Aurora -FdeA-

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Gabrieluchini, 7 Mayo 2013.

  1.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Aurora -FdeA-
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    Romance/Amor
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    [​IMG]


    "Los quileute han sido pocos desde el principio —comenzó Billy—. No hemos
    llegado a desaparecer a pesar de lo escaso de nuestro número porque siempre ha corrido magia por nuestras venas..."



    ¿Es el amor verdaderamente "la fuerza más potente del mundo"?
    ¿Podrá incluso más que la propia naturaleza y sus instintos salvajes?

    Jacob y Renesmee inician un nuevo proyecto juntos, dónde las cartas estarán sobre la mesa y las verdades saldrás a la luz.

    "Nada es imposible, cuando no se ha intentado todo"

    Aurora (Una continuación del Fanfic Fuerza de atracción http://fanficslandia.com/index.php?threads/fuerza-de-atracción.24356/page-4)

    Mucho antes de conocerte, ya formaba parte de lo que soy ahora.
     
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  2.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    No siempre fue la magia de la transformación (…) sino que al principio, fue la de los espíritus guerreros.”


































    “La fuerza natural del sol, desde pequeño, le corrió por la sangre de una salud potente.
    La embriaguez inmortal de la tierra le dio a beber sus fuentes, le dio a morder sus frutos”

    Carlos Sabat Ercasty.


    Prefacio.


    Mentiría si me escudara tras la ridícula excusa de que no fui advertido.

    En realidad, si lo hicieron.
    Ella lo hizo.


    “No te quiero conmigo, Jacob. Quiero que te vayas”

    La verdad es que había sido muy clara.
    Sólo que yo fui lo suficientemente idiota como para no escucharla, con la seriedad que requerían sus palabras.

    Debí haber sabido que algo estaba mal, al ver lo fácil que se me hizo llegar a ser absolutamente feliz.

    Y no estoy queriendo sonar cursi, o como sea.
    ¡Yo, de verdad, fui imposiblemente feliz!

    Lo tuve todo. Lo di todo.
    Por primera vez le tuve miedo a morir, porque deseaba despertar junto a ella, eternamente.
    Hasta que hicieron una bola con mi vida, para luego tirarla a la basura.

    ¿Quería saber por qué me ocurría todo esto?
    Bien.
    Porque era yo el estúpido imprimado, no ella.

    Las manos comenzaron a temblarme de ira.
    Veneno me corría por las venas.

    Posiblemente las cosas habrían sido de otro modo, si yo no fuese tan diferente a ella.
    Opuesto, era la palabra que buscaba.

    Entonces, Ness no sufriría a mi lado.
    Yo podría solucionar cada problema que ella tuviese, sin necesidad de recurrir a nadie más.

    Conocerla desde su nacimiento, no parecía ser suficiente.

    Fue tan podridamente evidente para mí ver todo eso, mientras la veía caminando junto a él hacia nuestra casa.

    Se me hacía imposible retirar la mirada de su rostro, iluminado de vida otra vez.

    Ella disfrutaba de su compañía, en tanto él me robaba mi universo.

    Sentí como mi cuerpo ardía en llamas.
    Tuve que tragarme toda la ira que me empujaba a matarlo.

    Nessie era mía.

    Por esa maldita razón, atravesaría todo ese dolor.
    Porque yo la amaba.
    Porque yo haría cualquier cosa por ella.

    Incluso verla feliz por causa de otro.
     
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  3.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Amiga, wow, no sabia que tenias capitulo nuevo, con eso que ya no vengo seguido, por favor sube conti, esto esta súper dramático, PORQUE OTRO? no, Jake es de Ness y al revés, como que no estar juntos. por fa sube capitulo que este prefacio deja mucha angustia. Te quiero !!
     
  4.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    "weppaaaa uqe pasooooooooo? eso es un sueño verdad? haaayyy vale quesera eso? de dejaste super suspenso...."


    I'm so sorry, girls.
    Pronto terminaré las prácticas, y entonces podré respirar algo más y continuar con la historia. I promise.

    Las quiero mucho.
    Besitos.
    ;)
     
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  5.  
    Chaos Lady

    Chaos Lady Usuario VIP

    Libra
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    Wow!! Vaya giro refrescante a la tradicional trama de un amor idílico entre Ness y Jacob. Interesante la trama, +1 lectora ;)

    Por cierto, noto que tienes problemitas con los diálogos y los "enter". Recuerda que no estás escribiendo un problema, la gramática correcta sería que oganizaras tus escrito en párrafos, le brindará estructura al texto.

    Por otro lado, te invito a que pases por ésta discusión, ayuda mucho para que los lectores aprendamos a plasmar los diálogos. Por otro lado el foto de Herramientas para Escritores tiene muchos tips que podrán serte útiles.

    Nos vemos en la siguiente entrega.
     
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  6.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    ¡Mis chicas lindas!
    Estoy de regreso.
    Espero que no haya salido a las patadas, es que... ¡NO TENGO VIDA SOCIAL!
    Bueno, en fin, estaré publicando -no lo duden-
    Las amo. Besitos.





    1: Luna de hambre.


    Hola, soy Ness.

    No, no “ese” Ness.

    Bueno… si te digo Nessie, tal vez sea más de lo mismo, y si aclaro la procedencia de mi nombre sería mucho peor.

    Bueno, el caso es que me encontraba en una noche fresca, agradable, descansando en sus brazos.

    Ok, Realmente no me encontraba solamente en “sus brazos”. A decir verdad, sé qué se encontraba a mi lado porque lo sentía en cada pedazo de mi piel expuesta.

