Two-Shot Hija de la luna [Rachel&Katrina || BTOOOM! AU]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 21 Agosto 2019.

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    Hygge

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    Hija de la luna [Rachel&Katrina || BTOOOM! AU]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
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    I


    Dejó caer su cuerpo sobre el contacto tibio del asiento de madera, cruzando sus piernas y soltando un largo suspiro en el proceso. La tarde comenzaba a dar sus últimos coletazos de vida, y el cielo se encontraba impregnado de pinceladas cálidas y efímeras, de esas que solían hacer del atardecer las escenas más hermosas de todas. Katrina se sorprendió al notar que no había nadie más que ella en aquel mirador, pero aquello era precisamente lo que necesitaba.

    Las tonalidades del cielo desplegaron toda su intensidad, mas cuando Katrina apagó el fuego de su cigarillo, pisándolo con la suela hasta no dejar nada, el manto nocturno la recibió con todo su esplendor. La luna llena brillaba con inusitado vigor, hecho que parecía pasar desapercibido para su única espectadora, mas no parecía ser el caso de la voz que pronto llegó hasta sus oídos, sacándola de sus pensamientos. Katrina se irguió al percibir el destello de soslayo de una cabellera rubia que parecía brillar con luz propia.

    Y cuando sus profundos orbes azules se posaron en ella, curiosos, opacando el resto del paisaje con su cuerpo menudo, sintió que era toda ella la que parecía brillar bajo el efecto de la noche estrellada.

    —¿No te parece que la luna está hermosa esta noche? —murmuró, con un tono tan suave y delicado como su propia presencia. La recién llegada entrelazaba las manos tras la espalda, alzando la barbilla para poder contemplar la infinidad del firmamento con verdadera admiración en su rostro. Mas cuando Katrina le dirigió la mirada, sus orbes dispares parecieron captar el resto de su atención.

    —...Supongo que sí. —A su interlocutora le costó varios segundos poder responder, ligeramente abstraída en la mirada azul de su acompañante, y en su repentina llegada al lugar. Pronto desvió la mirada hacia ningún lugar en concreto—. No suele llamar mi atención.

    La jovencita a su lado pareció soltar una ligera exclamación, sorprendida ante su escasa respuesta, y solo cuando tomó asiento a su lado en aquel banco frente al mirador, reparó en que parecía llevar el mismo uniforme que los alumnos de primer ingreso de su universidad.

    —Cada vez que me siento triste vengo aquí a contemplar la luna. De alguna forma u otra acaba haciéndome sentir mejor —comentó, más para sí misma que para su acompañante, sin despegar su mirada del firmamento. Una pequeña sonrisa nerviosa parecía decorar sus labios, y sus manos temblaban sobre su regazo disimuladamente, pero aquello no pasó desapercibido para Katrina. Parecía hacer un enorme esfuerzo por sacar un tema de conversación—. Nunca te había visto por aquí, esto... Te llamabas Katrina, ¿verdad?

    —Así es, veo que soy conocida entre los de primer ingreso —respondió sin más, observándola desde su lugar—. Déjame adivinarlo, ¿los rumores ya han llegado hasta tu aula? —se permitió soltar una risa ronca, llevándose un mechón de cabello rojo tras su oreja—. Sin duda cada año se superan, esto es un récord.

    —No, no es eso... Verás, yo no... —el hecho de que adivinase sus pensamientos la había dejado bloqueada, pero a Katrina no parecía importarle realmente.

    —No tiene importancia. La pregunta aquí es... —por primera vez se giró hacia la joven, con cierto interés en su mirada heterocroma—. ¿Cómo es que no me tienes miedo como los demás? Quiero decir, no mucha gente suele acercarse a mí después de eso.

    Para su sorpresa, la expresión de la menor pareció deformarse en un rostro lleno de confusión genuina. De la más pura e inocente contrariedad. Ladeó el rostro, escogiendo bien sus palabras, con los labios ligeramente entreabiertos. Como si temiese hacerla sentir peor.

    Y entonces, y solo entonces, decidió alzar la voz.

    —¿Por qué... Por qué debería tenerlo? Es decir... Creo que aquello fue realmente admirable, defendiste a tu amiga después de todo —dijo, y en sus palabras había un toque de sinceridad tan aplastante que por unos instantes pareció abrumar a la mismísima Katrina. Sonrió, una sonrisa pequeña y breve, y decidió completar sus palabras—. Creo que ellos simplemente buscan exagerar las cosas para tener de qué hablar. Si te sirve de algo... Para mí eres una buena persona, Katrina.

