Los Caminos del Destino

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Rojo FireRed, 1 Agosto 2015.

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    Rojo FireRed

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    Escritor
    Título:
    Los Caminos del Destino
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    2745
    ¡Hola Fanficslanderos! Me alegra volver a hacer historias para el foro luego de un largo tiempo, así que espero que por lo menos disfruten leyendo esta historia que hago para ustedes... ¡Adelante!

    Prólogo
    Muchos sabemos que el destino puede ser muy cruel a veces... Que los caminos que toma esta imparable y atemporal locomotora son muchos y variados, pero que a la final, la esperanza es lo último que se pierde,... ¿Que sucedería si se perdiera? ¿Con qué tipo de cosas puede suceder tan lamentable pensar en donde el futuro ya prácticamente no tiene significado? Es cierto, hay momento en donde es vital levantarse luego de caer, como en otros donde ya no hay sentido en levantarse luego de sufrir una aparatosa caída... O esas respuestas que no tienen respuestas... ¿Por que si todo iba tan bien sucede esto? Acertadamente son preguntas que ahogan profundamente la moral de un ser humano, como están a punto de ver en la siguiente historia...

    Capítulo 1: Lo que empieza bien... ¿Termina bien?
    Llega el otoño a San Francisco, las calles empiezan a mostrar gente abrigada caminando sobre ellas, el famoso Golden Gate con el tráfico a hora pico, las plazas con niños correteando entre los árboles de oscuro follaje a punto de caer o terminar de llegar al suelo, o simplemente gente quejándose de que el frío las pilló desabrigadas, entre esos amargados quejumbrosos vemos a un joven de aproximadamente veintiún años, aparentemente soltero de nombre Mitch Harrison, oficinista novato siendo éste su primer empleo, empezaría el trabajo luego de unos días fuera por asuntos personales.

    —Necesito un abrigo mas grueso... ¡Brr! —el oficinista empezó a tiritar ante un súbito descenso en la temperatura de la urbe californiana—

    Sin nadie que le prestara atención a este soltero para nada cotizado, se dirigió encorvado y cabizbajo a su residencia en uno de los famosos barrios inclinados, Pacific Heights, una de las siete colinas.
    Entre frío y un inminente aguacero, el joven Harrison se hizo camino entre la multitud (Y el fastidio de subir a pié la colina de cabo a rabo) llegó a su casa, en la cima, tras hacerse con las llaves de su casa, escondidas en el bolsillo izquierdo de su pantalón.

    Tras entrar a su casa y dejar su bolso empapado en la mesa para ir a secarse y cambiarse su ropa mojada por una seca, el muchacho se sentó a ver la televisión, admirando la soledad de su casa, lo que golpeaba fuertemente su moral.

    —Me pregunto que he hecho en vidas anteriores para soportar tanta soledad... —el joven Harrison se quejó de su casi permanente soledad, rozando los límites de ser un ermitaño—

    Solo el murmullo del viento soplando por la ventana fue lo que sonó, el muchacho casi tomaba eso como una posible respuesta, era abrumador para él vivir solo, por apenas salir de un rompimiento con su anterior novia, por esto, Mitch tenía el ánimo por los suelos sin voluntad de hacer absolutamente nada, tan siquiera levantarse por las mañanas, apenas sentándose con fuerzas para ver su programa favorito antes de irse a dormir, mientras ignoraba los cambios en su ambiente, el cielo nocturno cubriendo el panorama de San Francisco, las luces de la calle y el bullicio de la gente que sale a hacer la vida nocturna tan conocida de la ciudad, sin dudas un pésimo día para el joven.

    A la mañana siguiente, un pequeño rayo de sol penetró por las persianas de la ventana, en la habitación de Mitch, dándole de lleno en los ojos y despertándolo, contra todo pronóstico por ser éste un dormilón olímpico, se levantó para mirar el reloj en su mesa de noche, eran las siete en punto, iba tarde para el trabajo

    —¡Joder, que voy tarde! —en un santiamén se vistió para irse corriendo al centro de la ciudad, a toda prisa—

    Pasados aproximadamente diez minutos, y gracias al hecho de conocer bien la ciudad, y la suerte de recibir aventones, acudió a su trabajo de oficinista en una empresa grande, a donde se dispuso a emprender su oficio en su cubículo

    —A ver que hay para hoy —decidió revisar su cronograma de actividades para la semana, así que en seguida, a trabajar el papeleo, sudado y enrojecido por el tajante esfuerzo físico—

    El joven trabajaba a conciencia, ignorando que en la entrada de su cubículo, la nueva secretaria le estaba observando, una chica de un año menor que él, llegando a los veinte, de cabello castaño claro y ojos azulados, así que al terminar y girar su silla para levantarse, Harrison se llevó la sorpesa del día

    —¿Quien eres? —le preguntó a la chica, sobresaltado por el hecho de haber sido observado—
    —¡Eh! Lo siento... Soy la nueva secretaria, se supone que empiezo hoy —la muchacha se disculpó por su comportamiento un tanto errático-
    —Según el cronograma, la secretaria empezaba ayer —del dicho al hecho, Mitch echó una ojeada al calendario de su cubículo, confirmando su comentario—
    —¿Que? Uf, que falta de atención...
    —Ya, no hay de que preocuparse, me pasó en mi primer día
    —¿En serio? Fiú... Me alegra no ser la primera

    Harrison al principio se quedó atontado al mirar a la nueva empleada, pero a los pocos segundos, mostró interés, muy pocas veces había recibido un buen trato del sexo femenino, así que no lo pensó dos veces para establecer al menos, una relación personal

    —¿Tendrías la amabilidad de decirme tu nombre? —la joven, no muy complacida por la primera impresión que le daba Mitch, y analizando tal vez la falta de modales del muchacho, le hizo la pregunta—
    —Perdón, soy un idiota...
    —¿Tu nombre es Idiota?
    —¡No! Solo que, agh... —Mitch se llevó una mano a la cara apenado por su falta de carisma y contacto— Mitch, Mitch Harrison

    Una pequeña sonrisa apareció en la tez de la mujer
    —Hmm, veo que no eres tan tonto como pensaba —iba a reírse, pero no lo hizo por educación— Es un gusto, mi nombre es Melanie McDonnell
    —Genial, es un gusto conocer a un nuevo integrante de este equipo —el chico le extendió la mano, a lo que Melanie estrechó manos con él—
    —¿Sabes donde queda mi cubículo? —Melanie, al ser nueva, no estaba familiarizada con las instalaciones—
    —Pues, no es un cubículo, es un escritorio al final del pasillo —Harrison tuvo la amabilidad de señalarle el puesto de trabajo a McDonnell—

    La castaña, tras agradecerle al joven, se despidió para retirarse a su nuevo lugar de trabajo, mientras que Mitch se disponía a seguir trabajando en su papeleo diario, pensando un poco, nunca tuvo contacto así con alguna chica desde hacía dos meses y medio, luego de que su ex novia terminara su relación, comenzó a sonrojarse

    —No puede ser... Me estoy enamorando otra vez, cierto que es muy linda, pero... Apenas la conozco y no creo haberle dado una buena primera impresión —el oficinista pensaba, con cautela, para no decir todo por accidente—

    Mitch, un poco confundido, sacudió la cabeza a ambos lados a manera de negación para seguir trabajando y al rato terminar, satisfecho con el trabajo que hizo, se dispuso a revisarlo para asegurarse de que fueran informes y documentos de calidad y utilidad, hasta que recibió las indicaciones para los papeles, llevarlos con la secretaria para su posterior clasificación, un poco desconcertado, Harrison se levantó y agarró los papeles apilados en una pequeña columna para llevárselos a Melanie, ésta, al verlo, no dudó en preguntarle.

    —¿Sucede algo? —inquirió la secretaria—
    —Debo entregarte esto, son los informes de fin de mes —el muchacho articuló su respuesta, tratando de sonreír para tratar de inspirar confianza y autoestima, sin mucho éxito—

    Melanie tomó los papeles para centrar su mirada en la sonrisa de Mitch
    —No trates de inspirar cosas que no tienes —el intento de su compañero oficinista por parecer confiado no le hizo mucha gracia—
    —¿Q-que? Ah, lo siento, simplemente, no me siento muy bien —bajó la mirada un tanto desanimado—

    La señorita McDonnell cambió su expresión de disgusto a una de preocupación, a lo que a la final trató de darle unas palabras de aliento a su compañero a ver si tenían un efecto positivo en la moral del chico, el resultado, fué mas que obvio

    —Gracias Melanie, me siento mucho mejor —el oficinista, por primera vez en mucho tiempo, mostró una sonrisa sincera, esto hizo que la secretaria correspondiera la sonrisa al ver que había ayudado—
    —Oh pues, por nada Mitchell —sonrió la mujer alternando la mirada entre el montón de papeles y el chico—
    —¿Como sabes mi nombre completo?
    —Sencillo, Mitch es abreviación de Mitchell, por cierto, un buen nombre, me gusta

    Las mejillas del jovencito Harrison se prendieron en un gran sonrojo por el cumplido de Melanie
    —G-gracias —tartamudeó, sorprendido— Puedo decir lo mismo de tu nombre

    Melanie soltó una pequeña carcajada al ver la reacción del chico, un tanto graciosa a su parecer, y analizó un poco, podía sentir un poco el estado sentimental de Mitch
    —Supongo que vives solo —la chica supuso como vivía su compañero, acertando—
    —Si, es un asco vivir solo por mucho...

    McDonnell, asombrada por la respuesta del chico, no evitó sentir compasión por el joven, que se veía en su misma situación
    —Pues, estoy igual... Y mas por que no soy oriunda de aquí
    —¿De donde eres?
    —Bueno, vengo de Boston
    —¿Que? —Mitchell se sorprendió al saber la residencia original de la chica— ¿Para que cruzas Estados Unidos de este a oeste?
    —Bueno, es mi primer trabajo, tuve bastantes dificultades para conseguir empleo... Esto es un golpe de suerte —Melanie, un tanto desanimada por el hecho de estar del otro lado de los Estados Unidos, separada de su familia, soltó su respuesta casi en un murmullo—

    Anonadado por la respuesta de la muchacha de ojos azules, el moreno intentó subirle los ánimos, con resultados un tanto positivos, la moral de la secretaria aumentaba al tener apoyo emocional de apenas un chico que recién conocía, es como si el destino estuviese conspirando para que estuvieran juntos, unas cuantas alarmas saltaban entre los otros empleados, como en Lance Anderson, compañero de Mitch y amigos de toda la vida, habiéndose criado juntos en la zona costera de la ciudad, aunque como Melanie, Lance no era oriundo de San Francisco, si no de Los Ángeles, habiéndose mudado a la primera cuando Anderson apenas tenía un año

    —Oye, ese no es el Mitchell que conozco... —Lance, desconcertado por el repentino cambio de actitud de su amigo frente a las chicas, susurró, así que se puso a espiar, era interesante ver la evolución del joven frente al sexo opuesto—

    La actual novia de Lance, Amanda Whitefield, se unió al chisme de su novio, conociendo a la perfección el comportamiento de Harrison

    —Oye Lance... ¿Crees que la termine liando?
    —Ni idea, Amy... Hay que ver como va evolucionando eso —Anderson luego le puso ojos picarones a Amanda— Creo que hay un posible ligue ahí
    —¿Mitchell ligando? ¡Ja! No me hagas reír, es como si él le tuviera fobia a las mujeres
    —¡Anda ya! —Lance no dudó en quejarse— ¿O es que se te olvida que decías que el idiota dulce no ligaría contigo? —se rió haciéndole de nuevo ojos picarones a su novia a modo de burla—

    Whitefield no se mostró muy contenta ante la actitud de su pareja
    —¿A que viene eso ahora? —lucía enojada—
    —Primero que todo perdóname si te hice enojar, pero pienso que Mitch se merece otra oportunidad, vamos, tu y yo sabemos lo mal que lo dejó el rompimiento con Marnie —Lance sonrió tímidamente intentando cuajar un argumento sólido—

    Amanda alzó una ceja ante el comentario de Lance, pero no podía negar que el muchacho tenía razón
    —¿Goodwood? Tengo entendido de que se fué de regreso a Londres... —la chica hizo memoria de dicho acontecimiento—

    Lance no pudo aguantar la risa
    —¿Va a buscar el andén nueve y tres cuartos otra vez?
    —Eso creo, ojalá le pongan una cabeza de cerdo y la echen a la calle como la primera vez que lo buscó —Amanda no era maliciosa, pero no aguantó el desear eso por el comportamiento irritante e infantil de la señorita Goodwood— No se que le vió Mitch a esa torpe, debe estar loco...
    —Concuerdo contigo... —el chico le guiñó un ojo a Whitefield con una sonrisa—

    Lance recordaba a la que era novia de Mitchell, una chica inglesa de muy mal temperamento, y de su misma edad, tenía un fuerte acento británico y odiaba profundamente conducir por la izquierda, por que según ella, era demasiado confuso
    —En serio que Marnie tenía un mal temperamento... —recordó el muchacho sobre un incidente entre los ex novios—
    —Lo se, pero pensándolo bien... ¿Por que lo dices? —Amanda se mostró muy interesada en el tema—
    —¡Venga! Ella fué la que lo dejó tuerto, y del ojo izquierdo
    Whitefield se puso blanca de la impresión, y de a poco, comenzó a hervir en furia
    —¡Como pille a esa... Agh! —en sus ojos se veía la rabia, pues era una amiga cercana de Harrison—
    —Meh... —Lance no se mostró sorprendido por la explosión de rabia de su pareja, provocando mas furia en ésta, era hora de su plan maestro, darle el oso de peluche que ella tanto adoraba—

    Al ser tentada con el peluche, Amanda se calmó por completo para arrebatarle el osito a Lance y abrazarlo
    —¡Adoro a Sr. Abrazos! —sonrió la muchacha abrazando con fuerza su osito de felpa—
    Ante la actitud súbitamente dulce e infantil de la chica, el joven Anderson soltó una carcajada para luego seguir espiando a Melanie y a Mitchell, se notaba que estaban llevándose bien para ser apenas conocidos

    —Hay ligue, lo huelo en el aire —se rió Amanda, tratando de no ser escuchada y evitarse problemas por ser una chismosa—
    —No te creo... ¿Después de decir que Mitch la liaría y no tendría chances? En serio que no te entiendo... —curiosamente, el señor Anderson se quejó, luego de recordar lo que dijo la señorita al principio de su conversación, pero tenazmente, Whitefield le hizo caso omiso, dejando a Lance tragándose sus palabras—

    Sin ánimos de entrar en mas discusiones tontas y sin sentido, esta pareja decidió seguir espiando ansiosamente a los chicos, pensando que una posible relación podría estar cuajándose, pero antes de que algo mas pudiera salir a flote entre oficinista y secretaria, llegó el receso de medio día para almorzar, y luego de eso, los empleados pudieran ir a casa, Lance y Amanda habían perdido demasiado tiempo discutiendo entre sí, y ésta última abrazando a su osito de felpa, dejando camino libre para que tanto McDonnell como Harrison pudieran conocerse fuera del ámbito laboral, sin prestar atención a mucho, Mitch organizaba sus cosas en su cubículo para el día siguiente, al igual que Melanie, al salir de su cubículo, el muchacho se acercó a la secretaria luego de que ésta le llamara

    —¿Puedo ayudar en algo? —preguntó el chico, observando a McDonnell con su ojo derecho, de color grisáceo—
    La mirada singular de Mitch dejó a Melanie un tanto anonadada, tardando unos pocos segundos en regresar a la realidad
    —Bueno, vivo subiendo Pacific Heights, y me preguntaba si podrías hacerme el gentil favor de acompañarme a casa... —la muchacha al principio se mostró apenada, pero tras arreglar su cabello castaño claro con una coleta dejó de estarlo—

    Una respuesta firme emanaba de Mitch, que en esos momentos, sentía como si una ventana se abriera para dejar pasar luz y aire, o una puerta abrirse después de tocar como loco por mucho tiempo, rozaba los bordes de la emoción, tanto que tuvo que contar hasta diez para poder calmarse y asentir

    —Claro, vivo en la cima en esa misma calle, vayamos —una sonrisa gentil se dibujó en su tez clara, un tanto quemada por el fuerte sol californiano—

    Así ambos se emprendieron por la urbe tras salir del edificio, juntos, mientras que la secretaria seguía fielmente a Mitchell confiando en él por conocer mejor la ciudad que nadie, así que en pocos minutos lograron llegar a sus respectivas residencias luego de despedirse de una manera ligeramente emotiva, pensando el uno en el otro, pero saltando mas las alarmas en Harrison, pues era un rayo de luz entrando directo a su frágil corazón, el mismo efecto ocurrió en Melanie, que se encontraba al borde de la depresión por sus constantes fracasos amorosos... El destino uniendo a dos almas solitarias que ya no creían en el amor...
     
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    Rojo FireRed

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    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Los Caminos del Destino
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    2791
    ¡Buenas, buenas gente! Me complace subir el segundo capítulo pese a que en estos momentos, esta historia apenas está recibiendo atención, pero no por eso me daré por vencido, pues se que si bien son pocos los que la han leído, podrán apreciarla

    Capítulo 2: Sentimientos a flote

    Pasadas aproximadamentes dos semanas luego de conocerse, Mitchell y Melanie se llevaban de maravilla, junto con Lance y Amanda siguiéndoles de cerca, espiando los movimientos de ambos, pero estos dos últimos estraban tramando algo para los primeros, poco a poco perfeccionando su plan para que ambos tuvieran por lo menos una primera cita, ya que se conocían bien y se trataban igual de bien, así que el plan daría comienzo justo antes de las vacaciones de invierno, Amanda trataba a Lance como un compinche además de novio, y vice versa, así que juntos se pusieron a idear un brillante plan para traer a ambos a la trampa.

    —¡Oye Lance! —le llamó Whitefield, el muchacho, sin dudarlo dos veces, se acercó a su pareja—
    —¿Sucede algo? —inquirió el recién llegado—
    —Tengo un plan para hacer que los tortolitos den el primer paso... —la chica puso ojos picarones sacamdo dos tiquetes de reservación en un restaurante lujoso—
    —Cuéntame que me tienes nervioso —se rió un poco, pero sensiblemente interesado en el tema—
    —Pues sencillo, van a tener una cita a ciegas
    —¿Y como le harás?
    —¡Pan comido! Yo invito a Mitchy y tu a Mely...
    —Suena sencil-... —iba a terminar de hablar, pero Amanda le interrumpió—
    —¡Pues claro que lo es, boberto!
    —Ya ya, empieza...

    Amanda miró a ambos lados, tramando como llegar a Mitch sin interrumpir su trabajo, Lance pensaba lo mismo pero en su plan para invitar a Melanie, pero Whitefield se encargaría de la primera parte del plan, así que sacó dos tiquetes de reservación en un restaurante y guardó uno, para acercarse a Mitchell sonriendo y en plan alegre
    —¡Mitch! Me alegra verte —le saludó con una sonrisa efusiva, actuando como una niña—
    —¿Amanda? Genial, igual —un tanto anonadado, Harrison devolvió tanto el saludo como la sonrisa—
    —Bueno Mitchy, me gustaría invitarte a un restaurante —Amanda le puso ojitos, para que su actuación cuajara en el iluso muchacho—
    —¿Que? Venga, tienes novio... ¿O quieres que mi mejor amigo me mate, me descuartice y me eche a la bahía? —primero el joven se mostró incrédulo, pero luego lo pensó— Pero si es por trabajo, acepto
    Amanda asintió sonriendo a lo último que dijo Mitchy, como ella le apodaba, así que le entregó un tiquete al muchacho
    —Estrictamente profesional... ¡No mas! Nos vemos a las ocho y treinta —luego, la mujer se fué a paso apurado con Lance—

    Mitchy, como le apodaba Amanda, se quedó perplejo ante la repentina invitación, pero guardó su reservación, aludiendo algo importante, a sus espaldas, Whitefield le entregó el pase restante a su novio

    —Harris ha caído, falta McDonn... —usaban nombres claves para no sonar obvios ante los nombres de sus víctimas ante la primera cita, Amanda, secretamente, le pasó el último tiquete a Anderson, éste se encargaría de Melanie—

    Luego, Lance, decidido, se acercó a la castaña con unos papeles para dar una actuación convincente, Melanie le miró a lo lejos y refunfuñó un poco enojada, justo que iba a terminar su jornada del día, asì que intentó parecer calmada para que cuando el chico llegara no la notara casi furiosa, pero su fachada no cuajaba, así que Anderson se percató rápidamente

    —¿Que necesitas? —McDonnell formó una sonrisa falsa y forzada—
    —Primero que todo, lo siento si estás enojada, pero estos papeles están muy sencillos, los terminarás en minutos —Lance intentó calmarla, logrando su cometido—

    Un suspiro de alivio emanó de la secretaria, que sonrió de verdad

    —Gracias Lance —le agradeció con una leve sonrisa—
    —Bueno, a lo que iba... ¿Podrías reunirte conmigo en un restaurante? Tengo la reservación, es algo laboral —el muchacho le entregó el tiquete y la ojiazul lo tomó, asintiendo—
    —¡Claro! —se mostró alegre— ¿A que hora mas o menos?
    —Pues a las ocho treinta —Anderson sonrió y se despidió de ella para luego ir con Amanda—

    La chica, abrazando a Sr. Abrazos, esperaba noticias de Lance
    —Finalmente, lo hemos logrado —sonrió un poco emocionado—

    Whitefield, asombrada, abrazó tan fuerte a su oso de felpa que casi le arranca la cabeza, y se emocionó
    —¡Genial, genial!
    —Le vas a arrancar la cabeza al pobre —se rió, así que Amanda dejó de abrazar su peluche y sonrió, para luego irse con Lance al ser el final del turno—

    Mientras, como de costumbre, Mitchell acomodaba su cubículo luego del trabajo, a lo que al rato Melanie se asomó a verlo
    —¿Mitchell?
    —Mel... Hola —sonrió el joven complacido por la presencia de la secretaria—
    —Bueno, hola —McDonnell sonrió y correspondió el saludo— ¿Sabes? Lance me invitó a cenar...
    —Que curioso, a mi me invitó Amanda... ¿Será que van a jugar doble bando?
    —Lo dudo, pero es interesante, bueno, deberíamos irnos, ya son las siete

    Harrison se sorprendió y asintió
    —Vale, vamos..

    Y así, juntos se encaminaron a sus respectivas casas, para prepararse para la falsa cita que habían hecho Lance y Amanda, suponiendo que era una reunión por causa de trabajo, y en circunstancias un tanto dudosas, los muchachos se pusieron lo mas formales que podían sin llegar a parecer estrafalarios, el joven Mitch con un esmoquin y pajarita negra, y Melanie con una camisa a mangas largas blanca y una falda roja, llegada la hora, emprendieron rumbo a donde habían sido citados, primero entró Mitch, y entró tras dejar su reservación con la recepcionista y que ésta la dejara pasar, se dirigió a la mesa y se sentó a esperar, unos minutos después llegó Melanie siguiendo los mismos pasos que el oficinista, hasta que coincidieron en la misma mesa, ambos se quedaron mirando y pensando unos minutos, mentalmente se echaban la culpa de usar a Anderson y a Whitefield para una cita, pero esos pensamientos eran completamente errados, poco a poco, se dieron cuenta de eso

    —Oh, hola Melanie -le saludó el chico amablemente mirándola—
    —Hola Mitch... ¿Esta es la mesa 25? —le preguntó la ojiazul tras ver su número de reservación—
    —Ah, pues, si... A mi me tocó esta mesa también... —asintió el chico haciendo memoria—

    Melanie se quedó un tanto pensativa ante eso, Lance le había mentido, al igual que Amanda con Mitch, y en su lugar, se verían el uno al otro, Mitchell fué el primero en darse cuenta, así que sus mejillas se pusieron rojas, segundos después, McDonnell también entendió y se sonrojó, para luego sentarse con el muchacho frente a frente

    —¿Estás pensando lo mismo que yo? —en un enorme sonrojo, la muchacha hizo la pregunta—

    Harrison, un tanto anonadado, asintió

    —Nos engañaron... Para que saliéramos... Por que nunca tendríamos el valor de invitarnos el uno al otro... —dedujo el chico brillantemente, dejando a Melanie complacida—
    —¡Genial, Mitch! Se nota que eres mas inteligente de lo que pensaba...

