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    elizabeth wolf

    elizabeth wolf Entusiasta

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    Ciencia Ficción
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    Hola primero gracias a aquellos que se tomen la molestia de leer este delirio que se me ocurrió, segundo quiero advertirles que no sera algo muy sutil por lo cual verán un sentido del humor muy ácido, amargado, hasta puede que histrionico en algún que otro pasaje. Estoy abierta sugerencias y claro si no les gusta no lo seguire. Gracias nuevamente y bienvenid@s a mi locura



    Dimensiones Paralelas


    En una estéril y aséptica habitación del hospital más reconocido y caro de la ciudad se encontraban reunidos los miembros de una importante familia. La razón de dicho encuentro se haya tendida en una cama donde sus frágiles huesos descansaban, sondas y demás cables que le servían a los médicos para revisar sus signos vitales se encontraban saliendo de aquel frágil cuerpo lleno de arrugar. La mujer en sí no medía más de 1,67 altura pesaba apenas 50kg, tenía el pelo plateado a causa de las canas el cual en antaño había sido una melena color caoba esplendida, los ojos color verde y los labios de un rosa pálido la piel de aquella dama de tan solo 80 años ahora surcada de arrugas causadas por el paso del tiempo era de un blanco espectral y no se debía a la luz de aquel lugar ese era su color natural.


    La anciana de la familia González se encontraba rodeada por sus tres hijos, los cónyuges de los mismos y sus 8 nietos y hasta un bisnieto, desde la cama del hospital ella los miraba como derramaban lagrimas y nuevamente su mente afilada despotricaba por aquel cuerpo decrepito que la condenaba a la muerte inevitable cuando su mente aun se sentía tan joven y lucida. En realidad siempre creyó que a medida que el tiempo pasara al igual que su cuerpo envejecía su mente también lo haría, se volvería más lento su razonamiento más dócil o más agrio como pasaba con la mayoría de los ancianos de su edad.


    Suspiro mental, eso causo una nueva oleada de sollozos de su nuera y otra vez la eterna pregunta se volvió a formular en su cabeza ¿Qué había visto su hijo en esa mujer tan desagradable? Llevaba 30 años casada con su hijo mayor y aun no entendía que le había visto, a ella nunca le agrado a diferencia de su difunto esposo el cual la encontró “encañadora”, la miro mientras lloraba y sus carnes flácidas se sacudían miro la ropa que tenía puesto y su desagrado por la mujer iba en aumento.


    Era el día de su muerte y esa mujer no tenía nada mejor que ponerse que una blusa sin mangas las cuales mostraban sus flácidos brazos con el colgajo que les queda cuando los músculos perdieron toda tonificación, dirigió la mirada al escote de la blusa y vio que era en forma de V y con un bolado que aumentaba el volumen ya exagerado de los pechos de su nuera, el estampado era floral con flores tan grandes blancas en un fondo negro que enseguida le vino a la mente la palabra VACA en letras luminosas como cartel de neón.


    Si la muerte tenía algo bueno era no volver a ver el horrible vestuario de su odiada nuera, levanto los ojos al ver que una mano se posaba en el hombro de la “vaca” ¿ya que se estaba muriendo porque no llamar a las cosas por su nombre? Pensó de forma ácida, la mano que reposaba en el hombro era de su nieto un joven que parecía un fosforo por lo flaco de niños siempre fue melindroso nunca le venía bien la comida. Uuuffffff dios solo sabe las veces que me contuve para meterlo en un manicomio, pero la culpa de que el niño saliera tan melindroso había sido la vaca sin duda alguna. Busco con la mirada a su hijo mayor y lo vio ahí parado con su traje parado contra la pared en silencio viéndola a ella, en sus ojos se reflejaba la tristeza más honda. Mantenía la compostura su rostro afeitado su cabello con algunas canas de un color castaño claro heredado de su padre comenzaba a ralear dejando ver dos entradas en la frente los ojo del mismo verde que ella captaron mi mirada y un destello se reflejo en los mismos, con su hijo mayor no solo compartía su color de ojos si no su aguda mente.


    Él estaría bien pensó confortantemente, su corazón brinco el monitor que lo controlaba hizo un pitido el cual se ahogo con el grito de su nuera, su mirada volvió a verla y deseo poder estrangularla pero sus decrepitas manos hacia mucho no le respondían aun así sintió una leve presión en una de ellas y miro quien era el que había tocado su mano. John su segundo hijo, tan alto y elegante como su padre, él era el calco del mismo y aun así tan diferente tenía un carácter muy tranquilo de suaves modales y lento hablar era de esa clase de personas que parecen que conocen el secreto de la felicidad y poseen el tiempo del mundo.


    Busco a la tercera su hija menor a los pies de la cama la miraban con sus ojos grises empañas de lagrimas de dolor, sin duda para ella sería mucho más difícil sus dos hijos varones hacia tiempo habían dejado el nido formado su familia pero su pequeña María aun a sus 30 años se resistía a irse de la casa materna, aunque ahora ya no tendría que irse sería suya dentro de algunas horas. Se había casado con un policía y le había dado 3 nietos los cuales se encontraban durmiendo en un sofá que había en la habitación. Su yerno parecía más un gánster de una película de bajo presupuesto, siempre se pregunto si en verdad ese era el pelo de él o usaba una peluca, a poca distancia de él estaba la esposa de su segundo hija, rubia pálida y con una tendencia horrible por usar un labial rojo masticaba chicle como si estuviera rumiando las 24 horas del día cosa que sabía a ella no le gustaba le lanzo una mirada asesina.


    El cuarto estaba abnegado de flores la gente la quería, siempre había sido amable y bondadosa ya que nunca había dicho lo que en realidad pensaba. Su mente era demasiado ácida y malévola para este mundo cargado de hipócritas. Rodeada de todos esos seres a los cuales ella amaba de una forma u otra, los criticaba y los media con la misma vara que se media a ella misma, ahí acostada esperando que la muerte pasara a buscarla pensó si en verdad existiría el infierno, el cielo o solo se encontraría con la nada misma.


    La enfermera vino a revisar como iba mi muerte al parecer más lenta de lo que ellos esperaban, si pudiera mover mi rostro me reiría de sus prisas. Una apoplejía severa y su cuerpo había quedado paralizado, nunca estudie medicina odiaba a los enfermos los hospitales y los médicos y había pasado estos últimos 6 meses en este lugar y si lo sabía era gracias a su nieta Ana. Era una adolecente de 16 años que tenía una guerra declarada contra su madre la “vaca” y debo admitir que yo había sido participe de la misma sin que nadie supiera, pero como me divertía!!!



    Apoplejía un nombre que no dice mucho en realidad y al parecer estos médicos no saben lo horrible que es, la tortura más grande de un ser humano encontrarte encerrado dentro de tu propio cuerpo. Miro a todos a su alrededor y sintió un dolor en el pecho, increíblemente no moría de la apoplejía ni sabía si se podía morir de eso, pero en su caso moría a causa de su corazón el cual luego de que la sometieran a dos operaciones a corazón abierto había dicho basta dando como resultado que este era el final.


    Mi vida se mantenía gracias a diversos aparatos que hacían un ruido infernal, era obvio que quien invento estos no conocía los silenciadores o no sabía que los pacientes deben dormir con tranquilidad no con un montón de maquinas que hacen un ruido semejante a un enjambre de insectos. Por la puerta de la habitación llego un pitufo, no podía llamarlo de otra forma un pitufo petizo rechoncho y con esa barba de candado que nadie se ve le dijo que le quedaba horrible pero el lucia como si fuera un adonis.


    Se dirigió a toda mi familia diciendo que ya era la hora, mi hijo mayor volvió a protestar y a alegar que yo estaba viva y que daba señales de inteligencia. Le hablo de mis ojos del movimiento de los mismos de que estaba segura que yo entendía pero me encontraba encerrada en mi cuerpo. Con su voz pastosa el pitufo explico nuevamente lo que era una apoplejía, un síndrome de aparición brusca que corta toda actividad cerebral. Si pudiera hablar le diría donde podía meterse su definición, pero no podía por 6 mese había luchado para poder hacerlo y ahora se enfrentaba a las consecuencias de no poder hacerlo. Iban a matarla o ya estaba muerta de todas formas de que serviría hablar si su cuerpo no podía seguir más.