    La mayor, bajo su enorme asombro, sintió deseos de volver a reír. No sabía si por la ingenuidad que parecía desprender aquella joven, o por el hecho de no saber realmente qué decir al respecto. Que alguien por primera vez se hubiese interesado en mirar a través de las apariencias, de ver más allá. Aquella chica, para su sorpresa, le había causado una primera impresión demasiado extraña.

    Ella era... Diferente a los demás. Diferente al resto.

    Y era, precisamente aquello...


    —¿Cuál es tu nombre, hija de la luna?

    —Rachel... Rachel Gardner —murmuró, sintiéndose algo avergonzada por aquel mote.

    —Ya veo.


    ...por lo que podía asegurar que, quizás, su presencia no le fuera tan molesta después de todo.




    II


    Desde entonces, los pasos de Katrina al final del día siempre la llevaban hacia el mismo lugar. Y allí, sentada sobre el mismo banco, su cabellera de hebras doradas se mecía como una cascada sobre el respaldo para poder recibirla, siempre con su mejor sonrisa.

    Hablar con Rachel se había convertido casi en una costumbre, interiorizándolo con la misma intensidad como los rituales que solían brindarle calma. Casi creía que hablar con ella formaba ya parte de estos, pues había algo en aquellas pequeñas charlas triviales que le transmitían cierta serenidad cuando más parecía necesitarla.

    Poco a poco, su primera y extraña impresión fue dando paso a la curiosidad. Curiosidad por comprender por qué ella era diferente.

    Por qué ella no la miraba como lo hacían los demás.


    —Oye, Katrina... —la aludida se volvió hacia ella, pero Rachel no parecía despegar la mirada del cielo, absorta—. ¿No te parece un poco más brillante la luna hoy?

    —Aunque me lo preguntes cada día no vas a hacer que cambie de idea —frunció el ceño, acostumbrada ya a su insistencia habitual. Y sin embargo, al imitar su gesto, sintió por primera vez que la imagen que le devolvía aquel cuerpo celeste se volvía más hermosa que de costumbre.

    —Oh, vamos... —Rachel hizo un pequeño mohín, volviéndose hacia ella. El cuerpo de la mayor se tensó inconscientemente cuando esta deslizó sus tibias manos sobre sus mejillas, haciendo que la mirase. Que volviese a perderse una vez más en su mirada azul—. Entonces veamos la luna juntas, todas las veces que podamos. Hasta que empieces a pensar que es hermosa —y entrecerró los ojos, sonriente, como una pequeña niña ilusionada—. ¿Qué te parece?

    Katrina sintió su cuerpo reaccionar ante la cercanía, sus mejillas tiñéndose de un ligero carmín, y sin pensarlo demasiado formuló una sonrisa, enternecida ante la estampa que tenía ante sus ojos. Aquella chica estaba comenzando a causarle una ternura que nunca hubiese imaginado. Comenzaba a llamar poderosamente su atención, precisamente por aquella aura especial que parecía rodearla por completo.

    —Está bien, tranquila —concedió finalmente, relajando su expresión. Colocó las manos sobre las suyas, separándose de su agarre con delicadeza hasta volver a su posición—. Seguiremos intentándolo hasta que me canse.

    —O hasta que lo consigas —rio la menor, abrazando sus rodillas contra su pecho mientras soltaba un suave suspiro, relajada. Se sentía bien estar allí.

    Y Katrina, observándola con disimulo bajo la atenta mirada de los astros, que disfrutaban de su interna velada, podía llegar a decir lo mismo.




    III


    Cuando quiso darse cuenta, había empezado a tirar de la piel de alrededor de sus uñas, haciendo que diminutas gotas carmín brotasen de las pequeñas heridas en sus dedos. Allí, sentada sobre el respaldo de aquel banco en completa soledad, las vistas que días antes se le habían hecho hermosas ahora le resultaban frías y desoladoras sin su presencia. Aquella noche sin luna, con nubes grises anunciando la inminente llegada de una tormenta, mantenía en el anonimato el paradero de la joven de cabellos dorados y mirada tan azul como el firmamento.

