FanficsLandia Dream Team

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por rapuma, 20 Noviembre 2019.

  1.  
    rapuma

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    Acción/Épica
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    3
     
    Palabras:
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    Etiqueto a la responsable de este flash ---> Liza White y a mi compañera que no duró una ronda xD pero que será el detonante de la historia :) Luix

    La historia no cumple el orden orientativo de los resultados y seguramente encuentren algunos cambiados, pero es para que la historia tenga más sentido. Me reservo el derecho porque soy un dictador de los malos re malosos.


    Ronda 1.

    Bostecé y me desesperecé en la cama, que estaba hecha un revuelto de sábanas. Miré el techo y la nota colgada me hizo sonreír: "¡A trabajar, grandullón!". Esta Luix. Había veces que me preguntaba cómo era que con su metro cincuenta podía llegar al techo. No teníamos escaleras en el departamento. Pero bueno, eso y el porqué los Simpsons son amarillos eran misterios que no me dejaban dormir bien en las noches.

    Me senté en la cama y consulté el móvil de la mesita adyacente a la cama; tenía tres mensajes de Luix y un cuarto privado. Abrí el último de curiosidad. Estaba en código... algoritmos. Alcé una ceja, curioso. Desde las batallas de Rol que no leía un mensaje de ese tipo. Decidí hacer lo que hace cualquier persona con dos dedos de frente, y con problemas en códigos morse, y llamé directamente a mi compañera Luix. Dos tonos de llamada y ya su voz chillante al otro lado del teléfono.

    —¡Rapu!

    —Luix. ¿Línea segura?

    —Siempre.

    —Me llegó un mensaje en clave. No sé si es un trabajo o algo peor.

    —A mi también. Ya lo descifré. ¿Café de Comunidad?

    —Café de Comunidad.

    Y colgó. Era sencillo hablar con ella, siempre directa. Agradecí de tenerla a mi lado en esos momentos.

    Fui a la ducha y luego me vestí con lo típico en las reuniones de trabajo. Un traje totalmente negro, con zapatos a medida y un pantalón que hasta el mismísimo Heros hubiera envidiado. Camisa blanca y una corbata negra. Me miré en el espejo y sonreí. Desenfundé una pistola imaginaria y disparé, al mejor estilo James Bond. Afirmé con la cabeza y me fui del departamento.

    En la acera tiré las llaves a la calle y caminé tranquilamente por el foro Comunidad comiendo una paleta.

    Perdón, aún no me presenté, ¿verdad? Soy Rapuma y trabajo de sicario profesional. Vamos, no me miren con esas caras. El sicario engloba todo: fui guardaespaldas, transportador, asesino y obviamente acechador. Trabajo para el mejor postor: quiero decir, trabajamos, junto con Luix. Yo soy el músculo y ella el cerebro. Cliché, ¿no? pero somos eficaces. El último gran trabajo que tuvimos fue el cambio de identidad de un administrador, seguro les suena. Creo que lo nombré más arriba. Se llama Heros. ¿A que sí oyeron de él? Bueno, ahora mismo se llama roberto123. Verán, la fama abruma y cuando a estos tipos, llenos de poder, les da casi un ataque de pánico, contratan a tipos como nosotros. Los hacemos pasar desapercibidos, incluso quizá Heros pasa seguido por tu calle o compra pan cerca de tu panadería. Incluso apuesto a que toma la misma leche desnatada que tú y la compra del mismo chino.

    Como sea, nos vendemos al mejor postor. Y el último que tuvimos fue GalladeLucario. ¿Lo conocen? El magnate del foro. Bueno, puedo decir que tuvimos un recambio de intereses. Él necesitaba pokemones legendarios y nosotros muchos coins.

    Y los mensajes encriptados, como el que recibí a la mañana, suelen ser eso: trabajos. De gente con mucho poder, de gente con no tanto poder, esposas despechadas, esposos furiosos, gente que quiere lastimar a alguien... en fin, si hay coins de por medio no preguntamos mucho.

    Aunque la debilidad de Luix son los niños. Tuvimos un problema muy fuerte cuando intentamos separar los hijos de EN Auditore y Nekita luego de su ruptura amorosa. Teníamos que raptar a los niños y ella se paralizó. Siempre que hay niños de por medio me da un espinazo, por que se que podemos llegar a discutir. Si fuéramos el ying y el yang ella sería la parte blanca, sin duda. Yo la mierda negra, con un puntito diminuto de luz.

    Llegué al Café de Comunidad y me senté frente a ella. Vestía un traje a medida, sin pollera y escote. Traje varonil, y le queda de puta madre. Ella me sonrió y se subió las gafas de sol.

    —Hombre. Si fueras un poco más alto serías Travolta.

    —Mujer. Si fueras un poco más baja serías la mujer de mis sueños.

    —¿Un duende sería la mujer de tus sueños?

    —Un duende con traje, sin duda.

