Historia larga Misión: Recolección [Trilogía: Una misión; Un futuro mejor 1]

Tema en 'Novelas' iniciado por Sonia de Arnau, 28 Julio 2013.

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    Sonia de Arnau

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    Misión: Recolección [Trilogía: Una misión; Un futuro mejor 1]
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    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    30
     
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    Hola, de nuevo por aquí dejando otro long-fic. Es que no puedo dejar de pensar en alguna historia, mi cabeza es una fuente de inspiración últimamente. En un principio decidí solo escribirla y ya… pero me ganaron las ganas de publicarla.

    Tanto criticas como opiniones son bienvenidas. Ayúdenme a mejorar :D

    Géneros: Ciencia ficción, acción, peleas, aventura, fantasía y una pizca de comedia (parodia).
    Una historia dividida en tres partes que ocurren en diferentes años.

    La primera parte llamada “El Principio de la Misión” se centra en Brad Irik, un joven campesino, quien tendrá la inusual visita de un extraño hombre que le informa que es poseedor de Energía; fuente de un misterioso poder. Brad está destinado a cumplir una singular misión. El deberá aventurarse a la caza de criaturas nombradas White, ¿con qué objetivo? Según en palabras de Edwin, para salvar a la raza humana de una gran catástrofe.



    Introducción

    2018:

    En las tranquilas tierras del país Etage, ocurrió un suceso sobrenatural que escandalizó no solo a los científicos y militares sino a toda la gente de la faz de la tierra. La noticia no se hizo esperar y llegó hasta los confines del planeta azul.

    Aquel día, el cielo se tiñó de un insólito color verdoso mientras un destello deslumbrante invadió esa zona del cielo. Los habitantes de los alrededores se vieron en la obligación de cubrirse los ojos ante la deslumbrante luz. Segundos después de ese estallido, un remolino se formó y sopló viento a gran velocidad, tan rápido como eso ocurrió, hubo una aterradora calma, y entonces, de la nada un meteorito apareció y se estrelló con tal fuerza que creó un gran cráter.

    Afortunadamente cayó en una llanura desolada, por lo que no hubo víctimas.

    Ni había ocurrido ni una hora del suceso cuando los expertos ya habían levantado un campamento alrededor del cráter para examinar más de cerca dicha roca espacial. Los militares se vieron en la obligación de hacer una barrera al rededor del meteorito cuando muchos espectadores curiosos arribaron al lugar para tomar fotos. En menos de tres horas aquel lugar se transformó en un lugar “turístico”, debido a las grabaciones que algunos lugareños de las cercanías llegaron a grabar con sus celulares, muchas de esas personas estaban allí para comprobar la veracidad de esos vídeos. Como la noticia se volvió viral, al día siguiente, veintidós horas después, el gobierno de Etage cerró todo contacto con empresas de periodismos y noticieros para comenzar una investigación secreta.

    —¿Cuál es la situación? —preguntó el comandante militar; Felix Segal.

    El director de los científicos, Edmond Chaves, desde su posición miró al comandante, luego volvió su vista al monitor, maniobró un par de cosas y enseñó una gráfica que evidentemente Segal no entendía.

    —Indiscutiblemente se trata de una roca espacial. Tiene componentes y metales como piroxenos y carbono, tiene alta densidad de cóndrulos, y todavía estamos en investigación de saber los demás materiales.

    —En pocas palabras, ¿es una amenaza para la raza humana?

    —No lo sabemos con exactitud —atinó a decir el director—. Por las primeras muestras que nos facilitaron, se ha determinado que tiene compuestos muy similares a las rocas de la tierra. Aunque, si me lo pregunta, comandante, lo que más me preocupa es saber cómo llegó aquí, porque no tiene indicios de que la superficie haya tenido contacto con la atmósfera terrestre. No hay indicios de quemadura, ni nada similar.

    —¿A qué se refiere exactamente? —soltó el comandante sin evitar fruncir el ceño.

    —No llegó del espacio, sino del mismo cielo. Sé que es difícil de creer, pero observe ésto —Lo invitó a ver la pantalla para mostrarle uno de los vídeos que comenzó a rondar en Internet. No tenía muy buena calidad pero se podía ver que aquella roca parecía caer desde un punto en el cielo después del destello de luz verde. Precisamente, aquel vídeo fue mandado de forma anónima y era la grabación que mostraba con más detalle el “origen” de aquella roca—. Ningún satélite predijo nada de un meteorito acercándose a la tierra. La NASA tampoco anunció nada. Nadie predijo que se acercaría un cometa a la tierra. Además, por el tamaño de la roca, debió haberse reducido mucho ante el contacto a la atmósfera, por el contrario, si el tamaño hubiera quedado como ahora, el tamaño original del meteorito hubiera sido muy grande, cosa que los satélites hubieran podido captar, pero no fue así.

    —¿Esta tratando de decir que esa cosas llegó de la nada? —preguntó Segal, incrédulo.

    —Entiendo que es difícil de creer, y cuando vi este vídeo por primera vez pensé lo mismo, que era falso, pero ahora que estamos analizándola… su superficie nos indica que no tuvo contacto alguno con la atmósfera terrestre, como se lo mencioné. Todavía necesitamos examinar más a fondo eso. Como la roca no emite radiación ni gases tóxicos, no parece ser un peligro potencial, aun así se le ha pedido a los trabajadores que continúen usando sus trajes especiales.

    Las facciones del comandante mostraban total incredulidad. Era como si aquel trasfondo era absurdo y sacado de una película de ficción. Por el momento, tendrían que seguir con las investigaciones, y al desconocerse el verdadero origen de aquel pedazo de roca, se determinó que sería una amenaza para todos hasta que se probara todo lo contrario.


    2045:

    Una gran guerra estalló en todos los continentes habitados de la tierra. Una guerra no precisamente de humanos contra humanos. Los Poewo, unas extrañas criaturas denominadas extraterrestres, llegaron al planta azul para atacar a sus habitantes, y así demostrar tener dominio ante la insignificante raza humana. Llegaron deseosos de aniquilar a todo ser vivo, y tener bajo su control sus tierras. De esa manera, los gobiernos humanos se unieron para poder derrotar a esos entes. Sin embargo, los terrícolas no eran los únicos que luchaban contra éstos, otra raza alienígena se unió a favor de la humanidad; la raza de ellos era los Lkijo, quienes estaban dispuestos a evitar que los Poewo tomaran mando total del hermoso planeta azul.

    Los Lkijo, seres antropomorfos, llegaron a suelos terrestres en el año 2029, que a diferencia de los otros, estos aterrizaron en son de paz, deseando convivir con los habitantes de aquel bello planeta. Tuvieron que transcurrir tres años para que el gobierno terrestre, tras discutir aquel asunto por meses y meses, decidieron confiar en ellos y aliarse. De esta manera, se formó una alianza entre ambos razas; empezando a convivir juntos, coexistiendo en unidad.

    Los Poewo, llegaron para desolar el planeta. Éstos no tienen una forma especifica ya que su anatomía es incierta, pero según a los ojos de cualquier humano o cualquier otra raza, varia su fisiología individualmente, tanto en el color, como en el tamaño. Por ejemplo, si una persona se los imagina oscuros y borrosos, esa persona los verá de esa forma. Mientras que si otros se los imagina como un típico extraterrestre de películas de ciencia-ficción típicas de Hollywood, con cabeza grande y ojos enormes, así los percibirán.

    Los Poewo eran seres escurridizos, muy inteligentes y veloces, y lo más destacable de ellos es su sed de aniquilar y destruir todo a su alrededor. Son de un estirpe sádica. Viajan de planeta en planeta para poder saciar su vehemencia de matar y crear caos.

    Era una noche fría.

    Las calles, edificaciones y demás construcciones desmanteladas y dañadas por el abandono, dejaba ver que la guerra había durado dos años. Un pequeño grupo de cuatro valientes soldados se mantenía escondidos en un viejo y desolado edificio, habían entrado al perseguir a un Poewo, desafortunadamente éste se les perdió de vista una vez ingresaron a la instalación.

    —Dim, es mejor retirarnos —opinó en voz baja un joven de cabellera castaña, este se mantenía un par de metros alejado del nombrado. Al ver que el susodicho no hizo caso a su llamado, volvió a decirle—: Oye, ¿me escuchaste? Larguémonos de aquí. Creo que es mejor que nos reunamos con el grupo...

    —Shhh —Dim hizo que su compañero guardara silencio, después movió su mano hacia adelante, apuntó cierto lugar—, me voy a mover a esa esquina, para después pasar a esa habitación —susurró.

    —¿Estás loco? —la voz del castaño se escuchó con ganas de gritar, pero no lo hizo para evitar que el enemigo, al que habían perseguido hasta allí, los encontrara—. Dim, eso es peligroso, es casi un suicidio, mejor larguémonos de este sitio. Sabes que no podemos hacer nada hasta que Gray...

    El castaño chistó al ver como Dim, sin hacer caso a su sugerencia, se encaminó con sigilo al lugar que había indicado. El castaño se alzó de puntillas para ver como su compañero se iba acercando a la esquina y, tras murmurar un: “Demonios contigo, Dim” se acuclilló y dando un par de pasos hacía adelante, miró a otro de sus compañeros.

    —Eh, Matt, dile algo a Dim. Se acaba de mover a esa habitación. A ti seguro que te hará más caso que a mí.

    —¿Qué le puedo decir? Ya lo conoces, no le hace caso a nadie que no sea a Gray.

    —Deberíamos retirarnos —opinó el único Lkijo del grupo, Char—. Tenemos que reagruparnos con Gray.

    —¿Piensas dejarlo solo? —preguntó el castaño en desacuerdo.

    —¿Y qué quieres que haga? El poewo se nos escapó, o mejor dicho, nos vigila desde las sombras. Lo más inteligente es reunirnos con el grupo y esperar ordenes de Gray.

    Ambos escucharon que se acercaba otro de sus compañeros, era el capitán del grupo D. Cada grupo estaba conformado por tres humanos y un Klijo.

    —Oigan chicos —dijo el recién llegado—. Gray me llamó y dijo que es hora de regresar —contó solo a tres de los miembros—. Les falta uno, ¿dónde está el otro?

    —Es Dim, se fue a perseguir al enemigo, se lo advertí pero me ignoró.

    —Él sabe que no podemos desperdiciar energías y mucho menos romper la formación —dijo molesto el capitán del grupo D.

    —Fran y yo iremos a buscarlo —propuso Matt, quien era el capitán de ese grupo.

    —Vayan rápido y con cautela —opinó el capitán.

    Francisco y Matthew se dirigieron hacia donde vieron por última vez a su compañero Dim. Al asomarse a la habitación, con mucha cautela, con una lámpara alumbraron el interior.

    —Demonios —soltó Fran cuando vio al fondo de la habitación otra puerta.

    —¿Qué sucede? —susurró el capitán—. ¿Un enemigo?

    —No, algo peor, no está en la habitación, quizá está en la otra.

    Matt dejó escapar un suspiro. Desde que se formo el grupo F, Dim siempre fue caracterizado por su forma de actuar de forma solitaria, en un principio él fue selecto para ser el capitán, a petición de Gray, pero su forma de ser y actitud nunca fueron las de un líder, por eso al final Matt fue nombrado como tal. Por lo general, Matt terminó dejando que Dim hiciera lo que quisiera porque a la única persona que él hacía caso era a Gray.

    El capitán y el castaño decidieron movilizarse para alcanzar a Dim. Mientras tanto, Dim se escabullía. En su mente solo estaba el asesinar a esas repugnante bestias, no solo porque era una orden de Gray, sino porque las odiaba de forma muy personal pues éstas le habían arrebatado la vida a su madre y hermana pequeña.

    A lo lejos observó una sombra, así que escondiéndose detrás de un pedazo de lo que alguna vez fue el techo, mantuvo sus cinco sentidos despiertos y asomándose, sintió que el Poewo estaba a solo tres metros, cerró los ojos, preparó su arma e inhalando y exhalando lentamente, se dirigió hacia donde sintió a su enemigo, se detuvo en seco al no ver a nadie, solo una pared sin salida y el cadáver de alguien, y es que el extraterrestre se había movido muy rápido al saber de antemano el movimiento del humano.

    Fue demasiado tarde cuando Dim se dio cuenta de la estrategia del poewo; acorralarlo, se giró tan raído como pudo pero antes de siquiera apretar el gatillo, las garras del extraterrestre le arrebató el arma, y asustado ante la imagen que veía sus ojos, una mancha de humo con garras, retrocedió e intentó huir lo más lejos pero las garras del poewo lo tomaron de la cara, y sin esfuerzo aparente, lo levantó.

    —¡Dim! —gritó Matt—. ¡Suéltalo maldito! —descargó toda su arma, sin embargo, fue en vano porque en aquel estado era imposible hacerle algún daño.

    El poewo se giró y arrojó hacia ellos. Fran y el capitán retrocedieron asustado al ver el desfigurado rostro de Dim, solo quedaba el , habían llegado demasiado tarde. Fran levantó la vista y por primera vez temió a aquel enemigo formidable y se preguntó qué estaba haciendo allí. Ante sus ojos, el poewo era un monstruo aberrante lleno de tentáculos mientras que para Matt, continuaba siendo el mismo que cuando lo vio por primera vez, por lo que, estando más preparado si pudo esquivar el ataque, peor no su compañero, quien fue asesinado por el poewo.

    —¡Fran! —gritó, desgarrando su garganta, estaba anonadado.

    Al ver como el cuerpo sin vida de Francisco cayó al suelo, Matt dibujando una mueca de dolor, disgustado e irritado al a ver visto la muerte de su más apreciados compañero, ¿a cuántos tenía que seguir viendo muriendo? Algo en el se desgarró. Con gran furia ciega se lanzó contra el alienígena, pero a pesar de su gran deseó de derrotarlo y tan solo haber esquivado un par de sus ataques, el adversario lo atrapó y con fuerza lo arrojó contra una ventana…



    2035:

    —El futuro de los seres humanos como el de nosotros se encuentra en peligro debido a esa raza superior en fuerza y salvajismo —El director de la Organización de Investigaciones Científicas, que era de raza Klijo, informó a los diez presentes políticos que conformaban la junta directiva del país de Etage—... por esa misma razón debemos cambiar el pasado para que pueda existir un futuro mejor.

    —¿Se puede evitar que esa raza aparezca en la tierra? —preguntó uno de los diez superiores.

    —Eso es imposible —informó el director.

    —¿Y entonces? —deseó saber otro superior.

    —Tengo fe de que al reunirnos aquí tienes un plan, director —dijo una mujer de mirada seria.

    —La verdad sí, como ya había mencionado anteriormente, el cometa Victoria caerá exactamente dentro de 2 días con 12 horas y 37 minutos al planeta tierra. El plan consiste en que la roca viaje al pasado, tenemos que hacer que Victoria no toque la atmósfera de la tierra y la haga desaparecer.

    —¿Y ese meteoro es importante por qué?

    —Porque es el alimento de los White...

    —Oh, escuché algo sobre los White —tomó la palabra un cuarto, era una mujer muy joven—. También escuche que estos desaparecieron ocho años después de la Segunda Guerra Mundial —Meditó un poco y luego continuó—: Yo tengo entendido que aunque se puedan reunir no vivirán hasta nuestro año.

    —Por esa misma razón enviaremos a Victoria al año 2018, exactamente tres semanas antes de que los White vuelvan a despertar.

    —Ahora lo comprendo. Aun así, respecto a mandar el cometa al pasado será muy arriesgado para los humanos del pasado, ni siquiera los conocían a ustedes los Lkijo.

    —Por eso vamos a mandar a alguien al pasado; alguien que ayude a restablecer nuestros planes —continuó el director de la OIC.

    —La persona o personas que viajen al pasado tienen la desventaja de que se quedara allá, pues no puede regresar al presente o más bien, al futuro. ¿O me equivoco?

    —No se esquivo, señora, pero eso ya lo hemos decidido, hay dos voluntarios que decidieron hacer esa misión. Ellos desean que el pasado cambie para que el futuro también lo haga.

    Los diez superiores se alegraron de escuchar esas alentadoras palabras y aplaudieron a los valientes voluntarios, quienes no sabían quienes eran, pero estaban alegres por ellos. De esa manera, esperaron a que el cometa al que llamaron Victori se acercara al planeta tierra y así, con una máquina especial de la tecnológica creada por los mismísimos Lkijo, tele-transportaron a Victoria al año 2018.

    Con la máquina que observaba el futuro y que podía viajar al pasado, el Lkijo director de la OIC observó como Victoria cayó a la tierra, y como los militares cerraron el perímetro alrededor del meteorito que cayo del cielo, y no del espacio.

    —Los humanos se pueden condenar al tratar de destruir a Victoria —Se escuchó la voz de su mano derecha, el director lo miró y dijo:

    —Por eso enviamos a dos voluntarios. Lo bueno de todo es que a pesar de que el presente-futuro cambie, nosotros no sentiremos ese cambio —“con nosotros” se refería a la raza Lkijo, quienes no sufren cambio alguno si el pasado-presente-futuro es alterado. Por eso, podían estar conscientes de toda modificación como estar conscientes de todo el camino nuevo abrirse ante sus ojos. Esa era la habilidad de ellos.

    Todo debía marchar según los planes, porque solo tenían una oportunidad y no debían desaprovecharla. Y por eso, los dos enviados se trataban de sujetos capaces de hacer la misión a pie de la letra.


    2018:

    Una semana después de que victoria cayera.

    Frente al comandante Felix Segal y el director de la OIC Edmond Chaves, un hombre de estatura más baja que ambos presentes y de un aspecto de oficinista, delgado y a simple vista enclenque, saludó amablemente a las dos personas sin mostrar mueca alguna en su rostro pálido.

    —Mi nombre es Tomás Warrant, y seré la persona a cargó de toda la operación del comenta Victoria.

    —¿Usted? —El oficial bufó al mirarlo de pies a cabeza, incrédulo de esas palabras, no evito dibujar una mueca de disgusto. No le parecía que de la nada, alguien apareciera y dijera aquello—. ¿Quién es usted para estar a cargo de nuestro hallazgo?

    El recién llegado, sin una pizca de temor o de siquiera una diferente expresión, se limitó a sacar de dentro de su saco de vestir, una identificación que enseñó al director y al coronel. Ambas personas se asombraron al analizar la identificación y al percatarse de que la fotografía era de él y su nombre, aquella persona frente a ellos era alguien de un cargo mucho más alto que de ellos, era la mano derecha del mismísimo presidente de la nación.

    —Son órdenes directas del presidente —terminó de decir Tomás guardando su identidad.
     
    Última edición: 26 Noviembre 2022
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    Borealis Spiral

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    ¿Tú quieres matar a los lectores, cierto?Un poco complicada mis polainas, es bastante enredosa...aunque no negaré que me atrapó, como todas tus ideas, Dirty.

    A ver, si entendí lo suficiente. En el año 2018 cayó un meteorito que no provino exactamente del espacio porque no fue detectado, sino que apareció prácticamente casi sobre la atmósfera terrestre y, por lo que pude ver, este es el meteorito Victoria que en realidad tendría que caer en el año 2035; pero como los de este año no desean que la guerra de consquista por parte de los Poewo -tú y tus nombres raros ¬¬- se lleve a cabo diez años después, enviarán el metiorito al 2018 por medio de un viaje al pasado para que unos supuestos White ayuden a evitar la guerra antes de que ¿despierten? ¿No se supone que desaparecieron después de la segunda guerra? Desde la fecha más futura que pusiste hasta la del fin de la segunda es un siglo de historia...

    Eh, ah, no pues necesito leer más para que se me aclaren más dudas, como esa de quiénes son los que viajarán al pasado para reunir a los White; por qué desaparecieron éstos en el pasado real; cuál es el plan exactamente para evitar la guerra del 2045; etc. Lo que sí es que me gusta las habilidades que les has puesto a los Lkijo -¡tú y tus nombres difíciles!- de que no sienten el cambio espacio-tiempo; como si fueran capaces de adaptarse a todas las perspectivas viajando a traves de nuestra dimensión y la cuarto o quinta. También me gustó el detalle de los Poewo de que según tus ojos -quizás relacionado a los miedos o la gran imaginación- es como lucen. Chido.

    Flatas: las de siempre XD Uno que otro acento faltante; el enredar ideas y hacer mucho más complicada la lectura, jajaja, ejem.

    No me quedó del todo claro si Agus vio al Poewo como una criatura con mil ojos o si es él el de los mil ojos porque, ¿qué anatomía tienen los Lkijo? ¿Son antopomorfos? Me confundí en esa parte pues ni supe que él se lanzó al Poewo o si éste se lanzó a él al verlo o... ña, me confundí. Cuida eso. Etto... creo que ya, es todo lo que mi limitada mente tiene que decir con respecto a este prólogo... ah, sí, es prólogo, no prologó. Ahora sí, me despido y que te la pases súper bien.

    Hasta otra.
     
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  3. Threadmarks: Capítulo 1: Toda historia debe tener un héroe
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Borealis Spiral ¡Que bien que se entendió! Bueno, a excepción de lo citado: La criatura con los mil ojos es el Poewo. Los Lkijo son una raza antropomorfos, ¿por qué? porque me dio flojera pensarlos de otra manera XD Las dudas que tienes se aclararan más (mucho más) adelante. Gracias por tu comentario y por el MG.

    Ok, aquí dejando el primer capítulo de la primera parte.


    Parte 1

    Misión: Recolección

    Capítulo 1
    Toda historia debe tener un héroe
    1950

    L'pot, un pueblo de Etage, Europa.

    El caminar de aquel joven de veinte años era pesado debido a la carretilla que jalaba. Iba colina arriba para llegar a su destino, al pueblo vecino. Habían pasado cinco años después de la devastadora segunda Guerra Mundial. La economía de Etage —al igual que muchos países del mundo— decayó debido a la posguerra. Aquel joven se solía madrugar para poder vender su producto al pueblo.

    Era lo único que podía hacer para poder mantenerse.

    Al llegar a la cima de la colina, suspiró con satisfacción al sentir como un aire fresco lo refrescaba. Se detuvo un momento para apreciar el hermoso panorama, a lo lejos se podía ver el pueblo al que iba. Se asió las caderas con un viejo cinturón y continuó con con su camino.

    Desde tiempos inmemorables, la familia Irik han sido segadores y cultivadores. Brad Irik, de tez bronceada debido al sol, ojos verde y cabello castaño, ha trabajado en el negocio familiar desde muy pequeño. Sin embargo, nunca le gustó trabajar en aquel lugar, porque siempre sintió que su padre lo obligó a serlo. Desde que tiene memoria, su más grande sueño ha sido el ir a la capital, el viajar y conocer el mundo más allá de su tierra. Igual, a veces tenía la fantasía de que un buen día, su vida daría un gran giro y fuera diferente a la de ahora.

    —Buenos días, Brad —Saludó una señora de edad avanzada cuando llegó a un pequeño negocio.

    —Muy buenas, señora Isabella. Aquí le traigo su pedido —Brad bajó de la carretilla una caja de madera llena de tomates y otra de verduras.

    —Aquí tienes y muchas gracias —dijo la mujer—. Por cierto, ¿nunca has pensado en dejar el cultivo e irte a la capital a estudiar? No quiero sonar grosera, sé que el terreno es de tus padres y es un lugar especial, pero eres un joven muy inteligente, deberías aprovechar para ir a estudiar.

    Brad simplemente sonrió. Sí, lo había pensado ya varias veces.

    —Es un poco complicado, señora —respondió masajeándose la parte trasera de su cabeza y con una gran sonrisa en su rostro—. No es tan fácil estudiar. Usted dice que soy inteligente porque me aprecia, pero no lo soy tanto. Nunca he sido muy bueno, por eso mi padre nunca me dejo ir a la escuela. A duras penas se escribir, leer y contar, y eso gracias a mi madre.

    —Que modesto eres. Yo solo lo decía porque… —La mujer bajó la mirada. Sabía la situación del castaño—. Cada vez que pienso en lo solo que te puedes sentir vivir allá, trabajando día tras día, sin conocer a una buena chica, me da pesar tu destino —La mujer se entristeció ante esas palabras—. Te mereces conocer a alguien. En este pueblo no hay ya mujer solteras.

    Brad simplemente sonrió y sin decir nada, agradeció la preocupación y continuó su ruta.

