One-shot de Pokémon - Emprendiendo el vuelo

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Steve Yops, 24 Enero 2014.

  1.  
    Steve Yops

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    Escritor
    Título:
    Emprendiendo el vuelo
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    6392
    Aquí les traigo mi primer one-shot, hecho para el concurso "Pokémon I Am". ¡Espero que lo disfruten!

    EMPRENDIENDO EL VUELO
    A veces, la ira puede llevarnos a decir cosas de las que nos podemos arrepentir, cosas que decimos sin pensar, de esas que te pueden hacer perder aquello que tú quieres con el corazón…

    Sin embargo, no tiene por qué ser algo tan oscuro. Afortunadamente, la vida está hecha para aprender; y si aprendemos de nuestros errores, creceremos y mejoraremos de gran manera, y hasta puede que terminemos recuperando lo que alguna vez creímos que se había ido y nunca volvería. Al fin y al cabo, nadie nace perfecto; y lo que realmente cuenta no es el no cometer errores jamás en la vida, si no el cómo reaccionamos al cometerlo, qué hacemos para enmendarlo y la lección que nos deja para no cometerlo otra vez.

    Algo cómo eso veremos en esta historia que está a punto de comenzar…

    Ralph Richardson es un niño de nueve años de edad, de cabello rubio, piel blanca, ojos grises y estatura promedio para su edad; vestido de un traje compuesto por una camisa morada, una chaqueta, pantalón y zapatos blancos,

    Vive junto a sus padres, Román y Celeste, en una gran y lujosa casa de campo.

    Su más grande sueño es ser un piloto de avión cuando sea grande, para así poder conocer muchos lugares y hacer lo que en este momento le es imposible… Volar.

    Uno de los hobbies del joven rubio, es salir a explorar el bosque; y hoy, era uno de esos días en los que no tenía mucho por hacer, así que se dirigió a la frondosidad en busca de nuevas aventuras que se le pasaban por la cabeza.

    Normalmente, se llevaba con él un par de bayas o de vez en cuando un bonguri, pero esta vez encontró algo diferente que hizo aparecer un enorme brillo en sus ojos de lo precioso y brillante que era el objeto, era algo así como una gema azul en forma de rombo.
    Lo primero que pensó el chico es que esa piedrecita la vería una sola vez en su vida, así que sin dudarlo, la tomó con planes de conservarla con el pasar del tiempo.

    Cuando iba caminando de regreso a casa, se encontró con un señor de tercera edad que para él era totalmente inconfundible. Era su vecino, el señor Johnson, que en esos momentos estaba contemplando una monumental roca blanca ubicada junto a un letrero que decía “Roca espacial”.

    —¡Hola, señor Jonhson! —saludó el joven Ralph—. Mire lo que encontré.

    El señor Johnson, luego de saludar al rubio infante, miró con atención la gema azul que traía el niño, y luego de tal examinación, se mostró bastante fascinado.

    —¡Santo cielo, Ralph!, ¡es un Fragmento Cometa!
    —¿Fragmento cometa? —preguntó extrañado el niño.

    El anciano asintió. Luego se volteó a mirar a la roca blanca, y dijo:

    —¿Has escuchado hablar de Jirachi?

    El niño se puso a pensar por unos segundos…

    —Hmm… eso creo. ¿Es el que despierta cada mil años y puede cumplir todos tus deseos?
    —Exacto —afirmó el vecino del pequeño—. Pero hay una antigua leyenda que dice que el Fragmento Cometa tiene la capacidad de despertar a Jirachi si lo dejas sobre la roca espacial, y cuando eso pase, Jirachi cumplirá el próximo deseo que pidas.…
    —Wow… ¡Genial! —exclamó Ralph encantado.

    El rubio niño miró al Fragmento Cometa que tenía en la mano, y luego lo puso sobre la roca espacial. Sin embargo, no parecía estar del todo conforme.

    —¿Pediste tu deseo? —preguntó el señor Jonhson.
    —Aún no. Es que no sé qué pedir…

    El anciano rio.

    —No te preocupes, puedes pedir tu deseo cuándo quieras; lo importante es que el Fragmento Cometa esté sobre la roca…

    El joven Richardson se puso feliz con la respuesta de su vecino. Vio que era hora de regresar a casa, así que se despidió del Señor Johnson y tomó rumbo a su hogar.

    ————————————————————————————————————————

    Ya de noche, Ralph se encontraba en la sala de estar, jugando a ser lo que él tanto añoraba, un piloto de avión.
    Con sus brazos extendidos hacia los lados, el pequeño infante corría por toda la casa mientras hacía un “¡Ruuun!” con su boca.

    No obstante, no contaba con que tenía los cordones desabrochados, y de repente, comenzó a tambalearse.
    El niño, apurado, se agarró de un pilar para no caer al suelo; sin embargo, dicha columna comenzó a moverse de un lado a otro y el objeto que sostenía cayó al suelo y… ¡Chas! Se partió en dos.

    Un “¡Glup!” se escuchó cuando Ralph tragó saliva de los nervios. Lo que había roto no había sido cualquier objeto reemplazable, si no…

    —¡Mi trofeo! —gritó un hombre.

    Un hombre alto de cabello castaño oscuro, ojos grises, piel levemente morena; vestido de un traje compuesto por una camisa negra, corbata azul, chaqueta y pantalón grises, y zapatos negros, entró apresurado al lugar. Ese era Román Richardson.

    —¡Ralph!, ¿¡qué pasó aquí!? —preguntó desesperado el progenitor de Ralph.
    —Yo, yo…
    —¿Qué ocurre? —preguntó una voz femenina a lo lejos.

    Una hermosa y alta señora de cabello largo y rubio, de ojos azules, tez blanca; revestida de un vestido azul cubierto por una chaqueta café claro, tacones blancos y un sombrero café hizo su aparición. Era nada más ni nada menos que la madre del chico.

    —¡Santo cielo! —exclamó Celeste alarmada—. Ralph, no te hiciste daño, ¿cierto?

    El chico, nerviosísimo, negó con la cabeza.

    —Pero rompió mi trofeo… —dijo frustrado Román.
    —Es que yo estaba jugando a ser piloto de avión y…
    —¡Cuántas veces te hemos dicho que no juegues dentro de la casa! —lo interrumpió su padre furioso—. Vete a tu habitación.

    Ralph apretó su boca mientras unas lágrimas comenzaron a aparecer desde sus ojos.

