Two-Shot de Pokémon - Poder congelado

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por George Asai, 18 Julio 2014.

  1.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    15 Mayo 2011
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    Título:
    Poder congelado
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    5021
    Aquí tengo este two-shot para la actividad del foro "El poder del frío", disfruten el primer cap.


    Poder congelado


    Capítulo 1: La misión sin rumbo


    El escenario frente a mí no podía ser más deprimente, grandes capas de nieve cubrían el piso con un manto blanco sacado del cielo. Avancé en medio de este desierto congelado en búsqueda de alguna señal o mapa que me indicara el camino, pues los objetos electrónicos dejaron de funcionar desde el momento en que fijé mi rumbo hacia Monte Plateado.


    Hace dos semanas una intensa nevada sumió a la región Kanto en un caos total, como apenas estábamos en verano las plantas resintieron el cambio brusco de temperatura y murieron a los pocos días. Los pokémon tipo hierba también se vieron afectados, muchos en estado salvaje tuvieron que abandonar la región en búsqueda de un lugar más cálido para vivir.

    Si, definitivamente no estaba equivocado…

    Este caos fue provocado, incluso en el más estúpido de sus caprichos la madre naturaleza nunca haría algo como crear nevadas en verano. Ese hecho desafiaba toda lógica existente en esta región, incluso lugares cálidos como la Isla Canela yacían cubiertos por toneladas de nieve que asfixiaban a la fauna local.

    Los reportes de ventiscas incrementaron dos días después, las personas tuvieron que ocultarse en los sótanos para evitar morir congelados y lo mismo pasó con los pokémon. Aquellos que eran afortunados se metían dentro de sus pokébolas, evitando así una posible muerte por hipotermia o alguna otra enfermedad, no obstante los pokémon salvajes corrían el riesgo de morir al perder su habitad natural de manera repentina.

    Cuando supe de este problema rápidamente dejé la región Teselia y me vine para acá, los reportes dijeron que este problema se inició en la cima de monte plateado, lugar usado antiguamente por Red, el entrenador legendario. La situación no me era favorable, mi especialidad recaía en los pokémon tipo dragón, por ello un escenario plagado de nieve me daba una desventaja abrumadora.

    —Realmente hace frío —susurré, todavía desconocía la causa de esta situación pero si llegaba a la cima tal vez sería capaz de conocer el porqué de este embrollo.

    Antes de emprender la subida me aseguré de que todo estuviese en orden, conté mis pokébolas y revisé mi atuendo. Debido al clima tuve que usar una gabardina de invierno color negro, botas del mismo color y mi inseparable sombrero.

    —Espera un momento, ¿a dónde crees qué vas? —Una voz femenina detuvo mi marcha, no creí que hubiese alguien capaz de llegar a este punto, por lo tanto me volteé para ver a la responsable de mi curiosidad.

    —¿No es obvio?, voy a subir el monte plateado para averiguar la verdad detrás de este invierno de verano.

    —Pierdes el tiempo, un entrenador común no sería capaz de subir esa montaña. Solamente aquellos que han ganado alguna liga regional pueden llegar a la cima. —Aquella chica parecía muy confiada acerca de sus habilidades como entrenadora, vestía un abrigo azul y botas rojas, su cabello castaño a primera vista parecía muy bien cuidado.

    —No soy un novato, conozco los riesgos de esto —respondí tajantemente, hubo un detalle en la chica que me preocupó un poco; su abrigo tenía una pokébola rota bordada en la parte frontal. Aquella insignia pertenecía a los agentes pokémon, una organización secreta cuya función era realizar ejecuciones a criminales peligrosos y terminar con las vidas de humanos o pokémon que amenazan la paz en las diferentes regiones.

    Ellos eran personas despreciables, sus miembros recibían un entrenamiento brutal que les hacía perder la sensibilidad hacia los demás y para colmo sus pokémon también tenían que pasar por torturas inimaginables con tal de llegar al máximo nivel de pelea posible. La organización no se encargaba de combatir, sino de ejecutar, ellos no intercambiaban palabra alguna con el enemigo, simplemente lanzaban los ataques más peligrosos de sus pokémon hasta matar al objetivo a sangre fría.

    —Lo que sea, vete a casa o solo serás un estorbo para mí —sentenció la mujer, quería hacerle caso e irme sin rechistar, pero si los agentes estaban interesados en este sitio entonces los rumores acera de monte plateado eran ciertos. No podía dejar pasar una oportunidad como ésta, por lo tanto negué con la cabeza y decidí revelar la identidad de la chica.

    —Si los agentes pokémon te han ordenado venir aquí entonces no puedo irme, yo estoy aquí para solucionar el problema, no puedo dejar a los pokémon salvajes sufrir por esta nevada tan intensa.

    —¿Cómo sabes de nosotros?, se supone que somos una organización secreta, solamente el campeón y los altos mandos conocen nuestras acciones.

    —Esa pokébola rota bordada en tu abrigo es el símbolo de la agencia, lo sé porque tu organización trató de reclutarme y hacerme ese tonto lavado cerebral que hacen con todos sus miembros. Pero yo los rechacé, nunca me uniría a un grupo tan sanguinario. —La expresión en el rostro de la chica pasó de sorpresiva a sospechosa, sus orbes me quedaron viendo con tanta penetración que me sentía extraño al estar cerda de ella.

    —Es verdad, yo te conozco… Rance, el maestro dragón de ciudad Caolín, un entrenador poderoso que fue seleccionado para formar parte de la organización. Jamás creí que te conocería en una situación tan desesperada, supongo que nada de lo que diga va a detenerte, ¿no es así?

    —Por supuesto, no sé muy bien lo que ocurre, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados mientras los pokémon de Kanto están sufriendo. —Mi sentido del honor no me permitía abandonar a nadie, mucho menos a seres indefensos cuyas capacidades de supervivencia no estaban relacionadas con este intenso frío. Además, como heredero del clan dragón “Colmillo Rojo” de ciudad Caolín era mi deber ayudar a los necesitados.

    —Vaya, vaya, parece que tenemos a un héroe por aquí. —El tono burlesco de la chica no me molestó en absoluto, de hecho no me fastidiaba que me dijeran “héroe”, pues en cierto modo yo encajaba perfectamente en esa descripción. Mis pokémon también podían considerarse como tales, ya que todas nuestras batallas (fuera de las competencias) eran para proteger a los débiles y no tanto para superarnos como un equipo.

    —Tus intentos de molestarme no me van a sacar de quicio, en lugar de perder el tiempo aquí deberíamos estar escalando. Ya que ambos tenemos el mismo objetivo, ¿por qué no trabajamos en equipo?, nuestras probabilidades de éxito aumentará considerablemente.

    —Creo que tienes razón, solamente un imbécil orgulloso rechazaría la ayuda de un entrenador bastante bueno como tú. Los rumores dicen que posees más fuerza de la que aparentas en las competencias regionales, vamos a ver si haces gala de esas habilidades tan sorprendentes. Por cierto, mi nombre es Mana. —La agente Mana se presentó a sí misma con una cordialidad impropia de una ejecutora, sin embargo no tenía interés en conocer más acerca de esta mujer, después de todo solamente seríamos compañeros en esta misión.

    —Subamos el monte plateado entonces, ya verás mis capacidades como entrenador más adelante.

    Nuestro recorrido empezó al adentrarnos en la cueva principal que estaba junto al centro pokémon abandonado, las piedras yacían congeladas por el intenso frío que se sentía desde afuera y eso perjudicó a ciertos pokémon tipo tierra como Sandslash o Dugtrio. El piso se volvió resbaloso por las pequeñas capas de hielo seco que lentamente se formaban debido a la humedad de la cueva, Mana se agarró de unas rocas para evitar perder el equilibrio.

    —Esto es extraño, ¿tú sabes por qué empezó todo, Mana? —cuestioné.

    —Sí, por alguna misteriosa razón el pokémon legendario Articuno empezó a lanzar poderosas ventiscas por toda la región, esto nos dio mala espina porque normalmente Articuno es bastante tranquilo y no suele causar problemas. Algo debió haberle ocurrido para que se comportase de esa forma. —La explicación de Mana tenía sentido, ningún otro pokémon de Kanto tenía la fuerza para iniciar un invierno eterno, además el relato encajaba a la perfección con los avistamientos que dicho pokémon tuvo por estos lados antes de comenzar la nevada mortal.

    —Me parece extraño que toda esta nieve pueda ser producto de un solo pokémon, ¿segura qué no me estás ocultando nada? —cuestioné con cierto recelo, esto se debía a mi desconfianza hacia los agentes pokémon, pues yo no estaba de acuerdo con sus métodos. Sin embargo, tampoco era un blandengue repleto de dudas a la hora de actuar implacablemente.