    Rachel hacía días que había dejado de acudir a aquel lugar que se había vuelto tan especial para las dos, un remanso de paz donde no eran necesarias las palabras para sentir que sus propios vacíos y problemas internos eran completados con la presencia de la otra. A veces se preguntaba por qué no se habían intercambiado los números como cualquier par de amigas normales y corrientes, pero todo lo que rodeaba su extraña amistad estaba fuertemente vinculado con aquel lugar, y con la enigmática presencia de la luna, cada vez más hermosa a sus ojos.

    Fue en ese preciso instante, cuando se llevó las manos a su corta cabellera oscura, desordenándola en el proceso, que la primera punzada de duda cruzó su pecho y le hizo contener el aliento. Fue consciente entonces de que se encontraba en el medio de la nada, a solas con la única compañía de las estrellas, esperando por una persona que llevaba días sin aparecer, y sin nada que le asegurase que volvería a hacerlo pronto. Se dio cuenta de que la ansiedad que sentía, las heridas en sus dedos, la razón por la que seguía allí esperando como una estúpida era solo por ella.

    Joder, que podía estar enamorada.

    La incertidumbre de aquellas emociones no la dejaban pensar con claridad, y apenas pudo sentir cuando la primera gota de la noche cayó sobre su cabeza. Mas cuando el suelo comenzaba a humedecerse notoriamente, y el frío empezaba a calar sus huesos, decidió que era el momento de marcharse de allí. De quizás no regresar más.


    —¡Kat! ¡Kat, espera!

    Un grito. Un solo grito fue lo único que sus pies necesitaron para clavarse en el suelo con firmeza. Tuvo que hacer un esfuerzo para apartar el cabello húmedo de su rostro para poder ver cómo aquel retazo de luz que tan bien conocía se acercaba a toda prisa hacia ella, balanceando su mano para llamar su atención. Su corazón comenzó a latir con algo más de fuerza cuando fue consciente de que de verdad había llegado.

    —¡Ve más despacio, te vas a resbalar! —exclamó entonces, aparentemente molesta, pero sin poder contener la sonrisa que le producía verla allí.

    Se permitió recuperar el aliento, su cabello alborotado por la lluvia y la humedad del ambiente, pero aún así le devolvió la sonrisa a pesar de estar hecha un desastre. Y fue en ese instante, cuando ambas miradas conectaron, que Katrina pudo ver unas horribles ojeras bajo sus ojos, enrojecidos ligeramente por las lágrimas, y su sonrisa se esfumó de golpe al comprender la verdad detrás de todas aquellas visitas nocturnas.

    —Perdóname Kat, ¡soy un desastre! —exclamó, juntando ambas manos frente a su rostro a modo de disculpas—. Llevo días muy ocupada con la universidad y no me pude permitir venir hasta aquí, ¡tenía que haberte avisado! Pensé que quizás podías estar esperándome y quería decírtelo, pero me pilló la lluvia y ahora... —soltó una breve risita—. ...Y ahora ambas estamos empapadas.

    —Rach... —Katrina no parecía estar escuchándola realmente.

    —¿Uh-hm? —murmuró, al notar la seriedad en su rostro.

    Colocó una mano sobre su hombro, como si una parte de ella desease impedir que la tímida joven huyese al escuchar sus palabras.

    —Cariño, el día que nos conocimos me dijiste que venías aquí cuando estabas triste, ¿me equivoco?

    Rachel mordió su labio inferior, asintiendo ante sus palabras. Tan sumisa y delicada como se había mostrado siempre. Tuvo que hacer un esfuerzo por no perderse en su mar de pensamientos, no ahora que la tenía frente a ella.

    —Entonces, dime... ¿Por qué vienes aquí cada noche?


    Pudo sentir cómo sus manos, temblorosas y pálidas, se cerraban en un puño del que apenas tenía fuerzas para apretar. Rachel intentó forzar una sonrisa, desviar la mirada y hacer que todo estaba bien, pero cuando Katrina la obligó a mirarla su hermoso rostro colocando una mano en su mejilla, se deformó en una profunda mueca de tristeza, y su cuerpo se abalanzó hacia ella hasta rodearla con sus brazos. Los brazos de Kat se aferraron a ella con más fuerza cuando sintió que había comenzado a rendirse al fin al llanto, buscando en su cuerpo la calidez que necesitaba en aquella fría noche sin luna. Sus piernas flaquearon y tuvo que hacer un esfuerzo por arrullarla, ambas de rodillas sobre el suelo encharcado, acariciando su cabello con cariño mientras permitía que se desahogase todo lo que necesitase.

