The last of them

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Manuvalk, 31 Enero 2014.

  1.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
    Miembro desde:
    14 Diciembre 2013
    Mensajes:
    688
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    1068
    Capítulo 10 (Final Temporada): Esto es la Guerra

    El coche que cojímos no tenía mucha gasolina. Asi que tuvímos que parar, Agustín y Michelle fueron a por combustible de los coches que estaban por la carretera. Amy despertó.

    — ¿Como estas? — Dije.
    — Mejor que antes. ¿Y Agustín? ¿Ha muerto?
    — No, no, tranquila. Esta bien. Ha ido con Michelle a por gasolína. — Respondí.

    Justo en ese momento caí al suelo, inconsciente.
    Al despertar, estabamos en la autopista, y el coche paró. Agustín, que estaba al volante, bajó la ventanílla. Yo escuché atentamente:

    — Buenos días. ¿Que haceis aquí? — Preguntó alguién desconocido.
    — Venímos a Cuidad de los Vivos. Queremos entrar, y...bueno, vivír ahí. — Respondió Agustín, un tanto confuso, supogo que por la pregunta de aquel hombre.

    Aquel hombre giró la cabeza, y hizo un gesto de "si".

    — Esta bien. Bienvenidos a Cuidad de los Vivos. Pasad. — Dijo aquel hombre.

    Lo siguiente que pude observar, fue una gran muralla, hecha de piedra, y objetos metálicos. Cuando desperté, estaba en una camilla, en un lugár con mucha lúz. Vino una mujer.

    — Hola, soy la doctora. Cuando quiera puede levantarse. — Me dijo aquella mujer, que desprendía un olor a hospitál.

    Cuando se fue, levanté la cabeza. La sala estába vacía. Tenía ropa limpia a un lado de la cama, y al otro lado, una botella de agua. Dí un trago y me puse la ropa. Cuando salí de la sala, mi rostro esbozó una expresión de alegría. Era un hospitál, con gente, gente viva. Ví que el ascensor funcionaba, y fui a cojerlo. Cuando salí del hospitál, estaban Agus, Amy, Michelle y mi hija en sus brazos, junto 3 militares. Saludé a los mios.

    — Manu, quieren hablar con todos. Saber que hemos pasado, nuestros datos, etc. — Me dijo Agustín.

    Me acerqué a los militares.

    — Buenos días señor...
    — Manu, llamemé Manu. — Le dije al militar del medio.
    — Esta bien, suban, os llevaremos al interrogatorio. — Dijo uno de los miltares, abriendonos el camino.

    Todos accedímos, y mientras caminabamos hacía aquel vehículo militar, miré a mí alrededor. Era una gran cuidad, con edificios, rascacielos, policía, etc. Parecía que los muertos nunca habían existido. Subímos al vehículo. Traspasamos varias calles hasta llegár a lo que parecía ser un ayuntamiento. Bajamos del coche.

    — ¿Has visto esto? — Me dijo Michelle, con una sonrisa.
    — Si, es enorme. — Respondí, devolviendole la sonrisa.

    Agustín me guiño el ojo, mientras cojía a Amy por la cintura. Cuando entramos, subímos varias escaleras, hasta llegár a un gran pasíllo. Los militares nos abrieron la puerta. Al entrar vímos a una persona mayor sentada y 2 militares custodiandole. El hombre nos recibió con alegría.

    — Bienvenidos a Cuidad de los Vivos. — Nos dijo aquel hombre.

    Nosotros le devolvímos el saludo.

    — Gracias. — Respondímos.

    Aquel hombre mando fuera del despacho a los 2 militares que le custodiaban, y ellos accedieron.

    — Veo que es ustéd quien manda. — Dije.
    — Así es, así que contestad bien y sereis parte de Cuidad de los Vivos. — Me respondió.

    Nosotros accedímos.

    — Pregunte. — Dijo Amy.

    Aquel hombre, se levantó de la silla, nos ofreció sentarnos y nos ofreció una taza de té, a la que Michelle y Agustín rechazó, de forma amable, y yo y Amy aceptamos a tomarla. El hombre habló.

    — Aquí va la primera pregunta. Sed sinceros.
    — Esta bien. — Respondí.

    Aquel hombre dió un trago de su té.

    — ¿Sabeis matar infectados? — Dijo.
    — Obviamente, hemos matado a muchos. — Dije, por el resto.

    Aquel hombre me miró.

    — Veo que tú eres el líder. — Me dijo.

    A lo que yo respondí, moviendo la cabeza.

    — Segunda pregunta. ¿Habeis asesinado?
    — Si, todos. — Dije.
    — ¿Porqué? — Insistió aquel hombre.
    — Porque ellos querían matarnos. — Le respondí, mirandole fijamente.
    — Entiendo. Esta bien. Os doy el papel donde pone las normas, y os ireis al hotel. Venid mañana y os asigno una casa en la que vivir. Bienvenidos, otra vez. — Dijo aquel hombre, que por lo que ponía en la chapa de su chaqueta, se llamaba Mr. Johnson.

    Nosotros aceptamos. Estabamos contentos de poder empezár de nuevo. Nos dió un papel a cada uno. Ponía lo siguiente:

    (Normas del nuevo ordén mundial, normas de Cuidad de los Vivos)


    1- El asesinato, la corrupción, y la mentira serán castigados con una pena (depende de cuál de los tres delítos se cometa)
    1.1- Asesinato: Pena de muerte.
    1.2- Corrupción: Exilio.
    1.3- Mentira: 2 semanas en la carcél.

    2- Cada persona será asignada a un trabajo, cuál trabajo será según sus habilidádes y cualidades. Si se rechaza trabajar, será penalizado con 2 semanas de ser el cebo de los muertos.

    3- Cualquier insulto, vacilación o desobedecer una ordén (de policía, militar o persidente) será castigado con:
    3.1- Insulto: 1 semana en la carcél.
    3.2- Vacilación: Cebo para muertos.
    3.3- Desobedecer una Ordén: Exilio.


    4- Hacer cosas que pongan en peligro a la cuidad, serán castigadas con lo que decida la gente de la cuidad.

    5- Cada més habrá elecciones democráticas. Mayores de 16 obligados a votar, sinos, serán castigados con 1 semana en prisión.

    6- Toda la gente tiene derecho para defenderse. Miercoles y Sabados por la tarde tendrán clases de tiro en un campamento militar.

    7- No hay días festivos. No se los tome ustéd. Tenemos que crecer como cuidad, y las fiestas lo relentizan.

    8- Apagar las luces a partir de las 9 de la noche. A las 8 es el toque de queda.

    9- Las armas que lleveis encima serán enviadas al cuartel militar, por si es necesario su uso. Si alguién se niega o roba alguna, penalizádo con pena de muerte. Las necesitamos para sobrevivir, cuantas menos armas, más muertes.

    10- Si cree que falta algo en la cuidad, o que es necesario algo, digalo en el día de las peticiones, todos los Domingos, nosotros estudiaremos las opciones. Disfrute de Cuidad de los Vivos, y, sobreviva.

    Al acabar de leer las normas, todos nos miramos. Era un hogar estricto, pero necesario.




    The Last Of Them Parte 4- Sinopsis próximos 5 capitulos:


    Capítulo 1- El Grán Cambio: El grupo se acomoda en Cuidad de los Vivos.

    Capítulo 2- Lo que es Sentir: Gente nueva se une a nuestro grupo.

    Capítulo 3- Gólpe de Estado Parte 1: Un problema surge en la Cuidad de los Vivos.

    Capítulo 4- Gólpe de Estado Parte 2: El problema empeora en Cuidad de los Vivos.

    Capítulo 5- La Nueva Democrácia: Un grán cambio se avecína.
     
  2.  
    Manuvalk

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    60
     
    Palabras:
    1035
    The Last Of Them Parte 4- Capítulo 1: El Grán Cambio


    (2 años después...)



    La ciudad se convirtió en nuestro hogár. Amy y Agustín se enteraron que perdieron a su hijo, lo que les desilusionó. Yo empezé una relación con Michelle. Mi hija tenía 3 años, que bonita es Emily. Agustín y yo fuimos asignados a formar parte del escuadrón militar. Michelle y Amy fueron asignadas a enseñar a los jovenés como disparar, ya que tenían muy buena punteria. Me hice gran amigo de uno de los militares, llamado Ryan, de mi misma edad. Pronto serían las elecciones, y no sabía a quién votar.

    (La Actualidad...)


    Eran las 6 de la mañana, tenía que ir de reconocimiento fuera de la cuidad, junto Agustín y más soldados. Estaba sentado en la mesa del salón, terminandome el café, cuando escuché un ruido en el ático. Fui a la habitación y ví que Michelle y Emily dormían. Cojí un cuchíllo de cocína (ya que todas las armas estan en la base) y subí las escaleras hacía el ático. Estaba oscuro, y encendí la luz. Entonces pude sentír una respiración fuerte en mí espalda. Rapidamente volteé el cuchíllo y un tipo raro salto sobre mí. Traté de defenderme, pero no pude, me tenía bien cojído.

    — Oye tio, relajaté. Solo vengo a hablar. — Me dijo aquel tipo, que parecía un nínja, todo tapado.
    — ¿Quién cojones eres? — Pregunté, enfadado.

    Aquel hombre me soltó.

    — Me manda el presidente.
    — ¿A por mí? ¿Para qué? — Dije.
    — Que va, es broma, no me manda nadie, vengo aquí algunas noches. — Me dijo, con todo el morro del mundo.
    — ¿¡Que!? — Dije, totalmente perplejo.
    — Shh, calla, que despertarás a tú hija. Y a mi hermana.
    — ¿Tu hermana? ¿Has fumado?

    El tipo se empezó a reir.

    — Michelle, ella es mí hermana. Me toma por muerto, pero no es así. No te puedo decír el nombre, es confidencial. Pero llamamé Cochise. — Dijo.
    — Esta bien, Cochise. Supongamos que Michelle es tu hermana...
    — Que lo es...
    — ¿Porque no vienes civilizadamente y tocas las puerta para venír a verla? — Le dije.
    — Quizás porque la gente me vería, quizás porque soy espía, quizás porq...
    — Mira tio, esta bien, esta bien. Yo me tengo que ir a trabajar. Nos vemos...Cochise. — Le dije, tendiendole la mano.
    — Esta bien, nos vemos. — Dijo Cochise, extendiendome la mano también.

    Cochise picó. Cuando le cojí la mano le dí la vuelta y lo esposé a un candado del ático.

    — ¿¡Que coño haces!?
    — No me fio de tí, Cochise. Por favor, ese nombre se lo pongo yo a mis cereales. — Dije.

    Cochise sonrió, y luego puso cara de serio.

    — Te veo luego, Manu. Ves a buscár a Agus. — Dijo.

    Me giré al instante.

    — ¿Como sabés mí nombre? ¿Y el de mí amigo?
    — Te lo repetiré. SOY ESPÍA.

    Asentí con la cabeza y me fuí. Cuando llegué a casa de Agus escuché gritos. Me pusé en la ventana.

    — ¡Tú sabías muy bien quién era ese tipo! — Dijo Agus, muy cabreado.
    — ¡Pero que no lo conozco! Cada día eres más idiota... — Dijo Amy, llendose del salón.

    Toqué la puerta.

    — Hola Manu, vamonos ya. — Dijo Agustín, triste.
    — ¿Que te pasa tio?
    — Tengo problemas con Amy. ¡Y hoy se me presenta un tipo encapuchado parecido a un nínja de videojuegos tocandole la cara a Amy, que dormía!

    Probablemente era el tipo que vino a mi casa, Cochise.

    — A mi casa también a venído. — Dije, arrancando el coche.

    Agustín me miró.

    — ¿Y? ¿Que pasó?
    — Dice que Michelle es su hermana. Lo tengo atado en el ático. Dijo que su nombre era confidencial, que le llamase Cochise. — Respondí, mientras conducía.
    — Cochise...le tengo cojer a ese tio. Maldito espía.
    — ¿Como sabes que es espía? — Dije, asombrado.
    — El mismo lo dijo, porque me levanté y le pegué con una silla. — Dijo Agus, riendose de lo que dijo.

    Yo también reí. Cuando llegámos a la base, teníamos reunión. Nos sentamos. A mi derecha tenía a Agus y a la izquierda a Ryan. El sargento Harris habló.

    — Hoy voy ha escojer un equipo de reconocimiento que vaya a las afueras de aquí, unos 70 kilómetros apróximadamente. Han sido vistos por exploradores varios grupos de muertos apróximandose aquí. Agustín, Manu, Ryan, Scoot, Ferguson y Jose se dirijirán allí. Eso es todo.

    Todos se levantaron y se fueron excepto nosotros, que fuimos a preparar las armas.

    — Oh tios, como odio ir de reconocimiento. Me gusta más explorador. — Dijo Ferguson, que es un miedica.
    — Dios mío Ferguson, mira a ver si te has cagado en los calzones. — Dijo Ryan, destornillándose de risa, mientras montaba la M4.

    Ferguson calló. Una vez todos preparádos, cojímos un vehículo y fuimos allí. En 4 horas llegámos. Y los vímos. Casi 50 muertos caminando dirección Cuidad de los Vivos. Ryan era el líder de la expedición.

    — Bien chicos, y sabeis el procedimiento. Rapido y silencioso, cojéd los silenciadores. — Dijo Ryan.

    El resto lo equipamos a nuestra arma y disparámos. Cuando de repente alguién se une a la fiesta. Más disparos salén del bosque, matando al resto de muertos.

    — Buenos días, guardía nacional. Vamos a mataros y cojer vuestro equipo. — Dijo un tipo, que iba con más de 3 personas.
    — Por lo menos es sincero. — Dije, mientras nos poníamos en posición de cubierto.

    Estabamos entre la espada y la pared. Ferguson, asustádo, comenzó a disparar, saliendo de su posición.

    — ¡Ferguson, no! — Dijo Agus, mientras veíamos como lo mataban a balas.

    Ryan cojió una granada y la lanzó donde estaban los bandidos, saliendo disparados por el aire. Fuimos a ver a Ferguson.

    — ¿Ferguson tio, estas bien? — Dijo Scott, que no habló en todo el trayecto.
    — Yo yo...me cuesta hablar...ayudadme. — Dijo Ferguson, agonizándo.

    Ryan miró a Scott.

    — Lo siento tio, no va a tardar en morírse. Tiene 2 balas en el toráx. Agus, Manu, aguantad a Scott, voy a acabar con el sufrimiento de Ferguson.

    Yo y Agus cojímos a Scott, que no paraba de gritar.

    — Lo siento Ferguson, has sido valiente. — Dijo Ryan, disparando en la cabeza a Ferguson.

    El reconocimiento nos fue muy mal, cumplímos el objetivo, pero perdímos a uno. Subímos al vehículo y pusímos rumbo a Cuidad de los Vivos.
     
  3.  
    Manuvalk

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    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    764
    Capítulo 2: Lo que es Sentír

    Cuando llegámos a la cuidad nos abrieron las puertas. Al llegár a la base, el sargento Harris nos preguntó.

    — Bien, ¿como ha ido?

    Ryan fue sincero y directo.

    — Ferguson a muerto.

    La cara de Harris y los demás soldados cambiaron drásticamente.

    — ¡Maldita sea! ¡Esto da asco! — Dijo Harris.

    Yo y el resto asentímos la cabeza.

    — Tendrémos que informar a su família y enterrarlo, ¿no? — Dije.
    — Si si, iré yo, que soy el sargento. — Respondió Harris.

    Harris subió a un hammer y se fue de allí con 2 soldados más. Yo cojí un vehículo junto con Agustín, y nos fuimos de allí. Primero dejé a Agustín en su casa, y después fui a la mía. Al entrar, ví a ese tal Cochise hablando con Michelle.

    — ¿Aún sigues aquí? — Dije, mientras le dí un beso a Michelle.
    — ¡Es mi hermano! Pensé que murió... — Dijo Michelle, alegre.
    — Entonces, ¿al finál sois hermanos?
    — Si, memo. — Dijo Cochise. —Bueno Michelle, voy con Manu a pegár una vuelta.
    — ¿Que? Pero si estoy muy can...
    — He dicho, que vamos a dar una vuelta. — Me dijo, guiñandome el ojo.
    — Oh, esta bien, esta bien. — Dije, mientras Cochise se despedía de Michelle.

    Al salír, subímos al coche.

    — Vamos a la parte este de la cuidad. — Dijo.
    — ¿Donde exactamente?
    — ¡Tú ve al este, joder! — Me dijo, exclamandolo. — No puedo creer que mi hermana esté con un tonto...
    — Oye, deja esos estupidos comentarios que para un espia idiota como tú no cuelan. — Dije, algo molesto.
    — Lo que tu digás...tonto. — Dijo, en un tono burlón.

    Yo no contesté. Este tio me ponía histerico. Llegámos a una especie de clínica médica. Salímos del coche.

    — Bien, por fín llegámos. — Dijo.
    — ¿Que es esto?
    — Como un hospitál. Vamos a lavarte el cerebro. — Dijo el espía.
    — ¿Que? ¿Pero de que vás?