    Ella sonrió y yo me estiré en el asiento. Luix tiene cada de duendecilla; nariz respingada y ojos grandes y calculadores. Una risita contagiosa y siempre sonríe mostrando sus blancos dientes.

    Me quitó la paleta de los labios y comenzó a masticarla, desplegando una pequeña laptop sobre la mesa. Se acercó para hablar.

    —El mensaje encriptado trata sobre Liza White. ¿La conoces?

    —Sí. La empresaria. ¿Que quiere?

    —Parece que hay unos juegos del hambre activados. Muchos operarios como nosotros dando vueltas. Peligroso. Me huele mal. Pero pagan bien. En efectivo, sin transferencias.

    —¿Qué cifra?

    —Di un número...

    Me quedé pensando.

    —Con ocho ceros.

    Silbé de la impresión. Me toqué la barbilla, la barba me estaba creciendo apenas. Era un detalle pero a ella no le gustaba la barba tan marcada.

    —¿Qué clase de trabajo?

    Luix apretó unos botones de la laptop y me mostró el archivo mientras me explicaba.

    —Al parecer quiere contratar a los mejores cazarecompensas del foro. Y por eso subió este anuncio a los mercados negros... muchos otros están interesados. Se tienen que matar entre sí. ¿Sabes cuantas parejas como nosotros se encuentran dando vueltas?

    —Muchas, al parecer.

    —Demasiadas para contarlas. Y no todos se anotaron al trabajo. Esto es mucho más de lo que hicimos en el pasado, Rapu. Se trata de pelear contra otros profesionales como nosotros.

    —Podría hacerse... ¿no? Es decir, los estudiamos y les damos caza.

    —Mientras otras seis parejas intentan darte caza a ti. —sonrió con malicia. —Lo veo mal. Mal trabajo.

    —Me gusta la adrenalina. Siempre fuimos cazadores, ¿que tal un poco y un poco? Tenemos un bunker subterráneo, por amor a Dios, Luix. Los que se anotaron son amateurs... tenemos mucho poder, y lo sabes. Seguro todos lo saben.

    —¿Y no crees que por eso nos quieran dar caza primero a nosotros?

    —No los dejaremos. —sonreí. —¿Dónde está la Luix que me gusta? ¿O aún no vino?

    —¿Acepto el trato?

    —Acepta el trato. Será nuestro último trabajo y nos iremos de vacaciones. Vacaciones indefinidas.

    Luix sonrió y aceptó el trato. La laptop mostró una leyenda: "Desde este momento están dentro de la empresa".

    —¿Estamos en juego, entonces?

    —Estamos en juego.

    —Iré al coche y saldremos de aquí entonces. No podemos estar a la vista.

    Asentí y ella se levantó, me devolvió la paleta a medio comer y volví a ponermela en la boca. La miré mientras caminaba hacia el porsche negro que estaba frente al bar. Abrió la puerta, entró y cerró.


    El coche voló en miles de pedazos y la onda expansiva me lanzó contra uno de los ventanales del bar. Quedé atontado unos segundos y me quité los cristales de encima. Tenía la frente cortada y los oídos aturdidos por la explosión. La gente corría y se alejaba.

    El coche estaba prendido fuego en violentas llamas amarillas. No había quedado rastro de Luix.

    Una ira asesina me invadió por dentro.
     
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    Luix

    Luix Fanático

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    Me mataste con todo, lastima que solo se puede poner una calificación, no sabia que calificación poner de todas las que pensé.

    Me impresiona la manera en que manejaste la trama, incluso hasta cuando el auto se prendió en llamas. Que hayas marcado la altura me hizo reír tanto que estoy segura hubiera contestado lo mismo que has colocado. Vaya, ni te digo de ver a Miss Liza White como empresaria contratando variedad de sicarios y llevándolos a la destrucción mutua.

    Y que te digo de esta frase:
    Que me ha impactado más por el hecho de ser tan cierto como mi muerte repentina a penas le di a la tecla pata "aceptar" la matanza. Aunque sea esta la primera vez que leo algo de tu autoría, y me he entretenido mucho, no sólo por como dirigiste a los personajes, sino que a su vez ha sido legible a la perfección, sin que pueda notar algun problema al leer.

    ¡Saludos!
     
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    Hygge

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    No dejas de sorprenderme con tu creatividad, ¿eh, Rapu? xDDD No exagero al decir que eres la persona que mejor maneja el prefijo Fanficslandia en el foro, a saber a cuántos usuarios has narrado ya, seguro debe hacerles ilusión.

    Me alegra que con un juego haya dado pie a crear algo así, sin duda pinta muy interesante sabiendo cómo fue desarrollándose el juego. Tienes la capacidad de narrar las cosas con cierto aire realista y descriptivo que hace que me tome en serio un juego de nada como lo fue el dream team xD ¿Juegos del hambre entre sicarios? ¿Yo siendo la empresaria que maneja dichos hilos? Woah, impaktada, pero fue sublime (?)