    —¡Lo único que te importa es tu famoso trofeo! —gritó el niño partiendo a correr.
    —¡Ralph! —exclamó impresionada—. ¡Vuelve aquí en este instante!

    Sin embargo, el chico ya estaba subiendo las escaleras de su casa, para posteriormente entrar a su habitación, cerrar la puerta de golpe y echarle seguro, asegurándose así de que nadie lo molestaría.

    El pequeño chico de ojos grises se asomó por la ventana, y vio una bandada de Pidoves volando por los cielos.

    —Ser un pokémon volador debe ser genial… —susurró el chico entristecido—. No tienes ningún problema, vas a donde tú quieres y nadie te anda diciendo que hacer.

    El infante Richardson volteó la mirada y se dejó caer desplomado a su cama.

    —Cómo desearía ser un pokémon volador… —dijo el chico, cayendo dormido.

    Una luz comenzó a brillar unos cuántos metros de la casa. Era el Fragmento Cometa, que al emitir una fulgurante luminosidad azul, fue apareciendo un curioso cascarón cubierto por numerosos cristales.

    Pasado medio minuto, el cascarón de cristales se desvaneció junto al Fragmento Cometa, y en ese mismo instante apareció a un pequeño pokémon humanoide blanco, del que destacaban sus solapas amarillas bajo sus brazos, una especie de gorrito amarillo de tres puntas sobre su cabeza —y en cada punta tenía una etiqueta azul—; y una línea curveada en su estómago. Ese pokémon era Jirachi.

    En la cabeza del pokémon deseo, retumbó la frase: “cómo desearía ser un pokémon volador”. Así que, luego de usar sus poderes telepáticos para saber la causa de tal anhelo, se asomó por la ventana de la habitación del chico y lo miró un poco pensativo.

    Pero luego de un rato, se le ocurrió una idea; así que lanzó un cegador destello con todo su cuerpo… ¡para hacer el deseo realidad!

    ———————————————————————————————————————

    La luz del sol indicaba el inicio de un nuevo día.
    Ralph comenzó a abrir lentamente los ojos, aunque había diferente. Se había despertado… ¿en un bosque?
    Confundido, se levantó y miró hacia todos lados, y de repente algo que se le apareció al frente le hizo pegar un brinco del susto. Eso era…

    —¿J-Jirachi? —preguntó el joven Richardson.
    —Sí, ese soy yo —respondió el pokémon humanoide

    Ralph se sobresaltó cuando escuchó al pokémon deseo responderle, ¿acaso Jirachi podía hablar?

    —¿E-eres un pokémon y puedes hablar? —preguntó Ralph desconcertado.
    —Sí, y tú también.

    Esa frase descolocó a Ralph por completo, ¿él también?

    Confundido miró hacia abajo y se encontró con algo que lo dejó sin aire, ¡tenía patas amarillas de pájaro con unas enormes garras negras! Luego se miró su cuerpo, viendo como estaba cubierto de plumas blancas y moradas.
    Apurado, corrió hasta un lago cercano y vio ese rostro de ave con una plumita roja arriba y un penacho de plumas blancas alrededor de su cabeza...

    —¡Soy un Rufflet! —exclamó shockeado—. ¿¡Qué fue lo que pasó!?
    —Ese fue tu deseo, ¿no? —aseguró Jirachi.

    Luego de que el niño transformado hiciera memoria, dijo:

    —Bueno, sí. Pero fue algo que dije sin pensar porque estaba muy enojado, ¡no era algo que quería de verdad!
    —Entonces tendrás que buscar la manera de revertir el deseo en las siguientes doce horas; pero ojo, si alguien se entera que no eres un pokémon, no podrás volver a ser humano.
    —¿Qué?, ¿por qué…?

    Sin embargo, Jirachi en ese momento se desvaneció, dejando a Ralph, o mejor dicho Rufflet, solo en ese lugar que él no conocía.

    Sin nada más que hacer, el recién convertido en Rufflet decidió dar unos cuántos pasos, cuando de repente, dos siluetas pasaron volando rápidamente en frente de él.

    —¡Quítate! —gritó uno de ellos.
    —¡No te aparezcas donde no te llaman! —añadió la otra silueta.

    Luego de esas palabras, las siluetas desaparecieron en lo profundo del bosque.

    Rufflet, luego de haber pasado un susto, suspiró para calmarse.

    ————————————————————————————————————————

    Mientras tanto, en la casa de los Richardson, Celeste estaba muy preocupada porque el pequeño no había bajado a desayunar, así que fue a su habitación para despertarlo, pero vio que la puerta aún seguía cerrada con seguro.

    Entonces, la madre del rubio infante se acordó de una llave que guardaba debajo de la alfombra del corredor; y prosiguió a abrir la puerta.
    No obstante, la señora comenzó a entrar en pánico cuando no veía a su hijo por ninguna parte.

    —¡Ralph!, ¡no puede ser, ¡Ralph!

    Román, preocupado de los gritos de su esposa, subió rápidamente a la habitación del chico.

    —¿Qué pasa, Celeste?
    —¡Román!, ¡nuestro niño se ha desaparecido!

    El señor Richardson abrió los ojos como platos al escuchar esa oración. No podía creer que hubiera pasado tal cosa.

    —¿…qué? —fue el único sonido que Román pudo emitir por el impacto que le había causado la noticia.

    ————————————————————————————————————————

    Regresando con el aguilucho, Rufflet había llegado a un pequeño risco dentro del mismo bosque.

    —¿Cómo puedo bajar de aquí? —se preguntó el aparente ave—. ¡Un momento!, ¡puedo volar!

    Entonces, pegó un gran salto del risco con sus alas extendidas, pero el resultado no fue lo que esperaba. Cuando menos se dio cuenta, la fuerza de gravedad lo había hecho caer al suelo.
    Completamente adolorido, el aguilucho se levantó con dificultad.

    —Ugh… Esto de volar es un poco difícil.

    En ese momento, un pequeño y robusto pájaro con plumaje gris y negro, cara blanca, patas y pico anaranjados (con la punta negra en el caso de este último) se asomó detrás de un arbusto, curioso por el ruido que había provocado la caída.

    —¿Estás bien? —dijo el recién llegado acercándose.
    —Sí, sólo tengo que aprender a volar…

    El pokémon recién llegado se rio con aquel comentario.