    El médico se acerco y apago las maquinas, se supone que debía tener un pensamiento de amor fraternal, comprensión algo que elevara mi espíritu sobre el resto, pero en realidad cuando la falta de oxigeno me hizo arder los pulmones y el corazón dejo de bombear lo único que pude pensar fue “Ojala que nunca se te vuelva a parar”


    Oscuridad… completa y absoluta oscuridad, se suponía que estaba muerta pero yo sigo aquí. Seguro volvieron a conectar la maquina esa ya que su mente seguía lucida y activa, ¿Cuánto tiempo habrá estada apagada la maquina? No podía estar segura pero por unos momentos no pudo pensar y sintió el vació muy grande junto a un silencio atronador. Ahora su mente volvía a pensar con rapidez y lucidez, supongo que mi último pensamiento no había sido el más indicado seguro que a ese hombre nunca se le había parado, un deseo desperdiciado pensó con jocosidad. Un grito de terror se dejo escuchar con fuerza crispándole los nervios de una manera aterradora - “Jesús mujer ni que te estuvieran matando para gritar así” - o tal vez sí, este hospital tal vez no era tan bueno como creía, un nuevo grito se escucho con más fuerza y más cerca. – Bueno vale te están matando pero al menos trata de morir en silencio como el resto de nosotros, joder! Que ya ni morir en paz se puede y con la cifra que uno paga para ser atendido en este lugar y no disponían de morfina para hacerla callar-



    Un tercer grito se escucho más cerca y ya fastidiada abrí los ojos y si los gritos de la futura difunta como decidí llamarla ya me había puesto los nervios de punta ver un cielo tachonado de un sinfín de estrellas y el aire fresco con olor a pino me puso furiosa. Lo primero que pude pensar era que habían tirado mi cuerpo en un descampado de alguna ciudad y qué se supone que debía hacer ¿esperar a que perros callejeros, ratas o vaya saber que otra clase de animales circulaban por el lugar se comieran mi carne para luego roer mis huesos? – Dios si existe dejarme reencarnar para matar el de la funeraria, menuda estafa me hicieron-


    Algo andaba mal pude sentirlo en todo mi cuerpo, los pasos de la gritona se escucharon muy cerca, tal vez otra muerta que descubrió que la había botado en vez de enterrado? Eso no era posible, un mosco se poso en mi nariz y sin darme cuenta mi mano dio contra mi cara con la intención de matarlo. Me asombre a más no poder y descubrí que era lo que estaba mal podía moverme, me puse de pie en el mismo instante que una mujer delgada con la cara sucia de tierra el cabello desarreglado debajo de un pañuelo que usaba ¿un kimono?


    No pude seguir mirándola ya que detrás de ella un ciempiés del tamaño de un camión con zorra de esos que trasladan los conteiner del puerto apareció detrás de ella, la mujer había quedado petrificada mirándome y yo mirando ese bicho inmundo. Un grito de un hombre se escucho fuerte y clara desde atrás de ese animal.


    -Garras de acero-


    Una hilera de 5 luces por decirlo así destrozaron al ciempiés, voces de mas personas se acercaban un monje con un habito budista corrió hasta la joven para preguntarle si se encontraba bien cuando vio la dirección de la mirada de la chica se puso delante de ella para protegerla o eso parecía. ¿Pero protegerla de qué? ¿Acaso había un bicho detrás de mí? ¿O yo me veía como un fantasma?


    El grupo de recién llegados dio un paso hacia adelante un joven con una vestimenta color roja fue el que mas se me acerco y moviendo sus mano en la cual se veía claramente la garras me hablo con ese tono de voz que durante tantos años había escuchado y conocía de memoria.


    -¿Qué haces aquí, acaso ese ciempiés era tu amigo?-


    ¿Mi amigo? Pero que decía y aun más importante por qué tenía orejas de perro. No solo había muerto si no que me había vuelto completamente loca. Necesitaba pensar y para eso debía estar lejos de ahí y en mi fuero interno lo deseé tanto y con tanta fuerza que en el tiempo que toma parpadear me encontraba en otro lugar completamente diferente.
     
    Última edición: 7 Septiembre 2014
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    Deje que mi cuerpo se desplomara en el suelo y me quede sin saber que decir o pensar, ¿en realidad había visto a un joven con orejas de perro? ¿Eso era posible? Mire a mi alrededor y vi un estanque de agua clara y me acerque, en el mismo vi mi reflejo pero ese no era mi reflejo o si? Allí en la superficie quieta de ese estanque veía a una mujer de unos 18 años tal vez con una larga cabellera negra y ojos color violeta, labios rosa y piel blanca. Alce mi mano y lo mismo hizo la imagen de lago, toque mi rostro mi pelo mi nariz el reflejo hizo lo mismo me agache y metí mi mano en el agua distorsionando la imagen. Hable en voz alta sin importarme que alguien me oyera ya no me importaba estaba segura de haber perdido la cordura hacía rato.


    -¿Dónde estoy? – Grite con fuerza – ¿Alguien puede oírme?


    Y en efecto alguien me oyó al parecer a mi derecha en la espesura del bosque un ruido pesado que hacia vibrar la tierra se acercaba a mí, habrá demorado unos 5 minutos antes que apareció un ogro de lo más horrible, apestaba a mugre y cuando me hablo me hizo acordar a un pozo séptico sin lugar a dudas.


    -Vaya vaya que tenemos aquí si es una pequeña yuokai, eres muy hermosa tal vez debería hacerte mi esposa- Dicho esto dio un paso al frente


    Al escuchar lo dicho no sabía qué hacer supongo que la costumbre de la diplomacia y buenos modales sería el mejor camino pero cuando dio un segundo paso mis buenas intenciones se fueron al garete y con toda tranquilidad y desdén me dirigí a aquel ser imaginario, seguro era un producto de mi imaginación.


    -¿Tú esposa? Acaso nunca te viste en un espejo? Eres repugnante-


    Hice un ademan con mi mano como para enfatizar pero que de la punta de mi uña saliera un haz de luz que cortara aquel ser por la mitad me dejo as aterrada de lo que jamás había estado en mi vida y mas desesperadas por respuestas. Una luz blanca y cálida se manifestó a mi espalda dejando ver a un hombre que me tendía la mano.


    -Yo te explicare todo, debemos irnos Inuyasha y su grupo se acerca-


    ¿Quién diablos era Inuyasha? Mire en todas direcciones para mirar aquel ser y tome su mano, al menos no era tan aterrador ni repulsivo como lo que había visto hasta ahora. La luz nos envolvió cegándome por unos instantes para luego apagarse dejando ante mis ojos una sin fin de luces de colores típica reacción de cuando has sido encandilado. Al fin mi vista se centro y pude ver un hermoso salón con alfombra blanca y muebles de todos los tiempos y estilos. El hombre tomo asiento en un sillón de estilo cómodo y moderno invitándome hacer lo mismo en su gemelo.


    Tome asiento mientras él servía dos tazas de té y me daba una, me ofreció leche la cual rechace, azúcar y limón que sí acepte. No podía dejar de mirarlo con suspicacia y esperando que Barny o algo igual de chiflado apareciera en cualquier momento a tomar el té con nosotros, porque seguramente esta era las clases de alucinaciones que tenían los locos.


    -Lamento informarte que no estás loca ni muerta- hizo una pausa mientras sorbía su té – Bueno muerta si estás pero en tu mundo, aquí tienes una nueva vida y de nada sirve que te aferres a la anterior.


    Lo mire y en verdad pensé que si alguna vez hubiera probado alguna droga no habría tenido una alucinación tan real como está. Suspire y jugué con la idea de mi no-muerte o mi lora-realidad, en realidad quería mas respuestas que preguntas y fruncí mi seño contemplando a mi anfitrión “imaginario” me tome mi tiempo antes de responderle.