    —Lo mismo pensamos nosotros, pero hablamos de un pokémon legendario, no por algo son considerados los especímenes más fuertes del mundo. Seguro ya sabes cuáles son mis órdenes, ¿verdad?

    —¿Matarás a Articuno?

    —Haré lo que tenga que hacer, espero no interfieras con tu estúpido sentido del honor. —Tras esa declaración decidimos guardar silencio y nos concentramos en avanzar por el suelo resbaloso, caminamos algunos metros hasta que llegamos a unas escaleras que nos condujeron a una parte más alta de la montaña. El piso ya no estaba tan peligroso, por lo tanto pudimos caminar normalmente hasta que salimos a un corredor angosto repleto de estalactitas.

    Tuve un mal presentimiento en ese momento, porque más adelante la cueva se hacía más amplia y naturalmente el número de púas congeladas también fue en aumento.

    —Espera, escucho algo —comentó Mana.

    —Yo también lo he escuchado. —A lo lejos oí murmullos misteriosos que cada vez se estaban volviendo más repetitivos, mi instinto me decía que eran voces de pokémon por la tonalidad irregular que estos tenían. Al cabo de unos segundos vimos a los dueños de dichas voces, frente a nosotros yacían cuatro Glalie con cara de pocos amigos.

    Glalie era un pokémon nativo de la región Hoenn, se me hizo bastante raro verlo en esta cueva tan lejos de casa, ¿acaso había venido aquí por su propia cuenta?, algo no estaba bien, en teoría no eran pokémon bastante agresivos, pero esas miradas tan penetrantes y siniestras decían todo lo contrario.

    —Muévanse —ordenó Mana, sin embargo ningún tipo hielo se movió de su lugar.

    —Parece que no van a dejarnos pasar, debemos luchar con ellos. No los vayas a matar —sentencié, Mana me ignoró y en lugar de responderme sacó una pokébola negra de su bolsillo.

    —Yo decidiré eso, ¡vamos, Metagross! —El pokémon tipo acero salió sin emitir ningún sonido, Mana me hizo una seña con la mano diestra, indicándome a dos Glalie enemigos —. Hazte cargo de la mitad.

    —Vale, ¡Haxorus, es hora! —grité, de inmediato el espécimen tipo dragón salió soltando un rugido estremecedor. Sabía que los tipo hielo tenían una ventaja abismal sobre los dragones, pero mi entrenamiento en las montañas heladas nos había hecho resistentes incluso a eso —. ¡Ataca con demolición! —ordené, mi pokémon rápidamente corrió a una velocidad bestial hacia el primer Glalie, posteriormente lanzó un golpe con su garra zurda directo a la coraza del enemigo.

    Su compañero trató de auxiliarlo con un rayo de hielo hacia la extremidad atacante de Haxorus, ¡pero eso no iba a funcionar!, mi pokémon logró resistir el ataque y al mismo tiempo completó el golpe directo a Glalie. Los movimientos tipo lucha eran efectivos contra los tipo hielo, por lo tanto el daño que recibió fue demoledor.

    El Glalie restante se intimidó por la fuerza de Haxorus, en condiciones normales esa simple demostración de fuerza debía bastar para hacerlos correr del lugar, pero contra todo pronóstico se mantuvo firme. ¿Acaso tenía órdenes de detener a los intrusos?, su comportamiento no estaba siendo el correcto para un pokémon salvaje.

    Era como si tuviese la indicación de permanecer aquí…

    Un rayo de hielo salió de la boca del pokémon, por suerte mi Haxorus logró evadir con un salto hacia la derecha.

    —¡Utiliza garra dragón! —Las garras de Haxorus se tornaron negras, de inmediato éste corrió a toda marcha contra Glalie y sin piedad alguna desgarró la coraza del enemigo. Glalie no poseía mucha velocidad, por lo tanto le fue imposible evadir las garras de mi poderoso dragón —. ¡Termina con demolición! —Glalie trató de contraatacar usando triturar, pero mi Haxorus fue más rápido al recibir su mordisco con un golpe directo a la mandíbula.

    El impacto fue muy grave, tanto que el Glalie salió volando varios metros hacia atrás y para empeorar las cosas acabó por dañarse la boca. No quería pelear más, la batalla debió haber terminado cuando ellos vieron la fuerza de mi Haxorus.

    ¿Por qué siguieron insistiendo en combatir?

    —Haxorus, regresa.

    Mana por su parte también había terminado con sus dos oponentes, Metagross liquidó a los Glalie usando puño meteoro, sin embargo ella no le ordenó a su pokémon asesinar a los inocentes atacantes.

    —No vale la pena gastar energías con debiluchos como ellos. —A pesar de haber dicho eso Mana se veía molesta por tener que luchar contra pokémon salvajes. En menos de un parpadeo los rivales trataron de levantarse y al no tener más fuerza para combatir se retiraron —. Metagross, regresa. —La ejecutora devolvió a su compañero a la pokébola, luego siguió su marcha silenciosamente.

    —Me pareció extraño el comportamiento de los Glalie hace un momento, ¿no te parece? —cuestioné.

    —La verdad no, explícame. —Menudos modales tenía esta chica, a pesar de ser compañeros de equipo nuestra relación era demasiado tóxica.

    —Un pokémon salvaje se retira cuando no puede ganar una batalla, es parte de su instinto de supervivencia, porque a diferencia de los pokémon entrenados los salvajes no tienen donde curarse. Ellos pueden morir si reciben una herida y no logran atendérsela. —Mi explicación fue fácil de entender, tanto que Mana se llevó la mano al mentón y cerró los ojos por un momento.

    —Es verdad, ellos nos atacaron sin haber pisado su territorio, porque naturalmente ellos no deberían estar aquí. ¿Acaso Articuno los habrá llamado? —preguntó.

    —Es probable, ya que ambos son tipo hielo.

    Logramos salir de la cueva principal y nos fuimos a un desfiladero natural, monte plateado tenía pequeñas zonas con árboles y arbustos congelados que cubrían la subida empinada, a unos veinte metros sobre nosotros yacía la segunda cueva mayor.

    —Parece que vamos a escalar, ¿tienes conocimientos de alpinismo, Rance? —Mana sacó de su abrigo una cuerda y varios picos que clavaba sobre las piedras para subir.

    —No realmente, pero puedo subir de todas formas. ¿No tienes a un pokémon qué sepa vuelo? —pregunté casi como si fuese una burla.

    —Sí lo tengo, pero el viento está muy fuerte y es peligroso para nosotros volar con estas condiciones. —Muy buen punto, Mana en realidad no era una muchacha alocada o aventurera por su posición de ejecutora, al contrario, analizó la situación calmadamente y vio las opciones posibles para subir. Tras revisar las condiciones del clima también llegué a la misma conclusión: montar pokémon con el viento helado era un suicidio, si a ellos les iba a complicar mucho la despegada a nosotros fácilmente podría tirarnos de cualquier lomo.

    Subir hasta la segunda entrada fue un reto más complicado de lo que pensé, en primer lugar las piedras estaban más resbalosas de lo que aparentaban y para colmo estuve a punto de caerme por culpa de las ventiscas. Mana subió sin mayor inconveniente, la diferencia entre nosotros a la hora de escalar resultó bastante notable.

    —Te has tardado bastante. —Justo como pensé, Mana no desaprovechó la oportunidad para mostrar superioridad ante mí, un gesto típico de la agencia incluso en misiones oficiales.

    —Yo no tenía un equipo de alpinismo ni experiencia con eso, es un milagro que haya podido subir —respondí.

    —Como sea, debemos seguir subiendo. —Regresamos a la cueva sin mucho entusiasmo, las piedras congeladas nuevamente hicieron acto de presencia frente a nosotros. El sendero que debíamos recorrer se congeló, por lo tanto tuvimos que agarrarnos de las paredes nuevamente, la verdad no me gustaba caminar de esta forma, pues limitaba el número de pasos que podíamos dar en una hora y también podía ser peligroso si nos llegase a molestar un pokémon salvaje.

    —¿Cuánto falta para llegar? —preguntó Mana.

    —Un rato más, ya casi salimos del sendero congelado. —Pasaron otros cinco minutos de extensa caminata, las paredes poco a poco se fueron congelando también, por lo consiguiente fuimos incapaces de usarlas como soporte.

    —Creo que tenemos compañía. —Justo cuando pudimos llegar a una nueva sección de la cueva aparecieron dos Sneasel, en sí la especie no era muy poderosa y tampoco debíamos tener problemas al enfrentarnos a ellos. O al menos eso pensé…

    —Rance, seguro ya sabes el peligro de este encuentro, ¿verdad? —Mana señaló el techo de la cueva, fue ahí donde vi muchas estalactitas congeladas meneándose peligrosamente de un lado a otro, cualquier movimiento en falso y éstas podrían caerse sobre nosotros para darnos un final malo.