    —Creo que no te había visto antes, ¿eres nuevo aquí?
    —Ehh… sí, sí. Acabo de llegar—afirmó el aguilucho.
    —Mucho gusto, yo soy Starly —dijo el estornino extendiendo su ala.
    —Y yo Ral… Rufflet. Soy Rufflet —respondió con el mismo gesto, acompañado de una risa nerviosa.

    Starly sonrió.

    —¿Y vives en la Aldea Parvada? —preguntó el ave de Sinnoh.
    —‘¿Aldea Parvada?’ —se preguntó Rufflet en sus pensamientos— ‘Tal vez ahí encuentre algo que me ayude a volver a ser humano’.

    El estornino notó que Rufflet estaba tardándose en responder, así que lo comenzó a mirar un poco extrañado. Ralph, al darse cuenta de eso, para evitar problemas dijo lo primero que se le vino a la cabeza…

    —Ehh sí. En realidad me mudé hace muy poco, mis papás están en casa mientras yo salí a jugar un rato.
    —Ah, genial… —dijo Starly, sin estar del todo convencido—. Bueno, nos vemos.
    —¡Espera! —exclamó Rufflet—. ¿A dónde vas?
    —A la Aldea Parvada, tengo que ir a clase.
    —¡Iré contigo!

    Starly volteó a mirar a Rufflet. Algo de esa frase le llamó la atención.

    —¿Tú también estudias en la Escuela de Vuelo? —preguntó el ave de Sinnoh.
    —‘¡Escuela de Vuelo!, ¡si aprendo a volar puedo volver a casa!’ —pensó Rufflet animado—. Eso quiero, porque no sé si te diste cuenta, pero aún no sé volar… —dijo el aguilucho riendo.

    Starly también se echó a reír con el comentario del recién conocido, recordando la caída de hace unos minutos atrás.

    —De acuerdo. Vamos —dijo Starly.

    Luego de caminar unos cuántos metros, ambos pájaros lograron salir del bosque y vieron a lo lejos un impresionante lugar repleto de aves pokémon.

    Lo primero que se divisaba era un gran letrero rústico que decía “Aldea Parvada”.
    En los costados y alrededores, se apreciaban árboles medianos con variadas casas de madera; al centro, un monumento de las tres aves legendarias: Articuno, Zapdos y Moltres.
    Un poco más atrás, había algo similar a una ancha cabaña con techo de hojas, un amplio patio trasero, y un letrero sobre la entrada que decía “Escuela de Vuelo”.

    —‘Impresionante’ —pensó Rufflet.
    —Bien, hemos llegado —dijo Starly—. ¿Seguimos?

    El aparente pokémon pájaro asintió, así que prosiguieron a la Aldea Parvada.

    Nada más al cruzar al lado de las estatuas de los legendarios, ambos escucharon una voz proveniente de una de las casas.

    —¡Hey, Starly!, no irás atrasado de nuevo, ¿eh? —preguntó un Staravia.
    —¡No, relájate! —respondió Starly.
    —¿Es tu padre? —preguntó Rufflet.
    —No, es mi hermano… —Hizo una pausa, luego miró al aguilucho y dijo:—Mis padres tuvieron que salir hace unos días por una emergencia, pero regresan mañana. Aún así, no tienes idea de cuánto los extraño…

    Rufflet se entristeció al escuchar a su compañero. De una u otra manera, lo entendía perfectamente.

    —Bueno, si nos quedamos aquí parados, ahí si llegaremos tarde… —dijo Starly bromeando.

    Ambos pájaros siguieron su rumbo y a los pocos minutos llegaron a su destino.

    Al entrar, Starly y Rufflet observaron a todos los estudiantes presentes.
    Al primero que vieron fue a un pato que simulaba tocar la guitarra eléctrica con un puerro. Starly se rio fuertemente antes de decirle a Rufflet quién era él.

    —…él es Farfetch’d, el payaso de la clase.

    Luego, voltearon a ver a un pequeño búho que leía silenciosamente un libro, sin intenciones de prestar atención a lo que ocurría a su alrededor.

    —Ella es Hoothoot. Es la alumna más estudiosa de la escuela.

    En ese momento, escucharon un canto proveniente de un petirrojo.

    —Ella es Fletchling. Es una de las estudiantes más populares.

    Posteriormente, miraron a una golondrina muy callada, que miraba tristemente al suelo.

    —Él es Taillow. Antes era muy abierto, pero se ha vuelto un poco tímido…
    —¿Por qué? —preguntó Rufflet.

    En ese instante, un gorrión que tenía rasgos similares a un halcón entró al lugar, empujando bruscamente a Rufflet y a Starly al exclamar: “¡A un lado!”.

    —Por culpa de ese tipo —dijo Starly con rabia—. Él es Spearow, un grosero estudiante que asegura ser el mejor porque nadie lo ha derrotado en batalla hasta ahora…
    —¿Y Taillow se enfrentó a él una vez?
    —Oh, claro que lo hizo, Taillow aceptaba cualquier reto con valentía. Sin embargo, sufrió una dura derrota al enfrentarlo, y por eso sumado a las burlas del odioso pajarraco de Spearow, Taillow perdió la confianza en sí mismo.

    Al terminar esa frase, un azulejo con alas de algodón apareció en el lugar y miró a todos lados. Al ver a Starly, se alegró de gran manera y se acercó a él.

    —¡Starly! —exclamó—. ¿Cómo estás?
    —¡Hola! —respondió—. Rufflet, quiero presentarte a una gran amiga, Swablu.
    —Hola, mucho gusto —dijo Rufflet.
    —¡El gusto es mío! —exclamó Swablu—. ¿Eres nuevo?
    —Sí, llegué esta mañana —afirmó el aguilucho.
    —Swablu viene de la familia más prestigiosa de la Aldea Parvada.
    —¡Wow!, ¿en serio? —exclamó Rufflet—. Debe ser genial…

    Swablu sonrió melancólicamente al escuchar al aparente ave.

    —No tanto. Aquí muchos no me hablan, porque creen que al venir de una familia como la mía, automáticamente soy engreída y vanidosa…
    —¿En serio? Te ves bastante simpática, a diferencia de ese tal Spearow —afirmó Rufflet.
    —¡Gracias! —exclamó Swablu—. Y sí, Spearow es muy grosero; y eso que han habido peores…
    —¿En serio? —preguntó el aguilucho.
    —Ah sí, los hermanos Murkrow —dijo el estornino recordando a los mencionados—. Eran dos pokémon que causaban estragos y molestaban al resto dentro y fuera de la clase, pero fueron expulsados…

    Luego de esa frase, sonó la campana y todos se dirigieron a sus pupitres.
    Entonces, apareció un gran y elegante cisne blanco con dos plumas azules que cubrían su pecho, tenía sus patas negras y su pico era amarillo.