    Sus padres murieron en el tiempo de la guerra. Su padre sirvió en el ejercito y perdió la vida en el campo de batalla. Y durante aquel tiempo en que no recibían nada de su padre, su madre cayó en cama; contrajo una enfermedad mortal y a pesar de vender la mayoría de muebles y materiales para el cultivo y poder comprar medicamento y a un buen médico —hasta se vieron en la obligación de vender las dos mulas, razón por la que ahora tenía que jalar la carreta—, a pesar de todos esos esfuerzos, ella murió.

    Era cierto que siempre odio trabajar en el cultivo, pero a la vez se obligó a hacerlo porque era lo único que tenía de sus padres, aunque quizás se debía a lo mismo que decía la señora Isabella, trabajaba y trabajaba para olvidar sus propios pesares.

    Para medio día ya había terminado la ruta, así que se dispuso a volver a su hogar, el que quedaba a una hora de aquel pueblo, que era el más cercano. Brad se detuvo y miró a sus lados como buscando a alguien. Pensó que alguien lo estaba siguiendo, que alguien lo estaba observando, había estado teniendo esa sensación desde que emprendió su viaje en esa mañana.

    —¡Hey Brad, ¿qué tal?!

    —Hola, señor Domi, está todo bien —Se giró para saludar a quien lo llamó—. ¿Cómo está su rodilla?

    —Pues está más allá que acá, pero mejor si está.

    —Es bueno escuchar eso. Bueno, nos vemos después, cuide bien esa rodilla que solo tenemos dos.

    Se despidió del hombre y volvió a ver a su alrededor. Todo estaba tranquilo, quizá solo era su imaginación. Se encogió de hombros y volvió su camino. Una hora después, llegó a su hogar. Era un terreno amplio, aunque ya no solía utilizarlo todo porque no podía trabajarlo el solo. Se encaminó al pozo y sacó un poco de agua para rociar un poco el cultivo.

    Una vez que terminó de regar, se dirigió al cobertizo para terminar la escaldilla que había empezado hacía días atrás. Brad se vio en la obligación de fabricar sus propias herramienta para cortar hierva, labrar o preparar la tierra, desde allí escuchó a lo lejos el trote de un caballo, el que se iba acercando poco a poco. Se asomó por la puerta y a lo lejos observó la figura de un jinete.

    Lo siguió con la vista, curioso. No solían pasar muchas personas por esos lares, mucho menos porque se desviaba del sendero principal. Aquel jinete disminuyó la velocidad al llegar a la residencia Irik.

    —Oh, oh, tranquila muchacha —dijo el hombre mientras estiraba las riendas y luego acariciaba a la yegua para calmarla. Miró a sus lados y se percató que aquel lugar se observaba muy abandonado. Dudó por unos segundos que alguien viviera allí, y hasta cruzó por su mente dar media vuelta e irse y preguntar en otro lado.

    Aquel hombre, que aparentaba unos treinta y cinco años de edad, vestía elegantes prendas, digno de alguien que era de la alcurnia, era alto, delgado, de cabello de un tono rojizo y dueño de ojos color esmeralda. Bajó de un salto del caballo.

    —¿Hay alguien por ahí? —llamó en voz alta y luego dijo en voz baja, como si le estuviera hablando al animal—. Espero que este sea el lugar correcto—. La yegua relinchó—. Yo también, Preciosa, espero que él esté cerca o por lo menos me digan si vive cerca.

    —¿Puedo ayudarlo en algo? —preguntó Brad acercándose a él y a la yegua.

    —Muy buenas tardes, joven —El hombre se alegró de ver que alguien vivía allí—. Disculpe si he venido en un mal momento. Verá, estoy buscando a alguien, y me han dicho que podía encontrarlo por esta zona, sin embrago, he de ser sincero, nunca he sido tan bueno en la orientación por lo que tengo casi cuatro días vagando.

    —¿Cuatro días? —Se sorprendió—. Eso es demasiado.

    El hombre rio a carcajada.

    —Eso lo sé. Ni yo sé como me pudo suceder eso.

    —¿Y a quién esta buscando? Quizá yo lo conozca y pueda orientarlo.

    —Ah, lo agradecería mucho, en verdad. Estoy buscando a una persona con el apellido Irik. Su nombre es Brad. ¿De casualidad lo conoces?

    —Sí, claro que sí lo conozco —Brad se sorprendió al escuchar su nombre, se tomó el pecho asombrado—. Yo soy esa persona. Yo soy Brad Irik.

    El hombre sonrió por la grata respuesta, se acercó al joven y sin previo aviso lo tomó de las manos y le dio un fuerte apretón, sacudiendo de arriba abajo a tal velocidad que todo aquello, a Brad, le pareció por demás extraño y no pudo decir palabra alguna.

    —Ah, es un verdadero placer, señor Irik, no tiene idea de cuanto lo he estado buscando y me entusiasma mucho el conocerlo en persona.

    —¿De verdad? —Brad se echó para atrás, quitándose de la manera menos brusca del apretón del hombre.

    El jinete se dio cuenta de la incomodidad de él y dio un paso hacia atrás.

    —Pido disculpas por mi impertinencia, me dejé llevar al encontrarlo. Déjeme presentarme debidamente; mi nombre es Edwin Rules. Soy simple siervo de la familia Stan y he servido a ellos desde ya hace varios años.

    —Perdón por la pregunta pero, ¿eso qué tiene que ver conmigo?

    No se le hacía familiar el apellido de esa familia A decir verdad, nunca tuvo la oportunidad de convivir o ver una familia de alcurnia. Supuso que los Stan eran de la alta sociedad porque el hombre, siendo un simple sirviente como el se presentó, vestía de buena manera.

    —¡Ah! Tienes toda la razón. Verá, hay algo que debes saber: La descendencia Naldi, que ahora llegó a ser la descendencia Irik —Edwin apuntó el pecho del joven—, tiene un enorme poder dentro de ellos.

    —¿Un poder? —inquirió el joven sin saber si demostrar asombro o incredulidad—. ¿Qué clase de poder? ¿A qué tipo de poder se refiere?

    —Nosotros lo catalogamos como Ilekisch, otros la conocen por otros nombres, pero ustedes la llaman Energía.

    —¿Lekich?

    —Ilekisch. ¿Crees que miento, o algo así? —cuestionó Edwin, dibujando media sonrisa en sus labios, al descifrar el rostro de Brad.

    Brad no dijo nada. Se miró las manos, pensativo. A su vez, el mayor continuó:

    —Comprendo que tenga dudas, tampoco esperaba que reaccionara tan positivamente, pero es cierto lo que digo —afirmó con voz seria—. Y por esa misma razón estoy yo aquí, porque como eres portador de esa Energía, estás consignado a hacer una importante misión.

    —¿Qué estoy que? ¿A una qué? —Levantó asombrado la vista.

    —Estás destinado a hacer una importante misión. Una misión que puede salvar a toda la raza humana.

    —Un momento, recapitulemos un poco —dijo y luego miró a los ojos a Edwin—. ¿Estás tratando de decir que un sirviente que ha trabajado con una familia a la que no conozco, viene a mí, me dice que tengo una especie de poder y que además me dice que estoy predestinado a hacer una misión para salvar a la humanidad, quiere que me crea eso?

    —Si lo pones en ese modo, no suena muy bien, ¿verdad? —dijo Edwin, bien sabía que aquello sonaba por demás absurdo. Y por esa razón aceptaba que el joven se negara, hasta estaba preparado para convencerlo. No obstante, le tomó por sorpresa la reacción de él.

    —¡Eso es genial! —gritó Brad, por demás emocionado.

    —¿Cómo?

    —Si suena muy inverosímil, no lo niego, pero… —No sabía como expresarlo. Hasta cierto grado creía en las palabras pronunciadas por ese extraño y misterioso personaje. Obviamente no todo, pero por lo menos si le creía en la parte de que el tenía un poder.

    A su mente vinieron recuerdos de su niñez. Él estaba ayudando a su padre con el cultivo y mientras lo acompañaba, le contaba historias increíbles que sus antepasados lograron hacer. Cosas sobre-humanas, contaba su progenitor. Además, cuando niño, especialmente cuando su adrenalina salía disparada, sentía como una extraña fuerza fluía en su interior como si fueran ráfagas de electricidad que viajaban por sus venas. Siempre se sintió diferente a los demás niños. Cada vez que su padre lo llevaba a repartir los cultivos con sus clientes, y terminaba jugando con los niños del pueblo, él era el más fuerte y el más atlético, siempre lo fue.

    —Y dime, ¿qué hago para poder sacar ese don? —Se mostró emocionado para poder conocer lo que podía o no hacer—. ¿Necesito alguna pose especial? O ¿tengo que gritar algo para que de mis manos salga esa Energía?

    —No, no, no tienes que hacer nada de eso. Lo uno que necesitas es concentración. Debes tener siempre en mente que la Energía es parte de ti y es muy importante la concentración para poder acumular el Ilekisch en un punto especifico de tu cuerpo y así poder liberarla como lo desees. Y cuando tengas un mejor control con ella, podrás utilizarla como un arma y como escudo.

    El mayor le explicó un poco el funcionamiento de su Energía. Posteriormente, se podía ver a un joven crédulo en una posición de pelea, aquella posición que le había enseñado su padre. El padre de Brad siempre fue una persona muy fuerte tanto de carácter como física, y sabía defensa personal. Nunca le enseñó defensa propia tan cual, pero si hubo pocas ocasiones en que le mostró alguna que otra cosa para que se defendiera de los fanfarrones y ladrones, por lo que Brad podía mantener una pelea uno a uno.

    Eso hizo que el trabajo de Edwin fuera mejor de lo que pensó. No solo vio que Brad ya tenía el conocimiento de la Energía, tenía un buen cuerpo debido a su trabajo, y por las poses que ponía, demostraban que tenía conocimiento de defensa. Era como si su padre, sabiendo que algún día iba a llegar ese día, lo preparó.

    Brad estaba a unos cuantos metros alejado de un tronco grueso de árbol, de aquellos que solía talar para hacer leña o los mangos de madera para la herramienta. Edwin le explicó que lo primero que debía hacer para pasar al siguiente nivel era tumbar, quemar o simplemente hacer tambalear aquel tronco con el poder de la Energía.

    Edwin se mantenía a una distancia prudente, sería de espectador. Observó cuidadosamente el leño, poco después desvió la vista hacia el joven, y luego al objetivo. Los segundos se transformaron en minutos y Brad continuaba en el mismo lugar.

    —Deja que la Energía fluya por tu cuerpo —le aconsejó—. Hazlo naturalmente como cuando respiras. No la fuerces.

    Brad hizo lo aconsejado, cerró los ojos e inhaló y exhaló. Abrió los ojos de golpe muy asombrado al sentir una descarga dentro de él. Supo enseguida que aquello era la dichosa Energía, pero ¿qué era exactamente? No lo sabía mas era una sensación, a la vez que aterradora, muy amena. Sonrió.

    —¿Sentiste el poder? —preguntó el mayor.

    Brad asintió a la vez que volvía a cerrar los ojos.

    —Bien, ahora que contengas la concentración, inhala aire lentamente.

    Brad hizo así y al hacerlo, la Energía incrementó como si el aire que entraba a su cuerpo fuera la leña que avivaba el fuego. Comprendió un poco el funcionamiento de ella. En eso, volvió a abrir los ojos de golpe al sentir un leve dolor en el estómago, y cuando intentó tomárselo, su garganta emitió una queja, se llevó las manos hacia su pierna izquierda al sentir un calambre.

    —Adivino, ¿concentraste toda la Energía en el estómago? —preguntó Edwin cruzando los brazos al ver la reacción de Brad, este último asintió con una mueca en el rostro a la vez que aguantaba las ganas de vomitar—. Como todavía no sabes crear Energía, tu cuerpo utilizó la que ya tienes almacenada, por esa razón, el músculo de tu brazo se tensó, porque centraste toda la Energía en el estómago.

    —Me lo hubieras advertido antes.

    —Sí, lo siento —dijo apenado—. Pero esa es una reacción muy normal para los primerizos.

    —Mencionaste que todavía no sé crear Energía, ¿a qué te refieres con eso y cómo la creo?

    —Una vez tengas un mejor control, tú podrás crear toda la Energía que desees. Por ahora intenta controlar la que por defecto tu cuerpo posee.

    —Eso sonó a la típica explicación que diría alguien que no tiene idea de se hace.

    Edwin levantó la ceña y luego tosió, disimuladamente.

    —Lo primordial es hacer lo que te dije, aprende a distribuir y utilizar correctamente la que tu cuerpo por defecto crea.

    —¿Y cómo hago eso? Los calambres son muy dolorosos. No había tenido uno desde hace años.

    —Quizá no puedo explicarte todo detalladamente, porque el crear Energía es como enseñarle a un bebé cómo respirar, pero te daré un importante consejo de vida y muerte, te diré lo que nunca debes hacer. Nunca dejes una parte de tu cuerpo sin Energía porque si lo hicieses, tu cuerpo lo resentirá y a la larga, tus músculos se secaran y no podrás moverlos más.

    Brad abrió los ojos reflejando horror ante las palabras y tragó saliva con dificultad.

    —La tensión muscular es una advertencia para evitar dañar tu cuerpo para siempre —continuó—. Si deseas descansar un…

    Edwin se sorprende al ver como Brad volvió a su posición, estaba dispuesto a continuar.

    —Ahora que sé eso, lo intentare de nuevo, con más cuidado —dijo.

    Edwin sonrió. No cabía duda, Brad Irik era un personaje interesante y era perfecto para ser protagonista de esa misión. Transcurrieron un par de minutos y Edwin observó el reloj digital que adornaba su muñeca y asintió, después dirigió la vista hacia el joven y asintió, ya había superado el tiempo de concentración de la primera vez, eso solo significaba que pudo mantener la Energía de su cuerpo por igual.

    Brad exhaló todo el aire que acumuló y se sintió como su cuerpo le pesaba. Se había cansado mucho, el sudor que generó su frente indicaba el esfuerzo que estuvo haciendo, aunque pareció que no hizo nada, internamente su cuerpo trabajo mucho. Aunque ahora comprendía un poco como crear más Energía.

    —Es más difícil de lo que pensé —soltó con voz entre cortada.

    Buscó con la mirada al mayor. Se extrañó al no verlo. Lo encontró acicalando a la yegua.

    —¿Ya has terminado? —preguntó el hombre.

    Brad parpadeó varias veces y preguntó curioso.

    —¿Cuánto fue que estuve en ese estado?

    Edwin miró su reloj y contestó:

    —Más o menos tres horas.

    Brad se sorprendió.

    —A pesar de ser un primerizo, has mejorado mucho. Te felicito.

    Ya era la hora de comer, las tripas moviéndose de un lado a otro en el estómago de Brad se lo indicaron. Más que comer sería cena, al mirar el cielo se dio cuenta que darían al rededor de las seis de la tarde.

    —Iré a preparar algo de comer, me ha entrado un apetito que me comería un caballo.

    La yegua relinchó no muy contenta de ese comentario.

    —Era broma. Amm, ¿te gustaría comer algo en especial?

    —Oh, no, gracias. Me temo que declinaré tu amable oferta.

    —¿Seguro?

    —Estoy bien así, gracias. Quizá solo beberé agua.

    —Como gustes.

    Una vez hizo de comer y comió, se dispuso a descansar un poco mientras meditaba un poco en que hacer para golpear aquel pedazo de leña. Edwin lo vio muy pensativo y al ver lo tarde que era, le propuso algo:

    —¿Qué te parece si eso lo dejamos para mañana? El descanso siempre es muy importante para el crecimiento, eso es una forma de entrenamiento.

    —No lo dudo, pero —Se puso de pie—, me gustaría derribar el tronco este día, como era previsto. Si no lo hiciese, no podría conciliar el sueño. Así que sería peor no hacerlo.

    —¿No estás cansado? —inquirió curioso.

    —No voy a mentir, lo estoy, pero me propuse que hoy tumbaría ese tronco sí o sí.

    Los dos volvieron al campo y Brad volvió a su posición. Ya todo estaba oscuro por lo que solo los iluminaba una lámpara de aceite. A esas alturas ya podía sentir la Energía en su cuerpo al igual que a controlarla un poco. Ésta estaba en sus extremidades, la distribuyó por partes iguales para evitar otro calambre, y la sobrante la canalizó poco a poco a su brazo derecho. Al no tener un mayor control de ésta, su brazo comenzó a temblarle al igual que sus dedos, y ahora su concentración era calmar esos movimientos.

    —¿Qué tengo que hacer para sacar le Energía de mi cuerpo? —preguntó a Edwin.

    —Apunta el brazo hacia el tronco sin perder la concentración.

    Paso a paso obedeció las ordenes del mayor mientras hacia una de sus extrañas posiciones, e ignorando aquello, Edwin gritó:

    —¡Ahora imagina que disparas!

    Ante la orden, Brad gritó una vocal y lanzó un puñetazo al aire y como si se tratara de una ráfaga de aire —que en realidad fue Energía— recorrió los metros de distancia que separaban la leña de él. Aquella fuerza que creó su cuerpo rozó la madera, rompiendo una de las esquinas y moviéndolo con brusquedad hasta que cayó al suelo. Igualmente, esa ráfaga alcanzó a mover las hojas de los árboles.

    Brad gritó con jubilo, había dudado por un instante lo que había hecho y visto, pero al comprender lo que ocurrió se empcionó.

    —¡Lo hice! ¡En verdad lo hice! —Se miró las manos y brazos con asombro.

    —Así es, tienes mis felicitaciones, joven. Para ser tu primera vez, me has impresionado —Edwin pensó por un momento que, dada la rapidez, Irik tenía un don con la Energía—. Deberás entrenar arduamente para poder estar listo y efectuar tu misión —Le recordó.

    —Estoy más que ansioso de comenzar nuestro entrenamiento —Lo miró con seriedad para que viera lo dispuesto que estaba.

    El mayor miró fijamente al entusiasta joven, agradeció que no hubiera sido tan difícil de convencerlo y, aunque tal vez solo estaba ansioso por sacar a relucir su poder, ya era valido para que el joven aceptara su destino, pues recordemos que Brad todavía no sabe de que iba aquella misión tan especial. No obstante, existía un mayor problema y se lo hizo saber al decirle:

    —No sabes la alegría que me provoca ver tu pasión, pero, la persona que te entrenará no seré yo.

    Brad dejó de sonreír y prestó más que la debida atención al mayor, y aunque no dijo palabra alguna, su expresión preguntó: “Ah, no? Entonces, ¿quién será?” Inmediatamente, Edwin respondió:

    —De tu entrenamiento se encargará el gran maestro Amre.

    —¿A-Amre? ¿Es un maestro? —La sonrisa de Brad se amplió—. ¿Seré entrenado por un maestro experto en Energía? ¡Eso es como una fantasía!

    —Así es. Amre es una persona extremadamente fuerte y la única que puede enseñarte a manejar de la mejor manera tu poder. No obstante, debo añadir que por el momento Amre, no acepta alumnos.

    Edwin bajó la mirada, desconcertado. Antes que nada, necesitaba la absoluta aprobación de Amre para poder primero llevarlo ante su presencia, no podía solo llevarlo ahí y ya. Sabía que se negaría rotundamente y que ni siquiera le daría la oportunidad de verlo o conocerlo. Primero tenia que ir a ver a Amre para contarle sobre el chico especial que era Brad Irik.

    —¿Entonces? —inquirió el joven—. Por el momento me enseñarás tú, ¿no?

    —Créeme, yo encantado de poder enseñarte, pero yo soy la persona menos indicada para eso —dijo mientras negaba—. Yo solo te dije lo básico, nunca te enseñé realmente, tú lo lograte solo. Pero no hay que desanimarse, por el momento quien te enseñará a dominar mejor la Energía será mi amo, el señor Stan. Al igual que a ti, yo le mostré lo básico, pero él, por su propia mano, aprendió a manejarla muy bien, seguro que él te puede ayudar a desarrollar mejor tu poder.

    Y era mejor así, de esa forma, cuando fuera con Amre, Brad ya tendría un poco más de conocimiento y quizá de esa forma Amre lo aceptara sin chistar.

    —Mi amo se encuentra en un pequeño pueblo al suroeste llamado Gram.

    —Me supongo que viajaremos hacia allá —mencionó lo obvio.

    —Así es, mañana nos dispondremos a viajar hacia Gram.



    Fin de capítulo 1
     
    Última edición: 26 Noviembre 2022
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    Borealis Spiral

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    Ala, ¿qué puedo decir? Un clase de superpoder, ¿de verdad? XD Jajaja, esta historia se me afigura que tendrá de todo. Hm, el hecho de que Brad cuente con esta clase de habilidad, con esta Energía que llaman, me hace pensar que tuvo algún tipo de orígen. ¿Sólo su familia la tiene? ¿Acaso ellos también son extratarrestes? Oh, ¿será que más bien son experimentos alienígenas? o.o Sería genial, ¿no? XD Ok, deliro. Pero me gustaría saber más de este poder; ahora sé cómo funciona más o menos y cómo debe controlarse, mucha concentración. la misión, ¿será la que se planeó casi cien años después? ¿La búsqueda de los White? Este Edwin, ¿será de los que vienen del futuro? Dudas, dudas. Además, que Brad nesecite su poder o don -y bien entrenado aparte- quiere decir que la misión será más complicada y difícil de lo que imagino. ¿Qué avenutras le esperan? Cierto, ¿quién era el que vigilaba su casa para atacarla?... ¿Otro futurista? :confused: ¿O son los reales enviados? Ja, que la trama girara así no sería sorpresa si hablamos de ti XD. Quiero saber, saber. Ahora...

    Correciones flojas: Cuida los verbos en pasado: obligó, miró, saludó, estás (este no es en pasado, pero igual te faltó XD), enseñó, gritó, entrenará (este tampoco es en pasado, pero te faltó lol), enseñé, terminó, relinchó, ayudará (no pasado... ¬¬ comienzo a molestar, ¿eh?), sacó, guardó, palmeó. Creo que son todos los que vi. Ps, qué molesta soy, ¿no? No es como si fuera la gran cosa.

    No es "está" del verbo ser, Dirty, es "esta" de pronombre demostrativo. Igual, un simple "atacarla" bastaría. Síp, abusas con los estos y estas XD No todos los que pones son estríctamnete necesarios.

    Creo que este diálogo va pegado porque no haces una separación entre el narrador y el dicho del hombre con algún punto y aparte. Quedaría:

    "—Muy buenas tardes —saludo cordialmente a Brad, quien ante tal saludo no evitó ponerse nervioso. Lo primero que pensó fue que se había perdido y que necesitaba orientación, pero lo que escuchó a continuación, lo sorprendió a gran manera— Estoy buscando a una persona con el apellido de Irik. Su nombre es Brad."


    Ese contento no lleva tilde XD. Es un adjetivo el uso que le das aquí, no el de verbo.


    XDD Jajaja, no creo que realmete te refieras a aprender; lo más seguro es que se trate de "emprender", es decir, comenzar con el viaje. Igual, el "con" sobraría. Puntito estético. Fuera de eso, todo bien, le entendí a la perfección, en el sentido de la escritura; mis dudas continúan y ya te las hice saber. Espero ansiosa la próxima actualización a ver si alguna de las dudas que tengo desde el prólogo y las más que se añadieron aquí se contesta, o en su defecto, a ver si me metes más incógnitas -.-'

    Hasta otra, Dirty.
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    He leído el prólogo y aunque por el momento me he quedado :confused:, un poco, pues comprendí por qué ha caído el "meteorito" en el año 2018, lo mandaron al pasado con una rarísima máquina que quisiera tener una XD.

    Pienso que voy a ir entendiendo un poco más la trama, a medida que vayas trayéndonos las continuaciones, por el momento, solo, como ya mencioné, leí el prólogo y después, leo el primer cap. Te dejo mi impresión sobre la ortografía de esta lectura. Perdona si apunto de más :p

    Para comenzar: palabras que llevan tilde y a las que tú no les pusiste:

    Informó, preguntó, arriesgarán, evitó, informaré, dejó, escuché, llegó, escandalizó, opinó, mencionó, apuntó, avisó, indicó.

    La palabra hizo se escribe con z, tú la has puesto con s.

    Es criaturas, no creaturas.