    Cochise se rió.

    — Es broma. Me llamo Hector, lo de Cochise es de tapadera. — Dijo el espía que era Cochise que su verdadero nombre es Hector. Vaya locúra.
    — Ya decía yo. Cochise era el nombre perfecto para unos cereales. — Dije, mientrás me desmoronaba de la risa.
    — Que gracioso. Esto es una clínica científica. ¿Quieres saber que causó la epidémia? — Dijo Hector.

    Me quedé paralizádo.

    — ¿En..en serio?
    — Si, pero si se entera alguién me matan. Y lo digo en serio, ME MATAN. Quiero que nos llevemos bien, así que este es el primér sitio donde te llevo. — Dijo Hector. — No lo digás a nadie. Ni ha tús amígos.

    Yo acepté y entramos. Ví gente haciendo experimentos con muertos y analizándo cosas. Me asombré bastánte. De repente, un cientifico se interpone entre nosotros y un pasíllo.

    — Hola Dr. Samuels. Este es un militar amigo mio. ¿Puedo contarle acerca de la epidemia zombie? — Preguntó Hector.
    — Solo el único, y que se lo calle, o nos cae la gorda. — Dijo Samuels.

    Hector empezó a reirse.

    — Le cae la gorda...Manu apartaté, que le cae la gorda... — Seguía repitiendo Hector, mientras Samuels y yo nos quedámos mirando.
    Hector se giró, pero ni yo ni Samuels nos reíamos.
    — ...Esta bien, vamos Manu. Adios Dr.Samuels.
    — Adios Hector.

    Yo fui con el y entrámos en una sala donde había una grán pantálla. El la encendió y me explicó.

    — No es un virús, es una bacteria que se instala en el cerebro, cambiandolo de parecer y volviendolo así de loco. Los cientificos han llegado a la conclusión de que la bacteria ya estaba en la Tierra desde más de 1000 años. Bien, no hay forma de encontrar cura, pero hay gente imnune, obviamente, solo se sabe si cuando le muerden el individuo no se transforma. Por desgracía, no hemos visto a nadie inmune, es más, calculan que solo hay un 2% de inmunes a esta bacteria. Solo con su sangre se puede hacer una cura. Los que estan infectados, ya han muerto, son controlados así por la bacteria. Pero solo puede en el ser humano, los demás animales simplemente mueren. Cuando haya alguién inmune, tendrémos cura. O eso creen. Esa es la teoria.

    Hector me dejó boquiabierto. Lo que no me contó Roy me lo contó Hector en 5 minutos. De repente, una explosión fuera de la clínica nos pusó en alerta. Al salír, vimos cazas disparando misiles contra los edificios.

    — ¿¡Son aviones de caza!? — Dije. — ¡Estan bombardeando la cuidad. Vendrán millones de muertos!
    — Son NUESTROS aviones de caza. Alguién los ha robado.

    De repente, los aviones son derrotados, y caen. Hector y yo cojímos el coche y fuimos a la ubicación de uno de los aviones detrozádos.
     
  4.  
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    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    559
    Capítulo 3: Golpe de Estado Parte 1


    — De vosotros depende la vida del presidente. — Dijo aquel tipo enmascarado.

    Empuñé mi arma. Aquel grupo de enmascarasdos que se hacían llamar "los renegados" se metieron otra vez en el interior, llevandose al presidente Johnson a rastras. En la cuidad había un total de 1000 personas, sín calcular exactamente. "Los Renegados" eran 50, por lo menos los que estaban en la cuidad, secuestrando a Johnson. Hector no estaba, supusé que como es espía, estaría buscando como entrar en el edifício. Agustín llamó a todo el pueblo. Cojió el micrófono, y se dispusó a hablar.

    — Tengo que hablaros, sobre algo que es necesario hacer. — Dijo Agus.

    El pueblo escuchó.

    — ¡Algo, que depende de vuestra lealtad hacía el presidente y de tener un futuro mejor! ¡Vacío de muertos, y de bandidos! — Dijo.
    — ¡Si! ¡Haremos lo que sea por Johnson! ¡Muerte a los bandidos! — Dijo la gente.

    Agustín continuó.

    — Quiero que hagais una cosa. No por mí, ni por el presidente solo, ¡por todos!

    La gente aplaudo. Esta claro que en las elecciones lo votan.

    — ¡Si quereis sobrevivir, debeis luchar! ¡Y estoy hablando de LUCHAR! ¡Aquí y ahora! — Dijo Agus, mientras cojía las armas. — ¡Cojéd todos una, y entremos a la fuerza en ese edificio!

    Mientras Agustín repartía armas a cada cuidadano, el líder de "Los Renegados" habló con otro micrófono.

    — ¡Yo no lo haría! — Dijo aquel tipo, desenmascarandose.

    Agustín y yo lo repetímos a la vez.

    — ¡Will!
    — ¡Will!

    Will sonrió.

    — ¡Cuando hombres como nosotros, siguen reglas, el mundo se convierte en nuestro! — Dijo, muy felíz de sí mismo.

    Agustín se ponía furioso a cada sonrísa de Will, y yo también.

    — ¡Me hicistes perder a mí hijo, y lo vas a pagar! — Dijo Agus, que comenzó a disparar, aunque sín resultado, ya que Will estaba en un edifício alto.

    Will amenazó con soltar una granada y volar a todo el pueblo que estaba reunido. La gente, del pánico comenzó a correr, poniendose en puestos a cubierto.

    — ¡Lanzala maldíto animál! — Dijo Agus.

    Will enfureció.

    — ¡Michelle, cojé a Emily y Amy y iros de aquí, a una casa lejana, corre ya! — Les dije.

    Will habló.

    — ¡Muerete ya! ¡No pude en Terminus pero lo terminaré aquí! — Dijo Will, soltando la granada.

    Agustín y yo salímos corriendo, pero la onda expansiva nos alcanzó, enviandonos unos metros lejos. Cuando me pude levantar, ví que unos bandidos iban a ejecutar a Agus, que estaba en el suelo, sín poder levantarse. Actué rapidamente.

    — ¡No! — Dije, mientras saqué la pístola y disparé, matando a un bandido, mientras el otro se fue corriendo.

    Rapidamente fui a ver a Agus, que seguía vivo.

    — No puedo levantarme, no siento las piernas. — Dijo Agustín, tenso.
    — Tranquílo, es solo un momento, luego podrás levantarte. — Dije.

    Pudé ver que Will enfureció más, por la muerte de uno de los suyos. Entonces salió del edificio con el presidente, justamente Hector vino donde estaba.

    — ¿Estais bien? — Dijo Hector.
    — Si, tranquilo. — Respondí.

    Will disparó al aire.

    — Has matado a uno de los mios...Manu. Lo que menos puedo hacer es devolverte el favor. — Dijo Will, disparandole en la cabeza a el presidente Johnson.

    Todo el mundo se horrorizó. Will mató al presidente.

    — ¡Llamad a los demás del campamento! ¡Arrasemos este sitio! ¡Matadlos a todos! — Dijo Will.
     
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    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    873
    Capítulo 4: Golpe de Estado Parte 2


    Will volvió con "Los Renegados", y estaban dispuestos a tirar el muro que formó la cuidad. Yo subí al muro, dispuesto a hablar con ellos.

    — ¿Que quereis? Ya habeis tenído suficiente con matar al presidente, ¿no?

    Los Renegados se reían. Will dió un paso hacía delante.

    — No queremos este lugár. Solo queremos todo el armamento militar que teneis, y nadie saldrá herido. Aunque, para tí, te haré una escepción. QUIERO A AGUSTÍN. — Dijo Will, señalandolo, ya que el estaba a mí lado.

    Agustín me miró.

    — Si es necesario para que esta gente viva. — Dijo Agus. — Lo haré.

    Justo en ese momento llegó Amy.

    — ¡No! Agustín no te vayas.

    Agustín bajó la cabeza. En ese momento habló Will.

    — O si el idiota ese no quiere venír, QUE VENGA MANU.

    Ahora fui yo quién miró a Agus.

    — Tranquílo amigo, no te...
    — Es necesario. — Dije.

    Agustín asintió.

    — Por favor, cuida a Michelle y Emily. Como si fueran tuyas. — Dije.

    Will enfureció.

    — Mirad, mejor nadie. ¡Voy a destruir este lugár! Justo en este momento mís compañeros estaran tomando los helicópteros de guerra. — Dijo Will, con tono vacilón.

    Rapidamente avisé a Harris por walkie.

    — Sargento Harries, los bandidos estan llendo a tomar los helicópteros. Quier...

    Will me disparó en la mano. Por suerte, me rozó y rompió el walkie. Pero no podía moverla. Era mi mano buena. Harris respondió por el walkie de Agustín.

    — Estamos peleando contra ellos. Oh, espera, ¡han tomado uno! — Dijo Harris, por walkie.

    En ese momento, vímos que el helicóptero se alzó.

    — Cojeremos los otros dos e iremos tras el. — Añadió Harris por el walkie.

    Al instante, se alzaron otros 2. Era una guerra en el aire. Traté de parar a Will.

    — Podemos...podemos daros material militar, no todo, pero es algo. Solo a cambio de que dejeis en páz la cuidad.

    Agustín se puso las manos en la cabeza.

    — No hay trato. O todo, o nada. — Dijo Will.

    En ese momento, uno de los helicópteros donde iba un militar, fue derribado por el del renegado. Ahora eran 1 contra 1. Will sonrió.
    El helicóptero cayó en un edificio, que se partió en dos. Por suerte no había nadie por aquella zona. En ese momento, del estruendo, unos 30 muertos hicieron acto de escena.

    — ¡Rompan los muros! ¡Entremos! ¡Que se llene de muertos! — Dijo Will.

    Uno de los renegados cojió un lanzacohetes, y lo lanzó contra el muro. Todos nos alejamos de allí. El muro cedió. Todos entraron. Por suerte, el siguiente muro era mas fuerte y alto, y no podía ser pasado por un lanzacohetes. Los muertos se lanzaron a por varios renegados, que disparaban contra los muertos.

    — ¡Ahora estas tú entre las cuerdas! — Dije.

    Will, nervioso escaló el muro, y me cojió del pie, tirandome fuera. Entonces todos los demás saltaron, peleando contra los renegados y los muertos. Agustín fue a por 2 renegados que trataban de salvarse metiendose en la cuidad. Will me cojió y comenzó a golpearme, pero no podía contratacar, ya que Will es más grande y fuerte que yo. Will no paraba, y yo cada vez tenía menos fuerzas. Con una mano que dificilmente podía mover, y sín fuerzas, por parte de la golpiza de Will. Cada vez sangraba más. Entonces ví a Michelle disparando bandidos encima del muro, y Amy bajó y me soltó de encima a Will.

    — ¿Estas bien? — Dijo Amy.

    Cuando me levanté y iba a responderle, Will le disparo en la espalda, y le traspaso el pecho. Se cayó en mis brazos. Me quedé hecho trizas.

    — No...Amy, ¡Amy! — Dije, mientras Will se acercaba.
    — Ahora vas t...

    Agustín le voló la cabeza. Will cayó al suelo al instante. Se acercó a mí. Ví alrededor, y todos los renegados y los muertos fueron abatidos. Agustín cojío a Amy, y comenzó a llorar. La gente me miraba a mi. Agustín me miró con desprecio, mientras me ponía la pistola en la cabeza.

    — ¿Ti...tio, que haces? — Dije.
    — ¡Por tú culpa a muerto! ¡Ella te ayudó, y no fuiste para apartarla! ¡Esa bala era tuya! — Dijo Agus, llorando. — Me han nombrado presidente. Te lo iba a decir después. ¡Gente del pueblo! ¿Quién no quiere que expulse a este idiota?

    La gente lo apoyó.

    — ¡Si! ¡Esto es culpa suya! ¡Idiota! ¡Vete de aquí!

    Agus me apuntaba. Luego la volteó y disparó en la cabeza a Amy, para evitar su transformación. Volvió a apuntarme. En ese momento llegó Michelle.

    — ¿Que haces Agus? — Dijo Michelle, mientras apuntaba a Agus.

    Agus la miró.

    — Lo siento. — Dijo, mientras mataba a Michelle de un tiro en la cabeza.

    La gente lo seguía apoyando. Comenzé a llorar, y quería matarlo.

    — ¡No! ¡Voy a matarte! — Dije, mientras me lanzé encíma suya, y comenzé a golpearlo.

    La gente vino, y comenzó a golpearme, hasta que Agus se levantó.

    — ¡Dejadlo! — Dijo.

    La gente se apartó.

    — Viviras con esto siempre. Cuidaré de tú hija como si fuese mía. — Me dijo, mientras me empujó por la pendiente de una pequeña montaña.

    Cayendo, pude ver que la gente y el se metían en la cuidad. Perdí el conocimiento. Mi amigo cambió para siempre.
     
  6.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    767
    Capítulo 5: La Nueva Democrácia

    Cuando desperté, venían a mí 4 muertos. Por suerte, tenía mi pístola. Al más cercano, le dí con la culata de la pístola. A los otros 3, los maté de un disparo cada uno. Eso atraería más hacía esa posición, por lo que comenzé a correr. Cuando llegué a la carretera, ví que a lo lejos había un pueblo. Perfecto para pasar la noche. Fui silencioso. Me metí en una casa. La mano me seguía doliendo, aún no podía moverla. Por suerte en esa casa había un poco de material medico. Me quité el vestuario militar y me pusé una camisa blanca. Puse el sofá contra la puerta, tapé algunas ventanas y me tumbé en la cama. Estaba preocupado por mí hija. Pero pensandolo bien, allí estaria mas segura que conmigo solo. No sobreviviriamos mucho tiempo. Al día siguiente, aquel pueblo estaba lleno de muertos, por lo que supuse que me siguieron.

    — Mierda. — Me dije.

    Salí por la parte trasera de la casa y comenzé a correr. Por el camino, escuché llantos. Ví que provenían de una casa grande. Me acerqué, y entre. Ví que había una niña, de unos 10 años quizás, con un arma. Al verme, me apunto con el arma.

    — ¡No te acerques! — Dijo aquella niña.

    Yo dejé mi arma en el suelo.

    — Tranquila, no voy a hacerte daño. — Le respondí. — ¿Como te llamas?

    La niña bajo el arma.

    — Me llamo Emma. — Dijo.

    Yo le ofrecí la mano.

    — Hola Emma, yo soy Manu. — Dije.

    Emma me dió la mano.

    — Mucho gusto, Emma. — Añadí. — ¿Has sobrevivido tú sola?

    Emma asintió, y comenzó a llorar.

    — Mi padre se fue a por comida hace 5 horas y no a vuelto. ¿Me puedes ayudar a encontrarlo? — Dijo Emma.
    — Esta bien. Coje lo que tengas que cojer y vamonos.

    Emma cojió una mochíla, metió comída y agua, y una libreta junto un bolígrafo. Me dió la mano y salímos de casa.
    Al salír, un muerto se acercó. Emma iba a disparar.

    — ¡No! Dejamé a mí. — Dije.

    Cojí mi arma y le dí con la culata, hasta que lo maté.
    Cuando llevabamos unas horas de camino, vimos un cadaver en el suelo, con una flecha. Emma lo vió, y comenzó a llorar desconsoladamente. Era su padre.

    — Lo...lo siento. — Dije, mientras le puse la mano en el hombro.
    — Es mi...mi...mi papa. — Dijo Emma, mirandome.
    — Debemos irnos, encontrarémos a quién hizo esto. — Dije.

    Emma se limpió las lágrimas y se levantó. Continuamos caminando. Pronto iba a anochecer, así que nos metímos en una casa, por suerte, vacía. La fortificamos y nos sentámos a comer unas latas.

    — ¿Porque vas solo por ahí? ¿Que te ha pasado? — Preguntó Emma, mientras comía.
    — ¿Quieres saber el porque? — Dije.
    — Sí. — Respondió Emma.
    — Bien, ahí va. — Dije. — Vivía en un buen refugio, hasta que un hombre malo planeó atacar el lugár. Mi amigo y yo luchamos hasta el finál, pero el malo consiguió matar a uno de los nuestros. Mi amigo le tenía muchisimo aprecio al que el malo mató. Y cuando el malo iba a matarme, mi amigo me salvó.
    — ¿Que pasó después? — Dijo Emma, que ya se acabó la comída.
    — Mi amigo, dolído por la muerte de uno de los nuestros, me culpó a mí de su muerte. Y cuando otro de los nuestros, que yo quería mucho, vino a reprocharle las palabras, mi amigo lo mató. Entonces me enfadé mucho, y el me echó del lugár. Por eso estoy solo. Mi hija esta allí.
    — ¿Cuantos años tiene? — Dijo Emma.
    — 3 años. — Dije, mientras comenzé a comer.
    — Oh, es mas pequeña que yo. ¿Como se llama?
    — Emily. — Dije.

    Emma sonrió.