    Aquella noche, cuando Rachel finalmente le abrió su corazón, Katrina comprendió que estaba lista para hacer lo mismo.

    El problema era, precisamente... que no sabía cómo.
     
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    Hygge

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    2
     
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    IV



    —¿Por qué no me has esperado hoy? —Rachel se subió de un saltito al respaldo del banco en cuanto llegó, inclinando su cuerpo para poder ver a la joven que se encontraba sentada en silencio, mirando las estrellas. A pesar de que no le sostenía la mirada, ella frunció el ceño—. Salí un poco más temprano para volver a casa juntas, últimamente me estás dejando sola.

    —Lo siento, el profesor está de baja y solemos salir más temprano que de costumbre —respondió entonces, algo distante, sin ser capaz de despegar la mirada de cualquier lugar que no fuese Rachel. Sabía que sería incapaz de mentirle si la miraba a los ojos, y mucho menos podría resistir la cercanía que Rach, en su inocencia, estaba acortando para poder buscar su mirada. Apretó los labios, sin saber exactamente cómo debía comportarse.

    Hacía tiempo que estaba echa un completo desastre.

    —¿Pero cuánto tiempo va a estar faltando? Vaya... —bufó como toda respuesta la menor, entristecida. Porque una parte de ella sentía que no podía creerla si no la miraba a los ojos.

    El hecho de que Katrina, por algún motivo u otro, se estuviese distanciando de ella aquellas últimas semanas, no hacía si no formarle un nudo en el estómago. Un nudo cargado de culpa que no le dejaba dormir por las noches. Rachel no tenía muchos amigos, y solía pasar la mayor parte del tiempo libre que tenía junto a ella. Pensar que quizás la estaba molestando, que quizás se había cansado de ella la inquietaba sobremanera, mas intentaba pensar que quizás solo eran imaginaciones suyas, que Katrina decía la verdad y solo estaba más ocupada que de costumbre.

    —Bueno, no pasa nada. Estaba pensando que quizás mañana podríam... —su mano se quedó en el aire, a escasos centímetros de poder acariciar la cabellera oscura de su amiga, que había comenzado a recuperar su color, al levantarse repentinamente del asiento. Evitando una vez más el contacto.

    —Rachel, cielo, creo que hoy me iré antes a casa —suspiró, guardando sus pertenencias en el proceso—. Tengo cosas que... ¿Rach?

    Las palabras murieron en sus labios, y las grietas en su corazón se hicieron más y más profundas al alzar la mirada y contemplar a una Rachel temblorosa, con lágrimas deslizándose por sus mejillas, mirándola fijamente. Quiso dar un paso hacia ella, buscando envolverla entre sus brazos, pero Rachel dio un paso atrás, negando con la cabeza entre sollozos ahogados.

    —T-Todo esto es culpa mía... ¿verdad? —susurró, sintiendo su voz quebrarse con cada palabra. Kat abrió los ojos, contrariada—. Yo... Te he estado atosigando mucho, quizás solo querías estar sola y aún así siempre he estado detrás de ti... Y-Yo no...

    —¿...Qué? —Katrina dio un paso, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho. Cada bocanada de aire parecía quemarla por dentro—. Basta, Rachel. Eso no es cierto.

    —S-Solo has intentado ser amable, y te lo agradezco... Y-Yo debería dejar de ser tan egoísta, seguro que tienes cosas que hacer y aún así t-te he entretenido —Rachel se llevó las manos al rostro, desolada—. Lo siento... Lo siento mucho...

    —Rachel —el tono de Katrina sonaba cada vez más firme, demandante. El caos en su cabeza le nublaba el pensamiento, y apenas se percató de que había comenzado a caminar hacia ella—. Basta.

    —¿P-Por qué...? ¿Por qué sigues aquí aún así?

    —He dicho que pares.

    —No debería haber...

    Pero aquellas palabras habían acabado con la paciencia de Katrina. Apartó las manos de su rostro, ante la mirada temblorosa de Rachel, y decidió callar aquella sarta de estupideces de la única forma que atinó a procesar. Los labios de Katrina aprisionaron los suyos, enmudeciéndola en el acto, calmando la necesidad que había estado aguantando hasta entonces. Fue un contacto breve y repentino, pero había logrado su función. Cuando la mayor se separó de ella, sus mejillas ardiendo con fiereza, la expresión de Rachel la asustó.