    —¡Buenos días, niños! —saludó el cisne.
    —¡Buenos días, profesora Swanna! —respondieron todos menos Rufflet.

    La profesora Swanna comenzó a revisar la asistencia, estando todos los alumnos presentes.
    Cuando terminó de hacerlo, preguntó lo siguiente para verificar:

    —No me faltó nombrar a nadie, ¿verdad?
    —Profesora, tenemos un compañero nuevo —dijo Starly señalando a Rufflet.

    La profesora Swanna vio a Rufflet y sonrió. Dándole la bienvenida, le pidió que pasara adelante para presentarse.
    El aguilucho pasó un poco inseguro, esperando no meter la pata.

    —Ho-hola, yo soy Rufflet y llegué esta mañana a la Aldea Parvada —dijo él.
    —¡Es un gusto tenerte por acá!, ¿tus padres vendrán a buscarte en la tarde? —preguntó el cisne.

    Rufflet abrió los ojos como platos ante aquella pregunta.

    —No, no. Ellos están bastante ocupados y no podrán venir.
    —Umm… ya veo. Cuando vuelvas a casa, diles que es importante que hable con ellos para poder hacer oficial tu inscripción, ¿de acuerdo?

    Rufflet asintió rápidamente y sin intenciones de decir algo más partió a su puesto en un santiamén.

    —De acuerdo, niños, ¡hoy iremos a la pista!

    Todos vitorearon alegremente y siguieron a la profesora Swanna al patio. Rufflet, que no entendía mucho, sólo se dignó a seguir a la multitud.

    Al atravesar la puerta trasera, llegaron a un gran patio con algo que parecía ser una pista de vuelo.
    Todos se pararon alrededor de la pista para observar a la maestra.

    —Hoy volaremos cinco metros. Recuerden que es importante el impulso y la posición de las alas —dijo el cisne.

    Entonces, la profesora Swanna dio unos pocos pasos hacia atrás, y luego comenzó a correr a gran velocidad con sus alas extendidas y… ¡Emprendió el vuelo!
    Todos observaron aquello fascinados. Tenían ganas de ser el primero en intentarlo, y por supuesto, en lograrlo.

    —Bien, empezaremos con… ¡Starly!

    El estornino pasó a la pista y repitió los mismos pasos que la profesora con total confianza. Apenas emprendió el vuelo, una sonrisa de oreja a oreja se le apareció en el rostro, y de la felicidad, realizó un par de volteretas para luego aterrizar.
    Al terminar, todos los pájaros aplaudieron al ave de Sinnoh.

    —Bueno, ahora sigue… ¡Swablu!

    Todos los estudiantes, salvo algunas excepciones, mostraron una expresión de total desinterés.
    Sin embargo, Swablu prosiguió sin prestarles mucha atención, pues estaba más que acostumbrada.

    El ave algodón hizo lo mismo que Starly y su maestra, y logró emprender el vuelo con total gracia. Ahí fue cuando varios empezaron a mirarla, pues por más que algunos trataban de evitarlo, la elegancia del azulejo era más que cautivadora.

    —¡Buen trabajo! —exclamó el cisne—. Rufflet, sigues tú.

    Rufflet quedó como piedra al escuchar las palabras de la profesora Swanna.
    Todos voltearon a ver al aguilucho, esperando a que pasara a la pista. Él, para evitar alguna que otra sospecha, decidió pasar sin mirar a nadie.

    —Profesora, Rufflet aún no sabe volar —dijo Starly.
    —Oh, en ese caso puedes tratar de volar medio metro para empezar. Puede que te cueste un poco al principio, pero con los pasos que te di lo lograrás.

    Una gota de sudor recorrió la cara del aguilucho. Respiró profundamente, volteó a mirar a sus compañeros y luego devolvió la mirada hacia el frente.
    Dio unos cuántos pasos atrás, corrió a gran velocidad con sus alas extendidas y… ¡comenzó a elevarse!

    Varios de los estudiantes comenzaron a animar a Rufflet, y él de lo feliz que estaba, los miró para agradecerles, pero…

    —¡Rufflet, cuidado! —exclamó Swablu.

    Rufflet devolvió la mirada hacia el frente y vio un tronco a pocos metros de distancia. Apurado, dobló a la izquierda pero comenzó a perder el control del vuelo, y cayó bruscamente sobre uno de sus compañeros…

    —¡¡Quítate de encima!!

    De tantos pájaros que habían presentes, justamente había caído sobre el menos indicado: Spearow.
    Rufflet rápidamente se hizo a un lado para dejar que Spearow se levantara.

    —Novato… —susurró el gorrión.
    —¿Qué dijiste? —preguntó el aguilucho comenzando a irritarse.
    —¡Novato!, ¡eso es lo que eres!, ¡no-va-to!
    —¿Ah sí?, te apuesto a que logré más que tú en la primera clase.
    —Pff… ¡no me hagas reír!

    La profesora Swanna veía que esa discusión se estaba poniendo fea así que se interpuso entre los dos para tratar de calmarlos.

    —¡Niños, no peleen! —los regañó el cisne.
    —Eso, refúgiate en la profesora. Así no sales llorando… —se burló el gorrión
    —¡Si no hubiera sido por eso te hubieras ganado una buena paliza para que te aprendas a quedar callado, pajarraco! —gritó Rufflet.

    Todos los estudiantes quedaron asombrados con la respuesta desafiante del Rufflet, mientras que Spearow se mostró bastante irritado.

    —¡A mí no me hablas así, novato! —contestó Spearow.
    —Y a mí no me llamas novato, porque no eres superior a nadie de aquí.

    Esa fue la gota que derramó el vaso. Desde la pelea con Taillow, nadie había vuelto a enfrentarse a Spearow de esa manera.
    El gorrión, descontrolado, emprendió el vuelo rápidamente sin que la profesora Swanna se diera cuenta y batió sus alas para liberar una corriente de cuchillas azules en forma de “X”.

    —¡Aire afilado! —murmuró Starly.