    La palabra correcta es así, no haci, que fue como tú la colocaste.

    Y creo que eso es todo. Por lo general, me ha gustado la idea de la trama. La ciencia ficción es una de mis favoritas. También, aunque sean malos, los Poewo me llamaron mucho la atención, no sé cómo imaginármelos, aunque entendí que la apariencia depende de la persona que los ve.

    ¡Gran imaginación la tuya! ¡Me encanta!

    Bueno, luego te comento el cap que sigue, aunque edite este mismo mensaje si no hay otro.
    Un abrazo XD

    Editando...

    Okey, ya me leí el primer capítulo. Como la vez anterior, noté esa falta de tilde en algunas palabras, también noté que repites mucho este, esta, después de nombrar al personaje o alguna cosa, ejemplo:

    ...tomó una mochila y en esta comenzó a llenarla de ropa.

    Aquí, también está de más "la" de "llenar-la". Tal vez puedas poner:

    ...tomó una mochila y en ella comenzó a poner ropa.

    O simplemente:

    ...tomó una mochila que comenzó a llenar con ropa.

    Detallitos así que estoy segura poco a poco vas a ir corrigiendo XD

    En cuanto a la historia, me ha parecido muy interesante, sobre todo el que Brad tenga ese don. Además, ya le has dado ese toque que se necesita para atrapar al lector, porque por lo que a mí respecta, me he quedado intrigada. Esa misión que tendrá en sus manos Brad parece súper.

    Estaré pendiente del siguiente cap.
    Un abrazo xD
     
  6. Threadmarks: Capítulo 2.- Primera fase: El viaje hacia Gram
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Clasificación:
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    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    30
     
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    3946
    @Borealis Spiral y @Marina gracias por comentarme y por las correcciones. Así se aprende.


    Capítulo 2
    Primera fase: El viaje hacia Gram

    Edwin Rules despertó al escuchar un ruido desde afuera. Se levantó de la cama y tras un bostezo observó la hora en su reloj. Se frotó los ojos con pereza al descubrir lo temprano que era; el reloj marcaban las nueve de la mañana. Tras abrir la ventana y asomarse descubrió que el joven Irik cargaba con varias cajas y las depositaba en la carretilla.

    El mayor salió de la casa y se acercó al castaño.

    —¿Te desperté? Disculpa —se disculpó el joven una vez que terminó de subir todas las casas del cobertizo.

    —¿Puedo saber que estás haciendo? —interrogó Edwin, con intriga—. ¿Te puedo ayudar en algo?

    —Me levanté un poco más temprano de lo acostumbrado para despedirme de los del pueblo, y llevarles el resto de verdura que me quedaba.

    —Oh.

    —Esto es lo último —Brad señaló lo de la carretilla—. En esta vuelta me despediré de ellos como corresponde. Le diré que me iré a la capital por un tiempo.

    —¿No es el primer viaje?

    —Es el tercero.

    —¿El tercero? —se sorprendió, aunque observando con más detenimiento si estaba sudando mucho—. Si que no pierdes el tiempo —Le agradaba que tuviera aquel espíritu.

    Brad sonrió y luego se encaminó al cultivo. Edwin lo siguió.

    —La verdad, me da un poco de pena dejar que mueran.

    —¿No te da un poco de tristeza dejar este lugar? —preguntó el cobrizo.

    —Sí y no. En este lugar crecí y me crié, pero siempre soñé que algo así me sucediera; viajar.

    Edwin se remangó las mangas.

    —¿Quieres que te ayude en algo?

    De esa forma ambos se dispusieron a dejar la casa ordenada para poder viajar. Desayunaron en el pueblo y cuando regresaron, Brad tomó una bolsa de cuero y comenzó a llenarla de un par de mudas de ropa. Al terminar iban a ser las tres de la tarde. Se acercó a a donde Edwin se encontraba, quien estaba acariciando a Preciosa.

    —¿Podrá con los dos? —preguntó.

    —Sí, puede con ambos, pero nosotros nos iremos caminando.

    —¿Caminando? —Brad retrocedió asombrado—. ¿Por qué si podemos montarlo?

    —Toma la caminata como una especie de entrenamiento.

    “Pero… ¿pero eso en qué me ayudará?” pensó, inconforme.

    —Trabajas en un cultivo por lo que estas acostumbrado a cargar cosas pesadas —Lo miró de reojo—. Tienes el cuerpo digno de un trabajador, pero tus piernas no están acostumbradas a caminar largas distancias. Necesitaras fortalecerlas.

    —Todas las semanas voy al pueblo cercano.

    Edwin parpadeó un par de veces y luego dijo:

    —¿Ah sí? Bien por ti. Pero no es diario, ¿o sí?

    —Creo entender a lo que te refieres —dijo al fin el joven. Observó a la yegua—. ¿Y qué vas a hacer con él? ¿Lo dejarás aquí? O ¿tú irás montado y yo caminando?

    Edwin sonrió divertido. Era buena idea pero esa no era su intención, acompañaría a Brad en su camino.

    —Preciosa es una yegua muy inteligente, ¿verdad que sí pequeña? —El animal relinchó—. Conoce el camino a Gram, su dueño está ahí.

    De una de las bolsas de su pantalón sacó una nota que estaba doblada, la guardó en una de las bolsas que colgaban de la yegua. Acto seguido, palmeó el lomo de ella y siendo una señal, Preciosa corrió dirección al suroeste para encontrarse con su dueño. El mayor dirigió la vista al joven.

    —Mandé una nota a mi amo diciéndole que lo encontré, y que espera que lo ayude en su entrenamiento.

    Sin decir más, emprendieron su viaje hacia Gram. Estaba previsto que llegarían a la mañana del siguiente día si se daban prisa. Mientras iban caminando, ambos charlaron un poco para que el viaje se pasara más rápido. Edwin aprovechó para decirle que una de las reglas más importantes que debía tener en cuenta era que por ninguna circunstancia atacar a una persona con Energía.

    —¿Por qué? ¿Qué pasaría? —inquirió curioso.

    —Sus órganos internos explotarían. Harían ¡pum! y moriría al instante porque se llenarían de energía.

    Brad estaba consciente que su poder era muy peligroso, mas nunca imaginó que pudiera llegar a esa magnitud. Sin embargo, lo que Rules decía era lógico. Debía tener mucho cuidado.

    —La Energía solo puede repeler Energía, así que, solo alguien que posea ese poder puede rechazar ese mismo poder. Eso sí, si su cuerpo, por ejemplo, como tú eres primerizo y no tiene un buen control, si mi amo o el maestro Amre lo desearan podrían heriste aunque tú tengas el mismo poder. No sabría decirte que tan herido quedarías porque afortunadamente no conozco ningún caso.

    —Entonces —recapacitó el joven—, ¿conoces a alguien que sí haya matado con Energía a una persona normal?

    Edwin cerró los ojos al decir:

    —Desafortunadamente, sí. Por eso debes ser muy prudente con ésta.

    —Por cierto, quería preguntarte algo, ¿quién eres exactamente?

    —¿Y por qué esa pregunta? Ya me presenté, ¿no? Soy un simple sirviente de la familia Stan; Edwin Rules.

    —Ah, sí, en realidad no me refiero a eso... como explicarlo, me das esa sensación de que no eres alguien… ¿normal?

    Edwin lo miró de reojo. Brad era demasiado perspicaz, solo llevaba un día con él y ya sospechaba algo.

    —Digo, como por ejemplo —continuó Brad—, eso que tienes en tu muñeca, nunca lo había visto, ¿qué es?

    Edwin miró el reloj de su muñeca izquierda, y sus labios dibujaron una sonrisa.

    —Es un reloj.

    —Nunca había visto un reloj así. Mi papá llevaba uno, pero era diferente, siempre lo llevaba en el bolsillo.

    —Digamos que soy alguien que ha venido de muy, muy lejos, donde estos relojes son muy comunes. No creo que sea el momento para que sepas eso, más adelante te lo diré todo. Lo prometo. Una vez que nos reunamos con mi amo, te contaré todo a detalle.

    —Bueno, y ¿cómo es el maestro Amre? —inquirió el joven, cambiando de tema.

    —Ya lo conocerás cuando lo veas. Pero actualmente es la persona más fuerte que conozco, por eso es la única persona que puede entrenarte bien. Mi amo también desea conocer al mítico Amre. A pesar de todo, Amre no ha aceptado a nadie como pupilo.

    —Espero que me acepte a mi.

    —Yo también —se sinceró el mayor—. Eso espero. Serías su primer alumno.

    —Wow, el maestro debe ser alguien muy difícil de complacer —comenzó a sentir nervios de no llegar a estar a la altura de lo que él esperaba.

    No sabía nada del Señor Stan, pero si a él no lo había aceptado como pupilo era porque, o Amre era un cascarrabias que no aceptaba a nadie, o porque nadie llenaba sus expectativas para ser su pupilo. Ante esa descripción, se imaginó al maestro como un hombre mayor con largas barbas y con cara de pocos amigos, quizá su rostro adornado de una que otra cicatriz que demostraba las sinfines de peleas que tuvo a lo largo de su vida. Ante la imagen mental, sintió un escalofrío.

    La tarde transcurrió hasta que el cielo se tornó rojizo. Las piernas de Brad comenzaron a resentir todo el día de caminata. Era cierto lo que dijo Edwin, a pesar de iba tres o cuatro días a la semana al pueblo, siempre lo hizo jalando una carreta, por lo que el paso que tomaba era despacio, y por eso le tomaba una hora llegar.

    —¿Podemos descansar un poco? —propuso el castaño.

    —Claro —respondió Edwin que estaba cinco pasos mas adelante que Brad. Este último ya estaba reduciendo la velocidad cuando Brad comenzó a apagarse—, una vez que anochezca completamente —finalizó—. Cada metro cuenta y es importante que lleguemos a la ciudad lo más rápido posible.

    —Si es tan importante como dices, nos hubiéramos ido en la yegua —habló en voz baja el joven con toda la intención de ser escuchado por el mayor.

    —Si que eres un joven muy jocoso, Brad.

    Cuando el cielo oscureció y era imposible continuar caminando por la falta de luz, se dispusieron a descansar. Como la noche se puso fría, buscaron madera para encender una fogata. Los dos tomaron asiento en el suelo para recibir gustosamente el calor que generaba el fuego. Edwin notó a Brad un poco pensativo mientras su notaba que de vez en cuando miraba a su alrededor. Le preguntó si le sucedía algo.

    —No estoy seguro si se deba al cansancio o sean exageraciones mías, pero estás últimas horas he sentido que alguien nos ha estado siguiendo. En realidad, desde ayer en la mañana he tenido esa sensación.

    —¿Alguien nos está siguiendo?

    Edwin miró a los lados. A la vista todo eran sombras y una aparente tranquilidad. Lo único que sentía era el helado frío que cubría la noche. Aunque estaba consiente que no debía ignorar las palabras del joven, y mucho menos porque sabía que él podía percibirlos, ¡claro! Si se trataban de los que tenía en mente se encontraban desprotegidos. Volvió su vista al fuego y preguntó:

    —Si has tenido esa sensación, debemos tener mucho cuidado. Tal vez alguien con muy malas intenciones nos está siguiendo. O tal vez seas simples ladrones, suelen asechar a su presa y esperan a que se queden dormidos para robarles —En verdad esperaba que fueran eso último—. ¿Qué tal ahora? ¿Sigues sintiendo esa presencia? No debemos ignorar eso.

    —No, no siento nada ahora —Tomó una barita del suelo y la rompió por la mitad—. ¿Cuál es exactamente la misión que debo hacer?

    —Recolectar. Debes recolectar a los White.

    —Recolectar ¿qué? Nunca había escuchado hablar de eso. ¿Es una especie de fruta que dan poderes? ¿Son artefactos mágicos o algo similar?

    —No son nada de eso. ¿Eso en que ayudaría a la humanidad?

    —No lo sé, dímelo tú. ¿Qué son esas cosas? ¿Reunirlas ayudará a salvar a la humanidad? ¿Si se reúnen todas se podrá pedir un deseo?

    —Brad… enserio, ¿de dónde sacas esas ideas?

    —Es que no comprendo a lo que te refrieres. ¿Qué son exactamente? —preguntó con total seriedad mientras observa como una de las ramitas era consumida por el fuego.

    —Te lo diría con más detalle, pero no soy la persona más indicada para ello. Es mejor que el maestro Amre te lo explique. Lo haría mejor que yo, de eso estoy seguro.

    —Mmmm —No estaba del todo de acuerdo, aunque al final aceptó, no le quedaba de otra.

    Edwin solía desviar las conversaciones. Ahora más que nunca estaba ansioso de conocer al maestro y que le diera todos los detalles de su misión y de todo en general.

    Poco después se produjo un silencio. Brad bostezó, estaba cansado y deseaba dormir pero casi lo dudó cuando miró el suelo duro. Nunca había dormido fuera de su casa, de su cama, así que esperaba poder pegar los ojos esa noche. Estaba a punto de acostarse cuando de la nada volvió a sentir aquel sentimiento de que alguien estaba a su alrededor, observándolo, aquella presencia estaba muy cerca. Un fuerte viento sopló, levantando tierra y polvo, provocando que los dos aventureros se protegieran los ojos. Y tal fue la fuerza del aire, que apagó el fuego de la fogata y ante eso, una sombra salió de entre las penumbras de los árboles y con una velocidad sobre-humana se acercó a Edwin por detrás.

    —¡Cuidado, Ed…! —advirtió el castaño.

    Edwin se puso de pie al momento que se quitaba su abrigo, y utilizándolo como un escudo, le tapó la vista al atacante. Brad estaba impresionado ante la reacción del mayor. El atacante soltó un cuchillo cuando Edwin le proporcionó un golpe, y éste rodó en el suelo exclamando ruidos extraños. Entonces, Rules da la vuelta a donde Irik para proporcionarle una patada a otro sujeto que iba a atacar al joven. Brad se giró, anonadado. Ante sus ojos todo sucedió muy rápido, a penas pudo reaccionar a la situación.

    —¡No te quedes dormido, Brad! —gritó Edwin—. Esos monstruos han venido a atacarnos.

    —¿Monstruos? —inquirió volviendo la vista al sujeto que lo iba a tacar, y no evitó abrir la boca al percatarse del físico.

    Aquellos seres tenían el aspecto de una persona pero su piel era color grisácea y parecía que estaba cayéndose en pedazos, sus ojos inyectados de sangre emitían intimidación. Brad sintió repulsión ante ellos.

    —¿Qué cosa son ellos? ¿Son humanos? —preguntó al ver como el primero se retorcía en el suelo como si fuera una lombriz. Y el segundo, intentaba ponerse de pie pero batallaba en hacerlo.

    Edwin se acercó a toda velocidad y volvió a golpear a un tercero que estaba apunto de atacar a Irik.

    —Ya no son humanos —respondió—. Pero por ahora, es mejor que no te distraigas, Brad.

    Ante la advertencia, el joven observó a su alrededor y se dio cuenta que tenían a tres enemigos. Comenzó a ponerse nervioso ante el hecho de que debía pelear contra ellos. Entonces los tres sujetos, con sus movimientos torpes, se fueron contra ambos y Edwin se defendió. Brad quedó impresionado ante la fluidez en que el mayor se movía, demostrando lo bueno que era en la lucha.

    Dejando a un lado su embobamiento, trató de centrarse en ayudar a Edwin y pelear. Dio una patada a uno de ellos en pleno rostro, aquel ente solo se tambaleó pero no pareció hacerle ningún efecto, se quedó estático. Volvió a golpearlo teniendo el mismo resultado. No parecía que los golpes tuvieran algún efecto, era como si éstos fueran inmunes a ellos. Ante cada golpe no paraban de moverse como gelatinas o pudin, como sin no sintieran nada porque ni siquiera expresaban muecas de dolor ni nada similar.

    Con la respiración entre cortada, Brad levantó la vista para sorprenderse de lo que sus ojos presenciaron. Retrocedió, asustado.

    —E-Edwin —dijo en tono preocupado.

    —¿Qué sucede? —preguntó el mayor al momento que le proporcionaba un rodillazo a su atacante.

    —Me parece que estamos rodeados —dijo.

    —Ya lo he notado —informó el mayor, serio, al ver con claridad como ahora siete más de esos mutantes se acercaban en circulo, cerrándoles el paso. Edwin quedó pegado a la espalda de Brad. Tragó saliva con dificultad. Miró de reojo al joven, su real preocupación era Brad porque sabía que la verdadera meta de aquellos seres era él.

    —Brad… —lo llamó y al tener su atención, continuó—, creo que debes saber algo muy importante. Ellos realmente están detrás de ti. Te quieren muerto —sentenció.

    —¿Qué? —No pudo con su sorpresa, aquellas palabras lo tomaron con sorpresa—. ¿Y por qué de mí? Yo ni los conozco, ni me he metido con ninguna de estas persona… dime, ¿qué debo hacer? ¿Qué hacemos para salir de ésta? —preguntó, buscando cualquier respuesta aunque continuaba confundido.

    —Eso lo sé, Brad —Intentó calmarlo sin dejar de prestar atención a sus enemigos—. Lo he estado meditando y solo se me ocurrió una cosa por hacer.

    —Lo qué sea, suéltalo ya, Edwin —dijo asustado—, dímelo, ¿cuál es el plan?

    —Corre.

    —¿Eh?

    —¡Corre por tu vida, Brad! —alzó la voz como si fuera un grito de guerra mientras se fue contra ellos para distraerlos—. Adéntrate al bosque, huye y sigue hacia Gram —decía mientras continuaba luchando—. Debes encontrarte con mi señor. Tú debes salvarte. Tú eres la pieza importante en esta historia.

    —¡Estás loco! No te abandonaré —soltó Brad, demostrando su determinación al momento que golpeaba a uno de los mutantes—. Es cierto, apenas te conozco un día, pero me has caído muy bien, ¿cómo crees que te abandonaré?

    Los enemigos torpemente apresuraron su paso e hirieron a Brad en el brazo, aunque no fue una herida grave.

    —No te preocupes por mí, yo soy irrelevante. Mi comisión original era encontrarte, ahora que… —Esquivó un ataque—… te he encontrado, Brad, debo protegerte porque el futuro de la humanidad está en ti y en tu Energía, no debes morir a penas comenzando tu aventura. Además… —Miró a Brad y luego sonrió—… ¿crees que soy tan débil para perder contra estas gelatinas andantes?

    Brad asintió al comprender la valentía y determinación de Edwin Rules. Era un hombre fuerte y confiaba en que él podría con ellos y que se salvaría. Y con una lágrima en su ojo, se hizo paso entre los enemigos y corrió, corrió alejándose cada vez más y más de su apreciado compañero. Juró en su joven corazón que por nada en el mundo defraudaría a la persona que cobardemente dejó atrás.

    Le prometió que llegaría sano y salvo a la ciudad Gram, se encontraría con el señor Stan y de esa forma se convertiría en un gran maestro de la Energía, siempre teniendo en su mente y corazón a ese gran hombre que le salvó la vida.

    Y todo aquello lo pensó mientras continuaba corriendo, sin detener su paso, entre el follaje, en medio de las sombras que generaban las copas de los árboles, solo siendo guiado por la luz de la luna. En una de esas, se detuvo drásticamente, miró a su alrededor asustado al darse cuenta que no sabía dónde se encontraba. Se había perdido.

    —¡Diantres! —exclamó con irritación, dejándose caer de rodillas con gran fuerza. Alzó la vista hacia arriba para que el mismo firmamento le escuchara decir—: Te he defraudado, Edwin.

    Se levantó con rapidez al escuchar un ruido. Prestó debida atención. Su corazón se aceleró al volver a escuchar otro ruido, esta vez adivinó de que se trataba, era el desliz de algo entre las ramas y hojas que adornaban el panorama. Desvió la vista hacia cierto lugar, aquella cosa saldría por algún lado de los puntos cardinales y entonces…

    —No —susurró al momento que ubicaba con su vista las copas de los árboles.

    Brad se lanzó al suelo en modo de defensa cuando aquella criatura saltó desde arriba. Si no fuera porque lo sintió en el último momento, el enemigo lo hubiera atrapado. Se puso de pie entre quejidos de dolor y con grandes ojos, observó como el individuo, aunque cayó desde muy alto, se levantaba como si nada. Brad no pudo correr, sus torpes pies no le ayudaron y fue alcanzado por el enemigo, derribándolo al suelo.

    Lo primero que notó, estando debajo de aquel sujeto, fue que de su cuerpo emanaban un putrefacto olor, que revolvió su estómago.

    Lo segundo, fue que a pesar del físico, tenía una fuerza abrumadora, Brad intentó quitárselo de encima pero no pudo.

    Intentó quitárselo de encima usando Energía, esperando que fusionara. Para su sorpresa, no pudo generarla. Se puso todavía más nervioso. Debía tranquilizarse pero no podía cuando de la garganta del enemigo provenía quejidos y peste.

    “No puedo…”, pensó.

    Sus brazos comenzaban a debilitarse.

    “Edwin… yo….”

    ¡No! Era demasiado pronto para darse por vencido. Las enseñanzas que su padre le dio cuando niño debían de salvarlo precisamente para este momento. Con fuerzas de flaqueza Brad lo levantó, alejándolo un poco de su cuerpo,y luego puso sus pies debajo del estómago del grotesco ser, y lo empujó, arrojándolo a un lado, se levantó y continuó corriendo.

    Corrió hasta atravesar un grupo de arbustos, deteniéndose al llegar al otro lado, notó que ya no había más camino, había llegado a un precipicio. Exhaló aire, por poco caía. Se asomó para darse cuenta de lo profundo que era. Dio media vuelta con la intención de buscar otro camino, pero fue demasiado tarde, de los arbustos salió aquel endemoniado monstruo.

    El castaño retrocedió. Ahora estaba acorralado. Eso le sucedió por ser un cobarde.

    Frunció el ceño tras recordar las palabras de su padre: “Un Irik siempre debe dar la cara, nunca huye sin antes luchar.” La sangre Irik estaba en su cuerpo, esta vez no huiría con el rabo entre las patas, se enfrentaría al enemigo. Concentró un poco de Energía en sus puños, tragó saliva al no poder hacerlo.

    Esquivó el primer ataque mientras intentaba concentrar su poder en los puños.

    —¿Por qué no puedo? —musitó desconcertado.

    El día anterior pudo usarla, ¿por qué no podía ahora?

    El atacante se fue contra él, Brad gritó al tiempo en que le daba un golpe en pleno rostro. Este se movió hacía atrás ante el fuerte impacto del golpe, por su parte, Brad movió la mano de arriba a abajo con frenesí mientras dibujaba muecas de dolor; ese golpe le había dolido más a él que al enemigo, seguro. Poco después, miró al atacante y abrió la boca con sorpresa al ver su mandíbula completamente destrozada, le colgaba la mitad de ella mientras gruñía; parecían chillidos de lamento.

    Brad no evitó dibujar una sonrisa en sus labios.

    —¿A-aún quiere más? —se hizo el valiente, sin dejar de masajear su puño.

    La pequeña esperanza que emergieron al ver que hirió al enemigo, se desvaneció cuando vio en primera fila como esa criatura se tomaba la mandíbula fracturada y la acomodaba en su sitio.

    —¿Es-estás bromeando, verdad? —Estaba completamente anonadado.

    Yo no existía duda alguna, a quien tenía enfrente no era una criatura normal, y pensar en eso hizo que su piel se erizara. Si quería salir con vida, no tenía más opción que huir, como lo sugirió Edwin. Debía refugiarse en Gram, quizá el señor Stan podría derrotarlos. Para escapar del enemigo, lo tackleó y al tirarlo al suelo, vio aquello como la oportunidad de correr, mas nunca imaginó que el enemigo lo tomó del pie, tumbándolo al suelo.

    El joven se pudo de pie y miró a los ojos al atacante.

    —Te-te-te ma-ta-taré —habló aquella creatura con voz robotizada y tono ronco.

    Al escucharlo pronunciar palabras, a Brad le entraron escalofríos. Aquellas criaturas eran un ser sobrenatural, quizá vampiros, hombres lobos, monstruos de Frankenstein, demonios salidos del inframundo o de esa índole.