    No obstante, el chico se ofendió un poco
    —¿Estás insinuando que... Pensabas que era un tonto? —otra deducción, un tanto obvia—
    —Si... Lo siento... —apenada, McDonnell bajó la mirada—
    —Tranquila, no pasa nada, si es viniendo de ti —el chico intentó motivarla logrando arrancarle una sonrisa—
    —Oh, gracias Mitchy, eres muy amable —Melanie le dedicó una adorable sonrisa, como agradecimiento—
    —Oye, que me halagas... —el sonrojo en el joven se hizo mas pronunciado, lo que le daba una apariencia extrañamente adorable—
    —¡Que adorable! —sonrió la muchacha mas animada y notablemente enternecida— Nunca he visto a un hombre sonrojarse tanto... Jeje

    Mitchell se rió un tanto apenado, pero contento, si Melanie era feliz, él lo era también, así que entre charla y charla, llegó el mesonero para tomar las órdenes, así que mientras esperaban su comida, decidieron tener una charla un poco mas privada, algo que causaba fuerte curiosidad en la secretaria era por qué Mitch era tuerto, así que, mirando el parche negro en el ojo izquierdo del joven, ahogó una queja, tragó aire y decidió hacer la pregunta, que era un tanto incómoda para él

    —¿Que sucedió con tu ojo, fué un accidente, que pasó? —la muchacha le miró un tanto preocupada, clavando su mirada de ojos azules en el ojo grisáceo del joven—
    —Ehm... Pues, es una larga historia... —Harrison se mostró un tanto inquieto y nervioso por la pregunta, había sido mas que un accidente, fué algo provocado, pues tenía una cicatriz vertical sobre su ceja izquierda que iba hasta la mitad de la mejilla—
    —... Puedo ver que fué que te hicieron algo, fué un corte con arma blanca, tal vez una navaja o sable —Melanie miró la cicatriz y dedujo parte del hecho que le costó al joven un ojo—
    —Está bien... Tu ganas... —Mitch se resignó, y empezó a relatar el suceso—

    Hace aproximadamente tres o cuatro meses, Mitch había ido a visitar a la que era su anterior novia, Marnie Goodwood, a su casa en pleno centro de Los Ángeles tras ésta haberse establecido en dicha urbe por motivos laborales, Harrison había decidido tomar un vuelo, ya que se le haría pesado el viaje por carretera, y por el hecho de que el tráfico angelino era sencillamente infernal, ahorró mas tiempo en un avión que en un auto, a los pocos minutos de haber llegado a su destino, pidió un taxi en la entrada del aeropuerto, y fué llevado a su destino, luego de aproximadamente hora y media, llegó a casa de la inglesa, que lo recibió no muy contenta

    —¿¡Donde diablos has estado, señorito Harrison!? —le reclamó la chica, en su voz se notaba el fuerte acento inglés que llevaba consigo—
    —¿Recuerdas que vives en la ciudad con el tráfico mas mierda del mundo? —respondió, con otra pregunta, un tanto molesto por la actitud infantil de Goodwood—

    La respuesta del chico fué mas que suficiente para dejar a la azabache pensativa, y terminó asintiendo

    —Tienes razón, perdón —se disculpó—
    —Ya es la enésima vez que discutimos por estas tonterías, Marnie... ¿Te sucede algo? —le preguntó, preocupado—
    —¡No me pasa nada! —volvió a tener una rabieta, propia de una niña pequeña—

    Mitchell suspiró y decidió pasar al apartamento de su novia sin decir ni pío, Marnie le seguía refunfuñando y reclamando al chico por cualquier tontería, pero éste la ignoraba olímpicamente, hasta q, ue se sentó en el sofá, pero Goodwood no cesaba de criticarle o reclamarle por pequeñeces, hasta que el pobre se hartó

    —¡Venga ya Marnie, pareces una niña de preescolar! —se quejó, enojado—
    —¡Callado, joder! —le ordenó, tratando ahora de controlar al muchacho—
    —¿Estás loca? —volvió a quejarse—
    —¡Que te calles te dije!
    Mitchell se levantó indignado para ignorarla para intentar irse, pero la joven inglesa no lo dejaría irse, asì que lo agarró del cuello y lo abofeteó

    —...¡Estás loca! —volvió a quejarse el muchacho tras soltarse de Marnie— ¡Ya esto se acabó!
    La chica lo soltó para echar a llorar, así que Mitchell, culpable, trató de por lo menos consolarla, lo logró, pero Goodwood seguía enojada por dentro, así que agarró un cuchillo y lo rasguñó en la cara, iba a tratar de matarlo, pero Mitch fué rápido y lo esquivó apenas, justo pegándole en el ojo, con el montón de sangre en la cara de Harrison, Marnie se asustó un poco, por que no logró el resultaba que deseaba, pero en su lugar, el muchacho la empujó para luego irse a un hospital y que le fuera tratado su ojo

    Regresando a la actualidad, la pobre Melanie no podía creerlo, él se salvó de una psicópata por segundos de diferencia

    —Guau... Se puede decir que tuviste suerte y reflejos para no terminar con un cuchillo en el cuello —pero una lágrima resbaló de su mejilla, iba a llorar—
    —No llores Mel, no llores... —le susurró Mitch, diciéndole el apodo que tanto le gustaba a McDonnell—

    La castaña sonrió por lo bajo, un tanto feliz por que ésta en el fondo sentía amor por él, aparte, en el chico se mostraba agradecimiento hacia ella

    —Debo agradecerte algo... —Mitchell, un poco decidido, decidió confesarle su agradecimiento— Gracias por estar ahí conmigo, por apoyarme y ayudarme, por que lo que estamos viviendo tu y yo no es para nada bonito, es lindo de tu parte que te preocupes por mi
    —¡D-de nada! —sonrió la chica halagadísima, y por ende, sonrojada—

    Harrison sonrió tímidamente, justo cuando la comida llegó, una bandeja con varios pedazos de carne relativamente grandes, con salsa para barbacoa, y luciendo muy apetitosos, ambos con ojos de hambre miraron la suculenta cena y en menos de lo que canta un gallo se dispusieron a comer, con modales para no incomodar a la gente a sus alrededores, por que si comieran a solas se estarían devorando la comida

    —Está deliciosa... —sonrió Mitch, pero antes de que pudiera añadir algo mas, fué interrumpido por Melanie—
    —¡Y que lo digas, no he comido algo tan bueno en años! —la euforia invadía a McDonnell—
    —Je, me alegro —el muchacho sonrió para seguir comiendo tranquilamente—

    Después de alrededor de veinte minutos, acabaron su cena, y luego de que llegara la cuenta, Melanie se sorprendió

    —Está caro... —se asustó un poco por el alto precio de la comida—
    —Vamos Mel, valió la pena, además, yo pago —Mitch no tenía problema en pagar la cuenta, así que pasó del dicho al hecho no sin antes levantarse y levantar a Melanie luego de que ésta se lo pidiera— ¿Nos vamos, señorita?

    McDonnell sonrió y asintió para luego irse con el muchacho tras que éste pagara la cuenta, pero como dato curioso, iban de brazos, lo que dejó sorprendidos a Lance y Amanda, quienes espiaban como si fueran agentes secretos

    —¡Salseo, salseo! —exclamaba la chica, pero no le escucharon los otros dos—
    —Calla, que van a pillarnos —susurró Anderson un tanto burlón—
    —¡Calla tu! —se quejó la pelinegra—

    Lance, para tratar de molestarla, agarró a Sr. Abrazos y le apuntó en la cabeza con una pistola de agua

    —Calla o el oso se baña —amenazó en tono burlón, lo que no hizo gracia a Amanda, que le arrebató el peluche ipso facto—
    —¡Te demandaré por secuestro y abuso de peluches!

    Lance se limitó a reírse y seguir espiando a la pareja, que iba calle abajo, volviendo con Mitch y Melanie, estep par charlaba alegremente mientras caminaban

    —¿A donde deseas ir? —le preguntó el chico a la secretaria, sonrisa incluida—

    Melanie se quedó pensativa, para luego dar con su decisión

    —A un arcade —anunció decidida su decisión a Harrison—

    El muchacho se limitó a tomarla de la mano y correr con ella calle abajo, ésta se sorprendió un poco pero le siguió el juego, corriendo detrás suyo, por lo que de a poco llegaron a donde tenían pensado ir, a un gran salón de arcade en la calle siguiente a donde ambos vivían, así que entraron y compraron entre ambos unas cuantas fichas, lo suficiente para estar una hora y jugar, siendo Melanie una ávida jugadora, al igual queUn Mitch, una de las cosas que compartían, como también su afición al anime y las motos deportivas, pasada la hora, ambos salieron tomados de manos esta vez, sonriendo con alegría en sus rostros, se les veía bastante felices al momento, lo que dejó a Lance y Amanda complacidos con el resultado, su plan había sido un éxito

    —Déjame decirte algo, nunca antes me he divertido tanto como hoy... Eres genial Mitchy —McDonnell lucía muy feliz—
    —¿,Considerarías esto una primera cita?
    —¡Sin dudarlo!

    Harrison sonrió mas, hasta que notó que ya se estaba haciendo tarde

    —Venga Mel, vamos a casa —sonrió y acompañó a la chica caballerosamente a su casa, pero antes de que el chico pudiera irse, Melanie lo detuvo—
    —Ehm... ¿Podrías quedarte esta noche aquí? Es que... Me está resultando algo incómodo dormir sola —le pidió amablemente, algo sonrojada por la pena—

    Mitch se sorprendió por eso, pero asintió para no ser grosero

    —Bueno, si me lo pides... —pasó algo apenado, para mirar la casa de la chica—

    Melanie sonrió mas y se sentó en el sofá a comer helado y ver la televisión, a lo que se le juntó, pero sin helado

    —¿Deseas helado?
    —No, gracias, no me sienta bien lo dulce en la noche

    Melanie se rió por eso

    —¡Mas para McDonnell!

    Mitch se rió igual, para luego pensar en algo, se le notaba sonrojado, algo tembloroso y sudando ligeramente, las mejillas le ardían y el pecho también, pues estaba enamorado de ella, sacudió la cabeza un poco sorprendido, pero ya era muy tarde, no podía negarlo, Melanie tampoco, así pues, dos muchachos que por obra del destino y mentira de sus fieles amigos, iban cayendo en las redes del amor, pero, ¿Cuanto duraría ese sentimiento? Eso queda en el misterio...
     
    Última edición: 4 Agosto 2015
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    ¡Hola todos! Yeah, vengo de nuevo con mi historia, espero que pueda gustar ^^, ¡Vamos allá!

    Capítulo 3: Un Sentimiento Verdadero

    La mañana siguiente a que esta potencial pareja tuvieran una improvisada primera cita, empezó a colar el frío, lo que provocaba incomodidad en Melanie, que se quejaba de éste, dormida en el sofá, Mitch, como buen caballero, y gracias al hecho de que estaba despierto media hora antes, se quitó el saco del esmoquin para acobijar con el mismo a McDonnell, que dormida, agradeció el gesto y siguió durmiendo plácidamente en su sofá, la repentina causa del frío causó un poco de sorpresa en Mitch, que se asomó a la ventana para ver que sucedía, al ver, se asombró mas, el invierno había llegado a San Francisco, cubriendo la ciudad con nieve, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, había llegado su época favorita del año, y esta vez no la pasaría solo, y como extra, ya eran las vacaciones laborales, nada podìa ser mejor...

    —¿Que puede salir mal en este día? Es sencillamente perfecto... —pensaba el muchacho con una leve sonrisa en su rostro, contento—

    En efecto, el muchacho tenía razón en lo que pensaba, el día estaba excelente para salir si es que se estaba bien abrigado, pero por cosa de mala suerte, ni Melanie ni él tenían abrigo para el frío, por lo que la opción recomendable era permanecer en casa

    —... El único abrigo que tengo es el saco del esmoquin.. ¡Y el esmoquin no es mío, encima, lo tiene Mel! —Mitch se llevó las manos a la cara apenado, y al momento pudo escuchar una risa, que era de Melanie, que se burlaba de él por eso—
    —Eres el único capaz de rentar un esmoquin... ¿Que no te alcanza el dinero? —se burló la castaña tras despertarse—
    —¿Para que gastar dinero en algo que no voy a usar después? —se quejó el muchacho tratando de tapar su ineptitud por rentar el traje en lugar de comprarlo—
    —Bueno, supongo que tienes razón, pero... ¿Que vas a ponerte en nuestra próxima cita, si vamos a un evento formal o si nos casamos? —la chica le preguntó analizando posibles escenarios, muy adelantada a la realidad—
    —¿Casarnos? ¡Venga! Para eso uso el traje de novio —se cruzó de brazos respondiendo con un toque de sarcasmo—
    —¡El esmoquin es el traje de novio, tonto! —la castaña le tiró un cojín del sofá algo molesta—
    —No me digas —se burló el chico—
    —A no ser... Que te pongas el traje de novia —sonrió maliciosamente la secretaria—
    —¡Ni en sueños! —volvió a quejarse—

    Simplemente, Melanie echó a reír por la actitud un tanto despistada y torpe de Mitchell, pero éste lo hacía a propósito para alegrarle el día, el muchacho era mucho mas listo de lo que McDonnell preveía, siendo éste un genio reprimido, pero él se sentó tranquilamente en el suelo a mirar a la chica

    —¿Tienes pensado hacer algo hoy? Ya que estamos de vacaciones... —el muchacho decidió preguntarle sobre sus planes para el día—
    —Si te soy sincera, ni idea... —la castaña soltó un largo suspiro de aburrimiento, para luego asomarse a la ventana y alegrarse como si fuera una niña pequeña— ¡Está nevando, genial!

    Mitch se limitó a sonreír al notar a Melanie feliz, mientras de a poco empezaba a surgir algo, estaba sudando, sonrojado y nervioso, cosa que le estaba sucediendo desde la noche anterior, se ponía así cada vez que miraba a la castaña, la joven logró notar el extraño comportamiento en el tuerto, así que lo miró, pero éste evitó todo contacto visual con la chica, así que la ojiazul se le acercó más, con curiosidad, sonrió mas al ver la expresión del chico

    —¡Que adorable! —sonrió la veinteañera jalándole una mejilla al chico—
    —Ehm... Pues... Si —se resignó el muchacho con una pequeña sonrisa—

    Luego, Melanie miró a ambos lados para cerciorarse de que no los espiaban, típico de Lance y Amanda, pero que esta vez no estaban en su cometido de espiarlos, para luego digirirle una mirada al muchacho

    —No le digas a nadie de esto —sonrió infantilmente, para abrazarlo—

    Mitch se sorprendió por eso, disparando un enorme sonrojo, pero por respeto le correspondió el abrazo, su corazón empezó a latir fuertemente, incluso la muchacha escuchaba los latidos

    —¿Te está dando un infarto? —se preocupó, pero sin dejar de abrazarlo—
    —Que va, solo que me da gusto estar contigo... —sonrió el chico tranquilizando a Melanie—

    Por ese comentario, la secretaria sonrió feliz, llegando a besarle una mejilla, para mas asombro de Mitchell

    —Oye... Me estás haciendo sonrojar... —comentó el chico, notablemente enrojecido—
    —Ya lo noto —se rió la castaña—
    —En serio... Un momento... Te estás sonrojando —sonrió Mitch mirando las pálidas mejillas de Melanie ponerse rojas de a poco—
    —N-no... —negó, tratando de cubrir sus mejillas—
    —Si —se rió el oficinista, abrazando a la chica y besándole una mejilla—

    McDonnell empezó a sentir lo mismo que su compañero, se sonrojó, se puso nerviosa y sudorosa, también evitaba el contacto visual con Mitch, dejando a éste riéndose un poco apenado

    —¡Muy tierna! —Harrison se rió jalándole una mejilla a Melanie—
    —¿Eh? Pues, si... —sonrió la castaña—

    Harrison se rió mas y se levantó para luego levantar a su hasta ahora amiga, ponerse a pensar

    —¿Sabes? Tengo algo de dinero ahorrado, pero no se... No tengo con qué moverme... —el chico se manifestaba pensativo—
    —Bueno, podrías comprar un auto de segunda mano... —sugirió la castaña, sonriendo en un intento de ayudar a su compañero de trabajo—
    —¿Sabes que? Me acabas de dar una idea —sonrió el chico—
    —Esto... ¿Cual? —se mostró interesada la ojiazul—
    —Solo espera aquí —Harrison sonrió y salió corriendo de la casa de Melanie dejando a ésta confundida—

    La castaña asintió igual, aún confundida y se puso a pensar, entrando en ideas un poco paranoicas, si Mitch ya no quería verla mas o simplemente éste tenía una sorpresa para ella, la secretaria se aferró a todo por la segunda, rogando que fuera cierto, pues tres rompimientos seguidos la tenían ya casi paranoica, la pobre no sabía ni que pensar por los momentos, hasta que pasada una hora aproximadamente escuchó la voz de Harrison llamándola, para enseñarle algo, la chica salió inmediatamente a ver al muchacho, para luego sonreír
    —¿Que es? —preguntó sin dejar de sonreír—
    —Pues, una moto —el chico respondió amablemente dedicándole una sonrisa—

    El joven iba sobre una moto deportiva de fabricación japonesa, de segunda mano, su estado de vehículo usado se lograba apreciar por unos rayones en la pintura de la misma, de color rojo y blanco, dejando a McDonnell un tanto impresionada

    —Guau, está muy chula —una sonrisa se formó en sus labios, notablemente complacida—
    —Bueno, a lo principal, ¿Quieres dar una vuelta? —propuso el chico—
    —¡C-claro! —se subió sin dudar ni esperar respuesta alguna al asiento trasero—

    Harrison, ligeramente sorprendido por la velocidad de reacción de Melanie, asintió y comenzó a acelerar para dar una vuelta por la ciudad con la chica en la moto, pero tenía intenciones un tanto ocultas, tenía pensado darle a Melanie el susto de su vida, así que se paró en el tope de una de las colinas de la ciudad, con Melanie seriamente cuestionando al chico lo que iba a hacer
    —¡Sujétate! —se rió para acelerar a toda marcha calle abajo—

    La castaña se aferró con toda fuerza a Mitch asustada, mientras la moto iba agarrando mas velocidad antes de llegar a la mitad, que por ir calle abajo, ese extremo terminaba siendo una especie de rampa, por lo que saltaron y volaron una cantidad considerable de metros en el aire, antes de tocar el suelo donde terminaba la pendiente completa, el impacto por poco terminó destrozando la suspensión del vehículo

    —¿¡Estás loco!? —la secretaria le dio un suave golpe en la cabeza, histérica—
    —Tal vez —el chico sonrió como si nada hubiese pasado, gracias al efecto en la adrenalina—

    La castaña soltó un largo suspiro, para luego sonreír

    —Admito que fue genial —se rió un tanto apenada—
    —¿Que? —el chico se mostró incrédulo—
    —Que fue genial
    —¿Que, que, que?
    —¡Venga, ya escuchaste!

    Mitchell se rió y asintió
    —Bueno, es que no creí que te gustara... ¡Pensaba que ibas a matarme o a darme una paliza! Pero bueno, ya estoy acostumbrado a las palizas... Creo que ya sabes por que...

    McDonnell, un tanto interesada en el tema, lo miró, aún estando el chico de espaldas a ella

    —¿En serio Marnie te daba tremendas palizas? —le preguntó preocupado—
    —Me temo que si... —asintió poco a poco desanimándose—
    —Vamos, no sufras mas por ella, ya no va a hacerte mas daño —intentó alentarlo—
    —No quiero ser pesimista Melanie, pero donde quiera que vaya, me encuentra —susurró—
    —... Hasta te tiene vigilado —la chica se sorprendió, en efecto estaban siendo vigilados por la ex novia de Harrison, sin que éstos se dieran cuenta de que les seguían el paso—

    El chico asintió desanimado, para luego partir a la bahía, con la chica mirando el atardecer desde su asiento atrás del joven
    —Guau, el atardecer es hermoso... —los ojos de McDonnell se iluminaron mirando la hermosa puesta de sol—
    —Te doy la razón —sonrió el oficinista mas animado mientras tarareaba alguna que otra canción, dejando complacida a Melanie—

    Tras llegar a un muelle, Harrison se detuvo para descender de su vehículo, junto con Melanie, para quedarse viendo el reflejo del sol y el cielo en el agua de mar en la costa de San Francisco, hasta que la castaña miró a Mitchell

    —Oye, no le digas a nadie de esto... —sonrió un poco sonrojada para acercarse al muchacho y besarlo—

    Mitch, sorprendido y anonadado, no supo que hacer, hasta que sucumbió al amor y correspondió a la veinteañera con sentimiento

    La escena entre Melanie y Mitchell no resultaba muy placentera a los ojos de Marnie Goodwood, que los espiaba usando las cámaras de la ciudad, tras haber hackeado el sistema informático de San Francisco, una diabólica sonrisa comenzó a formarse en su rostro
    —Disfruta mientras puedas con mi Mitch, sucia americana, no vas a salirte con la tuya... —soltó una risa malévola mientras preparaba su pistola, despidiendo la misma un sonido metálico, indicando su estado operativo lista para ser accionada—

    El amor es posiblemente la mejor arma contra el odio, pero esta vez, el enemigo era muy fuerte...
     
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    ¡Hola! Aquí vengo con el cuarto episodio de esta historia, me he puesto un poco las pilas para que sea un drama de verdad y alejar un poco de lo cursi, ¡Vamos allá!

    Capítulo 4: El Corazón de una Villana

    Pasando aproximadamente un mes, tanto Melanie como Mitch ya eran muy unidos, aunque no eran pareja formalmente, todo este tiempo también fueron espiados por Marnie Goodwood, la ex novia psicópata y loca de Harrison, ésta tramaba algo cruel para McDonnell, pues quería recuperar a Mitchell de lo que ella decía eran sus sucias garras quita novios, así que en poco tiempo, el perverso plan de la inglesa daría comienzo... De una manera horrorosa

    En su mansión, Marnie trabajaba en su plan maestro, repasando los últimos detalles de su intrincada operación para recuperar al tuerto por su culpa, al verse realizada, soltó una terrible y malévola risa

    —¡Te borraré del mapa, McDonnell! —soltó una carcajada diabólica, para ver una foto donde estaba ella con Mitchell, y la abrazó— Pronto vas a ser mío de nuevo, Mitch... Pronto...

    Sin saber nada del plan de esta trastornada chica de alrededor de veintitrés años, los chicos emprenderían tranquilamente su camino al trabajo, pero esto solo era inicio de la operación de Goodwood, Melanie, que iba al trabajo sola esta vez por haberse levantado temprano, no se percató de que la seguían en una furgoneta gris, ahí iba Marnie con sus esbirros, al cruzar la calle, el chofer cortó el paso de la castaña usando el vehículo, de donde descendió Marnie

    —¡Desgraciada! —le espetó la secretaria, a lo que la azabache se rió y sacó una porra—
    —Duerme bien, estúpida —le propició un buen golpe con la porra a la ojiazul en la nuca, dejándola noqueada en el acto, con poco esfuerzo, la subió a la furgoneta al ordenar a sus esbirros a que lo hicieran por ella—

    Nadie se había percatado del suceso recién acontecido, por que las calles estaban extrañamente solitarias, en un rato, el automóvil arrancó tras pegar una buena quemada de neumáticos, para asegurar el agarre al asfalto por que huyeron a toda marcha, donde la pelinegra tomó el teléfono de Melanie y envió un mensaje a Mitch, donde éste lo leyó al levantarse por el sonido del texto recibido

    —Uf... Mel no irá por que se siente mal... Que le avise al jefe... —el chico leyó el mensaje ligeramente sorprendido por la falta de su compañera al trabajo, pero cayó redondo, por que la misma le había dicho a éste que padecía constantes malestares y mareos— Ojalá se mejore...

    Así pues, se duchó y aseó para vestirse e ir a su trabajo, donde fue recibido por Lance, preocupado por la ausencia de la secretaria

    —¡Mitch! —primero, el moreno le saludó, para luego preguntarle por McDonnell— ¿Que pasó con Mel, no viene?
    —Lamento que no, mi estimado amigo... Recibí un mensaje suyo avisando que estaba enferma —le informó a Anderson la falsa noticia que recibió—
    —Hmm, bueno, ella nos dijo que se mareaba fácilmente y tenía fuertes malestares todo el tiempo —Lance, pensativo, se llevó una mano a la barbilla—
    —Tienes razón, pero algo pinta mal... ¿Por que no ha ido al hospital hoy?
    —Ni idea Mitch, deberías enviarle un mensaje

    El tuerto asintió, para tomar su teléfono y llamar a Melanie, pero en su lugar, contestó Marnie, que se hizo pasar por ella
    —Oh, hola Mitchy...
    —¿Melanie? —primero se mostró escéptico por la voz de la chica, que sonaba algo grave y quebrantada— ¿Te sientes bien?
    —Que va... Tengo una fuerte gripe, y no me siento bien, la cabeza y las tripas me van a estallar...
    —Auch, ojalá te mejores pronto... ¿Paso a visitarte luego del trabajo?

    Un nudo se formó en la garganta de la mujer inglesa, que trató de pensar algo, pero a la final, asintió
    —Si... Sería genial tener tu compañía... Nos vemos... —luego colgó, para ver de reojo a Melanie, noqueada, amordazada y maniatada, con una bolsa tapando su cabeza y sonreír maliciosamente—

    Otra vez, Mitch cayó en la trampa de Goodwood, así que desanimado, se puso a trabajar, junto con Lance y Amanda, esta última, viendo el bajón emocional de su amigo mas cercano, le preguntó a Lance

    —¿Que le sucede al pobre Mitch?
    —Melanie está enferma, tiene gripe y un malestar horroroso
    —Oh, que mal... Pero ella es fuerte, sabemos que se va a recuperar

    Anderson asintió un tanto convencido de eso, pero seguía dándole mala espina algo... Mel estuvo sana durante dos semanas, ¿Que hubiese provocado un cambio tan abrupto en su estado de salud? Se preguntaba, así que se puso a analizar unos cuantos factores con calidad detectivesca, así que le pidió prestado el móvil a Mitchell

    —Mitch, amigo, ¿Podrías prestarme tu móvil un momento? —le preguntó amablemente—
    —Claro... ¿Te quedaste sin minutos libres, por que diablos usas un teléfono prepago?
    —Los contratos con operadoras son un asco..
    —Bueno, toma —Mitch le entregó a su amigo su móvil, para luego irse a avisar al jefe sobre la falta al trabajo de McDonnell—

    Aprovechando el tiempo que le fue otorgado por que Mitch se ausentó temporalmente, Lance se dispuso a revisar esa llamada, pues el teléfono la había registrado, conectó el aparato a su computador en el cubículo y se puso a analizar el audio con ayuda de audífonos especiales, descubriendo algo fuera de lugar, el silencio que se presentó antes de terminar la llamada, con la ayuda que le prestaron los audífonos pudo notar que la voz era mas aguda en ese momento que en el resto de la llamada, llegando a mirar a Amanda

    —Rastrea la llamada... —le pidió a Whitefield, ésta en su cubículo recibió el registro de la llamada para rastrearla—

    Pasado un minuto, la novia de Lance tenía la ubicación
    —Puente Golden Gate —anunció la chica a su pareja—

    Lance tenía razón, algo andaba fuertemente fuera de lugar
    —¿Que diablos hace saliendo de la ciudad? —preguntó—
    —Ni idea, pero estoy rastreando el móvil de Melanie... Tomaron carretera rumbo a Los Ángeles
    —¡Diantres! Tengo que investigar... Me voy —se puso su chaqueta—
    —¿Que le digo al encargado? —cuestionó Amanda—
    —Que mi hermanita está hospitalizada... Ya sabes como es la pequeña Alexandra de enfermiza... —y salió corriendo en su auto para investigar este raro suceso—

    Minutos después, Mitch llegó para notar que Lance no estaba, para preguntarle a Amanda sobre la ubicación de su mejor amigo

    —Bueno, hospitalizaron a Alexandra...