    —¿K-Katrina...? —murmuró, llevándose un dedo a su labio inferior, donde aún sentía la presión de estos con viveza. Respiraba con dificultad, sus ojos abiertos de la impresión, como si le costase procesar lo que acababa de suceder.

    —¿Lo entiendes ahora, Rach? —la mayor soltó un suspiro, y fue entonces cuando notó que sus piernas temblaban—. ¿Entiendes por qué he intentado evitarte?

    —¿P-Por qué...? ¿P-Por qué no me lo has dicho antes? —fue todo lo que atinó a decir, abrazándose a sí misma—. No tenías que llevarlo tú sola...

    —Miedo al rechazo, supongo —llevó un mechón de su cabello tras la oreja, enfocando su mirada en la luna menguante sobre el cielo nocturno. Era increíble cómo aquella mirada azul le obligaba a ser tan sincera. Torció una sonrisa irónica sin poder evitarlo—. Hoy la luna se siente distinta que de costumbre.

    —Kat... —intentó llamarla, sin saber muy bien qué decir—. No estoy disgustada, es solo que...

    —Eres demasiado amable como para rechazar a alguien, cariño. Y esa es, precisamente, una de las cosas que más me gustan de ti —Katrina depositó un suave beso sobre su cabellera, intentando guardar la compostura frente a ella—. Todo estará bien, no es el fin del mundo.

    La mayor recogió sus pertenencias, dando media vuelta, y tras dirigirle una suerte de sonrisa decidió que era hora de regresar a casa. Pero aquella noche, los gritos de Rachel implorando que se detuviese no abandonaron su mente, impidiendo que pudiese conciliar el sueño.

    Y Katrina, sin saberlo, había prendido la llama de la curiosidad en ella.




    V


    Aquella noche, la luna llena brillaba con la misma intensidad sobre su cabello dorado, tal y como el primer día que la conoció, en el mismo lugar de siempre. Katrina, a pesar de todo, no había dejado de acudir fielmente al mirador cada noche, puesto que amaba a Rachel de tal forma que era consciente de que la distancia no les haría ningún bien a ambas. Porque sabía que se necesitaban, que se completaban entre sí, y eso era lo único que importaba.

    Soltó una exclamación ahogada al sentir el peso del cuerpo de Rachel sobre su regazo, obligándola por fin a sostenerle la mirada. El pacto de silencio que ambas habían mantenido aquella noche se vio entorpecido por aquel gesto repentino y errático de la menor, que comenzaba a asfixiarse en aquella brecha que habían marcado entre las dos. Posó sus manos con delicadeza en sus hombros, y Katrina pudo sentir entonces que temblaban ante el contacto ajeno.

    —Katrina, ¿puedes... puedes volver a hacerlo?

    Aquellas simples palabras hicieron que sus ojos se abriesen de la sorpresa, y que su cuerpo se estremeciese por completo, porque conocía de sobra la connotación en sus palabras. En su tono de voz suplicante, en su cuerpo en completa tensión, expectante. La menor contuvo el aliento cuando sus manos se deslizaron hasta rodear su cuello, mirándola fijamente; aquellos orbes dispares que tanto llamaban su atención.

    —¿Estás segura de esto? —susurró, a escasos centímetros de su rostro.

    —Lo estoy... —entrecerró los ojos, sintiendo su corazón salírsele del pecho ante la tortuosa espera—. Por favor.

    Y Katrina, exigiéndole a su sobrecargada mente que le obedeciera, acabó rompiendo la distancia entre ambas con un beso en los labios. Un contacto suave y considerado, buscando que Rachel se acostumbrase a la presión que ejercía sobre los suyos. La menor ante su sorpresa se apoyó sobre ella y correspondió con torpeza su gesto, como si necesitara más de ella, como si aquello no fuese suficiente. El contacto se sentía cálido y suave, sus manos acariciaban la piel descubierta de la otra con ternura, sacándoles pequeños suspiros de sus labios entreabiertos en busca de oxígeno.