    Intentó volver a hacer el mismo movimiento, pero no fusionó por segunda vez. De lo que Brad se dio cuenta al paso de los minutos es que el enemigo empezaba a moverse un poco más rápido de lo que antes se movía. A dónde él intentaba moverse, el enemigo lo seguía como si se tratara de un espejo, Brad se vio en la obligación de retroceder cuando él dio un paso adelante. Entonces recordó el acantilado. Se dio cuenta del plan de su atacante.

    —Hay que ser personas razonables —comenzó a decir el castaño mientras retrocedía lentamente—. Debemos llegar a acuerdo mutuo. A mí nunca me ha gustado la violencia, en realidad, no me llevo muy bien con las peleas. ¿Qué te parece si lo dejamos por esta noche y vemos nuestras diferencias por la mañana? —Espero una respuesta que nunca tendría—. ¿No? Lo sospeché.

    Brad no pudo retroceder más porque había llegado a la orilla del acantilado, fue entonces que el enemigo comenzó a golpearlo. Brad puso esquivar y devolverle alguno que otro. No quería morir. No de esa forma. ¿Con que cara vería a su padre? Llenó en desesperación, le lanzó un golpe en pleno estómago y cuando tocó al monstruo, sintió como de su brazo salía Energía.

    El perseguidor retrocedió y por fin, el joven, pudo verlo dibujar muecas de dolor en su rostro.

    De la boca del enemigo brotó sangre e Irik quedo perplejo al ver un agujero donde debía estar el estomago, de éste salía humo y el olor a piel quemada impregnó sus fosas nasales. Aquella persona se tambaleó, no podía mantenerse en pie. Brad se miró la mano, estaba ilesa y no le dolía como aquel puñetazo que le dio en la mandíbula.

    A diferencia de la mandíbula, no parecía regenerar ese agujero en el estómago.

    Al notar la cara desfigurada de su contrincante, Brad cerró sus manos en puño y se pudo en guardia. Ya había encontrado el punto débil de ellos. Esta vez no huiría porque ya sabía como enfrentarlos.


    Fin del capítulo 2
     
    Última edición: 28 Noviembre 2022
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Bien, noté las mismas faltitas de ortografía, pero fue en una cantidad menor a la anterior, lo que es bueno y también pude darme cuenta que se te fue el dedo en un par de palabras, por ejemplo: pusiste cuanta, supongo que es cuenta; escribiste alusión, tal vez era ilusión XD

    En general, la redacción mejoró, te felicito.

    Ahora, pasando a la historia, se me hizo corto el capítulo de lo interesante que estuvo. Esa pelea con esas criaturas extrañas fue genial y Brad sí que se vio en apuros, sin embargo, en el último instante, cuando creí que ese ser lo atacaría arrojándolo al barranco, resulta que el poder de Brad vino en su ayuda. Tal vez deba verse sometido a gran presión para que su poder se manifieste... aunque más bien por lo visto, necesita de mucha práctica, pues eso piensa él.

    ¿Quiénes son esas criaturas? ¿De dónde han venido? ¿Por qué buscan a Brad? ¿Qué quieren de él? Y, haciendo eco a la pregunta del joven: ¿quines son los White? ¿O qué cosa son los White?

    Estaré atenta al que sigue.
    Abrazos.
     
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    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Jajaja, ¿zombies? ¿Demonios? ¿Licántropos? ¿Vampiros? XD ¿De verdad? Jajaja, esta historia tiene de todo lo que implique fantasía/ciencia ficción, jajaja. No puedo creerlo, Dirty, estás mezclando muchas cosas que ni en sueños imaginé, pero vaya, ¿de qué me sorprendo si se trata de ti? :p Hm, concuenrdo con Marina; el capítulo pareció realmente pequeño al hallarme sumergida de lleno en la pelea. Sabes que me me encanta la violencia... que diga acción XD. Ps, estoy preocupada por Edwin. Se nota que él, muy por el contrario de Brad, tiene experiencia en las luchas, pero no dejo de inquietarme. Ha quedado solo, rodeado de ¿cuántos eran? ¿Diez? ¿Podrá con todos? ¿Lo morderán y lo infectarán? A todo esto, ¿por qué es que son así? ¿Qué clase de infección o malefisio o lo que sea les ha caído encima? ¿Otro expermiento? ¿De los mismos humanos o de los extraterrestres XD? ¿Y se contagía quienquiera que sea mordido? ¿Eso incluye a los que tienen la Enregía? Porque sí es así, ¿te imaginas la bestia que saldría de una combinación infección-zombie con súper poderes? :O Para declarar el fin del mundo. Ok, quizás estoy imaginando demasiadas cosas fuera del tema. Eso sí, ¿para qué exactamente buscan a Brad? ¿De lleno para matarlo y evitar que recolete a los White, o hay un propósito más oculto? Y claro, la del millón, ¿qué son o quiénes son los White? Hm, mis dudas permanecen y no es agradable ¬¬

    Espero ansiosa la próxima actualización. Por cierto, me gustó el toque que le diste a Brad de estar semi-consciente de que está en una historia y que él es esl supusto héroe y digo supuesto porque hasta que no me demustre lo contrario, hm, hm. En fin, deseo saber cómo se librara de su atacante; si realmente consigue invocar su Energía de nuevo o si no y otro termina por salvarlo XD Sin más me despido. Te me cuidas.

    Hasta otra.
     
  9. Threadmarks: Capítulo 3.- Bienvenido a Gram
     
    Sonia de Arnau

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    Acción/Épica
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    30
     
    Palabras:
    3495
    Vengo a dejar la proxima actualización. Gracias por sus comentarios @Marina y @Borealis Spiral


    Capítulo 3
    Bienvenido a Gram

    Aquella confianza que se había formado en Brad Irik, para su desgracia, le duró muy poco al ver que ante el segundo golpe, no volvió a herir al individuo. No pudo siquiera acertarle otro golpe igual. Ignorando por completos que su enemigo lo estaba arrinconarlo para que llegara a la orilla del acantilado, fue demasiado tarde cuando aquel ser lo agarró con fuerza con la intención de caer juntos.

    El castaño intentó zafarse del agarré pero le fue imposible. El sentimiento de vacío le revolvió las entrañas, pensó que sería el final, no sobreviviría a esa altura, pero al zafarse un solo brazo, se aferró a una de las raíces que sobresalían de la pared de piedra. Vio pasar toda su corta vida ante sus ojos. Además, alcanzó a apoyar la punta de su pie derecho en un hueco de la pared rocosa. Esa maniobra le permitió tener más agarre a las raíz que sentía resbalaba de su mano.

    Por poco” pensó para luego darse cuenta que tenía un peso muerto en su pierna. El joven bajó la mirada para darse cuenta que el enemigo se aferraba a su otra pierna. Desde esa incomodidad, Brad intentó escalar, pero era en vano avanzar con aquel peso extra, el enemigo lo jalaba para que se soltara.

    Que persistencia” se dijo intentando mover la pierna en un vano intento de que el individuo se soltara. No funcionó. Su fuerza estaba a punto de traicionarlo, sentía como su pierna estaba a punto de desprenderse de su cuerpo, volvió a moverla con más fuerza.

    —No-no me sol-ta-re —pronunció el ente, intentando escalar por Brad—. Ca-e-rás jun-to con-mi-go.

    —Eso ni en broma…

    ¿A quién engañaba? No podía aguantar por más tiempo. El sudor en sus manos iba incrementando y eso solo hizo que poco a poco resbalara de la raíz.

    —¡Su-el ta-te, es-pec-tro del mal!

    Entonces escuchó un crujido. Las raíces se estaban desprendiendo de la tierra. Se le ocurrió una idea, era arriesgada, pero si no lo intentaba moriría ahí mismo.

    Un hombre sin arriesgarse, no es nada.” Aquellas palabras de su padre se le vinieron a la mente.

    Brad frunció el ceño decidido a arriesgarse y demostrar que era un verdadero hombre. Liberó su pierna derecha y con ella golpeó en pleno rostro a su enemigo, ahora ya no tenía un apoyo y solo sus brazos lo mantenían en su lugar. Pateó y pateó hasta que logró liberarse, aquel ser cayó al vacío. Pero cuando el castaño pensó que todo había terminado, escuchó un crujir aún más fuerte, la raíz de la que se había estado agarrando se rompió.

    Moriría.

    Ante su desesperación y ganas de vivir, como mero reflejo se aferró a la pared rocosa y por extraño que pareciera, nuestro protagonista pudo sostenerse de la superficie rocosa. Las palmas de sus manos se pegaron, por decirlo de esa manera, a la pared como si se tratara de un gecko o del mismo hombre araña.

    La Energía que emanaba sus manos trabajaron como si fuera alguna clase de imán. Lo malo de eso era que en esos pocos segundos concibió un terrible dolor tanto en sus dedos como brazos, como si sus músculos se fueran desgarrando por el esfuerzo que ejercía hacer tal maniobra.

    Intentó esforzarse y subir pero el solo hacer un pequeño movimiento le provocaba un dolor infernal. Cerró sus ojos ante el dolor. Comenzó a resignarse ante lo que fuera a suceder. Rezó que la caída no fuera tan dolorosa y que muriera en el acto. Ya dispuesto a tomar ese destino, se iba a soltar, sin embargo, en el último segundo una mano lo sujetó de la muñeca. Brad, con la vista asombrada y agradecida, observó a su salvador; miró con ojos cristalinos a Edwin.

    El mayor lo subió. Brad se recostó y comenzó a respirar con desenfreno. Las estrellas que pudo ver en el firmamento nunca le habían parecido tan preciosas. Estaba vivo. Respiraba. Podía ver y oler. Nunca se había alegrado tanto de poder hacer esas simples y cotidianas cosas.

    —Brad, sé que estás cansado pero tenemos que irnos, ahora —ordenó el hombre mirando a su alrededor—. Solo los deshabilité para poder ganar tiempo y escapar. Tenemos que correr ahora, antes de que se recuperen.

    El joven se levantó como pudo, Edwin lo ayudó, y luego corrieron y continuaron corriendo y se alejaron de aquella zona de peligro. E ignorando lo que le pasó al individuo que enfrentó Brad, quien al caer por el acantilado, y caer con fuerza al suelo, se rompió la mayoría de huesos, algunos de éstos sobresalían de la carne, e ignorando toda lógica humana, en el transcurso de un par de minutos, se levantó mientras se acomodaba cada hueso en su respectivo lugar.

    Al terminar, alzó la vista para ver la gran altura de la que cayó; era estremecedora para cualquiera, aún así, para aquel Poewo no fue nada. No obstante, lo que en verdad le dolía era el estómago, se tocó el agujero. Ese golpe lleno de Energía le hizo mucho daño. Nunca pensó que aquel joven pudiera hacerle tanto daño, creyó que podría con él, lo había subestimado, o mejor dicho, si no fuera por ese Lkijo, lo hubieran podido derrotar, todavía era un principiante.

    Una de sus prioridades era matar a todos los que poseían Energía,pero ante lo experimentado, se dio cuenta que el mejor plan era encontrar y atrapar a los White, sus verdaderos enemigos. Decidido a reunirse con sus compañeros, se adentró a las sombras del bosque y desapareció.

    Mientras tanto, Rules e Irik continuaban corriendo y continuaron corriendo hasta que Brad ya no pudo consigo mismo y se detuvo para tomar aliento. Se sentó en el frío y duro suelo. Estaba bañado en sudor. Se secó lo que pudo con su camisa.

    —Mi ropa —miró hacia atrás—. Allá se quedó todo.

    —Eso es lo de menos, cuando lleguemos a Gram compraremos más. ¿Estás bien? —preguntó al final.

    Brad intentó ponerse de pie pero no pudo. Negó con la cabeza mientras se masajeaba las muñecas y luego las piernas, todavía le dolían. Ahora que meditaba, la hazaña que había logrado de pegarse a la pared le pareció increíble y sobrenatural. De nuevo la Energía lo había salvado. Ahora más que nunca deseaba poder controlarla.

    —Edwin, dime, ¿qué o quienes eran esos tipos? —preguntó alzando la cabeza para ver al mayor—. Ahora no me cabe duda que no son humanos y no solo por su aspecto repugnante, lo comprobé cuando… —guardó silencio por unos segundos y luego continuó, alterado—: ¡Ese monstruo se acomodó la quijada rota como si nada y ninguno de mis golpes parecía funcionar con él…!

    —Eran Zombis —respondió con seriedad.

    El joven lo miró sin comprender a lo que se refería. ¿Qué era un Zombi?

    —Eran muertos vivientes.

    —¿Qué? A ver, ¿son muertos o son vivos? —preguntó todavía más confuso.

    Edwin dejó escapar un suspiro. Era el momento de contarle un poco de ellos.

    —Se tratan de un raza extraterrestre llamada Poewo. Es una larga historia, Brad —Edwin tomó asiento a un lado de él.

    —¿Extraterrestres? Pero tienen similitudes semejantes a los humanos, dejando de lado su peste, su piel grisácea y esos terroríficos ojos inyectados de sangre.

    —Son Zombis —repitió la palabra entre tosidos y enseguida habló con seriedad—. Esos no son sus cuerpos reales, Brad. Los Poewo no tienen una figura estable, debido a su anatomía, tienen la facultad de apoderarse de cuerpos que alguna vez tuvieron vida o conciencia; o sea, un ser vivo. No pueden controlar cuerpos inanimados. Tampoco pueden poseer cuerpos que aún estén vivos o dentro de ellos todavía tenga fuerza vital, por eso, solo pueden poseer los cuerpos cuando mueren.

    Todo aquello era surrealista. Aunque entendió porque les llamó muertos-vivientes, o Zombis, también comprendió porqué tenían ese color de piel y ese olor repulsivo. Aunque saber eso, le pareció repulsivo, todo ese tiempo estuvo luchando contra el cadáver de alguien más. Intentó ponerse de pie, pero todavía se sentía cansado, Edwin lo sabía, así que al final propuso descansar allí. Brad preguntó si no era riesgoso quedarse en ese lugar, podrían volver a ser atacados.

    —Noté que ellos todavía no controlan bien su cuerpo, por lo que son lentos y torpes. Ya nos habían estado persiguiendo desde que salimos de tu casa. Nos dieron alcance cuando nos detuvimos a descansar —Edwin miró dirección donde pelearon con ellos—. Es posible que tengamos un par de horas para que descanses. Yo haré de guardia.

    Brad se acomodó en el suelo e intentó dormir.

    —Edwin —lo llamó al no poder conciliar el sueño—, la misión de la que me hablaste se lía con esos seres, ¿verdad? Entonces va más allá de capturar algo.

    —Efectivamente. Los Poewo vinieron del futuro por dos cosas. Una, deshacerse de los poseedores de Energía y dos, capturar a los White.

    —Hay una cosa que me preocupa más que enfrentarme a ellos. Comentaste que todavía no dominaban bien el cuerpo, y el Zombi al que ataqué, también se movía con torpeza, pero con los minutos comenzaba a mejor su velocidad y habilidad, hasta habló. Creo que en poco tiempo parecerán humanos comunes y corrientes; podrán ocultarse entre los demás civiles.

    —Sí, me temo que eso ocurrirá —comentó como un susurró que el viento se llevó.

    —Ya quiero aprender a dominar mi Energía. El golpe que le dí en el estómago lleno de Energía fue lo único que no sanó.

    Brad estaba comprendiendo un poco más el panorama. Pelear con ellos cuerpo a cuerpo sería una lucha ardua y no se imaginaba lo peligrosos que serían cuando ellos pudieran controlar al cien por ciento los cuerpos que tenían. Solo pensando en eso es que poco a poco se quedó dormido. En aquellas horas de descanso no tuvieron ningún problema con los poewos.

    La brisa matutina fue lo que despertó a Brad. Estornudó un par de veces y luego se puso de pie, vio a Edwin sentado, despierto, indicando que vigiló toda la noche. Se dieron los buenos días y sin perder más tiempo, emprendieron su viaje.

    —Me arrepiento de no habernos ido en Preciosa —lamentó el mayor—. ¿Pudiste descansar?

    —No como lo esperaría. Todavía me duelen los hombros, la espalda, las piernas y las muñecas. Pero repuse la energía suficiente para continuar.

    —Es bueno saber eso. Me alegra saber que a pesar de lo de anoche, tengas ese espíritu de no rendirte. Es la actitud que todo héroe debe tener.

    —Hablando de eso, estuve pensando en algo, ¿por qué yo? ¿Por qué viniste a mí a pedirme ayuda en vez de pedirle ayuda al maestro Amre? Pienso que él sería mejor en combatir a esos zombis y en capturar a los White, ¿no?

    Edwin se rascó la cabeza un tanto lioso ante la pregunta del castaño. Meditó un poco en cómo responder a su duda.

    —Amre es una persona muy ocupada y está trabajando a su manera. Amre tiene sus razones para actuar de esa forma. No soy la personas más indicada para revelarte información confidencial.

    Brad comprendió que solo Amre podría contarle esas cosas, es más, tal vez Edwin desconocía lo que Amre hacía y pensaba. Las horas transcurrieron al igual que los kilómetros de viaje hasta que por fin ambos viajeros arribaron a la ciudad Gram. Se encaminaron a la plaza.

    —Espera en este sitio, Brad —pidió el mayor—, iré por mi señor.

    Brad simplemente asintió al momento que observaba la espalda de Edwin perderse en la lejanía. Observó su alrededor. La ciudad Gram era un lugar muy bonita, y aunque no era una de las ciudades principales, si tenía fama de ser una ciudad de trueques. Desafortunadamente, de ser un sitio que pregonaba pacifismo, ahora se le conocía por ser una ciudad peligrosa. La delincuencia aumentó después de la guerra.

    Ante el transcurrir de los minutos, los nervios del joven Irik se revolvían en su estómago. No podía dejar de pensar en cómo sería el señor Stan. A juzgar por el servidor, quien portaba semejantes prendas y porte, ¿qué sería de su señor? Se echó una mirada para verse los trapos que usaba como ropa, y para colmo se olvidaron de pasar a comprar nueva por lo menos tener una primera buena impresión.

    Se olió la ropa, ¿olería mal? ¿Cómo deberías hablar con él; por “usted” o lo tutearía? ¿Qué edad tenía? Se le olvidó preguntarle a Edwin que su edad tenía. ¿Y si era mayor? ¿Por cuantos le ganaría? Aquellas preguntas comenzaron a preocuparle.

    El grito despavorido de una mujer lo despertó de sus pensamientos. Al girarse se dio cuenta que un maleante hurtó la bolsa de ella. Brad, siendo testigo de semejante falta, se vio en la obligación de detenerlo y sin pensárselo dos veces corrió detrás del ladrón. Primero trató de llamar su atención para pedirle de la manera más amable que le devolviera el bolso a la señora, pero eso no funcionó.

    Cuando el hombre aumentó la velocidad, Brad también la aumentó para darle alcance y tumbarlo, pero todavía no se recuperaba de lo de anoche, así que el ladrón se le adelantó, y lo perdió de vista cuando giró en una esquina. Brad, sin rendirse aún, dio vuelta en la misma esquina y al hacerlo se llevó con la sorpresa de ver como el ladrón caía a sus pies. Un pueblerino lo había detenido.

    Aquella persona era un joven de unos veintidós años de edad. De un metro y ochenta de altura. Cabello cenizo y dueño de una mirada penetrante color azul cielo. El rubio se inclinó y agarró al ladrón del cuello de su camisa y lo obligó a ponerse de pie. Al ladrón se le vio asustado.

    —Cómo te atreves a hacer esto en mi terreno, vil rufián —Zarandeó al sujeto esperando una respuesta.

    —Oye, espera —se interpuso Irik, no estando de acuerdo con el trato que recibía el hurtador.

    Era cierto que cometió una fechoría pero creía que no debía ser tratado de esa forma. Por el otro lado, las personas más curiosas de alrededor se detuvieron para ver lo que sucedía, y empezaron a murmurar algo.

    —¿No sabes quién es este tipo? —preguntó con seriedad a Brad, y enseguida volvió a dirigir su mirada a la persona que tenía en sus manos—. Y tú rufián verás como…

    —No creo que debas tratarlo de esa forma. Solo entrégalo a las autoridades correspondientes, ellos sabrán que hacer. Sé que es un ladrón, pero no creo que debas tomar tu propia justicia...

    Los ojos de los chismosos se dirigieron al castaño, sorprendidos. El rubio le lanzó una mirada llena de irritación. ¿Quién era ese forastero y cómo se atrevía a decirle lo que debía hacer o no? Para demostrarle que no le haría caso, levantó el puño con la intención de golpear al ladrón.

    —¡No lo hagas! —gritó Brad sin pensarlo. Cuando se dio cuenta de lo que dijo, su reacción fue taparse la boca, demasiado tarde, se había ganado una mirada llena de ira del parte del rubio.

    Por el contrario, el ladrón asintió demostrando que estaba de acuerdo con las palabras del foráneo.

    —¡Oye, tú! —alzó la voz el rubio mientras lo zarandeaba—. Tú no tienes derecho a opinar —Miró con desafío a Brad—. ¡¿Qué fue lo que dijiste? ¿Qué quieres pelear?!

    Brad retrocedió un paso mientras admitía avergonzado:

    —Yo nunca dije eso. No me gustan las peleas.

    —Si no te gustan, ¿por qué irrumpes en una?

    —Por eso, porque no me gustan —obvió la respuesta, enojando todavía más al rubio.

    —Foráneo, ¿es qué tú no sabes quién soy yo? —preguntó en tono orgulloso.

    Brad negó, acababa de llegar a la ciudad, desconocía prácticamente todo de allí.

    —Te lo diré. Yo soy el famoso Atur el Castigador —continuó con júbilo—. Castigo a todo aquel que lo merezca. Se nota que eres de otra ciudad, extranjero. Bienvenido seas a Gram, mi territorio.

    Ante la declaración, Brad comprendió porque las miradas chismosas y los murmullos de los presentes y el pavor en el rostro del ladrón al toparse con él, aquel joven, Atur, era quien mandaba en ese lugar. A su vez, Atur soltó al timador, y cortando distancia entre él y Brad, sin dejar su postura amenazante, y para enseñarle al foráneo que no debió retarlo, le iba a dar un puñetazo, mas su sorpresa fue grande cuando vio que Brad lo esquivo.

    Lo peor, para ambos, es que Brad, como mero instinto de protección ante la amenaza se defendió golpeando al Castigador en pleno estómago. Ante su actuar, Brad retrocedió pálido, su intención nunca fue la de golpearlo, menos tras decir que no le gustaban las peleas. No obstante, su expresión de sorpresa incrementó al darse cuenta que aquel puñetazo lo dio con Energía.

    Sus ojos se llenaron de miedo e incredulidad al ver como el Castigador caía de rodillas, y luego caía inconsciente al suelo. Y aquel pánico aumentó todavía más al escuchar el murmullo de los espectadores que decían con incredulidad que nunca nadie había golpeado al Atur el Castigador.

    ***​

    En la calle principal de Gram, Edwin estaba siendo acompañado de un hombre de unos treinta y cinco años de edad. Ambos se dirigían a paso calmado hacia donde Edwin crecía permanecía Brad.

    —Me alegra saber que por fin diste con el hijo de Roth Irik —comentó el señor—. ¿Me recuerdas su nombre?

    —El muchacho se llama Brad. Estoy ansioso de que lo conozca, sé que le agradará. Es un joven muy entusiasta. Te caerá muy bien.

    —Pues ya quiero conocerlo —contestó, ansioso—. Y por favor, Edwin, deja de llamarme por “usted”, ¿cuántas veces te lo tengo que decir?

    —Ah, pido disculpas, es una costumbre que he adquirido. Sobre Brad, debo decir que aunque haya aprendido a dominar su Energía en solo un par de días, le falta mucha práctica. Pero tiene mucho potencial y estoy seguro de que aprenderá muy rápido. Es un chico muy inteligente.

    Se encaminaron hacia el centro de la ciudad sin imaginarse en el lío en que Brad se había metido.

    ***​

    ¡No! No. No. No. No” Brad gritó a sus adentros con mucha preocupación. Negaba una y otra vez que no le haya pasado nada al Castigador. “Maldigo la mala suerte que tengo con los extraños. ¡No puedo creer que ésto esté pasando! ¿Qué he hecho? ¿Qué debo hacer?”

    Le dieron ganas de llorar al recordar la advertencia de Edwin. ¿Acaso lo había…? No quería pensar en eso. Negó con fuerza para retirarse ese horrible pensamiento.