    No sé si fue una inyección de lujuria suministrada en las venas por todo lo vivido, si me estallaron una botella de “necesidad por Jacob” en la cabeza. No sé. En fin, me abaleaba continuamente en la puerta del alma con su sonrisa, su increíble buen humor, su carita de niño bueno, está bien no “tan bueno”, pero si noble y sincero.

    Luego de muchas luces, estrellas, múltiples explosiones maravillosas de amor y su aliento ronco y gemido como una sexy canción al final de las luces, de la habitación, un teléfono sonó: Bella.

    Lo dejé a un lado, sin siquiera leer el msj.

    Quise decir, ¡los msj.!

    Bandeja llena.

    Una y cuarenta y seis minutos de la tarde, y yo me sentía como una diosa.

    Amada, feliz, satisfecha, dichosa.

    Mi dedo índice subía y bajaba por la hendidura que separaba los músculos de su vientre.

    La noche se cargaba de su olor y el de la sangre que venía de su espalda y de la mordedura reciente en su cuello. Tenía ganas de quedarme así, aquí por siempre.

    Cerré los ojos y de pronto sus labios besaban la parte posterior de mi cuello.


    — Jake.


    — ¿Uhum?


    Esperé a que dijera algo más, pero no lo hizo.


    — Te amo — musité.


    Él deja de respirar, se aparta un poco.

    Su respiración era jadeante, sus ojos de par en par, su mirada dulce, sus manos y cuerpo temblorosos, y todo su ser atento, como si en vez de haberle confesado mi trillada declaratoria, le hubiese confiado el gran enigma de la vida.

    Muy utilizada últimamente, cabe destacar.


    — Yo te amo más, preciosa.


    Entonces, se agita sudoroso, me besa suavemente la boca, con su respiración entrecortada, sin poder introducir apenas aire en sus pulmones.

    Dios, ¡esa boca!

    Su loca pasión me pega de la pared y me catapulta al cielo, todo al mismo tiempo.


    — ¿Jake?


    — ¿Ajá?— jadea, en mis labios.


    Me aparto lo suficiente para verlo.


    — ¿Cuánto?


    Me mira raro.


    — ¿Cuánto qué, princesa?


    — Cuánto me amas, Jake, de eso estamos hablando.


    Se echa a reír, mientras me acurruca cómodamente en sus brazos.


    — Con cada bendito gen lobuno de mi ADN — susurra, con los labios pegados a los míos.


    No dice nada más.

    Me suelta un poco, y se queda apartando rizos de mi cara con sus dedos.


    — Jake.


    — ¿Sí?


    Su voz suave, juntamente con sus caricias me hace cerrar los ojos.


    — Cásate conmigo.


    Sus ojos oscuros me taladran el alma.

    Me abraza muy fuerte, y sonríe.

    — ¿Para qué? — se burla.


    Siento sus labios, sus dientes, sus manos por todas partes.


    — ¡¿QUÉ DIJISTE?! — chillé alarmada.


    Suelta otra carcajada.

    Me estremezco.


    — Lo que escuchaste — dice, mientras acariciaba con la punta de sus dedos mi muslo.


    — Pero, ¡quiero que te cases conmigo! — chillé con malcriadez.


    Sacude la cabeza, divertido de mi berrinche.


    — Lo siento — ríe — No puedo.


    Después siento su boca suave y caliente sobre la mía.

    Su lengua…


    Las manos que aprietan mis caderas me dan la vuelta, y es él quien está sobre mí, ahora.


    — ¿No puedes? — conseguí decir, cuando empezó acariciar mi vientre.


    — No — me besa — Ya estamos casados, cariño. La unión que llevas en tu dedo debería decirte algo, ¿no crees?


    Hizo un alto a la conversación cuando sentí la peligrosa sensación de que me quemaba por dentro.

    Él –por supuesto- lo notó.

    Él era perfecto en todo. Más aun en lo que a mí respecta.


    Lo fulminé con la mirada, tratando de ignorar la respuesta de mi traicionero cuerpo a sus caricias.

    Hice un puchero.


    — No me refiero a casarme contigo, Jake, hablo de que tú te cases conmigo.


    Me miró como si de pronto hubiese caído en cuenta de que se casó con una loca.

    Le mostré una sonrisa abierta.


    — Me caso contigo, llevo tu apellido — explicaba mi idea — Te casas conmigo, llevas el mío.


    — Como un esclavo — arqueó una ceja.


    — No — susurré, en su oído — Estoy patentando a mi esposo de la forma más primitiva.


    — Me gusta — rió con suavidad — Declárame “vendido”, entonces.


    Un jadeo con vos gutural, ronca, irresistible.

    Buscó mi boca más que dispuesta, y finalmente volvimos a empezar.


    Estaba felizmente casada con Jacob. Eso era un hecho.

    ¿Me encontraba preparada para estarlo? Esa era la realidad.


    Habían transcurrido tres meses desde que me convertí en la Sra. Black, o él el Sr. Cullen (Nunca quedamos claros en ese punto), luego de que mi matrimonio fuese absolutamente perfecto.

    No podría negar que fue algo incómoda la ceremonia “Kwekuitl”, donde el espíritu humano de Jake y su espíritu lobo se comprometen ante los miembros de “la sociedad” a cuidarme de las posibles “amenazas de ojos rojos” que arremetieran en contra de su familia y gente de la reserva.



    La verdad fue muy irónico.

    Por lo demás, nos divertimos mucho cuando todos se pusieron a bailar, Los Clearwather, los Uley, los chicos de la manada, mientras que los Swan, los Cullen, el y demás invitados a la boda nos lanzaban abundante arroz o pétalos de flores a los “nuevos esposos” a la salida de la iglesia.