    — Bonito nombre. ¿Donde esta su mama?
    — Murió por culpa de otro malo. ¿Y a ti que te ha pasado?
    — Desde que los monstruos llegaron, mis papas y yo guardamos refugio en mi casa. Pero mi mama fue devorada por esos monstruos. Mi papa salió a por comida, y ya hemos visto... — Dijo Emma, mientras tenía lagrimas.
    — Bueno, descansemos, mañana será largo. — Dije.




    Sinópsis próximos 5 capítulos de The Last Of Them:


    Capítulo 6- Miedo a lo Desconocido: El día se complica. Tenemos que luchar por sobrevivir.

    Capítulo 7- Una Unión Problemática: 2 personas que conocemos harán su aparición otra vez.

    Capítulo 8- Señales: Una rayo de esperanza surge. Hay que decidir que hacer.

    Capítulo 9- Cuenta Conmigo: Para llegar a alcanzar la seguridad, el grupo debe afrontar obstaculos.

    Capítulo 10- (Final de Temporada) Lo Quiero a El: Un reencuentro inesperado aparece. El odio ciega la amistad.
     
  7.  
    Manuvalk

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    Total de capítulos:
    60
     
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    1254
    Capítulo 6: Miedo a lo Desconocido

    — ¡Buscad por donde sea! ¡El presidente dijo que lo encontraramos! — Dijo alguién, que me sobresaltó cuando dormia en la casa con Emma.

    Por la voz creo que era Ryan.

    — Emma, despierta, unos malos vienen a por mi. — Dije.

    Emma despertó.

    —¿Nos vamos?
    — Sí, recoje tus cosas. — Respondí.

    Emma y yo cojímos nuestras cosas y nos fuimos por la parte trasera. Al parecer Agustín mandó a Ryan y su escuadrón para matarme, o mucho peor, o simplemente para hablar. Una vez lejos de allí, vímos un coche en buen estado, y rapidamente me monté para ver si tenía gasolína. Fui descuidado, y por eso me lleve sorpresa. Un muerto apareció por detrás y me cojió, pero Emma actuó rapido y disparó.

    — ¡Dios! Muchas gracias Emma. — Dije, resoplando.
    — No hay de que. — Respondió, mientras guardaba el arma.

    Por suerte, el coche tenía gasolina y funcionaba. Emma subió y conducímos, sín saber donde. Pero no llegamos lejos, ya que el camino estaba cortado. Un árbol impedía el paso en vehículo. El árbol era grande, y no se podía ver por encíma.

    — Emma, tú vigilas. — Dije.

    Emma accedió y yo escalé como pude. Cuando llegué a lo alto del todo la normalidad dejó de existir. 200 muertos en la otra parte, caminando sin rumbo. Me agaché sín hacer ruido.

    — No entiendo como no han oído el vehículo, pero tenemos que seguír por aquí. — Le dije a Emma.

    Pero Emma empezó a chillar, mirando detrás mía. Un muerto apareció y me mordió el brazo, y no tuve mas opción que sacar el arma y disparar.

    — ¡Emma corre, yo te protejo! — Dije, mientras saltamos el árbol como pudímos y comenzamos a matar muertos.

    Emma corrió, pero un muerto mutádo se me tiró encima.

    — ¡No voy a permitír que me muerdan otra vez! — Dije, mientras pude acabar con el.

    Emma siguió, y yo detrás. Una vez pasamos el rebaño de muertos, la mayoria comenzó a seguirnos. Teníamos que esconernos. No encontrabamos nada, solo corriamos, hasta que encontrámos un avión estrellado. La punta del avión estaba alta, así que la única opción que teníamos era ir ahí. Subímos hasta alcanzar la altura posible, mientras veíamos como los muertos se agrupaban y se ponían a golpear el avión como perros sarnosos.

    — ¿Estaremos a salvo aquí? — Preguntó Emma.
    — Espero. — Dije.

    Emma miró la mordida que tenía.

    — ¿Te vas a morir? — Dijo, mientras asentía.

    Mientras miraba a esos muertos, le respondí.

    — Sí.

    Emma tenía lagrimas en los ojos.

    — Ya se que no nos conocemos casi, pero no quiero estar sola y si estoy sola moriré. — Dijo Emma.
    — Shh, oye, que yo muera no significa nada. A unos kilometros más adelante encontrarás una señal de un lugár seguro llamado "Cuidad de los Vivos". Dirigete allí, y vive. — Dije.

    Emma hizo un gesto de "si". Yo me debatía entre matarme o dejarme ser uno de ellos hasta que alguién me matase. Prefería la segunda opción, ya que no tengo agallas para matarme. Me fijé en la mordida, y lo raro era, que no sentía nada. Me mordieron en el brazo malo, así que pensé en cortarmelo, pero tampoco tengo agallas para eso.

    — Emma...
    — ¿Si?
    — Si ves que no me despierto, vete. — Dije.

    Emma asintió.

    — Vale, lo haré.

    En ese momento, un grupo de 5 personas apareció, y acabó con todos los muertos.

    — ¿Manu? — Dijo uno de ellos.

    Yo me giré y me tapé la mordida. Era Oscar.




    Capítulo 7: Una Unión Problemática


    Bajé del avión junto a Emma.

    — ¿Oscar? ¡Pensé que Oleg te mató!

    Oscar sonrió.

    — Si, yo cuando desperté creia que estaba en el cielo, hasta que uno de ellos me mordió la mano. — Dijo Oscar, mientras me enseñó su mano de metal. — Me la corté a tiempo, y salí de allí, me desmallé. Más tarde me encontaron estos 4. Ulises, Olivia, Alex, Sara. Alex y Sara son hermanos. Falta un miembro más, llamado Hector.

    Me quedé extraño. Les dí la mano a cada uno. Nos llevaron a su campamento, que era en medio del bosque, protejido con latas y alambre, por si se acercaba alguién o algo. Oscar me invitó asolas a su tienda de campaña.

    — Bien, Manu. ¿te cuento lo que me ha pasado y tú lo que te ha pasado? — Dijo Oscar.
    — Esta bien. — Dije.
    — Bien, como dije, antes, no me mató porque disparó de lejos, y yo llevaba un chaleco antibalas de la prisión. Tan solo me quedé inconsciente y sangre, pero solo eso. Luego pude salír de Terminus y desmallarme en el camino. Cuando me desperté estaba aquí, con ellos. Pero de eso hace años, exactamente después de lo de Terminus. Después se nos unió uno más que esta de caza. ¿Y tu? ¿Que fue de tí?

    Yo asentí.

    — Encontramos un refugio, con gobierno y eso. Era seguro, pero llego Will.
    — ¿No lo pudisteis matar en Terminus? — Dijo.
    — Solo a Oleg. Él escapó. Como iba diciendo, atacó con un grupo de bandidos llamados los Renegados. — Dije.

    Oscar cambió la expresión facial.

    — Ulises y estos escaparon de allí. Los Renegados les buscan, para matarlos.

    Yo lo miré fijamente.

    — Pues han muerto casi todos, solo quedaran algunos. — Dije, mientras dí un trago de agua.
    — Espero. Sigue.
    — Bien. Una vez muertos todos, Amy vino a ayudarme, ¿te acuerdas de ella?
    — Obvio, la novia de aquel chalado amigo tuyo. — Dijo Oscar, mirandome. — ¿Ha muerto?Me refiero a el, porque me gustaria que así fuese.
    — No. El caso es que Will mató a Amy, Agustín a Will y Agustín se hizo líder en aquel campamento y me echo. Se quedó con mi hija. A veces echo de menos a Eva.
    — ¿Murió?
    — Si, en Terminus. — Dije. — Oye, si alguién va a matarlo ese seré yo, ¿entiendes? ¡El mató a Michelle, con la que tenía una relación!

    En ese momento alguién entró en la tienda.

    — Oscar, mira lo que caz... ¿Manu?

    Era Hector, el hermano de Michelle.

    — ¡Hector! ¿No deberias estar en Ciudad de los Vivos?

    Oscar se extrañó.

    — Manu, ¿de que lo conoces?
    — De aquel campamento. Es el hermano de Michelle. — Dije, dandole la mano a Hector.
    — Hector, eso no me lo contaste. — Dijo Oscar, exclamando explicaciones.

    Hector accedió.

    — No te conté ni eso porque no supusé que la conocieses, ni que fui espía en aquel campamento. — Dijo Hector. — Me...me echaron de allí porque averiguaron que te conté lo de la clínica.
    — ¿El que? — Dijo Oscar, con curiosidad.
    — Luego te decímos. Esto...Hector, ¿sabes que Agustín mató a Michelle?

    Hector se quedó helado. Comenzó a llorar.

    — ¡Lo voy a matar, lo voy a matar! ¡Vamos ahora mismo a Ciudad de los Vivos y nos lo cargamos!
    — Hector, ahora el es presidente allí, y tiene más protección que cualquier otro. Hazme caso, espera al momento. Ryan me esta buscando, porque el lo ha pedido. Paciencia.

    Hector aceptó.

    — Entonces los 3 le odiamos. Iremos a por el a sú debido tiempo. — Dijo Oscar.


    (Mientras, en casa de Agustín, Ciudad de los Vivos...)

    — Presidente, no lo hemos encontrado. — Dijo Ryan.

    Agustín se levantó de la silla.

    — ¡Joder! ¡Si no lo encontramos no sabrá que Michelle y Hector trabajavan para Will y vendrá a matarme! Tengo que hablar con el...mañana seguíd buscando, seguro que le encontramos.
    — Si, señor. — Dijo Ryan, que se fue del despacho.

    Aún no conté a Oscar y Hector que estaba mordído. No sé como reaccionarían. Me voy a morír.
     
  8.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Drama
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    60
     
    Palabras:
    513
    Capítulo 8: Señales

    Desperté en mi tienda de campaña asignada. Emma ya se despertó y salió. Me puse la ropa, cojí mis armas y salí.

    — Buenos días. — Dijo Alex.

    Sara y Olivia tendían la ropa, y Ulises estaba dormiendo. Oscar estaba peleando con Hector.

    — ¡Si vamos ahora solo conseguirémos que la patrulla que busca a Manu nos encuentre, y eso no nos conviene! — Dijo Oscar, frente a Hector.

    Hector reaccionó peor.

    — ¡Tú no me das ordenes! — Dijo Hector, que le soltó un puñetazo.

    Oscar cayó al suelo.

    — ¡Parad malditos idiotas, alertareis a los muertos! — Dijo Olivia.
    — Y no solo a eso...también pueden estar cerca los Renegados. — Dijo Ulises.

    Hector se giró para hablarle a Ulises.

    — Mira muchacho, preocupaté por un grupo de tarados sociopatas y no por los muertos, ¿verdad? — Dijo Hector, vacilandole.

    Ulises le empujó, y Hector tropezó con Oscar, que estaba en el suelo. Oscar se pusó encima de Hector y comenzó a golpearle. Yo intervine.

    — ¡Parad ya! ¡Que estamos juntos en esto! — Dije, mientras trataba de separarlos.

    Entre todos les separamos.

    — ¡Si trabajo con vosotros 2 es porque el objetivo es común! — Dijo Hector, limpiandose la sangre de la cara.
    — ¡Que te den! — Dijo Oscar, mientras se limpiaba la sangre del guante metálico.
    — Oid, debemos actuar rapido. — Dije.

    En ese momento alguién apareció en escena.

    — Manu, tienes que venir con nosotros, Agustín quiere hablar contigo. — Dijo Ryan, junto Scott y alguién que no conocia. — Anda, ahí estas, Hector...
    — Ryan, no me hagas matarte... — Dijo Hector, afilando el cuchíllo.

    Ryan le apuntó con la metralleta.

    — No hay tiempo para estupideces, Manu, vamos.
    — No. — Dije.

    Ryan se enfadó.

    — Esta bien, cojedle. — Ordenó Ryan a Scott y otro.

    Scott y el desconocido me cojieron y me subieron a un coche. Mientras ibamos, todos los del campamento comenzaron a cojer sus cosas, supongo que para seguirnos. Por el camino, paramos, vímos unas señales que decian lo siguiente:


    "La ayuda no llegó, la epidemia los mató. Nosotros construimos, y al fín lo conseguímos, ¿que es?"
    .........
    "Múros nos protejen, y que a los muertos alejen. Los que llegan sobreviven, los que vienen lo píden, ¿que es?"
    .....
    "Ahora solo hay dos, los vivos y los muertos. Si quieres vivir, ¿hacia donde hay que ir?"
    EGIPTO, los que llegan, viven.


    Todos nos quedamos mirando el cartél.

    — Tonterias, Cuidad de los Vivos es mejor. — Dijo Ryan. — Subíd al coche.

    Todos nos subímos y continuamos el viaje. Una vez tuviese a mí hija e hiciera justicia, iria a EGIPTO, que obviamente no es el Egipto de África, porque estan lejos de aquí. Por el camíno se seguían viendo carteles, cada 3 kilometros. Pero para sorpresa de todos, oímos una explosión en Cuidad de los Vivos. Al llegar, el perímetro fue traspasado y la gente huía de allí en coches, mientras algunos eran mordidos. Rapidamente entramos.

    — ¡Hay que encontrar al presidente! — Dijo Scott.
    — ¡Lo sé! — Dijo Ryan.
    — Conque Cuidad de los Vivos es mejor, ¿eh Ryan? — Dije.

    Cuidad de los Vivos quebró.
     
  9.  
    Manuvalk

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    The last of them
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    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    1528
    Capítulo 9: Cuenta Conmigo

    Muertos por toda la cuidad, gente huyendo en vehículos y a pié. Parecía exactamente igual que como cuando empezó todo. Volvímos al coche y fuimos al edificio presidencial, que estaba siendo protegido de los muertos, Ryan mató a unos cuantos. Subímos un ascensor, y llegámos al despacho de Agustín.

    — ¡Manu! Tenemos que hablar, te lo explicaré todo. — Dijo Agustín, colocandose el arma en el cinturón.
    — ¡No hay nada de que hablar! ¡Mataste a Michelle! — Dije, mientras Ryan y Scott me sujetaban.

    Agustín asintió.

    — Michelle y Hector trabajavan para Will, eran topos, o infiltrados, como quieras llamarlo. — Dijo Agustín.

    En ese momento Hector apareció, apuntando a mí y a Agustín.

    — Tiene razón, Michelle y yo trabajavamos para Will. Era necesario, y el no nos mataría. — Dijo Hector.

    Entonces alguién mató con un rifle de francotirador a Ryan y Scott, que cayeron al suelo de un dísparo en la cabeza. Agustín y yo nos quedámos boquiabiertos.

    — Ese a sido un amigo mió. El sargento Harris. — Dijo Hector, riendose.
    — ¿Harris también es de los vuestros? — Dijo Agus.
    — Efectivamente, desde hace tiempo. No quería morir, y se ofreció de ayuda. — Respondió Hector.

    Oscar subió al despacho donde estabamos.

    — ¿Matamos a este cap...? ¿Hector, que haces? — Dijo Oscar, que le apuntó a él.

    Hector le apuntó. Entonces Agustín y yo le apuntamos. Eramos 3 contra 1, pero se nos olvidaba Harris, que disparó en el omoplato a Agustín.

    — Tranquilo amigo, te pondrás bien. — Dije, haciendole un torniquete con su cinturón.
    — ¿Al final me crees? — Dijo. — Cuando te pateé el cuerpo para que cayeses por la colína, era para hacer que era malvado, porque estaba investigando lo de estos maldítos infiltrados, además de que el pueblo estaba a su favor.
    — ¿A favor de? — Dije.
    — De mí. La gente me apoyó. — Dijo Harris, que vino al despacho.

    En ese momento Oscar disparó a Harris en la cabeza, que cayó al suelo. Hector continuaba disparandonos. Puse a cubierto a Agustín, pero no antes si hacerle una pregunta.

    — ¿Donde...donde esta mi hija Emily? — Dije.
    — Esta en mi casa, con una cuidadora. Ve, tranquilo.

    Pero no podía irme sin matar a Hector. Pero cuando creiamos que iba a ser imposible, debído a que es un espía y sabe donde ponerse, Emma hizo acto de escena y mató a Hector. Me acerqué a ella.

    — ¿Estas bien, Emma? — Dije.
    — Sí, no te preocupes por mí, seré fuerte por mi papa. — Dijo, mientras me abrazaba.

    Yo le devolví el abrazo.

    — Emma, necesito que cuides de mi amigo Agus por un momento, enseguída volvemos yo y Oscar. — Dije.

    Ella accedió a quedarse.

    — Oscar, ¿me ayudas a llegar hasta mi hija? — Dije, contando mís balas.
    — Esta bien, pero rapido, que la cuidad esta siendo invadida. — Dijo.

    Oscar y yo bajamos hasta la calle, y matamos a 2 muertos en la puerta. Fui a casa de Agustín y la sirvienta estaba muerta, era zombie. Tenía un disparo en la cabeza. Entonces apareció el Dr. Samuels con Emily en brazos.

    — Ella es inmune, lo que significa que tu...también lo eres, tú o tu mujer. — Dijo Samuels.

    Yo levanté mi manga y le enseñé la mordida.

    — Debo ser yo, ya que hace días que no me transformo. — Dije.

