Harry Potter Primeras veces. [Scorbus]

Primer Suéter.

Desde que su amistad con Scorpius había sido aceptada por sus familiares su abuela Molly se acostumbró a no solo regalarle en navidad un suéter tejido a mano a él, sino que también le llegaba uno al pequeño rubio en la mansión Malfoy. Al principio, según las mismas palabras de Scorpius, todos en su casa estaban extrañados y temerosos de que el suéter fuera enviado con buenas intenciones, pero Scorpius, que confiaba ciegamente en Albus, se lo coloco encima de su pijama y estuvo con el todo el día. Incluso lo llevo a Hogwarts para enseñárselo a su mejor amigo. Albus jamás podrá olvidar la sonrisa en el rostro de su amigo, ya que creía que era de lo más adorable.

Ni a Albus o a sus hermanos les entusiasmaba demasiado el suéter, ya que cada año era el mismo regalo, sin embargo, ahora que Scorpius tenía uno, le emocionaba ponerse el suyo que, gracias a los colores verde y plateado, hacían juego bastante bien.

Scorpius lo tenía todo, como era normal. Una mansión, bastante dinero, casas en el extranjero, un padre amoroso y unos abuelos consentidores; cada navidad, recibía tantos obsequios como cualquier niño desearía, pero el pequeño Malfoy siempre se emocionaba con el suéter, ya que nadie jamás le había hecho nada a mano y que, con tan solo tocarlo, se sintiera una gran ternura. Pero este año, justo en las vacaciones de navidad de su quinto año, Scorpius tan solo recibe un paquete de bizcochos caseros por parte de la abuela de Albus y, pese a que intenta no mostrarlo, se siente algo decepcionado.

—Mira, el de Albus es más grande este año —su abuela Narcissa, que sin duda se da cuenta de la desilusión de su nieto, intenta que no piense demasiado en ello y se centre en otra cosa: el regalo de su mejor amigo, por ejemplo.

Scorpius rasga con lentitud la envoltura de la cual cae una nota y un suéter mal tejido, con algunos agujeros y la enorme letra S toda chueca y de una horrible caligrafía. Sus abuelos hacen una mueca mientras que su padre tan solo puede cubrir su boca con la mano para evitar reír. Scorpius, a quien le brillan los ojos, toma la nota y la lee con lentitud, casi olvidando que su familia se encuentra justo detrás de él.

“Scorpius, sé que para nada es un buen trabajo como el de mi abuela, pero ya me estaba poniendo algo celoso de que siempre esperas con ansias ese regalo en específico y los míos pasan a segundo plano. Espero aprecies mi gran esfuerzo y que te pongas eso, mínimo, dos veces a la semana. Con cariño, Albus.”

…

Scorpius lleva puesto el feo suéter cuando Albus entra al compartimiento del tren, este no puede evitar sonrojarse y desviar la mirada mientras que el rubio busca sus ojos con desesperación. Ambos han vivido cosas esos últimos meses y Albus cree que enviar aquel suéter con aquella nota, solo podía empeorar todo.

—Me gusto bastante —escucha al Malfoy hablar.

—Esta horrible… —es lo único que puede decir, aún sin atreverse a mirarlo.

Por un lado se siente alagado y feliz, pero por el otro se siente un completo idiota al haber optado por regalarle algo tan horripilante como aquello cuando el mismo Scorpius le había enviado como obsequio un CD autografiado por su banda muggle favorita –sepa Merlín como lo había conseguido–.

—No —Scorpius, cansado de que su amigo no le mire, se sienta a su lado y coloca su mano en la pierna de este —. Este año es más fuerte.

— ¿De qué hablas? —por fin, Albus se digna a mirarlo. Ambos están sonrojados, pero en el pálido rostro de Scorpius el sonrojo se hace más evidente.

—Cada año el suéter que tu abuela envía llega con una gran sensación de cariño, pero este año —las manos de Scorpius buscan las de Albus —esa sensación es mucho más fuerte…

Los chicos se miran a los ojos en un largo silencio, poco a poco se van acercando más y más, con sus labios a tan solo centímetros de distancia, pero entonces la puerta del compartimiento se abre y ambos chicos se separan de golpe, mirando cada uno para el lado contrario. Su pequeño grupo de amigos de Slytherin entra junto a los primos y hermana de Albus, quienes toman asiento entre risas.

—Scorpius, que feo suéter —le dice Rose mientras se burla de su primo entre muecas. Scorpius tan solo puede pensar que es la prenda más hermosa que alguna vez haya llevado puesto.