    F por mi pobre Luix, siempre que a un personaje se le da demasiada atención es porque se está compensando el hecho de que ya no volverá a aparecer más, y aquí no fue distinto. Al menos esto dará pie a que Rapu de todo de sí por vengarla, ya quiero verlo.

    ¡Estaré al tanto, como siempre! ¡Buen trabajo!
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    [​IMG]
    Imagen de representación de Rapuma hecha por la genial de Ayeah (L)
    Ronda 2.

    Pocas cosas pude llevarme luego de la explosión; como mucho un teléfono móvil estropeado, una cerveza y mi orgullo aplastado y escupido por el infeliz que logró asesinar a mi compañera. Aproveché la distracción del público en general, aglomerado en el siniestro y señalando a gritos lo que había ocurrido. Me fui cojeando lo más rápido que pude, intentando pasar desapercibido, pero claro... ¿quién lo haría con un corte en la frente y el traje arruinado? sin contar que mi pierna izquierda parecía una escoba, arrastrando la mierda de las calles.

    Me metí en una boca de metro para ocultarme, no sabía si me estaban siguiendo vía satélite o si el asesino (o los asesinos) se encontraban cerca, vigilando por cámaras o quién sabe qué otros métodos. Saqué de mi bolsillo una pequeña tarjeta magnética donde apunté un código desde mi reloj de muñeca. El código activaba un pequeño incendio en el piso que tenía en Rol y que si llegaba a la garrafa de gas de la cocina haría volar todo por los aires. Con esa otra distracción seguro me tenían muerto y así seguiría, al menos, hasta encontrar mi bunker en la Papelera.
    Tardé cerca de cuatro o cinco horas en llegar a la base. Me tardó más de la cuenta porque permanecí oculto de entidades que podrían dar un llamado de alarma a cualquiera que me estuviera persiguiendo en esos momentos. El bunker era feo a primera vista, una cabaña de madera que parecía sostenerse por la fe de sus constructores... pero la fé llevó al hombre a la luna, ¿no es verdad?

    Me acerqué a la puerta y marqué mi código secreto en un panel numérico. La puerta se abrió con un zumbido e ingresé y me tumbé en el suelo, mirando el techo, totalmente fatigado. Me deshice del nudo de mi corbata y la dejé a un costado mientras cerraba los ojos.

    "Será nuestro último trabajo y nos iremos de vacaciones"

    Mis palabras me atacaron en lo más profundo de mi cerebro. Luego la imagen de Luix, sonriendo como siempre lo hacía: mostrando los dientes blancos. Luego la explosión y la onda expansiva. Sin rastros de Luix. Sin rastros de ella para siempre.

    Abrí los ojos y suspiré. Me levanté y caminé por la sala, totalmente asestada para sobrevivir un año y medio en plena soledad. Esquivé unas cajas de cartón aún cerradas y me acerqué a un monitor que permanecía en estado activo. Tecleé lo necesario para que se activara el sistema remoto de seguridad y en pocos segundos la cabaña entera se vio iluminada y varias paredes se volteaban dejando ver arsenales que cualquier ejército hubiera envidiado, sobre todo el mercado negro. Rpgs, M4A1, cualquier tipo de rifle de asalto y potencia de fuego por mil. Me senté en la silla frente el monitor y me coloqué unos audífonos. Me quedé pensativo unos minutos... ¿debería de contactarla? solo era de caso de máxima urgencia, no más. Apreté la tecla A y la llamada comenzó a darse automáticamente; seguro ella recibiría la llamada por una línea segura desde mi base secreta, lo que no le daría sospechas. Era una llamada de emergencia (baby).

    Ella contestó pero el silencio nos invadió. Oía su respiración, totalmente normal desde el otro lado de la línea. Ella escucharía la mía, agitada.

    —Los recuerdos de las personas que mas amamos es lo que nos quedará... cuando los bastardos se lleven el resto. El foro arderá. Arderá o moriré en el intento.

    Silencio.

    —¿Que ha pasado? —su voz sonaba robótica, lejana.

    —Mataron a Luix. —mis ojos se cristalizaron pero logré mantener la compostura. —Se ha ido, A.

    —¿Qué quieres de mí, cariño?

    —Nombres y localización. Seguro las cámaras pudieron grabar algo, incluso desde mucho antes de que hayamos quedado en el bar con Luix. Nos estaban siguiendo, esperando el momento de si aceptábamos... o no.

    —¿Aceptar qué?

    —El trabajo de Liza White.

    —Liza White. —silencio. —No tengo causas detrás de ella, todo legítimo. Está limpia.

    —No es ella a quién busco. Es a los hijos de puta que casi me matan. Los cazaré como perros.

    —Dame una hora. Te daré lo que necesitas. —silencio. —Esta línea dejará de ser segura, ¿lo sabes, no? Estás loco de entrar a un concurso de ese calibre. No es lo tuyo.