    Samuels abrió los ojos como si fueran platos.

    — ¡Increible! A pesar de que nunca habrá cura para esto, porque es una enfermedad brutal, los inmunes repoblareis la Tierra. — Dijo Samuels, bastante felíz.
    — Manu, a la próxima, cuentanos que estas mordido, solo por precaución. — Dijo Oscar, dandome una palmada en la espalda.

    Agustín y Emma vinieron.

    — No queriamos quedarnos atrás. — Dijo Agustín.
    — Lo entiendo. — Respondí. — Cojámos un vehículo y largemonos al campamento.


    Corrímos hasta la base militar y cojímos un vehículo blindado. Nos subímos, y salímos de lo que una vez fue nuestro hogar. Cuidad de los Vivos.


    Capítulo 10 (Fínal de Temporada): Lo Quiero a Él

    — Lo quiero a él. — Dijo Mike, señalando a Agustín.
    — Mike, lo que pasó fue antes de toda esta mierda, ¿porque no lo olvidas? — Dijo Agus.
    — ¿A caso sabes que es? — Dijo ese tal Mike.

    Agustín empezó a acariciar su pístola.

    — ¿Cuando te quité la chica de tus sueños y ese trabajo que tanto añorabas? ¡No te lo quité! ¡Solo me elijieron a mí antes que a tí! — Dijo Agustín.
    — Ja, aún te acuerdas...eso núnca se me olvidará. ¡Me quitaste a Lidia, y el ser un trabajador en la empresa de creación de videojuegos! — Dijo Mike, poniendose nervioso.

    Todos, sencillamente, nos quedámos alucinando, su grupo y el nuestro. Algo de hace años aún pone nervioso a ese tal Mike.

    — Mirad, en vez de mataros a balas, hacedlo de otra forma. — Dije.
    — ¿A que te refieres? — Dijo Mike.
    — A luchar cuerpo a cuerpo. — Dije.

    Mike se quedó pensatívo. Agustín me miró.

    — Algo mejor, somos 10, 6 chicos, y vosotros sois 9, seguramente, no voy a ponerme a contar. Sois 6 chicos también. Yo contra Agustín, pero mis chicos iran a pegar a Agustín, así que para ayudarle, vosotros evitad que los mios lleguen a él y vosotros haced lo mismo. ¿Si? ¡Hagamos eso! — Dijo Mike.

    Las chicas se apartaron, las de ambos bandos. Ese Mike se creía que esto era un juego. Estupidos así merecen la muerte. Espero que Agus acabe con el y nosotros con el resto para seguír camino a Egipto.


    (4 horas antes...)

    Al salír de Ciudad de los Vivos, les enseñé el cartel de Egipto que ví con Ryan y Scott.


    "La ayuda no llegó, la epidemia los mató. Nosotros construimos, y al fín lo conseguímos, ¿que es?"
    .........
    — Seguridad. — Dijo Oscar. — Escribeló ahí Manu.
    "Múros nos protejen, y que a los muertos alejen. Los que llegan sobreviven, los que vienen lo píden, ¿que es?"
    .....
    — Asílo. — Dije.
    "Ahora solo hay dos, los vivos y los muertos. Si quieres vivir, ¿hacia donde hay que ir?"
    EGIPTO, los que llegan, viven.


    La gente accedió a ir a esa comunidad llamada Egipto, pero antes teníamos que recojer a los nuestros. Cuando llegamos habían muchos cadaveres en el suelo, y Ulises junto Alex, Sara y Olivia.

    — ¿Que ha pasado? — Dijo Oscar, asombrado.
    — Los Renegados han llegado. Nos costó defendernos, pero aquí estamos. — Dijo Olivia.
    — Gracias a Dios que estais vivos. — Dijo Oscar. — Recojéd las cosas, nos vamos a un lugár seguro.
    — ¿Cuál? — Dijo Alex.
    — Una comunidad llamada Egipto. Vimos un cartel donde ponían preguntas, y si nos quedamos allí a esperar, vendrán a por nosotros. Respondimos todas: Seguridad y Asilo. Eran obvias. — Dije.
    — ¿Sabeis que es segura? Puede ya no existir. — Dijo Samuels, mientras sujetaba a mí hija, que al parecer se cojieron caríño.
    — Puede ser, pero hay que intentar, ¿verdad Emma? — Dijo Agustín, que se iba haciendo amigo de Emma.
    — ¡Si! Ojalá el lugár siga en pié. — Dijo Emma, recojiendo sus pertenencias.

    Todos cojieron sus cosas y subímos al vehículo. El recorrido hasta el cartél era un poco largo, pero necesario, si queriamos ir. Pero un problema apareció. Un grupo de gente paró el coche.


    (Volvemos al principio...)

    — Lo quiero a él. — Dijo Mike, señalando a Agustín.
    — Mike, lo que pasó fue antes de toda esta mierda, ¿porque no lo olvidas? — Dijo Agus.
    — ¿A caso sabes que es? — Dijo ese tal Mike.

    Agustín empezó a acariciar su pístola.

    — ¿Cuando te quité la chica de tus sueños y ese trabajo que tanto añorabas? ¡No te lo quité! ¡Solo me elijieron a mí antes que a tí! — Dijo Agustín.
    — Ja, aún te acuerdas...eso núnca se me olvidará. ¡Me quitaste a Lidia, y el ser un trabajador en la empresa de creación de videojuegos! — Dijo Mike, poniendose nervioso.

    Todos, sencillamente, nos quedámos alucinando, su grupo y el nuestro. Algo de hace años aún pone nervioso a ese tal Mike.

    — Mirad, en vez de mataros a balas, hacedlo de otra forma. — Dije.
    — ¿A que te refieres? — Dijo Mike.
    — A luchar cuerpo a cuerpo. — Dije.

    Mike se quedó pensatívo. Agustín me miró.

    — Algo mejor, somos 10, 6 chicos, y vosotros sois 9, seguramente, no voy a ponerme a contar. Sois 6 chicos también. Yo contra Agustín, pero mis chicos iran a pegar a Agustín, así que para ayudarle, vosotros evitad que los mios lleguen a él y vosotros haced lo mismo. ¿Si? ¡Hagamos eso! — Dijo Mike.

    Las chicas se apartaron, las de ambos bandos. Ese Mike se creía que esto era un juego. Estupidos así merecen la muerte. Espero que Agus acabe con el y nosotros con el resto para seguír camino a Egipto.



    Sinopsis The Last Of Them Parte 5 (Temporada de 12 capítulos) Primeros 6 capítulos:


    Capítulo 1- Cazadores: El grupo lucha contra Mike y los suyos.

    Capítulo 2- El Asílo y La Seguridad: Llegámos a la nueva comunidad, Egipto. Alguién del grupo se encuentra mal.

    Capítulo 3- Confuso: Alegria y tristeza surgen en el grupo.

    Capítulo 4- Lo Quiero a Él Parte 2: Mike y los suyos regresan, pero con propositos diferentes.

    Capítulo 5- Nuevas Comunidades: El grupo conoce nuevas comunidades, y tiene que decidir.

    Capítulo 6- Nada que Perder: El problema con Mike y los suyos empeora. Poco a poco va surgiendo otro problema.
     
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    Manuvalk

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    The Last Of Them Parte 5 Capítulo 1: Cazadores


    — Bueno pues...¡atacad! — Dijo Mike, que comenzó golpeando a Agustín.

    Todos los hombres nos encarnamos en una lucha mientras las mujeres veían, atónitas. Yo golpeé a 2 con el codo, y empezé a patearlos, hasta que otro apareció, y me devolvió algunos golpes. Mike, y 2 más estaban con Agustín y Ulises, que se agotaban. Entonces me quité a uno de encíma y fui a ayudar a Ulises y Agus. Pero no tardariamos en ver que Mike es un tramposo. Le lanzaron un bate de beisbol y comenzó a golpear a Agus, pero cuando trataba de acercarme, Mike me daba con el bate. Entonces cojí mi pístola del suelo y le dí un culatazo en la espalda. Mike cayó al suelo. Los 2 grupos nos apuntamos con las armas.

    — ¡Maldito tramposo! — Dijo Mike, mientras lo levantaban dos de los suyos.
    — ¿Tramposo? ¡Golpeaste a Agustín con un bate de beisbol! ¿Tú no haces trampa? Estas mal de la cabeza. — Dije.

    En un momento de desesperación entre los 2 grupos, uno de ellos nos arrebato a Agus, y se disponia a matarlo. Emma se puso furiosa.

    — ¡Dejad...a...Agus! — Dijo Emma, disparando en la cabeza a aquel tipo.

    Ambos grupos nos pusímos a dispararnos, pero en un buen momento pudímos subir al coche y irnos de allí. Continuamos directos a Egipto. Por el camino cojímos el mapa para saber por donde ir.

    — Al norte. — Dije.
    — Esta hecho. — Dijo Alex.

    Alex manejó hasta llegar a las puertas de un lugár, con muros hechos de piedra. Habían 7 muertos golpeando como tontos el muro, pero al vernos, vinieron a por nosotros.

    — Joder, ¿no hay nadie? — Dije.

    Cuando Samuels me iba a contestar, 3 personas encapuchadas aparecieron encima del muro y con una M4 con silenciador cada uno, matáron a los 7 muertos. Entonces se abrieron las puertas. Apareció un tipo indicandonos que entraramos. Alex condujo el coche hasta entrar al lugár. 2 personas nos apuntaban con escopetas, y un tipo vino.

    — ¿Que haceis aquí? — Dijo aquel hombre.

    Todos me miraron.

    — Em, venimos para estar en un lugár seguro, una comunidad. — Dije.

    Aquel hombre me ofreció su mano.

    — Me llamo Julian. Bienvenidos a Egipto. — Dijo.

    Yo estreché su mano.

    — Hola, soy Manu, encantado. — Dije.
    — Venid por aquí. — Dijo Julian.

    Todos le seguímos. La gente del lugár nos miraba. Llegamos a una casa. Cuando entramos había un hombre desnudo.

    — Pero, ¿¡que narices es esto!? — Dije.
    — ¡Que asco! — Dijo Sara.

    Algunos se reían. Julian estaba vergonzoso.

    — ¡Ernesto vistete! — Dijo Julian. — Este...este es el líder.

    Ernesto se fue a vestir.

    — Perdón sus modales, es un poquíto tonto, pero es buen líder. — Dijo Julian. — Es mi hermano.

    Ernesto salió, esta vez vestido.

    — Perdonad mis apariencias, lo siento. — Dijo el líder, Ernesto.
    — Perdonado. — Dije, mientras hacía el gesto de que se callaran al grupo.
    — Ya sois admitidos, bla bla bla...os busco un lugár para dormír y ya esta. — Dijo Ernesto.

    La verdad a mí, Agustín y varios más nos enfadó.

    — ¿¡Esto es una broma!? — Dijo Agustín.
    — Esto es de locos... — Dijo Olivia.
    — ¿No hay normas ni nada? — Dije.

    Julian se percató de algo.

    — Si si, ahora te las digo. Pero antes, permitemé hacerte una pregunta. — Dijo Julian.
    — Esta bien, dime. — Dije.

    Todos pusímos atención.

    — Estas mordido, ¿que coño es eso? — Dijo Julian, apuntandomé con el arma.

    Todos los del grupo apuntaron a Ernesto, Julian y 2 más que habían ahí. Samuels me dijo que no lo dijese, lo de ser inmune. Estaba en problemas.



    Capítulo 2: El Asílo y La Seguridad


    — Esto...yo... — Dije, sin saber que decir.
    — ¡Llevadlo a una habitación! — Dijo Ernesto.

    En ese momento, Olivia cayó al suelo, gritando.

    — ¿¡Esta mordida!? — Dijo Julian.

    Yo y varios más no sabiamos que pasaba.

    — Oscar, ¿que narices le pasa? — Dije.

    Oscar la levantó.

    — Necesita un hospitál, esta embarazada. — Dijo Oscar.
    — ¿De quién? — Dije.
    — Cuando la encontramos ya estaba embarazada, pero nunca dijo de quién, seguro que no le conocemos. ¡Rapido, llevadla a la enfermeria! — Dijo Oscar.

    Julian miró a Ernesto.

    — ¡Vamos, la chica a la enfermeria con los demás, y Manu a una habitación custodiada! — Dijo Julian.

    Casi todos fueron con Olivia, excepto Agustín.

    — Metedme con Manu. — Dijo Agus, ofreciendo sus manos para ser esposadas.
    — Agus no...
    — Tranquilo. — Me dijo.

    Los hombres de Ernesto nos cojieron. Nos llevaron por un pasíllo hasta una habitación, y ahí nos encerraron. Pero esa habitacón estaba oscura, y no se veía nada.

    — ¿Alcanzas el interruptor? — Dije.
    — Si, ahí va. — Dijo Agus, encendiendo la luz.

    Para nuestra sorpresa, la habitación estaba llena de muertos atados con cadenas.

    — ¡Ah! — Gritamos yo y Agus a la vez.


    (Mientrás, en la enfermería...)

    — La chica tendrá el bebe esta noche. — Dijo la enfermera.
    — ¿Me dolerá? — Dijo Olivia, en la camilla.

    La enfermera se giró.

    — Con anestesia, no. — Dijo.

    Oscar le cojió la mano a Olivia.

    — Estarás bien. — Dijo Oscar, sonriendole.

    Olivia le devolvió la sonrisa.

    La lleváron por 3 pasíllos hasta llegar a una sala especial para el embarazo. Los demás tenian que esperar fuera.

    — Espero que este bien ella y Agus y Manu. — Dijo Samuels, sujentando a Emily, que dormía.
    — Llegámos a estar en el campamento, alomejor no sobrevive al embarazo. — Dijo Oscar.
    — Yo soy una especia de doctor. — Dijo Samuels.
    — Lo sé, y más tarde necesito hablar contigo. — Dijo Oscar.


    (Mientrás, donde estaban retenidos Manu y Agus...)

    Los muertos estaban gruñendo. Tenian la comida a su lado.

    — Oh, mierda, si se sueltan nos matan. — Dije.
    — A esto se le llama: El asílo y la seguridad. — Dijo Agus.
     
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    Manuvalk

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    Capítulo 3: Confuso


    (3 horas después de los acontecimientos en el Cap.2: El Asílo y La Seguridad...)

    Olivia ya tuvo a su hijo. Lo llamó Daniel. Era la primera alegría en el grupo desde llegár a Egipto. Pero dos soldados cojieron a Samuels, que le tuvo que dejar a Emily en manos de Sara, y se lo llevaron sin explicar los motívos. Pero la alegría no dura el tiempo suficiente para disfrutarla, y menos en las circunstancias que corríamos Agustín y yo.

    (En la habitación de Agustín y Manu...)

    Los muertos se volvian cada vez más locos. Las cadenas se iban soltando.

    — ¡Esto va de mal en peor! — Dijo Agus, pensando que hacer.

    En ese momento, Ernesto entró junto 2 de los suyos y liberáron a Agustín. Lo sacarón de allí, y a continuación, me sacaron de allí para llevarme a una sala donde habían todo tipo de torturas. Allí también estaba Samuels, atado.

    — ¡Metedlo, y atadlo! — Dijo Ernesto.

    Sus hombres me ataron junto a Samuels y se fueron, menos Ernesto, que decidió quedárse.

    — Los 2 estais aquí por un motívo. — Dijo.

    Samuels y yo nos mirámos.

    — ¿Cuál? — Dije.
    — Samuels me va a contar que sabe de la epidemia de muertos, y tú, me vas a contar sobre la mordida. — Dijo Ernesto, tocando todo tipo de instrumentos para tortura.
    — ¿Como sabes que Samuels sabe sobre la epidemia? — Pregunté, curioso.

    Antes de que Ernesto respondiese, Samuels se adelantó.

    — Porque tuve una disputa antes. En un laboratorio que tienen, estaban haciendo pruebas sobre una vacuna, pero se me escapo "que núnca existirá vacuna" y Ernesto, sospechó, mandandome aquí. — Dijo Samuels.
    — Así es, y como acerté, me vas a decir sobre la epidemia, pero primero, hablaré con Manu. — Dijo Ernesto, riendose.

    Ernesto cojió un destornillador, y se me acercó.

    — Ahora vamos a ver de que estás hecho. — Dijo, colocandome la punta del destornillador en el hombro.

    Ernesto comenzó a clavarme el destonillador en el hombro.

    — ¡Ahrg! — Grité, de dolor.
    — ¡Ahora dime porqué estas mordído y no te transformas o te hago un maldito agujero en el hombro! — Dijo Ernesto.
    — ¡Dejalo, te lo diré todo, pero para! — Dijo Samuels.
    — ¡Debe hablar él, no tú! — Dijo Ernesto, que dejó el destornillador para comenzár a golpearme con un metal en la espalda.

    Yo gritaba de dolor, y no podría aguantar mucho más.

    — ¡Dejalo ya maldito bastardo idiota! — Dijo Samuels, tratando de quitarse las cadenas.

    Ernesto paró de pegarme con la barra para dejarla en la mesa y cojer litro de gasolína.