    —Lo sé, luchemos con los pokémon más chicos que tengamos. ¡Yo te elijo, Charizard! —exclamé, mi compañera casi se dio un facepalm cuando vio mi elección.

    —Dijiste que elegiríamos al más chico de estatura, ¿qué demonios pasa contigo? —La chica realmente lucía enojada, sus orbes se llenaron con resentimiento y malas palabras que era mejor no interpretar.

    —Lo siento, no tengo ningún pokémon pequeño. —Charizard rápidamente puso la vista en su oponente, el Sneasel lo provocaba con sus garras y le incitaba a lanzar el primer ataque. En años pasados esa técnica tan simple hubiese bastado para iniciar una pelea, pero ya no éramos los mocosos que salieron de ciudad Caolín.

    Se necesitaban más que burlas para poder molestar a Charizard, años de entrenamiento midiendo el auto-control finalmente rindieron frutos en una situación de vida o muerte. Mana soltó un suspiro cuando escuchó mi declaración, posteriormente sacó de su pokébola un Hawlucha, pokémon de la región Kalos y famoso por compartir dos tipos muy diferentes: Lucha y volador.

    —El mismo plan de siempre, yo me ocupo de uno y tú de otro. —Mana rápidamente mandó a su Hawlucha directo a la carga —. ¡Utiliza golpe de karate! —exclamó la chica, posteriormente el pokémon luchador arremetió contra su adversario dando un potente karatazo directo al rostro. No obstante el pokémon tipo siniestro dio un salto en reversa y contraatacó usando cuchillada.

    Mana no era ninguna novata, rápidamente vio venir ese ataque por lo consecuente planeó una estrategia de respaldo.

    —Detén la cuchillada con tus manos. —El comando podía parecer tonto y pedante, ¿quién en su sano juicio se atrevería a parar las garras de un Sneasel salvaje?, sin embargo, Hawlucha rápidamente detuvo a su oponente por la muñeca y luego lo mandó a volar con una llave de lucha libre —. Trata de que no choque mucho en las paredes y ten cuidado con las estalactitas —comandó, de inmediato Sneasel 1 se levantó y cargó contra el luchador de nuevo.

    Lo que pasó después fue muy interesante, Hawlucha volvió a quedarse parado frente al embate enemigo, Sneasel no dudó en usar su mortal cuchillada otra vez, pero justo antes de conectar el ataque la garra del pokémon quedó a centímetros de sus ojos. A primera vista parecía que Sneasel había detenido su ataque, pero al ver con más detenimiento la acción claramente vi como Hawlucha dio un pasito muy pequeño hacia atrás, quedando así la guardia del rival totalmente desprotegida.

    —Termina con demolición. —El pokémon luchador simplemente remató a su adversario de un karatazo, la potencia del impacto fue tanta que Sneasel tuvo que retroceder debido a las heridas de su cuerpo —. Si fuese tú me iría, te daré una oportunidad de salir vivo. —Mana no se andaba con tonterías, su Hawlucha nada más esperaba la orden de acabar con la vida de su oponente, no obstante el Sneasel comprendió su derrota y sin decir nada se retiró.

    Eso me dejaba a mí contra su compañero, el otro pokémon siniestro utilizó mofa con tal de fastidiar a Charizard, por suerte mi querido no-dragón logró resistirse al movimiento engatusador.

    —Es hora de luchar, Charizard. —La imponente lagartija elevó sus alas y prestó atención a las estalactitas que yacían sobre su cabeza, por un momento pensé en derretirlas con un lanzallamas, pero esa idea realmente era mala. Las estalactitas normalmente eran de roca sólida o de algún mineral concentrado dentro de una cueva, si algo de repente quitara las capas de hielo que estaban sobre las mismas existía el riesgo de un desprendimiento en cadena, pues era imposible derretir tantos minerales de un solo impacto.

    Antes de ordenar un movimiento le di un último vistazo al campo, había espacio para maniobrar en tierra y poco sobre los cielos, por lo tanto la manera más segura de proseguir el combate era corriendo.

    —Charizard, no vayas a volar. —Mi comando fue escuchado justo a tiempo, el pokémon volador estuvo a punto de emprender un vuelo peligroso en medio de las estalactitas —. Será peligroso si llegan a caerse las picas, lo mejor será enfrentar a Sneasel de frente. —Mi pokémon fijó de nuevo su mirada en su adversario, pasaron cinco segundos examinándose mutuamente hasta que Sneasel se animó a realizar el primer movimiento.

    La diferencia de tamaños era un asunto considerable, Charizard ganaba en tamaño y en peso, pero éramos superados en velocidad. Un combate prolongado no nos convenía, ya que corríamos el riesgo de provocar desprendimientos dentro de la cueva congelada.

    —¡Utiliza garra dragón! —ordené, Sneasel predijo ese movimiento y en lugar de retroceder se lanzó a la carga usando cuchillada. Los dos ataques chocaron con suma fuerza, el impacto hizo temblar un poco las paredes del lugar, por lo consiguiente tuve que pensar en una contra-estrategia para ello —. Charizard, aléjate de Sneasel o serás aplastado por las estalactitas. —Mi pokémon obedeció la orden con sumo detalle, batió sus alas fuertemente para repeler a Sneasel y al mismo tiempo dio un pequeño salto hacia atrás que le hizo ganar distancia.

    —¿Qué estás haciendo?, termina de una vez. —Se quejó Mana.

    —Utiliza lanzallamas. —No me gustaba terminar los combates de esta manera, pero la situación ameritaba concluir rápidamente, el fuego que salió disparado de la boca del no-dragón impactó sobre Sneasel y le provocó quemaduras muy graves. Traté de acercarme lentamente al pokémon derrotado, pero éste se levantó herido y salió corriendo de mi vista —. Buen trabajo, Charizard. —regresé al tipo volador-fuego de vuelta a su pokébola, posteriormente solté un suspiro y me re acople junto a Mana.

    —Bien hecho, ahora continuemos. —No dijimos nada más, prácticamente la fricción en nuestras ideologías hacía imposible una comunicación efectiva entre nosotros. Sin embargo no me molestaba en lo absoluto, ambos pertenecíamos a mundos totalmente diferentes y lo mejor era evitar una relación con este tipo de personas.

    O eso fue lo que pensé…

    Mana se adelantó un poco debido a sus ganas de avanzar, la distancia llegó a ser de siete metros debido a la indiferencia de su actitud. No obstante, esa frialdad fue lo que me permitió ver la amenaza que estaba sobre su cabeza.

    Mi batalla contra Sneasel había emblandecido el soporte de las estalactitas, al parecer Mana no se dio cuenta de ello pues avanzaba sin mucha preocupación hacia el siguiente pasillo de la cueva. ¡En ese momento unas púas congeladas comenzaron a tambalearse de izquierda a derecha!, rápidamente corrí sobre el piso congelado en dirección a Mana…

    ¡Por favor, Arceus!, ¡no hagas que me resbale ahora!

    Afortunadamente la caída mortal brilló por su ausencia, sin preguntarle nada tomé a Mana de la cintura y la empujé hacia adelante con todo el peso de mi cuerpo, la chica se sorprendió mucho al verse atacada por la espalda, pero de inmediato comprendió lo que ocurría.

    —¡Cúbrete! —grité, sin pensarlo dos veces abracé a Mana para que las estalactitas no pudieran hacerle daño, éstas comenzaron a caer repentinamente por toda la cueva y al parecer no paraban. El sonido de los minerales chocando contra el suelo me dio escalofríos, quería ponerme de pie y salir corriendo pero no podía dejar a Mana confundida en el piso.

    Las estalactitas siguieron cayendo durante veinte segundos más, en ese tiempo pude sentir como el cuerpo de Mana temblaba del miedo y la desesperación. A pesar de haber entrenado su mente para enfrentar la muerte, al momento de la verdad toda esa preparación se iba para el caño, lo sabía porque yo también estaba temblando de pánico y horror.

    —¡Ah! —Sentí como una piedra golpeó mi espalda con tremenda fuerza, por suerte no era tan grande y la herida no quedaría en más que una cicatriz. No obstante, el dolor del momento fue tan grande que mi abrazo se debilitó.

    —¿Rance?, ¿estás bien? —cuestionó alarmada, Mana intentó soltarse cuando dejé de hacer presión sobre su cuerpo —. ¿Te lastimaste? —me volvió a preguntar con suma preocupación.