    Con el corazón en la mano, se inclinó un poco al cuerpo ignorando el tumulto de murmullos que las personas de su alrededor hacían. Deseó decirles que se callarán pero su garganta se cerró.

    —Amigo… —susurró como pudo—, ¿t-te encuentras bien? ¿Hay un médico cerca?

    A su mente vino la escena de aquel poewo que también golpeó en el estómago. ¿Le ocurrió lo mismo? Lo movió levemente pero no hubo reacción. ¿Lo mató? Se irguió con una expresión de gran inquietud en su rostro. ¿Desintegró sus órganos vitales?

    ¡Dios! Por favor, escucha esta oración de este humilde siervo. Por favor, ayúdame con ésto”. Cerró los ojos con fuerza, “Que simplemente se haya roto un hueso, quizá dos, pero que todavía esté con vida.

    No viviría con ese gran pecado.

    —¡Eso fue increíble! —exclamó un niño de entre los espectadores, acercándose al joven de cabellera castaña—. Derribaste al Castigador con facilidad, forastero.

    Brad sonrió, nervioso.

    ¿De verdad piensas eso?” se preguntó.

    Aquel niño no tenía idea de lo asustado que se encontraba en ese momento. Todavía no podía controlar bien su poder. Se giró para ver a los demás, ¿no llamarían a un médico? ¡Claro! Tal vez pensaban que solo se desmayó, desconocían que probablemente aquel joven pasó de ser un castigador a un cadáver.

    —Con tan solo un golpe hizo ¡pum! Azotó en el suelo —continuaba el muchacho mientras fingía hacer un golpe—. Desde que llegó, a Gram, nadie nunca lo había golpeado, y se decía era el más fuerte.

    Le aterró la idea de ir a la cárcel. Lamentó su situación, pero debía acudir a las autoridades para decirles lo que hizo. Se volvió a los espectadores e iba a decirles que lo llevaran con la policía cuando unos quejidos llamaron su atención, se giró para ver como el rubio se ponía de pie.

    No evitó sonreír de felicidad.

    ¡Sí! Sí. Sí. Sí. Sí” se alegró, “Él está vivo. Estoy tan feliz que lo abrazaría…”

    Su expresión de alegría se tornó a una sería al notar que los ojos del rubio emanaban rabia. Estaba muy furioso. Brad retrocedió y tragó saliva al sentir como del auto-proclamado Castigador emanaba un aura pesada, sofocándolo.

    El ambiente era más intenso y eso no significaba nada bueno.



    Fin del capítulo 3
     
    Última edición: 28 Noviembre 2022
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    Borealis Spiral

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    ¡Por fin tiempo! :)

    Ajá, un capítulo lleno de acción y emoción. Ps, ahora me queda claro lo de las parodias y de verdad, esta historia es medio así, parodia XD. Pobre de Brad, qué susto cuando se iba a caer al precipicio, pero se agarra, aunque con una invitado no deseado en su pierna XDD. Ush, menos mal que se zafó; haciendo semejante estipidez, eh ¬¬ Mira que dejar el apoyo para patearlo. Bueno, situaciones desesperadas medidas desesperadas, ¿no? Lo bueno es que Ed lo ayudó en el momento preciso antes de que se fuera al vacío junto a su adversario. Por cierto, muchas de mis dudas ya han quedado claras. Ahora sé quiénes los atacaron; lo Poewo venidos del futuro o.o (aunque con una manera de presentárseles poco convencional ¿o no? ¡Zombies! XD). Ejem, también sé que quieren a Brad para impedir que reúna a los Whites, que son los que pueden detenerlos de sus planes de conquista futura y también sé que todas las familias tienen esa Energía, pero que sólo poquísimas la desarrollan en un gran nivel; me suena al gen mutante :D Eso sí, la de qué o quiénes son los Whites sigue presente, ¿eh?

    Jajajaja, la parte final me mató. Ay, no sé qué me dio el tipo este, Arturo o Arthur o como se llame que le diste ambos nombres (igual, es el mismo). No sé si me dio gusto que Brad le asestara semejante porrazo, o me dio vergüenza ajena, o lástima, o de a tiro pura risa XD Lo que sí es que me gustó la preocupación de Brad cuando ruega con el corazón en mano que no lo matara, que sólo estuviera inconsciente; luego cuando grita mentalmente lo feliz que está de que siga vivo, jajajaja. Hasta quiere abrazarlo, pero no XD. Y claro, ya no estuvo tan contento cuando vio que el tipo este quería matarlo o por lo menos, como dices, no dejarlo respirar normalmente, jajaja. Inolvidable. Un capítulo bastante divertido, la verdad; me gustó. Hasta ahora mi preferido y eso que se me hacía largo XD.

    Paso a las fallas.
    Los acentos de siempre: abrazó, empujó, soltaré, suél-tate XD, golpeó, observó, miró, pestañeó, noté, concentré, llevó, miró, bajó, proporcionó, evitó, sobó (qué raro verbo XD; es más estético masajeó, pero bueno...), esperó, subestimó.

    También debes trabajar en el uso de los signos de puntuación. Algunas comas te faltan y puede que hasta varios puntos y comas. A veces separas ideas con puntos y seguidos cuando no deberías separarlas.

    El que usas aquí no es el contrario adverbial; aquí usas como el verbo contrariar, es decir, que contradice o disgusta. Quita el acento y listo.

    Orden de ideas, Dirty D: Los signos de puntuación tiene mucho que ver. Creo que la primera frase va junto con la anterior para que se entienda, por lo que no debiste separarla con un punto; eso, y todavía arreglándola un poquito. Algo como "Creyó que eran sus últimas palabras cuando sintió el vacío al no estar apoyándose en nada". Ahora, antes del "trató" pones un punto y queda mejor.

    Apuntó: verbo en pasado. A punto: dispuesto.

    Pronombre posesivo, no personal.

    Lo mismo que arriba; posesivo, no personal, más acento en enfrentó ^u^

    Jajaja, donde debes ponerlos no los pones y donde no, sí XD

    Lo primero ya sabes :p Lo segundo, no creo que los pensamientos sufran; hacen sufrir a Brad, por lo que serían más bien tormentosos.

    Aquí se exige una razón, por lo que es por qué, separado y acentuado.

    Ya, me despido o de aquí no saldré nunca. Nos estamos leyendo. Cuídate.

    Hasta otra.
     
    Última edición: 19 Agosto 2013
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Amm, bueno, pues ya Borealis te ha señalado algunas de las faltas, por lo que yo me iré directamente a comentarte lo que me pareció la historia XD

    Para comenzar, pensé que Brad pelearía con su energía y que podría derrotar al zombie, pero nada. El sujeto se volvió más rápido que antes y ambos cayeron al vacío y si no es por esa raíz, se mata en la caída. Luego me queda claro quiénes son esos hombres. Los Poewo que vienen del futuro. Afortunadamente Edwin llegó a su rescate. Qué bueno que ninguno vio como ese Poewo se levantaba casi como si nada, acomodándose los huesos rotos aggg, que dolor XD.

    Hahaha, esa interrupción en la pelea fue graciosa. También me causó gracia cómo después de acertarle el golpe de energía al castigador, suplica en silencio no haberlo matado, por fortuna no lo hizo, pero ahora tendrá que enfrentar toda la ira del hombre y las preguntas ahora son: ¿podrá hacerlo cambiar de idea sin llegar a los golpes? Y si llegan a los golpes, ¿podrá derrotarlo? Ojalá lleguen Edwin y el señor joven para que lo salven, hahaha.

    Bueno, espero para ver qué pasa.
    Hasta la otra. Abrazos ;)
     
  12. Threadmarks: Capítulo 4.- Segunda Fase: Entrenar con Stan
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Misión: Recolección [Trilogía: Una misión; Un futuro mejor 1]
    Clasificación:
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    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    30
     
    Palabras:
    2623
    Capítulo 4
    Segunda Fase: Entrenar con Stan

    ¿Quién era aquel forastero? Fue lo primero que se preguntó Atur al estar frente a frente con quien se atrevió a golpearlo. Estaba muy furioso. La sangre le hervía como una olla caliente de agua. Era cierto que su intención al atacarlo primero no fue pelear en sí con él, simplemente quería darle una lección y de paso dejarle un ojo morado para que aprendiera a no interponerse, menos si se trataba de castigar a un rufián. ¡Odiaba a esas escorias!

    Nunca esperó que aquel forastero no solo lo esquivara sino que le diera un golpe que lo dejó en K.O.

    No evitó sonreír al recordar las palabras de él. ¿Qué no le gustaban las peleas? !Ja! Sus reflejos delataban lo contrario. No obstante, lo que realmente le sorprendió y lo que lo dejó desmayado por unos segundos fue que el golpe que recibió fue con Energía. Así que aquí había otro usuario de Energía. No podía dejar a alguien así, sin controlarla adecuadamente estuviera suelto en las calles; era peligroso.

    Atur no se hizo esperar y se lanzó contra Brad a puñetazos. Brad esquivó el primero pero el segundo no, afortunadamente se protegió con su antebrazo como si se tratara de un escudo. Soltó un quejido de dolor y enseguida se cercioró si no se había roto el hueso. Volvió su vista al contrincante, no lo dejaba descansar, continuaba lanzándole puñetazos. Se movía bastante ágil pese a su estatura (Atur era cinco centímetros más alto) y peso.

    Brad retrocedía sin quitarle la vista al rubio quien iba con todo.

    —Escucha, amigo, lamento haberte golpeado…

    Brad esquivó un derechazo, el que por un pelo le rozó la cara, y aunque solo lo rozó, se percató que el aire emanaba una especie de electricidad. Esa zona le comenzó a arder. Levantó la vista hacia el rubio y fue que comprendió que él utilizaba Energía.

    Mientras tanto, Edwin y Stanley habían llegado a la plaza donde el primero había dejado a Brad, lo buscó con la mirada y se extrañó de no verlo allí.

    —¿Qué sucede, Ed? —preguntó Stanley al notar su ceño fruncido.

    —Qué raro… —dijo caminado un poco para volver observar a su alrededor—. No está aquí. Le dije que me esperara, que no tardaría.

    —Pues no debiste dejarlo solo —opinó—, debiste haberlo llevado contigo —Stanley cruzó los brazos, lo ayudaría a buscarlo pero no tenía ni idea de como era su apariencia.

    Edwin entrecerró los ojos mirando hacía cierta dirección. Ante la actitud de su amigo, Stanley miró a donde miraba y no tardaron en darse cuenta de la situación cuando dos hombre trotando muy cerca de ambos comentaron que un joven valiente se estaba enfrentando con Atur el Castigador.

    Los dos varones se miraron con sorpresa combinada con preocupación, y sin decir ninguna palabra corrieron hacia la confrontación.

    —Ed, eso no es nada bueno —comentó Stanley.

    —No me lo tienes que decir —contestó, preocupado.

    Ante la peor de las escenas imaginadas por Edwin Rules, apresuró el paso para ver como aquellos jóvenes se habían enfrascados en una pelea. Y para cuando el rubio cerró su puño, lleno de Energía, con toda la intención de acabar con Brad, para sorpresa de todos los espectadores, se detuvo a escasos centímetros de la palma abierta de Edwin.

    Rules había quedado en medio de los dos.

    —¡Basta ya! Ustedes dos, ¡deténganse ahora! —alzó la voz el mayor.

    Stanley, a su vez, parpadeó varias veces y miró estupefacto a su lado, el lugar donde segundos antes estuvo su compañero, luego volvió la vista hacia donde estaban los tres.

    —Qué rápido —soltó.

    —Vamos Ed, quítate de en medio —ordenó Atur con seriedad.

    El sentimiento de asombro no cupo en Brad al escuchar al rubio nombrar a Edwin.

    —¿Lo conoces? —preguntó Brad, confundido, deseoso de saber lo que estaba pasando.

    Edwin, quien le estaba dando la espalda, se giró para verlo a los ojos y contestarle:

    —Así es —Se volvió al rubio—. Señor, esta persona es Brad Irik. Brad, él es mi señor.

    —¿Eh? —Los dos jóvenes miraron con incredulidad a Rules.

    Brad Irik era la persona que supuestamente Atur Stan tendría que enseñarle lo básico de la Energía.

    El señor Stan era supuestamente la persona que había estado nombrado Edwin durante el viaje y le enseñaría lo básico a Brad.

    La incredulidad de los dos demasiado grande, no cabía en sus rostros. El castaño se imaginaba al “señor” de Edwin muy diferente. No sabía como reaccionar o que decir, tampoco estaba seguro si lo que sintió era decepción o simplemente incredulidad.

    Media hora después.

    —Vamos, Brad, mi señor, salúdense, preséntense correctamente y sean buenos amigos —continuaba insistiendo Edwin.

    Los cuatro se encontraban el la morada de Stanley Hugo, la persona que había acompañado a Rules a buscar a Brad, el dueño de la yegua Preciosa. La insistencia de Edwin de que los dos se llevaran bien incrementaba con el pasar de los minutos. Una vez que se hubo aclarado todo y haber detenido la confrontación, los cuatro se dirigieron al hogar Hugo, en silencio. Se podía notar la incomodidad en el ambiente. Atur estaba sentado en la cabecera de la mesa mientras que Brad lo estaba en el otro extremo.

    —Sean amigos. Sean compañeros —continuaba diciendo Rules, esperanzado que por lo menos se dirigieran la palabra.

    Nunca imaginó que los dos se conocerían en las peores circunstancias posibles. Edwin exhaló aire con pesadez.

    —¿Señor? ¿Brad?

    —Ni creas que le voy a enseñar algo a ese tipo entrometido —soltó Atur, con total desinterés—. Y no me llames “señor”, ¿cuántas veces te lo tengo que repetir?

    —¿A sí? Pues a mi no me gustaría que me enseñara alguien tan brusco —opinó Brad—, seguro que ni bueno es para enseñar.

    Atur levantó la ceja un poco molesto ante el comentario del castaño.

    —¿Crees que voy a olvidar tan fácil el puñetazo que me diste en el estómago? ¡Eso dolió como el demonio! Agradece que también poseo Energía y no haya muerto con la descarga que me diste, no se te olvide que aquí el asesino pudiste ser tú…

    Por esa misma razón deberías ayudarlo” pensó Edwin.

    —Pues mira quien habla —dijo Brad levantando un poco la voz—, tú también usaste Energía contra mí, aun siento malestar en mi cachete. ¿No dirás nada de ese último golpe? Sentí que estaba lleno de muca Energía.

    —Eres muy ridículo. ¿Te dolió esa pequeña rozadura? ¡Aquí quien recibió un golpe fatal fui yo!

    —¿Y qué me dices del último golpe que me iba a dar? ¿Eh? Ese iba completamente dirigido con Energía hacía mí, ¿intentabas matarme?...

    Stanley simplemente observaba divertido las actitudes de niños de ambos jóvenes, después se dio cuanta que Edwin lo miraba con suplica como pidiéndole que le ayudara con esa situación. Stanley se encogió de hombros y luego dijo:

    —Bueno, ten en cuenta que la manera en que se conocieron no fue la mejor. Dales tiempo, amigo mío.

    El problema es que no había tiempo. Se acercó a Stanley y desde su posición observaba detenidamente el cuadro que Brad y Atur presentaban, continuaban discutiendo. No era el momento para hacer ese tipo de cosas. Tenía que actuar de alguna forma para aminorar el desencanto de ambos, por el momento no como amigos, pero si como compañeros y aprendices de Energía.

    —Oigan —los llamó para tener su atención y una vez la obtuvo, continuó—: No es el momento para perder el tiempo. ¿Acaso no quieren ser entrenados por el mismísimo maestro Amre?

    Primero utilizaría la meta que ambos tenían, ser entrenados por Amre. Ante aquel nombre, Atur miró a Edwin y recordó la razón por la que en un principio estuvo de acuerdo en enseñarle lo básico a Irik (una vez lo encontrara). Desde que comprendió el don de la Energía, su gran deseó era conocer al gran maestro de maestros, de ser instruido por el mismísimo Amre. Eso era lo que motivaba a Atur el Castigador. Deseaba ser más fuerte. Deseaba superarse a sí mismo.

    —De acuerdo, ¿estás contento? —Dio su brazo a torcer—. Le enseñaré a ese enclenque algo. Pero tengo una condición.

    —¿Y cuál podría ser, mi señor? —sonrió acercándose al rubio, ya había avanzado un poco con él, y es que cuando se trataba del Amre, podía hacía cualquier cosa.

    —Deja de llamarme “señor”. Dime simplemente Atur y ya. Hasta acepto que me llames por mi nombre de pila; Arturo. Odio cuando me llamas señor, ¡no soy señor de nada!, se escucha que pertenezco a una familia adinerada o algo así cuando simplemente somos nómadas.

    —Está bien, Atur, así te llamaré de ahora en adelante.

    Atur no evitó sorprenderse ante la facilidad que tuvo de llamarlo por su apodo porque desde que tienen uso de razón, lo había llamado por el título de señor, no evitó sentirse un poco decepcionado. A su vez, Edwin miró a Brad, le sonrió.

    —Brad, ¿estás dispuesto a olvidar las diferencias y aceptar que mi se… Atur te enseñé lo básico de la Energía?

    —Quiero volverme más fuerte —dijo—. Y también debo reconocer que cuando me enfrentaba a Atur, me di cuenta que tengo un límite. Podía ver los golpes que me lanzaba, pero una cosa que admiré de él, a pesar de todo, fue que en los golpes que me daba no utilizó Energía para dañarme, se contenía, hasta ese último golpe, y… —Se escuchó muy admirado—, fue increíble que cuando recibió mi primer golpe lleno de Energía, sus órganos no estallaron. Es como si se hubiera protegido con su propia Energía.

    Edwin miró de reojo a Atur para ver su reacción, él simplemente bufó como si no le importara, aunque Rules sabía que se había sentido alagado.

    —No es como si lo “hubiera” hecho. ¡Lo hice! —recalcó Atur con orgullo. Se levantó y se acercó a Brad, quien también se puso de pie—. Te daré alguno que otro tip, pero recuerda que solo es para poder ver a Amre, no porque esté dispuesto a ayudarte, ¿lo entiendes?

    Brad asintió.

    —Mi nombre es Arturo Stan, pero todos me llaman Atur.

    —Yo soy Brad Irik, es un placer. Daré todo de mi para poder ser digno pupilo de Amre.

    Atur dibujó media sonrisa y luego le hizo saber.

    —Quizá el segundo mejor, porque yo seré el mejor.

    —Es una buena noticia —exclamó Stanley al verlos—. Creo que yo me retiraré, no deseo ser un estorbo —Antes de cruzar la puerta, se dirigió por última vez a Brad—: Te deseo lo mejor del mundo y que la Energía esté en ti.

    Por extraño que se escuchara, lo que Stanley dijo, en el tono tan serio que lo dijo, perturbó un poco al joven. ¿Qué tan duro podría ser aprender lo básico? Poco después, Atur lo llevó hacia la parte trasera de la casa donde se encontraba el patio, Edwin los siguió.

    A pesar de ser un lugar algo pequeño, se podía apreciar un sinfín de cosas que evidenciaban que era el lugar de entrenamiento de Atur. Algunas de esas cosas eran muy obvias para saber su funcionamiento, como por ejemplo, un saco de arena que colgaba de la rama del único árbol que adornaba el patio. Pero otras desconocía su funcionamiento, por lo que sus ansias incrementaron, deseoso por saber en que le ayudarían.

    La que más llamó su atención fue un circulo dibujado en medio del patio, aproximadamente era de un diámetro de tres metros y al rededor de éste había cinco maniquíes hechos a mano. Brad se acercó para echarle un vistazo.

    —Oye, ¿qué haces? Ven para acá —dijo Atur parado en la esquina derecha del patio.

    —¿Para que sirve eso? ¿Es para aprender a dar patadas con más acierto? —preguntó mientras se acercaba a Stan.

    —Tu primer entrenamiento será éste —apuntó una caja llena de arena—. Olvidate de esos maniquíes.

    Brad se limitó a ver la caja, y arqueando la ceja, esperó a que Atur continuara.

    —Bien, ¿y luego? —inquirió el castaño al final—. ¿Qué hay con esas cosas de allá? —Apuntó a los utensilios de entrenamiento.

    —Todavía no estás capacitado para utilizar nada de allá —le informó, secamente.

    —¿Y qué se supone que debo hacer con eso? —preguntó viendo con un poco de recelo aquella caja de arena.

    —Haz que la tierra se te pegué en tus manos como si estás se trataran de guantes. Ese es el primer ejercicio, y una vez que lo puedas hacer, pasamos al segundo. La Energía posee un funcionamiento de imán hacia el mineral; así que prácticamente puedes adherirte a las superficies rocosas o a la misma tierra.

    —Como si se tratara de una lagartija —razonó el joven al momento que recordaba la noche en que se pudo salvarse debido a eso.

    —Sí, algo así. Mira —Atur enterró las manos a la tierra y al sacarlas las tenía llenas de la arena. Brad se maravillo de eso.

    —Dime una cosa, ¿qué clase de poder tenemos? Me refiero, ¿por qué actúa de esa forma? ¿Cuál es su lógica? ¿No me explicarás primero la teoría? Lo que acabas de hacer se ve tan irreal y poco probable.

    Atur lo miró sin saber que decir. Nunca se había planteado aquello y la verdad es que no le interesaba del todo.

    —Eso no es lo importante —dijo como respuesta—. ¿Quieres conocer esos tips? No hables solo actúa. Así que te dejo, llámame cuando termines.

    Dio media vuelta y comenzó a caminar para ingresar a la casa.

    —¿Me dejaras así como así? ¿No me dirás más nada? ¿Qué clase de maestro eres?

    —¡No soy ningún maestro, recuerda eso! —informó sin detener su paso hasta que se perdió una vez cruzó la puerta.

    Brad miró a Edwin quien se limitó a ser un simple espectador, éste descifró la mirada desconcertada del joven.

    —Te aseguro que Amre responderá a todas tus dudas. Atur tampoco sabe mucho de la Energía, todo lo que sabe lo aprendió por su propia cuenta.

    A pesar de que Atur se veía que era una persona fría y no era una persona fácil de tratar, Brad reconocía que el hombre era tenaz, lo supo al volver a ver aquellas cosas usadas y malgastadas que estaban en el patio, no cabía duda que entrenaba muy seguido. Volvió la vista a la caja de tierra y aunque la prueba que tenía que hacer parecía ser simple, por algo debía aprender a hacerla, así que remangándose las manga comenzó con su labor.

    Al hundir las manos, se concentró para acumular la Energía necesaria y cuando pensaba que lo había hecho, al desenterrarlas, se dio cuenta que no pasó nada, así lo hizo varías veces sin rendirse.

    Con los minutos sus manos se enfriaron, las metió bajo su prenda de vestir para calentarlas un poco. Era más difícil de lo que pensó. Un repentino temblor invadió sus dedos. Se dio cuenta de algo, el general Energía enfriaba su circulación en vez de darle calor como se imaginó que sería.

    Una vez calientes, volvió a intentarlo, pero ahora ya no enterró las manos, solo tocó la superficie al darse cuenta que estaba cometiendo un error, antes que nada tenía que pegar la tierra en las palmas de la mano antes de querer envolverlas por completo.

    A Atur se le facilitó porque él ya tenía práctica. Él no.

    "Si haces una cosa y no te sale bien aunque lo hayas intentes una y otra vez y por tu mente cruza que nunca lo podrás hacerlo; reflexiona lo que haces, quizás lo malo es que empezaste mal. Primero se comienza con lo primordial."

    Recordó las palabras de su padre.

    Era cierto, no debía precipitarse, ante todo debía hacer los pasos en orden. Podía hacerlo.



