Drabble Prohibido [Pokémon Rol | AU | Ian x Iota]

Título: Prohibido
Fandom: Pokémon Rol Championship | AU.
Personajes: Ian Lockhart, Iota.
Palabras: 316
Summary: "Ian entró al despacho que había sido citado cuando el reloj marcó la hora puntual de su cita."
N/A: Para mi bebesito que me hizo un IanxEmily pero que yo sé que su OTP es esta y qué menos que hacerle un fic de ellos uwu Siento el OOC, like always, y espero que te guste esta cosita random que he hecho enferma, so pls, be gentle (?) Juanjomaster <3

Ian entró al despacho que había sido citado cuando el reloj marcó la hora puntual de su cita.

Al hacerlo se encontró con una mujer algo mayor que él pero que se conservaba realmente bien, su rojizo cabello cayendo como una cascada a su espalda. Se encontraba muy concentrada en los papeles que tenía delante de ella, parecían archivos importantes.

Tan concentrada estaba que no se percató de cuando el chico se sentó en la silla delante de su escritorio, cuando normalmente ella siempre lo esperaba, preparada para verlo aparecer por la puerta siempre a la misma hora.

—Iota.

El chico alzó la voz y finalmente la mujer levantó la vista, suavizando su rostro con una amable sonrisa al distinguir a Ian.

—Ian… —murmuró, en un suspiro, soltando las hojas de papel en sus manos.

No importaba el estrés que tuviese la profesora encima, ver el angelical rostro de su querido Ian siempre aliviaba su corazón.

—¿Y bien? ¿Qué es todo esto? —preguntó el joven, señalando el desorden con su cabeza.

Iota suspiró, quitándose las gafas para poder dejarlas en la mesa. Se frotó los ojos con sus manos, cansada.

—Uno de los profesores del departamento está enfermo y me ha tocado a mí encargarme de sus exámenes y tareas —explicó, incorporándose para mirar de nuevo al chico, una leve sonrisa cansada adornando su rostro—. Así que… supongo que lo mejor será que te vayas, no podremos hacer mucho hoy.

Ian dejó escapar una risa, divertido.

—Tampoco es que nuestras citas en este despacho sean muy diversas, siempre acabamos igual —respondió, con sorna, sin dejar de sonreír de lado.

Iota respondió con otra risilla, divertida.

El chico no mentía.

Lo único que tenían al día eran las pocas horas de la tarde en el despacho de la profesora, por eso querían siempre aprovecharlas al máximo.

Al menos, hasta que su amor dejase de estar prohibido.