    —Sí, no te preocupes. —Salimos de la zona de riesgo y nos pusimos a salvo en la siguiente planta de la colina, las paredes se veían seguras y el techo carecía de esas molestas púas, por lo tanto fuimos capaces de relajarnos. Traté de respirar profundamente para olvidar el dolor, pero éste era tan penetrante que me dejó sin fuerzas durante un momento.

    —Más adelante está la cima, pero sugiero que tomemos un descanso de treinta minutos antes de avanzar. De lo contrario no podrás combatir. —Mana volvió a su personalidad fuerte de siempre, no obstante me sorprendí mucho cuando empezó a temblar o la manera en que se preocupó de mi estado físico.

    La verdad tenía una pésima imagen acerca de los agentes pokémon, mis malas experiencias con ellos me hicieron pensar que eran personas frías y sin sentimientos. Actuando como si fuesen máquinas de matar mientras lanzaban comandos asesinos a sus pokémon, hasta hace unos momentos eran personas extraterrestres para mí…

    Pero las reacciones de Mana me contradijeron mucho, en primer lugar, ¿por qué una agente se preocupó de mi bienestar?, esta herida no era grave y debido a ello pudimos cubrir mayor terreno si no hubiésemos hecho esta parada. La filosofía de esos monstruos era cumplir la misión sin importar las bajas humanas o pokémon que pudiesen presentarse en el camino.

    ¿Acaso ella era diferente?

    ¿O solo hacía eso por bondad?

    —Es bastante raro que me hayas dado oportunidad de recuperarme, ¿no era tu misión detener el invierno?

    —Lo es, pero no voy a dejar a nadie atrás. Por cierto… Gracias por haberme salvado, estaba muy asustada cuando esas estalactitas comenzaron a caerse, odio reconocerlo pero hoy fuiste el héroe. Entiendo que no te agraden los agentes, pero comprende que no todos somos unos asesinos fríos de corazón. —Mana soltó un suspiro melancólico, sus orbes lentamente se fueron desviando hacia el techo de la cueva —. Eres demasiado bueno, Rance, pero no todos tenemos la fortuna de vivir con ese honor tuyo.

    —¿A qué te refieres? —pregunté.

    —Mira este invierno interminable, ¿no es deprimente?, incluso esta cueva que estaba acostumbrada al frío está sucumbiendo por la presión. —La chica desvió totalmente mi pregunta o al menos eso pensé, tras esa afirmación tan confusa por fin decidió decirme sus razones —. El mundo es mejor ahora que hace veinticinco años, la enorme guerra que azotó la región Kanto ahora está en el pasado y ya no quedan rastros de los veteranos. Se podría decir que todos los conflictos de la edad política terminaron y las regiones por fin lograron acabar con la maldad, pero ésta siempre escoge las mejores formas para volver. La humanidad siempre cometerá actos malvados, eso es una realidad y de igual forma los pokémon poseen un instinto salvaje que los vuelve agresivos contra aquellos individuos más débiles. Humanos, pokémon, al final todos estamos expuestos a la maldad. —Esas palabras fueron demasiado deprimentes, quería contradecirla con alguna frase heroica que apaciguara el momento, pero no encontré nada para retractarla de esa afirmación. En cierto modo ella estaba en lo cierto.

    —Es difícil definir el concepto de maldad, al menos así lo veo yo.

    —No es muy complicado cuando la has vivido en carne propia, yo no entré a los agentes porque me gustara matar personas o pokémon, lo hice por motivos personales. Hace tiempo era como tú, participaba en torneos regionales y daba lo mejor de mí junto a mis queridos pokémon, hasta que un día todo cambió… —Mana guardó silencio durante unos segundos, cerró ambos ojos con cierta nostalgia y se transportó a sí misma a un lugar diferente, no podía explicar bien esta sensación depresiva que nacía lentamente en mi interior —. Mis padres eran investigadores pokémon, hace dos años unos ladrones del equipo Plasma entraron a mi casa y asesinaron a mis padres, a todos los pokémon que vivían en la casa y destruyeron todo. Lo más irónico fue que no se pudieron llevar su investigación, porque la habían mandado a Kalos por una revisión.

    Mana no explicó más del asunto y era mejor así, recordar esas vivencias tan horribles podría ser contraproducente para la misión. Por un momento sentí la necesidad de abrazarla para reconfortar esas memorias desastrosas, pero luego contuve esas emociones heroicas para no crear malos entendidos.

    Sin embargo no pude resistir más, mis brazos se movieron lentamente hacia Mana y tras un ligero apretón pegué su cuerpo al mío. Nunca me imaginé abrazando a una agente, toda mi vida los había odiado y tratado con frialdad, incluso llegué a pedir su erradicación muchas veces a la liga pokémon.

    Pero aquí estaba yo, sumido en un abrazo fraternal con una persona que ha matado a cientos de pokémon y humanos por igual. Mana no se resistió, sencillamente dejó que la abrazara por unos instantes.

    —Si dos personas están juntas pueden conservar el calor, esto sirve para que no se entuman nuestros músculos y podamos continuar el recorrido —comentó ella.

    —Es verdad, todo sea por el bien de la misión —reafirmé.

    Estuvimos pegados unos minutos, cuando el momento pasó nos separamos sin decir nada. Este silencio no resultó incómodo, sino todo lo contrario, pues me sentía más tranquilo junto a Mana y esa barrera ideológica que nos separaba desde un inicio se acortó considerablemente.

    —Ya me siento mejor, subamos a la colina y detengamos este invierno. —Fui el primero en ponerse de pie, Mana suspiró y se paró también.

    —Haré lo que tenga que hacer, espero lo entiendas. —Y tras esa frase caminamos hacia la cima…

    Fin del capítulo 1





    Eso ha sido todo, el capítulo dos estará el día 20.
     
    Última edición: 21 Marzo 2017
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    George Asai

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    Título:
    Poder congelado
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    2
     
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    5017
    Capítulo 2: Una fría realidad

    La cima de la montaña estaba repleta de nieve, nuestra visibilidad se vio reducida en un ochenta por ciento debido a las grandes corrientes de viento que azotaban el lugar más alto de toda la región Kanto.

    —Rance, mira hacia el frente. —Mana señaló con su mano diestra un espacio vacío hacia adelante, en un principio no vi nada, pero al ajustar bien mis orbes pude identificar al enorme pájaro volador emanando ventiscas de sus alas.

    —No nos equivocamos, avancemos un poco más para verlo más de cerca. —Caminamos unos cuantos pasos en medio de la nieve, por un momento dejé de sentir mis manos y los pulmones empezaron a dolerme al respirar. La altura y el frío definitivamente no eran una buena combinación para los humanos, Mana me entregó un cubre-bocas y al mismo tiempo me tomó de los hombros.

    —Avancemos en fila india, así no nos perderemos entre toda esta nieve. —Los dos nos pusimos los cubre-bocas por seguridad, posteriormente tratamos de acercarnos al pokémon legendario sin hacer mucho escándalo —. Articuno, ¿por qué estás creando este invierno interminable? —La voz de Mana no logró conectarse con Articuno, por el contrario éste se dio la vuelta y nos miró bastante molesto.

    —Gran ave legendaria, detén esta ventisca mortal que has creado, ¡te lo pedimos de corazón!, muchos pokémon inocentes van a morir si continúas haciendo esto. —Articuno volvió a ignorarnos, mis palabras tampoco pudieron tocar su corazón y debido a ello nos atacó usando un rayo aurora directo de su boca.

    —¡Cuidado! —exclamó Mana, rápidamente nos agachamos y tiramos al piso, sobre nuestras cabezas pasó un imponente ataque, cuya fuerza bastó para formar un agujero en la pared rocosa que estaba detrás nuestro.

    —Si ese ataque nos hubiese dado seguramente habríamos muerto —afirmé, decidimos levantarnos lentamente, no queríamos alterarlo más de lo que ya estaba, por lo tanto retrocedimos para evitar cualquier otra confrontación directa con él.

    —Parece que no va a escucharnos, ¡es hora de pasar a la acción! —exclamó, sin embargo me puse frente a ella y negué con la cabeza.

    —Déjame hablar con él, podemos resolver esto sin violencia. —Aún no sabía si esta agresividad era debido a un proceso natural o simplemente mala intención de Articuno. Por esa misma razón me negaba a luchar con él, quería demostrarle a Mana que todavía se podían realizar las cosas del modo correcto, sin tener que recurrir a ejecuciones sangrientas o muertes innecesarias.

    —No va a funcionar, terminarás lastimado si te acercas desprevenidamente. Además, Articuno se negó a comunicarse con nosotros. —Mana estaba en lo cierto, nuestro primer intento posiblemente fue el último, aun así yo quería entender el porqué de esta ventisca sin sentido.

    ¿Para qué poner en riesgo la vida de muchos pokémon inocentes?