    Harrison se sorprendió por la noticia, pero siguió trabajando, con la moral aún mas baja...

    Por el otro lado, Lance apuraba el paso en su automóvil deportivo antiguo, un icono en la América de los sesenta, un Ford Mustang de primera generación

    —Amanda, ¿Me recibes? —llamó a Whitefield usando un comunicador—
    —Fuerte y claro —asintió la morena— ¿Que tienes?
    —Una furgoneta gris, matrícula de Miami —informó a su pareja— Recibo señales de radio dentro de ella
    —¿Será que secuestraron a Melanie? —susurró, para que Mitch no le escuchara—
    —Eso me temo...

    Mientras, en la furgoneta, uno de los principales secuaces de Marnie, Charles, logró percatarse de que les estaban persiguiendo

    —Ama... Nos están siguiendo —comentó a la azabache con un tono de voz servil y apagado—
    —Descripción del vehículo
    —Ford Mustang de primera generación, negro con rayas rojas
    —¡Usen el lanzamisiles!
    —Sus deseos son órdenes, ama...

    Charles abrió las puertas traseras de la furgoneta, portando consigo un lanzamisiles, apuntando al auto de Lance

    —¡Mierda, tiene un lanzamisiles Stinger! —el muchacho descifró el modelo del arma, era notablemente peligrosa por que sus misiles poseen capacidad para rastrear el calor—
    —¡Adelanta la furgoneta y regresa en la próxima intersección! —le ordenó Amanda muy asustada—

    Anderson obedeció sin rechistar saliendo del punto de mira del lanzamisiles de Charles, así que éste ya no podía su arma sin causar daños a los otros vehículos, el esbirro cerró las puertas de la furgoneta, para que no se viera nada fuera de lugar, al adelantar, Marnie logró ver el auto de Lance y memorizó como era, pero ésta no conocía a Anderson, pese a espiar a Mitchell a todo momento, el pobre se había salvado y por poco, así que regresó a San Francisco con bastante que hablar...

    —Ah... Tienen a Mel... Pude verla —susurró a Amanda por intercomunicador, llegando de regreso al trabajo, aunque en su cara se notaba el susto que se había llevado hace unos momentos con Charles y el Stinger—
    —Estás pálido, y con razón... —Amanda estaba preocupadísima por él, casi se le salía el corazón del miedo—
    —Si, por poco... ¿De donde sacan material militar?
    —Deberías conocer de donde
    —Reto a saber...
    —¡Mercado negro, tonto!

    Lance se llevó una mano a la barbilla, pensando, ¿Que clase de traficante de armas tendría semejante equipo? Pero su pensamiento no dio resultado, armamento así era muy costoso en el mercado negro, así que estarían lidiando con la mafia o algo así, solo que no sabía que Marnie era por lejos, adinerada

    —No se, pueden ser los chinos o los rusos... Tienen fama de secuestradores
    —¡Vamos! Hay que analizar todo, tal vez podamos llegar a algo mas... Hay bastantes escenarios posibles

    Anderson asintió ante la perspicacia de la chica, alabando su voluntad y capacidad analítica

    —El problema es Mitch... ¿Si se entera?
    —No lo hará, lo juro —Lance se quedó callado tras decir eso, y no es que Harrison prestara atención a lo que se estaba aconteciendo a sus espaldas, ya estaba muy decaído como para seguir trabajando, Melanie enferma y Alexandra hospitalizada—

    El chico tuerto, al final de su turno, salió del trabajo para ir a visitar a la secretaria al hospital, cogió su moto, y emprendió camino, con tristeza marcada en su rostro, al rato, llegó a donde normalmente suelen internar a la castaña

    —Oh, buenas noches Mitch —le saludó la recepcionista, conocida también de Harrison—
    —Hola Emily... ¿Sabes si internaron a Melanie hoy? —inquirió—
    —Déjame revisar el sistema, tomará unos minutos...

    Emily Sanders, la recepcionista y consumada enfermera, revisó de cabo a rabo las internaciones del día, pero ninguna mostró a la castaña

    —Lo siento, no está registrada —un tanto apenada, le comunicó el resultado a Mitchell—
    —¿Es una broma? Me llamó esta mañana diciendo que vendría
    —Bueno, quien sabe... Perdona
    —Tranquila Emily... —le calmó el chico, para luego despedirse de la misma e ir a casa de la ojiazul—

    El cielo de San Francisco comenzó a tornarse negro, y nublado, señal de una inminente tormenta, aunque eso no le importaba a Harrison, la repentina desaparición de Melanie era bastante extraña, dejando al pobre abatido y triste, sin ánimo, emprendió rumbo a su casa, luego de ver la casa de McDonnell sola y oscura

    Mas al sur, en Los Ángeles, Marnie y sus esbirros habían llegado a su mansión, donde procedieron a llevar a la chica abducida al sótano, donde recién salió de su estado de inconsciencia

    —... ¿Donde estoy? —se preguntó— ¡Ah, diablos! Me duele mucho la cabeza...

    Luego de eso, Goodwood se acercó frente a ella y le quitó la bolsa que le tapaba la cabeza a la secretaria, mirándose éstas por unos segundos, provocando ira en la pobre Mel

    —¡Hija de...! —iba a insultarla, pero Marnie le propició una buena bofetada—
    —Regla número uno querida... No se insulta a tus secuestradores...

    La secuestrada empezó a gruñir fuertemente, enojada, pero rápidamente su enojo fue reemplazado por dolor tras que la azabache empezara a torturarla, bien echándole aceite caliente como golpeándola, electrocutándola o ahogándola en gasolina

    —¿Por que me haces esto? —le cuestionó sus razones a Marnie, seriamente lastimada—
    —Primero que todo, me quitaste a mi lindo Mitch, segundo, pretendes amarlo por mi... —respondió, caminando alrededor de la silla donde estaba atada Melanie—
    —¡Si fue tu culpa que te dejara de amar!

    Goodwood, indignada, la abofeteó de nuevo

    —¡Maldita! —luego le escupió, dejando a McDonnell muy enojada— Charles, querido... La pistola

    Servilmente, el mayordomo le entregó una pistola calibre nueve milímetros de manufactura austríaca a la azabache, para luego ésta apuntara a la cabeza de Melanie

    —Considero derramar tus sesos por todo este suelo, y me dan ganas de hacerlo... —la chica recamaró una bala, y se preparó para disparar, pero no lo hizo, para bajar su arma— Pero... Perdería el placer de torturarte a ti y a Mitchy...

    Luego soltó una risotada, para irse junto con sus esbirros, dejando a McDonnell sola en el sótano, sin comida, agua, malherida y con varias quemaduras, ésta se puso a llorar, por el estrés psicológico causado por la tortura y el trauma que le dejó, rogando salir de esta situación como fuera...

    Mas al norte, Lance y Amanda ya no podían mantener mas en secreto el secuestro de Melanie, así que fueron a casa de Mitch a darle la noticia

    —Mitch, amigo, debemos decirte algo...
    —Claro, pasen primero... —asintió Harrison, invitando a pasar a los chicos—

    Anderson y Whitefield entraron a la casa del muchacho, para luego ambos sentarse y mirarle

    —Secuestraron a Melanie

    En ese momento, Harrison estaba tomando una lata de cerveza, y al escuchar la noticia, la soltó, sorprendido e impactado

    —¿¡Que!? —se asustó y comenzó a llorar, impotente por no poder protegerla—

    Lance y Amanda vieron a su pobre amigo llorar por eso, incapaces de hacer algo, pero en Anderson se encendió una idea

    —Puedes rescatarla... —propuso, dejando a Amanda ligeramente sorprendida— Piénsalo, podemos echarte una mano en eso, tenemos todo... ¿Como me di cuenta de esto? Revisé la llamada...

    —Y a mi Emily me dijo que ella no estaba en el hospital... Te escucho

    Anderson, a lo mas parecido a los agentes secretos, montó su base de operaciones en el departamento de Mitchell, con ayuda de su novia

    —En estos momentos, rastreamos el móvil de Mel en el sur de Los Ángeles...

    —Sur de Los Ángeles... ¿Una mansión?

    —Si, es una gran mansión, tiene murallas —asintió Lance, mirando desde su computadora—

    Sin nada mas que decir, Mitch emprendió camino al sur de Los Ángeles rápidamente, ya sabía con eso que se traía entre manos...

    —¡No esta vez, Marnie! —exclamó decidido yendo a toda velocidad en su moto—

    En alrededor de dos horas, pudo hacer todo el trayecto desde San Francisco hasta la urbe angelina y vencer el tráfico, sin morir en el intento, luego, se acercó en su motocicleta a la mansión de Marnie, para apagarla, bajarse y acercarse sigilosamente al muro, esperando órdenes de Lance, que lo ayudaría a infiltrarse en el complejo sistema de seguridad de la mansión

    —Bien Mitch, trepa el muro hasta el techo y usa los ductos de ventilación, luego, suelta gas adormecedor para noquear a los guardias —le ordenó al chico—

    Harrison asintió y trepó el muro para ir al techo, tras llegar, pensó en lo del gas, tenía granadas de humo adormecedor en su mochila, así que se infiltró en la ventilación y lanzó las mismas, en un par de minutos, la mayoría de los guardias de Marnie estaban echándose una placentera siesta, para luego usar los ductos para entrar en la vivienda

    —Estás dentro, revisa cada habitación, no dejes piedra sin mover...

    Mitchell asintió decidido, así que se puso a revisar habitación por habitación la mansión, entre enojo y abatimiento, revisó todas las habitaciones, para no terminar encontrando nada, consideró la opción de abandonar el rescate, hasta que algo se le cruzó por la mente

    —El cliché del sótano... —se llevó una mano a la cara, avergonzado— ¿Como no se me ocurrió antes?

    Luego, en silencio, se dispuso a bajar al sótano, donde noqueó al esbirro que custodiaba la entrada, y esconderlo para no levantar sospechas, por que después de todo, la mayoría de los secuaces de Marnie eran cómicamente idiotas e incompetentes, bajó las escaleras entre las sombras hasta escuchar un llanto, golpes, aceite hirviendo y un fuerte olor a gasolina, Marnie estaba torturando a Melanie de nuevo

    —¡Deja de llorar, debilucha! —le gritó la azabache a la castaña, pero no hubo resultado, el dolor en Melanie era demasiado fuerte como para no llorar—

    —Arg... —el chico se ahogó un grito de rabia al ver a su querida compañera ser tratada de tan cruel manera, así que noqueó a los otros dos guardias que cuidaban a Goodwood, dejando a ésta sola e indefensa—

    Mientras, Marnie tomó la pistola como anteriormente había hecho, y puso el cañón directamente en la frente de Melanie

    —Ahora si van a haber sesos derramados en este suelo —se rió malévolamente quitando el seguro del arma—

    —¿Los de ella o los tuyos? —cuestionó el chico, apareciendo detrás de la inglesa apuntándole a la cabeza con un rifle de asalto—

    —Ah, cuanto sin escuchar esa hermosa voz... Ah —Marnie soltó un suspiro de enamorada para luego apuntarle de frente a Harrison— ¡Que ternura! Romeo viene a salvar a Julieta... Que cliché, ¿No lo crees? Sería una lástima si la matara antes de que llegaras... ¿Hacemos esto mas interesante, bombón?

    Marnie soltó su pistola, para coger una katana, y obligando a Mitch a tirar su arma para tomar también una espada del mismo tipo

    —¿Que pretendes? —el muchacho se mostraba inseguro—

    —Si todo sale bien, rebanarlos a los dos —sonrió malévolamente—

    —¡No vas a salirte con la tuya!

    —Uy, un héroe... ¡Vaya que me da miedo, pedazo de imbécil!

    Marnie había hecho enojar bastante a Mitch, haciéndolo un enemigo bastante peligroso, pero podía tomar ventaja de la inexperiencia de Harrison con las espadas, y siendo la katana famosa por su longitud, la diferencia de habilidades era tremenda, pero el muchacho no se daría por vencido, así pues, se embarcaron en una feroz lucha en la que Goodwood iba dominando al chico, que al parecer iba a sufrir una aparatosa derrota, pero de apoco empezó a recuperarse conforme aprendía a manejar la espada, pero lamentablemente, la inglesa era conocida por ser una vil tramposa y sucia jugadora, por lo que cogió a Mitch con la guardia baja y terminó arrancándole una mano, que lo hizo soltar su espada, el chico, adolorido tremendamente y sangrando mucho, se enojó mas

    —¿Con que quieres jugar sucio, eh? —recogió con su otra mano la pistola de Marnie para dispararle a ésta en las piernas, lo que la dejaría inmóvil por un tiempo—

    La azabache cayó por el dolor ante los disparos, imposibilitada para moverse, esto pudo darle tiempo a Harrison para poder desatar a Melanie usando la katana para cortar las cuerdas, inmediatamente, la castaña usó cantidades ingentes de vendaje para tapar la hemorragia del chico

    —¡Venga, nos vamos, sigueme! —levantó a la secretaria de la silla para ambos salir huyendo de la mansión por donde Mitch había entrado—

    El escape había sido exitoso, pero se tuvieron que cargar a unos cuantos guardias a golpes, así como usar mas gas adormecedor, a la final, salieron a la calle, aunque llamaron la atención, por la ropa ensangrentada del muchacho y las heridas de Melanie por la tortura, pero hicieron caso omiso a las miradas ajenas para acercarse a la motocicleta del chico

    —No puedo conducir sin una mano... —Harrison se vio imposibilitado para conducir—

    —Tranquilo, yo conduzco —la chica sonrió por lo bajo, dispuesta a ayudarlo— Ah, y gracias, gracias por que además de rescatarme me salvaste la vida

    —Es lo menos que puedo hacer por alguien que se ha preocupado sinceramente por mi

    Melanie sonrió y le besó una mejilla como agradecimiento mas sentimental, para luego montar la moto de Mitch y éste ir en el asiento trasero, e ir de regreso a casa, habían vencido a Marnie, pero no sería la última vez que Goodwood intentara frustrar los planes sentimentales de ambos...
     
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    Borealis Spiral

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    Jejejeje, en este preciso momento realmente no sé qué decir con respecto a esta historia. La verdad es que me llamó mucho la atención con el primer capítulo; creo que escribes muy bien, describes bien las escenas, las emociones de los personajes, sus acciones, en fin, muy bien. Me gustaba la idea de Mitch y Melany juntos y cómo es que empezaban a conocerse; ¡adoré la idea de Lance y Amanda de juntarlos en esa cita a ciega! Ah, y me enamoré de Sr. Abrazos xD Me hace extrañar a mi Blue querido ;_;
    En general, esperaba una historia de drama un poco más... ¿normal? xD No es que el enfoque que le quisiste dar fuese malo, pero dados los antecedentes de todos los personajes implicados, este último capítulo me ha dejado muy anonadada; de verdad que siento que se salió de lo realista.

    Sin embargo, por extraño que parezca decidí tomar todo esto como una parodia a las películas e historias de acción, porque más de una vez me sacó una risa de diversión, créeme. Sobre todo en la parte de la persecución de Lance contra Marnie y el lanzamisiles. Me he quedado de a tiro así O_O Que vaya, sí, la loca psicópata, violenta ex novia es rica y lo que quiera, pero eso es ya tener mucha influencia xD Además, ¿quiénes rayos resultaron ser Amanda y Lance? ¿Agentes secretos que trabajan para el gobierno o algo? xD Es que me han salido con espionaje profesional, incluyendo equipo y todo. Ay, ay, ay; lo siento mucho, pero es que me es muy gracioso. También me ha dado risa el hecho de que Mitch se transformara en un héroe adiestrado en lucha cuando era más bien un amargado. Está bien que el amor te cambia y te hace cometer locuras, pero esto es pasarse. Pero insisto, esto me parece muy, muy parodia y como tal, está bien porque me ha hecho reír a más no poder.

    Siento si mi comentario es demasiado sincero, mi intención no es ofenderte de ninguna forma. En realidad, me tienes muy intrigada con lo que pueda pasar ahora y cómo es que la desquiciada de Marnie sigue haciendo de las suyas y como Lance y Amanda ayudan a nuestros protagonistas a seguir con su relación, si es que pueden claro, así que estaré al pendiente de la siguiente actualización. Por el momento me despido esperando que estés bien y te cuidas.

    Hasta otra.
     
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    Rojo FireRed

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    ¡Hello FFL! Listo aquí el quinto episodio de esta tal vez interesante historia, espero que sea de su agrado... ^^

    Capítulo 5: El Soplar de un Frío Viento

    Era una fría tarde de Enero, recién empezaba el año, y con ello el trabajo, pero debido a que la empresa donde trabajaban los chicos estaba pasando por dificultades económicas severas, se vieron obligados a hacer un gran recorte de personal, despidiendo a casi la mitad de los empleados, incluyendo Mitch, Amanda, Lance y Melanie, este suceso había dejado a los cuatro sencillamente asombrados, apenas tenían sus ahorros propios, pero no les serviría para sustentarse por lo menos, al final del mes, el mas afectado, Harrison, por cosas que sucederían mas adelante

    —Mitch... ¡Mitch! —la voz de la castaña alcanzó a hacerle subir la mirada, éste estaba sentado en la acera, terriblemente desanimado—

    —¿Sucede algo? —respondió sin ganas—

    La que era secretaria se sentó a su lado, abrazándolo, en un intento de animarlo, pero esta vez, no tuvo resultado alguno, aunque el chico se calmó un poco, estando al borde de romper en llanto

    —Agradezco que estés aquí conmigo cuando las cosas se ponen difíciles, pero esto... Ya es demasiado...

    —Tienes razón Mitchy, es difícil, pero solo hay que tener confianza en que hay un futuro, un futuro prometedor, solo hay que saber luchar por él, ¿Entiendes?

    El joven, aún desanimado, asintió, solo recuperando con eso una cuarta parte de la moral que tenía derruida

    —¿Que mas puede salir mal? Ya perdí un ojo, perdí una mano, perdí mi empleo... ¡Agh! ¿Que mas sigue? —se quejó, esta vez llorando—

    Melanie no se rindió e intentó darle consuelo al muchacho en un momento tan difícil, aunque el chico lo aceptó, se resignó

    —Vayamos a casa, ¿Te apetece? —la ojiazul lo invitó cordialmente a su casa a ver si eso funcionaba en animar al tuerto—

    —Perdona Mel, esta vez no... —se levantó para luego mirar el cielo nublado y ennegrecido, para darle su abrigo a su estimada amiga— Ve tu, necesito estar solo un rato...

    Una lágrima se deslizó por la mejilla izquierda de la castaña, para tomar el abrigo del joven, ponérselo, asentir e irse a su vivienda en completa soledad, aunque esta vez no pasaría mas nada hasta la tarde, el resto de la mañana le serviría al joven para reflexionar lo que haría a futuro, se emprendió a caminar solitario y cabizbajo por la ciudad, con el frío arreciando y el sonido de truenos en el cielo, una tormenta era inminente, lo que era señal de un día funesto y terrible, añandiendo enojo a la tristeza del muchacho

    —Genial, está lloviendo —espetó sensiblemente enojado, y se dispuso a tomar refugio hasta que por lo menos pasara el aguacero—

    Una suave vibración se manifestó en el bolsillo izquierdo de su pantalón, era su teléfono, que estaba recibiendo una llamada, el chico, no muy feliz, tomó el aparato para ver en la pantalla el remitente, era Lance, así que contestó

    —Hola Lance —un saludo seco emanó del muchacho—
    —Hola Mitchell —se refirió a él por su nombre completo en lugar de apodarlo, por que era un asunto serio—
    —Dime que necesitas, ando un poco ocupado, amigo
    —Mitch, amigo, lamento que estés molesto por eso, pero bueno, Amanda y yo andamos desempleados también, todo apunta que la empresa va a quiebra, pude espiar unos archivos y están en números rojos
    —¿Por que ocultarnos eso?
    —Igual iban a echarnos, ¿Para que te preocupas? Solo piensa las cosas, podemos conseguir otro trabajo, solo ve de tienda en tienda a ver si consigues empleo

    Harrison decidió pensar por un momento la sugerencia del chico, así que sin mucho que poder elegir, terminó aceptando

    —Está bien, lo intentaré, me pondré en estos momentos
    —¿Estás loco? Vas a coger una pálida antes que un empleo
    —Ya le he fallado a Melanie con mi actitud del asco, no quiero defraudar a nadie mas

    Y con eso, colgó, dejando a Lance seriamente confundido, pero confiaría en el muchacho, como era de costumbre, mientras tanto, Mitch se levantó decidido a buscar empleo y se dispuso a caminar bajo el torrencial, tienda tras tienda, pero lamentablemente, el resultado era el mismo, lo negaban por ser discapacitado, primero, se sintió desanimado

    —Necesito mi mano... Pero no me puedo pagar la prótesis, sin empleo... Lo intentaré de nuevo —suspiró, y decidió intentarlo yendo de empresa en empresa—

    Mitch después de un rato e ir de a todas las empresas y que haya sido echado con el mismo resultado negativo, de que no podía trabajar sin su mano derecha, se entristeció y vagó el centro de la ciudad, así que se sentó en una banca y echó a llorar, mientras que un viento frío empezó a soplar, trayendo malos presentimientos, siendo ciertos estos pensamientos desmoralizantes, ciertos, por que recibió una llamada de Melanie

    —Mitch... Me siento mal... —su voz estaba un poco ronca—

    Al principio pensó que era una trampa de Marnie otra vez y que la habían secuestrado de nuevo, pero esta vez, era cierto, dejando al chico preocupado

    —Dime como te sientes... —comenzaron a resbalarle lágrimas por las mejillas—

    —Bueno, me siento muy cansada, y me duelen las tripas... Debería ir al médico —la castaña tosió—

    —Claro, pasaré a buscarte —asintió y colgó

    Se levantó sin dudar de la banca para disponerse a caminar a paso apesumbrado y lento, por su mal estado de ánimo, sintiendo que ya nada podía ponerse peor, pero su pensar estaría a punto de cambiar

    —Voy a ayudarla, como sea... —se hizo a si mismo una promesa de ayudar a Melanie de cualquier forma posible, a favor de la sociedad o no, así de fuerte era el amor que le tenía a la castaña para poder llegar a tales extremos—

    Aún así, se dispuso en camino a casa de la veinteañera, rápidamente, para tratar de llegar a tiempo, pero antes, se detuvo en un cajero para sacar dinero, necesario para pagar la consulta y el aventón en un taxi, rato después, llegó a ver, así que tocó la puerta en señal de su presencia, pero solo una voz emanó de dentro de la casa

    —E-está abierta... Pasa —la joven le dio la indicación a Mitch para que pasara—

    Harrison, escuchando la voz de Melanie, y triste por su estado de salud. entró a la casa completamente empapado de pies a cabeza, para luego ver a la ojiazul pálida y apenas moviéndose

    —Me alegra verte Mitchy, eres genial... —una tímida sonrisa se asomó en sus labios, alegre de verla—

    —Te ves muy mal... Ven, te llevo al hospital —se acercó al sofá donde la nativa de Boston estaba acostada para luego cargarla—

    —Está lloviendo, vamos a resfriarnos —intentó hacerlo entrar en razón—

    —Hay un taxi esperando fuera, nos vamos... Me preocupa que puedas tener —el joven se fue con ella al mencionado vehículo esperando fuera de la casa de McDonnell

    Asintiendo preocupada, la chica se aferró a Mitch, y se acomodó en el asiento de al lado de donde estaba su compañero, tras éste pedir ser llevado al hospital, el taxi arrancó llevando a ambos al hospital, mientras Mitch y Melanie mantenían una emotiva charla en la parte trasera

    —Déjame decirte algo, Melanie, nunca voy a abandonarte, sea como sea la situación, trataré de ayudarte —primero miró a McDonnell a los ojos, para luego tomarle una mano—

    —Ay Mitchy, me halagas... —al principio, la veinteañera se sonrojó, para terminar correspondiendo el agarre de la mano—

    —Me alegro de que te haya halagado —por primera vez en todo el día, sonrió, aunque no con la fuerza de siempre que estaba con ella—

    La felicidad invadía por dentro a ambos jóvenes, pero las circunstancias nefastas que estaban viviendo eran sencillamente, un infierno, a pesar de todo, lograban mantenerse juntos, sin importar cual fuera la dificultad, dado el juramento hecho por el tuerto a si mismo, pasadas aproximadamente media hora, ya estaban en el hospital, donde fueron recibidos por Emily, que ya estaba al tanto de la cita

    —Acompáñenme —la mujer recepcionista cubrió a Melanie con un paraguas para evitar que el agua empeorara su estado, siendo Mitch el que la ayudara a caminar, una vez dentro, se sentaron en la sala de espera—

    Esperando al doctor, Mitch se puso a leer una revista, pero a su parecer era aburrida, así que siguió leyendo cada uno de los impresos que estaban en la mesita, normalmente recurriría al móvil para jugar Candy Crush o leer alguna que otra cosa en internet, pero estar en un hospital se lo impedía, y el hecho de que Melanie lo considerara un viciado del jueguito de los dulces por jugar constantemente al estar juntos

    —Espero que no sea nada grave —la castaña se miró a si misma pálida y decaída, en su voz se notaba el efecto de su enfermedad—

    —Tranquila Mel, vas a recuperarte, ya verás —Harrison, sonriendo un poco, le tomó una mejilla y se la acarició, para luego mirarla— Sabes que estoy contigo en las buenas y en las malas

    —Hey, me haces sonrojar —la castaña sonrió ligeramente sonrojada, halagada y contenta ante el súbito comportamiento meloso de Mitch—

    Una pequeña carcajada emanó del joven, que se mostró ligeramente feliz ante la sonrisa de la muchacha que amaba, pensaba en confesarle sus sentimientos de una vez, pero no era el momento apropiado para escenas románticas, así que una vez que salió el doctor y llamara a la castaña para que pasara a ser consultada, así que mientras tanto, Mitch seguía esperando mientras leía más revistas, esta vez, sobre las polémicas del año, un rato después, se aburrió, y el hecho de haberse dejado crecer una barba llamó la atención de la gente de alrededor

    —¡Es Snake Plissken!
    —¡Que va! Es Big Boss

    Harrison se llevó una mano a la cara, aunque no le molestaba ser comparado a personajes de la cultura popular por su apariencia singular, en vez de molestarse, se rió un poco apenado por el suceso de ser confundido con dichos personajes, pero pasado una hora aproximadamente, que a percepción del joven fue eterna, salió la joven castaña en un mar de lágrimas, a preocupación de Mitchell, que la miró y se acercó a ella

    —¿Que pasó? —le preguntó preocupado—

    Pero en vez de obtener respuesta alguna, la castaña lloraba sin parar, luego, el chico miró al doctor y preguntó que le sucedía a la pobre Mel

    —Lo siento señor Harrison, pero la señorita padece cáncer de colon —el médico le puso una mano al chico en el hombro—

    Sorpresa se manifestó en la cara de Mitchell, que en ese momento, la voz del doctor diciendo la enfermedad de McDonnell a éste hacía eco en su mente, a la par que unas cuantas lágrimas empezaron a resbalar por las mejillas del tuerto

    —¿Que? —habló, aún en estado de shock por semejante revelación— ¿Puede sobrevivir?