    Rufflet con intenciones de cubrirse, pegó un fuerte aletazo para desviar el Aire afilado, pero algo inusual ocurrió.
    Sin darse cuenta, Rufflet había lanzado varias sierras circulares que destruyeron por completo el Aire afilado y golpearon directamente a Spearow, haciéndolo caer al instante al suelo.

    —¡Wow!, ¡Rufflet usó Tajo aéreo!

    Spearow, completamente enojado, se levantó rápidamente y se dirigió a Rufflet para embestirlo. Sin embargo, tanto él como el aguilucho fueron encerrados en un par de burbujas.

    —¡Fue suficiente! —gritó la profesora Swanna molesta.

    El cisne se llevó a ambos pájaros a un rincón para darles un buen sermón, y les advirtió al resto no hacer nada mientras ella regresaba.

    —¡Quiero que ambos se ofrezcan una disculpa! —exigió el ave acuática de Teselia.

    Sin embargo, Rufflet y Spearow lo único que hicieron fue mirarse con orgullo con las alas cruzadas.

    —¡Niños…!
    —De acuerdo, lamento haberme caído encima tuyo y el haberte hablado así… —dijo Rufflet extendiendo su ala.

    Spearow pegó un gran suspiro.

    —Yo lamento haberte llamado novato y el haberte atacado —dijo Spearow a regañadientes, aceptando el gesto de su compañero.

    La profesora Swanna se alegró al ver que sus alumnos habían hecho las paces, así que les indicó que ya podían regresar con los otros alumnos.

    Ya reunidos, el cisne de disponía de llamar a alguien más para su práctica, pero algo la interrumpió de golpe.
    Las mismas siluetas que Rufflet se había encontrado al principio habían vuelto a aparecer, riendo malévolamente y embistiendo a todos.
    Apenas el cisne iba a hacer un movimiento para detenerlos, una cortina de niebla se esparció por todo el lugar.
    Cuando la niebla fue desvaneciéndose, los estudiantes encontraron a la profesora Swanna envuelta en plumas negras y al frente de ella, a dos pequeños cuervos y a una gran corneja.

    —¡Los hermanos Murkrow…! —susurró Swablu aterrorizada.
    —Y su padre, Honchkrow… —añadió Starly.
    —¡Niños, escapen! —exclamó el cisne.

    Todas las aves salieron despavoridas del lugar, ya fuera corriendo o volando un par de metros.
    Los hermanos Murkrow, riendo malévolamente, los siguieron a toda prisa.

    —¿Qué hace usted aquí? —preguntó el cisne.
    —Lo que usted le hizo a mis hijos, Murk y Row, le saldrá muy caro. Nadie expulsa a alguien de mi familia de la Escuela de Vuelo así sin más, nadie.

    La profesora Swanna se liberó de la Danza de plumas con fuerza, y se puso de pie para enfrentarse a Honchkrow.

    —Sus “niños” mantenían haciéndole bromas muy pesadas a mis alumnos todos los días, dentro y fuera de clase. Incluso, intentaron hacerme una a mí; y esas cosas no se pueden tolerar.
    —Bueno, arreglemos esto de una vez por todas —dijo Honchkrow extendiendo sus alas.

    Entonces, Honchkrow emprendió el vuelo con una de sus alas brillando; acción que fue imitada por el ave acuática.

    (…)

    Los alumnos corrían y corrían, esquivando los ataques que los hermanos Murkrow lanzaban.

    En eso, Spearow llegó a una parte baja de un risco, no teniendo a donde más huir, y al darse media vuelta, vio que los hermanos Murkrow lo tenían rodeado.

    —Esto será divertido… —dijo Murk.
    —Oh, claro que sí… —añadió Row.

    Spearow, al ver que no tenía escapatoria, se puso en posición de batalla.
    El par de cuervos al ver aquello soltaron una burlona carcajada; y comenzaron a preparar un ataque en conjunto, pero un par de sierras circulares los pilló desprevenidos.
    Spearow, al ver quien había efectuado ese ataque, quedó impresionado. No era nada más ni nada menos que Rufflet, que iba acompañado de Starly y Swablu.

    —¡Ven, vamos! —exclamó el aguilucho.

    El gorrión asintió. Sin embargo, en ese momento, los cuervos se estaban levantando.
    Sin pensarlo dos veces, Spearow les lanzó las cuchillas azules en forma de “X” para que volvieran a caer desmayados al suelo.

    Entonces, el ave de Kanto se juntó con sus compañeros, y acordaron en ir en busca del resto del alumnado.
    En el camino, escucharon una melodía proveniente de uno de los árboles. Cuando miraron hacia arriba, se encontraron a un petirrojo en una de las ramas

    —¡Fletchling! —exclamó Swablu.
    —¡Ven, baja! —dijo Starly.
    —¡No puedo! Tengo miedo…

    El ave algodón entonces emprendió el vuelo, tomó del ala a su compañera y la ayudó a aterrizar sana y salva.

    —¡Wow, gracias Swablu!

    El azulejo cerró sus ojos y sonrió como respuesta.

    —“¡Siete Farfetch’ds se balanceaban sobre la tela de un Galvaantula!”

    Esa canción les llamó mucho la atención. Curiosos, siguieron la dirección de dónde provenía el sonido, y vieron a Farfetch’d montado sobre un columpio hecho de telaraña mientras era observado alegremente por dos Joltik.

    —¡Farfetch’d, debemos volver! —lo llamó Starly.
    —¿Qué?, ¡pero si aquí estoy con mis cuates! —dijo el pato señalando a los Joltik.
    —¡Vamos, tenemos que irnos ya! —insistió Fletchling.

    Farfetch’d dejó de columpiarse y luego miró a los Joltik.

    —Nos vemos luego, mis cuates… —se despidió Farfetch’d empuñando sus alas.
    —¡Eres un grande, Farfetch’d! —dijo uno de ellos chocando el puño con Farfetch’d.
    —¡Cuídate, hermano! —añadió el otro, realizando el mismo gesto.

    Luego de que el pato se unió al grupo, los pájaros siguieron su camino y se encontraron a un búho leyendo debajo de un árbol.

    —¡Hoothoot, hora de volver! —exclamó Swablu.

    Sin decir ni una sola palabra, Hoothoot metió su libro dentro de su plumaje y se juntó con sus compañeros.

    Luego de eso, todos formaron un círculo.

