Romántico The distance between Us. [Terminada]

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Tarsis, 16 Mayo 2019.

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  1. Threadmarks: Capítulo IV.
     
    Tarsis

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    The distance between Us. [Terminada]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    828
    Capítulo IX.






    —Dile hola a Katia —Tomó la manita regordeta de Marco que se reía encantado tratando de darle manotadas a la tablet que llamaba su atención—. Este niño es un encanto Katia. —Se rió con él mientras le hacía cosquillas con su nariz. Su prima le devolvió la mirada resignada pero con una sonrisa, al menos se veía realmente feliz. Sabía que Katherine no podía tener hijos porque se operó de endometriosis hace unos pocos años, pero era eso, o llenarse de quisters y fibromas indefinidamente. Y aunque nunca había salido una palabra de queja de sus labios, sabía que era algo que le había afectado, porque siempre le habían gustado los niños, sólo que nunca había encontrado a alguien con quién tenerlos. Y no era tan irresponsable como para buscar el primero que apareciera en su puerta sólo porque iba a quedar estéril.


    —Sí, definitivamente es una monada —convino—, ¿duerme contigo?


    Katherine negó mientras le buscaba el chupón y el pequeño se entretenía. Ya tenía 6 meses, habían tardado 2 meses casi tres en conseguirle la visa incluso pagando todo el papeleo express, pero allí estaba, siendo niñera en otro país.


    —Tiene su cuarto, es el contiguo al mío.


    —¿Y el de su padre? —inquirió con doble sentido. Katherine puso los ojos en blanco.


    —Es el contiguo al de él.


    —¿También te paras en la noche a atenderlo? —Se rió ante la cara enrojecida repentinamente de su prima.


    —No. Y si lo hiciera, no hay ningún problema. Literalmente es viudo ahora —Se defendió.


    —Sí, literalmente soy viudo. Puedes escaparte a mi cuarto cuando quieras —asintió completamente de acuerdo con su argumento. Katherine se quedó de piedra, mientras Katia estallaba en carcajadas.


    Que me trague la tierra ahora mismo. El pensamiento hizo eco en todo el interior de Katherine que no se atrevía ni siquiera a voltear, vio como Katia se despedía entre risas y cortaba la llamada. Traidora.


    —Llegaste temprano —comentó observando la hora en la tablet—, media hora antes.


    —Tengo gente esperándome en casa, es justo que de vez en cuando vuelva temprano. ¿Por qué? ¿Te pone nerviosa? —La molestó entre risas, sabiendo que estaba incómoda.


    Ella se volteó hacia él decidida a no dejarse intimidar.


    —Cállate —Le entregó a Marco, mientras él seguía riendo y la observaba salir de la habitación.

    .

    .

    .


    —Ya Marco está dormido —Se sentó en la mesa donde Nickolas estaba terminando de servir la cena y tomando los cubiertos para comenzar a comer en el momento que él también se sentó a la mesa.


    —Se porta mucho mejor ahora que estás aquí, me hace quedar mal.


    Katherine se ríe pero no dice nada, está concentrada en su comida que huele tan bien como sabe. Ambos se sumieron en un calmado silencio, todas las cenas habían sido así desde que ella había llegado, en silencio, en calma, levantando la vista para ver que el otro quizás lo estaría viendo. No había sido difícil establecer una buena rutina entre ambos, tenían personalidades bastante afines, poco conflictivas y poco dadas a las discusiones o peleas.


    El problema estaba en la tensión entre ellos. En las miradas. En cada roce que los hacía contener la respiración. En las ganas contenidas de cruzar la línea que habían dibujado entre ellos. A veces Katherine tenía que cruzar las piernas tan fuertemente que sentía que se le iba a cortar la circulación luego de verlo salir de su cuarto en pijama a atender a Marco. A veces Nickolas tenía que bañarse nuevamente en la madrugada al encontrarla dormida desarropada y cómoda en la cama de su hijo.


    Era una situación sencilla que ellos estaban haciendo complicada. ¿O no?


    Nickolas se recostó en la encimera mientras la observaba lavar los platos.


    —Quiero tener sexo contigo, Kat.

    Escuchó el sonido de los platos al caer nuevamente sobre el metal del fregadero, él no se rió y tampoco dejó de verla, aunque ella no se volteó.