    Fin del capítulo 4
     
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    Borealis Spiral

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    Un capítulo muy corto te digo. Apenas supe que terminé de leerlo cuando llegué al fin (?) Eso XD. Jajaja, ay, la verdad esperaba una pelea bastante fuerte. Oh sí; no pensé que Ed y el otro tipo llegaran a irrumpir en el enfrentamiento. Esperaba que el Castigador le diera una buena tunda a Brad... No espera, en realidad me lo imagié al contrario XD Siendo Arthur el hecho pailla, jajaja. Eso sí, para nada esperé que él fuera el supuesto Atur Stan que le tendría que enseñar lo báscio de controlar su energía. Jajaja, y después, par de niños berrinchudos e infantiles al no querer hablar entre ellos y al pobre Ed teniendo que soportarlos y casi rogarles que se saluden como deberían. Ay no, muy gracioso. Hm, espero ansiosa saber qué más nos tendrás preparado que veo que Brad ya ha iniciado su entrenamiento; de una muy interesante manera también cono ese maestro suyo que razón tiene al decir que no es maestro XD Me pregunto si podrá domirar lo escencial de la Energía y si a Atru se le ve un porquito de humanidad y lo ayuda un poco más :P Ahora sí, paso a mi sección favorita: Errores XD

    Acentos de siempre (inevitable que los haga notar, amo los acentos :P): recién, merecían, habrá, preocupó, centímetros, levantó, acompañó, miró, atrás, pronunció, confirmó, bajó, informó, gustó, mostró, encaminó, echó, caminó, qué,

    Este "mas" lo utilicas como conjunción; con la función del pero, así que no se acentúa (ni aunque Word te lo marque mal) Por cierto, buena frase, me gustó XD

    Dedazo, es una s y se escribe escena. Primero la s y luego la c.

    Creo que es tal (a que soy un fastidio completo XD)

    Esa s sobra. Am, ¿por qué me da la sencación de que no releíste esto ¬¬? Demasiados dedazos XD

    ¿Qué? o.o Estas expresiones no te las conocía XD ¿Qué tanta parodia tiene esto, eh? XD Ay, ay me parto de risa, jajajajaja

    Creo que lo correcto es sean.

    Ay, Dios mío, nunca voy a acostumbrarme a este tipo de afirmaciones por parte del mismo personaje XD

    ¿Novela fanática? ¿En serio? ¿No me digas? Ps, qué va. Si no lo menciona ni cuenta de me doy de esa tremenda verdad, jajaja.

    Y eso sería tado, claro, con la sugerencia de siempre de que releas lo que escribes un millón de veces (bueno, no, la mitad n.n) para hallar esos errorcitos y, que trabajes con el orden de ideas Dirty; no redundes tanto las acciones en una misma oración. Recuerda que los signos de puntuación tienen mucho que ver. Y bueno, por ahora me despido y nos estamos leyendo. Continúa esforzándote.

    Hasta otra.
     
  14. Threadmarks: Capítulo 5.- Rostro a rostro con el maestro número uno en Energía: ¡Aquí está Amre!
     
    Sonia de Arnau

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    Capítulo 5
    Rostro a rostro con el maestro número uno en Energía: ¡Aquí está Amre!

    Había transcurrido una hora desde que Stan dejó a Irik, el primero se asomó para ver su avance, lo vio en ese lugar, haciendo lo mismo una y otra vez. Con una sonrisa burlona se adentró a la casa, tomó asiento, y relajándose un poco imaginó cuánto tardaría en completar esa simple tarea.

    Tardara por lo menos dos días”, pensó. “Cuando me di cuenta que podía hacer eso, tardé un día y medio en dominar la técnica. Casi un día completo para poder contener el poder necesario, y la mañana del otro para mantener la tierra en mis manos”.

    Intentó leer un poco, porque tenía por costumbre leer los periódicos para mantenerse al día.

    Bueno, bueno… no quiero sonar presumido pero si yo lo logré en un día y medio quizá él tarde los dos completos”. Volvió a pensar mientras sus labios dibujaban una sonrisa de orgullo. “Es posible que tarde más".

    —O tal vez lo logre ahora.

    Atur se sobresaltó al escuchar a Edwin detrás de él, se levantó de la silla y miró al mayor.

    —Edwin, no me asustes. Harás que me de un paro cardíaco.

    —Me disculpo —Rio divertido—. Para la próxima intentaré no ser tan inoportuno.

    —En fin… —dijo el rubio llevándose la mano a la cara—, ¿a qué te refieres con que lo logrará ahora? Puede que tú tengas altas expectativas en él, pero yo no, dudo que logre completar ese ejercicio tan rápido.

    —Mmm, yo no diría eso.

    Atur levantó la ceja.

    —Explícate —atinó a decir al notar la expresión del mayor.

    No fue necesario que Edwin contestara nada, la puerta que llevaba al patio se abrió y con ojos llenos de escepticismo combinados con admiración observaron a Brad.

    —¡Eso es imposible! —exclamó Atur.

    —Lo he conseguido —dijo Brad alzando las manos completamente llenas de tierra—. Me costó un poco descifrar el truco pero una vez que lo tienes, no es tan difícil.

    —Te ha costado una hora en hacerlo —dijo Atur, asombrado—. Lo has dominado en una hora. ¡Una hora!

    —Sí —Brad miró al rubio—, ¿tardé mucho?

    Aquella pregunta molestó tanto a Atur que casi le da un tic nervioso, sintió que el castaño se burlaba de él.

    —Ven acá —dijo tomando a Brad del brazo para llevarlo de nuevo a la caja—: Ya que has dominado esa fase, a ver cuánto tardas en hacer ésto.

    Stan metió las manos a la caja de tierra y sacándolas, endureció toda y pareció que tenía guantes de piedra.

    —¿Cómo hiciste eso?

    —¿Ésto? Muy fácil. Solidifiqué la tierra con la Energía —dijo sonriendo con soberbia al ver el rostro impresionado del novato.

    Y demostrando el control total, golpeó el muro con fuerza, dejando una pequeña marca en él, luego hizo que esa “piedra” regresara a ser simplemente tierra. Atur miró a Brad para enseñarle sus nudillos y viera que éstos no tenían ningún tipo de herida.

    —Puedes utilizarla como arma, práctica hasta que logres hacer eso, podrás protegerte sin necesidad de llevar un arma —concluyó.

    —Creo que eso me tomará más tiempo.

    —A mi me tomó solo una hora —dijo, aunque en realidad estaba mintiendo porque le tomó mucho más. Solo esperaba que Brad no terminara aprendiéndolo en menos de una hora, eso sería el colmo de los colmos.

    —¿Cómo se llama esa técnica? —preguntó el castaño, curioso.

    Atur entrecerró los ojos, pensativo, nunca había pensado en nombrar sus técnicas. ¿Para qué ponerles un nombre? ¡Era ridículo! No era como si necesitara estar gritando a los cuatro vientos el nombre de su técnica para que sean efectivas.

    —¿Guantes de piedra? Y yo qué sé. ¡Pero eso es lo de menos! Lo importante es dominar a la perfección la Energía. Tú necesitas más práctica. Debes dominar la Energía para que ella no te domine a ti. Escucha, esto no es un juego, ¿lo entiendes? Si quieres ser pupilo del grandioso Amre deberás estar listo para ser mínimo alguien decente. ¿Sabes cuánto tardé en llegar a donde estoy? Mucho, ¡años! a decir verdad. Así que no vengas aquí a jugar, tómate esto con mucha seriedad, ¿lo has comprendido, novato?

    Brad asintió demostrando estar de acuerdo con las palabras del rubio. Después de todo se estaban enfrentando a unos zombis monstruosos. Recordando eso, se dirigió a Rules.

    —Edwin, hablando de eso, mientras entrenaba estuve pensando en lo que ocurrió anoche. Está más que claro que la Energía es la debilidad de los Poewo, y para poder capturar a los White, que supongo también son extraterrestres, ¿se necesita de Energía? ¿Es por eso que has reunido a quienes la poseen?

    Brad guardó silencio, extrañado de ver que mientras exponía su punto, Edwin movía las manos al momento que su rostro dibujaba un sinfín de muecas. Fue tarde cuando Brad comprendió que Edwin intentaba decirle que no dijera nada frente a Atur Stan, quien con cara inexpresiva se giró para ver al mayor, buscando respuestas a lo que decía el novato.

    —Ed, ¿me puedes explicar toda la basura que Brad acaba de decir? —preguntó con voz muy apacible.

    Por el contrario, Edwin cerró los ojos mientras sacaba aire como si le pesara respirar.

    —Atur, verás —No sabía cómo explicárselo o que palabras utilizar para que esta escena no se transformara en una peor—, ¿cómo te lo dijo…?

    —Habla —ordenó con voz aguda.

    —Brad y tú están destinados a cumplir una importante misión que consiste en buscar y reunir a los White. Y me temo que para poder hacerlo, deberán enfrentarse a los Poewo, extraterrestres del futuro que viajaron aquí para matarlos, y así evitar que podamos reunir a todos los White, que son su única gran debilidad. Hacer esa misión ayudará que el futuro sea pacifico para las futuras generaciones. Por esa razón es que me urge que vean a Amre.

    Atur se llevó la mano a los ojos y los masajeó una y otra vez, inhaló y exhaló en un intento de tranquilizarse mientras intentaba ignorar el dolor de estómago que iba incrementándose.

    —A ver… en primer lugar, tú me dijiste que para poder ver al grandioso Amre necesitaba a fuerzas un compañero, que él solo acepta pupilos en pareja —contó mientras arrastraba las palabras demostrando que realmente estaba molesto por el engaño, por la falta de confianza—. ¡Nunca mencionaste nada de una misión! Mucho menos de pelear contra criaturas y cosas blancas y… ¡me siento engañado! Fui timado por la persona en la que más confío… además ¿cómo te atreviste a llamarse “señor” durante tantos años? ¡Ja! ¡Señor mis polainas!

    —Atur, tranquilízate —dijo Edwin, apenado—. Sí, lo admito, no te dije toda la verdad…

    —¡Ja! Nada de verdad, ¡todo fue una mentira!

    —Lo de que Amre no quiere a un solo pupilo es verdad, y cuando te llamaba “señor” era porque en verdad me nacía. Obré mal y en verdad lo siento. Iba a contarte todo en su respectivo momento, no era mi intención que te dieras cuanta de esa de esta forma. No me atreví a contarte nada porque sabía que reaccionarías negativamente y temí que te rehusarías a hacer esa misión.

    La mirada de Atur no se apaciguaba, continuaba viéndolo con seriedad y severidad, hasta había cruzado los brazos.

    —Mira el lado positivo.

    —¿Existe un lado positivo? —inquirió de forma irónica mientras levantaba la ceja.

    —Podrás demostrar el fruto de tu entrenamiento contra los Poewo. Podrás usas tu poder un cien por ciento con ellos.

    La mirada del rubio se apaciguó un poco, en realidad si que le agradó escuchar ese punto. Pese a eso, le hizo saber:

    —¿Crees que con eso estaré bien y qué olvidaré que fui engañado por la servidumbre? Me largo de aquí, saldré a comer algo —finalizó Stan dando media vuelta para alejarse, herido en su orgullo.

    —Edwin —habló Brad una vez ambos se quedaron solos—, lo siento, no sabía que era un secreto y que él no lo sabía. Di por sentado que ya conocía todo.

    —Ah, no te preocupes, él suele ser así, se encapricha por algo pero luego se le pasa. Después de todo, algún día se enteraría.

    Poco después de eso, siguieron los pasos de Stan y fueron a comer. Al finalizar, Brad volvió a entrenar para poder solidificar la tierra y hacerla piedra. Lo intentó varias veces y continuó de esa manera hasta que el atardecer invadió los cielos. Ya era tarde y tenía que descansar. Se encontraba más cansado mentalmente que físico.

    Aquella noche, el castaño le pidió algunos consejos a Atur. También le preguntó si alguna vez utilizó la Energía en otro humano, sin embargo, el rubio se mostró insulso y se limitaba a contestar de la forma más seca posible. Al final, Brad suspiró y dejó de insistirle. Cenaron en silencio y poco después se fueron a dormir.

    Un nuevo día llegó y Brad, como buen madrugador, se levantó para continuar entrenando. Atur se levantó dos horas después, echó un vistazo hacia el patio para ver como Brad continuaba con su entrenamiento, chasqueó la lengua disconforme a la vez que daba media vuelta y con las manos dentro de las bolsas del pantalón se disponía a salir. No perdería el tiempo en ese lugar.

    —¿Ya te vas? —preguntó Edwin.

    Atur se detuvo pero no lo miró.

    —¿No entrenaras? —cuestionó, de nuevo—. Es raro en ti —Miró la hora para darse cuenta que pasaban cinco minutos de las ocho—. Es la hora en que estás entrenando.

    —Qué va —contestó con una sonrisa en el rostro pero todavía dándole la espaldas—, estoy en tan buenas condiciones que me puedo dar el lujo de no entrenar un día. Iré a dar la vuelta a la ciudad...

    —¿Continúas enojado por lo de ayer?

    Atur tardó en contestar en modo socarrón:

    —Por supuesto que no, ¿qué edad crees que tengo?

    —Arturo, respóndeme algo, por favor.

    Tal oración hizo que Atur se diera la vuelta para verlo a la cara y dejo que Edwin continuara. El hecho de que lo llamara por su nombre real significaba que lo que iba a decirle sería algo muy serio y con ello quería respuestas serias. Siempre fue así. Era una regla no escrita. También lo hacía cuando lo llamaba “Señor”.

    —¿Por qué quieres volverte más fuerte? ¿Cuál es tu convicción? ¿Por qué deseas ser pupilo de Amre?

    —¿Cómo que para qué? Es muy obvio, para ser mucho mejor de lo que soy —dijo algo soberbio.

    Edwin cerró los ojos decepcionado ante la respuesta.

    —¿Entiendes ahora por qué no te conté nada?

    —¿Eh?

    —Al contrario de ti, Brad tiene un corazón más noble, a tal punto de decir que es un joven con una ideología muy positiva, dispuesto a hacerse más fuerte para ayudar a otros. Se lo conté a él porque sabía que se lo tomaría de buena manera y que aceptaría su destino. Está dispuesto a sacrificarse por los demás, está en su naturaleza.

    “¿A qué viene toda esta charla?” se preguntó Atur frunciendo el ceño, molestándole el tema.

    —Mientras veia a Brad y más lo observaba, me di cuenta de algo —continuó Edwin—, los dos, en cierta forma, son perecidos, pero a la vez muy diferentes.

    ¿Por qué tener que compararlo con alguien que apenas conocía? Se preguntó el rubio.

    —Sin embargo, no te culpo a ti, por eso, te pido disculpas —dijo de repente Edwin mientras se inclinaba un poco hacia adelante, tal acción tomó por sorpresa al joven—, me disculpo por no haber sido un buen tutor. El único culpable de tu actual actitud soy yo…

    —Edwin…

    No supo que decir.

    Arturo se quedó completamente callado pero quería decirle algo. Le molestó un poco verlo de esa forma porque él no era sí. El Edwin que él conocía era alegre, bromista, atento sí, pero siempre con una chista de viveza. A pesar de todo, el hombre que estaba a su frente; Edwin Rules, era lo más cercano que tenía de una figura paterna, por eso lo respetaba y verlo de esa forma no le agradaba del todo. Aunque dentro de él florecieron sentimientos encontrados.

    —¡Lo he conseguido!

    Atur se sobresaltó al escuchar la voz de Brad, Edwin se giró para decirle con una sonrisa:

    —Mis más gratas felicitaciones, joven Irik.

    ¿De nuevo?” pensó sorprendido al percatarse de la facilidad con la que dominó aquella técnica que a él le había tomado más tiempo, “¿Eso es…?” Observó con detenimiento como Brad mostraba la tierra sólida en sus manos, “¿Eso es lo que llaman talento?

    Ocultando su asombro, Atur se volvió a Irik con seriedad.

    —Así que por fin aprendiste, ¿eh? Te tomó más de lo que esperaba.

    —¿Ahora qué es lo próximo? —preguntó ansioso sin importarle las palabras de Atur, pues aunque tardó, al final lo hizo y eso era lo que importaba—. ¿Me enseñarás para que sirven las cosas que están en el patio?

    —Sobre eso… todavía te falta mucho para si quiera acercarte a hacer eso.

    En eso, Stanley entró a la casa golpeando la puerta de la misma, provocando que las tres miradas se posaran en la figura cansada de aquel hombre, su estado físico y respiración demostraba que había corrido hasta allí. Se acercó a Edwin con un pedazo de papel en la mano.

    —Llegó un telegrama.

    Stanley le entregó dicho mensaje a Rules, quien tras leer las palabras se volvió a los jóvenes para decirles con una amplía sonrisa en el rostro:

    —Empaquen sus cosas porque nos dirigimos a ver a Amre.

    Edwin, llegué. Tráelos acá. Att: A. Reza”.

    Rezaba el mensaje.

    Los jóvenes se miraron y no evitaron compartir el mismo gozo que Edwin pues dichas palabras eran lo que los tres habían estado esperando. Sin decir más nada, Brad fue al centro a comprar ropa y empacando sus pertenencias, ese medio día salieron de la ciudad Gram para dirigirse a las afueras de la capital del país: la maravillosa ciudad Garza.

    Emprendieron un largo viaje, aunque esa vez tomaron un pequeño vehículo para que los llevaran hacia la capital.

    Los ojos de Atur brillaban de emoción, después de todo, había esperado muchos años de poder conocer a Amre en persona. ¿Cómo sería? ¿Qué clase de cosas nuevas le enseñaría? Estaba tan excitado que pasó a segundo plano aquellos sentimientos de enojo, y hasta perdonó a Edwin por haberle ocultado semejante información. Ya no le importaba aquello. Por otro lado, Brad también compartía los mismos sentimientos que su compañero de viaje, no obstante, la diferencia era ligeramente diferente porque el castaño ansiaba saber las respuestas de todas las preguntas que tenía: ¿Qué eran los White? Era una de ellas.

    Cuando anocheció, por seguridad y evitar que asaltantes los atacaran por la noche, el conductor hizo una parada en un pequeño pueblo y ahí pasaron la noche. Atur se detuvo en el umbral de la de entrada de la posada, dirigió la vista hacia su derecha donde se elevaba un terreno rocoso, entrecerró los ojos al sentir algo extraño, que había algo allá.

    —¿También lo sientes? —preguntó Brad mirando hacia la misma dirección. Era la misma sensación que tuvo cuando Edwin y él se dirigían hacia Gram.

    —¿Qué es eso? ¿Tú lo sabes? —interrogó el rubio desviando la vista hacia Brad, a diferencia de este último, era la primera vez que se sentía de esa forma—. ¿Ya habían sentido eso antes?

    Brad asintió y añadió:

    —Ésta es la tercera vez. Es extraño, pero es como si fuera un mal presagio.

    Atur rio con burla antes de responder:

    —¿Tú crees en esas cosas? Seguro se trata de cansancio.

    —No, no lo es —dijo con seriedad—. Sentí eso antes de que a Edwin y a mí nos atacaran los Poewo, así que supongo que ellos están cerca.

    —¿Qué? ¿Hablas de esos que mencionó Ed? Pues sea lo que sea estoy preparado para atacarlos y romperles todos los huesos.

    —Te escuchas muy confiado. Me gustaría tener esa confianza, y no dudo que seas lo suficientemente fuerte para derrotarlos, pero debo decirte que esos zombis son muy astutos.

    Mucho más de lo que podía imaginar. Brad se dio cuenta que quizá, en la condición en la que se encontraba en la actualidad, no eran lo suficientemente fuerte pero si eran muy inteligentes.

    —¿Zombis? ¿De qué estás..? —Atur dejó escapar un suspiro—. Da igual quienes sean o como se llamen, si se plantan frente mí, les daré una probada de los puños del Castigador.

    Sin más entró a la hostelería para descansar, el viaje había sido muy largo y agotador. Por el contrario, Brad sintió un poco de escalofríos, realmente deseaba evitar volver a enfrentarse a ellos, quería evitar hacerlo hasta que se sintiera un poco más confiado a la hora de utilizar su Energía. Miró su puño. Tenía que volverse más fuerte.

    —¿Sucede algo, joven Irik? —preguntó Edwin al verlo afuera.

    Brad se giró para verlo, como no quería preocuparlo le dijo que estaba tomando aire porque el viaje lo mareó un poco, y antes entrar al local, volvió su vista hacía ese lugar, por el momento, aquella presencia se sentía muy lejana, a penas palpable, así que supuso que se encontraban lejos. Sin embargo, no por ello le tomó poca importancia.

    Afortunadamente, no sucedió nada durante la noche y de la misma forma amaneció. Los viajeros volvieron a montar el vehículo y emprendieron su viaje. Llegaron a la capital un día y medio después, el chófer los dejó en el centro y desde allí fue que Edwin los guió hacia las entrañas del bosque dónde se encontraba la casa de Amre, tuvieron que pasar por un terroso camino para llegar hacia su destino.

    —Me impresiona que alguien pueda vivir hasta acá —dijo Brad mirando hacia abajo, varios metros hacia atrás que habían dejado las últimas casas de Garza.

    —¿Y qué te sorprende? —informó Atur secándose el sudor de la frente, la humedad que generaba la hierba, lo hacía sudar mucho—. Es lugar perfecto para alguien como Amre, lejos de los débiles, entrenando en un sitio pacifico sin la molestia de tanto ruido. Es el lugar ideal de cada buen maestro.

    —Pues si lo pintas de esa forma, nosotros seremos una molestia...

    —¿Qué? —Atur se dirigió a Brad—. Hablarás por ti.

    —Muchachos —Edwin llamó su atención. Él se mantenía en la cabeza y por una larga distancia—. Dejen de discutir y apurémonos en llegar antes de que anochezca.

    Y así lo hicieron, apuraron su pasó hasta que por fin llegaron a la cima de la montaña. Un vez ahí ambos jóvenes se sorprendieron al ver el panorama. Observaron una enrome y lujosa mansión, adornada con un hermoso jardín, lleno de muchas flores y rosas de diferentes colores, cada una ordenadas de manera estratégica. Todo aquello rodeado de una reja color negro que separaba el terreno de la mansión con lo demás.

    ¿Así que aquel lugar era el hogar de Amre? Imaginaron que éste viviría de manera humilde, tal vez en una pequeña choza o cabaña, no en un lugar tan opulento.

    Los tres se acercaron a la reja. Abrieron la puerta y cruzaron por un camino hecho de piedras que se dirigía hasta la entrada principal de la mansión. Edwin tocó la puerta tallada en la más fina madera y mientras esperaban, los nervios carcomían a los jóvenes mientras un sinfín de preguntas invadían sus cabezas.

    Quien abrió la puerta fue una mujer de cuarenta y tantos años de edad de cabellera ceniza, sus ojos color café miraron a cada uno de los recién llegados.

    —Hola, muy buenas tardes —saludó Edwin inclinándose un poco en son de respeto.

    —Buenas tardes —respondió al saludo de Rules con una sonrisa y luego añadió—: Me imagino que ustedes serán Arturo Stan y Brad Irik, ¿cierto? —dijo mirando a cada uno respectivamente.

    Los dos asintieron y fue Brad quien continuó al preguntar, lleno de curiosidad:

    —¿Usted es esposa del maestro Amre?

    La mujer sonrió un poco divertida al responder:

    —Por supuesto que no. Yo soy Amre —finalizó.


    Eso es todo por hoy, me esforcé mucho por seguirla, no he tenido mucha inspiración últimamente (que mal). Como sea, en el siguiente capítulo se mostraran los Withe. Hasta la próxima.

    Antes de irme: ¿Ustedes se imaginaban que Amre era mujer? Atur es muy altanero ¿verdad? ¿Sera así por alguna razón? ¿No les parece que Edwin es un tanto extraño? ¿Qué les parece la historia? ¿Les gusta? ¿Por qué? Si no ¿por qué no? ¿Desean más acción? (Spoiler. Lol) Les prometo que en próximos capítulos habrá mucha acción y peleas.
     