    Cuando pasamos sin zapatos al salón improvisado, Emm, Eleazar, Quil y Jared hicieron a un lado los gazebos con sillones para que “el iniciado” –es decir, mi esposo- bailara solo.

    Derecho, orgulloso, vencido por el mismo frenesí en el que yo volaba desde que escuché su “sí”, se dispuso a hacer el ridículo frente a todos, dándole inicio a la celebración.

    Al menos no tamborearon, mientras disparaban flechas hacia él.

    Aunque pensándolo bien… hubiese sido muy divertido ver eso.

    El aire puro con olor a mar, el encantador sonido de las olas, la luz del cielo desnudo de nubes… de ensueño.


    Las antorchas y velas en recipientes de vidrio, ayudaron a crear un clima súper romántico.

    Lástima que no tuve el tiempo de corroborar mi punto de vista, puesto que al ser tantas las personas no alcanzó el tiempo de saludar a todas.

    Eso sin contar que desde “la entrega de la novia”, Jacob no me soltó ni por un segundo.

    Me divertí mucho al momento en que me senté en una de las sillas para que Jake bajara mi liguero con los dientes.

    Lo lanzó a Brady , y este lo colocó con los dientes a la chica linda que cogió el ramo.

    Tampoco llegué a saber quién era.

    Todo estaba muy bien, hasta que llegó el llanto las despedidas y todo eso.


    La noche pasó un poco lenta, y no había parado de llorar desde que vi a mis padres decirme adiós, como si en vez de casarme me hubiesen reclutado en un grupo terrorista.

    Jacob sólo rodó los ojos.


    — Una vez te dije que serías parte de mi familia, ¿recuerdas? — le dijo mi madre a Jake, todavía notablemente sentimental.

    Él suspiró, aceptando que también lo conmovía.


    — Sí — titubeó — Pero, jamás pensé que Edward iría en el paquete.


    Reímos.

    Así era él.


    Ahora, descansábamos en uno de los obsequios de boda.

    En medio del Mar Caribe a una hora desde Caracas, deliciosas playas con aguas multicolores y cristalinas hacen que Los Roques se convierta en el mejor de mis sueños.


    Emm y Rose nos obsequiaron el boleto aéreo de Maiquetia a Los Roques y viceversa. Asistencia a nuestra llegada y salida en la pista de Los Roques, alojamiento en habitación con Aire Acondicionado, Television Satelital, Nevera Ejecutiva, Ventilador de Techo, Caja de Seguridad y Baño Privado con agua caliente (me encantó).

    Desayunos y cenas en la posada (a Jake le encantó).

    Almuerzo para llevar a la playa en lunch box. Refrigerios. Servicio Bar-Restaurant y Wifi en areas las comunes. Traslado diario en un colosal Catamarán a los cayos cercanos Madrisky o Francisky y las diversas actividades, (amamos el snokerling)


    Eso, claro está, después de conocer el regalo de nuestros padres.


    — Es un chiste, ¡¿Grecia?!


    Jake comenzó a gritar, cuando estaba por salir el avión.


    — ¡SHHH! ¡Que vas a asustar a todo el mundo! — musité, rodeando su cuello con mis brazos.


    La verdad es que si le decía todo de una vez le darían ganas de saltar del avión.

    En la cima de una montaña, clima frio, linda vegetación ,3500 metros de terreno, cerca específicamente a 10 minutos del centro de la ciudad y a la vez disfrutando de prevacidad , se encontraba la que sería, a partir de ahora, la casa vacacional en Grecia.

    A nuestra llegada nos dieron un plato de fruta fresca y una botella de vino.

    Adara, se llamaba la amable señora de piel color oliva y ojos oscuros muy grandes que nos recibió. (Supongo que también entraba en el paquete)

    Al día siguiente, Adrián –A mí me pareció muy amable, no sé porque a Jake le molestó tanto- trajó un plato de delicioso pato horneado.

    Ambos fueron extremadamente serviciales, a pesar de que Jake casi ladró cuando Adrián se ofreció muy amablemente a acompañarme a un gran centro comercial que quedaba de camino.

    Ok… El chico era del tipo mediterráneo, y todo eso. Tez clara, cabello oscuro, 195 cm de estatura, contextura corpulenta…

    ¿Le daba eso motivos para estar celoso?

    ¡Por Dios, ÉL ERA ADONIS!



    En fin, nuestra habitación era grande, muy limpia y cómoda, y teníamos una gran vista del vecindario desde nuestro balcón.

    Fue lo único que alcanzamos a visitar.

    En nuestra partida, nos sentimos como si estuviéramos saliendo de una burbuja, pero llegamos a los Roques, y fabricamos otra.


    Desde que visualicé a Jacob en el altar improvisado que se había montado casi a orillas de la playa, hasta este instante en que sus ojos profundos y dulces me observaban con una mano gentil en mi cintura presionándome fuertemente a su lado, no lo había visto ni una sóla vez en todo el tiempo que no estuviese contagiosamente feliz.

    No oí la primera queja por el calor, o por las innumerables salidas que realizabamos a diario a los distintos centros comerciales del lugar.

    Esa espectacular sonrisa que brillaba en su rostro no había dejado de brillar ni por un minuto, ni siquiera cuando su equipo favorito perdió vergonzosamente en el debut de la copa internacional de fútbol americano.


    Increíble.


    Su aliento choca contra mis labios reclamando mi atención, y yo los entre abro por impulso, reconfortándome en sus besos.

    Es adictivo.

    Antes de darme cuenta, Jake yacía bajo mi cuerpo.