    —Estoy cansado de negarlo. De caminar sobre vidrio en ese tema. Quiero tener sexo contigo, me la paso pensando en eso todo el día, cada vez que te veo, te mueves o respiras, sólo pienso: quisiera estar con ella en la cama. Sé que habíamos hecho un trato implícito sobre eso… pero, sinceramente, es un trato asqueroso. No estoy casado, estás soltera, vivimos en la misma casa. ¿Por qué no podríamos tener sexo? Katherine, por Dios, di algo.


    —No pensé que te sintieras así —dijo al final.


    —Lo sabías, sólo que no querías aceptarlo verlo. Por eso, te lo explicaré con claridad —Su mano se deslizó hasta la cadera de la chica, deteniéndose detrás de ella mientras acariciaba su cabello con suavidad y dejaba al descubierto la piel de su cuello—. Me encantas —depositó un beso haciendo que su piel se erizara—, me encantas —otro beso un poco más cerca de su garganta—, me encantas.


    La volteó apoderándose de su labios por completo. Él podría mostrarle con hechos como se había sentido durante todo este tiempo.
     
    Última edición: 12 Septiembre 2019
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    Hey! perdón por no responder antes, anduvo como con la cabeza en otras cosas.

    Pues.. siento que este es un capítulo como medio extraño. Porque era obvio que las cosas iban a ponerse raras e incómodas con los dos viviendo juntos y la tensión sexual se iba a estar acumulando, pero es curioso que se resolviera de esta forma en la que él lo dice de forma tan directa. Supongo que es consecuente con su personalidad de él, más que un descontrol espontáneo sin planteárselo.

    Btw, me encanta cómo le dice "Me encantas, me encantas", but, cómo se traduciría eso al inglés? haha
     
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  3. Threadmarks: Capítulo X.
     
    Tarsis

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    13
     
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    1216
    Capítulo X.






    —¿Quién eres tú?


    —Soy Katherine, disculpe, ¿quién es usted? —Se aferró un poco más a Marco que se removió incómodo al sentir su cambio de ánimo súbito.


    —¿Por qué tienes a mi nieto? —La señora, de hermosa piel dorada y marcado acento italiano la observaba con ojos de tiburón, haciéndola sentir incómoda.


    —Un placer conocerla señora, soy su niñera. —La anciana elevó una de las cejas ante la respuesta, sopesando si aquella información podía ser cierta.


    —Creo que tendré que hablar con Nickolas —dijo con acritud—. Entrégame a mi nieto —exigió.


    —Lo siento señora, pero ni siquiera sé cómo se llama usted, si quiere puede llamar a Nickolas y arreglar todo con él, yo debo volver a la casa —Con educación terminó de agarrar las cosas que había llegado consigo al pequeño parque cerca de la casa y se marchó. Quizás ella era realmente su abuela, podía ver el claro parecido con la esposa fallecida de Nickolas, pero no le entregaría el bebé a nadie sólo porque apareciese así, mucho menos con esa actitud.


    .

    .

    .


    —¿El cuerpo de mi hija aún está entero en la tumba y tú ya tienes a otra mujer viviendo en su casa?


    Nickolas suspiró ante el comentario, dejándose caer sobre el mullido asiento de la pequeña oficina que tenía en su casa. Sabía que tendría que tener esa conversación tarde o temprano, pero sinceramente, lo que realmente estaba pensando era: ¿Qué debía decirle? ¿Estaría Katherine dispuesta a ser su novia? ¿Cómo debía presentarla? Tenían muchos puntos sin aclarar, habían estado viviendo en su burbuja sin ponerle etiqueta o nombre a lo que estaban experimentando.


    Aunque estaba escuchando a su suegra, realmente su atención no estaba en ella. No le importaba en lo más mínimo lo que ella pensara o sintiera al respecto. No había hecho nada malo, y no iba a permitir que alguien externo le criticara por seguir con su vida.


    —¡Ni siquiera me estás escuchando! —exclamó indignada. Nick se obligó a fijar sus ojos en ella, enderezándose en su puesto.


    —Por supuesto que estoy escuchando Lisa. Estoy dejando que expongas tu punto, pero la verdad, es mi vida y yo decido qué hacer con ella. Desafortunadamente, tu hija murió. Soy viudo. No la engañé y la respeté mientras vivió. No entiendo el punto de ésta conversación —repuso con acritud.


    —Tienes a una cualquiera bajo tu techo ocupando el lugar de mi hija —sus palabras destilaban resentimiento y orgullo.


    —Como acabas de señalar, es mi techo —puntualizó—, y Katherine no está ocupando el lugar de nadie, dado que no hay un lugar que llenar. Son dos personas distintas, y no tiene una cosa que ver con otra.