    — Bien, Dr.Samuels, juguémos a tú juego. — Dijo Ernesto, que le puso un trapo en la cabeza.

    Por lo que veía, iba a tirarle gasolína en la cara hasta que no aguantase sín respirar.

    — Puedo prescindír de un litro de gasolína. — Dijo Ernesto, haciendole tragar gasolína a Samuels.
    — ¡No, para ya, para! — Dije, sín poder mirar.

    Ernesto no paraba, hasta que Samuels se dejó caer.

    — Bueno, se ha quedádo inconsciente. Tú turno Manu. ¿Porqué estas mordido pero sín transformarte?

    Levanté la cabeza.

    — Ja...porque soy superman. — Dije, riendome.

    Ernesto se puso furioso. Pero cuando iba a hacerme algo, entró Julian.

    — Ernesto ¿¡que cojones haces!? — Dijo Julian. — Han llegádo los del consejo.

    Ernesto salió de allí, y nos cerró a mí y Samuels. Traté de hablar con Samuels.

    — Sa...Samuels, ¿estas vivo? — Dije.

    De repente y para mi sorpresa, no estaba inconsciente, estaba muerto. Despertó, y al verme trato de cojerme.

    — ¡Uarrghh! — Gruño un Samuels muerto.

    Me alejé como pude. Iba a vengar su muerte, estaba seguro de que le metería una bala en la nuca a Ernesto, y quién se pusiese en medio, recibiria también.

    (Mientrás, Agustín volvió con el resto del grupo...)


    — Agus, ¿donde esta Manu? — Pregunto Ulises.
    — Es verdad, ¿donde lo has dejado? — Dijo Sara, que tenía en brazos a Emily.
    — Se lo lleváron a parte, a mí me dejaron venir con vosotros a la enfermeria. — Dijo Agustín. — Nos retuvieron en una sala llena de muertos. Este lugár no es lo que parece.

    Oscar, Ulises, Sara, Alex y el resto quedáron pensativos.

    — Se lleváron a Samuels. — Dijo Oscar.
    — ¿Qué? ¿Donde? — Dijo Agus.

    Todos agacharon la cabeza.

    — No lo sabemos, pero hay que sacarlos a él y Manu de donde esten e irnos ya de aquí. — Dijo Oscar.
    — Pero no tenemos armas. — Dijo Sara. — Nos las cojieron en la entrada.
    — Las tendrémos. — Dijo Agus, mirando a dos guardias.

     
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    Capítulo 4: Lo Quiero a Él- Parte 2



    (2 horas antes de los acontecimientos en el Cap.3: Confuso, fuera de Egipto...)


    — Tengo que hablarles de algo que necesíto hacer, y cuento con vuestra aprovación. — Dijo Mike.
    — Tú dirás jefe. — Dijo uno miembro de su grupo.


    Mike sacó una bolsa de armas.

    — ¿Os acordais de aquel grupo con aquel "amigo mio"? — Dijo Mike.
    — Sí. — Dijo otro miembro.
    — Ví cartéles de un lugár seguro llamado Egipto, y estoy seguro que ellos fueron allí. — Dijo Mike, sonriendo.

    El grupo se preguntaba hasta donde quería llegár.

    — ¿Pero es por venganza? — Dijo un miembro.
    — Por mí parte sí, por la vuestra...bueno, podréis quedaros sus pertenencias. — Dijo Mike.
    — Si, nos parece justo. — Dijo otro.
    — Bien caballeros, y señoritas, voy a vengarme de aquel "amigo" y vosotros, del resto de nuestra gente que murió en aquella batalla perdída con Will. Ahora somos pocos, pero por fín, vengaremos a LOS RENEGADOS. — Dijo Mike, triunfante. — ¡Esta será una victoria!
    — ¡Sí! ¡Vamos acabar esto! ¡Venguémos a los caídos! — Dijo el grupo.


    (Volviendo a la actualidad, con el misterioso consejo reunído y Ernesto y Julian hablando con ellos...)


    — ¿Estais prosperándo en la comunidad? Recuerden caballeros, que somos un grupo de 4 comunidades cercanas. Y sabrémos cada paso de cada 1. — Dijo uno del consejo, que en total eran 3. — Ernesto, tú eres el líder, tu hermano que espere fuera.

    Ernesto hizo un gesto a Julian, que salió de la sala.

    — Queremos plantear una misión, y nosotros 3 hemos accedído, nos lo aconsejó Jesús. Solo faltas tú para dar el visto bueno Ernesto, pero antes te explicaremos la misión y porqué se hace. — Dijo uno del consejo.
    — Té escucho. — Dijo Ernesto.
    — Jesús, que es de la comunidad de Santa María, vió por ahí que había un lugár seguro invadido, dejando ya de ser lugár seguro. En un cártel ponía "Ciudad de los Vivos". Pudo ver subiendo por lo tejados; ya sabes como es él. Tienen material de todo tipo, militar, medico, suministros, etc. Si mandamos allí a los 10 mejores de cada comunidad (un total de 40), cojeremos todo lo que podamos y lo repartiremos en las 4 comunidades. Es arriesgado, porque esta invadido el lugár, pero tenemos a Alexandría, que tiene protección como antidisturbios, la ofrecerá a cada persona que vaya, y buenas armas. ¿Que me dices?

    Ernesto lo pensó durante unos segundos.

    — Esta bien Josh, acepto. — Dijo.
    — Bien, en 2 días nos veremos en La Colína y finalmente tratarémos el tema. — Dijo Sandra. — Gabriel llevará por fín a su gente a misiónes.
    — La verdad, no estoy orgulloso. — Dijo Gabriel.
    — Cuando tengámos el material, lo estarás. — Dijo Andrés.
    — Mis hombres solo necesitan la protección de Dios. — Dijo Gabriel.
    — Bueno, nos vamos. Adios Ernesto, y ten cuidado. — Dijo Sandra.

    El consejo se fue de allí.


    (Mientrás, en la situación de Manu...)


    — Joder, debo soltarme ya. — Dije.

    Samuels, que estaba transformado trataba de morderme a cada movimiento que hacía. Al fín pude soltarme, y logré alcanzar un machete.

    — Lo siento Samuels. — Dije, mientrás le atravesaba la cabeza.

    Después de acabar con él, me propusé salír de la habitación de torturas. Conseguí abrir la puerta, y al fondo del pasíllo, había un guardia. Con el machete, me acerqué por detrás, y le corté el cuello.


    (Mientrás, donde el resto del grupo estaba...)


    Agustín se acercó al guardia.

    — Perdoné, pero necesito su...

    Agustín le quitó la pístola de su bolsíllo.

    — ¡Tú y tu amigo, caminen hacía aquí, ya! — Dijo Agus.

    Oscar y todos le quitáron el arma a los otros. Cuando lo tenían todo controlado, aparecí yo.

    — ¡Manu, has escapado! — Dijo Agus.
    — Sí, tuve suerte. Pero Samuels...
    — ¿Que le ha pasado? — Dijo Sara.
    — Ernesto nos torturó para que el dijera que causó la epidemia y sobre mí mordída. Pero torturó tanto a Samuels que lo mató. Cuando se fue, Samuels se transformó. ¿Donde esta mi hija? — Dije.
    — Bien, la tengo yo. — Dijo Sara.
    — Joder, tenemos que salír de aquí. Espero que Olivia pueda caminar, y lleve a su hijo. — Dijo Ulises.
    — ¿Tuvo un hijo? — Pregunté.
    — Sí, le llame Daniel. — Dijo Olivia de pié, con Daniel en brazos.
    — Esta bien, es hora de irse de aquí. — Dije.

    Pero no nos daría tiempo, ya que el consejo nos paró.

    — ¿Quienes sois? — Dijo Josh, junto Ernesto, Sandra y Gabriel.
    — ¡Llegámos por asílo y seguridad, y yo fui torturado y encerrado! — Dije.

    Todos nos apuntaban, menos Gabriel, que tenía la túnica de cura.

    — No es necesaria la violencia, bajen las armas todos. — Dijo Gabriel. — Si aquí no os gusta estar, ya que estais bajo las normas de Ernesto y Egipo, teneis 3 comunidades más para elegir: La Colína, Santa Maria y Alexandría.

    Yo miré a los mios.

    — Votémos. — Dije. — Quiero conocer Alexandría.
    — Yo creo que sería mejor La Colína. — Dijo Oscar.
    — Yo Santa Maria. — Dijo Ulises.
    — Yo apoyo a Oscar, La Colína. — Dijo Olivia.
    — Yo estoy con Manu, Alexandría. — Dijo Alex.
    — Yo Santa Maria. — Dijo Sara.
    — Yo no quiero votar, me da igual. — Dijo Emma. — Me abstengo.

    Yo miré a Agustín.

    — Agustín, amigo, tú decides el último voto. — Dije.
     
  13.  
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    Capítulo 5: Nuevas Comunidades

    — Ya lo decidí. Vamos a Alexandría. — Dijo Agus.
    — ¡Bien! — Respondí junto a Alex.

    Sandra, la líder de Alexandría, habló.

    — Esta bien, me llamo Sandra, y soy la líder de la comunidad. Seguídme.

    No todos estaban de acuerdo.

    — Yo me voy a La Colína. — Dijo Oscar.
    — Yo con él. — Dijo Ulises.
    — Y yo. — Dijo Sara.
    — ¿Y los demás? — Dije.
    — Los demás se quedan conmigo, ¿verdad? — Dijo Oscar.

    Todos se miráron.

    — Vamos con Manu. — Dijeron.

    Oscar, furioso, se fue de allí, seguído de Ulises y Sara, que irian a La Colína. Nadie se quiso quedar en Egipto ni en Santa María. El resto del grupo que quería ir a Alexandría seguía a Sandra. Subímos a un coche junto Sandra y dos guardaespaldas. Cuando nos acercabamos el lugár era grande. Tenía 3 barreras antes de entrar al lugár, que era grande. Los edificios no eran altos, y se veía a la gente cultivár y paneles solares. Cuando el coche aparcó, salímos. La seguímos hasta su casa, donde nos iba a decir las normas.

    — Bien, supongo que sabreis que tengo que deciros las normas antes de todo. — Dijo Sandra.
    — Cosa que Egipto no hizo. — Dije.
    — Bueno, Ernesto es un poco estupido, pero es buen lugár. — Dijo ella.

    Yo no hablé, esperaba las normas.

    — Ahí van:

    1- Si se quiere salír de Alexandría, hay que pedir permíso, ya que tenemos las personas contadas. Una vez fuera de Alexandría no te podémos protejer.
    2- Si se comete un delíto, depende de que grado sea, será castigado:
    Grado Leve: como pelearse, será castigado con 1 día preso bajo la custodia del líder. Depende del daño causado a la víctima, el líder decidirá cuantos días estará retenido.
    Grado Normál: como robar, será castigado con exilio o amputación de una extremidad.
    Grado Grave: como matar, será castigado con pena de muerte (ahorcado, lanzado a los muertos, ejecución, entre otras).
    3- A cierta hora hay toque de queda. Si a esa hora no se esta en casa, será penalizado y enviado a casa. A la tercera penalización, eres exiliado.
    4- No les pondrémos en un trabajo que queramos, sino que serán vosotros los que elijan donde ponerse a trabajar, ya sea: soldado, agricultor, etc.
    5- Cuando hayan problemas con las otras comunidades, nosotros iremos a ayudarles, ya se somos un conjunto.
    6- Sí el lugár es invadido, el plan de escape será revelado. Hagan lo que se les dice, y sobrevivirán.
    7- Aprovechen la estancia, y sed felízes.


    Una vez acabamos de leer las normas, Sandra habló.

    — Tengo 3 casas libres, hasta que no alarguémos el perímetro, no tendrémos más. Sois 7, ¿os las arreglareis para escojer casa? — Dijo Sandra.
    — Tranquíla, nos las arreglarémos. — Dije.

    Unos soldados vinieron diciendome que un tal Oscar quería hablar conmigo. Fui a verlo.


    Capítulo 6: Nada Que Perder

    — ¡Tú mataste a Roy, y ahora me quieres quitár a Olivia! — Dijo Oscar.
    — ¿Que? ¡Yo no estoy con Olivia, solo dímos un paseo con nuestros hijos! — Dije, confuso. — ¿¡Y porque metes a Roy en esto!?
    — Porque no te dije nada hasta tener este momento, como ahora, a la lúz de la luna, sín que nadie escuche el dísparo que voy a hacer. — Dijo Oscar, sacando el arma.
    — ¿Porque quieres esto? — Dije.
    — ¡Porque te odio! Y tú amigo será el siguiente... — Dijo, acercandosé a mí.
    — No voy a hacer nada, tendrás que matarme sín que yo me fuerze. — Dije. — Te daré mi arma, coje.

    Cuando se acercó, le ofrecí mi arma, pero saqué la navaja y se la clavé y en el abdomen. Oscar comenzó a sangrar, hasta que murió.

    — Nos vemos en el infierno, idiota. — Dije, mientrás cavaba la tumba.

    Si la gente se enterá de esto, me odiarán.


    (2 horas después...)


    Yo vivia con Agustín, Emma y mi hija, mientras que Alex estaba con Olivia y Daniel. Me levanté, tratando de disimular que hice anoche. Agustín me preguntó.

    — ¿Que quería Oscar? — Dijo, sacando los cereales.

    Yo cojí la leche, mientrás le hacía el biberón a mí hija.

    — Hablar. — Dije.
    — ¿No puedo saberlo? — Dijo Agustín, mientrás desayunaba.
    — Ya te lo diré mas tarde, me voy a dar una vuelta. — Dije, cojiendo el carrito para llevar a Emily. — ¿Emma vienes?

    Emma bajó las escaleras.

    — ¡Si! ¡Si! — Dijo, saltando.

    Yo sonreí.

    — Bien, vamos. Adios Agus. — Dije.

    Pero no recibí respuesta. Salí de allí, y me fui a dar una vuelta.


    (Mientrás, Agustín fue a La Colína a hablar con Oscar...)


    Al entrar, buscó a Oscar, pero se topo con Ulises y Sara.

    — ¿Donde esta Oscar? — Dijo Agus.

    Sara y Ulises se miraron.

    — No lo sabémos, nosotros también lo buscamos. — Dijo Ulises.
    — ¿Y no sabeis que hizo anoche? — Dijo Agus, preguntando sín parar.
    — Dijo que iba a hablar con Manu, solo eso. — Dijo Sara.

    Agustín se quedó pensatívo.

    — Manu lo sabe, pero no quiere decirme de que hablaron. — Dijo Agustín. — Es raro que Oscar no haya vuelto.
    — ¿Que es lo que insinuas? — Dijo Sara.
    — Que lo ha matado. — Dijo Ulises, antes de que Agus hablase.
    — Pero, ¿porque? — Dijo Agus.
    — Creo que se donde fueron. — Dijo Ulises, cojiendo un coche. — Vamos, subíd.

    Cuando llegáron al lugár donde estaban la noche anterior Manu y Oscar, vieron una tumba cavada.

    — Hay que desenterrar. — Dijo Agus.
    — Joder, ¿en serio? — Dijo Sara. — Ya huele mál.
    — Sí, en serio. Solo así sabrémos que pasó. — Dijo Agus.

    Ulises y Agus procedieron a excavar, hasta que Oscar se levantó por sí solo, con una navaja clavada en la barriga, transformado en muerto.

    — ¡Lo mató! — Dijo Ulises, clavandolé un cuchíllo en la cabeza al Oscar muerto.
    — ¡Dios, no lo puedo creer! — Dijo Agus.
    — ¡Voy a matarlo! — Dijo Sara.

    Agustín le frenó los pies.

    — Dejame solo un día para hablar con él. Solo eso. — Dijo Agus.

    Todos subieron al coche, y se fueron de allí.


    (Cuando Manu volvió a casa...)


    Cuando amanecía, Agustín me esperába en la mesa.

    — No has venido en toda la noche. ¿Pasa algo? — Dije.

    Agustín se terminó el baso de agua.

    — Has matado a Oscar. — Dijo. — Ulises y Sara quieren matarte.
    — Yo...yo...solo me defendí. — Dije.
    — Me voy de aquí, de esta casa. Aún hay una libre. Iré con Emma allí. Voy a cojer mis cosas. — Dijo Agus, subiendo las escaleras.

    Ahora 2 personas me querían muerto y mi amigo no me hablaba. Pero se avecinaban problemas peores que la muerte de Oscar. Mike apareció en las puertas de Alexandría.



    Sinopsis próximos 6 capítulos de The Last Of Them- Parte 5


    Capítulo 7- La Lucha Interna: Alexandría no tiene más remedio que pelear con Mike y los suyos. Tengo que lidiar con mís propios problemas.

    Capítulo 8- Lo Que Esconde El Vírus: Sabremos mas acerca el vírus zombie. Irémos por última vez a Cuidad de los Vivos, para conseguír todo lo que podámos.

    Capítulo 9- Los Que Quieren El Mundo: Un nuevo grupo muy numeroso aparecerá en las puertas de Cuidad de los Vivos antes de irnos de allí.