    Su respiración se aceleró. Su abrazo era firme, masculino.


    — Hueles maravillosamente, Nena — Murmuró, antes de que jadeara de ansiedad.


    Sus besos hoy parecían más profundos, urgentes, necesitados, calientes, deliciosos.

    Él inyectaba pasión, pero yo no podía corresponderle.

    Necesitaba saborearlo lentamente.

    Estaba descubriendo algo nuevo en su supremacía al besar, y me encantaba.

    Podía sentir 80 pulsaciones por minuto, directamente en mi boca.

    Delicioso.


    — Jamás me habías besado de este modo —jadeó.


    No le di oportunidad de decir más.


    Profundicé el beso aun más.

    Jacob gimió de… ¿placer?

    Me encontré presionando los colmillos contra la carne caliente de su lengua… sólo un pequeño corte…y… ahí estaba.


    Esa dulce, aterciopelada, provocadora bebida de gusto suave y mineral.

    ¡Dios!

    La riqueza de sus atributos embriagadores, que te invitan a saborear la explosión irrefrenable del nutritivo y fresco manjar en tu paladar.

    Exquisito ramillete coagulante que provoca un cosquilleo caliente de la cabeza hasta los pies.


    Acaricié su lengua con la mía, mientras su piel cicatrizaba.

    Se apartó demasiado pronto de mí.

    Supongo que necesitaba respirar.


    Estaba segura de que su corazón se saldría muy pronto de su pecho.


    — Eso… —temblaba de pies a cabeza — eso fue… asombroso.


    No pude evitar reír. Él rió conmigo.

    Cuando sus ojos finalmente se enfocaron en mi rostro, me desarmó por completo.

    Su mano en mi cuello, la otra en mi mejilla.

    Paso su lengua por mi labio inferior y yo temblé en sus brazos.


    — Por Dios, estoy enfermizamente enamorado de ti, Bebe —


    Eso me hizo suspirar y cerrar los ojos.

    Su aliento traía consigo el dulce aroma de su sangre.


    Su mirada me acaricio.

    Luego, se incorporó un poco, aumentó la distancia que había entre nuestros cuerpos, y sus cejas se unieron oscureciendo sus ojos.


    — Ness, ¿Cuándo fue la última vez que salimos a cazar?
     
  7.  
    viviana

    viviana Iniciado

    Capricornio
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    al fin se de tiii.. muy bueno este capitulo, que lujuria pero a la vez que bonitos recuerdos y resumen de su boda.!! te felicito, sria bueno que aparescas mas amenudo exitooos
     
  8.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Amiga, que gusto que estes de regreso. Me encantó. Todo lo que dijo Jake en plan gracioso me fascino, como me hizo reir. Esta pareja como la pones me gusta mucho. Sera interesante cual sera su por venir,pues hasta ahora todo es perfecto... Durará mucho ? La luna de mile y su vida meses despues es perfecta. Me gustó muchisimo, te quiero amiga, y ojala que la escuela te permita continuar pronto !!!

    Kiss
     
  9.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    2: Reajuste de prioridades.


    Era grande, y pesado.

    Podía sentir el vibrar de sus pisadas en el suelo bajo mis pies.

    Se hallaba indefenso. Confiado.

    Pienso que se dirigía a dormir una larga siesta, puesto que su gran estómago me decía que venía de una buena caza.

    Eso lo hacía más interesante.


    Me acerqué a él, casi instintivamente, esperando un descuido, un movimiento en falso.

    Su mirada estaba dirigida hacia el matorral donde me encontraba.

    No podía verme, estaba segura, pero presentía la amenaza. El acecho.

    No dudé más, y confiando en mi astucia, di tres pasos rápidos acercándome por el costado.

    Dudo que se percatara de que había muerto.

    Hundí mis dientes en su cuello, lo suficiente para hacer un corte profundo, y entonces… recibí mi recompensa.

    Litros y litros de ese coagulante manjar llenaban mi boca.


    No se podía negar que los carnívoros, en esta dieta vegetariana, eran lo mejor.

    Este puma me daba toda la razón.


    Aunque el cuerpo sin vida del pobre animal yacía casi seco en el suelo, y tomando en cuenta el enorme tamaño del felino, me sentía igual de sedienta.

    Como si no hubiese bebido nada.


    Entré en una especie de frenesí desesperado, hasta… que desperté sofocada.

    Inmediatamente, me llegó el perfume suave y campestre de Jake y supe que estaba despierta… un poco.


    Mis ojos comenzaron a adaptarse a la tenue luz natural de la noche.

    Las paredes blancas que cubrían la habitación de la posada.

    El techo alto, de ese material sintético de moda.

    Las ventanas abiertas, de forma alargada, dejando entrar la persistente brisa marina de la playa.

    La delicada música de las olas.


    Sentí como todo mi cuerpo se encontraba empapado en pegajoso sudor.

    Te incomodaba los primeros días, pero al cabo de dos semanas se te hacía costumbre.

    Nuestras temperaturas, alumbrados por el imponente sol todos los días, todo el día…

    Mi piel ya empezaba a tomar un color rojiso, en las mejillas más que todo.

    La de Jake seguía tan provocadoramente bronceada, como siempre.


    Giré en la cama en un estado automático y soñoliento, para descubrir la determinante mirada de Jacob sobre mí.

    Sostenía una de mis manos entre las suyas, acariciándolas con sus pulgares.


    Intenté no perderme en esos hermosos y cautivos ojos oscuros y sexys.


    — Hola — balbuceé, un poco más conciente.


    Su mirada continuaba posada sobre la mía.

    Un suspiro cargado de acusación, salió de su boca.