    —No permitiré que mi nieto esté a su merced —amenazó.


    —Dejaré pasar por debajo de la mesa la amenaza en tu tono. Marco es tu nieto, pero antes que nada es mi hijo. Mi relación con Katherine, cualquiera que sea, no es algo que le afecte directamente. Está bien cuidado, es feliz, y tiene atención y amor de mi parte.


    La mujer tomó la cartera levantándose bruscamente.


    —No dejaré esto pasar, creo que tendré que hablar con nuestro abogado.


    —Ya sabes cuál es mi número, estoy dispuesto a que nos reunamos cuando lo consideren conveniente —concedió sin darle la menor importancia.



    .

    .

    .



    —¿A dónde vas? —inquirió, recostándose de la puerta entreabierta. Los ojos recorrieron la pierna esbelta y larga de la mujer que sentada en la cama se colocaba crema humectante.


    —Voy a salir —contestó distraída, mientras se abrochaba nuevamente la sandalia.


    —Estás impresionante —elogió, sin dejar de deleitarse en observarla—. ¿Alguna ocasión especial?


    Ella se levantó y sonrió hacia él.


    —¿Estás indagando en mis planes? —Nickolas se llevó las manos a los bolsillos, clavando sus ojos en ella.

    —¿Estaría mal? Tus planes de hoy no me incluyen. —Ella le pasó por el lado, le dio un beso en la mejilla y tomó su cartera.


    —No voy a esperar toda la vida por ti, Nick. La comida de Matteo está hecha en la nevera.


    Nickolas la observó marcharse, dejando escapar el aire que había retenido en sus pulmones. Aquella situación terminaría matándolo.


    .

    .

    .


    Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido. Se quitó los zapatos de tacón para no hacer ruido al subir las escaleras. Abrió la puerta de su habitación, y se sorprendió al ver que la luz estaba encendida y a Nickolas acostado en su cama, con un libro y un vaso con un líquido ámbar.


    —¡Me asustaste! —Se llevó la mano al pecho sobresaltada.


    —Era la idea —Se rió él con un poco de sarcasmo.


    —¿Me estabas esperando despierto? —preguntó con cautela.


    —¿No es obvio? —suspiró dejando el libro a un lado y terminando de tomar el líquido de su vaso. Arrugando la cara por el escozor en su garganta.


    Se mordió los labios dudando de cuál sería su próximo movimiento, pero decidió actuar como si nada, y comenzó a desvestirse y agarró la toalla y sus cosas personales para ingresar a la ducha.


    Abrió la regadera, esperando que comenzara a calentarse para entrar en ella. El agua se comenzó a deslizar tibia sobre su piel sudada. Había pasado una noche estupenda. Había aceptado salir con unas amigas que había hecho en éste año, otras niñeras más jóvenes que ella. La habían llevado a un bar no muy lejos, donde habían bailado, disfrutado y aceptado tragos gratis toda la noche. Nada malo ni salvaje, sólo algo diferente. Escuchó la puerta abrirse, y el sonido de la ropa pesada al caer… El cristal se abrió y entró Nickolas en silencio, desnudo colocándose detrás de ella.


    Dejó que su mano se deslizara por la piel húmeda de la chica.


    —Yo te ayudo —murmuró, tomando la esponja y el jabón líquido. Comenzando con pequeños círculos en toda la espalda, bajando hasta agacharse y alcanzar sus tobillos. Katherine suspiró, sosteniéndose de la pared, mientras sentía como la esponja se deslizaba en la parte frontal de su pecho, bajando por su abdomen plano, su entrepierna y nuevamente hasta sus pies. El agua le hacía cosquillas, mezclándose con la espuma del jabón. Sintió los labios de su amante en el cuello, y el calor de su cuerpo desnudo al pegarse al de ella, cerró los ojos disfrutando el contacto, echando la cabeza hacia atrás para darle libre acceso.


    —Nick —gimió sin poder evitarlo, sintiendo como su cuerpo lo recibía en su interior sin resistencia. Sus manos amplias y masculinas se aferraron a sus caderas mientras empujaba hasta llenarla por completo. Katherine pegó la frente de la fría cerámica de la que se sujetaba—. ¿Lo estás haciendo para corroborar que no estuve con otro?


    Nickolas la embistió con más dureza, y con más rapidez, haciendo que todo su cuerpo se moviera y sus gemidos se hicieron más pronunciados.