    —¿Falta alguien? —preguntó Rufflet.
    —Sí, Taillow —dijo Farfetch’d.
    —De acuerdo. Luego de que lo encontremos, tenemos que volver a la Escuela de Vuelo ahora que nos libramos de los Murkrow, y ayudar a la profesora Swanna —explicó el aguilucho.
    —¡Ustedes no van a ninguna parte! —gritó una voz

    Todos fueron rodeados por una repentina aura azul. Ahí aparecieron los hermanos Murkrow, con los ojos del mismo color que la energía que rodeaba a Rufflet y los otros.

    —Nos tienen inmovilizados con Fuerza psíquica… —murmuró Spearow.

    En ese momento, una golondrina se asomó con temor por un arbusto y vio lo que estaba ocurriendo…

    —¡Despídanse! —dijo Murk.
    —¡Aquí acaba el juego! —agregó Row.

    Taillow observaba aquella escena aterrado, pero luego comenzó a sentir un fuerte coraje en su interior… Tenía que salvar a sus amigos.

    —¡¡No!! —gritó Taillow.

    Los hermanos Murkrow voltearon la mirada y vieron a la golondrina rodeado de líneas blancas acercárseles a toda velocidad, logrando derrumbarlos al instante.

    —¡Genial, Taillow, usaste Golpe Aéreo! —exclamó Swablu.

    Taillow sonrió orgullosamente, mientras que los otros fueron liberados de la Fuerza psíquica al mismo tiempo que los Murkrow cayeron debilitados.

    —Yo y Farfetch’d los vigilaremos —dijo Hoothoot.
    —Aprovechen de ir la Escuela de Vuelo —agregó Farfetch’d.

    Los demás asintieron y se dirigieron a la Escuela de Vuelo.

    (…)

    Mientras tanto, en la Escuela de Vuelo se estaba librando una batalla campal entre la profesora Swanna y Honchkrow.
    El cisne lanzó una ráfaga de burbujas, pero Honchkrow la neutralizó con un oscuro rayo de círculos negros.

    —Su Rayo burbuja no es rival para mi Pulso Umbrío…

    Swanna al ver que el Pulso Umbrío se le estaba acercando, se hizo un lado para evadirlo, pero entonces se le apareció Honchkrow al frente, y la golpeó con un poderoso Tajo umbrío, haciendo que cayera al suelo violentamente.

    En ese momento, Rufflet y los otros estaban llegando a la Escuela de Vuelo y vieron la fuerte caída de su maestra.
    Luego, vieron a la siniestra ave aterrizar frente a ella.

    —¡Tenemos que apresurarnos! —exclamó Rufflet—. Saben qué hacer, ¿cierto?

    Los demás asintieron.

    Paralelo a esto, Honchkrow estaba preparando otro Pulso Umbrío cuando vio que se le acercaban cinco pájaros usando Golpe Aéreo.
    Sin tener tiempo de reaccionar, el pokémon gran jefe cayó desplomado al recibir el combo de golpes propinado por Rufflet y sus compañeros.

    —¡Niños, gracias! —exclamó la profesora Swanna mientras sus alumnos la ayudaban a levantarse.

    En eso, Honchkrow se había levantado con dificultad y pegó un gran rugido. Varios rasguños se apreciaban en todo su cuerpo.

    —¡Te devuelvo el favor! —exclamó el ave acuática de Teselia.

    El cisne batió sus alas y liberó una gran cantidad de plumas que inmovilizaron a Honchkrow y lo hicieron caer al suelo de nuevo.

    (…)

    Ya en el ocaso, los tres cuervos estaban completamente amarrados por cuerdas resistentes, siendo llevados por un Pelipper y dos Wingulls hacia la prisión.

    —¡Gracias por todo, oficial Pelipper! —exclamó la profesora Swanna—. Niños estuvieron asombrosos.
    —¡Y fue gracias a Taillow que pudimos llegar! —afirmó Starly.
    —Tenía que hacer algo… —dijo Taillow sintiéndose halagado.
    —Me alegra ver que has recuperado tu confianza, Taillow —dijo la maestra enternecida.

    En ese momento, Spearow se acercó al pequebuche y lo miró un poco avergonzado.

    —Oye, Taillow, lamento haber sido malo contigo. Y gracias por salvarnos… —dijo el gorrión.
    —¡No hay problema! —exclamó la golondrina dándole un palmetazo en la espalda.

    Spearow sonrió y luego se acercó al aguilucho.

    —Oye, Rufflet, ya sé que hicimos las paces, supuestamente. Pero ahora va en serio, ¿me perdonas? —preguntó extendiendo su ala.

    Rufflet sonrió.

    —No pasa nada, discúlpame tú también por cómo fui contigo esta mañana… —respondió el aparente ave aceptando el gesto.

    Paralelo a eso, Fletchling, Farfetch’d, Hoothoot y Taillow se acercaron a Swablu.

    —Oye, Swablu, ¿quisieras venir a una reunión que haremos en mi casa? —preguntó el petirrojo.
    —¿E-en serio?
    —Sí, y a nombre de todos, ofrezco una disculpa por haberte juzgado sin conocerte…

    Los ojos del ave algodón se tornaron vidriosos de la alegría.

    —No se preocupen, ¡e iré encantada!
    —¡Genial! —exclamaron todos.
    —Está de más decir que están todos invitados… ¿Tú vienes Rufflet? —preguntó Fletchling.
    —Emm, aún no lo sé…
    —Bueno, niños, entremos al salón que en unos minutos debemos irnos —dijo la profesora Swanna.

    Todos entraron, a excepción de Rufflet, pues él había pedido permiso para quedarse unos minutos afuera. El cisne le había preguntado si estaba todo bien, a lo que el aguilucho asintió para no levantar sospecha alguna.

    El humano transformado miró al cielo y dijo:

    —La vida como pokémon no es tan fácil como yo creí. ¿Qué estarán haciendo papá y mamá ahora?

    Sólo eso bastó para que una especie de holograma se le apareciera en frente, y vio unas imágenes de sus progenitores buscándolo por el bosque, los alrededores de su casa, e incluso a una ciudad cercana, mientras pegaban papeles con una foto de él por todos lados y el número de teléfono de su casa por si alguien lo encontraba… pero nada, habían pasado cerca de diez horas y no obtenían respuesta.

    —No… ¡no! —se lamentó Rufflet—. ¿Por qué?, ¿por qué tuve que desear esto?, ¡ahora están sufriendo por mi culpa!