    —Si, tiene suerte de que se pudo haber detectado aún en fase temprana, pero lamentablemente, el tratamiento está en fase experimental y es muy caro, pero tiene un noventa por ciento de efectividad

    El joven barbudo y tuerto sintió un pequeño alivio al saber eso, pero la cuestión monetaria le intrigaba, pero si era por salvarla, cualquier cosa le daría igual

    —¿De cuanto hablamos?

    —Cien mil al año —le replicó, dejando aún mas sorprendido al chico—

    Pero éste, con pensamiento frío, miró al doctor, y asintió

    —Trátenla... —le pidió para luego mirar a Melanie, que no podía creer que el tuerto pagaría el tratamiento—

    —¿Estás loco? —cuestionó la castaña— ¿¡Como vas a pagar!?

    —Ya veré... Solo quiero que estés bien

    Luego se despidió de ella y el doctor, para ponerse a pensar de donde sacar el dinero para poder costear el tratamiento de Melanie, en su casa, se puso a ver una película, pero le parecía demasiado cliché planear un asalto a un banco, o al menos, de la manera convencional

    —A ver... Cien mil dólares anuales, y no tengo ni un centavo, tuve suerte que Emily pagara la consulta, me alegra que conserve su trabajo, pero, ¿Que puedo hacer? —susurraba, pensativo, así que decidió pensar algo, y con ello decidió llamar a Lance—

    En alrededor de unos veinte minutos, el moreno había llegado a casa de Mitchell, donde se dispuso a hablar con él, contando todo lo que había sucedido en el día

    —Que mal... Aunque está en buenas manos, el tratamiento vale su precio —Anderson intentó motivarlo, logrando un efecto ligeramente positivo— Te ayudaré, dime que tienes planeado

    —Robar un banco —respondió secamente y decidido—

    —¿Estás fumado o viste Heat otra vez? Si te lanzas contra el departamento de policía va a ser peor que el tiroteo de North Hollywood, ya pude ver como te cargaste las piernas de Marnie

    —Por eso no va a ser de la manera convencional, mi amigo

    —¿Que pretendes con eso?

    —Atacar sus sistemas electrónicos, e infiltración, ya sabes, como lo de la mansión de la loca

    —Hmm, suena interesante... Después de todo, no tendríamos que tocar ni un arma... Eres un genio Mitch, cuenta conmigo —asintió, para luego irse dejando a Mitch solo—

    Pero una voz se hizo presente luego de que Lance se pusiera un auricular y se fuera una cuadra de la casa de Harrison

    —¿¡Estás de coña, Lance!? —le regañó una voz masculina— ¿¡En serio lo vas a ayudar a robar un maldito banco!?

    —Lo siento agente Carson, pero lo hace por buenos motivos, ya escuchaste todo, además, tiene un plan infalible, es un genio, necesitamos a tipos como él en la Agencia —el que se mostraba como amigo de Mitch era en realidad un agente de la CIA, pero bien que se había ganado su amistad—

    —Venga ya, tienes razón... Tiéndele una trampa y tráelo con nosotros, puede sernos útil, saluda a Amanda de mi parte, tengo entendido que está de reconocimiento con lo de Goodwood

    —Hablamos luego —se despidió de su superior, para guardar el auricular y seguir su camino—

    Luego de una semana exacta, Lance se reunió con Mitch en su apartamento, con la inteligencia necesaria para el robo, gracias a su contacto con el agente Carson y trabajar en la inteligencia estadounidense, entró a la casa del tuerto y tras saludarse cálidamente el uno al otro, fueron directo al grano y se dispusieron a trabajar el plan

    —Bien, aquí está la tubería, tendrás que hacer lo mismo que en la mansión, la rutina de gas adormecedor, esperar un minuto y entrar, ¿Entendido? —inquirió el agente encubierto—

    —Claro, suena sencillo... Relativamente

    —Exacto, relativamente, va ser difícil abrir la bóveda, por que es un sistema computarizado de última tecnología, así que vas a tener que abrir con un soplete la sección donde va el teclado, e implantar este chip para descifrar la clave

    —¿No puedes obtenerla de los archivos del banco?

    —Lo intenté pero no pude, no está registrada formalmente

    —Pero una cosa sabiondo, necesito una mano

    Lance se rió forzosamente, para sacar de su mochila una mano prostética relativamente avanzada y ponérsela al chico donde estaba amputada la mano obra de Goodwood

    —¡Voilá! —exclamó el moreno— Esta mano es robótica en cierto punto, puede moverse dependiendo de la necesidad, pero no es una mano como tal...

    —Bueno, puedo conformarme con eso... —tomó su mochila para luego ver al chico— ¿Tienes las granadas de gas?

    —En el bolso, amigo —le tiró el bolso con las mismas a Mitch, para que luego éste se lo pusiera—

    —Ya veo, hablamos en un rato —se dispuso a irse a su objetivo, una sucursal grande, en su moto—

    El tráfico era ligero, perfecto, en unos diez a doce minutos, así que una vez fuera del banco, llamó a Lance

    —Estoy afuera, en el estacionamiento —susurró mirando a su alrededor para que no le pillaran—

    —De acuerdo, ya sabes la rutina —replicó el joven—

    Mitchell, decidido, asintió y encontró una rejilla de ventilación relativamente grande como para entrar sin problemas, quitó la rejilla usando un destornillador, una vez la rejilla fuera, la tiró cuidadosamente para meterse por los ductos y tirar unas granadas de gas

    —Un minuto y todos fuera... —puso en su reloj un temporizador y se dispuso a esperar tranquilamente—

    La gente ignoraba lo que estaba pasando en la ventilación, hasta que poco a poco, empezaban a sentirse mareados

    —Me siento raro... —dijo un tipo, luego cayó dormido, cayendo el resto como dominós—

    Con todo el mundo dormido, ya era hora de actuar, así que el muchacho tuerto se escabullió por todos los ductos hasta llegar a un punto ciego, debajo suyo había una rejilla y se puso a desatornillar, pero en silencio en caso de que hubieran guardias custodiando la bóveda, cumplido su cometido, bajó a la sala de la bóveda en absoluto silencio y con agilidad felina, un tanto relativa, por que al caer, cayó frente a un segurata

    —¿Que? —el guardia miró al tuerto, pero fue noqueado enseguida por éste—

    Mitchell no iba a arriesgar nada, luego se acercó a la bóveda para seguir las instrucciones de Lance y arrancar el teclado para implantar el chip

    —Chip en línea... —susurró a Lance por comunicador, esperando que éste pudiera abrirla—

    —Entendido, ya la abro... —un gurú de la electrónica y programación, Lance pudo abrir la bóveda tras luchar con sus excelentes medidas de seguridad— ¡Bingo!

    La bóveda pudo abrirse, así que a duras penas, Mitch se hizo paso al dinero, un montonazo, pero se puso a revisar fajo tras fajo, tomando los billetes no consecutivos, como le había descrito Anderson, al ser mas difíciles de rastrear

    —¿Cuanto tienes en bolsa? —preguntó el moreno a su amigo—

    —Medio millón, espero que Melanie se cure en menos de cinco años

    —Bah, venga ya, no va a tardar tanto en recuperarse...

    —Bueno, bueno, mejor me voy... —Harrison tomó la bolsa con el dinero para trepar la ventilación e irse por donde regresó—

    —Apúrate, el gas tarda cinco minutos en disiparse, y la gente despertará apenas pase el efecto, cuando vean la bóveda abierta, va a saltar la alerta —el ex oficinista le terminó dando un sabio consejo, nada mal para el primer asalto a un banco de Mitch—

    El muchacho, sin mas, se apuró para salir de la ventilación, rápidamente, el trayecto fue mas largo de lo esperado, pero a paso veloz, al menos, pudo salir sin que nadie pudiera darse cuenta, tal vez, el robo perfecto

    —Misión cumplida... Tengo el efectivo —complacido por su cometido, el barbudo le informó a Lance del éxito—

    —Excelente, espérame ahí, recogeré el dinero para que lo blanqueen —Anderson dio su última orden para luego colgar y ponerse el auricular que tenía con su jefe de la Compañía, el agente Carson

    —¿Lo hizo de verdad? Guau, es un maestro para solo ser un amargado y obsesionado con esa chica, tiene talento... ¿La trampa?

    —Ya la puse, dije que se reuniría conmigo para obtener el efectivo y blanquearlo, manda una furgoneta

    —En seguida la mando, cuando esté en base, te llamaré para que vengas

    —Vale, estamos en contacto...

    Ignorando lo que se presentaba a espaldas de Mitchell, éste esperaba a Lance, pacientemente, aunque no tardarían mucho en dar la alerta, media hora después, una furgoneta de lavandería apareció en el estacionamiento, de donde descendieron dos conserjes, y miraron al joven

    —¿Harrison? —preguntó uno, mirando al chico con la mochila con el dinero—

    Mitch asintió, luego, los aparentes conserjes lo noquearon, y lo secuestraron al mismo estilo de Melanie, pero su destino era mas incierto, profundamente dormido, pudo soportar el largo camino en donde había de ser llevado, unas dos horas después del trayecto, estaba encerrado en una celda oscura en el medio de la nada

    —¿Quieres recordar lo que sucedió apenas unas dos horas, Mitchell? —le preguntó una voz al chico—

    —Que va... Ya he tenido una semana de mierda como para recordar... —negó, con voz quebrada y notable decaimiento—

    La persona que le había hablado a Harrison se acercó al mismo, y le quitó una bolsa de la cabeza

    —Quieras o no, vas a hablar... Estás metido en un marrón del bueno —era un agente federal—

    —Si es por lo del banco, lo siento, pero me despidieron, y... —rompió en llanto el muchacho—

    —¿¡Y que!? —le replicó, molesto— ¡No seas un marica!

    —¡Mi novia tiene cáncer, demonios!

    La agresiva respuesta de Mitch dejó impresionado al oficial, que al parecer, empezaba a ablandarse de corazón, por los motivos del chico, pero la ley, era la ley

    —Lo siento hijo, tus motivos en verdad los admiro, pero tus métodos, pues, no opino lo mismo

    —¿No hay algo que pueda hacer? —replicó humildemente arrepentido—

    —Bueno, podrías pasar el resto de tus días en prisión y saber que tu noviecita podría terminar falleciendo, o seguir el camino de tus amigos Lance y Amanda —el federal le propuso un trato—

    —¿Que tienen que ver con esto? Ya se que Lance puso la inteligencia y el plan... ¿Pero Amanda?

    —Son agentes de la CIA, hijo, como yo... Sabemos todo tu plan del banco y de verdad hiciste una infiltración brillante, sería un honor que vinieras con nosotros, y en retorno, pagaremos el tratamiento de Melanie —luego, se quitó la máscara y el disfraz que tenía de agente federal, siendo ahora un hombre de traje formal— Agente Carson, un gusto, Mitchell Harrison

    —Ehm... Lo mismo digo... Agente Carson... —no se mostró muy confiado al principio, pero si era por el bien de McDonnell, estaba dispuesto a asumir el riesgo que le conllevaría ser un agente—

    El amor hacia una persona puede ser muy influyente, como en este caso, donde puede llevar a cometer actos contra la sociedad mientras sea por su bien, motivos nobles o no, son el principal móvil... Donde ya el amor roza la obsesión en un alma severamente maltratada por Cupido...
     
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    Borealis Spiral

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    Ajá, ya sabía yo que Lance y Amanda no podían simplemente tener todos esos artefactos espías y la actitud de uno simplemente porque sí. Resulta que son agentes encubiertos que trabajan para la CIA, una CIA, por cierto, que me parece un poco (mucho [bastante]) tolerante en cuanto al asunto permitir el robo al banco, pero bueno. Que los dos amigos de Mitch trabajen para la CIA hace que me cuestione el tan importante y necesario ¿por qué estaban en la empresa de Mitch entonces? Digo, debería ser para cumplir alguna misión, ¿la de reclutarlo a él? Hm, creo que sí, pues ya veo que Mitch resultó ser un verdadero genio a la hora de los planes, ¿eh? Debe serlo muy por encima del promedio para que lo quieran con tantas ganas en la CIA. En fin.

    Otro capítulo interesante de leer con varias sorpresas muy impactantes empezando desde el principio con la despedida de casi todo el personal en el trabajo de Mitch. Mira que eso sí debió ser duro para el hombre, especialmente teniendo en cuenta que sí, está tuerto y manco. ¿No será que vaya a perder otra extremidad, para variar? Ah, pero lo que definitivamente le dio duro a Harrison fue el estado de salud de Melanie. ¡Cáncer! Ufff, ya veo que sí que te has empeñado en hacer más dramática la historia, pero está bien, se vale, me gusta el drama. Pero bueno, ahora se le ha presentado la oportunidad de ganar dinero para ayudar a su novia sin necesidad de robar, aunque de pronto y esto me resulta más peligroso todavía ._.

    Y nada, por el momento yo aquí me despido, esperando el próximo capítulo con ansias y lamento si me tardo en leer, pero no me paso tan a menudo por aquí y cuando empiecen las clases, pues menos, así que paciencia. Te deseo lo mejor hoy y siempre.

    Hasta otra.
     
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    Rojo FireRed

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    Bueh, ya saben a lo que vengo xD, me retrasé por que últimamente he estado enfermo, y si es corto, por la misma razón, perdón e.e

    Capítulo 6: Semper Fidelis

    Luego de la devastadora noticia propiciada a Mitch respecto al cáncer padecido por Melanie, el chico buscó la manera de costearse el tratamiento de la muchacha, llevándolo a cometer un atraco a un banco, pero de una manera tremendamente ingeniosa, sin llevarlo a disparar ni una bala, este suceso lo llevó a ser reclutado por la CIA, para no ir a prisión y que en dicha agencia pudieran pagar el tratamiento de la castaña, el tuerto empezó su entrenamiento, primero, conociendo a los que serían sus compañeros, y como no, rendir explicaciones a sus mejores amigos, Lance Anderson y Amanda Whitefield, con un breve colapso de confianza, el chico caminaba arisco por las instalaciones, siendo guiado por el Agente Carson

    —Muy bien Mitchell, este va a ser tu nuevo hogar desde ahora, ¿Comprendido? —cuestionó el agente de manera amable y amistosa—

    —Claro, claro... Aunque tengo mis dudas

    —Adelante, habla

    —No confío en el sistema

    La respuesta del moreno dejó un tanto perplejo a Carson

    —¡Venga ya! ¿O es que eres un comunista?

    —¿Comunista? Vamos, odio a los rojos tanto como a los vegetarianos y a los hipsters

    —Bien dicho muchacho, por lo tanto, ¿Que opinas de la Guerra de Vietnam?

    —Que fue una cagada total, pienso yo, vamos, tenían el apoyo de los soviéticos y los chinos, conocían mejor el terreno, armamento mas confiable y eran mas avezados, ¿Que esperabas mandando a una cuerda de tontos con un M16 a la selva sin saber con que loco van a toparse? Ya sabes los malos reportes que mandaban por ser un arma tan pésima en combate selvático, hasta las tropas se mataban entre si, por favor

    Una vez mas, el agente quedó pensativo ante la respuesta de Harrison, maravillado con su intelecto y capacidad analítica

    —Eres mas listo de lo que pareces, Harrison, para ser un muchacho de un solo ojo y mano

    —Anda, ¿Que sigue? —se quejó un tanto ofendido— ¿Por que todos tienen que juzgarme de tonto por que mi ex novia me haya arrancado una mano y volado un ojo?

    —Vaya que novia tenías... ¿Que tan loca era?

    —¡Es una maldita psicópata! Y cuando la conocí no era así

    —Interesante, una yandere...

    —¿Qué?

    —Nada, nada, vayamos al grano, vas a ser entrenado en manejo de armas y todo lo relacionado a eso, se te ha asignado que vas a ser un agente de campo

    —¡Ehem! Mano por favor —el tuerto tosió sarcásticamente—

    —¿Te echo una mano, Harrison? —replicó el agente un tanto burlón, haciendo chiste de la falta de mano de Mitch—

    —Sería un gran favor...

    Carson,en manera de hacer su broma literal, le lanzó una mano robótica experimental, relativamente grande, y de color rojo

    —¿Es en serio, haciendo un chiste literal? Que mal gusto

    —No seas llorica y presta atención Harrison, ese es un corte muy limpio, por lo tanto, deberías conservar los nervios que pueden mover la mano

    —¿Y?

    —Te someteremos a cirugía para conectarte la mano nueva, y si te llaman Big Boss, no te molestes

    —¿Por la barba y el parche?
    ;
    —Si, por la mano robot y tu cinismo de mierda, no se si has visto The Phantom Pain

    —Entendido, entendido, exceso de información

    El agente secreto se rió y luego llevó a Mitch a la sala de operaciones

    —Nos vemos en una hora —luego se fué dejando al chico solo en la sala—

    Curioso, el chico se puso a dar una vuelta por la sala blanca, hasta que entraron unos doctores y le inyectaron la correspondiente anestesia y lo dejaron en la camilla, para luego quitar las vendas que Melanie le había puesto en el pasado

    —Vaya, es un corte tremendo, preciso y limpio —el cirujano miró la herida en el brazo del barbudo, donde le habían arrancado medio antebrazo— Todavía tiene los nervios, así que la operación será sencilla en términos relativos

    Sus asistentes, en cuestión, asintieron sin dudar, la mano robótica que le había dado Carson a Harrison estaba hecha a medida, pues medía exactamente lo mismo que el par natural, el cirujano logró extirpar unas buenas cantidades de nervio para poder conectarlos al brazo robótico, donde un complejísimo sistema de cálculo transformaría los pulsos eléctricos transmitidos por los mismos en movimiento, poco después de una hora, el antebrazo había sido implantado satisfactoriamente en el chico, aunque el efecto de la anestesia aún era evidente, por que el muchacho roncaba fuertemente en la camilla, pero el agente maestro de Mitch decidió hacer de las suyas para despertarlo antes de tiempo mojándolo con agua fría, despertando al muchacho no muy feliz

    —¡Maldito! —espetó fríamente el chico molesto por el despertar poco cálido—

    —Oye oye, modera tu vocabulario —Carson regañó a Harrison por su lenguaje poco apropiado—

    —Perdón, es que no estoy acostumbrado a despertarme con agua fría...

    —Bueno, no hay problema muchacho, buenas tardes

    —Ehm... ¿Buenas tardes?

    —Ya, dejemos las formalidades un rato, mira tu mano

    El tuerto, primeramente, se sintió ofendido por ser constante objeto de la burla del agente por ser manco, pero analizando y viendo el sentido de como lo dijo, era en serio, así que el chico miró su mano, su nueva mano

    —Guau... Está chula —el tuerto miraba su nueva mano robótica, de color rojo, por que la pintura era especial para las misiones que se le asignarían y prevenía el desgaste—

    —Es una mano robótica R-1, es un prototipo, pero a punto de entrar a fase de pre-producción, está completamente programada y lista para ser usada, es lo último en implantes robóticos, hecha a medida, no se ha probado mucho, así que puedes ser nuestro conejillo de indias humano

    —Claro, claro, ¿Y me pueden poner un ojo?

    —Lo siento, pero los ojos cibernéticos apenas se están diseñando. así que tendrás que soportar el parche

    —Que importa, estoy acostumbrado, no es gran cosa...

    —Bien señor Harrison, venga conmigo...

    Mitch, obedeciendo a su superior, se levantó y empezó a seguir al agente, llevando éste al tuerto a una sala donde se almacenaba todo tipo de armamento

    —Deberías agradecer a los cabilderos y no al gobierno... —susurró Mitch, viendo armas en cantidades industriales—

    —Que va muchachín, todo esto es pagado por el gobierno, ¿Crees que una cuerda de bastardos y gordos burócratas con afanes de patriotismo van a dejar a su país expuesto? Ni en sueños hijo

    —¿Que?

    —¿Que? Hijo, lo que ves afuera es la cara amigable de un gobierno corrupto y asiduo podrido hasta las entrañas

    —¿Que ustedes son corruptos también?

    —Sólo debajo del promedio, nuestros amigos del FBI son mas corruptos que todos nosotros juntos

    —Vaya... Demasiada información

    —Mas te vale mantenerte callado por que si no vas a ir directo a tres metros bajo tierra

    —¿Osea que todo este lío es secreto de estado? Mierda

    —Estás en derecho a sorprenderte hijo, no es nuestra culpa

    —Técnicamente si, pero ya no quiero saber mas nada

    —No es que quieras saber mas nada, es que lo sabemos todo... Dime Mitch, ¿Eres otaku?

    El muchacho se sorprendió al serle revelado su mayor secreto, el ser un entusiasta del anime

    —S-si

    —Sin pena hijo, que lo soy también, nos entendemos —el agente sonrió intentando ganarse la confianza de Mitch, con éxito—

    —Entonces podemos llevarnos bien... ¿Que es lo otro que debo hacer?

    —Entrenamiento en armas y artes marciales

    —Genial... —el tuerto se mostró interesado—

    —Bien muchacho, este es el arsenal, y estas son tus armas asignadas...

    Carson reveló en la mesa una escopeta, una pistola y una ametralladora

    —Primero, esta es la escopeta de asalto Atchisson, es automática y con poco retroceso, tiene un tambor de treinta y dos cartuchos, así que tienes poder de fuego demoledor en cantidades industriales

    —Se ve pesada

    —Segundo, pistola Glock, muy usada en todo el mundo, polímero liviano y con un buen cargador, modelo automático, va a resistir todo lo que le tires, es el Kalashnikov de las pistolas

    —Genial, genial... —Mitch se mostraba muy interesado—

    —Tercero y último, una Minimi, el ejército la usa como la M249, pero aquí usamos el modelo original que es mas liviano, doscientos cartuchos, poco retroceso y cadencia de fuego devastadora, con todo lo que vas a usar, es hora de que te entrenes

    Harrison asintió dispuesto al entrenamiento, primero, el agente Cardón le entregó la pistola, dándole un consejo al chico

    —Cambiar armas es mas rápido que recargar, si te quedas sin municiones vas a tener que buscar un buen rincón para reabastecerte

    —Entiendo... ¿Ahora que?

    —Intenta darle a todos los objetivos en modo automático, usa el peso de tu mano robótica para minimizar el retroceso

    Sin mas que decir, el chico tomó la pistola y comenzó a dispararle a los blancos como se le había descrito, aunque no dominaba el peso de la mano, que le impedía apuntar bien

    —Concéntrate Mitch, tu puedes —le alentaba el agente—

    El tuerto, con una fuerte concentración , empezó a controlar su nueva mano, produciendo así un apuntado mas efectivo, pasados unos cuantos minutos, ya estaba listo para disparar, con lo que empezó a jalar el gatillo en ráfagas cortas para darle a todos los blancos, con un contundente resultado

    —Tremendo... Tienes madera de soldado, Harrison, me pregunto por que te rechazarían...

    —Por tuerto y manco, apenas tengo la mano robot

    —Cierto... —el agente se llevó una mano a la cara apenado—

    —Ya, ya, ¿Siguiente?