    —No soy un niño, Kat. No tengo que estar haciendo de niñera. Pero si tu idea era ponerme celoso, déjame decirte que funcionó —admitió con una sonrisa.


    No, él no era ningún niño inmaduro. No era como su ex novio celópata, violento y ofensivo. Nickolas siempre hallaba una manera alternativa de hacer las cosas, de demostrar su descontento, y de dejar expresa su posición y sus sentimientos. Y ahorita mientras la poseía debajo de la ducha, no le quedaba dudas del mensaje que le estaba mandando.
     
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    Ohhhhh I LOVE SHOWER SEX


    Hahah es de mis favoritos (? Aunque no es tan smooth porque el agua jode un poco la lubricación pero... Hahah en fin.


    Wooo lo de la abuela estuvo intenso. Puntos a favor de la construcción del personaje. Pude imaginármela por completo, la postura corporal, la cara estirada... Y los diálogos en punto. Supongo que va a ser un problema.. las abuelas siempre son un problema :/

    "Ojos de tiburón" estuvo genial esa descripción...

    En fin, este capítulo me picó desde la primera línea y creo que me lo acabé muy rápido haha

    Sorry por no responder antes, andaba en las vueltas de ls vida (??
     
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  5. Threadmarks: Capítulo XI.
     
    Tarsis

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    13
     
    Palabras:
    756
    Cap. XI





    Corrió a la orilla de las escaleras, atrapando al travieso niño a duras penas.


    —¡Marco! —reprendió al pequeño bribón que no hizo más que reírse al verse atrapado, pataleando y moviendo sus pequeñas y fuertes piernitas. Ella le dio un beso en el espeso cabello antes de comenzar a reírse—. Me vas a venir dando un infarto…


    Bajó a la primera planta con él en los brazos y lo depositó en el suelo para que comenzara a jugar y a correr torpemente. Ya tenía un año y dos meses y aún se sonrojaba cuando la llamaba mamá, una de las pocas palabras que el niño ya podía pronunciar. El timbre sonó cuando iba a mitad del camino a la cocina, se devolvió al recibidor y su sonrisa se borró de inmediato al ver la cara al otro lado.


    —¿Por qué Nickolas no ha respondido mis llamadas? ¿Acaso no le han llegado los papeles? —La voz avinagrada de la señora habló sin pausa.


    Katherine calmó sus pensamientos antes de responder con una educada sonrisa:


    —Buenos días señora, me temo que Nickolas aún está trabajando y yo no tengo ningún conocimiento de lo que está hablando.


    —¿Eres su mujer y no sabes de la custodia de Marco? Más a mi favor —resopló con irritación. Katherine apretó los puños, conteniendo las ganas de gritarle sus verdades en la cara.


    —¿Desea pasar? —inquirió ignorando por completo el comentario grosero. Pero la mujer ni siquiera se tomó la molestia de responder, sólo se dio la vuelta y se retiró. Katherine dejó escapar el aire que mantenía en sus pulmones, aliviada de no tener que lidiar ni un segundo más con esa odiosa persona.


    .

    .

    .


    Se acercó a él, que estaba a medio vestir sentado en la orilla de su amplia cama. Él le rodeó la cintura con las manos, atrayéndola hacia él, dejando descansar su cabeza en el suave olor de sus pechos. Ella le acarició el cabello, dejando sus dedos deslizarse por sus hebras rubias y finas.


    —¿Cuánto pensabas decirme que estás peleando por la custodia de Marco? —Katherine rompió el cómodo silencio. Había pasado toda la tarde pensando en lo mismo, ¿por qué ella no sabía nada de esto? ¿No se supone vivían bajo el mismo techo? ¿No confiaba en ella para más que para tener sexo? Las dudas llenaron su mente, pero decidió, que confrontarlo sería lo mejor.


    Sintió el cálido aliento deslizarse sobre su piel, erizándola cuando Nickolas suspiró aún escondido en sus pechos.

    —¿Cómo te enteraste? —respondió con otra pregunta.


    —Tu ex-suegra vino hoy, y me lo echó en la cara. ¿Entonces…? —presionó.


    —No quise comentártelo porque todo inició por ti. No quería que te sintieras incómoda y mucho menos culpable —admitió.


    —¿Por mí? —Él asintió, separándose un poco de ella para poder verla a los ojos.


    —Están alegando que la muerte de mi esposa fue muy reciente, y que yo añadí una nueva figura materna en la vida de Marco muy pronto. Pero, sinceramente, no estoy preocupado, ganaré el juicio, es en un mes. —Le explicó con calma.