    —En una hora quiero los nombres y un lugar. Corto.

    Cerré comunicación y dejé los auriculares sobre el teclado antes de levantarme y dirigirme a la enfermería de la cabaña. Era improvisada pero tenía lo necesario para cirugías y extracción de cualquier bala o aguja, en todo caso. Tomé antibióticos para el terrible dolor de cabeza que me partía la frente en dos y unos anestésicos para la pierna y la espalda. Empujé la camilla y de un golpe tumbé una caja con inyecciones y agujas. Me derrumbé en el suelo y comencé a hipar en silencio, como si llorara...

    Me despertó una notificación de mi reloj de muñeca. Habían pasado casi dos horas desde mi última comunicación. A lo había conseguido, ya tenía dos nombres y una localización. Estudié los nombres y el número de calle. Ya los tengo, hijos de puta.

    Me costó más de lo esperado espiar sus rutinas. Eran un hombre y una mujer, al mejor estilo Rapuma y Luix. El sujeto en cuestión se llamaba Reual Nathan Onyrian; metro noventa, sabía pelear; peleas clandestinas, un poco de boxeo y krav maga. Un hombre peligroso y fuerte, pero con una debilidad; su propia compañera, de nombre Factummale. Hackeo, estadística, espía y sobre todo, hablaba varios idiomas, entre ellos el trolleo y el idioma de los clones, un operario perfecto para tareas de ataques masivos a foros.
    Vivían entre los barrios de literatura experimental y originales, justo en medio. Reual salía del piso cinco o seis veces a la semana, con excepción de los domingos que estaban todo el día fuera con Factummale.

    Un domingo, cuando los vi marcharse, decidí entrar en acción. Fui preparado: no me estaba metiendo en una casa normal y corriente, eran matones, asesinos, del mismo o mejor calibre que el nuestro, y me daban por muerto, ese era mi factor sorpresa. Me colé por una de las ventanas, desactivando una alarma que activaba una granada de mano justo a dos centímetros de mi pie. Coloqué micrófonos en la sala, dormitorio y detrás del fregadero de la ducha. También coloqué una cámara pequeña en la habitación, justo en la entrada del aire acondicionado. Todo esto me llevó aproximadamente casi cuarenta minutos, los necesarios para entrar y salir sin ser detectado.

    A la noche diluvió. La lluvia era tan pesada que costaba caminar con la cabeza erguida. Perfecto. Desde la calle, cerca de una estatua en una rotonda de la misma calle que la pareja, veía a Factummale paseando por la casa, de ventana en ventana. Yo estaba empapado, seguramente pareciendo un puto loco. Cuando de pronto sentí el chapoteo de alguien caminando por mi retaguardia.

    —¿Necesita algo? —la pregunta no fue formulada con las mejores intenciones, estaba claro. No dije nada y me dí vuelta por el lado que él no pudiera verme y desaparecí, con ayuda de la lluvia. No pude ver su cara pero seguramente se pensó que haría un chiflado caminando con la lluvia como si fuera un puto desfile.

    Cuando sabía que Reual no me tenía a vista decidí esprintar a una pequeña Van blanca estacionada justo del otro lado de la rotonda. Entré por las puertas de atrás y subí el volumen de los micrófonos, mirando la única cámara puesta en su recámara, valga la redundancia.

    La cámara me revelaba a Reual husmeando por la ventana del cuarto y Factummale mirando por detrás de su hombro. La chica habló primero.

    —¿Qué sucede? ¿Qué has visto?

    —No lo sé... me pareció ver...

    —¿Qué cosa?

    —Nada. Tonterías. Un fantasma. —se abrazaron y caminaron por el piso. Los perdí de vista pero aún podía escucharlos.

    —Había una persona mirandote, calle abajo. Te veía caminar por la casa. Y cuando me acerqué se giró tan rápido y tendría que haberme chocado el pecho, al menos un brazo. Pero... no me rozó. Fue raro. Y cuando me di vuelta ya no estaba más, lo perdí de vista.

    —¿Fumaste de nuevo?

    —No. No fumo cuando estamos trabajando. Mucho menos sabiendo que tenemos más parejas detrás nuestro o por atrapar.

    —Quizá viste a un vagabundo, lo más seguro. Con esta lluvia no se ve diferencia.

    —Tal vez tengas razón. Tengo una sorpresa para ti, una buena.

    —¿Qué es?

    —Si te lo dijera no sería una sorpresa...

    Se escucharon más ruidos, pero no estaba seguro de qué se trataba. Luego los vi ir hacia la habitación y comenzaron a intimar. Dejé de mirar, ya tenía lo que quería.