    Seguramente había un motivo detrás de cámaras, algo que me diese la razón para mostrarle a Mana que no todo el mundo había caído víctima de la maldad.

    —Mana, por favor déjame hacer esto, te lo ruego.

    —Uh… Está bien, pero ten cuidado. —Contra todo pronóstico Mana no puso más trabas a mi capricho insensato, tras convencerla me acerqué de nuevo al pokémon legendario y con una sonrisa levanté mis manos —. No vengo a luchar contigo, solo quiero que me expliques la razón de todo esto, Articuno, yo sé que no eres malvado. —Conforme iba avanzando el pokémon me estaba viendo con una hostilidad enorme, sus orbes filosos estaban esperando el momento preciso para asesinarme a sangre fría. Podía sentir esa emoción por todo mi cuerpo, no obstante la ignoré y seguí adelante.

    La ventisca se hizo más fuerte, Articuno me estaba corriendo por la fuerza y la intensidad del viento comprobó tal afirmación. No comprendía, de niño creía que los pokémon eran buenos por naturaleza y éramos nosotros quienes los usábamos para cometer fechorías. Por eso me entrené de esta forma, luché contra infinidad de villanos y gané muchos trofeos, todo con tal de proteger ese ideal utópico que me inculcaron desde chico.

    —¡Articuno!, ¿por qué estás tan molesto?, ¿acaso te hemos hecho algo para desatar tu furia?, si es así perdónanos, hemos cometido errores en el pasado pero trabajando juntos los pudimos superar. ¡Somos amigos!, humanos y pokémon deben estar juntos para poder coexistir, ¿no es así?, ¿es por ello qué estás molesto? —El imponente pájaro negó con la cabeza y aleteó con más fuerza, de inmediato tuve una visión, en ella aparecían las tres aves legendarias luchando en una ciudad desolada por el caos, no podía describir bien las emociones que sentí cuando vi esas aterradoras imágenes.

    ¿Era esto una predicción?

    ¿O solo un recordatorio?

    —Rance, déjalo ya… —susurró Mana, me di la vuelta y pude ver como su rostro lentamente se iba volviendo más pálido debido al frío, de igual forma la chica soltó un suspiro misterioso que me preocupó —. Él no se va a detener, esto es parte de una profecía especial.

    —¿A qué te refieres?, ¿por qué me estás diciendo esto?

    —Articuno ya te lo ha mostrado, la profecía dice que los tres titanes de Kanto se juntarán para arreglar sus diferencias en una pelea mortal. Lugia ya no vendrá, por lo tanto Articuno está creando este caos para llamar a sus dos oponentes y así empezar una batalla de odio entre esos tres individuos. Ahora lo entiendo todo, esta ventisca es solo el comienzo del caos, habrá mucha muerte en ese combate y seguramente acabará en un final triste. —Esa predicción debía estar errónea, ¡Lugia debía regresar!, ¡solo él podría calmar a esos tres titanes sin derramar una gota de sangre!

    —No puede ser, debe haber otra manera…

    —Lugia no vendrá, su leyenda solo aplica a las islas naranja. En la región Kanto no hay guardián del cielo, por lo tanto es nuestro deber terminar esto antes de que comience. —Mana sacó una pokébola de su bolsillo y miró al pokémon tipo hielo con una mirada deprimente —. ¿Ahora me entiendes?, este pokémon es malvado y nuestra misión es matarlo.

    —El fin justifica los medios, ahora lo entiendo todo… —Y sin decir más llevé mi mano diestra al bolsillo, posteriormente saqué una pokébola negra con líneas doradas (la bola lujo) —. ¡Luchemos a muerte, Articuno!

    El pokémon que saqué fue Garchomp, mi poderoso dragón soltó un rugido estremecedor y luego voló para enfrentar al pájaro de hielo. Mana por su parte sacó de nuevo a Metagross, éste no se veía cansado a pesar de haber luchado hace unos minutos.

    —Metagross, usa levitón. —Ambos contendientes fijaron sus orbes en el enemigo, Articuno rápidamente voló por los cielos y al mismo tiempo atacó usando rayo de hielo. Metagross no podía volar tan rápido, por ende tuvo que defenderse usando protección.

    —¡Evade! —Mi pokémon dragón era mucho más rápido de lo que aparentaba, el ataque de Articuno pasó de largo cuando Garchomp se elevó hasta quedar frente a frente con el legendario —. ¡Lanzallamas! —La velocidad de mi ataque rebasó por mucho la capacidad de reacción que Articuno tenía, el pájaro azul recibió de lleno el lanzallamas y debido a ello se vio forzado a bajar para reacomodar su posición.

    Justo lo que tenía planeado…

    —¡Metagross, ataca con puño meteoro! —Articuno se concentró tanto en huir de Garchomp que olvidó por completo a su otro enemigo, el pokémon de acero cargó con un puñetazo plateado directamente hacia el pecho de Articuno.

    —¡Garchomp, usa carga dragón para atacar desde arriba! —La embestida de ataques no paraba, el pokémon legendario podía ser fuerte en un 1 vs 1, pero si lo atacábamos al mismo tiempo y bajo una coordinación especial ni siquiera sus estadísticas elevadas lo volvían rival para Metagross y Garchomp.

    Ambas técnicas conectaron sobre el rival provocando un daño considerable en éste, los dos pokémon siguieron empleando sus mejores técnicas para agobiarlo en un combate cercano carente de pausas o retrocesos. Articuno se veía desesperado, sus ataques más poderosos se veían neutralizados gracias a la protección de Metagross y la velocidad de Garchomp.

    —No lo haces nada mal, Rance. —Mana sonrió mientras apreciaba el panorama, teníamos a Articuno controlado y era cuestión de tiempo antes de asestar la puñalada final.

    —Lo mismo digo de ti, terminemos esto rápido. —No deseaba seguir con este combate, por más que haya aceptado los términos de Mana mi moral y honor seguían carcomiéndome como pequeños Caterpie a la hora de invernar.

    De repente el frío comenzó a incrementar, el pokémon legendario se posó frente a nosotros y con gran magnificencia aleteó durante tres segundos, posteriormente miró a sus dos contrincantes con un odio penetrante que incluso yo pude sentir. Fue ahí donde noté un detalle que sería crucial para el desenlace de este encuentro.

    —¡Va a usar ventisca! —grité, Garchomp rápidamente se puso delante de mí y sin decir nada extendió sus brazos para cubrirme.

    —¡Metagross, usa protección! —La potencia del ataque fue tan devastadora que las piedras que estaban detrás se destruyeron por la presión del frío, Garchomp cayó de rodillas al piso y casi perdió el conocimiento por la fuerza de Articuno —. Rance, ¿cómo está Garchomp? —cuestionó Mana un poco preocupada.

    —Tranquila, ¡esto no es nada! —Y sin mayor problema Garchomp soltó un rugido que sorprendió un poco al pokémon legendario —. Hemos entrenado durante el invierno en Monte Corona, también estuvimos luchando en los lugares más fríos de Teselia, ¡esa débil ventisca no va a derribarlo luego de diez años de entrenamiento bruto! —grité, Garchomp respondió cargando contra el pájaro azul mientras extendía sus garras —. ¡Cuchillada! —A pesar de la velocidad de mi pokémon la ventisca mermó un poco su rapidez, fue por ello que pudo evadir y volar hacia atrás para volver a posición defensiva.

    —Sabía que tu reputación no era falsa, mira que soportar una ventisca sin ningún tipo de protección es algo que debo reconocer. Metagross, no podemos quedarnos atrás, ¡utiliza puño bala! —Las manos del pokémon acero se tornaron plateadas, posteriormente se deslizó hacia el frente de Articuno y le pegó dos puñetazos certeros en el pecho que lo lanzaron contra el suelo, ¡era nuestra oportunidad de acabarlo!

    —¡Termínalo con garra dragón! —Garchomp voló nuevamente en picada para desgarrar las alas del oponente, sin embargo Articuno mostró su enorme resistencia cuando utilizó el rayo de hielo directo al suelo para impulsarse hacia las nubes, de inmediato vio a Garchomp chocar sus garras con el piso por lo tanto aprovechó esa oportunidad para contraatacar —. ¡Cuidado! —exclamé, Articuno lanzó una ventisca mucho más poderosa que la anterior, ante eso no teníamos ninguna defensa o al menos eso creí.

    —¡Metagross, desvía la ventisca con tus poderes psíquicos! —El pokémon de Mana levitó más alto de lo habitual, sus ojos brillaron con un resplandor violeta que lo hacía parecer un robot. La fuerza psíquica de Metagross fue sorprendente, gracias a sus poderes la ventisca que iba a impactarnos se desvió hacia la derecha, chocando con el Monte Plateado y congelando una enorme parte de la montaña en el proceso.