    —¿Entonces por qué me lo ocultaste?


    —Porque no quería decirte que no tengo intenciones de dejarte ir de mi vida, sólo no quería… asustarte.


    Katherine se echó a reír con humor ante lo absurdo de la sentencia.


    —Nickolas, tenemos más de un año compartiendo la misma cama, y jugando a la casa feliz, creo que ambos sabemos aunque no lo hayamos dicho directamente, que queremos estar en la vida del otro.


    Él no se rió con ella, sino que la jaló hacia él atrapando sus labios en un beso profundo y lleno de sentimientos. A veces las acciones dicen mucho más que las palabras.


    .

    .

    .



    Movió nerviosamente las manos en su regazo, Nickolas le estaba dando la espalda, sentado frente al juez en la corte. No se había dado cuenta de que había estado sosteniendo el aire hasta que escuchó la sentencia a favor del padre del niño, en ese momento su corazón palpitó emocionado. Y una sonrisa amplia y brillante le correspondió a Nickolas que automáticamente volteó hacia ella.


    Lo habían logrado.


    Matteo corrió hacia ella llamándola mamá entre sus balbuceos en el momento que tocó el suelo, pasando por el lado de su abuelo sin darle una segunda mirada. Nick se acercó a ella, y le dio un beso en la mejilla.


    —Te amo...—susurró con firmeza en su oído, mientras la abrazaba y a Matteo que ya estaba en sus brazos.


    Ella cerró los ojos dejándose abrazar.


    —Yo también te amo.
     
  6. Threadmarks: Epílogo
     
    Tarsis

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    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    325
    Epílogo.



    —Mamá, ¿podrías dejar de llorar? —Matteo se pasó la mano por el cabello oscuro incómodo, mientras se dejaba abrazar por tercera vez—. Me iré a la universidad, no me he muerto.


    Katherine sorbió la nariz, tratando de contener el llanto que se acumulaba e su garganta. No, definitivamente no se moriría, sólo se mudaría al otro lado del mundo. ¿Por qué había elegido un sitio tan lejos? Matteo había decidido estudiar en Europa, y mientras que Nickolas estaba muy tranquilo con la decisión de su hijo, ella había estado llorando todos los días.


    —Además, tienes a Nikkie, no te dará tiempo de pensar en mí —bromeó, a lo que su hermana menor le sacó la lengua. Nikkie, tenía sólo 9 años, y era prácticamente una copia exacta de su padre en mujer, incluso en la personalidad.


    —Aún no entiendo porqué tienes que irte tan lejos...—Se quejó. Matteo suspiró, para luego reírse y abrazarla.


    —Te amo, ma.


    Vio su espalda desaparecer tras los barrotes de seguridad del aeropuerto, y se aferró a su esposo que permanecía en calma.


    —¿Sabes que eso es normal aquí, no? Los niños crecen, y se van a vivir solos. Es el ciclo natural —Nickolas le dio un beso en la boca mientras la jalaba hacia el carro.


    —Pues, aquí es normal. En Venezuela esto no es muy normal.


    —Sí, eso es obvio —Se rió por lo bajo Nikkie con sarcasmo mientras subía al asiento de atrás—. Cada vez que vamos tenemos que venirnos casi que escondidos de la familia.


    Katherine le lanzó una mirada a su hija que sólo esquivó su mirada mientras tomaba su tablet. Nickolas se rió por lo bajo, ganándose ésta vez él la mirada enojada.


    —Ustedes son unos insensibles.


    —Pero te amamos —replicó Nick, a lo que su pequeña hija asintió con vehemencia.


    Esto logró sacar una sonrisa en la mujer de cabello caramelo.


    —Y yo los amo a ustedes.
     
  7.  
    The Condesce

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    Hola! Hey, perdón por la tardanza! este último mes fue una locura, anduve en mil cosas, pero ya ando por aquí! Pues, es lindo que haya tenido un cierre agradable y feliz, y obviamente que haya ganado el pleito de la custodia, pero creo que con el salto temporal y todo fue un final algo apresurado, de alguna manera, como intentando resolverlo todo, y en contraste con el drama anterior que había sido bastante constante se siente un poco raro que sin más fatiga les haya salido bien.

    Por cierto, me encantó el epílogo. La verdad es que sí es súper diferente en latinoamérica la cuestión con los hijos ahha. Eso le añadió un toque muy divertido.


    En fin :3 si alguna vez empiezas a escribir otra cosa, avísame, va? uwu
     
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