    — ¿No has dormido nada? — pregunté, mientras me erguía un poco.


    ¿Por qué parecía molesto?

    Intentaba caer en la realidad, luego de aquel sueño.

    La verdad, es que me provocaba un baño frío.


    — No. Me gusta verte dormir — habló serenó, agudizando sus ojos — Y ver lo que sueñas, también.


    Ah, eso era.

    No tardé más de algunos pocos segundos en saber que si no intervenía Jake buscaría una salida rápida y exagerada para mi repentina hambre loca.


    — Jake…


    — Dijiste que no me preocupara. Que podías controlarlo.



    — ¡Y puedo!


    Ya me encontraba levantada… casi.

    Seguramente habría sonado más convincente de no haber mojado mis labios resecos de sed, sin obtener ninguna satisfacción.

    — Ness… — puso mala cara.


    — Escucha: es cuestión de instinto,¿ok? No es nada, amor, de verdad.


    La nuez de su garganta se movió al tragar saliva con dificultad.

    Asintió con la cabeza automáticamente, mientras me ataría con dulzura y necesidad a su regazo.

    Sonrió antes de besarme, pero no logró engañar a sus hermosos ojos negros.

    Ellos gritaban “Alerta”


    No hubo mucho que discutir, después de eso.

    El poderoso sentimiento que nos dominaba ahora, era de una naturaleza completamente inexplorada.


    Desde que se inició nuestra nueva vida juntos no existían discusiones, ni contradicciones.

    Lo que siguió a la boda fue un verdadero libertinaje en complacencias.


    No sabía ciertamente si en mí había cambiado algo, puesto que me costaba duramente negarme a cualquier cosa que agradara a Jake.

    Por su parte, hubo un tiempo en que él lo habría hecho todo por mí, pero esto no era cosa de broma. Dios sabe que su vida ahora ondulaba en una abnegada solicitud a mi voluntad.


    Familiarizado con la nueva forma en que se resolvía todo, no dijo nada más.

    Pasó sus manos fuertes por mi cuerpo.

    Sus dedos largos.

    Miraba con más atención mi rostro. Buscando esa respuesta.

    ¿La interrogante? Mi nueva conducta.

    Me quedé mirándole sin más.

    Por fortuna, al rato poco a poco sus ojos fueron cerrándose hasta que sus labios se abrían ligeramente y situaba su cabeza en mi cuello de forma mecánica.

    Ocurría siempre al dormir.


    Entonces, sentí miedo de este cambio.

    ¿Por qué me costaba más ser una humana normal ahora que antes?

    ¿Conocía la respuesta?


    No tuve tiempo, sin embargo, de reflexionar.


    La casa de los roques, en general, es un lugar muy agradable.

    Muy apto para nuestra luna de miel, donde lo único que pedíamos era estar junto al otro con todas las comodidades necesarias.

    Lastima que debíamos regresar porque te sentías como en casa pero cerca de una playa con mucho sol.

    El lugar nos encantó.

    Una de las mejores que hemos visitado.

    Esperaba volver pronto.


    — Me gusta esto de “vacaciones en la playa” — comentó una tarde — Hace que no se vea raro el llevar poca ropa todo el tiempo.

    Me carcajeé como por un minuto.

    — ¿Está seduciéndome, marido? No logro darme cuenta con claridad.

    Se rió estruendosamente.

    — ¿No es eso lo que he venido haciendo desde que llegamos a este lugar? – sus ardientes labios se posaron en mi cuello – Me sorprende que aun tengas dudas.


    El Día que la visitamos Loronkí, nos llovió.

    Nos gustó tanto que nos recordó los paseos en la Push.

    La única objeción es que el sofá cama de la sala es poco confortable, pero no lo usamos mucho así que se deja pasar.

    Las caminatas a la playa con arena blanca fueron muy cortas –más si las hacías corriendo -, pero también nos trasladamos a otras cercanas.


    Glenn Hernandez fue nuestro instructor de buceo en Los Roques.

    Nos habló de sus cursos Master de PADI y CCI.

    Conocía a la perfección los mejores lugares para practicar el submarinismo.

    Fue súper divertida toda la “aventura marina” como le decía Jake.

    Diversidad animalitos de diferentes tonalidades y colores del mar. Los distintos tipos de corales. Las cavernas.

    Tortugas, langostas, un pulpo.

    Pudimos ver un tiburón de arrecife.

    Glenn estuvo de acuerdo en preparar una carnada para el depredador, y así poder verlo más de cerca.

    Mala idea.

    — No teman — sonrió confiado el instructor, posicionándose estratégicamente — Sé lo que hago. Lo he repetido millones de veces.


    Parecía muy concentrado en lo que hacía.

    Sostenía una tirita de acero entre las manos.

    No pude apartar la mirada del enrojecimiento de sus manos.

    El acero le quemaba, y la sangre parecía deseosa de salir.


    — ¿Ness? –escuché a lo lejos.

    No aparté la mirada.

    — ¿Nessie? — susurró de nuevo, tomándome de la mano —Regresemos, cariño.


    — No, estoy bien.


    Arrugó la frente.


    — De verdad — insistí.


    Por supuesto no tenía idea de lo que pasaría, entonces.

    La sensación incómoda empeoró cuando Glenn accidentalmente suelta la línea principal de pesca con brusquedad, y el gancho realiza un corte profundo en su brazo izquierdo.


    — ¡Maldición! — se quejó el instructor, exponiendo su herida al calor del ambiente.

    Ah, ese aroma.

    Fresco y mineral paseándose en el aire.

    Mi garganta se secó al instante.

