente, matándolo al instante. Su cuerpo se hundió en el mar, ante la vista impotente de Royce, a quien Swampert había rescatado.


    — No hay nada que hacer, amigo. Nuestra misión ha fracasado.


    Swampert asintió con tristeza.


    Ambos vieron con horror como el titán de los mares se alzaba sobre ellos con furia inmisericorde, y lo ultimó que oyeron fue el rugido de la bestia. Luego, todo fue oscuridad, y sus corazones se fundieron con el corazón del mar.
     
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