    De no ser por esa genialidad habríamos recibido mucho daño, a pesar de nuestro entrenamiento inhumano las capacidades de Garchomp tampoco eran dignas de Arceus, un gran número de ventiscas poderosas podían matarlo como a cualquier otro pokémon dragón.

    Articuno aprovechó esa oportunidad para retroceder un poco, teníamos la ventaja de número y también mayor habilidad de combate. No obstante, los pokémon legendarios se consideraban como tal debido a su enorme fuerza bruta, bajar la guardia no estaba permitido frente a este tipo de oponente. Lo que pasó después fue inesperado, Articuno levantó unas piedras del suelo y las lanzó contra nosotros, Garchomp no tuvo mayor problema en romperlas todas con demolición y Metagross tampoco sufrió mucho desviándolas con sus poderes psíquicos.

    Desgraciadamente no nos dimos cuenta del error que cometimos.

    ¡Articuno había usado poder pasado!

    Las estadísticas del pokémon rival subieron gracias al efecto secundario de poder pasado, Metagross rápidamente dejó de levitar y se plantó con fuerza en el piso, Garchomp hizo lo mismo al colocarse a lado de su compañero.

    —Se viene la ventisca, ¡tengan cuidado! —ordenó Mana, las alas de Articuno se batieron con tanta fuerza que los cuatro salimos disparados hacia la pared de la montaña congelada. Por suerte el impacto no fue muy fuerte, sentí un impacto peligroso en mi columna, pero a primera vista nada importante.

    —Mana, ¿estás bien? —cuestioné, Mana no me respondió —. ¿Mana? —volví a preguntar.

    —Estoy bien, me he pegado en la cabeza, eso es todo. —Cuando la neblina se disipó un poco pude ver a Mana muy pálida, sus ojos a duras penas se mantenían abiertos y para colmo tenía que apoyarse sobre la pared.

    —No luces nada bien, creo que deberías descansar.

    —¡De ninguna manera! —Y contra todo pronóstico Mana se levantó, la chica tuvo que darse cachetadas a sí misma para mantenerse despierta y así poder comandar a Metagross correctamente —. Este tonto golpe no va a detenerme, ¡sigamos luchando!

    —Como tú digas, ¡Garchomp, usa lanzallamas! —El ataque de mi dragón fue neutralizado gracias a un ventarrón helado que apagó las llamas sin ningún inconveniente, gracias a poder pasado Articuno se había vuelto mucho más poderoso.

    —¡Metagross, utiliza cabezazo zen! —El cuerpo del pokémon acero se cubrió de un aura morada, posteriormente cargó contra el legendario en busca de atacar su pecho nuevamente. Sin embargo, Articuno evadió el ataque al volar un poco más rápido y así quedar frente al pokémon psíquico —. ¡Cuidado! —El pájaro azul golpeó a Metagross con viento aciago, un movimiento tipo fantasma que era muy efectivo.

    —Demonios, ahora que se ha vuelto más poderoso ya no podemos luchar con él ni controlarlo. Supongo que debo usar mi arma secreta. —Metí mi mano al bolsillo derecho, de inmediato saqué un anillo negro con una gema colorida y brillante que sobresalía incluso en medio de tanta nieve —. Es hora de megaevolucionar, ¡Garchomp, destruye a tu oponente con todo lo que tengas! —El cuerpo de mi dragón empezó a brillar, su masa se hizo considerablemente más grande y al mismo tiempo sus brazos se transformaron en cuchillas intimidantes. Casi todas las estadísticas subieron considerablemente, pero su velocidad se vio mermada ligeramente.

    Para cubrir esa pequeña desventaja Garchomp y yo habíamos entrenado como locos con pesas y chalecos metálicos, pues mi dragón perdía velocidad por la enorme ganancia de masa muscular. Si lo acostumbraba a moverse cargando muchos kilos extra sobre su espalda entonces el incremento de peso a la hora de megaevolucionar no debería ser mayor problema.

    En resumen… ¡Éramos parcialmente invencibles!

    —Es increíble, pocos entrenadores en el mundo son capaces de realizar algo así con su compañero —exclamó Mana —. Pero yo no me quedo atrás, ¡Metagross, megaevolución! —Contra todo pronóstico el pokémon de Mana también megaevolucionó, se hizo notoriamente más grande y también le crecieron dos brazos extra, dándole así la apariencia de un cuadrúpedo que flotaba por los aires —. Esta es la unión que nos hace fuertes, el poder que se me ha concebido desde que nací y el motivo por el cual mi familia fue asesinada. Su recuerdo ahora vive en esta nueva energía… ¡La megaevolución! —exclamó Mana, de inmediato los dos pokémon encararon a Articuno frente a frente.

    —¡Carga dragón! —exclamé, mi dragón brilló con un resplandor negro que ciertamente daba miedo, luego se lanzó contra su adversario a todo poder, pero Articuno rápidamente usó sus alas para crear un escudo de hielo —. ¡Eso no funcionará! —El cuerpo de Garchomp destruyó la barrera e impactó directamente contra el cuerpo de Articuno, éste cayó al piso muy herido por la fuerza del ataque.

    —Nuestra oportunidad, ¡Metagross, puño bala! —En cierto modo la pelea se había vuelto injusta, Articuno ni siquiera tuvo oportunidad de poder reaccionar ante la lluvia de puñetazos que recibió estando en el suelo. Esto realmente era una ejecución y no un combate honorable, ya que nunca le dimos el tiempo suficiente para reincorporarse o dejarlo hacer algún movimiento.

    —Garchomp, ¡desgarra las alas de Articuno usando cuchillada! —Mi orden fue cruel y deslamada, sabía que estaba atentando contra mis principios pero ya no tenía más opción. El pokémon legendario alcanzó a evadir nuevamente al elevarse justo antes de que las nuevas garras de Garchomp terminaran el encuentro.

    —No lo dejes escapar, ¡hiperrayo! —El ataque especial de Metagross no era demasiado alto, a pesar de ello la fuerza que llevaba ese hiperrayo bastaba para derribar a cualquier pokémon, incluyendo legendarios. Articuno contraatacó usando rayo de hielo, la colisión entre ambos duró cerca de cuatro segundos y finalizó en un empate. Fue ahí donde vi una abertura en la defensa del pájaro azul, el impacto anterior provocó una pequeña nube de humo que nubló cualquier tipo de visibilidad y permitió a Garchomp cargar su ataque más poderoso.

    —¡Termina esto con enfado! —La técnica definitiva que tantos años nos costó dominar finalmente estaba a nuestro alcance, Garchomp fue cubierto por un aura roja que lentamente brindó energía a todos los músculos del dragón. Sus orbes se tornaron negros y al mismo tiempo soltó un rugido demoledor, Articuno trató de lanzar un rayo de hielo en su dirección pero fue inútil, Garchomp se movió incluso más rápido que antes y sin previo aviso empezó a golpearlo con extrema crueldad.

    Enfado era un movimiento peligroso y muy brutal, consistía en atacar de manera desenfrenada al oponente sin ningún tipo de control u orden. Las garras del dragón perforaron fuertemente el pecho de Articuno, provocando una herida casi letal que lo obligó a volver al suelo, la sangre comenzó a caer a borbotones y sus fuerzas se iban debilitando cada vez más. Pero Garchomp no paró, era imposible detener el movimiento enfado una vez encadenado, al ver a su oponente a punto de perder siguió golpeándolo sin detenerse hasta que la confusión llegó.

    —Ya lo hemos derrotado, ¿ahora qué hacemos? —Garchomp tuvo que tirarse al suelo para no atacarse a sí mismo, por ende preferí regresarlo a su pokébola para evitar cualquier incidente no deseado.

    —Creo que tú sabes la respuesta, Metagross usa psíquico. —El cuerpo mal herido de Articuno comenzó a levitar lentamente, Mana respiró con cierto dolor y luego me miró a los ojos.

    —¿No hay otra forma?, aunque suene muy hipócrita de mi parte todavía pienso que es posible solucionar esto sin matarlo. Es que, solo míralo… Está indefenso y probablemente no pueda volver a volar jamás, Garchomp y Metagross lo han destrozado por completo.

    El estado de Articuno era deplorable, sus alas yacían desgarradas por el enfado de Garchomp, tenía una herida peligrosa en el pecho y su pico se rompió. Ambas patas yacían dobladas en lados contrarios, por lo tanto tampoco sería capaz de caminar a menos que le diesen una prótesis.

    Me sentí culpable, ¿cómo pude ser capaz de llegar a este nivel de violencia?

