One-shot 7 minutes in Heaven [Jannaria | Riverdale]

Título: 7 minutes in Heaven
Fandom: Riverdale: Gryphons & Gargoyles.
Personajes: Aria Everleigh, Janna Harris.
Palabras: 824
Summary: "Las reglas eran sencillas. Quién acabase siendo señalado por la botella y el que le había dado vueltas tenían que pasar siete minutos encerrados en una habitación. Solos."
N/A: Wow, ahora soy de esas que escriben antes de que el rol empiece, diver (?) Well, no pude evitarlo, ceci me obligó con su fangirleo (?) satellite, there it is, coso random que se me ocurrió. Siento muchísimo si hice mucho OoC con tu chica, pero quería escribir algo de este estilo y pos esto surgió uwu | Contenido chicaxchica, si no te gusta, no lo leas.

Las fiestas que Aria organizaba eran, como uno esperaría, las mejores que podrían ocurrir en Riverdale. Prácticamente todo el instituto estaba invitado y es que su casa no era para menos.

Era ya bien entrada la noche pero la fiesta solo había empezado. Los adolescentes se distribuían en diferentes grupos por todo el edificio: algunos bailando, otros hablando, parejas enrollándose en las escaleras… lo típico.

Había, eso sí, un pequeño grupo que tenía su atención puesta en otra actividad. Entre aquellas personas se encontraba la anfitriona misma, quien no pudo evitar sentirse atraída por el juego. O quizás fueron los participantes los que llamaban su atención…

—¡Bien! —la rubia alzó momentáneamente la voz para que el resto se centrase en ella—. Como anfitriona, me pido ser la primera —anunció, colocando su mano sobre la botella que descansaba en el centro del círculo formado por los adolescentes.

Nadie pareció quejarse así que la chica no tardó en hacer rodar la botella de cristal.

Las reglas eran sencillas. Quién acabase siendo señalado por la botella y el que le había dado vueltas tenían que pasar siete minutos encerrados en una habitación. Solos.

A Aria todas las opciones presentes le parecían interesantes, pero nunca imaginó que la suerte estaría tan de su lado.

No sabía la razón exacta por la que alguien como Janna estaría participando en un juego como ese, pero tampoco le importaba. Si bien no lo demostró de forma tan abierta como los chicos, ella se encontró quizás más emocionada que ellos al ver que la boca de la botella apuntaba a la castaña.

Los ojos verdes y azules de ambas chicas chocaron, en una mirada que nadie sabría cómo definir. Aria sonrió, divertida, mientras se ponía en pie, y Janna, suspirando, hizo lo mismo para posteriormente seguirla hacia el cuarto que habían designado para el juego.

Subieron pues las escaleras y la rubia abrió una de las puertas, dejando pasar a Janna antes de entrar también y echar el pestillo.

La habitación era simple pues era la de invitados, ideal para usarla en aquel caso.

Aria se sentó en la cama, cruzando sus piernas, mirando a su compañera con una sonrisa difícil de descifrar.

—Y bien, ¿crees que seremos capaces de no matarnos en estos siete minutos? —dijo, para posteriormente reír levemente.

Al fin y al cabo, ese era el tipo de relación que tenían. Se hacían pasar por amigas, pero lo cierto es que se odiaban por la competencia que se ofrecían mutuamente, constantemente.

Una simple mirada fue lo que la rubia recibió. Janna sencillamente apoyó su cuerpo sobre el escritorio del lugar, cruzándose de brazos, en silencio.

Así estuvieron, en silencio, durante un par de minutos. Pero Aria no estaba dispuesta a perder el tiempo de esa manera. No podía desaprovechar ese golpe de suerte.

>>¿Planeas estar callada los siete… bueno, cinco minutos que nos quedan? ¿En serio? ¿Entonces para qué juegas?

—No es de tu incumbencia.

—Oh, pero si hablas.

Aria se puso en pie, acercándose con paso felino hasta llegar a estar enfrente de Harris. A unos pocos centímetros de su cuerpo, casi rozándose.

>>Vamos, Janna, ¿no quieres divertirte un poco? ¿Hacer algo durante cinco minutos que no sea ser la presidenta estudiantil perfecta? ¿Liberarte?

Quizás fue la cercanía de los cuerpos lo que hizo que Janna sintiese de repente una ola de calor asolando su cuerpo. Quizás el alcohol o las drogas hicieron que se intensificase la sensación.

Quizás también fue el alcohol o las drogas las que hicieron que hiciese aquella locura. Quizás fue la mirada desafiante de Aria, quien sabía perfectamente que Janna no podía rechazar un “duelo”. No de ella.

Fuese lo que fuese lo que la impulsó a ello, lo cierto es que ya no había vuelta atrás.

Las manos de Janna se aferraron a las caderas de la rubia y tiró de ella, acortando la mínima distancia que las separaba. Sus labios chocaron, en pocos segundos convirtiéndose aquel roce en un salvaje beso que ninguna parecía querer abandonar. Abandonarlo significaría perder ante la otra, claro.

En algún momento cambiaron posiciones y Aria acabó siendo elevada por Janna, quedándose sentada encima del escritorio, sin dejar en ningún momento de unir sus bocas.

No fue hasta que escucharon unos golpes en la puerta que se separaron finalmente. Jadeantes, miraron el reloj de la pared.

Ya habían superado los siete minutos.

Janna fue la primera en alejarse, mientras recolocaba su ropa, peinado y maquillaje. No se giró en ningún momento, dándole la espalda a la rubia hasta que alcanzó el pomo de la puerta.

—Aria, no pienses que soy como Jimmy. A mí no me vas a poder controlar tan fácilmente.

Con aquellas palabras, la castaña finalmente abandonó la habitación, siendo recibida por vitoreo y silbidos de los chicos.

—Ya lo veremos —murmuró Everleigh, mirando la puerta con una sonrisa ladina.

Nadie podía escapar de sus encantos, no lo permitiría. Ni siquiera la perfecta Janna.