    La explosión en mi lengua comenzó a cosquillear.

    Me encontré imaginando como sería presionar suavemente mis dientes sobre su carne tibia.

    Morder más fuerte, mientras saboreaba la dulce…


    — ¡NESS!


    Sólo eso hizo falta para despertar del mi letargo salvaje.

    Glenn nos observó con curiosidad.

    Al parecer, nadie además de Jake –que sostenía con demasiada fuerza mi mano- pudo notar lo que pasaba por mi loca cabecita desesperada.


    Intercambié miradas con el que ahora era mi esposo muy preocupado.


    — ¿Ocurre algo? — inquirió Glenn, dándonos toda su atención.

    Se acercó un poco más hacia nosotros, haciéndolo todo mucho peor.


    — Sí — Jake apretó mi mano, mientras tomaba mi bolso – Nos regresamos.


    Yo no podía hacer más que dejarme arrastrar por él igual que un títere.

    No hubo protestas por parte del instructor.

    Imagino que prefirió no inmiscuirse en términos de recién casados.


    Jake me llevó del brazo hasta la lancha.

    Hizo señas al conductor, y sin esperar nada más, la lancha subía y bajaba mar abierto.


    Llené mis pulmones del aire fresco.

    Desintoxicándome.

    Todo se debía a estos incontrolables e inoportunos arranques de sed.

    De acuerdo, no eran tan nuevos.

    Uno por uno, los había sentido desde unos días atrás.

    Sin embargo, en esta ocación me asaltaban todos juntos como un electroshock.


    Estaba al tanto del calor que se acumulaba en mi rostro, y de los espasmos eléctricos que recorrían cada músculo de mi cuerpo.


    Ah, sí.

    También sentía un revoloteo alborotado en la boca del estómago semejante a la adrenalina.


    Me estremecí, tiesa como una barra, sin hablar ni moverme un milímetro concentrada solamente en controlar mi alocada respiración y las ganas locas de matar a mi inocente instructor.


    — Es todo — masculló Jake — Buscaremos donde cazar.
     
  10.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Hey, darling!
    Jajaja. Me encanta que te haya gustado.
    Sorry por no poder aparecer a menudo -la Uni me somete-, pero lo procuraré.
    Gracias por leer.
    Besitos.;)


    Hi, Moly!
    Jake siempre es tan lindo.... I know.
    ¿Durará mucho?.. Veremos.
    Súper, que te gustó mucho. Yo también te quiero, Moly.
    Nos leemos.



    Olvidé decirles que este capítulo fue inspirado en "La isla bonita" versión Glee.
    (Yo y mis caprichos auditivos) :Q

    Las amo. Besitos Vacacioneros.
     
  11.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Amiga, me encantató !! Contigo siempre hay ganatia para leer algo de calidad y muy emocionante y que te atrape desde principio a fin. Que pena por la tardanza, pero he estado de locos, jaja. Tanto que tampoco he escrito en mi fanfi y no creo que sea pronto, pero no podia tardar mas en leerte... te quiero !
    Pobre Ness que la esta pasando mal con la sangre,eso es nuevo, yo creo que es porque esta embarazada y como sue cuerpo esta cambiando y el nuevo ser es tambien vampiro tambien quiere sangre, uy que emocion ! Pobre de la nueva pareja, no la pasa nada bien. Te quiero mucho amiga! Ers genial ! Kiss
     
  12.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    1205
    3. De caza. De pesca.



    — ¿Qué se supone que cazaré? — señalé hacia la playa — ¿Atún?


    Primera queja desde que llegamos a este lugar.

    Nuestra luna de miel en esta isla era fabulosa, pero cuando te atacaba la sed asesina y te convertías en un animal frenético como me sentía ahora no existía nada bueno que este sitio pudiese ofrecer.


    — Jake, de verdad, no hay nada…



    Iba a continuar con mi berrinche, cuando una gaviota pasó cerca de donde nos encontrábamos.

    Por instinto levantáramos la vista para mirarla.


    Jake hizo una pausa para reprimir una carcajada.



    — En la variedad está el gusto, cariño.


    Arqueé una ceja.

    Me miró y rompió a reír.



    — No comeré gaviotas, Jake. Olvídalo.



    — Técnicamente no las comerás… Ok, ok, No me mires así, conseguiré algo para ti, mi amor.


    Dudé.

    No de su palabra, claro está, sino de que pudiese cumplirla.


    Los roques era una isla rodeada de islas, que a su vez estaban rodeadas de más islas solitarias donde precariamente conseguías una posada en ellas, haciéndolas lo más cercano a una isla privada.


    ¿Cómo se supone que conseguiría algo para cazar?


    No es como si un lobo gigantesco y peludo fuese algo de ver a diario.

    Ni siquiera en Forks.

    Mucho menos aquí, donde no había visto al menos un gato en todos los meses que teníamos de vacaciones.


    Continué andando por la arena de camino a la posada.

    Jake me seguía.

    La casa quedaba a menos de un kilómetro del muelle.



    — Podría ser una iguana — dijo como si hasta entonces no se hubiese ocurrido pensarlo — ¿Qué tal un flamenco? — se giró a verme — He visto murciélagos pasar por nuestra ventana en las noches, tal vez… Oye, ¿qué tienes? ¡No, preciosa, no llores! Conseguiré algo para ti, carió, ¡lo juro!


    Impedí que el llanto y los sollozos se escaparan de mi boca, sin embargo, era algo tarde para las lágrimas.


    Todo estaba mal.

    Jacob era tan perfecto, tan buen esposo,

    Y yo cada día más sumaba puntos como el prototipo de “mujer con la cual nunca debe casarse”


    Él me veía con atención como grabándome en su memoria para siempre, y al mismo tiempo queriendo saber en qué pensaba.