    —Entrenamiento con escopeta, tiene un alcance efectivo bastante corto, así que debes saber cuando usarla, muy efectiva en combate en espacios reducidos

    Siguiendo las indicaciones del agente, Mitchell tomó su próxima arma para familiarizarse con la misma

    —Hemos puesto un campo, simulando el combate de casa a casa visto en Iraq y Afganistán, así que puedes ir, ten cuidado, si fuese de verdad, te matarían en un dos por tres

    Harrison asintió decidido y tomó la escopeta para ir al campo, que simulaba ser un complejo de casas conectadas entre si, entró derribando la puerta y se preparó al igual que preparó su arma

    —¡Vamos, vamos, vamos! —exclamó el agente Carson instando a Mitchell a seguir—

    —Vale —asintió el chico y registró la casa—

    El tuerto registraba asiduamente la primera casa, cargándose a los maniquíes que estaban en su camino simulando ser terroristas, así pues, entró a la siguiente casa, siguiendo el método anterior, registrando y cargándose maniquíes, hasta que entró a la última casa y la limpió, dejando a Carson impactado por la efectividad del joven

    —Excelente Mitch, ahora usarás la ametralladora...

    —Bien, ¿Que hago ahora?

    —La ametralladora es efectiva para cargarse grupos grandes, así que es bastante familiar para ti lo que tienes que hacer... —Carson le indicó al chico lo que iba a hacer—

    Entendido en lo que tenía que hacer, Mitch tomó la misma y entró a un campo de tiro, donde extendió el bípode para luego colocarla en la mesa, y apuntar, viendo que Mitch ya estaba listo, el agente accionó una palanca para que salieran maniquíes de a montones, dejando campo abierto a Harrison para pegarle a todos, probando que era capaz de proveer un muro de fuego casi impenetrable

    —Excelente, se puede decir que tu entrenamiento está completo, eres un soldado innato, muchacho

    —Nada mal, gracias —listo el entrenamiento, se sacudió el sudor por el esfuerzo físico—

    —Bueno, bueno, déjame que se te asigne tu primera misión, iré a ver que puedo lograr...

    El joven resopló un tanto cansado, para luego sentarse y pensar sus motivos, lo hacía por Melanie, dispuesto a tomar el riesgo, pero el mismo era desconocido, el tuerto no sabía a que demonios se estaba enfrentando, si acaso, podría morir en el intento, pero el riesgo, valdría la pena...
     
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    ¡Qué tal! Lamento la tardanza, pero ya llegué.

    Interesante capítulo :P En serio, es que no puede parar de sacarme risas de toda esta situación. Lo mejor para mí fue cuando Carson le preguntó a Mitch si era otaku y cuando le dijo que sí, el agente mismo confesó que también lo era xD ¡Los otakus gobernarán el mundo! Ya no me queda duda de eso, aunque admito que, sin ganas de ofender, imaginarme a otakus en la CIA o el FBI me da miedo lol. Ah, los chistes y juegos de palabras haciendo referencia a la mano faltante de Mitch también me sacaron varias sonrisas, es que pobre manco, de verás, le hace bullying hasta en la CIA. Pero al menos ahora le pusieron una mano robótica, un prototipo sí, pero se ve que es buena, estable por lo menos y seguramente le salvará el pellejo en alguna de sus próximas misiones. Ahora mismo ya la ha estrenado haciendo el entrenamiento, pero claro, si Mitch tenia que se perfecto, si ya no lo es en físico, al menos sí lo es en capacidad y habilidad en cuanto al manejo de armamento. ¿Por qué conformarse con ser sólo un genio intelectual si también puede ser un prodigio de las armas?

    Pero bueno, se viene la primera misión de Harrison. ¿De qué tratará? ¿La cumplirá exitosamente? ¿La hará solo o en compañía de algún otro agente; quizás sus amigos Lance y Amanda? Hm, pues me pica la curiosidad, así que esperaré el próximo capítulo a ver qué otras aventuras y risas nos tienes. Por el momento me despido y te cuidas.

    Hasta otra.
     
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    Gente, lamento comentar que bajará mi frecuencia de actualizar la historia, he empezado las clases y estoy notablemente atareado, pero lo seguro es que trataré de mantenerla al día, disfruten ^^

    Capítulo 7: Realidades Ocultas

    Tras el exitoso entrenamiento de Mitch, el agente Carson regresó tras habérsele asignado una misión al nuevo agente, pero antes de proceder a realizar dicha misión, el joven tuerto decidió ponerse a pensar un poco, en cierta manera se sentía traicionado por Lance y Amanda, que no le habían comentado a Harrison sobre sus cargos gubernamentales, pero se calmó un poco al saber que era parte del procedimiento y el reglamento no revelar sus oficios, pero aún así, estaba un tanto resentido, así que decidió acercarse a la pareja para finiquitar ciertos asuntos

    —¿Por que no me habían dicho de todo esto? —preguntó el muchacho, tomando asiento frente a ambos—

    Anderson y Whitefield intercambiaron miradas por unos segundos, para que luego, la morena contestara la prengunta del joven

    —Es parte del reglamento, no podemos revelar ni decir nada a quienes no conocen de esto, siempre hay soplones en todos lados, y mas que todos, estando en el sector clandestino de la CIA, venga, lo nuestro son las operaciones de dudosa legalidad

    —Y en otra parte, no queríamos arrastrarte a esto, mas con lo de Melanie... Es más, nosotros le dijimos al agente Carson para ofrecerle tratamiento a Melanie si aceptabas entrar... —añadió Lance—

    En cierto momento, Harrison se sintió manipulado, como si fuera una pieza en un tablero de ajedrez, pero decidió indagar mas sobre el tema

    —¿Y van a tratarla? —volvió a preguntar, con sequedad en su voz, molesto—

    —Claro, de hecho, la tenemos en el sector médico, están haciéndole unos estudios... No tienes por que estar molesto —comentó Amanda, notando el estado emocional de Mitch—

    —Discúlpenme mis queridos amigos, pero tengo problemas de confianza en estos momentos... —le dio unos suaves golpes a la mesa para luego levantarse—

    Seguido, Harrison se fue, dejando a Lance y su novia confundidos y ligeramente impactados, ¿Mitch se estaba tomando todo a mal?

    —Si fuese una chica diría que tiene el periodo... —Amanda se cruzó de brazos molesta por la actitud del tuerto—

    El comentario no le hizo tanta gracia a Lance, que parecía entender la molestia de su mejor amigo, todo estoy resultaba abrumador para él

    —Oye, sugiero que te moderes un poco, es nuevo, y le está afectando mucho lo que le está pasando actualmente, así que analiza un poco las circunstancias antes de hablar... Por favor

    Al principio, Lance podía sentir que había encendido la mecha en la bomba, el temperamento de Amanda podía ser muy explosivo si estaba enojada, pero siguiendo el consejo de su pareja, Amanda se tomó un respiro y se puso a analizar la situación, que era bastante difícil para Mitch, terminó asintendo y se tomó una taza de café

    —Bueno, tienes razón...

    —¿Lo ves? También fue difícil para nosotros habituarnos a todo esto, la carga mental es severa

    —Ya, ya.. ¿Cual será su primera misión?

    —Vayamos a ver...

    Acto seguido, ambos se pusieron a espiar a Mitch y al agente Carson

    —¿Como es que se llama el agente Carson?

    —Gustaf Carson, es sueco de nacimiento —replicó Lance en voz baja, y luego seguir espiando la charla—

    Al otro lado de la sala, Albert hacía detalles de la misión a Harrison

    —Muy bien Mitchell, voy a decirte lo que vas a hacer... —luego extendió en si un mapa de Oriente Medio, estando resaltado en rojo tres países, Siria, Iraq y Afganistán— Irás a estos tres países

    —¿Me vas a mandar a zonas de guerra? ¡No jodas, y mas si son esos malnacidos terroristas!

    —¿El ISIS? Venga, no vas a tener que temerles, te vas a infiltrar

    —Carajo, me van a arrancar la cabeza si me pillan, y después lo van a montar a internet, ¿Quieres ver mi cabeza rodar por televisión nacional?

    —Bueno, gracias a tus amigos tenemos información sobre la empresa en donde estabas trabajando era una cubierta para esos desgraciados, para blanquear dinero

    —Ajá, ¿Y que tiene que ver eso?

    —Se hicieron con bastante pasta para comprarle bombas nucleares a terroristas chechenos, Chernóbil es el agosto de los terroristas atómicos

    —Entiendo... Pero no se una papa de árabe ni parezco uno

    —No hace falta parecerlo, esos uniformes cubren casi todo el rostro y el cuerpo, así que resuelto, la cuestión de hablar árabe es simple, usarás un traductor

    —Que no sea el de Google, por favor

    —Por suerte no lo es, es uno desarrollado especialmente aquí, es un casco parecido al usado por ellos, cualquier cosa que digas lo traducirá automáticamente

    —Vaya que me dejan flipando...

    —Ya, anda a vestirte, tu transporte está esperando

    —¿Teletransportación?

    —Que va, irás en un avión de carga del ejército

    —Andale... Ya voy...

    Acto seguido, el chico fué a cambiarse, en los vestidores del establecimiento, luego, se cambió su vestimenta normal por el uniforme usado por los terroristas del ISIS, el pasamontañas negro y ropa del mismo color, también se puso su casco-traductor, que parecía una gorra camuflada

    —Listo —comentó el tuerto tras salir—

    —Te queda como un guante, vamos, el avión te espera... —luego, el agente Carson se llevó a Mitch a otro lugar—

    El sueco se ofreció a llevar a Harrison a una base militar, donde iría primero a Afganistán junto a un grupo de marines en un avión de carga militar, estaban cargando, así que llegaron a tiempo, donde el agente dejó a Mitch en la pista

    —¡Nos vemos luego! —se despidió y se fué—

    Harrison suspiró pesadamente y se montó en el vehículo volador, donde sus compañeros marines le miraban extrañados y con cierto desprecio por su uniforme, pues lo tomaron por un terrorista

    —¿Que haces con nosotros, si eres un terrorista?

    —Te equivocas, soy agente de la CIA

    Los marines escucharon eso y se rieron, pero luego se callaron, no hablaba árabe, y se pusieron a pensar

    —Si tanto eres agente de la compañía, ¿Por que vienes?

    —Investigo la compra de tres cabezas nucleares soviéticas, estos idiotas planean usarlas en puntos estratégicos, son en total tres, y van a montarlas en misiles Scud, y si logramos detenerlos, también podremos detener la compra de unos misiles Tópol, con sus respectivos silos móviles —respondió, con frialdad quirúrgica—

    El grupo de militares de elite de la marina estadounidense se sorprendió, tenían en sus narices a uno de los futuros mejores agentes de la CIA

    —¿Que mas sabes?

    —Tenemos una ventana de tiempo de dos días, por los momentos andan en Siria, y tienen las cabezas a donde vamos ahora, en Afganistán, si desean pueden ayudarme

    Primero, los marines se miraron entre si, quien sabe como puede ir la misión, y también interfería el superior, que no se mostraba contento con la apariencia del joven Harrison

    —¿¡Que haces aquí, maldito terrorista!?

    Mitchell no se mostró interesado por el comportamiento agresivo del capitán, así que simplemente lo ignoró, provocando mas ira en éste, que terminó amenazándolo con su pistola de servicio

    —¿No se te ocurre algo mejor? —comentó—

    —¿Hablas inglés?

    —¡Claro, sabiondo, soy de la CIA!

    Luego, dejó de apuntarle al chico y lo miró, menos molesto, pero aún indignado

    —¿Que tiene que ver la compañía en todo esto?

    —Amenaza de ataque nuclear, cabezas soviéticas, y bombas improvisadas... ¿Hooooola, te suena Chernóbil?

    —Ya, ya, entiendo... Perdón por el rudo recibimiento, ni idea de que pasaba

    Harrison terminó asintiendo con algo de desdén, pero igual determinado a cumplir su misión de recabar información sobre el posible atentado, luego se quedó analizando un par de cosas, primero perdía un ojo, luego una mano, después Melanie padece cáncer, y ahora tiene que lidiar con una amenaza de talla internacional que amenaza con borrar medio planeta si llega a completarse... ¡Diablos! Cuanta presión, y mas si era una manada de terroristas locos que si lo pillaban le arrancarían la cabeza y la harían rodar por la televisión e internet.... ¿Quién dijo miedo?
    Oficialmente, el muchacho estaba asustado, pero decidió permanecer férreo frente a los marines, considerados en casa como los machos que cruzan los mares para llevar democracia y bombas a los rebeldes comunistas y trayendo de regreso petróleo y otros preciosos recursos para alimentar el ego de toda una nación que se considera los guardianes del mundo, ¿Donde estaba la hipocresía? Escondida en los zurdos en casa, o tal vez en los Republicanos, implicaciones como esa rondaban la mente del tuerto, que cuya cabeza parecía explotar por tanto pensar, ¿Matón altamente entrenado o paladín de la justicia mundial? Ni idea, pero siempre hay puntos en donde se puede sacar el doble rasero, y mas con lo que pasaría a continuación....

    Cielo de Kabul, Afganistán, tres de la mañana, el carguero Hercules de los marines sobrevolaba la urbe afgana

    —¡Muy bien mariconas, vamos a saltar en paracaídas sobre Kabul! —gritó el capitán a sus subordinados, incluido Mitch, que no se mostró de lo mas feliz al ser interrumpido su sueño—

    Aturdido por el ruido de los motores, nuestro amigo tuerto y manco se despertó refunfuñando entre dientes, el viaje de mas de seis horas lo dejó exhausto, ¡Y ahora lanzarse en paracaídas! Era un poquito extremo, pero al menos, la descarga de adrenalina de lanzarse lo haría despertarse mas, era bueno por su lado, Mitchell se puso su mochila con paracaídas y esperó al resto del grupo para lanzarse con ellos, pasado un rato, los soldados de la infantería de marina ya estaban listos para aventarse del carguero, y siguiendo las órdenes de su capitán, lo hicieron, con Mitchell siguiédoles

    —¡Mierdaaaaaaa! —Harrison gritaba notablemente asustado—

    Al cabo de unos dos o tres minutos, la caída en picado había terminado, obligando al grupo a abrir sus respectivos paracaídas, los marines se distanciaron de Mitchell, pues estaban a la caza de líderes terroristas en la ciudad, luego le dieron señal a Harrison de aprobación en caso de que el tuerto necesitara la ayuda de experimentados soldados de elite.

    Seguidamente, el chico logró aterrizar en un campo baldío en una barriada, se quitó el morral que contenía su paracaídas y se dispuso a cargar su pistola

    —Dado caso... —tenía cargadores extendidos, con capacidad para treinta y tres balas, suficiente para esa pequeña ametralladora de mano— Sería un milagro si con esto le pego a un elefante a tres metros...

    Tras susurrar y guardar su arma en la pistolera, se puso a investigar la urbe, con todos sus residentes extrañamente en el quinto sueño, bajo sueño muy pesado, perfecto para la investigación

    —Adelante... —se tapó la boca y bostezó perezosamente, y comenzó a caminar—

    El tuerto miraba a las casas, buscando algo sospechoso, la arena minaba un poco la ya pobre visión del joven, solo, lejos de casa y en un gran riesgo, aunque el riesgo valía la pena, para sus adentros murmuraba lo mucho que amaba a Melanie, y lo dispuesto que estaba a ser el matón a sueldo de la compañía para salvarle la vida, el altruismo de Mitch de entregar su vida por la de una chica inocente era increíble, el arrebato sobre su persona en pos de la salud de otra no tenía igual, caminaba por las solitarias y estrechas calles, escuchando el aullido de los perros callejeros ante la presencia de un extraño en la calle, con la luna llena alzándose imponente en el firmamento, estrellado y hermoso, a contraste con la situación de nuestro amigo, luego de casi una hora de caminata, encontró una casa que a su parecer era sospechosa, tomó de su pistolera su arma de apoyo, y se acercó a la puerta tras ponerse unos gogles de visión nocturna especiales, abrió la puerta y entró listo

    —Hmm, nadie aquí —susurró, no encontrando a nadie en el salón principal—

    Luego registró toda la casa, que al parecer, estaba abandonada, hasta que bajó al sótano, repleto de armamento occidental y soviético, con un gran par de cajas en el medio, "Lotería" pensó Mitchell, acercándose a las cajas, y leyó las inscripciones en las mismas...

    —Son ojivas Davy Crockett... Esto es material decomisionado... ¡Americano! —se llevó una mano a la cara muy molesto— ¡No puedo creer que estemos armando y financiando a estos bastardos!

    De la rabia, pateó las cajas, y pensó en volarlas con cargas de C4, pero el riesgo era enorme por ser ojivas nucleares altamente sensibles, pero se encargó de destruir las armas, y salió de la casa, para tomar una cajetilla, llevarse un cigarrillo a la boca y encenderlo con un mechero, y caminar en dirección contraria a donde había llegado, sensiblemente enojado por semejante descubrimiento, pero lo peor era rendirle cuentas a Carson, ¿Él era inocente o involucrado en la maraña burocrática oculta a vistas del norteamericano promedio?

    Pero sin dudas, había que mantenerlo en secreto, por que era un tema muy sensible que puede desencadenar una guerra mundial...
     
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    Borealis Spiral

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    Hola. Lamento la tardanza, no he tenido muchos ánimos últimamente, pero al fin me dediqué un poco a pasarme por aquí.

    Interesante capítulo, especialmente por todo el asunto de la infiltración.; sin duda Mitch será un gran agente. Eso sí, no debería sorprenderse de la corrupción en el país. ¿Los americanos financiando a los terroristas? Uy sí, vaya sorpresa. La cuestión aquí es ahora que irá a hacer él con la información obtenida. Lo veremos.
    Ah, debo decir también que Lance y Amanda me encantan, son muy buenos amigos y son una pareja linda xD Ojalá salieran más.
    Y nada, yo espero el siguiente capítulo y perdona si el comentario es algo vacío, pero como.dije, no estado de ánimo. Nos estamos leyendo que yo volveré en algún momento. Te cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
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    Rojo FireRed

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    Capítulo 8: Alianza Secreta

    Unas dos horas mas, luego de semejante hallazgo, el tuerto esperó el amanecer en la urbe afgana, lejos de casa, y fervientemente enojado, se sentó en una roca, esperando el llamado del agente Carson y rendir cuentas, pero justo después del alzar del sol en Kabul, recibió un mensaje de texto a su teléfono

    —¿Acaso tengo recepción? ¿Roaming? Bueno, a ver... Seguro me van a cobrar un dineral por el servicio.. —al principio se mostró asombrado de recibir algo en su celular al otro lado del atlántico, o de cualquier océano, así que inmediatamente empezó a revisar el teléfono—

    El número le resultaba conocido a Mitch, siendo el de Amanda, recibiendo alguna que otra información, en este caso, sobre las ojivas que había encontrado, el puerto de origen era Miami, en un carguero comisionado por la marina estadounidense, donde supuestamente seria destrozado todo material decomisionado, pues los almacenes estaban abarrotados.

    —Hmm, ya tengo el origen, a ver quienes son los que "compraron" esos cohetes... —con un pedazo de su propia investigación completo, se puso a deducir unas cuantas cosas—

    Primero, se trataba de un lanzacohetes atómico Davy Crockett, ojivas altamente transportables y de reducido tamaño, material obsoleto, destinado a ser destruido, pero en su lugar, en un depósito clandestino junto a rifles tanto de origen occidental y el ubicuo armamento soviético ampliamente extendido por el caldero del Oriente medio a precios sumamente bajos que hasta un niño con el dinero de la merienda podría comprar un fusil.

    —Bien, debo regresar y si tengo suerte deberían estar los registros mercantiles —se levantó, sin mas ganas de esperar a Gustaf y tal vez sus excusas baratas—

    Así sin mas, regresó sobre sus pasos muy rápido, pues apenas tenia una ventana de tiempo de cuatro horas antes de que llegara la gente que se había hecho con el armamento, obviamente traficado.

    Golpe de suerte, el portón seguía abierto, y nadie mostraba interés por el contenido del galpón, así que volvió a entrar y se puso a revisar los registros, encontrando algo respecto al armamento, había llegado dos horas antes de el comienzo de su misión y debía ser entregado a los intermediarios a las 10 de la mañana, solo quedaban alrededor de cinco horas.

    —Tiene sello americano, así que Amanda tenia razón, zarparon de Miami, es el sello... ¿Que mas habrá? —siguió revisando, encontrando otros documentos aunque no tenían valor alguno, solo eran papeles rayados, aunque revisando la caja con las ojivas algo dio mas a luz, iba a una zona de guerra sin especificar, para ser usados por terroristas, tal vez Siria o Iraq— Van a una zona de guerra... No especificado... Debo enviarle esto a Amanda...

    Así que se alejó un poco y tomó fotos con la cámara de su teléfono para luego enviarlas a Amanda, obviamente esto se hacia mediante encriptación y otros métodos de comunicación seguros, no se sabia si la misma CIA estaba metida en eso, así que por lo menos, tenia la seguridad de que Amanda podía comunicarle cualquier información, siendo extremadamente confiable, por la gran amistad entre ambos

    —Mejor cargo esto en ese camión y me voy... —dicho esto, el tuerto hizo uso de un montacargas para montar la caja con el lanzacohetes y sus ojivas respectivas y montarlo en un camión con marcas de una cadena de supermercados local, así que nadie sospecharía del contenido del mismo— Bueno, lo mío son las motocicletas, pero siempre se puede aprender algo nuevo, ¿No?

    Algo dudoso, nuestro compañero de un solo ojo se subió al vehículo, para revisar por dentro en caso de encontrar mas información, y se enteró por lo menos que era de transmisión automática, así que no se liaría con las marchas


    —Aquí están las llaves, perfecto...¡En marcha! —encendió el camión y empezó a conducir, un tanto dificultoso, aunque a buen paso—

    Mientras tanto, al otro lado del mundo, Amanda y Lance se encontraban haciendo su papeleo de rutina, bebiendo algo de café, aunque los efectos no eran los mejores en la morena, pues el café en ella era igual al azúcar en los niños hiperactivos, así que su novio le quitó el café

    —Oye, toma una bebida natural o algo, el café es adictivo... —Lance reprendió a Amanda, pero de manera sutil y amistosa, luego de decirle todo eso— Es mas... el café que sirven aquí es del asco...

    Eso provocó una pequeña risa en la castaña, que se sentó con Lance, peluche en brazos, mientras se miraban el uno al otro

    —¿Sabes? Creo que ya es tiempo de algo, llevamos cinco años como novios y bueno... —se veía nervioso a Anderson, manteniendo en secreto un pequeño estuche—

    Amanda se confundió un poco, pero mostró su mejor sonrisa, como si leyera la mente del chico

    —Vamos, dime, dime —le insistía, como si fuese una niña pequeña—

    Lance tomó una gran bocanada de aire, pensando en una buena manera de declarársele a Amanda, así que tomó a Sr. Abrazos, el peluche de la castaña para ocultar el estuche con el anillo en la felpa del oso de peluche, y se lo entregó

    —¿Sabes que? Que Sr. Abrazos te lo diga en persona —luego se lo devolvió con una gran ansiedad presente en sus sentimientos—

    Amanda tomó el peluche y empezó a hurgar en el mismo en busca de algo sospechoso, y revisando minuciosamente las entrañas de felpa de su amigo peluche, encontró el estuche con el anillo, y lo sacó, para luego mirarlo con curiosidad y abrirlo, para darse la mas grata sorpresa, y sorprenderse, no creía que fuera verdad

    —Amanda... ¿Te gustaría casarte conmigo? —Anderson, tímidamente, le hizo la proposición, temiendo el rechazo—

    La castaña se lo quedó mirando fijamente a los ojos por unos segundos, simulando el rechazo, para luego reírse y asentir con tremenda felicidad

    —¡Con todo gusto!

    Entre la celebración y el bullicio provocado por los presentes ante los ahora prometidos, sonó el teléfono de Amanda, recibiendo los mensajes de Mitch, así que tomó el aparato y comenzó a revisar con Lance, quedando perplejos en el instante

    —¿C-como pudo llegar eso a Medio Oriente? —Whitefield se mostró estupefacta y horrorizada al ver armas atómicas llegando a zona de conflictos constantes, solo era cuestión de tiempo si algún loco las tomaba—

    Lance se mostró con mas seriedad frente al asunto, así que tomó la mano de Amanda y la miró a los ojos, ambos se miraron y asintieron al momento, para ir a sus respectivos puestos de trabajo y prestarle ayuda a Harrison.

    Caminando a paso apurado, llegaron a su destino, al que accedieron sin problemas gracias a sus credenciales y acceso prácticamente ilimitado a las instalaciones, localizaron sus respectivos cubos de trabajo y de inmediato se sentaron a trabajar en sus computadoras, recibiendo toda la información recabada por el tuerto.

    —Bien, dinos que eso si es lo que nos mandaste —los prometidos empezaron a comunicarse con nuestro amigo protagonista a través de teléfono, pero sumamente encriptado e imposible de rastrear y escuchar la llamada—

    —Lamentablemente si, pero ya me llevo el cargamento a su destino, tengo que ver el comprador y frustrar la compra— Denme un poco de espacio, y vigilen el almacén, ya son las diez de la mañana

    Lance fue el encargado de seguir la orden del muchacho, revisando las cámaras de seguridad del almacén, logrando ver a una camioneta gris entrar en el mismo, y luego que bajaran sus pasajeros, fuertemente armados, buscando el lanzacohetes y los fusiles, pero no había nada, así que empezaron a registrar el establecimiento buscando sus ansiadas armas, pero... Nada, así que se enojaron y se dispusieron a salir, pero para ganar tiempo, Lance voló las cámaras de seguridad, creando así una distracción y dejando bloqueadas todas las salidas, pues era un sistema de seguridad experimental, si se volaban las cámaras, que tenían una ligera carga explosiva, aunque fuese una, las salidas quedarían bloqueadas, dejando atrapados a los terroristas dentro, siendo una gran trampa y dándole una importante ventaja a Mitchell

    —Bien, los tengo contenidos, no tienen comunicaciones, así que no sabrán los compradores quién lleva sus juguetes...