    -Supongamos, solo supongamos que te creo y que no estoy muerta pero si lo estoy… ¿Por qué no me veo como yo? ¿ y qué rayos era ese ciempiés gigante, el chico con orejas de perro y el ogro que me ataco?-


    -Bueno te diré lo que sé… en raras ocasiones cuando la mente supera los límites del cuerpo esta no muere trasmuta, reencarna, viaja, en realidad no sabría cuál de esas opciones es la verdadera o si alguna lo es. Sea como sea tu cuerpo en tu mundo o mejor dicho dimensión murió pero tu mente no y es por eso que apareciste en esta otra dimensión, veras durante muchos años los científicos hemos hablado de las dimensiones y la posibilidad de la existencia de los paralelismos y puertas dimensionales, etc. Este lugar es un igual al mundo del cual tu previenes pero unos 500 años atrás, cómo pudiste ver aquí todas esas criaturas míticas existen y tu formas parte de ellas ahora, tu imagen corresponde a una yuokai hembra realmente hermosa, desde que estoy aquí debo admitir que no he visto una criatura tan bella como tú. Debes entender que ahora ya no eres humana y comportarte como tal te traerá problemas ya que los humanos te temerán los yuokai comen humanos – ante la expresión alarmada de mi rostro se inclino un poco en su sofá hacia adelante tomo mi mano para tranquilizarme- No todos lo hacen y no creo que tú lo hagas pero la gente de esta época es muy ignorante en algunas cosas y mucho más inteligente que nosotros en otras-


    -¿De qué época eres tú? - no pude evitar preguntar ya que la pregunta flotaba en el aire


    -Morí en 1942 en Alemania-


    No dijo mas y no fue necesario esos dos datos resumían mucha información sobre él. Me recline en el sofá y bebí lentamente mi té mientras sopesaba toda la información y aun no entendiendo por completo esta nueva realidad la cual aun no quería asumir por completo, suspire pesadamente y espere a ver si Barny aparecida o tal vez Bob esponja o cualquier otro ser bizarro.


    -Morí en mi dimensión, pero estoy viva en está… ¿Por qué? Sigo sin entender y para ser honesta creo que estoy loca y tú y todo esto son parte de mi enfermo cerebro al cual un medico que se parecía a un pitufo apago la maquina que le proveía el oxigeno necesario para vivir, puede que estas alucinaciones sean producto de ese suceso y cuando la última célula neuronal muera mi cerebro se apagara pro completo y todo esto desaparecerá.-


    -Si ese fuera el caso y no quieres cree que esta en tu nueva realidad y no estás loca se te presentan dos opciones mi querida freund … la primera puedes pasar el tiempo que le lleve a tu cerebro en morir discutiendo sobre si en verdad esto es una ilusión o no o dos puedes disfrutar esta experiencia sin importarte el tiempo-


    -¿Cuál fue tu elección?- lo mire arqueando una ceja.

    -Mi quería freund es usted muy lista y debo decir que algo sínica para su edad, pero yo elegí la primera y luego de mucho tiempo opte por la segunda hoy me pregunto cuantas cosas me perdí por estar pensando si esto era un sueño, locura o realidad-


    Tome lo que me quedaba de té y realmente no sabía que responderle, ¿vivir esta vida hasta que se termine? ¿Cuánto demoraría en llegar el fin? La vida me estaba tomando el pelo sin lugar a dudas y ahora me preguntaba si había sido a causa de mis pensamientos tan ácidos para con aquellos que me rodeaban.


    -Ya es muy tarde y ha sido una impresión muy fuerte hay mucho que debe asimilar todavía por lo cual le recomiendo que descanse, si me acompaña le mostraré sus aposentos-


    No discutí, no dije nada en realidad deje la tasa sobre aquella mesa de siglo XVIII y seguí a mi anfitrión, sin perder detalle en el recorrió hacia la habitación que me había asignado, todo el lugar era un museo de objetos de diferentes épocas y culturas, nunca fui realmente una amante del arte pero ver por una pared un fresco que parecía ser de la Atlantida o alguna cultura igual de vieja me dio aun mas en que pensar sobre mi anfitrión.


    Llegamos a la dichosa habitación, blanca con dorado espejos empotrados en las paredes un gran ventanal y una cama estilo King Saiz que tenía toda la ropa de cama en blanco. Asombroso realmente entre dejando al hombre atrás este me dio las buenas noches y cerro la puerta tras de si, espere unos 15 minutos mas o menos mientras mi curiosidad me llevo a recorrer todo el lugar, abrir todas las gavetas y hasta husmear bajo la cama, uno nunca sabe que se puede encontrar. Luego de toda esta exploración me dirigí a la puerta y comprobé que estaba abierta vi que la llave de la misma se encontraba del lado de adentro cerré y me dirigí donde se encontraba el baño al mejor estilo de un hotel de 5 estrellas.


    Nada relaja mas el cuerpo que un baño de inmersión con aguas perfumadas, nunca me gusto la idea de esos baños con aceite no le veía lo higiénico a quedar toda aceitada como si uno fuera a ser freido igual que un pedazo de carne. Me unte las cremas que mas me gustaron y había una gran variedad no pude evitar ver ese cuerpo en el espejo de cuerpo entero completamente bien formado, desnuda era aun más impresionante que vestida pero eso pasaba con todas las mujeres, pero había algo que no sabía cómo describirlo y solo podía decir que ese cuerpo simple y llanamente era “hermoso”.


    Meterme en aquellas sabanas limpias con el típico olor de la ropa de cama recién sacada de la cuerda fue maravilloso, pensé que me costaría dormir pero en verdad estaba tan cansada que cerré mis ojos cayéndome un profundo sueño en el cual soñé con dos ojos dorados que me miraban. Desperté cuando en mi sueño extendí mi mano para alcanzar esos ojos y me encontré con la habitación bañada por la luz y el olor a café que venía de alguna parte. Salte de la cama y disfrute de la agilidad de ese cuerpo me puse las pantuflas y salí en busca de ese aroma que sentía con tanta fuerza y deseo por una tasa de ese néctar negro.


    Encontrar la cocina no me fue difícil y allí mi anfitrión estaba cantando una canción más vieja incluso que yo, luego recordé que supuesta mente él era primo hermano de Tutankamon pero alemán. Me miro sonrió y me hizo señas para que tomara asiento y lo hice, puso delante de mí un plato con huevos, tocino pan tostado un vaso de jugo de naranja y la tan deseada taza de café.

    -Buenos días- me dijo mientras él se servía su desayuno.

    -Buenos días… ¿aun no me has dicho tu nombre? ¿y cómo es posible que tengas todo esto si este mundo está 500 años atrasado? - le pregunte mientras mordía la tostada en la cual había puesto una parte del huevo y otra del tocino.


    -Me llamo Arturo y todo esto lo traje, a diferencia de ti me querida amiga no soy un yuokai soy un simple humano con poderes especiales, entre ellos el de poder viajar entre dimensiones.-


    Si la mandíbula podían desencajarse y caerse al suelo la mía lo habría hecho sin lugar a dudas, la teoría de la cordura creo que se había ido volando por la ventana pero pensándolo bien también tenía sentido los objetos que habían allí muchos estaban perdidos en el tiempo. Tome otro sorbo de café y pensé que mejor era disfrutar esto que pensar en mi cordura si ya la había perdido no la recuperaría pensando en cómo la había perdido.


    Desayunamos en silencio y luego me fui a vestir encontré un kimono tan hermoso que parecía un sueño de verdad, me lo puse con cuidado y con toda la vanidad que no podía esconder me mire en el espejo durante un buen rato apreciando esa imagen, yo en realidad nunca fui bonita, solo era alguien normal no se giraban cabezas al verme pasar, pero con este cuerpo creo que girar cabezas era quedarse corta cualquier hombre al ver esta imagen perdería la cabeza sin lugar a dudas.


    Pagada de mi misma salí de mi habitación y me dirigí donde Arturo, ese día me conto sobre los yuokai y sus habilidades quería que entendía todo ya que al ser uno de esa especie tendría algunas de esas habilidades sin lugar a dudas. Al caer la noche me encontró en la biblioteca de esa casa o misión sus dimensiones cambiaban según el capricho de su amo, leí todo lo que pude y luego el cansancio me venció por lo cual me retire a dormir.


    Los siguientes días fueron igual aprender y aprender aun mas, Arturo quería que me encontrará cómoda con este cuerpo que lo sintiera como mí cuerpo lo cual no era fácil ya que yo pensaba en mi cuerpo como aquel que tenía 80 años y se lo dije por lo cual la respuesta que me dio pego en el clavo, “tu cuerpo tiene la edad de tu mente, es obvio que aunque tu cuerpo envejeció tu mente nunca lo hizo” y al escuchar eso sentí como que alguien me libero.