    Última edición: 3 Diciembre 2022
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  15.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Responderé las pregunstas:

    ¿Ustedes se imaginaban que Amre era mujer?
    Obviamente que no. Me sorprendí tanto como nuestros protagonistas. Es decir, ¿qué? Mujer. Jajaja otra sorpresa que Atur se lleva, jajaja. No pues si con no saber nada y no tener la absoluta confianza de tus subordinados puedes ser un gran señor, yo quiero ser uno XDD Pero de verdad, no esperaba a ¿una anciana? Lol eso me mató XD
    Atur es muy altanero ¿verdad?
    Seh ¬¬ Está cayéndome pesadito, eh... Ok no, ¿por qué? Porque está sufriendo bastante jojojojo. Su orgullo está sideo pisoteado por el buen manejo de energía que tiene el "campesino" y su dignidad como amo está en mucha duda ante los engaños que Edwin le hace, jojojojo.
    ¿Sera así por alguna razón?
    No debiste pregutar eso, Dirty, jejeje. Ahora ya no es cuestión de que lo crea o no, es cuartión de que es evidente que sí hay una razón, ¿por qué? Porque así eres tú; no haces las cosas tan a la ligera y... Espera... Estamos hablando de esta historia ºoº Ups, no pues entonces ya lo dudo XD Igual, yo sigo pensando que a lo mejor sí hay motivo detrás de su actuar, ñam.
    ¿No les parece que Edwin es un tanto extraño?
    Otro sí. ¿En qué medida es extraño o por qué diría que es extraño? No sé ._. pero sí XP Creo que es tremandamente misterioso o no sé, algo así.
    ¿Qué les parece la historia?
    Es raaaara. Como te he dicho, muy fuera de la seriedad que empleas usualmente; parodia a lo más jajaja. Ok, tiene su intriga y su interés. Eso de los White sigue consumiéndome las entrañas. ¿Qué son? Wiii! Ya se sabrá, ya saldrán, ya se conocerán en el próximo capítulo. No puedo esperar *u*
    ¿Les gusta?

    ¿Por qué?
    La idea me llama bastante. Es una mezcla interesante de muchos géneros pues. La cuestión es saber cómo se desarrolla todo, que al final, la trama ya se sabe: cumplir esa misión para el fururo mejor. Ay, que me suena :rolleyes:
    Si no ¿por qué no?
    Lo que no termina por gustarme es... ya sabes. Las ideas siguen revolviéndosete un poquito XD Ah, también tengo algo contra ti que me confunde mucho cuando hay muchos personajes y están hablando. Casi nunca pones quién dice qué y eso me confunde. Leo los diálogos y me quedo, ok, ¿quién dice esto? ¿Quién gritó? Etc. Bueno, ese fue el problema en la parte final de este capítulo. Ten cuidado con eso, por favor.
    ¿Desean más acción?
    Esta pregunta sí ofende. Pero claro que prosupuesto que quiero acción, mucha, mucha. ¿Cómo piensas sacarla de tu cabeza y plazmarla en palabras? No sé ni me importa, tú nomás dame acción :p

    ¿Soy cruel? Nah, sabes que no.
    Am... creo que es todo lo que tengo que decir en cuanto al capítulo de hoy. Espero el siguiente; a ver cuánto tardas que dices que andas media corta de inspiración -te comprendo, estoy igual D:-, así que no me pongo tan exigente. Te me cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
  16.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Okey, comento del cap. 4.

    Primero, jajajajaja, estuvo muy divertido. Resulta que el tal Atur (confieso que me costó entender al inicio del capítulo, por la narración... o no sé por qué, quizás estoy más distraída que nunca XD, pero con los diálogos, entendí de qué iba el asunto), ese castigador, será el master de Brad. Guao, esa demostración en el patio de la casa, cada cosa que había ahí y para qué servía, fue genial. Me gustó ese ambiente que creaste para el entrenamiento.

    Muajajaja, un consejo para Brad. Que se moje las manos y talán, la tierra se le pegará en un siantamén, pasará al siguiente nivel, jijiji.

    Jajaja, esa sí que es buena. Me ha hecho reír bastante :D Mira, hasta me puse verde XDDD

    Cap. 5

    ¿Es que acaso Edwin lee pensamientos? No recuerdo eso, pero lo que pude notar, es que leyó los pensamientos de Atur y por cierto, me parece que el castigador es muy arrogante, envidioso y rebelde... :eek: aunque pobrecito, Ed le ocultó muchas cosas, así que tiene razón en ponerse de esa manera, ah, estoy segura que Atur será un gran personaje, de hecho, la sociedad entre Brad y Atur será genial. Ambos muy diferentes, será bueno ver como se toleran XD

    ¿Amre mujer? Todo el tiempo estuve mirándo al maestro Amre como un hombre, no como una mujer y continuando con las preguntas de al final:

    ¿Altanero Atur? Eso y más, ya dije :rolleyes:

    ¿Si es así por alguna razón?... Mmm, tal vez es pura inseguridad la de él. Baja estima XDD o puede ser otra cosa, alguna mala vivencia que haya tenido :confused: ¡No lo sé!

    ¿Que Edwin es un tanto extraño?... Quizás. Mira que sentirse ofendido porque lo llamaron anciano. Edwin es un personaje enigmático. No sé todavía mucho de él.

    ¿Qué me parece la historia? Es una buena historia. Tiene aventura, comedia (porque mira que me ha sacado muchas sonrisas) y mucha ficción, es entretenido leerla XD

    ¿Les gusta? Síp, por las razones ya dichas.

    ¿Por qué? Por que ya dije, además de que los capítulos no son muy largos. Es una historia que tiene casi de todo. Le falta romance. ¿Habrá romance?

    Si no ¿por qué no? Lo único que no me gusta de la historia es que tus ideas, en ocasiones, no las expresas con claridad. Son muy buenas ideas, así que ponte la meta de analizarlas con cuidado cuando estés escribiendo y cuando las hayas plasmado en el word, lee y lee para ver si las expresaste bien. Ten también cuidado con esos tildes. Suelen faltarte en muchas palabras.

    ¿Que si deseo más acción? Pues sí. Entre más acción, mejor XD

    ¿Que si es todo por hoy? *Esa pregunta no es de la autora, si no de la lectora* Pues sí. Es todo.

    Nos vemos en el próximo cap.
    Abrazos XD
     
  17. Threadmarks: Capítulo 6.- Tercera Fase: Ser pupilo del maestro Amre
     
    Sonia de Arnau

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    Disculpas por tardar en subir la actualización. Bueno sin más que alargar, les dejo el:

    Capítulo 6
    Tercera Fase: Ser pupilo del maestro Amre


    —¿Usted…? —Las palabras de Atur se entremezclaron, estaba anonadado de tal sorpresa—. ¿Usted es el maestro Amre? —preguntó como quien queriendo cerciorarse de haber escuchado bien.

    —Así es —contestó ella, mirándolo fijamente.

    —Usted es una mujer —dijo lo evidente.

    —¿Algún problema con eso? —cuestionó ella entrecerrando los ojos ante el impropio tono que utilizó el joven.

    —Claro que lo hay —contestó Atur—, me imaginaba al maestro diferente; que sería un anciano sabio, no una anciana...

    —¡Oye! —Se interpuso Edwin—, más respeto a tus mayores, Atur y mucho más para el maestro Amre.

    Por el contrario, la mujer se mantuvo serena a pesar de haberse sentido ofendida. Después de todo, ¿quién se creía ese muchacho para cuestionarla? Es más, al mirarlo, se percato del tipo de chico que era y no evitó sentirse decepcionada. Cerró los ojos e inhaló aire para responder con tranquilidad.

    —No te preocupes, Edwin, manejaré la situación. Pero hablando de eso, Edwin, ¿no le dijiste que yo era mujer?

    Ante las palabras cargadas de seriedad, Edwin se limitó a agachar la cabeza avergonzado para negar con la misma. Él, cuando hablaba sobre el maestro Amre, nunca se refirió a ella como él, en realidad. Si bien era cierto que tampoco rectificó a Atur cuando creyó que era varón, tampoco le mintió.

    Igualmente, Edwin temió que si Atur sabía que sería una mujer quien lo entrenaría, se rehusaría a verla. Por otra parte, Atur estaba muy enfadado, no solo porque no le dijeron que Amre era una mujer mayor, sino el saber que Edwin le estaba ocultando cosas y por ello le hizo saber molesto:

    —¿Qué me crees, un tarado o alguien que nació ayer, o qué? Me has estado ocultando muchas cosas. Y ya que estamos en esas, ¿alguna otra cosa que deba saber, lacayo?

    —No. Nada más —contentó desviando la vista de los presentes, pero sobre todo para ocultarse de la mirada fulminante del rubio.

    A su vez, la mujer suspiró de forma cansina por todo el ajetreo que se formó, e intentando olvidar lo anterior (y los insultos), se volvió a los jóvenes para verlos detenidamente por unos segundos.

    —Para que no existan confusiones futuras, me presentaré correctamente —dijo Amre—. Como se dieron cuenta, yo soy el maestro Amre. Soy conocida como Amre solo por este individuo; Edwin, y aparentemente por ustedes, pero mi nombre es Amber Reza y pueden llamarme como desees; Amre, Amber, Reza, maestro, maestra, es lo de menos.

    —Es un gusto, señora, digo, maestra —dijo Brad—. Y como ya lo sabe, mi nombre es Brad Irik, hijo de Roth Irik el cultivador.

    Amber observó cuidadosamente las facciones del joven y luego miró al rubio quien con los brazos cruzados la miraba fijamente. Ella esperó a que él se presentara apropiadamente, mas no obtuvo nada por parte de él. Arturo Stan era desafiante y orgulloso, no solo su actitud lo demostraba, se podía palpar en su aura.

    —Brad —continuó, no esperaría a que el rubio hiciera algo que no iba a ser—, pude notar que tu Energía corre con gran armonía en tu interior; te será fácil dominarla, por ende, te será sencillo aprender sin dificultad. Arturo… tu Energía es muy fuerte y generas más que la de Brad, sin embrago está mal controlada…

    —¿Qué? —se sintió ofendido ante lo último—. ¿Cómo sabes eso?

    —Más respeto para tus mayores —susurró Edwin.

    —Escucha, Arturo…

    —¿Y quién dijo que podías llamarle Arturo como si nada?

    —¿Cómo qué…? —No podía creer su inapropiado comportamiento—. Así es como te llamas. Ese es tu nombre...

    —Llámame Atur —exigió él—. No me gusta Arturo.

    Era problemático, sería difícil hacerlo razonar por las buenas.

    —Escucha, Atur —dijo con total calma, no perdería los estribos por un rebelde como Arturo—, sé como fluye y trabaja su Energía porque puedo ver con claridad como ésta circula por su cuerpo. Con un poco más de práctica y control, usted también podrás hacer lo mismo y no solo eso, también les servirá como un radar para distinguir a quienes la posean. Muy bien, por ahora vamos a entrenar y les enseñaré...

    —Yo ya sé lo básico.

    —Atur —se interpuso Brad, un poco cansado de escuchando quejándose—, aquí la maestra es ella y sabe lo que necesitamos, ¿no la escuchaste? Sabe como es nuestra Energía, quizá su entrenamiento básico nos ayude para otras cosas. Creo que deberías escucharla antes de...

    —Pues sabes qué, no deberías meterte en pláticas ajenas —lo interrumpió Atur secamente—. Tú si que eres bueno para entrometerte donde no te importa, ¿verdad? ¿Por qué no te metes en tus propios asuntos? ¿Eh? —Comenzó a empujarlo, provocándolo.

    Brad frunció el ceño un tanto molesto, comenzaba a irritarle el comportamiento de su compañero, estaba más insoportable que otros días.

    —¡Arturo!

    —Que no…

    —Escucha bien lo que te voy a decir —dijo con voz dura, imponente—, tu crees que no necesitas entrenamiento pero créeme que si lo necesitas. ¿Cómo piensas que vas a aprender algo sin un guía, sin un maestro que te enseñe? Tu compañero tiene razón, deberías ser un poco más humilde y aceptar los buenos consejos de los demás.

    El rubio estaba dispuesto a protestar cuando Amber le hizo saber en ultimátum.

    —¿Quieres sí o no entrenar? ¿Lo tomas o lo dejas?

    Atur la miró con una mirada desafiante y ella se la devolvía, ella continuó:

    —Solo hay dos opciones, ¿cuál tomas? No pienso perder el tiempo entrenando a un niño malcriado como tú, que no respeta a su prójimo.

    Al no obtener una respuesta de su parte, Amber dio media vuelta, le dijo a Brad que la siguiera, caminó adentrándose a la mansión, dejando atrás a un Stan exaltado y maldiciendo a los vientos.

    —Amre…—Edwin intentó detenerla, pero fue en vano, por lo que fue detrás de ella para susurrarle—: Amre, ¿crees que sea lo más correcto?

    Ella no dijo nada, continuó con su camino. El interior de la mansión era mucho más elegante que el propio exterior, el que de por sí lo era. El lugar era enorme y era un poco inimaginable que una señora viviera en ese lugar sola. Brad seguía algunos pasos por detrás a Rules y a Reza porque apreciaba su alrededor.

    —¿Qué tal, cómo los vio? —le preguntó Edwin en voz baja.

    —Muy mal —su respuesta tomó por sorpresa a a Edwin. Ella prosiguió—: Peor de lo que imaginé. No se diga Arturo.

    —Sí, lo sé. Me temo que tiene problemas de superioridad.

    Amber lo miró de reojo para preguntarle en voz baja.

    —¿Cómo fue que lo educaste? —deseó saber.

    —Todo iba bien. Era un niño muy simpático, pero luego llegó a una etapa en la que fue difícil seguirle el ritmo. Los humanos son criaturas muy complejas.

    —Bueno, eso es algo muy natural. Aunque, desafortunadamente, él es quien tiene peor controlada su Energía. Por el contrario, Brad me preocupa por otra situación.

    —¿A qué se refiere? —inquirió Edwin extrañado ante el tono serio con la que dijo aquella oración.

    —El carácter de ese joven es muy blando y me temo que por eso termine perdiendo la vida.

    Edwin se sorprendió de eso.

    —Los dos son completamente diferentes e imperfectos; uno es noble y el otro feroz, uno tranquilo mientras que él otro atrabancado. Ambos deben aprender de cada uno si desean sobrevivir en la batalla que les deparará el destino.

    No era necesario que ella dijera nada más, el varón comprendió a lo que se refería y era impresionante lo sagaz que era al percatarse de eso con solo mirarlos una vez. Después de todo, era la primera vez que los veía a ambos. Caminaron hacia el fondo de la mansión donde se detuvieron en una puerta que llevaba al sótano.

    —Brad —llamó al muchacho para que se acercara y cuando lo hizo, Amber continuó—: Dentro de esta habitación se encuentran un White. Te lo enseñaré, después de todo necesitarás conocerlos porque los atraparás.

    —¿Quiere que vaya por Atur? —preguntó el castaño con intención de girarse e ir por el rubio.

    —No. No lo hagas —Amber lo detuvo.

    —Pero él…

    —Si él no quiere aprender ni tomar las reglas impuestas por mí, me niego a entrenar a alguien así.

    —Creí que usted entrenaba por pareja.

    —Así era, pero al ver la actitud de él, cambié de opinión. No se le puede obligar a alguien a hacer algo que no quiere, así que, no le enseñaré nada.

    Brad no evitó entristecerse un poco porque recordaba lo ansioso que el rubio estaba durante el viaje. A Amber se le veía muy estricta, así que no quiso seguir con el tema. Así que, bajando por las escaleras se encaminaron hacia el sótano. Cada grada que bajaba sus ansias y curiosidad aumentaba. Por fin conocería a los susodichos White; aquellas criaturas que estaba destinado a cazar.

    Lo primero que le impresionó de aquella habitación fue que estaba reforzada de lo que parecía paredes de metal, era grande, quizá mucho más grande que la sala de bienvenida. Pese a la inmensidad, el cuarto estaba completamente vacío, tan solo habían siete columnas de medio metro de altura, arriba de éstas unas jaulas. No había nada más. Brad pensó que aquel sótano en realidad no era un sótano cualquiera.

    Amber lo guió hasta la primera columnas, allí, en la jaula estaba ocupada por una extraña criatura. Brad se sorprendió al ver a un pequeño animal que parecía dormido.

    —¿Eso es… un White? —preguntó, sin evitar escucharse algo decepcionado.

    En realidad estaba sorprendido por ver a esa rara criatura porque en su vida había visto una, pero no evitó sentirse algo desilusionado ante el aspecto de la bestia. La apariencia de los White era muy ¿adorable? ¿Nada intimidante? Era una bolita peluda color blancas y midiendo no más de 25 centímetros. Solo era eso, no había algo más increíble que lo que veía. ¿En verdad los White eran una amenaza para los Poewo?

    —Aunque no lo parezcan, y lo dudes, ellos pueden ayudarnos a detener a los Poewo —comentó Edwin.

    —La verdad no puedo imaginar cómo puedan hacerle frente a los Poewo —mencionó Irik buscando la mirada de Amber—. ¿Evolucionan a algo más poderoso? ¿Tienen una mordida letal que solo daña a los Poewo?

    —No. No es eso...

    —Entonces deberán morder a los humanos y los convierten en mutantes más poderosos y ágiles que los Poewo.

    —Brad, en serio, ¿de dónde sacas esas locas ideas? —cuestionó Edwin impresionado por la imaginación del joven.

    —Tienes una gran imaginación —dijo Amber—. Y en realidad, a mí también me gustaría saber que es lo que pueden hacer contra esos extraterrestres —admitió.

    —¿Tampoco usted lo sabe?

    Ella negó. Ahora los dos miraron a Edwin, esperando la ansiada respuesta.

    —Me encantaría explicarles los detalles, no obstante, me temo que es complicado de explicar. Pero les aseguro que los Poewo les tienen miedo, aunque no precisamente en está forma.

    —Entonces, sí tienen otra forma —susurró Brad.

    —Sí. Podríamos decir que lo que ven ahora es la larva o el gusano de un animal mucho más poderoso. Para que puedan hacer metamorfosis necesitan alimentarse de una fuente que solo se encuentran en su planeta original.

    La mitad de lo que dijo, Brad no entendió pero le fascino la información, por el otro lado, Amber comprendió a lo que se refería, aunque le quedaba una duda.

    —Si esa fuente solo se encuentra en su planeta, quiere decir que aquí, en la tierra, nunca podrán estar a plenitud.

    —No necesariamente. Verán, esa fuente llegará a la tierra en el año 2035, pero como los White no sobrevivieron hasta ese año, planeamos que cayera en el año 2018 —dejó de explicar una vez notó que los presentes se quedaron mirándolo llenos de confusión. Era lo normal. Era una exposición bastante elaborada para que comprendiera lo dicho—. Lo sé, resulta difícil entenderlo y también explicarlo. Pero resumiendo, reunir a los White ahora, alimentarnos más adelante, nos ayudarán a combatir contra los Poewo cuando ellos lleguen a conquistar y destruir la tierra.

    A ambos les resultaba complejo entender lo que decía (debido al entendimiento actual que tenían sobre la tecnología, que no era mucha), a su vez, Amber era quien tenía un poco más del panorama del que halaba Edwin y la que entendía mejor a lo que se refería. Dejando de lado todo lo anterior, Brad miró al White adormilado y añadió:

    —No se ven tan difíciles de capturar. Me supongo que con el poder de mi Energía los detecte, tal y como lo hago cuando siento a los Zombis, ¿no es verdad? —Buscó la respuesta en los ojos de la mujer, quien no tardó en responder.

    —Una buena manera de ver las cosas, muchacho, eres bastante sagaz. Así que ya has podido sentir el aura de esos monstruos.

    —Nos topamos con algunos de ellos en el viaje que hicimos de L'pot hacia Gram, y puedo notar que usted también se ha enfrentado a ellos.

    —No, en realidad nunca me he topado con ninguno de ellos.

    Brad se sorprendió de tal afirmación.

    —Solo los conozco porque Edwin me advirtió de ellos —continuó ella—, mas nunca he visto uno cara a cara. Y sobre lo de usar la Energía para detectar a los White, la respuesta es no. Es lo contrario, la Energía a mayores rangos provoca que los White te detecten a ti, entran en un modo de alerta y huyen de ti. Añadiendo que se necesita de un alto nivel para hacerlos dormir. Irónico, ¿verdad? Con decirte que yo tarde dos años en capturar éste.

    —¡¿Dos años?!

    —Y estaba apunto de capturar otro, pero en el último minuto, se escapó.

    —Eso no es nada alentador —suspiró Brad al escuchar eso—. Según, tengo que capturar seis más, si calculamos, tardaría doce años en capturarlos a todo. ¡Eso es demasiado tiempo!

    —Yo no creo que te tome tanto tiempo, tal vez solo la mitad.

    Brad sonrió sin gracia.

    —Sigue siendo nada alentador.

    —No me vengas a decir que ahora te has arrepentido de tu misión —habló Edwin.

    —No, no es eso… es solo que, seis o doce años es mucho tiempo. Si solo fuera ese el caso, el de capturarlos, no sería el problema…

    —Tienes miedo de enfrentarte a los Poewo, ¿cierto? —terminó ella por él. No era necesario que dijera nada.

    —No creo poder enfrentarme a ellos —reconoció Brad.

    —Por eso mismo te voy a entrenar, para que puedas hacerlo.

    —No me veo con el suficiente potencial para soportar tantos años enfrentándome con esos seres inhumanos.

    —Brad, créeme que tienes el suficiente potencial para hacerlo, mucho más del que crees.

    El joven agradeció internamente el aliento que le daba, pero sabía que solo lo animaba para que no desistiera. Claro que no abandonaría, nunca pensó en rendirse, pero él era consciente de su propia debilidad. No le tenía miedo al dolor, él ya había sentido el peor de los dolores; tanto físico como emocional. A lo que temía era al no estar a la altura de las expectativas de ellos. De Edwin. De Amber. Del mismo Atur.

    ¡Vamos, ponte de pie, Brad! ¿Crees que hemos terminado y que es la hora de descansar?! ¡Levántate!”

    Esas duras palabras de su padre cruzaron en su mente, se entristeció. Si estuviera vivo, ¿qué le diría? ¿Qué pensaría de él?

    —Aunque es cierto que te puede tomar años en capturarlo sin la ayuda de alguien —continuó la mujer—, tampoco quiero que piensas que durante todos estos años me he limitado solo a fortalecer mi Energía y de capturar solo a ese White. He elaborado un plan para capturarlos en poco tiempo. Sin embargo, antes que todo, lo más importante es comenzar con el entrenamiento. Eso es lo primordial. Ahora es tarde, y sé que tuvieron un viaje muy largo para llegar hasta aquí, así que descansemos por ahora. El entrenamiento comenzará mañana a primera hora.

    El joven castaño asintió y luego los tres subieron al primer piso, a mitad de camino se encontraron con Atur, y aunque pareció estar perdido, no dijo nada y se acercó a la dueña.

    —Que sorpresa verte aquí adentro —comentó Amber con total seriedad—. Espero que tu intromisión tenga un motivo válido. ¿A qué se debe tu presencia, joven Arturo?

    Atur frunció el ceño pero mantuvo la compostura.

    —Mire, no solo he venido desde muy lejos para verla, he esperado casi toda mi vida por ser entrenado por el maestro Amre, no pienso solo irme de aquí...

    —¿Tu arrepentimiento es sincero? ¿No te molesta que quien te entrene sea una mujer? —preguntó arqueando la ceja, expectativa a la respuesta que daría el rubio.

    —Me tomó por sorpresa saber que el maestro Amre, a quien admiraba ciegamente, fuera una mujer —Miró con seriedad a Edwin, quien solo sonrió—, eso es todo. Da igual quien sea, si me puede enseñar a ser mejor y más fuerte, qué importa que sea. Y sí, acepto tomar su entrenamiento básico, pero con una condición —dirigió su vista a Brad—. No quiero entrenar a su lado.

    —¿Por qué no, Arturo? ¿Por qué no quieres entrenar con él?

    —Porque él…

    Ni el mismo lo sabía. O mejor dicho, sí, sabía la razón y era porque comenzó a tenerle envidia. A Brad, un simple forastero que llegó de la nada, se le había contado cosas que a él no. Le molestó que Brad pudiera superar el tiempo que tardó él en hacer algo. ¿Por qué tenían que existir personas que con tal facilidad y sin esfuerzo alguno superaba a los demás que si se esforzaban? La vida era injusta.

    —Porque él solo me entorpecerá...

    Atur guardó silencio al ver que Amber acortó distancia entre ambos. Arqueó la ceja al tenerla muy cerca de él, tan solo siendo separados por escasos centímetros. Y cuando Amber sonrió, Atur comprendió sus verdaderas intenciones, sintió el aura amenazante de ella, y como mero instinto de supervivencia, Atur dio un paso hacía atrás cuando ella levantó su mano a la altura de su hombro, poco después sintió una extraña sensación recorrer por todo su cuerpo, y para cuando se dio cuenta de lo que sucedió, ya se encontraba arrodillado en el suelo, ahora era él quien la miraba desde abajo.