    Ligeramente complacido por la noticia, Harrison siguió conduciendo y pendiente al teléfono, sumamente imprudente pero en estos casos, el fin justifica los medios, así que con el plazo establecido, llegó en unas dos horas al aeródromo a las afueras donde se debería efectuar la entrega, pero el cliente no llegaría si no hasta las dos de la tarde, otras dos angustiosas horas de espera, Mitch no dejaba nada al azar y no tenia miramientos algunos, tenia su pistola preparada en caso de que alguien quisiera hacerse el listo, pasaba el rato, el calor era sumamente insoportable y el sol muy fuerte e imponente.

    Ya consumido por el desespero, el joven encendió el aire acondicionado del camión, a sabiendas que podía consumir la batería y dejar el mismo inutilizable en caso de escape, pero el riesgo no era tan alto, pues había cables para recargar baterías y un generador pequeño a gasolina en el camión, solo era cuestión de tiempo y suerte... Un rato después ya eran las dos de la tarde, y el avión nada que aparecía por el horizonte

    —Diantres... ¿Donde estará?... ¿Me habrán timado? —se preguntó algo molesto mirando el cielo en busca de algún aeroplano sospechoso, pues era presa fácil en el aeródromo—

    Unos cinco minutos de casi agónica espera, un avión de estilo corporativo se acercó a la pista, tenía que ser algún millonario, pues el tráfico de armas es el segundo negocio ilícito mas rentable del mundo, detrás del de drogas, pues los clientes siempre están dispuestos a pagar mas para tener sus armas, siempre, véanse guerrilleros, sicarios y carteles de droga, criminales comunes o simplemente charlatanes que quieren presumir de ser pandilleros y llevar una vida criminal.

    —Hay tres cosas que nunca llegaran a faltar en este maldito planeta, dinero, drogas y armas, y con eso vives mejor que un magnate —se quejó, mirando con cierto desprecio a aquel misterioso individuo que se lucraba de la muerte y el sufrimiento ajeno—

    Tras el aterrizaje, el avión aparcó cerca del camión de Mitch, del cual descendieron primeramente dos guardaespaldas para revisar el contenido y al chico mismo, al que encontraron sus armas dotadas, pero justificadas por la peligrosidad de la carga y las posibilidades de que hubieran asaltado el camión eran altísimas

    —Está limpio y tiene la carga, parece ser nuestro hombre... —comunicaron los guardaespaldas, pues el repartidor original era similar a Mitch, solo que llevaba el parche del ojo contrario y la perspectiva era muy engañosa—

    Luego de eso, bajó del aeroplano una mujer, de apariencia caucásica, cabello negro y modales ciertamente refinados, además de tener un muy mal temperamento, también de acento británico fuertemente marcado, lo que le dio muy mala espina a Mitch

    —¿Acaso es...? —comenzó a sospechar el chico muy sorprendido al escuchar ese tono de voz—

    Ciertamente, la señorita Goodwood había reaparecido tras meses en las sombras, coordinando el secuestro de Melanie, aunque no fue tan exitoso, pero esta vez era una villana menos inepta y con mas recursos... Siendo su padre uno de los mas grandes capos de la droga a nivel mundial, tras unos cuantos minutos a la expectación,
    estaban frente a frente, cara a cara el uno con el otro

    —Cuanto tiempo... ¿No? Y vaya que te he echado de menos, si no fuese por esa sucia americana... Te estaría abrazando —a manera de saludo, comenzó a fantasear de como seria su vida si siguieran juntos—

    —Bueno, no puedo decir lo mismo si me quitas un ojo, luego medio brazo, casi la cabeza y lo poco que me queda por tu ridículo resentimiento....

    Poco bastó para encender la mecha en la chica, que a los entendimientos de Harrison, cuadraba perfectamente con el estereotipo de yandere, por ser un ávido aficionado a la animación japonesa, habito que compartía con McDonnell, el enojo en la británica iba mas allá de los límites de la razón humana, primero propinándole una fuerte bofetada

    —¿¡Que te crees!? —la muchacha inglesa exclamó fuertemente enojada—

    La simple reacción de Harrison fue mirar en otra dirección y escupir, para luego sobarse la mejilla con el golpe, estaba roja, ese golpe había sido fuerte, y aun con su único ojo, su mirada irradiaba una furia espantosa, otra bomba de tiempo mas, Marnie, un tanto intimidada llamó a sus refuerzos, pero uno de los guardaespaldas de la chica estaba detrás de Mitch, esto iba a terminar muy feo.

    —¡Carguénselo! —extendió su dedo acusador hacia Mitch y le ordenó a sus guardias—

    Antes de hacer cualquier jugada, los guardaespaldas contemplaron como el tuerto saltaba hacia atrás usando el camión como apoyo, con una gran agilidad y aterrizando detrás del esbirro y tomándolo como rehén teniendo a mano su pistola, apuntándola a los demás que estaban en frente, incluida Goodwood

    —No se atrevan a dar un paso en falso... —luego llevó su dedo pulgar a la corredera accionando el selector a modo automático—

    Suficiente para dejar a la inglesa sorprendida pues estaban en espacios cerrados y por ello, Mitch tenia la ventaja en armamento.

    —¿Eh? —luego analizó la situación, mirando con ojo analítico la pistola del chico— N-ni se atrevan a hacer algo... ¡Es una Glock 18, estamos muy cerca y esa cosa es capaz de vaciar un cargador en un pestañear de ojos!

    Luego soltó un suspiro de enamorada

    —Ah... Así me gustan los hombres... ¡Que las tengan bien puestas, te felicito! Ya no eres el blandeque que conocí en Los Ángeles...

    —¡Pues tampoco tienes el mejor temperamento del mundo! —estaba enojado, mejor dicho, furioso, prácticamente le valía un comino la vida humana de los seres que estaban en su frente, menos si eran traficantes de armas, y mas si compraban armas de destrucción masiva—

    —¡Vaya! —eso la hacía sorprender mas, normalmente, el tuerto era tal vez el hombre mas pacifico del mundo, y ahora verlo así siendo una especie de engendro diabólico entre Rambo y Terminator resultaba genuinamente, sorprendente—

    —¿Que harás ahora que eres la damisela en apuros? —comentó Mitchell, con un tono de voz muy frío, directo y cortante—

    —¡Matarte, descuartizarte y echarte a los tiburones!

    —Adelante...

    La situación se volvió muy tensa mientras el chico miraba, era sobrepasado en número pero no en armamento, estos esbirros no tenían las mejores armas, ni los mejores asesinos, pero eran numerosos y muy peligrosos... Uno de los guardias fue el primero en disparar, dándole en un hombro a su compañero rehén, pero Harrison estaba en un plan de combate tan eficaz y letal que rompió el cuello al tipo, matándolo al instante, para luego tomar puntería con la pistola, y siguiendo a su entrenamiento, disparar en ráfagas, mientras tomaba cubierto detrás de una pared, apenas cayó el tipo arrancó a correr, con los esbirros siguiéndolo a todo dar igual, solo para ser emboscados por una buena pared de plomo derribándolos en seco con una excepcional precisión, tiros certeros al pecho y a la cabeza... Recargando,
    se acercó de nuevo al camión donde empezó todo, encontrándose con Marnie apuntándole con una pistola muy grande para una chica, por lo que su puntería era errática y floja, eso no detuvo al chico, que tenia su ropa manchada de sangre, al igual que los cuerpos quedaban a simple vista, apuntándose entre si dispuestos a eliminarse el uno al otro, se encendió una luz reflectora, similar a las usadas en las prisiones,
    en dirección a donde estaban ellos, luego, una voz por un megáfono se terminó escuchando

    —¡Somos agentes del FSB, bajen sus armas y alzen sus manos!

    Para mucho malestar de Mitch, habían llegado las autoridades luego del tremendo tiroteo de hace unos momentos, y eran fuerzas especiales, pues se había filtrado el rumor sobre las armas, así que si, se habían dado cuenta del encuentro.

    —Diablos, son los rusos... Bien, si queremos salir de esta sanos, salvos y sin pasar el resto de nuestras vidas, tendremos que cooperar —para mucho fastidio del chico, que se veía forzado a trabajar codo con codo con la mujer que prácticamente le ha hecho la vida imposible desde hace unos meses—

    La muchacha asintió tremendamente desconfiada, y siguiendo el juego a Mitchell, soltó su arma para fingir entregarse... Solo para tomarse de manos ambos y correr a la parte trasera del camión y abrirlo en tiempo récord, la inglesa se montó en la parte de carga para hacer uso de una ametralladora emplazada, y cubrir a Harrison mientras iba a la cabina y tomaba su escopeta, que tenía la adición de ser automática, y esta vez, de ir junto a un tambor de treinta y dos cartuchos, pero estos eran cartuchos con las vainas verdes... Solo podía significar una cosa, eran cartuchos con explosivos FRAG-12, justamente para uso de fuerzas especiales y agencias gubernamentales, el bautismo de fuego de Harrison seria la bomba, literalmente hablando.

    —¡Cúbreme! —de la parte trasera del camión, Marnie gritó por ayuda al verse con dificultades, pues la mayor parte de los operativos rusos estaban contra ella y se quedaba sin municiones para la ametralladora—

    —¡Aquí vengo! —llegó apenas a tiempo para cubrir a su archienemiga, que por circunstancias adversas, debían cooperar—

    El tuerto sintió como se alentaba el tiempo gracias a la adrenalina inundando su torrente sanguíneo, lo que le ayudó a reaccionar mas rápido, y apuntar con mas precisión, apuntando a las patrullas, hizo el primer disparo de pruebas, estallando el proyectil explosivo al impactar su objetivo, causando un daño considerable, técnicamente, la escopeta de Harrison ahora era un lanzagranadas automático, y siguió cargándose las patrullas que iban llegando en refuerzos, el daño, pasaba de ser considerable, a una demoledora paliza, rebasando en armamento a los oficiales con simples fusiles de asalto y pistolas, la diferencia era cuanto menos, abismal.

    —¿¡Esa cosa no puede disparar mas rápido!? ¡Estamos en un problema de los gordos! —exclamaba la chica con la sangre caliente, desesperada por la baja cadencia de fuego de aquella escopeta—

    —¡No hace falta cadencia teniendo daños demoledores! —replicó Mitchell, tremendamente concentrado en hacer explotar las patrullas y aumentar los daños—

    Con la mayoría de agentes encubiertos ya eliminados, hubo una pausa, siendo aprovechada por Harrison para recargar, y luego empezó a sudar, pasando poco a poco el efecto de la adrenalina, y terminar respirando erráticamente con el pulso muy acelerado, en total, con los guardaespaldas de Marnie y los agentes, había hecho una masacre, la letalidad del joven dejó sin aliento alguno y muy asombrada a la británica, que tras bajar del camión, se acercó a observarlo, aunque el chico tenía en su único ojo una mirada vacía y opaca, a la vez de ni siquiera manifestar alguna emoción o remordimiento por todo

    —Gua.... Ese no es el Mitch que conozco... —luego miró alrededor— Ehm... Debemos irnos...

    En un pequeño acto
    de gentileza, la llevó al avión de donde descendió y preparó el vuelo, aunque los pilotos seguían dentro, y antes de que él pudiera bajar, ambos se miraron un momento

    —¿Por que me perdonaste la vida?

    —Por que se que solo no hubiese salido de esa

    —Osea... ¿Ya no hay mas rencores?

    —Somos enemigos y eso no cambia nada, así que...

    —¿Que?

    —Es descortés maltratar a una chica, mucho menos matarla... Pero no esperes que sea misericordioso la próxima vez —intercambió con ella una mirada asesina, a la vez de un tono de voz seco y frío, y terminar descendiendo del avión—

    Luego, el chico se hizo con una motocicleta y se fue del lugar inmediatamente, preparando su huida, había derramado mucha sangre, pero con el consuelo de que frustró la compra de armas que irían a manos de terroristas, y con ello, el derrame de la sangre de inocentes, mientras que al otro lado, una criminal incipiente y manipuladora que pensaba salirse con la suya terminó dándose una tremenda sorpresa al darse cuenta de que el chico que una vez manipuló y lastimó podría liquidarla sin misericordia, dejándola asustada de que pudiera pasar luego... Así de fuerte fue el cambio en las tornas...
     
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    Más que fuerte y grande fue el cambio, si me lo permites decir. Comprendo total y completamente a Marnie, este no es el Mitch que conocí en el primer capítulo. Claro, está desesperado por salvar a Melanie, y se dice que el fin justifica los medios. ¿Es cierto? ¿Qué opinaba Melanie de todo esto?

    Un capítulo muy interesante por las deducciones de Mitch, se nota que tiene espíritu detectivesco. Me encantó la escena de Lance y Amanda y claro, el Sr. Abrazos xD Fue una linda declaración.
    También me sorprendió mucho la nuevamente aparición de la psicópata exnovia de Mitch o.o pero he de confesar que como se dieron las cosas con los rusos y cómo trabajaron juntos para salir de esa, Marnie no me ha caído tan mal aquí y menos si ya teine una idea de cómo es el tuerto ahora.

    No sé, esta historia me recuerda mucho a las película de Red con Bruce Willis aunque no estoy segura de por qué. A lo mejor porque siempre termino riendo al terminar de leer xD En fin, espero el próximo capítulo a ver qué otro talento inhato y escondido se saca Mitch de la manga. Me despido por ahora esperando que estés bien.

    Hasta otra.
     
    Última edición: 13 Diciembre 2015
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    1999
    Capítulo 9: Consideraciones

    Después de darse a la fuga con todo el incidente del aeródromo a sus hombros, y parcialmente los de Marnie, nuestro compañero de veintiún años pasó unos cuantos días bajo el radar, logrando eventualmente trasladarse a Brasil, para enfriar un poco la presión sobre él por todos los daños, en un hotel frente a una de las mas conocidas playas de Río de Janeiro, Copacabana, el incesante sonido del mar rompiendo contra la orilla tenia un renombrado efecto relajante, perfecto luego de todo un lío involucrando traficantes de armas y agentes secretos rusos en el Oriente Medio, ¿Por que no enfriar la cabeza en las mejores playas sudamericanas? Todo iba como la seda, hasta que Harrison recibió una llamada al teléfono satelital que llevaba consigo, era sin dudas, el agente Carson

    —¿Hola? —el chico contestó el teléfono, con algo de flojera pero atento—

    Del otro lado de la línea, el jefe Gustaf no se mostraba muy contento por las inesperadas vacaciones del chico

    —¿¡Tienes idea de lo que estas haciendo, Harrison!? —gritó sumamente molesto—

    —¿Frustrar la venta de armas de destrucción masiva a terroristas? Si

    —¡Los rusos están furibundos con todos esos muertos!

    —¿Y? Nunca van a llevarse del todo bien con la agencia, vamos Carson, ¿Olvidas la guerra de agencias, la CIA contra la KGB y a veces la Stasi? No llores por un par de muertos, no han habido víctimas inocentes

    —¡Ya no estamos en la Guerra Fría, niño!

    —Eso lo se, pero voy a ser sincero en algo, a mi no me interesa cuanta gente tenga que cargarme, ni de que bando sean, lo que me interesa es salvar vidas inocentes

    —Que moralista... ¿No te da pena?

    —Pues, diré que no, pues no me interesa

    —Está bien, joder... ¿Que hiciste con el camión?

    —Lo llevé a un lugar lejano y lo volé con cargas de C4, podemos decir que todas esas armas están decomisionadas... ¿Cuanto dinero del gobierno se fué en todo?

    —Las cifras son secretas, pero dejando todo de lado, tienes madera chico, sabes actuar bajo presión, no es fácil tener que aliarse con alguien que odias a muerte para preservar tu propio pellejo, considera tu primera misión un éxito rotundo...

    Luego colgó, dejando al muchacho desconcertado y extrañamente halagado, definitivamente tenia coraje para enfrentarse a una manada de rusos, aunque esa no era la principal meta del chico, que al parecer, tenia un ligero desorden, con tendencias ligeras psicópatas, como lo manifestó en su charla con Carson, no le importaban los muertos, solo salvar la mayor cantidad de vidas posible, algo irónico, pero el muchacho no era un súper héroe ni tenia poderes, solo la habilidad de manipular armas y ser un excelente estratega, infiltrado y conductor

    —... Debería... —luego de dejar el teléfono satelital en la mesa, se puso a revisar el suyo, mirando en su lista de contactos el número de teléfono de Lance, tenia unas ganas de ver a sus amigos y a Melanie tremenda, así que por lo menos, para saber si había alguna noticia del grupo—

    Pasado un rato la cobertura celular estaba haciendo de las suyas, cortando las comunicaciones del chico, pero pacientemente, esperó hasta que la llamada cayera al celular de Lance...

    —¿Hola? —Lance, algo cansado, atendió el teléfono, terminando su turno de trabajo—

    —Cierren perímetro, busquen pistas y analicen huellas —comentó el tuerto, como saludo a su amigo, pues era detective en homicidios—

    —¿Mitchell? ¡Vaya! Vi los vídeos de tu misión... ¡Eres una máquina, hermano, mejor que Rambo! ¿Te importa que te llame Big Boss?

    Todo esto provocó risa en el tuerto

    —Vamos Lance, no exageres tampoco... Solo cumplo con mi deber... Y para pagar una deuda con una señorita cuya vida depende de un hilo en estos instantes... ¿Sabe de todo el desastre que tengo que hacer para salvarla, y tener que hacerme pasar por terrorista para eliminarlos?

    —Bueno... No le hemos contado nada... ¡Aunque para mañana puede que recibas una llamada suya! Estamos en el proceso de contarle esta información, es confidencial, si, pero debe enterarse de lo que está lidiando ahora...

    —... Solo quiero escucharla una vez más... Antes de que si acaso llega a morir...

    —¡Vamos! No tengas pensamientos pesimistas, en el laboratorio nos encargamos de eso... Recuerda que tenemos lo último en tecnología médica y también aparatos mucho más avanzados... Por cierto... ¡Divierte en Brasil! No te metas a las favelas y si acaso ten cuidado con los pandilleros del Comando Vermelho, son peligrosos, lleva contigo siempre una pistola

    —¿Como sabes que estoy en Sudamérica? Ah, por cierto... Siempre la llevo encima, y las demás armas en el auto

    —Triangulación de llamada jeje... ¡Nos vemos!... Un segundo... ¿Compraste un auto?


    —Actualmente si... Y como tengo licencia de conducir internacional entonces puedo andar tranquilo...

    —Uh, debería verlo después, pero ahora tengo un asuntillo

    —¿Que asuntillo? Soy el rey de los asuntillos

    —Ehm... Me casaré con Amanda

    Mitchell se quedó en silencio por unos segundos analizando la información que recién había escuchado... ¿Era verdad lo que escuchaban sus oídos?

    —… ¿En serio?


    —¡Si!


    —Vaya… Te felicito amigo… ¿Cuando es la boda?


    —No lo se… Eso debemos acordarlo, bueno, de verdad, nos vemos…


    Y colgó, dejando al chico con mucho que pensar, sonrió, aunque desde el inicio de todo este lío no se lo ha visto feliz, contento por ambos, aunque deseaba saber de Melanie y como iba el tratamiento… Luego se acostó a dormir tras quedarse un rato viendo el mar desde la ventana bajo el cielo nocturno


    Más al norte, regresando a la conurbación californiana, y pasado un día entero, estaban los demás, si bien Lance y su prometida estaban charlando sobre su futura boda, pensaban a su vez como presentarle la información, de manera de que pudiera entenderla


    —… Entonces… ¿Su trabajo es asesinar gente en pocas palabras? —cuestionó Melanie, un tanto confundida, y muy sorprendida, pues McDonnell no gustaba para nada de la violencia—


    —Si, pero, hay una diferencia clave en todo este lío, Melanie


    La castaña estaba algo indignada con la noticia sin terminar de escucharla


    —¡Agh, Mitch es un asesino! Y justo… Que era tan dulce… ¡No quiero volver a verlo!


    Amanda se llevó una mano a la cara


    —Vaya que eres impulsiva… Estás sacando conclusiones antes de tiempo, él se dedica a buscar criminales de alta peligrosidad y terroristas


    —¿Por que los mata?


    —Amenazas a la seguridad mundial, ya sabes niña, criminal muerto no reincide, estos tipos son muy peligrosos, hay vidas inocentes en juego, y es mas, hace una gran contribución a la paz mundial


    —En esta perspectiva… Entonces… Lo acepto, hace un buen aporte si, solo si hubieran mas personas como él


    —Y eso no es todo, también lo hace por ti


    Las mejillas de la señorita McDonnell dispararon un rubor fuerte que duró varios minutos, halagada


    —¿Se juega la vida por mi? Eso es muy dulce de su parte… Un segundo… Me siento mejor… ¡Y eso que me diagnosticaron cáncer!


    —¿Lo ves? Aceptó poner en riesgo su vida con el propósito de que te curaremos aquí en la agencia, tecnología de punta y blablabla.

    Melanie se sorprendió, aunque mantenían en completo silencio lo del atraco tan sigiloso al banco, así fue como encontraron a un talentoso tuerto capaz de infiltrarse y dispararle hasta a la rata más escurridiza


    —Guay… Debería llamarlo… ¿Tienen su ubicación?


    —Copacabana, Río de Janeiro, Brasil


    —Uh, sabe de las mejores playas… —luego sacó de su mochila un teléfono, el suyo, para poder llamar al chico—


    De regreso en Río, Mitch estaba dando una vuelta en su nuevo auto, admirando las paradisíacas playas, aunque su paciencia estaba siendo puesta a prueba por el tráfico citadino de la mañana, causando grandes atascos, equivalentes a los de Los Ángeles


    —… Te acostumbras cuando vives en la Costa Oeste… El tráfico es espantoso… Desearía tener mi moto aquí, pero el auto no está mal… ¡Mierda! Amo este auto… Es una máquina… Literalmente


    Entre cumplidos al automóvil nuevo del tuerto y quejas del tráfico empezó a sonar el celular del muchacho, que luchó un poco por alcanzarlo en el tablero, y tras contestar sin siquiera ver la pantalla, empezó la conversación


    —¿Hola?


    —¡Mitchell!


    La voz que escuchaba el chico era prácticamente la que por siglos deseaba escuchar, un pequeño sonrojo se coló en sus mejillas, a la par que empezaba a sonreír de felicidad


    —¡Melanie! —no pudo ocultarlo, estaba emocionado—


    —Vaya, vaya… Estás como si no me hubieses visto en años… —la castaña, al otro lado de la línea, soltó una risita juguetona, casi en burla—


    —Bueno, dejando de lado que estuve en Oriente Medio limpiando y haciendo desastre… Es la única voz que quiero escuchar en estos momentos… Te extraño


    —Ow, me vas a hacer llorar —se rió un poco— También te echo de menos, pero tu y yo libramos combates, diferentes, pero con el mismo fin… No lo olvides Mitchy-kun, aquí me tienes para apoyarte hasta el último instante


    El que Melanie se refiriera a él con honoríficos japoneses le resultaba todo un honor


    —Esto… Gracias… —si la chica estuviera ahí, se reiría de verlo tan sonrojado— Y… ¿Como va el tratamiento?


    —¡De maravillas, me siento como nueva! Poco a poco, pero ya voy a curarme del todo


    Una sonrisa de alivio se formó en los labios de Mitch, sabiendo que la señorita McDonnell estaba sorteando los efectos del cáncer, aunque la alegría no puede durar mucho


    —Bueno, me alegro… —el chico sonrió tranquilamente, pensando en verla de nuevo—


    Melanie también estaba contenta de tener contacto con Mitch, después de casi dos meses de que empezara todo este lío


    —Oye, prométeme que cuando regreses, iremos de vacaciones o tendremos una cita


    —Lo prometo


    Tras darse luego una cálida y alegre despedida, la llamada finalizó, dejando un par de corazones reconfortados y felices, por el lado de Harrison, siguió conduciendo por la autopista de la costa, que conectaba las playas, eventualmente terminando estacionándose en una para disfrutar de la vista y el sol matutino


    —Genial… —se lo notaba satisfecho, su trabajo estaba rindiendo frutos, aunque quedaban misiones por cumplir, y más con cosas que terminarían pasando a continuación—


    Durante un rato de paz y tranquilidad, el teléfono satelital de Harrison empezó a sonar, de repente se le había asignado una nueva misión, así que atendió el aparato con tranquilidad


    —¿Jefe Carson?


    —Mitchell… Espero que hayas disfrutado tus vacaciones brasileras, más trabajo


    —Diga usted, jefe


    —Echa un ojo a las favelas, mi amigo, hay movimiento muy inusual, hay una operación de tráfico de cocaína bastante grande… Y según los datos que tenemos, un importante general de la Marina brasileña estaría interesado en gastarse cinco millones por cocaína pura y blanca como la nieve


    —Bueno amigo, los años ochenta están de moda otra vez… ¿Tienes el peso, es mucha nieve?


    —Según, los datos de la DEA, son dos toneladas

    —Deben estar rebajando el precio, ¿Comando Vermelho? Son los únicos que venden droga por aquí…


    —Actualmente son los intermediarios, hablamos de colombianos


    —Ya sospechaba, bueno, ya se suficiente, así que empezaré a investigar, te mantendré al tanto


    Tras colgar, regresó a su vehículo, para dirigirse rápidamente a las zonas populares de la ciudad brasileña, llamando ligeramente la atención con el ruido, que era fuerte, y con la velocidad que a veces podía llegar a alcanzar en las rectas gracias a la falta de tráfico


    —Hmm… Actividad sospechosa… —era la pista principal que tenía del jefe Carson, así que se estacionó en una esquina, observando el entorno—


    El calor empezaba a arreciar, y pasaban los minutos, muertos, hasta que al pasar de una hora, una camioneta de tamaño considerable subió la colina, estacionándose frente a una casa, llevaba parte del cargamento, exactamente la mitad, pues era un camión de carga


    —Deben de ser ellos…


    Poco a poco empezaban a subir matones con sus armas al vehículo llegado a la residencia, era el primer convoy, que salió directo a donde se realizaría la venta, pero el chico no empezó a seguirlos, esperaría al segundo convoy, pero… ¿Donde estaban? Esa era la cuestión...
     