    Por extraño que pareciera le guardaba cierta lealtad a mi viejo cuerpo, le había pasado muy bien en él y si que le había pasado bien! Sonreí mas para mí que para Arturo perdida en mis recuerdos. Dada por terminada esa charla volví a aprender con el afán de entender mí nuevo cuerpo y sus habilidades, lo cual debo confesar que no tarde tanto una vez asumido que ese cuerpo me pertenecía todo fluyo de forma natural, esa noche sonreía y me sería tan ligera como el mismo aire.


    -Puedo acostumbrarme a esto, seguro que si puedo- y dicho eso me dormí
     
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    Nuevo día, corrí a por mí café sonriendo de oreja a oreja al llegar mire a Arturo que me sonrió como un padre que ve a su hijo caminar por primera vez, esa mezcla de orgullo y miedo me hizo reír sin parar, desayunamos y al terminar le dije que iría a explorar le pareció bien ya que yo era libre de hacer lo que me diera la gana y aun mas de estar donde quisiera estar.


    Me di un baño me vestí con otro kimono de hermoso diseño y salí, antes Arturo me enseño como regresar y luego se despidió de mi con un guiño y un cuídate mucho. Como me dijo Arturo solo debía pensar en dónde quería ir y ahí aparecería por lo cual solo conocía dos lugares en este mundo y elegí el primero, acto siguiente estaba allí bañada por la cálida luz del sol y la frescura del aire.


    Empecé a caminar tranquilamente recorriendo el lugar hasta que divise una aldea y me acerque la gente empezó a gritar y no pude evitar maldecir en voz alta por tanta alharaca, ni que estuvieran viendo al mismo demonio que gente tan molesta y ruidosa. Me di media vuelta y camine lejos de ese lugar pero un olor a miedo me hizo cambiar de rumbo, detrás de un tronco caído hace mucho tiempo ya dónde el musgo verde crecía a su antojo un joven y pequeño zorrito temblaba tapándose su cabasita con sus pequeñas manitos, su colita peludita hacia un ruido gracioso pero no me reí el miedo que ese animalito sentía me conmovió. No quería asustarlo por lo cual me aleje y me senté recostando mi espalda contra un árbol cercano, quería saber que le causaba tanto miedo y si yo lo asustaba difícil sería que me lo dijera, así que le hable con voz suave y pausada.


    -¿Por qué tienes miedo?-


    No hubo respuesta alguna pero no me moví ni volví a hablar el ruido de aquella colita temblorosa seso de repente, unos minutos más tarde una carita de niño se dejo ver apenas tras el tronco y la voz de un niño temblorosa respondió al fin mi pregunta.


    -Eres un yuokai, viniste a comernos-


    Quede shoqueada por no decir espantada, la causa de aquel miedo era mi presencia y me acorde en ese instante lo que Arturo me había dicho que existían miembros de esta especie a la cual pertenecía que comían carne humana y de yuokai menores.


    -Aunque te ves muy bonito dudo que tengas buen sabor, por lo cual no te comeré- Le guiñe un ojo y sonreí mientras miraba rumbo a la aldea dónde aun se escuchaba un gran alboroto.


    -¿Te comerás a los aldeanos?-

    -Son muy ruidosos, tampoco deben saber bien- le dije mientras volvió a mirarlo.

    -¿Ósea que no comes humanos?-

    -No, no lo hago-

    -¿Por qué estás aquí entonces?- La pregunta fue acompañada con el movimiento de aquel diminuto cuerpo subiéndose al tronco y sentándose.

    -Salí a pasear, es un bonito día después de todo-

    -No pareces mala-

    Era un niño no solo su carita angelical lo decía si no su curiosidad y sus preguntas interminables, solo los niños podían tener tantas cosas que preguntar y dar sus observaciones sin preocuparse de nada más.

    -Creo que no lo soy. ¿Tienes nombre?- le pregunte mientras me ponía de pie, había escuchado a los aldeanos que se habían juntado para dar casa al “demonio” y dada la reacción de este niño no me costaba mucho saber quién era el demonio que iban a casar.


    -Me llamo Shipo y soy un zorrito-


    -Es un placer conocerte Shipo, debo irme ya que los aldeanos no tardaran en llegar cuídate mucho pequeño-


    Y me desvanecí en el aire dejándolo ahí, cuando me di cuenta de mí torpeza regrese enseguida el niño se iba caminando como si nada al parecer no temía a los aldeanos. Sin que se diera cuenta lo seguí a una distancia prudente este se topo con unos humanos que lo saludaron y el siguió su camino por lo cual ahora si me fui tranquila al parecer Shipo pertenecía a esa aldea y no le temían.


    Aun era temprano por lo cual decidí seguir explorando lejos de las aldeas, caminando por un paisaje idílico como pocos iba tranquilamente cuando una ráfaga de viento que traía consigo una luz cegadora y la destrucción de todo a su paso dejo un sendero muerto frente a mí. A lo lejos se escuchaban voces y camine hacia ellas para saber que había sido el causante de esa destrucción.


    Allí donde ese pequeño monte comenzaba se encontraba el mismo joven con las orejas de perro y su vestimenta roja, el monje con el hábito budista, una joven vestida de negra y otra de colegiala. El de las orejas de perro se jactaba de algo mientras que yo miraba fascinada sus orejas y sin darme cuenta camine hacia ellos. No notaron mi presencia hasta que mi mano toco una de las orejas y la acaricio intentaba ver si en verdad era reales.


    Todos miraban la escena con expresión de incredulidad, el joven en cambio se iba poniendo más furioso a medida que yo seguía mi escamen, este al fin golpeo mi mano para liberarse y me grito con su puño levantado en completo ademan de furia.


    -¿¡Pero quién diablos te crees que eres, por qué me tocas así, acaso quieres pelear?!-

    -¿Por qué tienes orejas de perro?-

    -¡Y a ti que te importa!-

    -Inuyasha no seas grosero con la joven, ella solo tiene curiosidad. Disculpe a Inuyasha no tiene modales y no sabe tratar a las jovencitas hermosas como usted-


    El monje hablo mientras se acercaba a mí y tomaba mi mano, en verdad no sabía que responderle deje de mirarlo y volví a mirar al joven con las orejas de perro, cuando el monje volvió a hablar lo mire nuevamente.


    -Disculpe mi atrevimiento pero me preguntaba si acaso usted no quisiera tener un hijo conmigo-


    No lo podía creer, ¿acaso en esta época eso se preguntaba así sin más a cualquier desconocido de cualquier especie? No me vi en la necesidad de responder ya que un bumerán del tamaño de un ser humano golpeo al monje dejándolo en el suelo. No sabía qué hacer los miraba sin entender nada ¿en verdad la gente de esta época se comportaba así? Por suerte para mí la joven vestida de colegiala aclaro mis dudas.


    -Disculpe al moje Miroku es un poco atrevido pero no es mala persona y no quería ofenderla, en cuanto a Inuyasha el tiene orejas de perro ya que es hijo de un yuokai que era un perro y una mujer humana, es un hibrido. Ella es mi amiga Sango y yo soy Kagome ¿Disculpe pero siendo usted una yuokai no conocía la existencia de los medio demonios?

    -Ya basta!! No entiendo por qué debemos explicarle algo a esta mujer, ella estaba con el ciempiés que ataco la aldea los otros días-


    Los gritos de Inuyasha iban a continuar pero la joven que se había identificado con el nombre de Kagome dijo “Abajo” y el chico Inuyasha termino comiendo tierra prácticamente, en verdad esto era muy extraño y ellos aun mas.


    -Gracias por la información han sido muy amables, desconocía que los híbridos tuvieran orejitas tan lindas como las de su amigo-


    Sonríe al grupo en general y mire al joven de las orejas el cual se levantaba con un semblante molesto y limpiándose la tierra de su ropa. El moje ya estaba de pie y trataba de parecer inofensivo bajo la mirada asesina de aquella otra joven. Todos locos sin dudas pensé y me dispuse a retirarme.


    -Gracias nuevamente, tengan un lindo día-


    Por hoy había sido más que suficiente en explorar este nuevo mundo, el cual estaba repleto de gente gritona y locos que se golpeaban los unos a los otros sin razón, pedían tener hijos a desconocidos como quien pide una hogaza de pana en la panadería. Llegue a la que ahora podía llamar casa gracias a la hospitalidad de Arturo me fui a mi habitación me di un baño y me fui a la cocina a cocinar mientras lo hacía le conté a Arturo todo lo que había vivido.