    Sensaciones electrizantes sacudían la espina dorsal de Rachel al sentir el camino de besos que Katrina depositaba sobre su cuello, y tuvo que apretar sus labios con fuerza, avergonzada por los sonidos que emitía su garganta. La tomó del rostro, volviendo a alzarla para poder besarla una vez más, sintiendo su piel arder con cada caricia, con cada contacto que ella sola le proporcionaba. Katrina profundizó aquel beso y Rachel le permitió adentrarse en su boca, dejándose llevar ante las sensaciones que su cuerpo le demandaba.

    Sus labios se separaron, ligeramente entreabiertos por la agitación, y Rachel a pesar de la vergüenza se permitió sonreírle, uniendo sus frentes y sintiendo el aliento de la otra acariciar su piel. Katrina le devolvió la sonrisa, acariciándole la mejilla con el pulgar.

    —¿Cómo ves la luna hoy, Kat? —murmuró, tan cerca de su oído que sintió los vellos de su piel reacionar ante su aliento.

    —Esta vez... Preciosa —Pero su mirada no enfocaba el firmamento. En ningún momento se separaron de los orbes azules de Rachel, y esta comprendió entonces que el foco de su atención nunca había sido la luna—. Espero que ya estés satisfecha.

    —Lo estoy... —susurró, robándole otro beso con una suave sonrisa—. Me hace muy feliz, Katrina.
     
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    Etihw

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    La verdad es que no tengo ni idea de cómo comentarte el fic. Me faltan las palabras para describir las emociones que dejaste en mí. Podría resumirse en una mezcla de ternura, tristeza, dolor y emoción. Sip, creo que con eso explico mucho espero (??)

    Comencemos por el primer encuentro. Oh sí, un bello encuentro en un mirador, bajo la hermosa luz de la luna iluminando suavemente los alrededores. Iluminando mágicamente a Rachel, como si fuese una hadita, o un angelito triste que busca curar sus heridas con esos débiles y gentiles rayos. Pero ahí empezaron ambas a ser la cura más poderosa de una a la otra <3 Rachel, tan pura, y Katrina, tan protectora y atenta. Idk im soft as fuck you know?

    Y me rompiste el corazoncito al final del primer capítulo, en el... ¿acto 4? (?) Bueno, fue super triste leer a Katrina así, con sus pensamientos llegando a ser dolorosos, con el cielo cubierto, impidiendo ver el firmamento. Sin Rachel a su lado desde hacía días. ¿Qué había pasado? ME COMÍA LAS UÑAS OK. Y omg soft Rachel vino corriendo eMPAPADA LA POBRE JDAÑFDJ. Y omg se veía tan mal mi bebé. Aaaah ahí mi corazón dejó de latir bc bc bc omg bebé es cierto por qué esTÁS TRISTE SIEMPRE MI VIDAAAAAAA? Oh, o a lo mejor no siempre estaba triste y era por Katrina bc LOVE.

    Anyway me dejó bien pinches sad, you bish.

    Y otra vez, dolorcito y tristeza al comienzo del capítulo 2. Ay gosh, why why whYYYY. Y OMG NO BABY RACHEL DON'T CRY MI VIDA YOU DID NOTHING WRONG OMG SWEETIE PIEEE. BUT THEN BUT THEN AAAAAAA KISSU KISSSSSSSSU AAAAAAAAAAAA.

    Shit esa no me la esperaba.

    BUENO LO QUE SÍ NO ME ESPERABA ERA A RACHEL PIDIÉNDOLE QUE LO HICIERA DE NUEVO Y LUEGO OMG INTENSO OMG OMG THEY LOVE EACH OTHER SO MUCH THEY NEED EACH OTHER TOO THIS IS GOLD AAAAAAAA.

    Honestly los diálogos se me hicieron TAN tiernos, a veces también dolorosos y oh god mija mi corazón no puede con los feels.

    Hiciste un gran AU, una bonita historia de amor con un besho encuentro, con quedadas hermosas por la noche y coN BESOS LLENOS DE TERNURA Y AMOR. Mimos. Sonrisas. Risitas. Ay STOP. Te odio y te amo estoy sufriendo me encanta. En serio, en serio, lo amé. Te esforzaste mucho y dio sus frutos creeme que sí <333

    Vo-volveremos a leernos pronto u///u/
     
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    Zireael

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    ADJEhYEJSUSMAOEIS AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

    Joder, esto es precioso. ES JODIDAMENTE HERMOSO.
    Como siempre leer a mis dos niñas es bellísimo, nunca me canso de su mecánica. Rachel es una cinnamon roll divina y Kat un intento fallido de edgy girl.