    Capítulo 10- Comunidades Unídas: Hay que enfrenta al enemigo común. Aquel grupo vuelve a aparecer, esta vez enfrente de Santa María.

    Capítulo 11- Dejar De Ser Buenos: Santa María lucha contra ese grupo y necesita apoyo. Una de las guerras mas brutales estalla.

    Capítulo 12 (Finál de Temporada)- "Tarde o Temprano, Corrémos": La guerra empeora, los muertos se intensifican. El líder de ese grupo aparecerá por fín. Todo es muerte, siempre es lo mísmo.
     
  14.  
    Manuvalk

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    Drama
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    Capítulo 7: La Lucha Interna

    Sandra ordenó que trajeran material antidisturbios para los 10 que ibamos a la misión. Entre ellos Agustín y yo. Habían varios que tenían pinta de no haber hecho misiones suicidas.

    — ¡Bien! Espero que volvais todos en buen estado. Alexandría rezará por vosotros, aunque, eso lo hace Santa María. — Dijo Sandra, que se acercába a mí.
    — Manu, no te he visto luchar, pero por lo que me han contado tús amigos, te confiaré el líderazgo de los 10 hombres que llevo. Cuidalos. — Dijo, dandome la mano.
    — Tranquíla Sandra, haré lo que esté en mí mano para traerlos a todos. — Dije.

    Ibamos en 1 camión todos a vernos con La Colína. Los soldados de La Colína eran 10 también, entre ellos Sara y Ulises. Ellos tenían su camión. Luego los 2 camiones continuamos hasta llegár a Santa María. Sús 10 soldados tenían todos cruzifijos. Ví a ese tal Jesús. Y se santuaron antes de subír a su camión correspondiente. Seguímos camíno hasta Egipto. 10 soldados bien serios salieron por las puertas. Ernesto los observaba todos. Eran soldados fuertes. Una vez todos, el primer camión, que era Egipto, nos enseñaba el camíno, seguídos de Alexandría, Santa María y por últimos La Colína. Cuando llegámos, vímos cientos de ellos vagando por la ciudad, tal vez más.

    — ¡Bajémos! — Dije.

    Todos mís hombres bajaron.

    — ¡Nosotros somos los encargados de cojer el material médico! — Añadí.

    Los 40 hombres y mujeres en totál bajáron de sus respectívos camiones. Comenzó el tirotéo.

    — ¡Id a por lo necesário, no hagais locúras, y lo harémos bien! — Dijo el líder de los 10 hombres de Egipto.
    — ¡Recordad, ese material salvará vidas! — Dijo el líder de La Colína.
    — ¡Hermanos, Dios nos proteje, así que hagamos esto por él! — Dijo Jesús, líder de Santa María.

    Pero ya empezáron a haber muertos, primero por parte de Santa María.

    — ¡Argh! — Gritó uno de los soldados de Jesús, al ser mordído.

    Jesús se acercó a verlo. Yo fui con él.

    — Oye, va a morír, ya sabes que hacer. — Dije. — No le hagas sufrír.

    Jesús soltó unas cuantas lágrimas.

    — Ti...tienes razón. — Tartamudeó Jesús, sacando el arma.

    Aquel soldado sufría. Pero caía más gente. Alexandría era la única comunidad que tenía a los 10 hombres en pié.

    — ¡Aguantémos chicos! — Dije.

    Agustín vino con 2 hombres más. Tenían varias cajas de medicamentos.

    — Otros 2 traen más. ¿Donde lo ponémos? — Dijo Agustín.
    — ¡Al camión, corre! — Dije.

    El líder de Egipto cayó. El recuento erá el siguiente. Egipto: 7 personas, Santa María: 5 personas, La Colína: 6 personas. Alexandría: las 10 personas.

    — ¡Adrían a caído! — Gritó un soldado de Egipto. — ¡El líder a caído!

    Comenzé a matar muertos. Muchos, eran demasiados. Por suerte lo teníamos todo, cada comunídad sus correspondientes cosas. Pero una sorpresa apareció en la salída de Cuidad de los Vivos. 5 helicópteros se posáron encíma de la salída, y se soltáron 2 cuerdas. 4 hombres de cada helicóptero bajáron. Todos apuntámos.

    — ¡Ese material es nuestro, todo! — Dijo un soldado de élite.

    Los 3 líderes restantes nos pusímos delánte.

    — ¡Esto es nuetsro! ¡Hemos derramado sangre! — Dije.
    — Necesitamos esto. Nuestras famílias lo necesitan. — Dijo Jesús, que era blando.
    — ¿Quienes sois? — Dijo el líder de La Colína.

    Todos esos típos se pusíeron en fíla.

    — Es del presidente. — Dijo, el que al parecer era sú líder.

    Los helicópteros se fueron.
    Esos 10 hombres se quedáron allí. Si querían pelea, la tendrían. Eran 10 contra más de 20.

    — Veo que no tenemos opción... — Dijo aquel líder de élite.
    — Ni yo. Tendréis que iros si no quereis morír. — Dije.

    Aquellos hombres comenzáron a reirse.

    — No sabes de donde venímos, ¿verdad? — Dijo el líder.
    — ¿Tengo cara de saberlo? — Dije.
    — No hace falta, yo te lo diré. — Dijo aquel tipo. — Vivímos en un bunker subterraneo, con el presidente de verdad. Somos los soldados de élite del gobierno.

    Los 30 hombres que éramos nos paralizámos. Pero no iba a regalar el material.

    — Como si sois mis amigos de la infancia. ¡Esto es nuestro, y nadie nos lo arrebatará! — Dije.

    Aquel hombre se puso nervioso.

    — ¿¡En serio quereis morír!? — Dijo. — ¡Deberiais dár la vida por vuestro presidente!
    — ¿Dar la vida? ¿¡Dió el la suya cuando esto empezó!? — Dijo Agustín, furioso.
    — ¡Sí no la dió es porque es el PRESIDENTE! — Dijo aquel hombre, matando a un soldado de Santa María.

    Todos, paralizádos, nos miramos mutuamente. No sabíamos como reaccionár.

    — Si no quereis que nadie más muera, debeis dejár el material y iros... — Dijo aquel hombre, matando a un muerto.

    Pero reaccioné rápido.

    — ¡Vete al infierno! — Dije, disparándole. Pero aquel hombre esquivó la bala con mucha facilidad.

    Todos asombrados, comenzámos a dísparar. Pero sín acertar ni una bala. En cambio aquellos, de dos saltos se escondieron trás coches y mataron varios de los nuestros. Cojí al resto de los hombres y un poco de cada material y salímos de allí con el camión. Cuando dejámos cada grupo de soldados en su comunidad, llegámos a Alexandría, pero se desataba una mini guerra en las puertas.

    — ¿Serán los del gobierno? — Dijo Agustín.
    — No creo, son pocos. — Dije.

    Los 10 hombre de Alexandría bajámos del camión y comenzámos a dísparar. Finalmente, era el grupo de Mike, pero eran 15, cuando solo quedába Mike, Agustín iba a rematarlo, ya que se arrodilló llorando, pero Sandra, nuestra líder, decidió llevarlo al calabozo y no matarlo. A Agus no le gustó.

    — ¿¡Pero que haces!? ¡Hay que matarlo! — Dijo, enfadado.
    — Agustín, comprendeló. Verémos que hacer con el. — Dijo Sandra. — Manu, el consejo esta reunido, te esperán. Yo iré en un momento.
    — Esta bien, ahora voy. — Dije.

    Caminé hasta la casa de Sandra, y allí estaban Ernesto, Josh y Gabriel. Me senté en la sílla.

    — ¿Que quieren de mí? — Dije.
    — ¡Maldito bastardo! ¡No ayudaste a Egipto! — Dijo Ernesto.
    — Pensé que serías una bendición, pero eres un irresponsable. — Dijo Gabriel.
    — Te lo diré, en palabras simples. No ayudaste a nínguna comunidad salvo la tuya, y esto es un CONJUNTO. — Dijo Josh. — No nos caes nada bien, y si quieres caernos bien, tendrás que hacer cosas para recuperar el estatús.

    El resto del consejo me odíaba porque solo salvé mís 10 hombres.
     
  15.  
    Manuvalk

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    60
     
    Palabras:
    672
    Capítulo 8: Lo Que El Virus Esconde


    — ¡Yo hice lo que el líder en la comunidad que vivo me dijo! — Dije, molesto.
    — Oye, esto es un CONJUNTO. Piensa por todos. — Dijo Ernesto.
    — ¿Que piense por todos? ¡No soy el papa de vuestros soldados! — Dije.

    El consejo se levantó de las síllas.

    — Nos vamos, esperamos no volver a verte. — Dijo Josh.

    Josh, seguído del resto salíeron de allí. Sandra entró.

    — ¿Que querían? — Dijo Sandra, bebiendo agua.
    — Que por mí culpa, soldados suyos murieron. — Dije.
    — No te preocupes, yo hablaré con ellos. Pero hablamé de una cosa. — Dijo Sandra. — ¿Que tipos os encontrasteis en aquel refugio destruído?

    Bajé la mirada al suelo, mientras un escalofrío me recorría la piel.

    — Decían ser del gobierno. — Dije.

    Sandra, boquiabierta, no reaccionó.

    — ¿Sabes lo que significa esto? — Dijo, poniendose las manos en la cabeza.
    — No se que significa, solo que no le voy a dar nuestros suministros porque sea el presidente, que se los busque el. — Dije.
    — Obvio que no le vamos a dar nuestros suministros, el presidente tendrá mas comida reunida que tú y yo en un año. — Dijo Sandra, pensativa.
    — Y, ¿que hacemos? — Pregunté.
    — No lo sé, lo pensaré. — Dijo Sandra. — Manten la boca cerrada.
    — Esta hecho. — Dije, llendome de allí.

    Cuando salí, ví que Agustín me esperaba fuera.

    — ¿Como se lo ha tomado? — Dijo.
    — Esta pensando que hacer. — Dije.

    Agustín se iba.

    — ¿Donde vas? — Pregunté.
    — Necesito hacer algo, pero si te lo digo me vas a detener, así que dejame. — Dijo, llendose.


    (Agustín fue a ver a Mike...)

    Agustín abrió la puerta, y al instante la cerró. Allí estaba Mike, atado.

    — ¡Por favor no me hagais nada! — Dijo Mike.
    — Maldito bastardo, ahora verás lo que es el dolor. — Dijo Agustín.

    Agustín se fue a cojer la motosierra de la esquina.

    — Despidete de tu miserable y asquerosa vida, Mike. — Dijo Agustín, encendiendo la motosierra.
    — ¡Por favor, dejame vivir, haré lo que sea! — Dijo Mike, llorando.
    — Muere, solo diré eso. — Dijo Agus, acercandose con la motosierra.
    — ¡No! ¡No! ¡Argh! — Decía Mike, mientras la motosierra le cortaba el cuello.

    En unos minutos Mike se desangró y murió. Pero para grán sorpresa de Agustín, la cabeza se transformó en segundos.

    — ¿¡Que coño es esto!? — Dijo.

    La cabeza de Mike trataba de morder a Agus, y en ese momento, entré junto a Sandra para ver como estaba Mike, y hablar.

    — Agus...¿porque lo has hecho? — Dije.
    — Lo merecía. — Respondiendo friamente. — Pero fijaté en la cabeza, sigue viva, y tiene los ojos verdes.
    — Luego hablarémos, pero mandaré analizar la cabeza. Si que es raro. — Dijo Sandra.

    Sandra mandó a dos de los suyos a que cojieran la cabeza. Luego me pidió que me fuera.

    — ¿Sabes que lo que acabas de hacer es exilio? — Dijo Sandra.
    — Yo...no quiero irme, pero no conocías a este típo. Jodió a mucha gente. — Dijo Agus, cabizbajo.
    — ¡Eso a mi me importa un carajo! — Dijo Sandra, golpeando la mesa. — Como no pueda disuadir al consejo...tendrás que ir a la carret...
    — No me haga volver ahí, lo odio. — Dijo Agus.

    Sandra se le quedó mirando, y a continuación, salió de allí.

    (Mientras en el laboratorio...)

    — La muestras indican que el virus a mutado... — Dijo uno de los científicos.
    — Eso ya lo sabía, se hacen mas fuertes. — Dije.
    — No consiguen mas fuerza, los que no tienen ojos verdes son todos iguales, pero estos...esto es una emfermedad de los vivos. Y según las muestras y los analisis...LO TENEMOS. El virus zombie lo tenemos todos. — Dijo el científico.

    No reaccioné.

    — ¿Esto...es una broma? — Dije, atónito.
    — Yo no bromeo. Joder, hay que desacerse del cuerpo y de la cabeza. Este tipo tenía una gripe mutada, si nos salpica su sangre...MORIREMOS. — Dijo.


    (Mientras, los guardias que cojieron la cabeza de Mike...)

    Los 2 guardias murieron al anochecer. Comenzaron a sangrar por los ojos un fluido rojo mezclado con verde. Alexandría estaba en pelígro. 2 muertos dentro del lugár.
     
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    Manuvalk

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    The last of them
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    Drama
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    60
     
    Palabras:
    781
    Capítulo 9: Los Que Quieren El Mundo


    — ¡Muertos dentro del perímetro! — Grito uno de los guaridas.
    — ¡Cojed las armas, y acabad con esto! — Dijo Sandra.

    Pero llegué tarde, ya habían matado a esos muertos.

    — ¡Esos muertos no son lo que parecen! ¡Padecen una especie de enfermedad! ¿Les salpicó la sangre? — Dije, alertado.

    De repente, un guardia cayó al suelo, y el otro fue a socorrerle, al igual que Sandra.

    — ¡Sandra no! — Dije.

    Pero Sandra, no me hizo caso, y se acercó al guardia del suelo. Entonces ese guardia se transformó, y como me dijo el científico, con ojos verdes. Cojió a Sandra, y la mordió en el cuello.

    — ¡No! — Dije, disparando en la cabeza a los 2 guardias.

    No me acerqué mucho a Sandra, para no infectarme. Sandra trataba de hablarme.

    — Ma...Manu... — Decía. — Voy a...morír.
    — Lo, lo siento. — Dije. — Sabes que no puedo hacer nada.

    Sandra me tendió la mano. Pero la cojí.

    — Cuida Alexandría...cuida a todos...niños, ancianos...cuid... — Dijo Sandra, que murió.
    — ¡Mierda, mierda! — Dije, sacando el arma.

    Apunte a la cabeza, y puse fín a Sandra. De repente Alexandría estaba de luto. Y para sorpresa, mas gente enferma, se transformó en muertos. Cojí a los sanos y cerré Alexandría. Fui con Agustín a La Colína, a ver si nos prestaban ayuda. Me lleve a todos los supervivientes sanos de Alexandría, que eran 33. Los enfermos se quedarían en Alexandría, como una especie de cuarentena. Los guardias de La Colina avisaron a Josh, que no tardó en aparecer.

    — ¡Josh, necesitamos ayuda! — Dije.
    — ¿Donde esta Sandra? — Preguntó Josh.
    — La mordieron. Ha muerto. — Dijo Agustín. — Un especie de virus humano, hace a los que se transforman mas peligrosos.

    Josh comenzó a reírse.

    — Vaya tonteria. ¿Y que se supone que tengo que hacer, si no teneis líder? — Dijo Josh, riendose.
    — Me puso al mando. — Dije. — ¡Esto no vale una vida mas!
    — Alexandría nunca me cayó bien. Pero esa gente se merece la ayuda. Entrad, pero como haya un enfermo entre ellos...te mataré. — Dijo Josh, señalándome.


    Dejé a los supervivientes en La Colína, y fui a Egipto, y después a Santa María, pero primero a Egipto. Sara y Ulises vinieron conmigo y Agustín. Olivia se fue con su hijo y mi hija a La Colina.

    — Oye Manu, sabemos que mataste a Oscar. — Dijo Sara. — Lo entendemos.

    Yo miré a Agustín.

    — No podias callarte, tenías que decirlo. — Le dije a Agus.
    — Lo descubrí con ellos. — Dijo Agus.
    — Ah, vale, perdón. — Dije.

    Ulises habló.

    — Pero, no te acerqués a mí. — Dijo Ulises.

    Lentamente me giré.

    — Tranquilo, no lo haré. — Dije.

    Llegámos a Egipto. Los guardias de la puerta avisaron a Ernesto, que vino con Julian.

    — ¡Que quereis! — Dijo Ernesto.
    — Hay una enfermedad humana que hace que cuando mata a los vivos, los transforma rapido y si te salpica la sangre, te infectas. — Dije.
    — ¿Que es esto? ¿Un cuento? — Dijo Julian.
    — ¿Crees que es un cuento, estupido? — Dije.

    Julian salió, y me cojió por el cuello.

    — ¿Quieres que averiguemos quien es más estúpido? — Dijo, sacando el cuchillo.

    Ernesto le tranquilizo.

    — ¡Hermano, no vale la pena! — Dijo Ernesto.

    Julian me soltó y guardó el cuchíllo.