    — Nessie — me apretó a su pecho — Princesa, no llores, ¡me matas!


    — Tengo miedo, Jake — llorisqueé.


    Me sostuvo fuertemente al límite de asfixiarme.


    — Nessie, lo siento — mientras hablaba, temblaba todo. Estaba asustado. — He sido tan feliz todos estos días a tu lado… en este lugar, que olvidé por completo tus necesidades, mi amor. Lo siento tanto.



    Todo su cuerpo se tensó como respuesta a la angustia.

    Adrenalina.


    — Jake…


    Traté de zafarme.

    Imposible. Me fundió en sus brazos.


    —Jacob… —intenté de nuevo.


    Su corazón bombeaba con mayora fuerza y rapidez justo en mi cara.

    Ahora sabía que no eran sus besos los que me parecían extremadamente excitantes, si no el pulso de su sangre en mi boca.


    No tenía sabor de un humano…

    Era un poco más animal, salvaje… como un carnívoro.

    Nada mal.

    Eso le quitaba el romanticismo.



    Bum-bum, bum-bum, bum-bum


    Hacían eco en mi cabeza.

    No lo soporté.


    Tuve que emplear toda la fuerza necesaria para apartarlo de ipso facto.


    Jacob me soltó sin poder entender qué me ocurría.



    — Tu corazón — me excusé.



    Se quedó viéndome en shock.


    Jamás lo alejé de mí de esa manera.

    Ni siquiera en la separación previa a nuestro matrimonio.

    Hizo una mueca.


    — Lo siento — balbuceó al rato.



    Noté una fuerte opresión en el pecho al ver mi rechazo en sus bellos ojos.

    ¿Qué demonios me pasaba?

    Era Jacob ¡Mi Jacob!

    Nos quedamos por un rato en un silencio incómodo.


    Debía arreglarlo.


    — Podría cenar un delfín — bromeé animada — O dos.


    Jake negó con la cabeza, y en sus labios se insinuó una sonrisa.


    Buena señal.


    — Quizá deba ser una ballena, entonces — continué.


    Comenzó a reír de nuevo, y yo también.


    — ¿Está segura de su orden, madame?


    Asentí, traviesa.


    Empezó a avanzar confiado hacia mí.

    Me sonrió.

    Tomó una de mis manos y la besó.

    Cuando me sostuvo entre sus brazos nuevamente, y su increíble dentadura brillaba en la noche, supe que todo estaba arreglado.


    La luz de la luna centellaba fulgores platinados en su cara.

    Precioso.


    Jacob y yo fuimos iluminados por ella durante una caminata romántica por la playa.


    No cazaríamos ballenas… o delfines…

    Aun si no fuera ilegal, me parecía repugnante.


    Decidimos pasear por la orilla, además de la hermosa vista, porque el sonido de las olas nos recordaba a casa, contribuyendo a que liberáramos tensión.


    — Mañana regresamos a Forks — dijo en vos baja, luego de una larga pausa.


    Eso me sacó del ensimismamiento.


    — Pero…


    — No, Ness, esta vez sin peros. No seguirás torturándote.


    Me detuve en seco.

    Jake dio un dramático suspiro, previo a mi pataleta.


    — Me gusta estar aquí — supliqué — No quiero irme.


    — Es nuestra, la casa, ¿no? Volveremos.


    Sabía que no era del todo cierto.

    De regresar sería en un par de años, o más.

    Jake debía seguir con sus tantas ocupaciones como lider de una manada, mientras que yo reiniciaría el año que congelé antes de graduarme por todos los trámites locos del matrimonio Express.


    De todas formas no se lo dije.

    Tampoco se lo hice ver.


    — Ok — respondí obediente, retomando la caminata.


    Sonrió.



    — Esa es mi chica.


    Pasamos cerca de un grupo de turistas, demasiado escandalosos para ser tan pocos.

    Aunque iban en parejas, no parecían cohibirse unos con los otros.


    Cuatro chicas y cuatro chicos, acomodados junto a la orilla.


    Tenían aspecto de ser muy jóvenes para las muestras de cariño que se daban.


    No creo que siquiera se percataran de nosotros, al pasar.


    Por un momento, me recordaron a los chicos de la Push.


    Tal vez si fuese buena idea el irnos ahora.

    En su cumpleaños, Jake debía estar rodeado de todas las personas que lo amaban.


    De su familia.

    De su gente.


    —Odio cuando haces eso — frunció el entrecejo, luego se miró los pies.


    Volteé nerviosa de que hubiese visto algo en mi cabeza que lo alterara.


    — ¿Qué cosa?


    Su expresión se suavizó un tanto.


    — No hablas. Entonces comienza a trabajar tu loca mentecita… — hizo un gesto sacudido con sus dedos — Me asusta.


    Reí por lo bajo.


    — Pensaba en tu cumpleaños — lo abracé, y él me cubrió con sus brazos.


    Se inclinó hacia delante a escasos centímetros de mis labios.

    Su cabello oscuro tapó nuestras caras.


    — ¿Ya pensaste en qué me darás?


    Me miró como evaluándome.


    — Tengo algunas ideas — mentí — ¿Quisieras algo en particular?


    Fingió estar pensándolo.

    Su boca se movió sin articular sonido, por un instante.

    Parecía estar planteándoselo seriamente.

    — Ya se me ocurrirá algo bueno —soltó al rato.


    Sus labios estaban serios, pero la sonrisa se asomaba en sus ojos y en el ladear de su cabeza.


    Por Dios.