    La primera aparición de Rach es demasiado hermosa y es que me la imagino prácticamente como la primera vez que Kat la vio en el rol, que chocó con sus ojos azules que casi refulgían en la oscuridad del pasillo y también como la debía ver en la noche estrellada, aquella que era perfecta para que muriera un paisaje perfecto. Y es que lo cierto es que Rach siempre tuvo ese aire místico, inusual y casi brillante a su alrededor, como una verdadera hija de la luna *inserte canción de Mecano*, que tanto en el rol como en este chorro de AU's es parte de lo que atrae a Kat, de lo que no le permite mentirle o al menos sostenerle la mirada cuando debe hacerlo, ni apartarse de ella cuando sus emociones se desvían.

    RACHEL LLEGANDO EMPAPADA. ANDY, PAR FAVAR, MI CORAZÓN.

    Oh gosh y cuando narras que Kat empieza a distanciarse, es tan IC que me duele el corazón again. Kat es un ángel, pero lo cierto es que la única relación en la que ha tenido amor (en sentido general) es con su madre y aunque tiene a sus pocas amigas y las adora, no es algo tan fuerte. Sus relaciones son vacías, solo por el fogonazo del momento, llegando al punto de ser media oportunista, aprovechada. Mi niña es despegada, temerosa, extremista... cuando entendió qué sentía por Rach su camino se cerró en una única opción: huir. No podía verla, mucho menos sentir su tacto y, dios, I feel her so bad.
    Ni siquiera se le ocurrió pensar que hacía que la cutie pie sintiera que era culpa suya hasta que la vio a moco tendido y la opción al final del camino cambió, solo para que la huida se transformara en una forma de cerrarle la boca y que entendiera que no era su culpa ni mucho menos. Y BAM le estampa un beso *inserte pika meme*

    *small inhale* a

    Mira, yo es que me tuve que aguantar las ganas de chillar en mi cuarto cuando leí a Rach sentándose en su regazo y pidiéndole que volviera a besarla, like that's a fucking twist.
    Encima cómo Kat la besa, dios, como si fuese una muñequita ASHFESJE. Para terminar, se prende la cosa y es como que me da ternura y me pone a fangirlear a la vez, porque Rach solo se deja llevar por sus respuestas corporales y gosh, me muero.

    NO SÉ QUÉ MÁS DECIR. GRACIAS POR TANTO Y PERDÓN POR TAN POCO, ANDY.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Mira lloro pero qué ha sido esta preciosidad de fic mira que yo las shippeo aunque no haya leído btoom y leer esot ha sido como bien pinche beautiful. Es que om, muero. A ver que me calme bc i'm a mess.

    No me jodáis que Kat aquí literalmente ha tenido un flechazo. Desde el segundo uno que la vio she felt her heart fluttering, a mi no me engaña. Que no la culpo porque Rachel es bien pinche cute and pure y cualquier se enamoraría de ella. Y luego ella se da cuenta de que estaba enamorada porque ella no va y la echa a tope de menos y mira lloro.

    Y luego la escena de la lluvia, chica, se me parte el alma, porque es cierto, lo dice, LO DICE, QUE VA AHÍ PORQUE ESTÁ TRISTE PERO SEGURO QUE ENCUENTRA COMFORT EN ESTAR CON KAT TAMBIÉN Y POR ESO ACABA VOLVIENDO, NO ACEPTO OTRA RESPUESTA.

    Y LA MANERA DE DECLARARSE TIPO: MIRA ESTÚPIDA QUE SOY LESBIANA Y NO QUERÍA ROMPER ESTO TAN BONITO

    Y RACHEL TIPO: NO JODAS QUE YO TAMBIÉN SOY LEBSIANA.

    okno, sorry, es que me emocioné. Pero mira es que son muy tiernas al final y quiero que después del momento del angst solo sean felices y se casen y no tengan hijos o si, idc, que tengan lo que quieran y oh my <3

    Escribes tan lindo, Andy, que es que incluso sin conocer al 100% el fandom ni los personajes me he dedicado a leer esto y lo he disfrutado mucho porque sabía que si era algo tuyo, me iba a gustar un montón, y ha sido el caso, porque se ha notado mucho cariño y amor en el fic <3
     
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