    — ¿Y que haceis aquí? — Preguntó Ernesto.
    — Alexandría ahora esta en cuarentena. Los superviventes sanos los lleve a La Colína. Vine aquí para avisaros de le enfermedad, nada mas. — Dije.
    — Esta bien, gracias. — Dijo Ernesto.

    Ahora ibamos a Santa María. Pero al llegár la sorpresa se nos puso en la cara. En la entrada al lugar vimos a Jesús encima del muro con 2 guardias, y los 10 soldados de elite que nos asaltaron en Cuidad de los Vivos.

    — Por favor hermanos, la violencia no es necesaria, bajen las armas y hablaremos. — Decía Jesús.

    El líder de los soldados de élite comenzó a reírse.

    — Nos a salido judas el chico... — Dijo, riéndose sin parar.
    — Escondamonos, que no nos vean. — Dije.

    Los dos grupos seguían hablando.

    — Ya me cansé de esto... ¡dádnos todo lo que teneis!, o todos morireis. — Dijo el lider.
    — Por favor, de verdad, os lo suplico. Iros de mi comunidad. — Dijo Jesús.

    El lider comenzó a silvár, y en 2 minutos 2 tanques aparecieron.

    — ¿¡Pero que tienes estos capullos!? — Dijo Ulises.
    — ¡Van a masacrarlos así! — Dijo Sara.
    — Esto pinta mal. Hay que avisar al resto de comunidades. — Dijo Agus.
    — Tienes razón Agus, tú y Sara ireis a avisar a Egipto y La Colína. Yo me quedo con Ulises. — Dije.
    — ¿Como que te quedas? — Dijo Sara.
    — Hay que ver que pasa, y ayudar. — Dije. — ¡Rapido, id!

    Sara y Agus se fueron corriendo. Yo saqué mi arma.

    — Es hora de actuar. — Dije.
     
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    Manuvalk

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    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    800
    Capítulo 10: Comunidades Unídas


    Los 2 grupos seguían hablando. Todo el mundo en tensión, mi corazón palpitaba, Ulises respiraba con rapidez.

    — Joder, esto va a acabar muy mal. — Dijo Ulises. — Lo que dije antes, de que no te acercaras a mi, no iba en serio.
    — ¡Olvidaté de eso! Tenemos que estar pendientes de que pasa. — Dije.

    El líder de élite habló.

    — Antes de morir, recordadme como "La Muerte". — Dijo aquel tipo, "La Muerte".
    — ¿Porque "La Muerte"? — Preguntó Jesús. — La muerte ya son los propios muertos vivientes.
    — Tienes razón, os diré mi verdadero nombre. Me llamo Fabian. — Dijo el líder de élite, Fabian.
    — Esta bien, Fabian. ¡Largaos de mi comunidad! — Dijo Jesús, furioso.
    — Eso no va a pasar. — Dijo Fabian.
    — ¡Si nos obligais a luchar pelearemos! — Añadió Jesús. — ¡Dios nos ayuda!

    Fabian subió a un tanque.

    — Si así lo quereis... — Dijo Fabian. — ¡Fuego!

    El tanque disparó a la puerta, y Jesús y algunos más pudieron saltár a tiempo. Otros guardias murieron.

    — ¡Ese tipo esta loco! ¡Maldito gobierno! — Dijo Ulises.
    — Espero que la ayuda llegué pronto. — Añadí.

    Los 2 tanques comenzáron a entrár en Santa Maria, y los soldados y guardias comenzáron a dísparar.

    — ¡Luchad hermanos, hasta la muerte! — Exclamó Jesús, que se movía tan rapido como uno de los soldados de élite.
    — Creo que es hora de entrar a ayudar. — Dije.
    — Tienes razón. — Dijo Ulises.

    Los 2 a la vez comenzámos a dísparar, y como estabamos detrás de los soldados de élite, pudímos matar a 2, solo tenían 7, y 1 en cada tanque, total, 9.

    — ¿Como no nos dímos cuenta de la presencia de esos bastardos trás nuestra fílas? — Dijo Fabian.

    Nuestra presencia sirvió de algo, ya que acabamos con 2, pero esos soldados eran muy rápidos. Pero no solo eso, los muertos aparecierón en escena, entre ellos los que yo llamo "muertos verdes". Al parecer los soldados de élite de Fabian no sabían sobre la enfermedad de los "muertos verdes", pero Santa María tampoco. Jesús corrió hacía nosotros.

    — ¿¡Que haceis aquí!? — Preguntó.
    — Avisabamos a cada comunidad de que los "muertos verdes" que ves, los de ojos verdes, tiene una enfermedad que si le disparas o algo y te salpica su sangre, date por muerto. — Explique a Jesús.
    — Gracias, avisaré a tantos de los mios como pueda. Pero antes, ¿avisasteis a las demás comunidades de que estos típos estan aquí matando a mi gente? — Dijo Jesús.
    — Si, tranquilo, Agustín y Sara estan en ello, no tardarán, espero. — Dijo Ulises.

    Agustín y Sara llegáron con 20 soldados. 10 de Egipto y 10 de La Colina.

    — Hablando del rey de Roma...por la puerta se asoma. — Dijo Ulises.
    — ¿Solo 20 soldados? — Pregunté.
    — Tranquilo, son de avanzadílla, los demás no tardarán. También vienen Josh y Ernesto. — Dijo Agus.
    — Perfecto, ¡luchémos y ayudemos a Santa María! — Dije.

    Todos entramos a Santa María y luchámos con los soldados de élite, y con muertos, que estaban invadiendo Santa Maria, debído a la brecha que hizo uno de los tanques. Los tanques seguían destrozando edificios y atrayendo míles de muertos. Yo maté a 3 muertos y 1 soldado de élite, Agus y Sara mataron 7 muertos y 2 soldados de élite, y el resto aún seguían en ello.

    — ¡Ya faltan pocos, acabádlo! — Dijo Jesús.

    Matamos a todos los soldados, pero Santa María perdió a 17 personas, 3 niños entre ellos.

    — No...no... — Decía Jesús, arrodillandose ante los cuerpos de los niños.

    Fabian estaba escapando. Era el único que faltaba.

    — ¡Matadlo! — Dijo Ulises.
    — ¡Dejadlo! Servirá de mensaje para su líder. — Dijo Ernesto, que llegó con 20 hombres más.

    Justo al momento llegó Josh con 30 hombres, 10 de Alexandría.

    — ¿Se acabo? — Dijo Josh.
    — Eso parece, acabemos con los muertos y reconstruiremos este lug...

    Pero mis palabras fueron interrumpidas por Fabian y 20 tipos de élite mas.

    — ¡Nadie reconstruira ese lugár! ¡Matadlos, maldita sea! — Dijo Fabian.

    Todos los soldados de élite se lanzáron al ataque. Yo cojí a mís 10 hombres de Alexandría.

    — ¡Luchémos! — Dije.

    Pero esos soldados de élite eran mas fuertes y mas que el grupo anterior, y comenzámos a tener bajas. Pero se me ocurrió una idea loca.

    — ¡Ulises, vete con Sara a Alexandría, subid a los muertos de allí a un camión y traedlos aquí! — Dije.

    Todos me miraron con cara de idiotas.

    — ¿Pero estas loco? — Dijo Agus.
    — Eso creo. — Dije riendome. — Pero funcionará. Así los muertos nos ayudarán a ganar esta batalla.

    Ulises y Sara abandonaron la batalla junto 2 soldados de Alexandría, que mande para que ayudarán. Pero cuando estaba dísparando, alguién me pegó por detrás, y caí al suelo.

    — Estúpido, vas a morír por nada. — Me dijo una voz, que supuse que sería Fabian.

    Me levanté, y traté de darle un puñetazo, pero me esquivó, y me cojió de la mordída, y la apreto. El dolor que tenía era insufrible.

    — Yo...también soy inmune. — Dijo Fabian.
     
  18.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    1707
    Capítulo 11: Dejar de Ser Buenos

    Fabian me soltó, y me apuntó con su arma.

    — ¿Como que tú eres inmune? — Dije, mientras me levantaba.
    — Como lo oyes muchacho. A mí también me mordieron. — Respondió Fabian, mientras me enseñaba su mordida en el hombro.

    Agustín vino corriendo junto Sara, y los dos apuntaron a Fabian. Jesús me ayudo a levantarme.

    — ¡Baja el arma idiota! — Exclamó Agustín.
    — Tranquilo, Agustín, se como eres, y se que si te hablo de tú mama, a la que añoras, bajarás el arma. — Dijo Fabian, haciendo que Agustín se pusiera triste. — ¡Tú no la pudistes salvar, Agus!
    — ¡Mentira! ¡Eran muchos, no podía hacer nada! ¡NÚNCA LA DEJARÍA MORÍR! — Dijo Agustín, llorando, y a la vez furioso.

    Todos nos extrañamos de Fabian hablase de la madre de Agustín. Alrededor nuestro la gente se mataba, y los muertos actuaban.

    — ¿Porque hablas de su madre? — Preguntó Sara.
    — Porque también era la mía. — Dijo Fabian, soltando 2 lágrimas.

    Me quedé congelado, y el resto igual. Esto era raro.

    — ¿Como que era la tuya? ¿...sois hermanos? — Pregunté.

    Agustín tiró el arma al suelo.

    — ¿Mi...mi...hermano? — Dijo Agustín, acercandose a Fabian.
    — Si, soy el que tuvieron mama y papa y tuvieron que darme a un convento. ¡16 años pudriendome allí! ¡Y cuando por fín te encontré, comenzó este absurdo apocalipsis! — Dijo Fabian.

    Pero me metí en medio, y la gente me apoyaba.

    — ¡Tú has matado a muchos de los nuestros! ¡Me da igual que seas su hermano, es una tonteria! ¡Y vas a morír! — Dije, colocando la pistola en su cabeza.

    Pero Agustín se puso en medio de mi pistola y Fabian.

    — Agustín, no hagas eso. — Dijo Ulises.
    — Si de verdad soy su hermano, no voy a dejár que lo mateis. — Dijo Agus.

    Pero no podía matar a Agustín, era mi mejor amigo, y no podía hacerlo. Le deje ir con su hermano. Fabian ordenó la retirada y Agustín se fue con el. Pero Fabian me dijo algo antes de irse.

    — Dentro de 2 días, en el almacen mas cercano, nos vemos allí. LA GUERRA NO HA ACABADO. — Dijo Fabian, llendose con Agus.

    Todos los soldados de élite con Fabian y Agustín se fueron en 2 tanques y 2 vehículos.

    — ¡Eres idiota, vas y dejas marchar a Agustín! — Dijo Ulises.
    — ¿¡Y que querias!? ¿¡Que lo matara!? — Dije, furioso. — ¡Esto es lo que no toca vivir, afrontalo!
    — Tal vez tuviste que mat...
    — Ni se te ocurra pensar eso, estúpido. — Dije a Ulises, que me miró con ganas de verme muerto.

    Todos nos míramos: Yo, Ulises, Sara, Jesús, Ernesto, Julian, y Josh.

    — Hay que dejár de ser buenos. — Dijo Jesús.


    Capítulo 12 (Finál de Temporada) "Tarde o Temprano, Correrémos"

    Fui con Jesús a aquel almacen que dijo Fabian. Pudímos ver dos muertos con un golpe en la cabeza.

    — Pss, por allí, yo entraré. — Dije, sacando el arma.
    — Vale, ten cuidado. — Dijo Jesús, que sacó la suya.

    Entre en ese almacen, y había una mesa, con whisky y 2 vasos. Cuando iba a la mesa, apareció por el otro lado Fabian.

    — Que sorpresa...muy boníto venír aquí después de que matase a tantos amigos tuyos. — Dijo Fabian, dejando su arma congada. — Tu turno, deja el arma.
    — No me fio de tí. Me quedaré el arma. — Dije.
    — Esta bien, sientate. — Dijo Fabian.

    Yo y Fabian nos sentamos. El se puso un vaso de whisky.

    (Mientras, fuera del almacen, Agutín, que vino con Fabian, hablaba con Jesús...)

    — ¿Porque te vas con el? La gente de aquí te necesita. — Dijo Jesús.
    — El también me necesita, soy su hermano. — Dijo Agustín. — Si eso implica matar a Manu o alguién que se me acerque con malas intenciónes, por mi hermano...lo haré.

    Jesús le miro con ojos poco amistosos.

    (Volviendo a la reunión entre Fabian y Manu...)

    — No viste el diablo de amigo que tenías al lado...a mi hermano...que te mataría por mí. — Dijo Fabian.
    — Oh, veo al diablo ahora mismo, ya lo ví en otra persona, pero tú también lo tienes. — Dije. — Deja de comerle el coco a Agustín.
    — Bueno, ¡cambiemos de tema! Te propongo un trato, algo, que arreglaría todo. EL FÍN DE LA GUERRA. Quiero todo el material militar que tengan vuestras comunidades. — Dijo Fabian.

    Me puse whisky y le dí un trago.

    — En tus sueños...eso no pasará. — Dije.
    — Esta bien, esta bien. — Dijo Fabian, levantandose. — Tienes 2 horas antes de que las comunidades restantes, las masacre. Sí en 2 horas no vienes aquí con todo el material. Ire a cada comunidad y me encargaré de matar a cada líder.


    Me levanté y salí a avisar a Jesús. Ví a Agustín, que no me dirijía la mirada. El y Fabian subieron a su vehículo, y yo y Jesús al nuestro. En una hora llegámos a Alexandría, por fín limpia de muertos.

    — ¡Josh, Ernesto! — Dije. — ¡Van a atacar, preparad a vuestras comunidades!

    La única comunidad que cayó fue Santa María, pero Alexandría hospedo a Jesús y los suyos. Primero fuimos a La Colina, que supusimos que sería la primera en ser atacada.

    (1 horas después...)

    Tal y como Fabian prometió. 2 tanques, 4 camiónes y 8 vehículos aparcaron frente La Colina. Josh trató de evitar la guerra.

    — ¡Si os marchais, no morirá nadie! — Dijo Josh.
    — No vamos a marcharnos. Queremos el material. El presidente me dijo que os dejará en paz, pero yo no puedo hacer eso. ¡Vais a morír! — Dijo Fabian.

    El tiroteo empezó. Agustín debía elegir bando, y rápido. Por suerte nuestra, se decidió por nosotros.

    — Dejadlos ir, o te mato, hermano. Ellos no tiene culpa de que te hayas hecho un psicopata. — Dijo Agus, colocando el arma en la cabeza de Fabian.
    — Esta bien, esta bien, hermano. Dejaré esto. — Dijo Fabian.


    Agustín bajó con nosotros.

    — Me alegra que vuelvas. — Dije.
    — Mi hermano esta loco, hay que acabar esto. — Dijo Agus.

    Pero de repente, Fabian sacó de un vehículo a Olivia junto su hijo Daniel, después a Sara y Ulises, y por último a Emma y mi hija, Emily. El tiroteo paró.

    — Por favor, dejalos ir, no les hagas nada, tomamé a mí. — Dije, dejando mis armas en el suelo.
    — Dejales hermano, por favor. — Dijo Agustín.

    Fabian sacó una barra de metál con alambre de puás, una katana, y su pístola. Se echó a reir.

    — ¿A quién mataré primero? — Tarareaba Fabian, como una canción.

    Sús hombres de élite tomaron a todos los soldados de La Colina. Estabamos desarmados, y no había manera de avisár a Alexandría o Egipto, ya que yo y Ernesto estabamos en La Colina. Estaba muy furioso, pero no podía actuar, o me matarían.

    — Creo que toco matar a...¡esta chica y su hijo recien nacido! — Dijo Fabian, como si fuera un juego.
    — ¡Dejalos ir maldito hijo de pu**! — Dije, recibiendo un culatazó en la espalda, y cayendome al suelo.
    — ¿Que arma puedo escojer? Creo que para ellos cojeré la pístola. — Dijo Fabian, mientras Olivia lloraba por ella y su hijo.

    Fabian se colocó en posición, y le arrebató de los brazos de Olivia a Daniel. Puso la pístola sobre su cabezita, y galó el gatíllo.

    — ¡No! — Dijo Agustín.

    Después Fabian puso de rodíllas a Olivia, y sín hablar, apretó el gatíllo, y la mató.

    — Los siguientes son esta pareja de tortolitos. — Dijo Fabian, poniendo de rodíllas a Ulises y Sara, que se cojieron de la mano.

    Fabian sacó la katana, y rebanó las cabezas de Ulises y Sara, que cayeron delante mias. Solo le quedaban Emma y Emily.

    — ¡Por favor, a mi hija no! ¡Haré lo que sea! — Dije, tratando de soltarme, pero sín resultado.
    — ¡Ya no puedes hacer nada! — Dijo Fabian, cojiendo la barra de metál con alambre. — Su muerte es esta.

    Comenzé a llorar, no podía imaginarlo. Ví que Agustín lloraba también, porque Emma le importaba. Fabian cojió a Emma, comenzó a darle con la barra en la cabeza, hasta que la destrozó.