    La velada fue tranquila y discutimos sobre muchos temas de los cuales sacamos otros temas hasta que ya cuando la noche había avanzado mucho nos dispusimos a retirarnos pero Arturo me pregunto algo antes de que me fuera.


    -Aun no se ¿Cómo te llamas?-

    Dicho esto se dio media vuelta y se fue dejándome ahí parada sin saber que decir, ¿era correcto seguir usando el nombre que me identificaba con mi cuerpo, mi pasado, mi vida anterior? La respuesta fue un rotundo “NO” si esta era una nueva vida no una continuación de la anterior me liberaría de todas aquellas ataduras que seguí durante tantos años, así que al acostarme pensé cual nombre me gustaría usar y antes de cerrar los ojos lo supe y lo paladeé con deleite diciéndolo una vez en voz alta antes de dormirme.


    -Mika-
     
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    elizabeth wolf

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    Durante el desayuno le conté mi resolución a Arturo y el asintiendo amablemente me dijo que era muy acertada dado que como yuokai realmente era una vida nueva ya que era otra especia, él me conto cosas sobre su vida y lo feliz que era con todo el conocimiento que tenía aun mas por haber encontrado el amor. Al parecer Arturo estaba enamorado de una sacerdotisa de mediana edad la cual le correspondía plenamente por lo cual no era de extrañar que ese hombre pareciera que se había ganado la lotería de fin de año.


    Ese día volví a salir y a pasear por el mundo humano como se me antojo llamarlo, me asombro un poco lo rápido que me había acostumbrado a la separación de mí y el resto había dejado de ser humana y no me molestaba en el más mínimo. Encontré un lugar despejado y muy hermoso, era una pradera dónde miles de flores silvestres crecían a su antojo adornando todo el lugar, el sol que brillaba en un cielo azul celeste con algunas nubes de un blanco espumoso.


    Me senté a descansar y deleitarme con ese espectáculo, había traído conmigo algo para comer y me disponía a hacerlo cuando unas voces que me resultaron conocidas aparecieron a mis espaldas sobaba como una discusión seguido de un grito de “abajo” lo cual me hizo identificar a los recién llegado. Me reí de pensar en la cara de ese pobre hanyo el cual comía tierra muy seguido, repetí nuevamente la palabra hanyo realmente esos libros me habían servido de mucho y ahora entendía un poco mas este extraño mundo.


    Me llamo aun más la atención escuchar la voz del niño el cual me había dicho se llamaba Shipo el cual había exclamado al verme, todos se acercaron a mí que los observaba y cuando estaba a pocos pasos les dedique una sonrisa amigable, para luego saludarlos con toda la cortesía que era capaz.


    -Buenos días joven Shipo, señorita Kagome, señorita Sango, monje Miroku e Inuyasha-

    Todos respondieron al unisonó un buenos días, Shipo salto y fue quien hablo primero al acercarse a mí.


    -¿Qué haces aquí, acaso estas pérdida?-

    - Es un hermoso día y salí a pasear-

    -¿Sales a pasear mucho no?-

    -El ejercicio es bueno- no pude evitar reírme del comentario del niño

    -¿No le tienes miedo a los monstruos?-

    -No seas zopenco enano, ella es un monstruo como les va a tener miedo- Dijo Inuyasha muy afano.


    Los contemple en silencio así que me veían como un monstruo incluso el mismo hanyo,¿ eso significaba que yo estaba por debajo de él o por arriba de él? Shipo volvió a romper el silencio al preguntar.


    -¿Oye no nos dijiste tu nombre el otro día y dime que traes en esa sesta tienes algo para comer?

    -Shipo!-

    Tres voces dijeron el nombre del niño el cual los miro con su carita llena de pena mientras levantaba sus manitas en señal de disculpa.

    -Es que tengo hambre, no hemos comido nada desde el desayuno-

    -Entonces para mi será un honor compartir mi almuerzo con ustedes, dicen que la comida sabe mejor cuando se acompaña de una buena charla y de personas agradables- dije interrumpiendo la protesta de la joven llamada Kagome la cual seguramente le daría una reprimenda sobre modales al niño.


    Shipo salto de alegría y se sentó a mi lado empezando a parlotear sobre todo lo que había visto el resto un poco apenados se sentaron, el único que siguió de pie fue Inuyasha el cual se veía molesto y lo manifestó claramente.


    -Escúchame enano no te das cuenta de lo que hiciste, ella come humanos o demonios inferiores como tú y ahora quieres compartir sus alimentos-


    Los ojitos de Shipo se llenaron de lagrimas mientras gritaba una y otra vez que no era cierto e Inuyasha le repetía que si lo era ellos se enfrascaron en una pelea mientras yo tranquilamente saque todo lo que había traído y algunas cosas más que gracias a las habilidades que Arturo me había enseñado podía conseguir sin moverme del lugar. Todos miraban asombrados la cantidad de la comida y lo bien que se veía.


    -Vaya señorita al parecer usted esperaba compartir sus alimentos con alguien no es así?- Pregunto Miroku quien miraba con muchas ganas un plato donde se encontraban trozos de carnes adobados con curri.

    -Uno nunca sabe con quién se topara en el camino y la comida siempre es buen momento para hacer amigos, monje-


    Inuyasha y Shipo dejaron de pelear y se sentaron el joven zorrito le saco la lengua al hanyo para luego ponerse a comer, la comida trascurrió entre una agradable clara l cual derivo en muchos temas todos me contaron historias sobre sus lugares de orígenes o sobre los lugares que habían visitado. Shipo con la boca llena de arroz con carne me volvió a preguntar mientras llamaba mí atención tirando de la manga de mi kimono.

    -¿No tienes nombre?-

    -Mi nombre es Mika- le dije mientras le sonreía y le limpiaba la boca con una servilleta.

    -Que agradable escena, lamento interrumpirlos pero e venido a buscar los fragmentos de la perla que llevan consigo-


    La voz no salía de ningún lado y de todos en general todos se pusieron de pie rápidamente y tomaron sus armas listos para pelear. Shipo se puso a temblar y me miro con miedo, lo tome en mis brazos para tranquilízalo. Cuando la figura de un hombre de cabellera negra y vestimenta azul apareció Inuyasha lanzo su ataque el cual fue detenido por un campo de fuerza de un color rojo. Ese hombre se reía y parecía disfrutar de los acontecimientos de su cuerpo salieron unos tentáculos asquerosos los cuales intentaron llegar hasta la joven Kagome la cual se encontraba parada a tres pasos de dónde yo me encontraba Inuyasha corto el tentáculo y siguió cortando los demás que seguían apareciendo, Shipo contemplaba todo desde la seguridad de mis brazos y yo permanecía sentada mirando todo con asombro.


    El monje y la joven Sango luchaban con gran intensidad y destreza contra los cientos de tentáculos que ese hombre lanzaba, Kagome lanzaba flechas pero el campo de ese hombre evitaba que le hicieran daño un tentáculo que nadie vio salió desde la tierra para atacar a Kagome la cual se vio desprotegida Inuyasha grito el nombre de la joven pero esta se encontraba rodeada por un campo de protección el cual el tentáculo no podía traspasar. Desde que había llegado ese sujeto por primera vez me miro y me dirigió la palabra molesto al parecer por mi presencia.


    -¿Quién eres y por qué interfieres en mis asuntos?-

    -Es de mala educación interrumpir el almuerzo de los demás-


    Fue todo lo que le dije y creo que le molesto sin lugar a dudas mi respuesta y siendo honesta no es que crea en verdad le molesto mi respuesta unos cuantos tentáculos se lanzaron contra mí, Shipo que estaba en mis brazos grito como loco mientras lagrimas caían de sus ojitos las cuales mojaban las mangas de mi kimono. Los tentáculos nunca llegaron a alcanzarme el campo de fuerza que yo había creado no solo me protegía a mi si no a Kagome que seguí cerca de mí. Inuyasha algo molesto levanto su espada sobre su cabeza y grito con fuerza “viento cortante” y la misma luz que me había llevado a conocerlo el otro día se había formado con el simple agitar de su espada.


    El hombre desapareció prometiendo que regresaría sin lugar a dudas, el joven hanyo le gritaba una y otra vez “cobarde regresa” “voy a destruirte” y alguna que otra cosa más cómo si en verdad el otro se fuera a quedar a pelear con él. Luego todos se sentaron a descansar y Shipo se zafo de mis brazos para ir junto a Kagome llorando, yo los mire a todos y no pude evitar reírme.