    Me coloqué un pasamontañas y sobre él unos lentes de visión nocturna, un uniforme negro con todos los aditamentos esenciales; gas pimienta, una Beretta enfundada en mi pierna derecha, un cinturón con cinco cargadores, también colgaba de un costado un enorme cuchillo de cacería, mi reloj/brújula en mi muñeca derecha, arnés de seguridad para descenso en rapel o caída libre, y en la retaguardia una M16 con aditamentos especiales como lanzagranadas y mira telescópica; y para rematar unidad de mira laser de precisión, todo un soldado de juguete de edición limitada para limpiar el suelo con la primer pareja.

    Esperé cerca de una hora y media antes de comenzar mi ascenso por el edificio hasta el piso tres, donde vivían. La lluvia me golpeaba el rostro pero los lentes de visión nocturna me acompañaban. Me acerqué a la ventana y comprobé los micrófonos interiores, solo se respiraba silencio. La abrí con suma lentitud, como un ninja. Me adentré y cerré detrás de mí. Apreté un interrumptor que se ocupaba de apagar la luz del edificio entero y me escondí entre las sombras. No tardé en ver a Reual, solo en ropa interior, caminando de la habitación a la sala. Mi mundo era verde fosforecente y podía ver con claridad; sabía que él no tenía chances de verme. Lo vi caminar por la sala y acercarse a la ventana. Miró unos segundos antes de ir hacia el toca discos y preparar un vinilo para la ocasión romántica que estaba planeando. Tensé los músculos de mis brazos y me lancé contra él, por la espalda, tomándolo por el cuello con una llave de ahorque.

    —¡Nnnngg!

    Fue todo lo que pudo gritar mientras hacía presión sobre los huesos de su cuello. Era fuerte, aún sin aire pudo moverse por toda la sala y chocarme contra las paredes, el televisor e incluso el propio toca discos... pero poco a poco se fue quedando sin aire y a perder fuerzas. Lo solté justo en el momento en que estaba por desvanecerse y le propiné una patada en el medio del rostro. Sentí el ruido pastoso de la nariz al romperse.

    —¿Reual? —gritó desde la habitación Factummale.

    Entonces decidí prender el el toca discos con la canción que habían preparado para esa noche.


    Lo coloqué a todo volumen mientras desprendía mi cuchillo y caminaba hacia Reual, que seguía tosiendo en el suelo. Hundí el filo hasta el mango sobre su pierna izquierda y gritó a voz de cuello. Me volví a esconder y. através de mi mundo verde, vi como Factummale salía del cuarto con su pijama puesto y una Colt.45 en su mano izquierda.

    —¿Reual?

    —¡Vete, Fact! ¡Vete ya!

    Factummale apuntó en todas direcciones pero no veía nada, intentó prender la luz sin éxito y entonces me mostré, por unos segundos, frente la ventana. Factummale abrió los ojos como platos al ver una sombra corpulenta, como un ángel de la muerte. Disparó a quemarropa pero los relámpagos que iluminaron la sala me sirvieron para volver a ocultarme. La mujer volvió a meterse a su cuarto y cerró la puerta. Cuando se dio la vuelta la tomé por el cuello con ambas manos y la alcé hasta que pudiera mirarme directo a los ojos.

    —¿Sabes quién soy? —pregunté con voz metódica.

    —Nnnggg... Nnnngggggggg...

    —No empieza con n. —le di un golpe directo al estómago, que le sacó todo el aire del cuerpo y cayó al suelo, tosiendo y doblandose. Cerré la puerta con llave y la arrastré hasta la cama, donde la esposé en una esquina de la misma gracias a unas esposas de juguetes sexuales que usaban. Volví a esconderme antes de que Reual entre hecho una furia, tirando la puerta abajo con el cuchillo en mano y otra Colt.45 en la diestra. La pierna le sangraba profusamente pero se mantenía en pie. Lo había dicho: era un tipo fuerte.

    —¡FACT! ¡FACT! ¿¡DÓNDE ESTÁ!?

    Factummale apenas podía responder, no se había recuperado del golpe. Pero miró, con lágrimas en los ojos, al techo. Reual se giró justo cuando caí sobre él con todo mi peso. Cerré la puerta de nuevo, aunque no encajaba en el marco esta vez. Y quitándome el pasamontañas y los lentes de visión nocturna, decidí vengarme por Luix.

    Cuando me fui del departamento, con el uniforme manchado de sangre, la lluvia aún seguía, persistente, con fuerza. Me quedé bajo la lluvia unos diez o nueve minutos, no recuerdo la verdad. Mi mente se había obnubilado por varias horas y recién ahora mi consciencia caía de nuevo en mi cabeza. Cuando recuperé la compostura caminé hacia la Van blanca, me metí y busqué una transmisora de radio que pasara algo de Elvis Presley mientras conducía de nuevo hacia el bunker.