    El maestro Amre lo había doblegado completamente. Amber, desde la altura, lo miró con severidad al decirle:

    —Cuando seas capaz de derrotarme, seguiremos tus reglas. ¿Comprendido?

    Atur se quedó plantado, arrodillado, completamente anonadado intentando descifrar lo que había ocurrido. Por alguna extraña razón su pecho se estrujó y se había puesto nervioso mientras sentía un escalofrío al recordar aquella mirada. Esa mirada que lo dejó, literalmente, sin aliento. ¿Qué había sido aquello? Sintió una opresión que nunca había sentido. ¿Acaso había utilizado la Energía para hacerle algo?

    Se llevó la mano al hombro, le dolía, no era un dolor fuerte e insoportable, más bien se trataba de uno molesto. Luego levantó su vista para ver como ella le ordenaba a Edwin que les enseñara sus habitaciones, por esa noche dormirían allí, pero las demás lo harían afuera, en la intemperie.

    Arturo quedó anonadado a la vez que le quedó una cosa bien clara, la mujer se imponía, y no le quedó duda de que, Amber Reza, era un verdadero maestro en el control de Energía. Debía reconocer que sabía lo que hacía y que aprendería mucho de ella si la escuchaba.

    Por primera vez desde hace años, estaría dispuesto a dar su brazo a torcer. Valdría la pena hacerlo.



    Fin del capítulo.
     
    Última edición: 3 Diciembre 2022
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  18.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Tú!!! Tú!!! Mujeeerrrrrr! Que te mato, ¿lees bien?, te mato ò.ó ¿Me hiciste esperar 6 capítulos (más prólogo) para conocer qué eran los White, ¡para esto!? Esto es... ¿por qué me las imagino simples bolitas peludas? ¬¬ Ay, no puede ser; más razón no te doy. Me decepcioné :mad: Comprendo que su función es indispensable, ya que ellos dentendrán a los Poewo, mas me gustaría una imagen más detallada de su capacidad. Digo, para que sean tan difíciles de atrapar es porque, oye, algo más que ser una bolita ruidos, rebelde y con pelos deben cumplir. Pero en fin, espero que me sorprendas, aunque eso es un don en ti.

    ¿Qué más puedo decir de este capítulo? No fue demasiado largo. Eso sí, la conversación entre Edwin y Amber con respecto a los nuevos pupilos me mató XD Que si del poder, que si de la personalidad, que si del carácter, que si de la energía, lol, divertido. Nada, espero ansiosa el próximo capítulo que espero esté lleno de problemas para Atur y Brad que ya empieza el verdadero entrenamiento y algo me dice que será nada sencillo. Me despido sin más y te me cuidas.

    Hasta otra.
     
  19.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Oh, cielos, pero qué cosa son los White. No sé qué esperaba, jajaja, algunos entes trípodes, o alguna especie de pigmeos, o gigantes o qué se yo, pero no otra versión de los gums... okey, no. Los Gums son más grandes y tienen muchos ojos y son calvos *w*... pero son redonditos, jajajaja. Lo que sí me sorprendió es toda esa mega actividad que tienen y para que a la master le haya tomado dos años capturarlo, quiere decir que son sumamente difíciles de atrapar. Concuerdo con Brad, le tomará toda su vida. Y ¿quieres saber algo? Ya me enamoré de estas criaturitas. Quiero saber qué más hacen y qué papel desempeñan en la historia XD.

    Aunque no sé, tiene la ventaja de su energía, espero que esta le ayude mucho al momento de capturarlos XD además de que lo protege de ese odio que los White les tienen a los humanos, que por cierto, me gustaría saber por qué razón los odian. ¿Existe una razón o no?

    También me divirtió mucho esa plática al principio entre la master y Edwin, jajaja.

    Espero leer el próximo capítulo. Este me pareció genial, tanto por la historia, como por corto :p

    Abrazos
     
  20. Threadmarks: Capítulo 7.- Entrenamiento; fortalecer algo más que Energía
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Capítulo 7
    Entrenamiento; fortalecer algo más que Energía


    La señora Irik era una mujer muy amable, por el contrario, el señor no lo era tanto. Él era un hombre muy duro y muy severo con Brad, su único hijo. Desde que tiene memoria, a Brad siempre lo trató con voz y mano dura. Desde niño, lo obligaba a levantarse temprano, le enseñó a defenderse y atacar. Aquellas prácticas no eran lo inconveniente, en realidad, saber defenderse siempre era bueno, el verdadero problema era lo estricto que resultaba ser su padre.

    —¡Levántate! —le ordenó con seriedad mientras al pequeño Brad de ocho años, desde el suelo, miraba a su progenitor, firme y con los brazos cruzados.

    Desde su posición, se limpió el hilo de baba que recorría desde su labio hasta la barbilla. La patada que le había proporcionado su padre le había sacado todo el aire. Ya no quería estar ahí. Ya no quería luchar, pero tenía mucho miedo de decírselo a aquel hombre.

    —Brad —El cuerpo del joven se tensó al escucharlo, era inevitable no hacerlo cada vez que lo oía pronunciar su nombre—, respóndeme, ¿qué harías si algún malhechor viene cuando yo no esté aquí, y se más fuerte que tú; dejarías que robara o que dañará a tu madre? ¡¿Dejarías que violaran a tu propia madre frente tus ojos?!

    Brad levantó la vista empapado de miedo ante lo dicho.

    —No, claro que no —respondió, con firmeza. De algo estaba seguro y era el de proteger a su amada madre.

    —Pues entonces levántate y demuéstralo. ¡Demuéstrame que en verdad puedo dejarte a cargo!

    Después de cada entrenamiento al llegar a casa, su madre lo veía golpeado y con moretones, al principió se preocupa y le preguntaba cómo se había lastimado, él, para no preocuparla, le mentía diciéndole que era porque jugaba con los niños del pueblo.

    —Deberías tener más cuidado, cariño —decía ella—, no me gusta que juegues cosas peligrosas.

    Lo intentaré”, recordaba que le respondía eso, “pero no lo prometo”.

    Su madre siempre fue muy amable. Su padre era duro. Al final, nunca supo si sus esfuerzos de darle gusto dieran resultados.

    Brad abrió los ojos, su reloj interno lo había levantado de nuevo, eran las seis de la mañana. Afuera a penas los rayos del sol empezaba a iluminar. Salió de la cama y se preparó para el día que le esperaba, mentalizándose para el entrenamiento que le esperaba. ¿Qué clase de entrenamiento le esperaría a Atur y a él?

    Una vez Amre se levantó, desayunaron algo y antes de siquiera digerir la comida, ella les dijo que se prepararan porque saldrían a cierto lugar. No les dijo a dónde a pesar de la insistencia de ellos.

    En el camino, Brad desvió la vista para ver como Atur se tocaba el hombro y movía el brazo; llevaba haciendo eso desde que se levantaron.

    —¿Estás bien? —preguntó—. ¿Te duele el brazo o algo así?

    —¿Y estar bien te beneficiaría en…?

    Brad entrecerró los ojos. Estaba intentando ser amable con él, quien sería su compañero, pero Atur no ayudaba en nada. Una hora transcurrió hasta que por fin llegaron a su destino. No había nada. Se mirara por donde se mirara no había nada más que tierra y uno que otro árbol que estaban separados varios metros entre sí. Lo único destacable era la enorme pared rocosa que había a su frente.

    —Niños, admiren lo que será su primer entrenamiento —soltó Amber acercándose a la pared rocosa y palmearla con una sonrisa jubilosa.

    —¿Eh? —Atur torció la boca—. Déjate de bromas, ¿qué se supone que tenemos que hacer? ¿Escalarla?

    Ella no dijo nada, mas respondió ampliando su sonrisa.

    —¿En serio? —preguntó incrédulo, Atur.

    —Su meta será llegar a la cima, sin utilizar ningún tipo de instrumento para escalar… ah, y antes de que se me olvide, no comerán nada hasta que puedan llegar arriba, ¿comprendieron?

    Atur bufó mientras Brad admiraba la altura, desconocía la altura pero calculaba de entre veinticinco y treinta y cinco metros. Era muy alta. Sería un gran reto. Poco después, Edwin y Amber se fueron de ahí, dejándolos solos.

    —¿Tienes alguna idea de cómo subir? —preguntó Brad, interesado en la respuesta de su compañero. Estaba dispuesto a conversar y discutir.

    —No sé tú, pero yo voy a escalarla y ya —respondió—. Por eso decía que yo no necesitaba entrenamiento básico. Ella ignora completamente que yo sé usar Energía. Ya verá cuando en unos cuantos minutos este arriba. Se dará cuenta lo equivocada que está y no tendrá más opción que pasarme al otro nivel.

    —Te escuchas muy confiado.

    —Puede que para un novato escalar esta pared sea difícil, pero olvidad que yo ya puedo endurecer la tierra.

    Atur estaba dispuesto a escalarla, pero antes calentó un poco estirando sus piernas, masajeando sus muñecas, palmas y dedos. Brad recordó lo que le había enseñado días pasados y asintió comprendiendo lo que iba a hacer. Atur Stan era una persona complicada de tratar, pero debía admitir que era muy inteligente y sabía muchas cosas.

    Por el contrario, como había dicho su compañero, a él le sería más difícil intentar escalarla porque nunca había utilizado su Energía por mucho tiempo. Comenzó a calentar también al momento que pensaba en cómo podía subirla y llegar a la cima en una pieza.

    Un par de minutos después, Atur empezó a subir poco a poco, utilizando si Energía.

    —¡Oye! —gritó el rubio, y en son de burla preguntó—: ¿No piensas subir? Ya escuchaste a la mujer, no comerás nada hasta que llegues a la cima.

    —¡Aún no estoy listo!

    Prefería esperar un poco, a diferencia de Stan, él sabía que su cuerpo no resistiría y se cansaría a los quince metros.

    Mientras tanto, en la cima, Amber y Edwin se mantenían sentados cómodamente en unas sillas plegables, debajo de una enorme sombrilla que los cubría de los rayos del sol. Los dos adultos parecían estar en un día más de playa.

    —¿Qué pasa, Edwin? —preguntó ella llena de curiosidad al notar que Edwin rio por lo bajo.

    —Mi joven señor ya comenzó a subir, ¡y mire! Que lo está haciendo con todo su empeño y para nada mal. Su determinación más que nada se basa en demostrarle a usted de lo que es capaz.

    Edwin la miró de reojo para ver como Amber sonreía divertida al imaginarse a Atur diciendo eso.

    —¿Y qué me dices de Irik? ¿En qué está pensando ese joven? —preguntó.

    —En la manera correcta de escalar. Conoce sus limitaciones. Ah, un observador innato, sin duda, está analizando la mejor manera de subir sin usar mucha Energía mientras observa al joven amo. Ese muchacho aprende rápido.

    —Perfecto —suelta mientras se pone de pie—. Me encantaría ver la cara que Arturo pondrá cuando se de cuenta de la verdadera finalidad de este entrenamiento. No podemos dejar que termine tan rápido, tiene que aprender que a veces no se puede ganar sin ayuda.

    Como si las últimas palabras fueran el permiso que necesitaba Edwin, también se puso de pie, se encaminó hacia donde había varios botes llenos de tierra, piedras y grava, tomó uno de ellos y acercándose al borde, se colocó exactamente donde se localizaba Atur. Entretanto, Atur, quien subió poco más de cinco metros de altura, sus labios dibujaban de vez en cuando algunas muecas de molestar porque desde esa mañana sentía una molestia en su hombro derecho.

    Desde que comenzó a escalar se dio cuenta de la poca Energía que fluía en ese brazo, provocando que se esforzara un poco más de lo habitual. Si no fuera por ese malestar, para ese tiempo, ya hubiera escalado el doble.

    “¿Qué me habrá hecho esa bruja?” pensó al recordar que desde que ella lo tocó ayer, a sentido ese malestar. Levantó la vista para ver cuanto le faltaba, encontrándose con la nada grata sorpresa de que un montón de tierra, grava y piedras caían desde arriba.

    Aquello lo tomó por sorpresa, intentó esquivarlos sin resultados favorables, fue retrocediendo hasta que perdió el equilibrio y bajó mucho, y cuando creía que había terminado, dispuesto a continuar, le llovió otro montón de tierra y grava. Se soltó y cayó al suelo.

    —Esa mujer… —dijo entre dientes mientras se ponía de pie y escupía las piedras que tragó.

    —¿Te encuentras bien? —se apresuró a preguntar Brad a su auxilio. Obviamente no recibió contestación por su parte. Levantó la vista para añadir—: Qué extraño, la pared está un poco curvada en esa parte, sería complicado saber la localización exacta, ¿cómo supieron tu posición?

    Edwin” pensó Atur frunciendo el ceño. No le sería tan fácil llegar a la cima como lo creyó minutos atrás.

    —No mencionaron nada de eso —susurró el rubio volviendo a intentar escalar el muro—. Ese Edwin, ¡no! Esa mujer es una…

    —Más respeto para tus mayores —musitó Edwin, desde su posición.

    —¿Y? ¿Cuál fue su reacción?

    —Por lo menos se dio cuenta que no le será tan sencillo llegar hasta aquí. Quizá no le tome tanto descubrir el verdadero objetivo de la prueba —decía al momento que volviendo a tomar uno de los botes, se encaminaba a la posición donde estaba Stan, y vaciaba el contenido hacia el joven—. Ya se dio cuenta que tras pasar los cinco metros le caerá grava del cielo.

    La mujer rio realmente divertida al imaginarse el rostro de Atur lleno de exasperación al ver que de nuevo Edwin vaciaba otro balde.

    —Me preguntó cuándo desistirá en subir mi joven señor —se cuestionó el varón volviendo a tomar otro bote para hacer lo mismo que con los anteriores.

    ¿Pensaba que iba a ser simple? ¡Qué ingenuo era! Ahora era entrenado por el mismísimo Amre.

    —¡Maldita sea! —soltó Atur—. ¡Deja de ser un entrometido, Edwin! —comenzaba a sentirse cansado, demostrándolo su respiración entrecortada.

    ¿Cuantas veces había caído? ¿Cinco? Quizá esa era ya la sexta vez. Se le había cruzado a la mente el intentar subir hasta que Rules se quedara sin botes que arrojarle. Lo malo era que no sabía cuántos había ni mucho menos si resistiría a cinco o diez más. Se viró para ver como Brad estaba plantado en el mismo lugar, tan solo observando lo alto de la pared, se molestó ante su postura. Si el también intentara escalar la posibilidad de terminar con esos botes sería más rápida.

    —Atur —Brad llamó su atención deteniéndolo antes de que volviera a escalar.

    —¿Ahora qué quieres?

    —Hay algo que me tiene preocupado, algo sobre Edwin.

    —¿Y qué es? ¡Suéltalo de una vez! No tengo tiempo que perder.

    —Tú lo conoces de años, ¿verdad? Yo apenas lo conozco hace poco, pero noté algo, ¿él lee las mentes? O sea, ¿puede saber lo que uno está pensando?

    —Sí, él hace eso —respondió cortante.

    Brad sonrió entre asombrado y asustado.

    —Ahora entiendo por qué sabe tu posición, me supongo que para él es como si estuviéramos hablando normalmente. Sabes, creo que la mejor manera de subir es dejar la mente en blanco…

    —¿Y tú qué crees que he estado haciendo?, ¿perder el tiempo? —lo interrumpió Stan, irritado—. Pero es difícil hacerlo. Por eso mejor decidí obligar a Ed que termine esos malditos botes —Levantó la vista y chistó molesto.

    —Sé que es muy complicado dejar de pensar, imposible me atrevería a decir —opinó el castaño mirando un punto especifico—. Por esa razón se me ocurrió una forma de conseguirlo.

    Para ese punto Atur se mostró interesado en lo que exponía Brad. Sé preguntó que sería eso.

    —Hablar —continuó—. Cuando uno está hablando en realidad no piensa. Será complicado pero puede funcionar si lo intentamos.

    Atur se sorprendió ante tal descubrimiento. Por lo visto no había estado perdiendo el tiempo, debía reconocer que el chico a su lado era más inteligente de lo que pensó. No obstante, nunca lo admitiría.

    —¿De verdad piensas que eso va a funcionar? Ja, ¿crees que esa mujer lo dejará tan fácil? Si no recuerdas ella mencionó que puede sentir cuando alguien tiene o usa Energía.

    Brad asintió dándole toda la razón. No obstante, también pensó en ese detalle.

    —Nuestros verdaderos enemigos son esa combinación. Mente y cuerpo —Luego apuntó algunas zonas de la pared, y continuó—: Estuve observando y me di cuenta que hay muchos agujeros por toda la pared. Lo que podemos hacer es escalar con normalidad, sin usar Energía, y solo utilizarla cuando sea necesaria.

    —Ya veo —razonó Stan viendo aquellos puntos. Tenía razón, no había detallado en esa irregularidad—, sería una forma de ahorrarla y así no nos agotaremos innecesariamente.

    Con aquel plan ambos comenzaron a escalar la pared. Parecía sencillo y simple, pero la realidad era otra, como no utilizaban su poder no podían escalar más rápido, tardarían mucho más, mas eso era lo de menos. Lo más complicado era hablar lo necesario y evitar pensar, por lo que de forma automática respondían con un “oh, sí” “qué bien” “Mmm, bueno”. Sin embargo, valió la pena, ya que habían rebasado los cinco metros de altura, estaban entrando a los diez. Brad hablaba sobre la forma en que conoció a Edwin y lo que le propuso, por el contrario, Atur solo se quejaba mientras comentaba una que otra anécdota de lo que hacía Rules que realmente lo molestaba.

    Mientras eso ocurría, en la parte de arriba, Edwin tomó asiento bajo la sombra del paraguas, sonrió al percatarse que no había mucho movimiento.

    —Al parecer encontraron la forma de subir los dos —mencionó el varón.

    —No siento la Energía de Brad —comentó ella—. La de Arturo es leve; se le dificulta ocultarla del todo.

    —Al igual que sus pensamientos —añadió Edwin—. Brad tiene más control. Mi señor piensa cosas de forma efímera.

    —Le falta más auto-control.

    A Amber le preocupaba mucho más el comportamiento de Atur que el de Irik. Era urgente que aprendiera humildad. Ella se recargó en el respaldo y sin evitarlo dejó salir un suspiro, Edwin la miró de reojo y preguntó ante su semblante decaído.

    —¿Le sucede algo?

    Como ya se confirmó, a pesar de que Edwin puede leer la mente, solo lo hacía en ocasiones porque respeta los pensamientos íntimos de las personas. Amber tardó en contestar, quizá dudando un poco si hablar o no, al final decidió preguntarle:

    —¿Has ido a verlo?

    —¿A Eduardo? —Él ya se imaginaba, sin necesidad de leerle la mente, que en ese momento Eduardo estaba en sus pensamientos—. Fui a verlo el mes pasado. Está perfectamente bien. Ah lo viera, es un joven que ha crecido mucho. Ya es todo un hombre —La miró para terminar con un—: Siempre me pregunta por usted, su madre.

    La tarde estaba transcurriendo. La brisa mañanera había cambiado y el sol estaba en lo más alto del cielo. Era un día perfecto para estar haciendo otras cosas, como disfrutar de algo que había perdido hacia más de dieciochos años atrás.

    —Me lo imagino —susurró al viento, mirando hacia el horizonte—, el mes que viene cumplirá los dieciocho años. Dieciocho años —repitió. Ya habían pasado dieciocho años desde aquella tragedia. El tiempo si que pasaba volando—. Y cuando pregunta por mí, ¿qué le dices?

    —Que está muy ocupada —Tras un silencio incómodo, continuó—: Quiere mucho a sus padres adoptivos, los aprecia y está muy agradecido con ellos, pero siempre recuerda a su madre, quiere verla y conocerla.

    —Ya veo —No evita dibujar una sonrisa en su rostro—, me alegra escuchar eso —Poco después su rostro se torna sombrío al reconocer algo que por noches no la dejan dormir; le atormentaba aquellos dos grandes sacrificios que hizo—: Son una terrible..., ¡no! Soy una pésima madre.

    Edwin admiraba aquella humana en especial, porque era una mujer muy fuerte y firme a su palabra a pesar de que sus sentimientos humanos la embargaran; le hicieran sentir miserable. A pesar de ello, ahí estaba, dispuesta a enseñarles a Brad y a Atur a controlar su Energía.

    —No diga eso —dijo en son de animarla—. Ha trabajado duro durante todos estos años, no a perdido el tiempo, si es que lo cree así. No solo ha aprendido el control de la Energía, también a investigado sobre los White, así que… lo siento tanto —soltó porque si había alguien que hizo que su vida cambiara por completo, fue precisamente él.

    Cuando se presentó ante ella, Amber nunca se imaginó que su vida cambiaría drásticamente, pero ella lo sabía. Estaba consciente que para evitar que más personas sufrieran lo que ella pasó, debía reunir a los White y para ello necesitaba entrenar a Brad Irik y a Arturo, porque entendió (porque al principio se negó) que solo con su ayuda, podía hacerlo.

    —No entiendo por qué te disculpas —dijo poniéndose de pie y acercándose hacia los botes de grava—, yo debería disculparme por pedirte ser niñera.

    Rules rio al comentario.

    —No se preocupe, a decir verdad, tanto mi señor como a Eduardo ya los considero parte de mi propia familia.

    —¿Así? ¿Algún favorito? —preguntó divertida.

    —Ah pues el que me ha sacado canas…

    —Al que sacaremos canas, dirás —dijo ella al acercarse a la orilla y tirar toda las piedrecillas, claro, sin tirarlas directamente a ellos pues sabía que estaban ya a mucha altura. Lo último que deseaba era dañarlos, pero sí los haría batallar un poco antes de que lleguen a la meta—. Está decidido. Le enseñaré a Arturo auto-control y a Brad coraje.

    Los minutos se transformaron en horas y no fue casi al ponerse el sol que ambos jóvenes por fin llegaron a la cima. Edwin los ayudó a subir lo último porque estaban muy agotados. Una vez sintieron estar en suelo sólido, se recostaron sin pestañear, respirando con frenesí como si fuera la primera vez que lo hacían tras aguantar la respiración por mucho tiempo, con toda la cabeza blanca por la tierra, tosiendo tierra tanto por la boca como por la nariz. Sus brazos y piernas temblaban fuera de control. Estaban exhaustos.

    —Es-to va a do-ler —dijo entre risas Brad, vio como sus manos temblaban como gelatina.

    —¿Alguna queja, Atur? —cuestionó la mujer, acercándose a él.

    “Sí” pensó, pero no tenía fuerzas para discutir así que se limitó a cerrar los ojos para no verla.

    —Mis felicitaciones por superar la primera prueba, ¿están listos para la siguiente fase?

    “No” pensó Brad, no tenía la suficiente energía para continuar.

    Amber los miró detenidamente. Quedó satisfecha ante el resultado. Lograron concluirla en ese mismo día.

    —Mañana continuaremos con la siguiente prueba, por hoy es suficiente. Así que coman, dense un buen baño y descansen —les dijo.

    —Por cierto —no se hizo esperar Atur cuando se calmó un poco—, nunca dijeron que iban a arrojar cosas, ¿qué hubiera pasado si alguien hubiera muerto? ¿Eh? ¿A eso llaman prueba? Pues que mediocridad.

    —Eso también era parte de la prueba —Les hizo saber Amber—. Si morían solo significaba que no servían para ésto. Pero miren, están vivos, felicidades.

    Se retiró sin decir más.

    Por supuesto que tuvo cuidado de que no se lastimaran, fue cuidadosa y ya sabiendo que en el ámbito de Energía los dos sí podían escalar sin contratiempo, confió en ellos. Sin embargo, el verdadero objetivo de la prueba era que Brad y Atur trabajaran en equipo porque para poder capturar a los White, se necesitaba sí o sí un compañero.

    Ella tardó años en conseguir un solo White por la falta de un ayudante.

    En realidad, el objetivo de ella era, además de enseñarles a dominar mejor la Energía, enseñarles a trabajar en equipo. Fortalecer su relación de equipo.



    Fin del capítulo
     
    Última edición: 3 Diciembre 2022
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