    -Sin duda esta ha sido el almuerzo más entretenido que he tenido –

    Por unos momentos todos me miraron algo asombrados pero luego se empezaron a reír con ganas excepto Inuyasha el cual no entendía de que se reían los demás, Kagome me dio las gracias por mi ayuda al igual que Shipo hasta un reacio hanyo me las dio dejando a todos con la boca abierta. Luego todos me contaron sobre el hombre el cual supe se llamaba Naraku y todo el mal que había hecho a tantas personas ellos incluidos realmente todo lo que me decían era asombroso y al llegar la tarde ya estaba enterada de una historia realmente funesta causada por ese sujeto. Luego se despidieron de mí ya que debía buscar a ese sujeto y unos fragmentos de una perla, agite mi mano despidiéndome de ellos mientras se iban y sonreí una vez más por lo divertido que había sido aquel día.
     
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    Fénix Kazeblade

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    Hola, pues me he tenido que asesorar un poco para entender de algunos de los personajes pues aunque he visto un poco de la serie aún no tengo del todo una idea entera de quien es quien y que hacen, es una historia interesante por lo que entiendo hay una protagonista más en medio de las aventuras del chico zorro, es curioso el pensar todo aquello que vaya involucrar esto y que misterio vaya a revelar el hecho de Mika esté aquí, me imagino que tendrá un papel fundamental en la trama. Te he de reconocer que tienes un amplio dominio en el idioma, empleas muchas palabras que no suelen verse mucho y las descripciones que haces ayudan al lector a imaginar mejor lo que ocurre, sin embargo, podría sugerir que hicieras un equilibrio entre eso y los diálogos, lo he pasado en ocasiones y lo he aplicado en otras pero créeme busco cambiarlo un poco pues para algunos es tedioso verlo tanto así. En lo técnico existen algunos errores en tildes como en verbos en futuro y algunos artículos, nada que no se solucione con releer el texto. El símbolo que se empleado para poner dialogos es guión largo, que curiosamente viene aquí como herramienta: —. Es más estético.

    Nos vemos ^^.
     
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    Los días pararon y no me volví a topar con ese grupo de jóvenes tan agradables, ese día me encontraba agudizando una de las habilidades de mi nuevo cuerpo y era la de rastrear, al parecer los yuokais tenían el olfato muy desarrollado y podían percibir un olor a quilómetros seguirlo y identificarlo sin importar el tiempo que haya pasado desde la primera vez que lo olieran, por un lado me resulto algo asqueroso al pensar en todos los olores y sin querer recordé el primer ogro que me había topado y supe que no quería volver a toparme con otro en mi vida.


    Me sentía como una niña jugando algo nuevo y divertido y por momentos como una tonta que hacia el ridículo al ir de un lado a otro olisqueando como un perro. Había pasado un buen rato en esas cuando me tumbe en el suelo cubierto por un altísimo pasto que me ocultaba a la vista de cualquiera, el sol me daba en la cara por lo cual cerré mis ojos y los cubrí con mi brazo derecho.


    Al estar todo oscuro mi sentido auditivo se amplificaba, podía escuchar como los insectos y otros bichos rastreros surcaban aquel pastizal pensé algo quisquillosa “Ojala no se me acerque ninguno de esos bichos” mis labios dibujaron una sonrisa, poseía un cuerpo que era un arma temible y aun tenía las mañas de mi otra vida detestando a los bichos.


    No lejos de allí pude calcular se escucharon gritos de mujeres, hombres y niños que corrían, fruncí el seño para identificar mejor y sentí ruido de galopes y todos venían en mi dirección “magnifico” si hubiera pronunciado la palabra sabía que esta saldría cargada de todo el veneno que conlleva un pensamiento de sarcasmo y molestia de ese tipo.


    A mi derecha pasaron corriendo varias mujeres que cargaban pequeños niños, los gritos se hicieron más estridentes y el alboroto había llegado a romper mi paz por completo. No tuve más remedio que ponerme en pie y mirar como todos corrían huyendo de una tropilla de hombres a caballo que mataban a esa gente con sus espadas o bien los pasaban por arriba con sus caballos.


    Cuando me vieron esos hombres me rodearon y así pude verlos con claridad, vestían como soldados se veían sucios y desalineados, olían a alcohol, sangre y muerte. Uno de ellos completamente calvo y bastante robusto que me miraba como si nunca hubiera visto una mujer en su vida cosa que no dudaba al ver su cara que se parecía a la de un cerdo grito en voz en cuello llamando a alguien a quien denomino como “General”.


    Los hombres que formaban el circulo se abrieron y un hombre montado en un corcel pinto apareció me miro de arriba abajo para luego con una voz potente y áspera mientras descendida del caballo.


    —Eres la criatura más bonita que mis ojos hayan visto, creo que te tomare esta noche para que calientes mi lecho —


    Los hombres hicieron un ruido como de aprobación y dijeron una o dos cosas que yo en verdad no escuche di un paso para acercarme al hombre y me agache para verlo a la cara y luego me volví a enderezar y me volví a agachar. Eso hizo enojar al “general” pero poco me importo en verdad yo no había sido muy alta nunca ni en mi otra vida ni en esta es mas mantenía mi estatura de 1,67 pero ese hombre parado frente a mí con la cara roja no medía más de 1.30 de altura si no menos, yo rompí el silencio al hablarle mientras le palmeaba la cabeza.


    —Mejor vete a tu casa y regresa cuando hayas crecido—


    Me di media vuelta y me disponía a irme cuando la parte inferior de mi kimono se vio enganchada por así decirlo en algo, gire mi cabeza para ver al pequeño hombrecito con su pie en mi ropa.


    —No me importa lo que seas pagaras por esta ofensa mujer—

    Una vena azul resaltaba en su tosco cuello y cuando pronuncio esas palabras su saliva salió regando todo a su paso. Un silbido de un objeto que atravesaba el viento se escucho en nuestra dirección hiriendo a uno de los hombres en el hombro, los gritos de alarma no tardaron en llegar no me costó saber que el ruido que había escuchado era el de una flecha y que el niño que ahora corría por el bosque era quien la había lanzado una parte de aquella cuadrilla salió disparada en busca del agreso. Volví a ponerme en marcha pero el hombrecito me tomo de un pliegue del kimono.


    —Tú no te vas aun no termino contigo— dijo con muchas más arrogancia de la que un hombre inteligente tendría en circunstancia similares.


    Podía escuchar el galope e incluso la respiración entrecortada del niño, perder mi tiempo con este tipo no era una opción me gire y lo tome por el cuello levantándolo a mi altura, para mis nuevos músculos no pesaba nada en realidad y cuando mis finos dedos apretaron aquel cuello grueso no sentí resistencia alguna. Su tráquea y los huesos de la columna cervical se habían vuelto polvo bajo la presión de mi mano, solté su cuerpo inerte y corrí tan rápido como pude ignorando al resto de sus acompañaste.


    Mi nuevo cuerpo era ágil y acataba mis órdenes con facilidad era cuestión de pensarlo y así sucedía sin más, sentí el olor del miedo el cual me guío a dónde el niño se encontraba conteniendo un sollozó que lo ahogaba en sus propias lagrimas. Se había caído al tropezar con una raíz y ahora allí en el suelo con las rodillas lastimadas y bañadas en sangre esperaba lo peor sus ojitos eran tan inocentes y el miedo que en ellos se veía tan real.

    —No voy hacerte daño ¿si te agarro para sacarte de aquí gritaras?—


    Le dije mientras me mantenía a una distancia prudente, el galope se acercaba y el niño también lo oyó ya que asintió con su cabecita, me acerqué a él lo tome en brazos y salí corriendo de allí sin rumbo en realidad. Los llantos no habían cesado pero la debilidad hacía que su cabecita rebotara contra mi hombro tratando de no perder la conciencia, pude verlo luchar con todas sus fuerzas.

    —¿Dónde están tus padres? Puedo llevarte dónde me digas—


    Pensé que se había rendido y había caído en la inconsciencia ya que no había obtenido respuesta a mi pregunta pero al bajar la cabeza para verlo lo vi llorando en silencio de forma más copiosa. Cuando por fin me hablo su voz era solo un mormullo ahogado y consumido por el dolor.