    — ¡Loco hijo de pu**! ¡Voy a matarte! ¡Vas a morír! ¡Hijo de pu**! — Decía sín parar Agustín.
    — ¡Ahora el bebe! — Dijo Fabian.
    — ¡No te atrevas, maldito hijo de los muertos! — Dije.
    — ¡Ahora verás si me atrevo! ¡Y luego mearé sobre todos los cadaveres! — Dijo Fabian, que de un golpe destrozó la cabeza de mi hija.

    No lo podía creer. Todos los más cercanos...muertos. MI HIJA, muerta. Creo que me volví loco.

    — ¡No! ¡Vas a morír! — Dije, dandole un cabezazo al soldado que me tenía cojído.

    Al soldado se le escapó un dísparo. Solo oía disparos y gente corriendo. Ví a Agustín disparando como un loco. Me levanté y comenzé a disparar. Acabamos con las puertas rotas, los muertos entrando, y Fabian y 7 soldados de élite huyendo en un vehículo. Perdímos a muchos de los nuestros.

    — ¡Emma murió por tú culpa! ¡Todos han muerto por tú culpa! ¡Tendrías que haberle dado el material! — Dijo Agustín, golpeandome.

    Caí al suelo, del golpe que me dió. Ernesto y Josh cojieron a Agustín para que no siguiera. Mi amigo ya no volvería a ser el de antes. Me levanté y le devolví el golpe. Ernesto y Josh cayeron detrás de él.

    — ¡NO ES MI CULPA! ¡MI HIJA TAMBIÉN A MUERTO! — Dije, mientrás me puse encíma suya, y no paré de golpearlo.

    Ernesto y Josh, trataban de separarme de Agus, pero simplemente, no paraba, quería matarlo. Jesús vino a ayudarles, y me soldatrón de encíma. Agustín no podía levantarse. Yo suspirába. Me levanté.

    — ¡Vamos trás él! — Dije. — Esto no acaba aquí.


    The Last Of Them Parte 6 (15 capítulos) Sinopsis próximos 5 capítulos:

    Capítulo 1- "La Fúria Mata": Todos los supervivientes restantes deciden buscar y capturar a Fabian. Solo quedán Egipto y Alexandría en pié.

    Capítulo 2- Núnca Serémos Como Antes: Egipto y Alexandría pasan por una crisis. Las comunidades se enfrentan.

    Capítulo 3- El Demonio En Persona: Uno de los supervivientes se vuelve loco, provocando un caos en ambas comunidades.

    Capítulo 4- La Luna: En una busqueda se suministros, el grupo se encuentra con gente nueva. Una gran comunidad aparece.

    Capítulo 5- "Los que llegan, sobreviven": Antes de llegar a la nueva comunidad, el grupo tendrá que enfrentar obstaculos que pondrán a prueba quién es quién en el grupo.
     
  19.  
    Manuvalk

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    Drama
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    60
     
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    1195
    The Last Of Them Parte 6- Capítulo 1: "La Furia Mata"


    — ¡Vamos, no hay que dejarle escapar! — Dije, contando las balas de mi pistola y limpiándome la sangre.

    Josh y Ernesto estaban en shock. Agustín se levantaba poco a poco. Jesús estaba suplicando a Díos.

    — Nunca...nunca hemos vivido algo así. — Dijo Ernesto.
    — ¡Púes yo sí! ¡Me he topado con muchos locos! — Dije. — Primero, un tipo loco llamado Javier, atacó nuestro refugio y escapo, y cuando por fín teniamos otro refugio, apareció de la nada y mató a alguién que quería. Luego, sus ayudantes, Will y Oleg, atacaron nuestro refugio, una prisión. Finalmente fuímos a su refugio llamado Terminus, y Will mató a mí mujer, nosotros solo a Oleg. Will escapó. Cuando ya llegamos a una comunidad grande, Will aparece con un grupo llamado "Los Renegados". No la destroza, pero mata a la mujer de Agustín, y el, como siempre que me inculpa de algo que no hice, me echó de allí. Will murió. Cuando todos nos reunímos otra vez, aparece este loco de mierda, Fabian, hermano de este, y mata a mi hija. ¡Ya estoy harto de los locos que se topan conmigo! ¡HARTO! ¿Quién me acompaña?

    Todos se miraron. Jesús seguía rezando, Agustín escupía sangre, Josh contaba las balas de su pistola, y Ernesto seguía traumado.

    — Yo voy, te acompaño. — Dijo Josh.
    — ¿Alguien más? — Dije.

    Pero nadie mas se ofrecía. Creo que se esperan que me vuelva loco, pero no estoy loco, estoy siendo precavido. Hay que matar a Fabian.

    — Vamos tú y yo, Josh. — Dije, subiendo al coche.

    Josh subió a mí lado, y arranque y me fui de La Colina, destrozada. Por el camino, yo conducía. Y comenzé a hablar con Josh.

    — ¿Sabes que? — Dijo Josh. — Cuando te conocí, pensé que eras un líder debíl, alguién que arriesgaria a los suyos por salvar su culo, y desde hace días que cambié de opinión. Sobretodo con la historia de todos los locos con los que te has topado. Yo jamás lidié con algo así. Lo tuve todo facíl.
    — No a todos les sonrie la suerte. — Dije. Lo he perdido todo, y creo que lo único que puedo hacer es cojer a ese hijo de pu** y quitarle los dientes uno a uno.
    — Entiendo. Sobre algo que te quería preguntar...¿que pasará con Agustín? — Dijo Josh.
    — Creo que hace tiempo que nuestra amistad se rompió. Nuestros camínos deben permanecer separados. — Dije, mientras veía en mapa.

    Josh calló. Seguímos conduciendo hasta llegar a un cruce con varios coches quemados, entre ellos el de Fabian. Josh y yo bajamos del coche.

    — ¿Crees que esté por aquí cerca? — Preguntó Josh, algo asustado.
    — Espero que sí, y le meteré el cuchillo por el culo. — Dije, mientras sacaba mi arma.


    Cuando nos acercámos al vehículo, vímos 3 cadaveres. Erán 7 soldados y Fabian cuando escaparon. Ahora erán 4 soldados y Fabian. De repente 2 soldados aparecieron en cada tejado de cada casa.

    — ¡No queremos problemas! — Dijo uno de los soldados.
    — ¡Vamos a bajar de aquí! — Dijo el otro, con voz de mujer.

    Los 2 soldados de élite bajaron de los tejados, y dejáron las armas en el suelo.

    — ¿¡Donde esta Fabian!? — Exclamé, poniendo mi arma en la cabeza de ambos soldados.
    — Nos abandonó. Solo eligió a dos para que se fueran con él. Ibamos en coche cuando habían personas peleandose, y uno de ellos disparó a nuestro conductor, y nos chocamos. 2 quedaron inconscientes, y nosotros 2 escapamos. — Dijo el primer soldado.
    — ¿Y que quereis? — Dijo Josh.
    — Harémos lo que sea para unirnos a vosotros. Os ayudarémos a capturar a Fabian, si hace falta. — Dijo el segundo. — Me llamo Jack, y ella es mi prima Vanessa.
    — Todo quién se revele contra Fabian, será admitido en mís filas. — Dije. — Encantado de conoceros, Jack y Vanessa.
    — Igualmente. — Dijo Vanessa.
    — Subíd, y busquemosle. — Dijo Josh, subiendo al coche.

    Yo y los 2 soldados subímos al coche con Josh. Pero la sorpresa apareció cuando un avión destrozado nos cortaba el paso por la carretera.

    — Joder, este avión no tuvo final felíz. — Dijo Jack.
    — Salgamos del vehículo, veamos que podemos cojer que nos sirva. — Dije, saliendo del coche.

    Todos salímos. Mandé a Jack a saquear coches, a Vanessa a saquear una casa cercana, y a Josh a ver el avión, y cojer lo útil. Yo subiría al coche y vería el horizonte con los prismáticos.

    — ¡Bajen las manos y pónganse de rodillas! — Dijo un hombre que salió de entre los árboles, junto 3 personas.

    Todos obedecímos.

    — ¿Que hacen aquí? Esto es mí territorio. — Dijo el que tenía el arma.
    — ¿Esto vuestro? Esto es la carretera, y por aquí pasa quién le da la gana. Por cierto, ¿has visto a un grupo de 3 en coche? — Dije.
    — Sí, no hace ni 20 minutos. — Dijo otro hombre.
    — ¿Porque no te callas? — Dijo una mujer.
    — No quieren problemas, y nosotros tampoco. — Respondió el hombre a la mujer.

    Yo miré a Josh y el resto.

    — ¡Mierda, vamos, que nos lleva 20 minutos de ventaja! — Les dije a los míos.

    En ese momento apareció el hombre deseado.

    — ¿Me buscabais, idiotas? — Dijo Fabian, apareciendo tras el avión junto sus otros 2 soldados. — No me lo puedo creer...¿os vaís a ir con ellos?

    Vanessa y Jack respondierón.

    — ¡Nos abandonaste, estúpido! — Dijo Vanessa.
    — Ahora me dí cuenta de que hice a tús ordenes. — Dijo Jack.

    Fabian propuso algo.

    — Tengo una idea. Dejad las armas, todos. VOY A MATAROS DE UNA PALIZA. — Dijo Fabian, dejando su arma, al igual que sus 2 soldados.

    Las otras 4 personas no sabían que hacer. Simplemente miraban. Yo dejé el arma.

    — ¿Que haces Manu? — Dijo Josh.
    — Dejad las armas. Mis manos van a quitarle la sonrisa de la boca. — Dije.

    Josh, Jack y Vanessa dejáron las armas.

    — Vanessa, tú no pelees. Cuida a esas 4 personas que son buena gente. — Dijo Jack.

    Vanessa se puso con las 4 personas que estaban allí.

    — ¿Que es esto? — Dijo un hombre.
    — Ahora os cuento. — Dijo Vanessa.

    Mientras Vanessa explicaba el porqué de la pelea, Jack se lanzó a por un soldado, mientras que Josh al otro. Me quedé cara a cara con Fabian.

    — Vamos nena, demuestrame que tienes. — Me dijo Fabian.

    Corrí hacía Fabian, que me rechazó con un codazo en la cara, que me aturdió. Luego de levantarme, lo golpeé, haciendo que cayese al suelo. Comenzé a patearlo, pero me cojió la pierna y me tumbó. Luego me levanté y me empujó. Ví que Josh estaba siendo golpeado con un trozo de madera, y Jack ya ní se levantaba. Entonces Fabian sacó una pístola de su chaqueta.

    — Adiós, chaval. — Dijo Fabian, que me apuntaba con el arma.

    Justo cuando iba a matarme, ví que el soldado que peleaba contra Josh estaba muerto, con la madera clavada en la cabeza. Josh vino y cojió por detrás a Fabian, que disparó, rozandome la cabeza. Caí al suelo, y antes de estar inconsciente, escuché un grito de Josh, luego a Fabian.

    — ¡Vamonós Lion! — Dijo Fabian, yéndose con el soldado restante.

    Jack estaba en el suelo, muy jodido. Josh gritaba de dolor, no se de que. Vanessa y los otros 4 fueron a socorrernos. Me desmayé.
     
  20.  
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    60
     
    Palabras:
    763
    Capítulo 2: Nunca Serémos Como Antes


    Cuando desperté, ví que Vanessa estaba sentada con Jack, que tenía un ojo morado. Josh estaba en cama, siendo tratado por una anciana. Otras 2 personas en un sofá. Yo me encontraba en un sillón. Tenía a un hombre encíma, limpiandome la herída de la cabeza.

    — ¿Que...que ha pasado? — Pregunté.

    El hombre dejó los medicamentos.

    — Me llamo Adrián, y te desmayaste después del dísparo de aquel típo. — Dijo el hombre que me limpiaba la herída, Adrián.
    — ¡Mierda! ¡Hay que ir trás ese hombre! — Dije, tratando de levantárme.
    — En tú estado no durarías ahí fuera ni 2 días. — Dijo la anciana. — Me llamo Alba.


    Me calmé y me recosté.

    — ¿Como esta Josh? — Pregunté.
    — Cuando te salvó, Fabian clavó su cuchíllo en la barríga de Josh, sangró mucho. — Me dijo Jack, poniendose hielo en la cabeza.
    — ¿Como estas tú? — Pregunté a Jack.
    — Dentro de lo que cabe, me siento mejor que hace unas horas. — Dijo Jack. — Estas personas son amables. Como no conoces a nadie, te diré sus nombres. El que te limpia la herída se llama Adrián, tiene 23 años y trabajava de pediatra.
    — Debías cansarte de los niños. — Le dije a Adrián.
    — No, para nada. Me gustan los niños. — Me respondió Adrián.
    — Bien, la anciana se llama Alba, tiene 73 años, y obviamente a su edad, no trabajava. Es la abuela de Adrián. — Dijo Jack. — Los otros 2, uno de ellos se llama Marcos, tiene 15 años, y perdió a su mama. El segundo es su papá, se llama Bryan, tiene 34 años, y es hermano de Adrián.
    — Encantado de conoceros a todos. — Dije.
    — Igualmente. — Respondieron Bryan y Alba.
    — Conforme os vímos, supuse que teneis una comunidad de refugiados. ¿Es así? — Preguntó Bryan.
    — Así...argh...así es. — Dijo Josh, levantándose.
    — No hagas esfuerzos chico. — Dijo Alba.

    Jack se levantó de la sílla.

    — ¿Teneis vehículo? El nuestro tiene poco combustíble. — Dijo Jack.
    — ¿Nos vamos ya papá? ¿Hacía esa comunidad? — Dijo Marcos.
    — Buena idea, cojed vuestras cosas, y larguémonos. — Dije.

    Los 4 nuevos cojieron todas sus pertenencias y subímos a su vehículo. Era una camioneta, y eramos 8. Alba, Josh, Adrián y Jack se pusieron delante. Yo, Vanessa, Bryan y Marcos, en la parte trasera. Josh indicaba el camíno hacía Alexandría.

    — Gracias por hacer frente a Fabian, algo que Jack y yo no pudímos hacer. — Me dijo Vanessa, dandome un beso en la mejílla. — Lo aprecio.
    — No hay de que. — Dije. — Le sacaré las trípas a todo aquel que este de acuerdo con él.


    Cuando llegámos a Alexandría, salímos del vehículo. Agustín y Ernesto esperaban allí.

    — Por fín volveis, ¿como ha ido? — Preguntó Ernesto.
    — Casi lo matamos, a la próxima no se nos escapa. — Dijo Josh.
    — A la próxima irémos yo y Agustín. — Dijo Ernesto. — Tal vez Julian quier... ¿quienes son esos? ¿¡son sus soldados!?

    Ernesto y Agustín apuntaban a Jack y Vanessa.

    — ¡Relajaos! Se nos unen. — Dije. — Bajad las armas.

    Ernesto y Agustín accedieron.

    — ¡Si se quedan en Alexandría, Egipto no cooperará con vosotros! — Dijo Ernesto.
    — ¿¡Quieres que duerman donde tú gente Manu, en serio!? — Dijo Agustín, acercandose a mí.
    — No...no te acerques. — Dije.
    — O que... — Dijo Agus.

    De repente, apareció Julian con 3 soldados de Egipto.

    — ¡Si esos se quedan aquí, lo destrúyo todo! — Dijo Julian, con un rifle de asalto.
    — ¡Esta es MÍ comunidad y YO decidiré quién se queda! — Dije, preparando el arma.


    Ernesto calmó a Julian, y subieron a un vehículo junto con Agustín. Se fueron de Alexandría.

    — Si causarémos revuelo nos vámos eh... — Dijo Jack.
    — No, os necesitamos. Quiero haceros unas preguntas. — Dije. — Josh, llevaté a los 4 nuevos y preparales una casa y diles las normas y eso.
    — Lo haré. — Dijo Josh.

    Josh se fue con Adrián, Alba, Bryan y Marcos.

    — Jack, Vanessa. Seguídme. — Dije.

    Los 2 ex-soldados de Fabian vinieron conmigo. Los llevé a una sala de interrogación.

    — Bien, tengo que haceros 3 preguntas. — Dije.
    — ¿Cuáles? — Preguntó Vanessa.
    — Aquí va la primera. ¿Habeís matado gente buena a las órdenes de Fabian? — Dije.
    — Sí, mucha. Es una de las cosas de las que me arrepiento. — Dijo Jack.
    — Pero lo hicímos por sobrevivír. Sino él nos mataría. — Dijo Vanessa.
    — Segunda pregunta. ¿Mataríais a Fabian si lo tuvierais delante? — Dije.
    — Sín dudarlo. — Dijo Jack.
    — Igual. — Dijo Vanessa.

    Parecían buenas personas.

    — Aquí la tercera. ¿Mataríais a alguién por mí? — Dije.
    — ¿Como matar? ¿Por? — Dijo Jack.
    — Porque es un estorbo para mí y para la gente. — Dije.
    — Sí eso nos hace quedarnos en este lugar, que es seguro, lo harémos. — Añadió Vanessa.
    — Estoy con ella. — Dijo Jack. — ¿A quién hay que matar?
     

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