    El aguilucho se largó a llorar. Extrañaba muchísimo a sus padres; el tiempo pasaba y aún no encontraba la forma de regresar a su hogar. No sabía volar como para poder volver a casa, no encontró alguna piedra mística que lo ayudara a regresar a su forma original, nada.
    En medio de su llanto, pudo pronunciar un “¡Los extraño mucho!”, y unos segundos después, una luz amarilla apareció al frente suyo y de ahí salió…

    —¿J-Jirachi? —dijo el aguilucho.
    —¿Qué pasa, Ralph? —preguntó Jirachi.
    —¡No pude! —exclamó llorando—, ¡no pude encontrar la forma de volver a la normalidad y ahora mis papás están sufriendo por mi culpa! ¡Los extraño mucho, Jirachi!
    —Bueno, pero en su lugar hiciste que Spearow dejara su egoísmo de lado, que los demás aceptaran a Swablu, que Taillow venciera su miedo, y salvaste a todos de esos malhechores…
    —Bueno sí… Y me alegra mucho, pero, eso no compensa el dolor de mis padres…

    Jirachi miró enternecido al aguilucho.

    —Reaccioné mal, lo sé. De todos modos, ese trofeo era muy importante para mi padre, porque creo que era de mi abuelo… —se lamentó Rufflet.
    —¡Eso era lo que quería escuchar! —exclamó el pokémon deseo—. Creo que ya aprendiste la lección…
    —¿Eh?
    —Quería que te dieras cuenta que si tus padres te regañan por algo, ellos no te van a dejar de amar, eres muy importante para ellos. Es mejor no dejarse llevar por los impulsos; la rabia nos lleva a decir cosas de las que después nos arrepentiremos, y también nos hace herir a los seres que amamos…

    Rufflet pegó un suspiro.

    —Tienes razón…
    —Si te pedí que nadie se enterara de que eras humano, era porque estarías aún más empeñado en buscar la forma de volver a la normalidad que la de aprender esta moraleja… ¡Ralph, ya encontraste la forma de revertir el deseo!
    —¿E-en serio?

    El pokémon deseo asintió. Rufflet sintió una emoción gigante al escuchar aquella noticia. ¡Podrá volver a la normalidad y regresar con sus padres!
    En ese momento, el aguilucho se dio media vuelta y vio a todos sus compañeros y a la profesora Swanna con lágrimas en los ojos.

    —¿Escucharon todo? —preguntó Rufflet.

    Todos asintieron.

    —Lamento haberles mentido, pero yo…
    —No tienes que explicarnos nada, Ralph —lo interrumpió la profesora Swanna—. Gracias por todo lo que hiciste por nosotros. Ahora debes regresar con tus padres.
    —¡Cuídate mucho! —exclamó Swablu.
    —Nunca te olvidaremos, amigo… —dijo Starly.

    Los ojos del aguilucho brillaron de la emoción, y se despidió de todos muy agradecido.
    Entonces, Jirachi comenzó a emitir un fuerte destello. Había llegado la hora de revertir el deseo.

    ————————————————————————————————————————

    Ralph comenzó a despertar lentamente, y se vio en un bosque nuevamente, pero esta vez, era un bosque que sí conocía.

    Rápidamente observó todo su cuerpo, y vio a sus manos, su piel, y su ropa. Entusiasmado, fue corriendo hacia el lago y vio el mismo rostro que tenía antes del deseo… Su cabello rubio, sus ojos grises, todo en orden.

    Unos segundos después, apareció Jirachi detrás suyo.

    —Gracias por todo, Jirachi…
    —No te preocupes, me alegra que te haya sido útil la experiencia.
    —¿De casualidad te puedo pedir un favor más?

    Jirachi sonrió ante aquella pregunta y asintió.

    (…)

    Mientras tanto, Román y Celeste Richardson se encontraban en la sala de estar, esperando recibir alguna llamada sobre su hijo.

    —Espero que esté bien… —murmuró Celeste con los ojos llorosos.
    —Si no lo hubiera regañado así por lo del trofeo… —se lamentó Román.

    Terminada esa frase, alguien tocó la puerta.
    La rubia mujer se dirigió a abrir la puerta y se encontró con una grandiosa sorpresa…

    —¡Hola, mamá! —dijo Ralph sonriendo.
    —¡¡Ralph!! —gritó emocionada.

    La señora alzó a su hijo y lo abrazó fuertemente mientras lloraba de la alegría. Esas diez horas habían parecido años, pero al fin, ya estaba en casa de nuevo.

    —Gracias a Dios estás bien… —dijo la progenitora del chico.
    —¡Ralph, hijo! —exclamó el padre, corriendo en dirección al rubio infante.
    —¡Papá! —gritó el niño realizando la misma acción.

    Apenas se juntaron se dieron un fuerte abrazo mientras una lágrima recorrió la mejilla del progenitor.
    Luego de soltarse, Román miró a su hijo enternecido.

    —Hijo, lamento haberte gritado de esa manera…
    —No, papá, tenías razón. Yo no tenía por qué estar jugando dentro de la casa, y rompí algo muy importante.
    —No lo hiciste a propósito. Y lo importante es que no te hiciste daño… El trofeo, aunque sea un tesoro familiar, es sólo una representación. El verdadero valor está guardado aquí —dijo señalando su pecho.
    —De todas maneras, te traje algo para enmendarlo…

    El castaño vio que su hijo fue hacia a la entrada y volvió con… ¿su trofeo? Lo miró más de cerca y efectivamente era el trofeo de su padre, y estaba como nuevo.

    —¡No puede ser…!
    —Le pedí a un amigo que lo arreglara. En verdad lo lamento.

    En ese momento, el padre abrazó a su hijo de nuevo. Se sentía profundamente emocionado al ver que su hijo estaba sano y salvo, y de paso, había reconstruido el recuerdo de su padre.

    —‘Gracias, Jirachi…’ —pensó Ralph.
    —‘Fue un gusto, Ralph’ —dijo una voz en su cabeza.

    El rubio abrió los ojos y vio al pokémon deseo volearle la mano para despedirse de él. El pequeño Richardson, contento, le devolvió el gesto; y luego Jirachi se teletransportó hacia otro lado.

    Sin duda, Jirachi le había enseñado una lección muy especial, una que jamás ovlidaría; y que lo uniría mucho más a su familia.