    De niño pensaba que las batallas eran divertidas porque nadie salía lastimado, las heridas superficiales que se hacían mis pokémon podían ser sanadas en un día dentro de cualquier centro pokémon. Aquellos tiempos felices y despreocupados hacían eco en mi memoria, como dagas malvadas que perforaban mi consciencia sin compasión alguna. Después de todo, Mana y yo no la tuvimos con Articuno.

    —Mira al oeste. —Mana señaló tal dirección con su dedo índice, a lo lejos se veía una mancha roja volando hacia acá —. Ahora al este. —Y justo como Mana dijo pude ver otra mancha amarilla volando directamente hacia la cima de la montaña.

    —Son Zapdos y Moltres… —susurré.

    —Si no lo matamos ahora esos dos van a encontrarse y todo por lo que hemos luchado se desperdiciará. La nieve seguirá cayendo incluso con Articuno en este estado, si lo atrapamos los dos titanes nos perseguirán y pondremos en riesgo a varios inocentes. Todo debe terminar aquí, éste debe ser el final del pokémon legendario para que las flores vuelvan a nacer. —Esa declaración fue triste, Mana hablaba con firmeza en su voz y sus orbes definitivamente no estaban dudando.

    Aun así…

    Yo…

    Pude ver un poco de arrepentimiento en esos orbes de acero, cuyo aprecio por la vida estaba volviendo en el momento equivocado.

    —No puede ser, se están acercando más. —Las figuras se estaban volviendo más grandes, de seguir así los tendríamos encima en menos de diez minutos.

    —Metagross, mátalo —ordenó Mana, el cuello del pobre pájaro se dobló horriblemente por los poderes psíquicos y en menos de un segundo dejó de respirar. No quise verlo del todo, pero pasó demasiado rápido que no tuve tiempo de voltearme, en ese momento llevé mi mano diestra a la boca y tragué el vomito que estaba a punto de soltar. Nunca antes había visto a un pokémon morir de una forma tan espantosa.

    —Buen trabajo, regresa. —Las dos manchas desaparecieron de mi vista y al mismo tiempo la enorme nevada llegó a su fin, este hecho parecía un sueño, pues bastaron solo cinco segundos para que el sol volviese a salir —. Misión cumplida, supongo que me iré. —Mana regresó a su pokémon de vuelta al dispositivo y luego emprendió camino al borde de la montaña, posteriormente sacó a un Pidgeot que sobrevoló la zona durante unos instantes.

    —¡Espera! —exclamé —. ¿Realmente estás bien con esto? —pregunté, la verdad estaba seco de ideas, pero una parte de mí no quería irse sin antes obtener algunas respuestas.

    —Yo solamente hice mi trabajo, el fin justifica los medios.

    —No lo negaré, no tengo palabras para negar una realidad tan fría como esa, pero esa no es mi pregunta… ¿Realmente quieres este tipo de vida?, ¿no deseas volver a ser como eras antes? —Extendí mi mano a Mana mientras hice esa cuestión, la chica bajó su cabeza un poco y luego me miró con una sonrisa muy triste. Al fijarme bien pude notar que estaba llorando…

    —Dios, ¿por qué eres tan amable conmigo?, sabes bien que no puedo regresar después de lo que he hecho.

    —¡Siempre se puede!, podemos resolver lo que queramos mientras tengamos vida para hacerlo, por favor, Mana. —Mi voz se estaba quebrando también, ella era una chica con un corazón amable y hacer estas cosas la estaba matando por dentro.

    —Es imposible, esto es la justicia, yo no dudé ni vacilé. Nací para hacer este trabajo no puedo aceptar tu amabilidad, Rance. —Su expresión contrastaba totalmente con esas palabras frías como el hielo, ya que esos orbes duros se estaban ablandando conforme yo iba hablando.

    —Mientes, realmente odias matar seres vivos. Ven conmigo y dejemos este hecho atrás, ¡todavía puedes volver al mundo amable qué tanto extrañas! —grité, la verdad no supe porque me estaba exaltando tanto, quizá porque no aceptaba todavía que mis ideales yacían atrapados en la ironía.

    —Eres demasiado amable, ¿por qué no pudimos conocernos antes?, que conclusión más triste acabamos de sacar. —Mana se dio la vuelta y se acercó a mí, posteriormente inclinó su cabeza para evitar mirarme a los ojos —. Tienes razón, yo no elegí este tipo de vida y realmente quiero tomar tu mano para volver atrás, a esos días donde no tenía que matar a nadie. Arceus fue muy cruel al mandarte luego de haber cometido varias barbaries en misiones peligrosas. —Mana siguió llorando en silencio, no pude decirle nada para consolarla pues no existían palabras para calmar ese dolor interno —. Este mundo es cruel, la justicia se imparte mediante la violencia y la fuerza bruta, has visto esta fría realidad mejor que nadie. Personas como yo no merecen amor, tampoco virtud u otras palabras bonitas como las que estás diciendo ahora, por favor…No me castigues más con esa bondad tan hermosa que me estás demostrando.

    Mana se dio la vuelta de nuevo y caminó lentamente hacia su Pidgeot, nuevamente extendí mi mano mientras aguantaba todas las ganas de llorar.

    —Este mundo es asqueroso e injusto, si una persona como tú es feliz a pesar de haber pecado no importará. Porque nada es perfecto. —Mi argumento careció de lógica o sentido, ya no se me ocurría ninguna idea para convencerla de lo contrario, pues ella había arrojado su felicidad al mar desde el momento en que se unió a los agentes. Pude sentirlo en su estilo de combate, siempre calculador, carente de pasión y buscando la efectividad.

    Metagross era el compañero ideal para Mana, ambos cubiertos con una coraza de acero que impedía mostrar sus verdaderos sentimientos.

    —Dios mío… —susurró Mana —. En verdad eres insistente, ahora veo porque no quisiste unirte a nuestra organización. —La chica trató de volver a su faceta dura, esa máscara falsa con la que me conoció y evitó mostrar su verdadero ser. En un principio odiaba a Mana por ser miembro de la agencia, siempre los consideré personas frías y sin aprecio por la vida.

    Pero hoy me convencieron de lo contrario…

    Mana era la persona que más alegría tenía para vivir.

    Ver a ese tipo de personas haciendo actos crueles me partía el alma, deseaba ayudarla, quería apoyarla. Pero no había nada que mi heroísmo pudiese hacer, después de todo esos ideales que tanto defendí resultaron falsos e inútiles a la hora de la verdad.

    —Sí, soy insistente porque no quiero que sufras, deseo ayudarte ya que eres una persona amable. Te preocupaste por mí cuando no tenías porque hacerlo, puedes megaevolucionar con tu pokémon porque tienes un lazo irrompible con él, ese tipo de gente no debería relacionarse con los agentes pokémon. Sé que hablo estupideces y que no estoy respetando tu historia personal, ¡pero por favor!, ¡toma mi mano y olvida ese camino qué tanto dolor te ha causado! —volví a gritar, en esta ocasión ya no pude contenerme más, mis lágrimas salieron tan rápido que las palabras sobraban para describirme en este momento.

    ¿Era acaso la impotencia de no poder ayudar?

    ¿O estaba tratando de salvar mis ideales convenciendo a Mana?

    Al final ya nada de eso me importaba, yo no era muy diferente a Mana si lo pensaba dos veces, ambos creíamos en algo diferente y a la hora de la acción terminamos perdiendo todo hasta quedar vacíos. Pero como dije antes, ya nada de eso tenía importancia.

    Solo quería que Mana tomase mi mano y volviese a la vida que tanto ansiaba.

    —Rance, por favor no sigas más, es en serio… —Mana finalmente sucumbió a la tristeza, su voz terminó por quebrarse del todo mostrando así una personalidad totalmente diferente a la chica de acero que conocí hace unas horas —. Si continuas así voy a enamorarme de ti…—Mana nuevamente se dio la vuelta y corrió hacia mí para darme un abrazo, mis manos la rodearon con tal suavidad que no pude evitar sonrojarme un poco por estar tan cerca de ella —. Muchas gracias, todo lo que has dicho me ha hecho feliz, no sabes las ganas que tengo de tomar tu mano y seguirte hacia esa vida maravillosa de la que tanto hablas. Hacerlo sería mi salvación. —Mana terminó soltándome, posteriormente me dio la espalda por tercera ocasión para fijar su mirada hacia el horizonte —. Pero ya no tengo opción, estoy condenada a vivir una vida de infelicidad y amargura, he matado a varios individuos por igual que he olvidado la cuenta ya. Aceptar tu amabilidad sería una hipocresía tan descarada que ninguno de los dos podría vivir cargando ese peso.

    —No me importa ser hipócrita, ¡al demonio los ideales y el honor!, solo quiero que vengas conmigo.

    —Tú sabes que eso es mentira. —Mana finalmente subió a su Pidgeot y siguió dándome la espalda —. Hacemos un buen equipo, espero que podamos trabajar juntos en otra ocasión.

