Drabble de Dragon Ball - Subestimado

Daba una probada a su helado y volteaba para sonreirle a su hija Marron, se encontraban en ese momento justo en la zona central de ciudad Satan, rumbo a encontrarse con No 18 que realizaba algunas compras en el centro comercial.

Krillin se detuvo para leer una convocatoria pegada en el frente de un edificio de cantera de más de tres pisos.

El antiguo artista marcial actualmente llevaba una vida relativamente tranquila fuera de algunos enfrentamientos que realizaba con su esposa en ocasiones, pues se había decidido a pasar más tiempo con su familia. Sin embargo no podía engañarse al pensar que no echaba de menos los tiempos en los que él con sus amigos se enfrentaron a varios enemigos poderosos salvando la vida de todos en la tierra anónimamente.

— ¿A dónde vamos papá?— preguntó la niña rubia con curiosidad mientras entraban al edificio.

— Quiero solicitar un trabajo, creo ayudará traer algo dinero a la casa y puede ser un poco emocionante— respondió Krillin.

Ambos se dirigieron hasta la oficina principal donde la secretaria levantó una ceja extrañada cuando este dijo el motivo de su visita, se retiró un momento y le dijo al guerrero z que esperara en la explanada como lo harían los otros aspirantes.

Krillin se encogió en hombros y se llevó a Marron con él, ambos tomaron asiento en una banca que estaba justo en el centro.

Esperaron por un tiempo considerable hasta que un hombre gato de pelo gris y bigote prominente, en su traje había algunas medalla, descendió y se le paró enfrente, había otros tres hombres esperando por la misma razón que él, todos colosos de más de 1.70 de altura.



— ¿Así que ustedes planean unirse al cuerpo de policía de ciudad Satan?—preguntó quien era el capitán de esa estación.



Los tres hombres afirmaron, pero las burlas no se hicieron esperar cuando Krillin respondió lo mismo. Este permaneció tranquilo y seguro a pesar de esto.



— Caballero, no se si es una especie de broma, pero debe saber que los candidatos deben de contar con ciertas características para este trabajo.—Le indicó el capitán.



Los hombres volvieron a reír.



Marron los miró molesta, pero Krillin le indicó con la mirada que no se preocupara.



— Les reto, a que alguno de ustedes pueda vencerme— declaró con soltura— les prometo que si lo hacen me iré de aquí.



Los tres miraron a aquel hombrecito de 1.53 m con extrañeza y uno de los tres se aproximó hasta quedar a su lado.



— Esta estación de policía no es un club de pelea— protestó el capitán.



—Pero usted también esta dudando mi, yo sólo quiero mostrarle que soy apto para este trabajo.— declaró Krillin.



El hombre que aceptó retarlo, retrocedió para lanzar un buen puñetazo, el artista marcial ni siquiera se molesto en ponerse en posición de pelea, solo hizo a Marron a un lado y posó sus manos en la cintura.



— Niñita creo que deberás llamar a tu mamí para que venga por tu papito inconciente— indicó petulante mientras golpeaba.



El puñetazo dio preciso, un enorme mazo justo en medio de la cara, el guerrero z no se inmutó ni un poco, no tenía ni una marca ni un minúsculo apice de dolor.



—Creo que con esto ya he demostrado mi punto...



Sin permitir que Krillin terminara de hablar desperado y desconcertado dio un golpe tras otro, los otros dos se le unieron haciendo lo mismo con patadas, cabezazos y embestidas sin obtener ningún resultado.



— Creo que esto comienza a ser algo excesivo, muchachos, deténgase ya... chicos...¡deténgase ya!...



El capitan sintió esto como una simple briza, como absurdas bola de papel arrastradas por el viento sin piedad, hasta ir a dar al otro extremo en la pared, situada a más de 20 m de distancia.



— Deben de tener respeto a las otras personas, no pueden actuar así en una estación, trate de advertirlos— Sentenció Krillin.



El capitán atónito con ojos como platos se le aproximó con precaución.



— Usted...usted...no los toco...¿usted les a hecho eso?...—Preguntó con un hilo de voz.



— Creo que se me ha pasado un poco la mano— Confesó el guerrero z con una risa nerviosa rascando su nuca.



El antiguo peleador no vino venir que la enorme chaqueta con medallas y los pantalones del Capitán le cayeran encima, para luego ver que este salía huyendo en calzoncillos y camiseta hacia la calle.



—¿Eso quiero quiere decir que tengo el empleo?— Preguntó gritando Krillin para alcanzar a ser escuchado.



—¡Quédese con la estación entera si quiere!— gritó mientras salía por la puerta.



— Muchas gracias, pero prefiero solo patrullar, comienzo mañana— Respondió Krillin.



— Estaba tan emocionado que te regaló su uniforme—Señaló la niña.



Krillin sonrió y la cargó en hombros, sonriendo.



— Así pequeña, encontremos a mamá y démosle la buena noticia.