    En este caso etiqueto a los implicados de la ronda! Reual Nathan Onyrian y Factummale aunque no fue así, como dije en el primer episodio, los hechos fueron cambiados para que todo tenga más sentido :]


     
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    Luix

    Luix Fanático

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    Primero voy a decir que no puedo ver la imagen D:

    Segundo que aquí te ha quedado un puntito:
    Bastante interesante el capítulo en sí, entre la emoción y la gracia, obviamente que manejar entre el romance y la acción también fue muy espectacular. Que fuera tan preparado y luego en la lucha Reual te estuviese golpeando hasta contra un tocadiscos, sin contar que también se arruinó la noche de ambos (?). Fue divertido que hubiera complicaciones y demás.

    Me esta gustando como lo estas llevado al escrito.
    ¡saludos!
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Hola, Luix!!! gracias por seguir de cerca esta historia :) ya verás que te voy a vengar o intentar, al menos :P espero te guste este capítulo tanto como los anteriores, ahí va!

    Ronda 3.

    Me encontraba en mi bunker ubicado en la Papelera del Foro, me había quitado el pasamontañas y los lentes de visión nocturna pero no el uniforme. Mis manos temblaban, aún con sangre. Estaba sentado con mi espalda apoyada contra el refrigerador de la pequeña pero atestada cocina. Había caído en un pequeño shock no hacía menos de diez minutos pero poco a poco me iba recuperando. Lo que les hice... a Reual y Fact... bueno, seguro pensarán que un cartel mexicano se encargó de ellos.

    ¿Estarías orgullosa de mí, Luix? ¿O este acto te dejó sin palabras?

    Miré al techo, pensando que podría estar mirándome desde la distancia, desde el cielo. Lo único que me respondió fue un leve zumbido, apenas imperceptible pero que en el silencio que me agobiaba allí no había pasado desapercibido para mí. Me levanté y caminé hacia uno de los televisores que tenía en el living-comedor. Allí tenía apostados las imágenes de las cámara de video vigilancia que había colocado en el exterior. El zumbido me alertó tarde pero lo hizo: estaba viendo con mis ojos a un hijo de puta con un pasamontañas sosteniendo un RPG y apuntando. Apuntando hacia mi bunker.


    Podría haber hecho cosas, creo. Moverme, esconderme o cubrirme al menos. Pero simplemente me quedé allí, viendo como el misil del RPG salía disparado y la cámara seguía la estela de humo en su andar. Mi mente estaba confusa, lo único que se preguntaba era: ¿cómo me encontraron? ¿y quién lo hizo?

    La explosión me lanzó contra los monitores y mi espalda amortiguó casi todo el impacto. Tosí sangre y cerré mis dedos en forma de puños e intenté levantarme mientras papeles quemados y polvo caían sobre mí. Mi cabeza estaba aturdida y mi cuerpo se alimentó de la adrenalina. Lo primero que busqué como reflejo fue mi pistola, aún enfundada en mi pierna. Tosí de nuevo, pero esta vez por el polvo, y salí de la sala del living, donde había dejado el gran boquete el RPG. Caminé apuntando en todas las direcciones, desde la puerta de entrada hasta la habitación donde mi computadora conectaba única y directamente con A. Y entonces me congelé. ¿A me había vendido?

    Pero no pude pensar más; la puerta se abrió como una explosión y un sujeto comenzó a dispararme, alcanzándome en la pierna izquierda; gemí y disparé en su dirección pero se puso a cubierto. Me lancé dentro de enfermería y en pánico busque una venda para taparme la herida sangrante. ¿Cuantos eran? ¿uno? ¿dos? ¿tres? ¿diez? Me quedé sentado, evitando la ventana de la habitación y apuntando hacia la puerta, tragando unas pastillas para el dolor. Sujeté la pistola con ambas manos para una mejor puntería y esperé...

    ... escuché como sacaban el seguro de una granada y en dos segundos vi a la misma entrar en mi misma habitación. Con todo mi esfuerzo, más la adrenalina, me levanté, tomé la granada con la mano y la lancé fuera mientras salía esprintando y cubriéndome la cabeza cuando me volvía a disparar. Me lancé esta vez nuevamente al living y la onda expansiva de la explosión sacudió mis tímpanos. Rodé en el lugar y me puse de pie de un salto solo para recibir un disparo desde el exterior que traspasó mi hombro derecho.

    Y sin darme respiro ingresó nuevamente mi atacante, con un machete en mano. Le apunté pero pateó mi pistola y comenzó a intentar alcanzarme con su cuchillo; dejando trazos en el aire que daban miedo. Le golpeé el cuello y dio un paso hacia atrás; tiempo suficiente para tomar la pistola y matarlo pero otro disparo desde el exterior, que por suerte no me acertó, me dio a entender que el tirador no entraría pero no dejaría que me vaya de ahí. Decidí llevar la pelea a otro sitio de la casa, donde la mira del segundo no me de por la espalda.