    —Espera…

    —Nos veremos pronto, Rance. —Y tras decir eso la chica despegó junto a su pokémon volador.

    —¡Mana!, ¡ahora no tengo la respuesta!, ¡pero cuando la tenga prometo que iré y te sacaré de esa vida! —exclamé con todas mis fuerzas, nunca antes había elevado la voz de esta manera. Me sentí completamente inútil, ni siquiera supe si ella había escuchado esa tonta promesa que hice nada más para abrazar los viejos ideales muertos. Al final no se trataba de Mana sino de mí, yo me negaba a creer esta fría realidad que me azotó durante el invierno veraniego.

    Me quedé ahí agachado por unos minutos, posteriormente le di un último vistazo al cadáver de Articuno y tras pensarlo bien reuní unas piedras arrojadas por ahí para enterrarlo de manera honorable. A pesar de sus malvadas intenciones yo no podía odiar a un pokémon muerto.

    —Descansa en paz, Articuno de las nieves…

    Todavía tenía muchas preguntas en la cabeza, ¿cuál era el verdadero motivo de la justicia?, ¿por qué era necesaria la violencia para mantener la paz?

    Además, ¿cuál era la respuesta para salvar a Mana?

    En ese instante mi pokébola negra saltó por sí misma del bolsillo hasta abrirse por su cuenta, era Garchomp que se veía aliviado de la confusión.

    —¿Qué sucede, amigo? —pregunté algo perplejo por su repentina aparición.

    El dragón no me dijo nada, sencillamente me ofreció su garra hacia el frente y sonrió con gran convicción.

    —Es verdad, no estoy solo —choqué mi puño con su garra, de inmediato el dragón soltó un poderoso rugido que me devolvió el espíritu de lucha —. Encontraremos la respuesta juntos, ¡vamos hacia el horizonte!

    A pesar de tener este sentimiento amargo en mi corazón tenía que seguir adelante. No podía quedarme estancado aquí para siempre.

    Por más fría que sea la realidad debemos aprender a calentarla.

    ¿No es así?

    FIN

    Eso ha sido todo, espero que les haya gustado el escrito, ahora las preguntas de siempre para hacer la tradición más awesome xD

    1- ¿Cuál fue tu opinión de la historia en general?

    2- ¿Qué piensas de los protagonistas?

    3- ¿Cuál fue tu escena favorita?

    Y esta pregunta es un poco más profunda, pero nunca está demás hacerla.
    ¿Existe la respuesta de Rance?, ¿o no es más que una desilusión moral para excusar su felicidad?

    Una pequeña aclaración, este Rance es el mismo que sale en el Viaje de Rosa, se ubica pocos meses antes de su encuentro con Rosa en la región Kalos y explica un poco el porqué Rance no tiene buena relación con los agentes, de igual forma el personaje de Mana también hará aparición en el fic principal. Esperen noticias nuevas y que pasen buenas noches =)
     
    Última edición: 29 Julio 2014
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    Kiyumie

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    1-¿Cuál fue tu opinión de la historia en general? Pues aclarando en breve.. para mi estuvo bien, le veo que la cantidad de palabras es recomendable para un Two-Shot, me parece que del 1 al 1 le doy un.. 7 ;)

    2- ¿Qué piensas de los protagonistas?

    Rance, esta copado, y protege a Mana y se ve que son amigos en... grande (?), Mana, en cambio, me parece que si tiene ganas de parar esa tormenta..Y salvar a los pokemon por la tormenta

    3- ¿Cuál fue tu escena favorita?

    Cuando Articuno uso Poder Pasado.. o-o

    Un adios para ti.. ._.//
     
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    Rojo FireRed

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    1- ¿Cuál fue tu opinión de la historia en general?
    Muy buena en lo absoluto, diferente a todas las historias que leí, un toque un tanto oscuro y maduro lo hizo, en mi opinión, bastante agradable de leer, el final en sí es muy triste, pero Mana tenía razón en que el fin justifica los medios, según el caso, otra cosa que me impresionó es que no encontré errores, te felicito ^^ del 1 al 10 te doy un 11

    2- ¿Qué piensas de los protagonistas?
    Veo a Rance como una especie de héroe, que intenta resolver los conflictos sin violencia, pero al final rayó en lo hipócrita, comprensible y eso me agradó, con respecto a Mana, es entendible su motivo para convertirse en agente, pero que detrás de esa frialdad y falta de empatía se esconde una chica amable, muy buen detalle

    3- ¿Cuál fue tu escena favorita?
    El intento fallido de Rance por convencer a Articuno sin necesidad de recurrir a la violencia
     
  5.  
    Steve Yops

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    Hey Yiorsh :) Llego Steve a comentar.

    Vaya... si te soy sincero me quedé sin aliento. Una historia bastante fuerte y oscura, a decir verdad. Desde un principio me sentí mal por Articuno, independiente de que él quisiera formar una catástrofe, no sé, me daba mucha tristeza la idea de imaginar que lo iban a... matar. Y la última conversación entre Rance y Maná fue fuerte también, llena de cargas emocionales y demás. Siento lástima por Maná, se nota que ella no eligió ese estilo de vida, sino que le "tocó".
    No obstante, me gustó mucho el final. Es bueno ver que Rance quizo enterrar a Articuno para que tenga un fin digno; y a pesar de las feas circustancias en la que acabó la situación, Garchomp apareció en buen momento para darles ánimo a Rance. Me gustó bastante esa frase que pusiste a lo último: "Por más fría que sea la realidad debemos aprender a calentarla." Bastante profundo, a decir verdad :)

    Te felicito por esta historia, se nota que le pusiste dedicación, y siempre es bueno leer estilos variados en cuanto a tramas. En cuanto a lo técnico, noté algunos errores de tipeo.

    Ahora, respondiendo las preguntas...

    1- ¿Cuál fue tu opinión de la historia en general?

    (Respondido arriba xD)

    2- ¿Qué piensas de los protagonistas?
    • Rance: Ya lo conocía en tu long-fic. Me alegra saber que cree en valores como el honor, ojalá encuentre pronto su respuesta.
    • Maná: Ugh... me dio mucha lástima al final. Espero que en el Viaje de Rosa pueda tener un buen desenlace.
    3- ¿Cuál fue tu escena favorita?

    El final final :) Cuando Rance piensa esa frase insipiradora jajaja.

    Y, eso. Te deseo suerte en la actividad :3
    ¡Saludos!
    Steve Stone.
     
    Última edición: 16 Agosto 2014
  6.  
    Andrea T

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    POR QUE NO ME HABIAS DICHO QUE ESTO EXISTIA!! D: cuantos pocos caps van ya de rosa y yo sin saberlo, te pasas, y asi quieres que te lea cuando recien sacas los caps >:c
    Pues esta pro xD malvado, articuno es pro >:c
    Ya pues, ahora entiendo todo, ya me voy porque este escrito no es nuevo y pues no me gusta comentar cosas que no son nuevas, asi como cuando te dan like en tus fotos de fb de hace 4 años xD ok pues bye c:
     
  7.  
    J.Nathan Spears

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    Así que ESTE es el origen del trauma de Rance... oh, pobre alma en desgracia.

    Me dio risa cuando Mana se enojó con Rance porque Charizard es su poke más peke xD. Meh... ni que fuera tan alto. Enójate si saca un Furret xD

    Pero igual Rance es todo un héroe o intenta serlo. Lo que basta para que el Mal no triunfe, es que los buenos se mantengan activos, supongo yo.

    ¡Y qué rayos! ¡Esto data de Abril del 2014! O sea, WTF?! Me parece interesante, puesto que ya entonces tenías un estilo pulcrísimo para escribir. Te felicito, mi pana xP.

    Articuno realmente era "maligno". Bueno, los humanos tienen derecho a defenderse después de todo, así que eso hace menos cruento el hecho de que Articuno muriera. Oh, bueno, al menos Kanto estará a salvo, por ahora.

    Y yo que pensaba que los Glalie y Weavile eran de miembros de los Rocket/Plasma/lo que fuese xD. En fin...

    Espero más episodios de Rosita <3
     
  8.  
    Connor el Profailer

    Connor el Profailer Un charizard qliao

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    Abril 2014, 4 años tarde para leer esta joya. Joder no me había emocionado con un fic desde hace muchísimo tiempo. En ningun momento va muy apresurado y se toma su tiempo para desarrollar los personajes. Quiza lo unico que no me gusto fue el motivo, no porque no me gustara lo de la profecía sino porque creo que pudiste describir más a fondo el escenario donde las tres aves legendarias se pelean. Pero fuera de eso...bueno aquí te dejo una imagen para describir este fic.
    [​IMG]
     

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