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    No, pues si para qué quiere más. ¿Súper héroes? ¿Para qué si se puede ser Mitch Harrison? xD Lo siento, es que me pareció tan irónico esto.

    En fin, qué bueno que Mitch se consiguió unas vacaciones, pues a lo bien que se las merecía con todo lo que había pasado, aunque Carson no estuvo taaan de acuerdo al principio, pero vamos, que Mitch se convertirá en su nuevo mejor agente, así que a consentirlo se ha dicho. También es bueno que ya le hayan contado todo a Melanie, la que resultó bastante comprensiva, mucho, quizás demasiado... pero bien por ambos, pues si ella decidía dejar de verlo capaz y el hombre se desmorona xD Aunque vamos, es obvio que los dos se quieren demasiado como para eso. Lo de Mitchy-kun me mató xDD

    Hm, acaba de salir de un embrollo y se mete a otro; ahora son drogas, ¿eh? Interesante. Bueno, habrá que ver en qué aventuras se mete nuestro personaje. Por el momento me despido, esperando que estés bien. Te cuidas.

    Hasta otra.
     
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    Discúlpenme si el presente capítulo es corto, solo espero a la semana entrante para tomar vacaciones y entrar de lleno en la historia, siento los inconvenientes

    Capítulo 10: Lluvia De Balas

    El acecho del convoy de drogas iba como la seda, Harrison miraba los vehículos desde una distancia prudente, pues como dijo un sabio delincuente una vez, dos autos es la distancia perfecta, todo duró de las maravillas durante la próxima hora hasta llegar a unos muelles, donde estaba un yate de tamaño relativamente grande, donde el cabecilla de la banda se reuniría con los militares, aunque gracias a Carson, y en mayor medida Lance, había un lanzacohetes de alto poder en la maleta, las instrucciones eran precisas

    “Ocúltate en el muelle, espera a que el yate zarpe y vuelalo con la bazuca” tenía pegado en el tablero de mandos Mitch en su auto, en una nota, luego se dispuso a vigilar desde el auto, hasta que sonó una campana, indicando el zarpe del mismo, así que se dirigió a la maleta, y encontró una maleta con una caja de madera de tamaño relativamente grande, aunque su auto tenia un buen maletero así que eso no era problema

    —RPG-29ILS —leyó las marcas de la caja, aún en cirílico mas las tres últimas letras en alfabeto latino, importación rusa barata y fiable con tiempos de recarga breve y buen alcance— Voy preparado...

    El yate zarpó del puerto, aunque lentamente, Mitchell miraba a través de la mira, esperando el pitido de fijación de blanco, el RPG-29 común es un lanzacohetes antitanque bastante temido, puede penetrar frontalmente la armadura de tanques como el Panther alemán o el M1 Abrahms americano, modificado especialmente por los chicos de Investigación y Desarrollo de la CIA para fijar blancos con una cabeza explosiva adaptada del anteriormente usado por los esbirros de Marnie, el FIM-92 Stinger, pasados unos segundos, lo escuchó, así que disparó apuntando específicamente a las propelas, aunque el yate seguía navegando, aunque a paso mucho mas lento, el sacudón levantó sospechas en el yate, así que salieron dos guardias... Revisando el puente, estribor, babor, aunque no se dirigieron atrás a revisar el impacto, menudos ciegos.

    —Je... —el tuerto recargó el lanzamisiles relativamente rápido, y volvió a apuntar, segundos después... Blanco fijado, volvió a disparar, volando definitivamente las propelas—

    Ahí si se dieron cuenta de donde venían los cohetes, y empezaron a disparar a la posición del chico, que por lógica se cubrió en una pared, y dieron por alertar a los demás esbirros, así que tuvo que tomar una decisión arriesgada

    —Debo... Hundir ese yate... —no le quedó de otra, y tenia unos tres cohetes mas, que con impactos precisos podría abrir un hueco en el casco y hacerlo hundirse—

    Tomó aliento... Y comenzó a hacer los disparos, pitido, disparo, recarga, repite... Hasta agotar los tres cohetes, haciendo un boquete justo en la linea de flotación

    —Hundete desgraciado... —y como ya estaban llegando los pandilleros seria el bautizo de fuego para la Minimi del chico, así que corrió al maletero y sacó dicha ametralladora ligera—

    Un volumen de fuego elevado era necesario para salir con vida del embarcadero, así que cuando oyó los pasos se armó de valor, y cargó en su arma una cinta de doscientos cartuchos

    —¡Vengan por mi, imbéciles! —soltó un grito, rabioso, preparado para la batalla que acontecería—

    La banda de criminales localizó finalmente al chico tras ese grito, y como solo iban con pistolas, inicialmente intentaron hacerlo soltar su ametralladora dado que sobrepasaban en número a Mitch, pero, este tuerto es peligroso, muy peligroso...

    —No —dió la negativa, ya listo—

    En un momento bastante rápido, alzó la ametralladora, y empezó a apuntar a través de la mira óptica instalada, computarizada, gracias a los chicos de la compañía de nuevo, el ambiente se puso increíblemente tenso, y en respuesta los esbirros también empezaron a apuntarle, nuestro amigo americano empezó a sentir su percepción del tiempo mas lenta y movimientos mas rápidos, la adrenalina inundando su torrente sanguínea

    —¡Maten a ese hijo de perra! —ordenó el líder de los maleantes, y junto a ellos empezó a abrir fuego al chico—

    Harrison solo tuvo unas décimas de segundo para ocultarse tras una pared que tenia a su derecha, aproximadamente a un metro, aunque recibió algunos impactos, uno en el hombro derecho, uno en el antebrazo y el último en una rodilla, su movimiento estaba seriamente comprometido pero la adrenalina no le hizo sentir mucho dolor.

    Y tras salir de su cubierta empezó a devolver el fuego, en cantidades industriales, los casquillos llovían por grandes cantidades y empezaban a caer los cuerpos por las escaleras, aunque el moverse le resultaba muy difícil, por la herida en su rodilla, aunque el lento movimiento lo hacia avanzar de a poco, aunque su puntería no quedaba comprometida, si iba a escapar debería ir por las escaleras de las favelas

    —Debo bajar... En la playa hay mucha gente y podré mezclarme... Claro si oculto las armas y el auto... —poco a poco empezó a bajar por las escaleras de dichas barriadas—

    Aunque el bullicio había atraído atención indeseada, los azotes de barrio y narcotraficantes locales identificaron al chico como una amenaza a sus negocios turbios, y como no, hora de enfrentarse al temido Comando Vermelho, antiguas células guerrilleras comunistas ahora transformadas en bandas criminales paramilitares de alta peligrosidad.

    Un grupo de estos pandilleros subía por las escaleras espantando a los civiles disparando al aire, clara señal para la población de aquella favela de que habría sangre, y siguieron subiendo, la gente miraba desde las ventanas con miedo, de quien era el misterioso forastero pasando con una ametralladora ligera y con un grupo de maleantes buscando volarle la cabeza

    —Hmm... Por ahí vienen... —los callejones y pasillos de las barriadas daba cabida para combates cerrados, por lo que su arma actual era muy voluminosa—

    Como llevaba la correa original, se la guindó a modo de llevar su arma como un bolso cruzado, pasando a usar como arma principal su confiable Glock automática, y siguió caminando poco a poco para no forzar su gravemente herida rodilla, si lograba llegar a la playa podría recibir tratamiento médico, luego palpó su pecho, y suspiró aliviado, llevaba bajo su camisa un chaleco antibalas, y siguió su camino, bajando lentamente y sin hacer ruido, aunque bajando se topó con los pandilleros que lo buscaban, que venían de un callejón mas abajo, pero que iban en esa misma dirección, bajando, y como el chico estaba a sus espaldas sin hacer ruido gracias al lento movimiento de su herida, tenia la oportunidad perfecta para emboscarlos, así aprovechó que el corredor era largo y espacioso, para pasar a su ametralladora y silbarles, llamando obviamente la atención de los maleantes, que al voltear abrieron fuego

    —No mas heridas esta vez... —rápidamente el chico devolvió el fuego, gracias a la mira, con tiros certeros al pecho y cabeza, pero por mala suerte su arma se encasquilló, dejando al último suertudo de los criminales, y en bandeja de plata para herir al chico en el pecho, aunque algunas balas traspasaron el blindaje, motivo para apurarse—

    En un arranque de rabia, Harrison se guindó la ametralladora y sacó rápidamente su pistola vaciando el cargador en el último pandillero, masacrándolo con treinta y tres balas, y empezó a escupir sangre... Ya no pudo resistir mas y cayó al suelo desmayado, manteniéndose con vida a duras penas.

    Esto en el comando central en Estados Unidos generó bastante sorpresa y ansiedad, ya que la misión estaba siendo monitoreada gracias a cámaras ocultas

    —¡Diablos! —la sorpresa se extendió por Lance, Amanda y Melanie, quienes miraban asustados la pantalla viendo como Harrison empezaba a desangrarse—

    Ni se diga cuando se debería dar la noticia a Melanie, en la que tal vez su novio había muerto en acción, eso seria un golpe muy duro para ella, aunque no quedaba de otra

    —Debemos avisarle a Melanie... La necesitaremos... —Anderson tragó saliva, nervioso y asustado viendo a través de una pantalla como su amigo de la infancia empezaba a dar unos leves tumbos tratando de levantarse pero sus fuerzas iban menguando de a poco—

    Aunque Amanda tenía una idea para poder salvarle la vida al chico, así que ingresó a la computadora central del Hospital Central de Río, así que se dedicó a hackear la misma para poner una orden de emergencia, dando la descripción del suceso y de la víctima fatal apenas viva, era cuestión de minutos.

    El plan funcionó, y en pocos minutos una ambulancia fué despachada, yendo a toda marcha a recoger a nuestro amigo mortalmente herido, y llegaron justo en !a raya, subieron rápidamente a recoger a Mitchell y llevarlo a la ambulancia para luego llevarlo al hospital igual de rápido, justo antes de que la zona se minara de policías, la policía militar y demás paramédicos para alzar los cuerpos, sin dudas seria un suceso nacional bastante importante, aunque al menos, nuestro compañero tuerto estaba ya en un hospital...

    Amanda soltó una leve sonrisa, complacida, ya quedaba de parte de los médicos salvar a Harrison, así que era otra vez, cuestión de esperar unas horas, Lance tuvo que tomar la difícil tarea de darle la mala noticia a McDonnell, así que se dirigió al ala médica de la central, donde la chica estaba en recuperación, casi a punto de sanar completamente, el contraste era enorme, Melanie ya estaba casi del todo sana, mientras que Mitchell luchaba por su vida kilómetros lejos de casa, definitivamente el destino era cruel, y sus caminos a veces bastante rocosos.

    Luego entró a la sala de pacientes y miró a Melanie, para luego llamarla

    —¿Melanie? —hizo su mejor esfuerzo para contener el llanto, normalmente estos pronósticos eran espantosos, así que era mejor tratar de no perder la compostura a la hora de dar la noticia—

    —¡Lance! ¿Que pasa? —la castaña notó el pesar en la mirada del chico, y se acercó casi corriendo—

    —Es... Es Mitch —una pequeña lágrima se corrió por la mejilla de Anderson, aunque se dió cuenta después—

    Inmediatamente Melanie empezó a prever lo peor, y se puso ansiosa, nerviosa y su ánimo se hundió en segundos

    —¿E-está... Muerto? —comentó, con la voz titilante y quebrada, casi empezando a llorar—

    —No sabemos todavía, pero... Llevó unos cuantos tiros... Está malherido en un hospital, esperaremos noticias...

    Inmediatamente, la veinteañera empezó a llorar, notablemente afectada y consternada, no sabía que pensar, ella sabia lo que estaba pasando en su mente, Mitch había prometido dar su vida por ella, y ahora esto pasaba


    —Al fin y al cabo... Esto es irónico, no se que pensar... —luego el llanto la quebró y empezó a llorar mas fuerte—

    —Eso lo se y lo tengo entendido, pero tendremos que esperar unos días... De no saber nada de él...

    —¿Que pasará?

    —Tendremos que entrenarte, e irás a buscarlo...

    Sorpresa se posó en el rostro de McDonnell... ¿Era verdad todo esto? ¿O solo estaba delirando? Habría que esperar esos dolorosos días...
     
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    ¿Pero qué dices? ¿Cómo así que Mitch termino malherido? No, no, no, eso no está bien. O sea, el protagonista siempre se carga a todos y debe salir ileso justo como las películas de Hollywood. ¡Quiero mi reembolso! >:( ... Okno xD

    Ya, hablando en serio, interesante capítulo, lleno de acción de la que el agente Harrison es imán, ya me di cuenta. Sin duda esas misiones que se manda eran para un día de estos terminara hecho coladera tal y como lo han dejado aquí. En realidad, estoy más sorprendida por el hecho de que siga vivo, a duras penas, pero sigue vivo; al menos logró cumplir con la misión una vez más y se deshizo de esas decenas de maleantes. La cuestión aquí es si ya que está en el hospital pueda salir adelante o no. Sería... interesante que muriera xD Lo sé soy mala, por eso ni me hagas caso.

    Hala, que la CIA no se queda quieta y no se conforma con sacar a un chico normal de su rutina para convertirlo en una gente, sino que ahora también quieren sacar a la novia normal de ex-chico normal para entrenarla también o.o (No creo que me explicara bien, pero bueno xD). El caso es que decirle a Melanie que si obtenían razones de Mirch en unos días, ella sería entrenada para ir a buscarlo ha sido la sorpresa más grande del capítulo :O Literal, estoy que sigo sin creérmelo. ¿Ella aceptará en verdad? Cielos, y tan tranquila y pacífica que la veo... No sé, que perdiera su esencia me daría lástima, por lo que espero que haya noticias de Mitch.

    Y nada más, compañero. Lamento la tardanza en pasarme por aquí, pero bueno, cuestiones de la vida. Espero el próximo capítulo y no te presiones tanto; goza de tus vacaciones antes que nada. Sin más que añadir, me despido no sin antes desearte lo mejor hoy y siempre. Te cuidas.

    Hasta otra.
     
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    XD, esta vez si puse un poco mas de empeño

    Capítulo 11: Señorita McDonnell a la caza

    Había pasado semana y media, las espeluznantes noticias de un Mitchell Harrison agonizante en Brasil tenía alarmado a mas de media compañía alarmada y en ferviente apuro, el tuerto era especialista en misiones clandestinas, infiltración, acribillar (Y eventualmente ser casi acribillado) y huir limpiamente con todo tipo de tácticas sórdidas clásicas de agentes secretos, desde documentos falsos hasta sobornos, pasando por amenazas de muerte al estilo de narcos tanto mexicanos como colombianos y otras hierbas tanto aromáticas como adictivas, la CIA no podía darse el lujo de perder a su mejor agente del siglo XXI, sería tanto una catástrofe de recursos humanos de la agencia y la mayor cagada diplomática hecha por el gobierno gringo en lo que va del nuevo milenio, en temas de operaciones ilegales en suelo extranjero y otras cosas llevando una lista de la A a la Z, incluso el presidente de semejante nación debería temblar con el historial de operaciones de Mitch, su lista de muertos iba desde pandilleros de poca monta hasta agentes de inteligencia rusos, y vaya que en estos momentos deberían temerle, con sus Kaláshnikovs y aviones de combate en cantidades industriales, por que básicamente lo que tienen los chinos en población lo tienen los rusos en armamento, y no querían jugarse el cuello en una posible Tercera Guerra Mundial, que estallaría inminentemente de conocerse todo, una operación de rescate era máxima prioridad, ya por si el ambiente estaba tenso y esto mandaría todo al inodoro en cuestión de horas.

    Pelillos a la mar, tanto Lance como el agente jefe Carson monitorearían el entrenamiento de la joven Melanie, que se mostraba en estado de shock con la tarea que se le "ordenaba", por que no tenía de otra, Lance y Amanda eran relativamente conocidos a nivel mundial, así que si asomaban la cabeza se las iban a volar, así que sangre nueva sería perfecta para sacar a Harrison de este atolladero, el ambiente era terriblemente confuso, un Carson enojón, Melanie quebrada y en un mar de lágrimas, Lance indeciso y sin ideas, y Amanda en su naturaleza de ser una completa Tsundere, hasta que Gustaf, ya harto de estas payasadas, alzó la voz

    —¡Bueno gente! Es hora de ponerse serios en este tema, lo siento mucho por ti, Mel, por tener que arrastrarte a todo este desastre, pero eres la única en la que podemos confiar, espero que puedas entender esto... Una vez mas, como el jefe de operaciones clandestinas, me disculpo, pero no hay alternativa

    Melanie miró al agente jefe, enrollándose un mechón de cabello en un dedo, por los nervios, pero aceptó las disculpas sin mucho embrollo, mientras ella pudiera ayudar, se sentía contenta de poner un granito de arena para salvar a Mitch, aunque bueno, el entrenamiento seria algo difícil, McDonnell era demasiado pacífica y no gustaba de ser violenta, a menos que le hicieran enojar, aunque sus límites eran relativamente altos, aparte de parecer mas una impaciente que una enojona

    —Si estuviste al tanto del entrenamiento de tu novio deberías saber que es prácticamente lo mismo, pero te pondremos armas diferentes... A menos que quieras usar las de tu novio, que las trajeron de vuelta... Sabiendo que eres algo pequeña podría ser incómodo para ti llevar armas de ese tamaño

    —¿Me estás llamando enana, Carson? —McDonnell, que de estar triste pasó a estar enojada y ofendida por el comentario del agente—

    —¡N-no! No lo dije con esa intenci-- —antes de poder terminar su sentencia, fue interrumpido por la castaña, ahora iracunda—

    —¡Mido un metro setenta! —exclamó, notablemente enojada, era como ver a un espíritu poseer a alguien— ¡Trae esas armas!

    Gustaf, nervioso, miró a ambos lados, sudando por los mismos nervios, había hecho enojar a Melanie, al parecer encontró su lado débil, que la llamaran enana o se burlaran de su estatura

    —Vale señorita... —para evitar quedar en ridículo, se encargó personalmente de buscar las armas—

    Amanda y Lance miraron confundidos a Melanie, que de un momento a otro estaba con los ánimos por el piso y ahora estaba ardiendo en furia, aunque no sabían si tenerle miedo o burlarse, debido al factor estatura, aunque bueno, le dieron su tiempo a McDonnell para que enfriara su cabeza y se calmara

    —¿Segura de que estás bien? Te veo tensa —Lance le trajo un café a la castaña, para por lo menos se le quitara la sed y espabilara, el entrenamiento seria corto pero no por eso menos riguroso—

    Melanie tomó el café y le agradeció con una sonrisa leve, por ser un buen gesto de amabilidad de Anderson, y tomó un sorbo de café

    —Gracias Lance, eres muy amable... —tomó el vaso con ambas manos y se sentó en una silla, para luego ver bien al chico— Pues... Estoy bien, gracias por preocuparte y todo, pero... ¿Me juego la vida con esto?

    Lance, al escuchar su pregunta, intercambió miradas con Amanda, algo asustado, para luego ver de regreso a Melanie

    —Bueno, es muy difícil que suceda algo donde tengas que recurrir a la violencia, pero sabiendo el avispero que Mitch provocó con los pandilleros es posible que estén vigilando la entrada...

    Sabiendo esto, Melanie se puso un tanto nerviosa, pero se puso a pensar

    —¿Pueden acceder a las cámaras? —tenía algo pensado—

    —Claro, pero... ¿Por que este pedido?

    —Tengo una idea, podría engañarlos en caso de que estén vigilando las salidas

    Amanda y su prometido se quedaron pensando un rato, dependiendo del plan podía funcionar, así que trajeron una laptop y la conectaron a las cámaras del hospital, y empezaron a revisar, en efecto había una camioneta estacionada afuera, con varios hombres en su interior, de apariencia sospechosa, aunque estaban aburridos de esperar tanto, casi que se rendían, pero no podían por ordenes de los cabecillas

    —¡Ya se! —un bombillo se encendió en la mente de McDonnell— Hablo portugués fluido, pues de vacaciones mi familia y yo íbamos a Portugal, así que no notarán ninguna diferencia, ustedes me llamarán frente a la entrada y fingiremos una conversación sobre un familiar enfermo, no son tan listos, así que no levantaré sospechas

    Amanda asintió, sonaba un plan efectivo, valdría la pena intentarlo, Lance secundó la moción de su prometida, convencido, mientras en ese momento llegaba el jefe Gustaf empujando flojamente un carrito donde estaban la escopeta, la ametralladora y la pistola asignadas una vez a Harrison, se notaba el uso y la intensidad del mismo, tanto que a la ametralladora se le tuvo que hacer un cambio de cañón, reemplazar y aceitar los mecanismos, al igual que a la pistola, mientras que la escopeta lucía prístina e impecable, por que su mecanismo era de acero inoxidable y requería menos mantenimiento que otras similares

    —Aquí están señorita... —detuvo el carrito, y luego puso las mismas en una mesa— ¿Algún cambio que desee realizar al equipamiento?

    Melanie posó su mirada en la ametralladora, cuyo desperfecto dejó a Mitch de limpiar favelas a luchar por su vida en un hospital, así que decidió cambiarla por algo mas confiable y sencillo de usar

    —La ametralladora, no la quiero, esa cosa dejó a Mitch en el hospital...

    —Entiendo... ¿Con que desea reemplazarlo?

    —... —Melanie no sabía mucho de armamento, pero el ser una cinéfila la ayudaba a recordar algo— Un... ¿AK-47?... ¿Se llama así?

    Carson asintió, para luego pensar algo, con eso le daba la impresión de que iba a hacer falta bastante entrenamiento de tiro, así que algo barato y fácil de usar era lo indicado, sin saberlo, la castaña había elegido muy bien

    —Buena elección Melanie, en seguida te traigo una —y se dirigió de regreso a los almacenes, pero esta vez mas rápido—

    Pasados unos cuantos minutos, Carson había llegado con el fusil soviético en sus manos, aunque estaba modificado por la misma agencia para ofrecer mejor desempeño frente a sus pares convencionales, de hecho, todas las armas usadas por los agentes estaban modificadas, aunque su silueta era inconfundible, al igual que el moderadamente curvado cargador que lo hacia una estampa global de infalibilidad, guerrilleros comunistas y radicales musulmanes que cortan cabezas, y todo por un módico precio y cantidades que se cuentan por millones

    —Hmm, diferente a como se ve en películas y todo eso, pero sigue siendo la misma, si señor, pero con unos cuantos retoques que hacen los chicos en investigación y desarrollo —Gustaf dió un pequeño prólogo para los cambios hechos a esta arma comparada con una de serie— Pistolete de plástico, para mejor agarre, culata ajustable, de hecho la adaptaron de un M4, sistema de gases repotenciado y rediseñado, menor retroceso y mayor velocidad de salida, guardamanos con rieles para accesorios, desde pistoletes secundarios a lanzagranadas, también tiene rieles para todo tipo de miras ópticas, de hecho tiene una instalada, usada por los Marines, no tiene aumentos y mejora la velocidad de apuntado... ¿Convencida?

    La castaña asintió abrumada por la cantidad de mejoras que había en dicha arma, aunque eran completamente útiles

    —E-entiendo... Quiero entrenar entonces... —la coraza de rabia de Melanie se había disipado completamente, dejando su lado sensible a la vista, estaba nerviosa por el hecho de tener que usar armas—

    Le tomó un rato recomponerse y dejar los nervios de lado, pensando continuamente que Harrison dependía de ella en estos momentos, así que se llenó de coraje y miró los blancos de papel en forma de persona, y se puso los cascos para prácticas de tiro, para evitar daños a los oídos, al igual que Gustaf, Lance y Amanda, luego, Melanie se preparó y tomó la pistola para luego apuntar, sus pupilas se contrayeron, y tenia un apuntado claro y preciso, para luego empezar a disparar en cuestión de segundos, en ráfagas, y con bastante precisión, como si el alma de Mitchell la poseyera, pues así de efectivo era el manejo del tuerto con la pistola automática, eso hizo que Gustaf recordara el entrenamiento del chico, así, Melanie podría ser el par femenino del tuerto

    —Dios los crea y el diablo los junta...

    Lance se limitó a felicitar a Melanie, algo asustado, a lo que luego la castaña entró en razón y soltó la pistola para luego ponerse a temblar... ¿Había hecho eso, era posible que tuviera un lado secreto?

    —G-Gracias —luego agachó la mirada para luego cerrar los ojos— ¡Ah!

    La sorpresa luego se transformó en angustia y preocupación al ver el temple de McDonnell quebrado, a lo que Amanda la miró, preocupada

    —¿Sucede algo? —se acercó a verla bien—

    La castaña asintió débilmente, mirando el suelo

    —Es distinto dispararle a un blanco de papel que a una persona...

    Whitefield se quedó mirándola, al parecer la carga psicológica era demasiado fuerte para su amiga, y pensó en algo para poder aunque sea recomponerla

    —Melanie, es gente que no lo piensa dos veces antes de jalar el gatillo y disparar a matar, deja que te lo ponga en palabras sencillas: Matar o morir, si quieres salvar a Mitchell, debes estar dispuesta a hacer ciertos sacrificios... Sabemos que no te gusta la violencia ni nada de eso, pero lamentablemente es el recurso al que debes acudir en caso de que todo salga mal, para sobrevivir...