    —Esos hombres mataron a mis padres, hermanos, tíos tías y abuelos. Mataron a todos en mi aldea y la prendieron fuego luego de robarla —


    “Malditos” realmente la furia recorrió mis venas como lava ardiente pero no quería asustar al niño por lo que apreté los dientes con fuerza y me controlo, volví a bajar la cabeza para encontrarme con un niño inconsciente en mis brazos. Me detuve en medio de la nada y tratando de pensar que se suponía debía hacer con él, dejarlo allí no era una opción y la aldea más cercana estaban esos bandidos, solo tenía un lugar dónde llevarlo y así lo hice.


    Arturo todo lo paciente y comprensivo que era entendió de inmediato todo lo que le conté y dispuso una habitación para el niño suerte tenía de en uno de sus viajes dimensionales haber estudiado medicina para matar el aburrimiento de una vida inmortal.


    Arturo atendió al niño el cual tenía desnutrición al parecer no había comido nada durante días y su cuerpo tan pequeño se encontraba muy lastimado teniendo hasta una que otra quemadura infectada, una agonía increíble para ese cuerpito tan delicado. Al parecer mi energía nerviosa estaba poniendo los pelos de punta a Arturo el cual me pidió que me calmara, cosa imposible en realidad deje al niño a su cuidado y salí por primera vez a cazar.


    Al llegar a la aldea dónde había visto a los hombres empecé a seguir su rastro que me llevo a un campamento no muy lejos, camine hacia ellos y interrumpí el festejo.

    —Caballeros lamento interrumpir—


    Todos me miraron pero no por mucho tiempo, moví mi mano de la cual el látigo surgió y golpeo a unos cuantos matándolos al instante, unos cuantos corrieron subieron a sus caballos y galoparon salvajemente para salvar sus vidas.


    Los seguí dándoles una ventaja solo por jugar con ellos, cuando el amanecer empezó a despuntar entre en un pueblo mucho más grande de los que había visto hasta ahora, siguiendo el olor de esos hombres llegue a una casa donde uno de los asesinos se encontraba hablando con otro hombre en la típica posición de sumisión y respeto.


    Corrí la puerta de papel y madera con lentitud, entre en la habitación y camine hacia el hombre que tenía la frente apoyada en el suelo, puse mi pie sobre su cabeza y presione. El cráneo se destruyo y mí pie se vio manchado de materia gris, sangre y astillas de hueso.


    Los otros dos intentaron correr para salvarse pero los detuve en un segundo, cuando los cuerpos de esos dos últimos yacían en el suelo y su sangre junto con la de sus compañeros manchaba mis ropas el olor de un ser que ya había visto antes se hizo presente.


    —Naraku— dije con voz cansina

    —Disfrutaste la caza por lo que veo—

    —Eso a ti no te importa—

    —Podría ofrecerte algo que te daría muchas más diversión—


    Mire a Naraku con desdén y no tuve necesidad de responder ya que un hombre de pelo color plata y ojos dorados había destruido la figura de aquel ser repugnante con una espada que sostenía en su única mano.
     
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    Ver para creer y por dios que yo lo veía y no lo creía el aroma que el viento me traía era el más exquisito olor de un “macho” ya que hombre no podía definir a ese ser, ahí parado con su impecable traje blanco y el cubriendo el pecho se encontraba el ejemplar mas magnifico que haya visto. Se estaba pegando la vuelta para irse cuando de mis labios imprudentemente salieron las palabras ignorando todas las advertencias de peligro que a la vista saltaban.


    —¡Espera! … ¿Quién eres?—


    No se detuvo ni me miro!! Impertinente quién se creía que era ni que fuera la última coca cola del desierto, además quien va a tomar una coca cola que contiene pura azúcar y nada de agua casi no te quitaría la seden lo más mínimo. Refunfuñando para mis adentros seguí mi camino cuando sentí una voz muy varonil que decía solo una palabra.


    —Sesshomaru—


    Me pare en seco y lo volví a ver pero ya no estaba no había nadie, parpadeé varias veces pensando que lo había soñado o que algún humano lo había dicho pero no ve a nadie n sentí a nadie. Mire de nuevo la sangre y los cuerpos que por allí se encontraban vi mi ropa manchada y decidí volver a casa a ducharme y ver como estaba el niño.

    Al llegar fui directo a ducharme me quite el olor a la sangre que tan bien percibía, me puse ropa limpia y fui en busca de Arturo y el niño. Arturo sentado tranquilamente sostenía un plato en sus manos y le daba de comer a un pálido pequeño que miraba la cuchara que se dirigía a su boca con la más absoluta concentración, ninguno reparo en mi presencia por lo cual me quede recostada al marco de la puerta observando la escena con toda tranquilidad, era bueno ver que el niño solo necesitaba descanso y comida.


    Cuando termino de comer me acerque a ellos y un destello de miedo brillo en su mirada por unos instantes, me quede parada dónde estaba y mire a Arturo para saber que pasaba, no hizo falta que dijera nada ya que él entendió en el acto el porqué de mi actitud.


    —Mika te trajo aquí para que puedas recuperarte, aunque ella es una yuokai no come humanos por lo cual no debes temer. —


    El niño me miro dubitativamente para luego apoyar la cabeza en la mullida almohada blanca y dormirse nuevamente. Arturo y yo salimos de la habitación y el frunció el seño al verme. Sin decir palabra nos dirigimos a la cocina dónde lavo los trastes y me sirvió a mi una sopa caliente y con aroma especiado.


    —Los mataste?—

    —Si—

    —¿Cómo te sientes?—


    ¿Cómo me sentía? Hasta ahora no había pensando en ello mate a un centenar de hombres sin parpadear y aun no me daba cuenta de cómo me sentía.


    —No ciento culpa, ni pena, no tengo remordimiento, lo único que siento es curiosidad y mucha—


    Mis palabras no fueron lo que Arturo esperaba y en su rostro se manifestó tan claramente que no pude más que reírme por la trasparencia de sus pensamientos, él se sentó frente a mi mientras yo veía divertida como sus teorías iban tomando forma y siendo desechadas, rostros tan expresivos eran tan poco habituales que disfrutaba verlo pensar.


    —Antes de que sigas sacando tus conclusiones no es la muerte de esos hombres ni la capacidad que tengo para matar lo que me intriga, si no un hombre que apareció en ese lugar—


    Su boca formo una o perfecta y nuevas teorías se formaron a toda velocidad, no podía comer la sopa la cual se iba enfriando sentía una punzada en mi costado derecho de tanto reírme, realmente Arturo era único en todo el universo y yo estaba sentada en primera fila disfrutando de tal espectáculo.


    Comimos en silencio para luego irnos a dormir Arturo no me había preguntado mas y yo estaba disfrutando mucho verlo sacar sus conclusiones como para arruinar el momento diciéndole el resto de la información que necesitaba para armar su rompecabezas. Con ese pensamiento me acosté pero antes de cerrar los ojos unos ojos dorados y fríos me veían a la distancia.


    Nuevo día y como siempre el olor del café me hizo saltar de la cama pero esta vez en vez de correr a la cocina fui a ver al niño el cual dormía plácidamente, luego me dirigí a la cocina y al ver la cara de Arturo no pude evitar reírme en voz alta, en verdad seguía sacando conjeturas sobre lo que había dicho.


    —Buenos días, ¿Anoche te topaste con un yuokai? —

    —Buenos días Arturo, si era un yuokai—

    —¿Hablaron?—

    —Si decirme su nombre es hablar…—

    —¿Cómo se llama?—

    —Sesshomaru—


    Si alguien había visto un fantasma o a la misma muerte ese había sido Arturo por su expresión no cabía duda deje la taza que tenía entre mis manos y lo mire alerta ya que algo de verdad no andaba bien y lo que sea tenía que ver con ese hombre llamado Sesshomaru.
     
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    Me quede mirando a Arturo el cual parecía completamente inmóvil recostando su cuerpo en la encimera como para no caerse. Las pupilas que se había dilatado en sus ojos tan expresivos poco a poco volvieron a la normalidad y supe en el momento exacto en el que volvió a respirar, si aquel hombre me había llamado la atención por su belleza ahora tenía mucha curiosidad por saber quién era.

    Espere a que Arturo se calmara y recuperara su compostura, lo vi como se servía café y como sorbía esperando tal vez que el néctar negro le diera la fuerza o calma que había perdido. Guardar silencio fue una ardua tarea ya que no esperaba tal reacción y mucho menos lo que me dijo a continuación.


