RUTA 305 Al este: Ciudad Témpera. Al oeste: Cueva de la Ruinamaníaca. Una ruta sin nada en particular, bastante embarrada, en la cual simplemente puedes encontrar al fondo una cueva en proceso de ser cavada. Durante la ruta, apenas hay ningún pokémon, ¿qué podrías hacer viniendo por acá? Pokémon salvajes de la zona: Dado de 5 caras -1: Azurril -2: Marill -3: Nada -4: Hippopotas -5: Wooper Es necesario escribir al menos 5 posts para salir de esta zona.
Llegue a una nueva ruta — Podríamos ver si hay algún pokemon de nuestro interes... — les dije a mis pokémon empezando a caminar por la ruta
Escuche un ruido cercano y me acerque para ver que era — Mira.. es un pequeño Azurril — saque una cámara de mi mochila que había olvidado que traía y le tome una foto y luego el pokemon salio corriendo
— ¡Oye pequeñin espera un poco! — le grite habiendo recordado algo, así que lo empece a perseguir... y si que corria rapido para ser un pokémon bebe como decia la pokedex
Después de un rato con ayuda de Duskull y Cyndaquil logre acorralarlo — Cyndaquil usa placaje — ordene y cyndaquil se fue sobre el golpeándolo y dejándolo algo mareado — Jeje.. lo siento — saque una pokebola extra y se la arroje para volver a ciudad Tempera
Volví de entregar al pequeño Azurril a la niña y decidí ir a visitar la cueva que se encontraba al oeste de esta ruta — Bueno pues... no perdemos nada visitando la cueva ¿verdad? — les pregunté a mis pokemon Duskull asintió de inmediato hace mucho que no estaba otra vez en una cueva
Por fin logre llegar a la ruta 305 pero aun me quedaba camino por recorrer si quisiera descansar en una cama en ciudad Tempera — Espero llegar... — me dije a mi mismo corriendo para terminar la ruta
Entre rapidamente a la ruta esperando llegar a la cueva de la ruinomaniatica-- Bien, Destiny te traere la MO pase lo que pase-- dicho esto empece a caminar.
--Bueno, ya que estamos aqui buscare un pokémon-- Un pequeño Marril se aparecio de la nada y sin mas lo "atrape"-- Te vez fuerte-- le dije y lo levante en brazos.
Ya me faltaba poco y tenia que moverme-- Okey, vasta de jodas y a lo que vine-- segui caminando y estaba a punto de terminar la ruta.
Sin darme cuenta había atravezado la cuidad bajo los efectos del Friz!. Y, aún delirando, puse mis sentidos en máxima alerta. --¿Quién anda ahí? --solté en forma de rugido, tornando la pregunta a una especie de orden. En mi delirio me creía el rey de los pokémon, y ahora observaba los matorrales con la intención de casar una presa.
Seguí avanzando salvajemente por la ruta, rugiendole a cualquier pokémon que se me acercara, auyentando a todos, excepto a uno... era un Hippopotas. Su valentía me llamó la atención y le arrojé una de esas esferas que los humanos llaman pokeball, atrapandolo después de varios intentos.
Mis pasos eran firmes y seguros, mientras mi mirada era inusualmente ardiente, dejando traslucir un salvajismo bastante desconcertante. Con esa actitud fue con la que me encaré con todos los pokémon habitantes de la zona.
Con agilidad sobrehumana me deshice de todos los Hippopotas y demás pokémon que osaban retarme, impulsado por la fuerza y los delirios de grandeza de los que me había dotado el Friz!. No faltaba mucho para llegar al final del camino.
Acabé con el último Wooper de la zona y me dispuse a entrar a una cueva que prometía ser laaarga y espaciosa...
Después de mi decepción en la cueva regresé a la ruta 305, aunque con paso apurado, pues por alguna extraña razón los pokémon mi miraban con furia...