    La chica escuchó este discurso atentamente, tomando consideraciones y asintió, al menos, era el último recurso al que debería acudir, así que volvió a animarse y a seguir entrenando bajo la tutela de Lance y Carson, y pasadas unas tres horas de entrenamiento intensivo de manejo de armamento, la castaña estaba lista para la acción, aunque mandarla sola sería algo arriesgado

    —Estás lista, pero necesitarás compañía, en caso de que algo salga mal, dos cabezas piensan mejor que una, así que... ¿Podrías confiar en mi hermana menor no?

    Melanie asintió con pizcas de determinación, ya lista, así que el agente hizo una llamada

    —Bueno... Es mi hermana menor, nacida aquí en Estados Unidos, yo si soy natural de Suecia, pero nos mudamos cuando tenia cuatro años, y al año nace ella, aunque bueno, demasiada información personal, espera a que llegue, yo haré los preparativos para el viaje... —y enseguida se fué—

    McDonnell se confundió un poco, pero decidió esperar, al cabo de unos cuantos minutos, una chica de contextura alta y atlética, de cabello rubio y ojos verdes hizo su aparición, acercándose a Melanie y estrechando su mano

    —¡Hola! —saludó con un apretón de manos gentil y una sonrisa entusiasta— Debes ser Melanie McDonnell, ¿No?

    —S-Si —tras corresponder el estrechón de manos, la castaña asintió ligeramente nerviosa pero se calmó al momento—

    —Excelente, soy la hermana menor del jefe Gustaf, Bonnie —luego se presentó, Bonnie Carson, nacionalidad sueca-americana, veintidós años, osea un año mayor que Mitch y dos que Melanie—

    —Esto... Un gusto, Bonnie... —al principio no pudo comprender como podía protegerla—

    Sintiendo la duda en Melanie casi instintivamente, Lance se ofreció como saco de boxeo para la señorita Carson

    —Oye Bonnie, ¿Puedes enseñarle lo que sabes de artes marciales? —y se paró en medio de la sala de entrenamiento, quedándose luego inmóvil—

    La ojiverde se limitó a asentir y le hizo una llave rápidamente a Lance tras dar un salto

    Lance se limitó a soltar un grito de dolor por la presión aplicada, para que luego Amanda empezara a burlarse, lo que hizo molestar a Anderson

    —¡A ver si esto te parece gracioso! —agarró al Señor Abrazos y lo retuvo como rehén a punta de pistola—

    Amanda se asustó y agarró de la mesa otra pistola, de calibre .45, apuntando directo a la cabeza del chico, pero se aseguró fuera de la vista de todos de que no estuviera cargada, para evitar que un juego rudo se volviera algo sangriento

    —¡Informo de una situación de rehén felpudo!

    Bonnie y Melanie se limitaron a ver la absurda escena entre ambos, si el Señor Abrazos fuera real, ya se hubiese suicidado de tantas cosas absurdas que terminaban pasando por su culpa, su vida era puesta en peligro, o era secuestrado, o torturado, o hecho bombardero suicida

    —¿Es en serio? —musitaron la castaña y la rubia al mismo tiempo—

    Si, era en serio, a veces estas situaciones cruzaban el borde de lo absurdo y rayaban en lo ridículo, pero al menos unía bastante a ambos jóvenes, así que el Señor Abrazos era parte importante de dicha relación, sea como objeto de burla o de muestras de afecto genuinamente inteligentes

    Justo a tiempo antes de que todo se volviera aun mas extraño, el transporte estaba listo, así que Melanie tomó su equipamiento y se lo dejó a Bonnie, que ejecutaría la segunda parte del plan de McDonnell, escondería una furgoneta detrás del hospital para sacar a Harrison

    —Mejor nos vamos —susurró la señorita Carson, a lo que McDonnell asintió y la siguió a la entrada de la agencia—

    Tras que ambas chicas partieran a su destino en Río de Janeiro, Lance y Amanda terminaron su escena absurda y se sentaron a comer junto al agente jefe, para por lo menos matar la espera

    —Supe que también trajeron el auto de Mitch, no me dijo que era tampoco, ¿Sabes que es? —preguntó Lance tomando un vaso de café expreso—

    —Si, está en el depósito, es un Toyota MR2 de segunda generación, modelo mil novecientos noventa y tres, buen auto —dió una pequeña explicación del modelo y año del vehículo del tuerto— Está muy modificado, parece un auto de carreras

    —No me extraña, a Mitch siempre le gustaron los autos importados, sobretodo japoneses, me contó también que asistía a carreras de Fórmula Drift y que era piloto —Amanda no se sorprendió con la selección de su amigo basado en sus gustos—

    —Hm... ¿Que tan modificado? —Anderson volvió a cuestionar—

    —Está completamente tuneado, es cuanto menos llamativo, el body kit, el gran alerón que tiene, frenos de disco... Llantas de aleación, tu amigo si que sabe de mecánica

    —Bueno, es lo que le gusta, así que lo veremos cuando regrese —se rió Whitefield un poco, terminando de beber su taza de café—

    —¿Olvidé mencionar que Mitch también es bueno con armas blancas? —Carson, en una última interrogante, terminó su café—

    —Perdió medio brazo en un duelo con katanas, así que tal vez puede ser —Lance recordó el suceso, el secuestro de Melanie por parte de Marnie hacía ya un tiempo—

    Y entre los tres siguieron su charla amable
    hasta el mediodía, donde recibieron la señal de Melanie y Bonnie, que habían llegado a su destino, mas al sur, cambiando todo de contexto

    Mientras tanto, con el dúo dinámico femenino, que descendieron de su avión, se miraron un momento, para que luego Melanie tomara riendas del asunto

    —Consigue una furgoneta, y escóndela detrás del hospital, puedes acceder desde la calle principal así que no podrán verte si acaso, me avisas cuando llegues para poder ir —luego la castaña se despidió de su compañera para ir a la sala de espera del aeropuerto fingiendo que esperaba a alguien—

    Bonnie se limitó a obedecer y buscar el vehículo para el transporte, no sin antes bajar el equipaje, osea las armas, que lograron pasar de contrabando en un estuche para contrabajo, tras encontrar una furgoneta que estaba desatendida, montó rápidamente el estuche en la parte trasera y se subió rápidamente a la cabina para evitar ser detectada y emprender marcha

    Tras la espera, la señorita Carson ya se había estacionado detrás del hospital y constató de eso a McDonnell con una llamada, que sin dudar emprendió camino a la institución medica, caminando tranquilamente para evitar levantar sospechas, todo estaba saliendo según lo planeado, y recibió la llamada frente al hospital, y como no, empezó a charlar en portugués

    Al otro lado de la calle, estaban los mencionados pandilleros en una camioneta grande, lujosa, prestando atención a McDonnell

    —Hmm, parece sospechosa

    —¿Qué? ¡Solo viene a visitar a su tía enferma!

    —Si pero... Ese es acento portugués, no brasileño

    —¡No jodas! Debe ser una turista, ¿Sabes la cantidad de turistas que hay en esta época del año?

    —Vale, vale... Pero seguiré vigilando... Me da una mala espina

    —Como quieras...

    Cambiando de foco, Melanie colgó y entró al hospital, donde tras una pequeña charla con la recepcionista, obtuvo el número de habitación donde estaba internado su novio y subió rápidamente a buscarlo, en el segundo piso, habitación veintiuno, tras usar el elevador, McDonnell entró directamente a la habitación, que estaba justo al frente, para luego llevarse una espantosa sorpresa, Harrison con todo el torso vendado, y una pierna completamente enyesada, por el disparo que recibió en la rodilla, así como moretones y lo pálido que estaba por el desangramiento, así como parte de su cabeza vendada también por haber sufrido un fuerte golpe en la nuca, y estaba dormido por el efecto de los analgésicos y calmantes administrados, pues el dolor era demasiado intenso.

    —Demonios... —se llevó una mano a la boca, intentando no gritar, y se contuvo con éxito, pero igualmente se puso pálida de la sorpresa de ver a Mitchell en tan mal estado, también se lo veía hinchado—

    El ambiente en la habitación empezó a ponerse terriblemente pesado, como si él luchara a toda fuerza por su vida, pese a que se estaba recuperando lentamente, así que el traslado empezaba a ser una prioridad inminente, así que decidió esperar a que el chico despertara, aun nerviosa, y llorando, se sentó a su lado, tomándole una mano, la mano robótica que tenia gracias a la agencia, la pintura roja se estaba pelando un poco por el uso en ambientes sin dudas fuertes, y el abuso del trabajo

    Pasado un buen rato, el joven empezaba a despertar dado al llanto de Melanie, que lo despertó de su letargo, para luego corresponder débilmente el agarre que tenía la chica en su mano, sus fuerzas estaban algo débiles aún

    —Agradezco que estés aquí... —susurró, aunque pudo ser escuchado por la castaña, que rompió en llanto— N-No llores... Sobreviví gracias a ti... ¿Por que? Para estar a tu lado y que seas feliz... Es lo que deseo mas en el mundo...

    Una mínima sonrisa se formó en los labios de Melanie, que lo miró a los ojos, aún llorosos

    —Gracias... Por pensar en mi... Te debo una, por que también estoy viva gracias a ti... Pero de manera mas literal —luego se inclinó ligeramente para besarle una mejilla—

    Harrison no pudo ponerse mas feliz ante tal acción, sintiendo el amor profuso que Melanie emanaba hacia él, y luego se despertó completamente, McDonnell le contó todo lo que pasaba y el plan de huida, así que ambos no perdieron mucho tiempo, así que por recomendación del doctor que lo operó, lo dejaron en una silla de ruedas con una plataforma para la pierna inmovilizada, así que tras dejarlo en la misma, la chica se dedicó a llevarlo y bajarlo en la única manera de poder llevarlo, en el elevador, pero el problema es que... El elevador estaba a la vista de los maleantes que lo perseguían, así que tras bajar, los vieron, pero no los atacarían en pleno hospital pues serian reconocidos de inmediato, en su lugar, esperaron a que lo subieron en la furgoneta, y tras subirlo y ponerle inmovilizadores a las ruedas de dicha silla, lo sentaron al fondo mirando a las puertas de carga, junto a las armas del estuche de contrabajo, Bonnie y Melanie se subieron al vehículo y emprendieron camino, obviamente siendo seguidos por los malhechores, hasta alcanzar la calle principal, donde decidieron hacer su jugada, y dispararle a la furgoneta desde su camioneta

    Mitch, ya espabilado, tomó el AK de Melanie, y tomó apuntado a la camioneta, la furgoneta tenia vidrios tintados así que no verían el interior desde fuera

    —¡Abran las puertas traseras! —gritó tras preparar el rifle

    Bonnie abrió las puertas usando un botón en la cabina, y dejándolas bloqueadas en posición, así no se cerrarían, y en seguida, Mitchell empezó a devolver el fuego, formando un fiero tiroteo, donde logró volarle un neumático a la camioneta perseguidora, haciendo que perdiera el control y se volcara, y para poner la cereza en el pastel, cargó un proyectil de cuarenta milímetros en el lanzagranadas M203 que tenía dicha arma, para luego dispararla e impactar en el tanque de gasolina del automóvil accidentado, para luego volarlo con la explosión de la granada

    —¡Bum, bastardos!

    Pero la persecución no acababa, dos sedanes salieron de las calles aledañas acechando la camionetas y uno de ellos se acercó al lado del copiloto, donde iba Melanie, al instante abrieron fuego con las balas rozando a Melanie, quien tomó la pistola automática de Harrison y sintió el efecto de la adrenalina, frenando considerablemente su percepción del tiempo, para luego apuntar al conductor, que estaba a punto de rebasar la furgoneta, y apretar fuertemente el gatillo disparando dicha pistola en modo automático, y al matar al conductor, el sedan terminó parando en una gasolinera, afortunadamente vacía, y chocando contra los surtidores, y como no, explotando fuertemente, la conmoción hacia huir a las personas en la calle huir despavoridos, y con el último sedan acercándose a toda marcha, Harrison dejó de lado el Kalashnikov por su arma principal, la escopeta automática AA-12, que convenientemente tenia proyectiles explosivos

    —¡Frena, Bonnie! —exclamó el tuerto, tomando puntería y apuntando al bloque motor del auto—

    Gracias al frenazo dado por la rubia, el vehículo perseguidor se acercó muy veloz, para que luego Mitch le disparara un cartucho, que voló la capota, aunque el motor estaba intacto, luego de que volvieran a acelerar, le dio dos disparos al motor, dejándolo inutilizado al instante, causando una falla catastrófica e incendiando el vehículo

    Con esto, se podía decir que el escape había sido un éxito, una victoria pírrica, pero al fin y al cabo, los tres estaban enteros y sanos y a salvo... Nada mal para la que alguna vez fue la damisela en apuros rescatara a su príncipe azul...
     
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    Borealis Spiral

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    ¿Nada mal? Las cosa fue más que mejor. Menudo cambiazo el de Melanie. Insisto, a mí me da pena :c
    Eso me dio risa xD Como que la CIA está medio en quiebra, ¿no? Mira que no disponer de más agentes. Se nota la economía, la economía mala y el desempleo xD
    Con metro setenta es ser bajo ¬¬ ¿En serio? Hasta yo me sentiría ofendida, mira.

    Pero bueno, el entrenamiento de Melanie finalmente ha producido resultados y vaya resultados. Pero tampoco puedes dejarle respirar un momento, ¿eh? Mira que luego y luego que salieran del hospital envolverse en otra persecución intensa. Yo habría muerto de un paro cardiaco hacía mucho tiempo xD Ay, la escena de Lance y Amanda con el Señor Abrazos de rehén me dio un montón de risa. Cierto que fue absurda, pero fue absurdamente tierna y divertida xD ¿Te he dicho ya lo mucho que me gustan este par y su relación? Pues lo repito, ¡me encantan!

    Pero nada, un capítulo entretenido de leer, como siempre. Y pues espero el siguiente a ver cómo avanza esto. Estoy segura de que Mitch tendrá que descansar y capaz que Melanie termina tomando su lugar en lo que se recupera; después de todo, ya demostró ser también un as en la agencia. Me despido por el momento esperando que estés bien hoy y siempre. Te cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
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    Rojo FireRed

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    Los Caminos del Destino
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    Ya vamos entrando en la recta final de esta historia, que como todo éxito taquillero, tendrá sus secuelas y refritos (?) y para seguir spoileando, esta tendrá tres finales, ya se verá luego cual será el canónico, así como también empezar a perfilarse entre la ciencia ficción y hasta cyberpunk, empezemos nwn
    Una cosilla mas, posiblemente puede que me tarde en subir capítulos, es que el trabajar en la secuela me deja exhausto xD, entonces voy de a poco para mantener la historia actualizada
    Capítulo 12: Marnie Gasai


    El escape de Río fue un éxito rotundo, luego de un ingenioso plan hecho por Melanie junto a Bonnie, digno de aparecer en una película de acción hollywoodense, aunque bueno, nuestros protagonistas ya residían en California, así que podrían hacer buenos papeles si acaso, el grupo emprendió su regreso a los Estados Unidos luego de que Mitchell hiciera uno de sus desastres, que los hacia hasta en silla de ruedas.

    —¿Todo bien allá atrás? —la quebrada voz de Melanie llegó a la parte trasera de la furgoneta, estaba pasando aún el efecto de la adrenalina y el susto que tuvo y la llevó a reaccionar a la velocidad del rayo—

    —Sin siquiera una gota de sudor —un victorioso Harrison respondió a aquella pregunta—

    Ya tranquilos, el grupo compró sus pasajes de regreso a San Francisco, donde podrían reunirse después de tanto tiempo, Mitch se sentía un tanto emocionado por regresar a casa con Melanie y por fin pasar un tiempo con ella, como unas pequeñas vacaciones, después de todo, extrañaba su casa y pasar tiempo con sus amigos y Melanie, así también como aprovechar para formalizar su relación con ésta.
    Después de medio día de viaje, el grupo había aterrizado en San Francisco, para felicidad de Mitchell, y tras descender del avión, decidieron tomar unas vacaciones para que el chico se recuperara a plenitud, con McDonnell cuidándole las espaldas, ambos se habían arriesgado las cabezas el uno por el otro, así que estaban a mano.

    —Oye Melanie... ¿No soy una carga para ti? Sabiendo que ahora estoy discapacitado hasta que me
    sane la rodilla... —el chico tenía ahora un tono de voz bajo y derrotado, sintiéndose mal con él—

    En contraste, la castaña le dedicó una enorme sonrisa, negando.
    —Para mi, nunca serás una carga, sobretodo si necesitas ayuda —Melanie derrochaba amabilidad, así que le respondió a Mitch de manera honesta y sincera—

    Una pálida sonrisa se afirmó en el rostro del joven, que parecía contento con la respuesta de Melanie, sintiéndose algo reconfortado por ello, pero la culpa no tardó en aparecer en la mente de Harrison, que empezaba a sentir los embates de visitar zonas de guerra y luchar contra pandilleros, simplemente la presión psicológica y el estrés lo tenían decaído ahora, al borde del estrés post traumático y consecuente depresión, e incluso el subsecuente suicido, a pesar de ser una máquina de matar pulida y bien aceitada, el chico seguía teniendo corazón y mente de ser humano, el remordimiento de jalar el gatillo era bastante, a pesar de que la vida dependiera de ello.

    —Pareces algo desanimado, Mitch... —la castaña empezó a preocuparse por tuerto, empujando su silla de ruedas con delicadeza—
    —No, nada —el chico sonrió tiernamente para que ella no se preocupara más de la cuenta—

    Melanie correspondió la sonrisa con gusto, para luego seguir empujando la silla de ruedas del chico sobre aquel pasillo de salida del aeropuerto, era de noche, alrededor de la medianoche, la luz de la luna se ponía imponente sobre el cielo, la misma atravesaba las enormes ventanas, dando un ambiente un tanto etéreo, pero sumamente especial.

    En la mente del tuerto, los sentimientos libraban una guerra campal, decidiéndose cual sería el ganador, ¿Se confesaría Mitch de una, o dejaría pasar la oportunidad perfecta para poder formalizar esta relación?

    Conforme la castaña empujaba la silla de ruedas de Harrison, éste se mostraba mas nervioso e inseguro de confesarse, pero luego aquella guerra silenciosa empezaba a mostrar un claro ganador y ese era el mostrar el lado blando del operativo despiadado y gatillero eficaz.

    —Tengo fuego en las venas... —el tuerto cerró los ojos, empezando a cantar con una voz un tanto aguda y baja—

    Esto provocó que Melanie se detuviera súbitamente, para que luego, Mitch se levantara, ignorando el dolor de su destrozada rodilla, para luego acercarse a la castaña y tomarle las manos, provocando un marcado sonrojo en la misma, y alzó ligeramente la mirada, para ver al chico al ojo que le quedaba, dada la diferencia de tamaño, pues el tuerto medía un metro con noventa y cinco

    —Dejame escucharte decir: ¡Cuanto tiempo, ayúdame, ayúdame!, intentémoslo de nuevo, ¡Llevame, llevame! —el chico le cantaba los versos con voz lenta y dulce, bailando con ella a un ritmo igual de lento y romántico— Puedo ser el fuego y tu puedes ser la lluvia, el agua necesita aceite y el placer el dolor...
    Ambos bailaban lentamente, con el contacto visual fijo en el otro, con un gran sonrojo en sus mejillas, por aproximadamente unos cinco minutos para luego mirarse el uno al otro en absoluto silencio, hasta que el tuerto se atrevió a hablar.

    —Voy a decirte algo que siento desde muy adentro, creo firmemente en que es mejor una respuesta negativa que el quedarse con la duda, así que seré directo, ¿Vale? Te amo... No puedo evitar recordar el como nos conocimos así de repente y lo idiota que soy —soltó una leve risa—
    Una cita culpa de Amanda y Lance... Nuestros despidos, tu enfermedad... Te veo sana a decir verdad, espero que te hayas curado —se acercó a darle un beso en la mejilla a la castaña, para luego seguir mirándola a los ojos y tomándole los ojos— Lo malo tiene su lado bueno, e falta una mano, si, tengo una robótica, también, no puedo sentir tu piel con esa mano, pero si con la otra, igual no se compara a lo que siente mi corazón cada vez que te veo
    —en esa, empezó a acariciarle una mejilla Melanie con su mano metálica, apretándosela suavemente— En pocas palabras, me alborotas y me mandas a otra dimensión, a otro sistema solar, ¿He dicho alguna vez que el paraíso es un lugar? No siempre lo es, y si lo fuera, serian esos bellos ojos que estoy viendo justo ahora...
    Melanie no pudo evitar quedarse estupefacta escuchando aquella súbita y verdadera confesión de sentimiento, aguó los ojos, para verlo de nuevo a aquel gris ojo que se posaba en ella

    —Mitchell-san... —a la joven veinteañera se le salieron las lágrimas, para luego cerrar los ojos y atreverse a besarlo, correspondiéndole los sentimientos—

    Harrison, algo asombrado, se dejó llevar por el sentimiento, y correspondió ese beso, abrazando fuertemente a la chica que tanto amaba y por la que había arriesgado su vida, sin dudas, el riesgo valió la pena.

    Conforme avanzaban lentamente los minutos, ambos jóvenes se vieron en la necesidad de separarse por la falta de aire, aunque se habían quedado juntos, pegando sus frentes y tomándose las manos.

    —Una cosa mas... —el chico dedicó una sonrisa amable y un tanto animada— ¿Gustaría de ser mi pareja, bella damisela?
    Melanie se quedó mirándolo fijamente, para luego apretar el agarre de manos y asentir

    —Con todo gusto seré tu novia, Mitch —una sonrisa alegre se dibujó en el rostro de la castaña, para luego ponerse de puntillas y darle un beso corto—

    Mitchell sonrió y luego se separó de la chica para luego sentarse de nuevo en la silla de ruedas, Melanie sonrió mas y empezó a llevarlo de nuevo a la salida, sin saber que estaban siendo espiados por Amanda y Lance

    —¡Que tierno! —Amanda, muy enternecida, infló sus mejillas y empezó a actuar de manera enamoradiza—
    Lance se rió un poco y asintió


    —Nunca he visto a Mitch expresarse así, está enamorado de verdad...
    Whitefield, abrazando al Sr. Abrazos empezó a fantasear, ¿Mitch y Melanie se casarían algún día?

    —No saques conclusiones tan rápido... —Lance sonrió maliciosamente—
    —Esto… ¿Qué vas a hacer?

    Lance tomó al Sr. Abrazos y lo sumergió en agua simulando ahogarlo, lo que llevó a Amanda sacar su pistola y apuntarle, esta vez, era una pistola de balines, así que le disparó a su prometido en la frente, el balín rebotó en la frente del chico dejándole una marca, así que soltó al peluche y se sobó la frente

    —¡Au! —se quejó el chico—

    Amanda, victoriosa, sacó el peluche del lavamanos

    —¡Rehén rescatado!

    Lance, mosqueado, se limitó a reírse dada esta extraña situación, aunque bueno, era mejor seguir la corriente, y le jaló el cabello suavemente para hacerla molestar

    —¡Lance! —obviamente se enojó dándole un golpe en la frente con la pistola—

    Anderson, no tan sorprendido, extendió sus brazos al frente y puso una cara de confusión

    —Vamo a calmarno —Lance recurrió a su ingenio de payaso para hacerla reír—

    Con un resultado sumamente positivo, Amanda se echó a reír gracias a las tonterías culpa de Lance y lo inmaduro que podía llegar a ser.
    Retomando el camino con nuestros amigos protagonistas, Melanie empujaba la silla de ruedas de Mitch con una enorme sonrisa, charlando ambos de su experiencia en Brasil y los pandilleros, así como también, Mitch le había regalado su Glock a la castaña, en caso de emergencia, ya había visto como ella se manejaba con la pistola y le vendría bien en un apuro dado al nuevo trabajo de ambos en la compañía.

    —Mitch… ¿Es necesario que me regales tu pistola? Digo no mas… Para no dejarte desprevenido —Tras llegar a la minivan de Bonnie, donde la rubia los esperaba, y montar al chico de silla de ruedas en la misma, Melanie hizo esa interrogante—

    —Nah, tengo otra, regalo de Gustaf —el tuerto, sonriendo algo orgulloso de su nueva pistola, la sacó, mostrando una imponente Desert Eagle de calibre .44, con un acabado negro mate, Harrison siempre prefería los calibres grandes por motivos mas que obvios, además de causar mas daño, por ser mas precisos a larga distancia—

    —¿Puedes llevarla contigo sin que la vean? —Bonnie, mirando desde el espejo interior del auto, comentó sobre el exagerado tamaño de aquella pistola—

    —Llevo una pistolera bajo la chamarra, como es gruesa, ni se ve —luego de remarcar su afirmación, el tuerto se abrió la chamarra y guardó su pistola en su pistolera, justo bajo su brazo izquierdo, el tamaño apenas le molestaba—

    —Uhm… De acuerdo… —musitó de nuevo la rubia para luego ponerse a conducir—

    No todo era color de rosa en estos momentos, sin saberlo ninguno de los tres estaba siendo observado por Marnie, la azabache británica no se rendiría en sus anormales intentos de recuperar a Harrison, y estaba a punto de cometer cualquier locura por éste

    —Tarde o temprano, Mitchell… —musitaba la chica desde el interior de su vehículo, un Porsche 944 Turbo de 1986, color negro mate—

    Sin sospechar mucho, Bonnie y los otros dos emprendieron su camino si saber que, cabos sueltos podrían traer muchos líos.
     
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