    Mi atacante se lanzó contra mí y de un golpe de casualidad pude quitarle el machete pero recibí un golpe tremendo en la mandíbula que sacudió todo mi sistema nervioso. Caí al suelo y entonces vi sus manos dirigirse a mi cuello; con mis piernas le atrapé la cintura y le di un cabezazo justo en la nariz; sentí el ruido pastoso de la nariz al quebrarse y sonreí pero no me dio tregua; me apretó la herida del hombro con su mano derecha y me hizo gritar a voz de cuello.

    No separamos y nos medimos en silencio; él más pequeño que yo pero más entero de salud; y yo, más alto que él pero con dos malditas balas en el cuerpo y aturdido por las explosiones. Volvimos a la carga; salté sobre él y ambos caíamos al suelo; los dos gritábamos mientras intentábamos superponernos al otro, dando patadas y golpes que no llegaban a ningún sitio. Pensaba que no tenía mucho tiempo, el tirador que se encontraba fuera no tardaría en ingresar al bunker al ver que su compañero no salía de la casa o que tardaba demasiado. Busqué a tientas el cuchillo de cacería que colgaba de mi cinturón y lo desenfundé e intenté clavárselo en la mitad de su puta cara.

    Pero me detuvo con una mano y juntos comenzamos un pulso que pareció eterno; yo por bajar el cuchillo y él por apartarlo. Lo miré a los ojos mientras gritaba por la fuerza que ejercía sobre él; mi rostro debía de ser aterrador, manchado de sangre y polvo, con los ojos volcados en furia y odio.

    —¡Muérete de una vez, hijo de mil puta! —le grité justo cuando mi hombro derecho comenzaba a fallar: el dolor era insoportable.

    Él notó el pequeño cambio de ritmo y aprovechó el momento; me dio un rodillazo justo en las costillas y me obligué a soltar el cuchillo y cuando caí a un costado rodé justo a tiempo antes de que me lo clave en el pecho. Me levanté torpemente, con la pierna izquierda arrastrándola y comencé a tirarle cosas encima, tales como cajas vacías, algún que otro mueble, todo mientras yo retrocedía e intentaba acercarme hacia el cuarto donde la computadora se encontraba. Allí tenía armas, miles de ellas. Pero mi atacante no me daba respiro, trazaba líneas en el aire con mi cuchillo y que casi me rozaban la nariz. Caí de culo al suelo y busqué debajo de la PC mi arma de seguridad pero me pateó el rostro y saltó sobre mí, hundiéndome sus rodillas en el estómago y quitándome el aire mientras reanudábamos la pelea de pulso con el cuchillo pero esta vez yo intentaba desviarlo.

    —¿¡QUIÉN TE ENVÍA!? —le grité pero no respondió, estaba concentrado en hundirme el filo en la garganta.

    Flexioné mi pierna derecha y llevé mi mano a la bota de combate, mis dedos hurgaron por el costado hasta que encontré lo que buscaba. Un pequeño cuchillo que servía para cortar rodajas de carne como si fuera mantequilla: no tan peligroso como un machete o uno de cacería pero más afilados que esos dos. Se lo clavé en el costado derecho, entre la segunda y tercera costilla y le escuché gemir. Lo clavé miles de veces, gritando y sacando la tensión de mi cuerpo. Cuando terminé con él simplemente lo empujé y cayó de lado. Le quité el pasamontañas.

    —Gigavehl... —dije al reconocerlo. Había sido un muchacho que conocí hace demasiado tiempo y que quería ser un sicario a sueldo. Le recomendé que no lo hiciera que era un camino de ida y no había vuelta. La vuelta era estar siete metros bajo tierra, como él en esos momentos.

    Recuperé el aire y me moví unos pocos centímetros para tomar sus armas; un rifle calibre no muy grande y volví a colgar mi cuchillo a mi cintura. Salí del cuarto y entonces la casa comenzó a ser disparada; las balas atravesaban las paredes y una me dio justo en la parte baja del abdomen. Me arrastré por el suelo, gimiendo y dejando un charco de sangre en mi andar. Tenía que llegar al cuarto de pánico, ubicado justo en la enfermería. Tenía que llegar antes de que sea demasiado tarde. Me arrastré como un infeliz, sintiendo como la vida se me escapaba por las tres heridas.

    Las balas entonces se detuvieron y sentí olor a nafta en el aire. ¡El hijo de puta quería prenderme fuego vivo! Me arrastré más fuerte, gimiendo y gritando en el proceso, hasta que llegué a la trampilla ubicada debajo de la mesa de la enfermería; la rompí con los codos, ya que la trampilla llevaba a una puerta de bunker privado. Al lado de la puerta en círculo había un pequeño panel sensorial. Acerqué mi ojo derecho y la puerta se activó, justo en el momento en que todo se prendía fuego. Abrí la puerta con un esfuerzo sobre humano y me dejé caer cerrando la puerta, justo cuando la casa volaba por los aires.