    Jirachi, contento, comenzó a volar por el cielo en compañía de una bandada de Pidgey que había… “¡emprendido el vuelo!”

    ¡Fin!
     
    Última edición: 24 Enero 2014
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  2.  
    Incógnito

    Incógnito Iniciado

    Cáncer
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    Hola.
    Me gustó tu fanfic, me recuerda a un libro que me hicieron leer en el colegio (Juan Salvador Gaviota) que se enfoca en el vuelo precisamente. Yo no le veo nada de malo a ser un pokémon volador, mientras sea el adecuado (no me gustaría ser Altaria, pero yo que Ralph entreno y evoluciono en un Braviary muy molón). Están de villanos los dos que odio más: Spearow y Murkrow, para mí esos no van nunca a mi equipo.
    Bueno, con respecto a las fallas técnicas, sinceramente no vi ninguna, así que está todo bien, supongo. El final fue un poco distinto a lo que yo imaginaba que sería, pero está muy bien.
    Saludos.
     
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  3.  
    crashloxx

    crashloxx Iniciado

    Piscis
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    Hola ¿Como estas? me gusto mucho el Fanfiction,lo mejor es que es una historia totalmente nueva y creativa no es la típica donde esta Red,Ash o algún personaje de algo de Pokemon (ya sea Videojuegos,Anime o Manga) el tuyo se centra en el mundo Pokemon pero aun así siendo una historia realmente nueva en todos los sentidos ademas tu Fic no tiene fallas ortográficas,usa exclamaciones,tildes,el guion largo
    Realmente sigue así,eres un escritor con futuro ;)
     
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  4.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    Lo prometido es deuda, fue un escrito bastante ingenioso, querer ser un pokémon te da una visión abierta acerca de cómo sería la vida al volar por los cielos y sonreír ante las adversidades. Un escrito que refleja bien los sentimientos de los seres humanos, querer sobresalir, ser mejores y al mismo tiempo comprender lo importante que es la familia para nosotros. Tu escrito fue muy humano y eso es un punto fuerte, cada pokémon representaba una emoción, desde la inteligencia hasta la soberbia y ese detalle fue el que agregó más sabor al escrito.

    Respecto a lo técnico, te seré sincero, no revisé bien la ortografía y gramática porque son las 3 y cacho de la mañana xD, pero confío en que revisaste bien tu obra.

    Al final el protagonista aprendió su lección y me pareció un bonito detalle que Jirachi arreglara el trofeo, todos los pokémon voladores finalmente podrán convivir en paz tras la intromisión de un humano disfrazado haha, gracias por invitarme.
     
    Última edición: 2 Febrero 2014
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  5.  
    Fabian

    Fabian Adicto

    Tauro
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    ¡Qué ondas!
    Muchos personajes, eso me gusta, no es nada fácil desarrollar tantos personajes (Y en especial si son Pokémon, es otra realidad de la ellos :w) Pero se ve que han logrado un toque perfecto entre satisfacción y reflexión en este lindo escrito. El título realmente me llamó demasiado la atención.
    Personalmente no me gusta la letra Arial, pero agregaste detalles en los pedacitos de narración que me hicieron ignorar por completo este desagrado mío.
    Oh, no se me olvida el simpático detalle del final, Jirachi se queda como mi personaje favorito xD
    Como ya han dicho más arriba, no hay errores respecto a la ortografía, muy muy bien escrito (Vaya, creo que eres la mayor competencia eh xD! Rival digno de temer) En fin, creo que eso es todo lo que vengo a comentar e.e Mucha suerte en la actividad!

    Chaochao!​
     
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  6.  
    Lil Shandawn

    Lil Shandawn Portadora de la Scissorblade - Rolerda en Twitter

    Libra
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    Hey Hey! Lo prometido es deuda Tete XD

    Bueno, en fin, aquí voy.
    La historia es bastante original, y meterle un pokémon legendario a la historia queda genial, a la par que de original.
    Ahora, mi pregunta es... ¿Por qué Rufflet? Bueno, eso no importa, lo que importa es que no te has dejado llevar por pokémon grandes y llamativos, y eso también gusta. La trama estuvo muy bien, y no noté faltas ortográficas, así que enhorabuena. Me gusta la forma en la que escribes, así que intenta no cambiar XD

    En fin, como te dije, no se me da muy bien añadir comentarios, pero aún así, lo prometido es deuda, y aquí te dejo mi opinión.

    ~Deu!
     
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  7.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Bueno que mantenerme atraido con casi siete mil palabras tanto que me estaban llamando y ni escuché, no es tan sencillo.
    El escrito básicamente todo lo que esperaba de esta actividad. En cada aspecto cada detalle, mira que desarrollar con precisión cada elemento, dar roles de comportamiento a cada pokemon bastante acertados, desarrollar una historia con una narrativa muy buena, en cuanto a lo técnico, que siendo honesto no preste mucha atención por estar en el texto pues la verdad no creo que haya errores, sería genial que se aceptará una segunda ronda para un ganador definitivo y esta historia daría para mucho más.

    Excelente

    The Dark Knight Fire
     
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  8.  
    Hygge

    Hygge Game Master

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    OMG! Un One-shot de OnlyYops, el PRIMER One-shot de Only y ha sido...increible. Claro, porque lo hiciste tu.
    Que quieres que te diga que no te haya dicho antes, me encanta como escribes, una manera sencilla y fantástica. Metes todo lo que debe de llevar un fic y le añades tu estilo personal, simplemente genial. Las faltas...creo que vi por ahi algun error diminuto pero nada más, siempre tan cuidadoso con los fallos (?)
    Me encanta esta historia, ha sido muy linda y hasta tiene su pequeña moraleja :3
    Espero que sigas así de bien con tus escritos y que mejores cada dia mas.
    Nos leemos!

    Serena Yvonne.
     
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  9.  
    Rojo FireRed

    Rojo FireRed Orientador

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    Amigo, amigo, amigo, me quito el sombrero ante ti, es una gran historia, muy linda, te ganaste un Megalike por mi parte, es un buen fic, aunque faltaron acentos y otros detalles menores, está bien planteado, bien escrito y bien hecho..
    Sayonara, Only-san :3
     
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  10.  
    pyroar

    pyroar Iniciado

    Leo
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    El fic fue jenial ;).Se ve que eres mui bueno asiendo fics :D.Bueno saludos y bueno suerte con tu otro fic espero con ansiedad el nuevo capitulo;).
     

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