    —Mika debes alejarte de ese yuokai, él es la misma muerte.—

    —mmm…—

    —Hablo enserio Mika, él no es como nadie que conozca ni como nada que puedas imaginarte, incluso estaba dispuesto a matar a su propio padre a cambio de las espada que Inu No Taisho poseía —

    —… —

    —¿Qué harás con ese niño? —

    El cambio brusco de la conversación me saco de balance ya que en mi mente veía unos ojos dorados y fríos que me contemplaban. Pero la pregunta de Arturo me trajo a la realidad si en verdad era algo de mayor prioridad, debía decidir por así decirlo el destino de aquel peño.


    Me levante sin decir nada y camine lentamente hacia la habitación acercándome a la cama lo contemple dormir, su cuerpo tan pequeñito y frágil a comparación con el mío y el instinto de mujer, de madre era estaba muy latente en mi como para ignorarlo. Sopese todas las opciones y quedarme con el niño no era una de ellas. Volví a donde había dejado a Aruto, él seguía en la misma posición y al sentir mi presencia levanto su cabeza y dejo que su mirada explorara la mía con miles de preguntas plasmadas en ella.


    —No sé qué hacer con él. Podría dejarlo en una aldea humana, pero no sé si lo trataran bien.—


    El ruido de unos pasos me hicieron dar vuelta y mirar en la dirección que unos minutos después apareciera el pequeño, restregándose los ojos al verme quedo asustado y miro a su alrededor en busca de algún lugar para huir o alguien que lo ayudara. Esa reacción me saco un suspiro de pesar, no me gustaba que el pequeño me temiera así que di dos pasos atrás dándole a entender que no lo atacaría o eso creía que él entendería.


    —Buenos días pequeño veo que te sientes mejor ya mismo te preparare un rico desayuno, por cierto recuerdas a Mika ella te trajo—

    La charla de Arturo fue acompañada de una sonrisa mientras trajinaba alegremente hablo de cualquier cosa que se le ocurriera con tal de hacer que el niño se sintiera cómodo y perdiera el miedo que en sus ojos se reflejaba. Pocos minutos después le puso delante de él una taza de leche y unas tostadas, en la sartén unos huevos ya estaban tomando forma, los cuales retiro rápidamente depositándolos en un plato frente aquel pequeño que miro todo con asombro.


    —Come, necesitas energía y reponer fuerzas—

    Fue Arturo el que le siguió hablando mientras yo me retire contra la pared de la habitación cruzando mis brazos y mirando desde lejos, los ojos del pequeño seguían fijos en mi y no hacia amague de comer por lo cual volvió a dejar escapar un suspiro y con paso lento deliberado me acerque a él y me senté a su lado. Sus ojitos se abrieron tan grandes que poco falto para que salieran de sus orbitas, no vio que mi mano había tomado el tenedor y cortado un trozo de huevo y ahora se lo acercaba a la boca.


    —No como humanos pero estoy tentada a comerme estos huevos si tu no los quieres—


    Tardo en reaccionar pero cuando lo hizo vio el tenedor que sostenía a cn de su boca y algo dubitativo se comió el huevo, mientras masticaba corte otro trozo y me lo comí yo lo cual hizo que el niño abrirá de nuevo los ojos como plato y dejara de masticar Arturo se rio y puso hacer unos huevos y un par de tostadas para mí.


    —¿En verdad te los vas a comer? Yo juraría que no te gustan los huevos—


    Deje el tenedor en el plato y me levante de la mesa me acerque a Arturo ya que la cafetera esta a su derecha me serví una humeante taza y regrese al lugar que había dejado hacia un minuto, el niño tenía los cachetes inflados y masticaba o parecía que lo hacía, la verdad es que no pude contenerme y me reí con ganas, ya que el pequeño se había metido en la boca los dos huevos fritos enteros.


    Le costó un buen par de minutos poder digerir toda esa cantidad de comida pero cuando lo hizo me volvió a mirar con recelo, con mi mano izquierda le acerque la taza de leche y le guiñe el ojo. Sus pequeñas manitas tomaron la taza y tomo lentamente esta vez, mientras Arturo ponía delante de mí un plato con dos huevos perfectamente hechos.


    Llevamos el desayuno de una forma tranquila y jocosa tratando de hacer que el pequeño se sintiera cómodo en mi compañía, aunque me miraba con recelo y mantenía una distancia prudente parecía que se relajaba de a ratos. Entre Arturo y yo aun estaba el tema pendiente de qué hacer con él y sobre todo quien era Sesshomaru.
     
  9.  
    elizabeth wolf

    elizabeth wolf Entusiasta

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    Arturo se encargo del niño mientras yo salía a dar un paseo para pensar que hacer con él. Decidí merodear por aldeas humanas para ver si encontraba un lugar donde podría dejarlo seguro y a cuidado de humanos.


    Tras caminar un buen par de horas una distancia considerable, iba surcando un bosque siguiendo el lejano murmullo del ruido de una aldea. Apenas era un susurro muy leve apenas perceptible pero para mis nuevos oídos, el bosque tupido que iba atravesando se abrió en un pequeño claro de apenas unos 20 pies cuadrados el cual estaba ocupado en ese momento por una niña humana sentada frente a una fogata junto a un sapo horrible y un dragón de dos cabezas.


    Me quede helada al verlos y al darme cuenta que por estar concentrada en aquel ruido lejano y divagando en mi mente no me había percatado del olor que ahora me resultaba tan fuerte que pertenecía a la niña y esas dos criaturas. Me quede allí parada mientras que la niña pegaba un chillido demostrando sus buenos pulmones y corría a esconderse tras el sapo el cual logre escuchar se llamaba “Jaken” .El pequeño sapo tomo un raro bastón con dos cabezas aun más feas que la cara del pobre bicho verde, podía ver que temblaba de miedo y cuando vocifero su tono de voz vibraba denotando una emoción muy honda.


    —¿Quién eres, qué quieres aquí? Si has venido a comerte a Lin te lo advierto que el señor Sesshomaru te matara—

    Sorpresas que me lleve sin duda no esperaba escuchar ese nombre de labios de esta criatura, observe con mayor atención y mire a mi rededor en busca de tal magnifico ejemplar pero no encontré nada.

    —Mujer será mejor que te largues o morirás a manos de mi amo bonito—

    Sopese las opciones y mientras fijaba mi mirada en la niña que en canclillas se hallaba tras el bicho ese decidí que me retiraría no quería asustarla más, me retire de forma rápida rodeando el claro por la espesura de aquel bosque mientras seguí el ruido que me había llevado a tal inesperado encuentro.


    Dejando a los acompañantes de Sesshomaru atrás me tope con una aldea dónde al acercarme para poder ver mejor comenzó de nuevo el griterío, “que fastidio” pensé mientras caminaba entre medio de la gente que corría, esta vez me adentre en la aldea en vez de rodearla. ¿La razón? Simple había detectado un olor familiar por lo cual me atreví hacerlo.


    Mi olfato no me engaño allí corriendo hacia mi venía Inuyasha atrás de él, sango Miroku y Kagome, al verme se quedaron todos de pie sin entender que pasaba, Miroku fue quien rompió el hielo antes de que el hanyo dijera o mal interpretará la situación desencadenando una pelea.

    —Señorita Mika es un placer tenerla aquí, ¿podría decirme cual es la razón de tan inesperada visita?—

    —Buenas tardes Monje, la razón de que este aquí es que busco un lugar donde pueda dejar a un niño humano huérfano que encontré en el bosque—
     
  10.  
    Kai

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    Me lo leí todo de un jalón, necesito crédito por ello.

    Al principio no me enteraba de nada xD En serio, ya luego le cogí el ritmo, lo único que podría criticar es el asunto de la mansión/casa, demasiado irreal incluso para la trama, ya que lo de renacer si es más palpable con lo que se tiene de Kagome reencarnación de Kikyou y eso.

    La chica al principio me pareció taaaan Mary Sue, perfectica, le atribuiré eso es al asunto de la experiencia de la vida pasada, pero no me termina de agradar, cosas mías xD

    Quisiera interacciones entre todos más sustentables y con sentido, no tan esporádicas y aguadas :c

    Unos detalles; tienes dedazos y redundancias, cosas que con una segunda lectura pausada podrás notar. Y un diálogo nunca terminará con un guión, nunca.

    De momento eso C: En otro capítulo seré más concisa.
     
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