    La luz del cuarto de pánico se prendió lentamente, dejando ver una camilla de cirugía con un pequeño robot que estaba apagado. El cuarto era pequeño, con mucha comida y armas como también municiones. Me acerqué al robot y lo active con el código secreto que Luix usaba para pedir comida a delivery. El robot se encendió y automáticamente me hizo un escaner con sus circuitos.

    —Herida de bala en pierna izquierda, la bala se encuentra alojada. Herida de bala en hombro derecho, la bala salió limpia.... herida de bala... abdomen, no sé si la bala está o no... —le dije y perdí la consciencia.

    Cuando desperté la luz me dejó casi ciego. El robot me había saturado las heridas y vi dos pequeñas balas en un vasito de cristal a un costado de la camilla en donde me encontraba acostado. También tenía una vía de anestesia en mi brazo izquierdo y otra de suero.

    —Robot, ven aquí. —dije con voz débil y el robot se colocó a mi lado. —Los videos de las cámaras de vigilancia, ¿están disponibles?

    El robot hizo unos ruidos extraños y negó con su cabeza.

    La explosión seguro había cargado las cámaras y sus alojamientos en mi computadora. Gracias a Dios Luix siempre se encargaba de guardar todo en un servidor externo; por nada era la mente brillante de los dos. Aún no estando presente seguía cuidándome el trasero como siempre.

    —Ingresa al servidor externo de Luix. El número de serie es: 392477.

    El robot hizo otros ruidos extraños y de su rostro, que era una pantalla, comenzó a mostrar el mismo video que había visto segundos antes de que la casa fuera atacada. Ahí vi a Gigavehl y al otro, platicando, señalando el bunker y asintiendo. Gigavehl desapareció del video y el segundo cargó el RPG.

    No lo reconocí al instante pero no hizo falta ver dos veces el pasamontañas con el claro dibujo de una calabaza.

    Gigavehl El Calabazo taráaaan! pronto les llegará su muerte! :) aunque uno ya murió xD
     
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    Siento haberme tomado mi tiempo para leer el capítulo, pero aquí estoy y seguiré la historia ¡Hasta el final!
    Lo sigo desde el más allá ( •o•)9 (?) Y con muchas palabras para decir de lo emocionada y seguro orgullosa estaré (?)

    Siento que cada escena de acción te sale del alma, si bien en la ficción el dolor es bastante dejado de lado y siempre parecen máquinas que resisten hasta una llama intensa en un incendio que está a punto de rostizar la piel, pega bastante bien. Incluso lo descriptivo que eres con cada movimiento, porque si uno lo mira detenidamente puede hasta imaginarlo. Además siempre se puede leer que no solamente es el protagonista quien daña, y de hecho sus movimientos "ciegos" ante la ira pueden tomarse como si fuera un reflejo involuntario. En otras palabras, a mi, me divierte xD

    Aunque es triste si te han vendido :'v

    ¡Estoy más que emocionada!
    Saludos~
     
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    ¡Me encantan este tipo de historias!

    Me ha parecido tan original que la ambientación sean las distintas zonas del foro y los personajes los propios usuarios. Al llevar poco tiempo en el foro me suenan algunos nicks pero no les pongo cara, menos al protagonista claro, pero igualmente he disfrutado mucho de la lectura. Se nota que vives este género, las escenas de acción son emocionantes y muy vividas. Me he sentido inmersa en una película.

    El primer capítulo me ha parecido muy fresco. La introducción es fantástica, con esos toques de humor y lenguaje coloquial que contrarrestan con una misión peligrosa. Me encanta el comentario posterior de Luix en el sentido de que se siente identificada y has sabido captar su esencia. Entre códigos, misiones, la inminente amenaza... parecía que estaba en una película de detectives. Con la posterior explosión del coche me has matado. Tenía la esperanza de que en algún momento ella se hubiera salvado por algún pequeño detalle.

    Después me he vuelto a ver sumergida en un complot en tu contra, protegiéndote del enemigo e ideando una cruel venganza. De nuevo, las escenas de acción fantásticas. Menudo lenguaje más amplio en cuanto a armamento. Además, ese contraste del protagonista entre estar destrozado por la muerte de su compañera pero sin tener tiempo de pensar mucho en ello. La llamada segura a A, la primera persona que me ha venido a la mente es Ayeah. La batalla contra la pareja brutal. Me ha gustado este frase : "No empieza con n. " Dentro de la intensidad de la batalla me ha hecho sonreir.

    El último capítulo ha sido el que peor lo he pasado. ¿Pero cuántas cosas te pueden pasar? Tenías tantas balas, golpes, puñetazos... que he empezado a leer más acelerada simplemente para ver cuándo terminaba la tortura. La pelea más intensa hasta el momento, con el misterio de no saber quienes eres los atacantes hasta el final. ¡Necesito saber quién te ha traicionado!

    Resumiendo, la lectura fantástica y las escenas de acción brillantes. Estoy deseando leer el siguiente capítulo.
     
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