    Esa sonrisa diabólica.

    Una obra de arte exclusiva hecha por él, que tenía un record de miles de victorias a su favor.


    Suspiré.


    — Te daría cualquier cosa —afirmé con naturalidad, y me sorprendió darme cuenta que era verdad — Lo que quieras. Será tuyo.


    Me observó con curiosidad, con un misterioso destello en la mirada.


    Su sonrisa se ensanchó radiante. Satisfecho.


    — Error — puso sus dedos en mis labios. Ese gesto me dejó completamente descolocada — “Todo lo que siempre he querido” ya es mía.


    Lo besé dándole la razón.
     
  13.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Maravillosas tardes, chicas!!!
    :)

    Aquí les dejo un nuevo cap, que espero que se lo gozen.
    Lo sé, lo sé... tardé un mundo horrible en publicar, pero es que parezco un "corre caminos"
    Prometo tardar menos.

    ...

    Viviana escribió -y se borró-:
    woooo me gusto ,,esta genial pobre ness.!! actualia pronto besos.

    Hi, Vivi.
    Ay, Dios... ¿Puedo decirte, Vivi?
    Si tu respuesta es negativa, no me pares e ignora mi "confiasubilidad" (¿esa palabara existe?)
    Anyway.
    Me encanta que te gustara, esa siempre será la idea.
    Ya actualicé. Espero que te encante m

    Hi, Moly!
    Gracias por leerme. Yo te súper quiero más!
    Wow! ¡Me encanta que te atrape de principio a fin!!!
    Morí.:)
    Sí, Ness no la está pasando nada divertido, pero... ¿Tendrá solución?
    No te escribo más porque no pararía - y porque se supone que estoy en clase-, pero igual besitos.


    Las amo.
    Nos leemos.:p
     
    Última edición: 21 Octubre 2013
  14.  
    viviana

    viviana Iniciado

    Capricornio
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    hoolaaaaaaa, jajajajajaj no paravnada me molesta, normalmente me dicen asi.!!! asi que esta bien, me gusto el capi, que bello ese esposo, hace lo que ea por que ella este bien y ella muere por eso jejejeje, actualiza pronto besotes
     
  15.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
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    Amor mio, corazon de otro. ¿Se puede saber porque no me avisaste? Pues aqui estoy sin invitacion.

    Continuala pronto y no nos tortures con un mes de espera entre cada capitulo ¿si?
    Me encanto e imaginarmelos en el aeropuerto de nuestro pais mas todavia, jajajajaajajaja quiza pudieses narrar su suplicio en el aeropuesto o ¿acaso solo nos lo calamos los venezolanos? Aunque con los vuelos internacionales no hay tanto problema.

    Jake es mio y se lo presto a Ness, ella no lo puede engañar ni estar con otro, no me lastime al niño que es lloroncito.
    Un Beso...
     
  16.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    1820
    4. Espíritus Jefes.


    — ¿Guapo? ¿Es en serio?— mi voz aunque baja se escuchaba endemoniada — ¿Por quién me toma esa loca, tú hermana?


    Los labios del hombre que ahora se hacía llamar mi marido compusieron una sonrisa pícara sin mirarme de frente.


    Hace rato una sobrecargo de “AeroVen” hizo una exhibición descarada de sus muchos dientes a mi esposo, sin importarle un rábano quién era la chica a un lado del hombre a quien llamó “guapo”. Es decir: yo.


    La imprudente vio la cara de perros que coloqué al ser testigo del coqueteo insensato, adoptó una expresión de vago nerviosismo y se marchó.


    Por suerte.

    Para ella.


    — Sabía que lo único que harías sería burlarte — continué en voz baja —Si al menos no le hubieses respondido la sonrisita… —inspiré hondo.


    Jake dio la vuelta a su rostro para mirarme.


    — Oye —replicó — No lo tomes así, amor…


    Estiró un brazo hacia mí para rozar mi mejilla. Aparté su mano.


    — No me toques, Jacob.


    Palideció.


    Abrió la boca, la cerró, y repitió todo el proceso por unos instantes.


    — ¿Estás celosa porque le hablé a esa chica que ni siquiera conozco? — preguntó con una extraña mezcla de preocupación y enojo — Pero, ¿Qué te pasa? No lo puedo creer.


    — Pues créelo.


    Abrió mucho los ojos.


    — ¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE LA PREFIERO A ELLA QUE A TI? — dijo atropelladamente.


    — Nadie está hablando de eso —farfullé.


    — Pero…


    — Mío — me limité a decir — No quiero compartir tus lindos encantos con nadie más.


    Se relajó visiblemente, esbozando otra de sus bellas sonrisas.


    — Eso es muy capricho… — al ver mi ceño fruncido, suspiró — Está bien, lo intentaré.


    Jake dejó escapar una risita, al tiempo en que sacudía la cabeza como si se tratara de un pensamiento loco.

    Fue como si toda la rabia sencillamente se evaporara, y la chispa que Jacob me suministraba se apoderaba de mis acciones.


    Le sonreí como una tonta, y a Jake le chispearon los ojos.

    Todo perfecto… hasta que la inoportuna regresó.


    — Buen viaje, ¿Cómo están? — los dientes relampagueando, otra vez — ¿Qué les parece el servicio del día de hoy, a bordo del BlueBird 797?


    Observé el color de sus mejillas ardiendo. Su ritmo cardiaco y respiratorio acelerándose.

    Ella coqueteaba con mi esposo en mi cara, mientras que yo me encontraba ocupada fantaseando con perforar el delicioso brote de venas que se le hacía en el cuello.


    La sensación incómoda de mi garganta reseca me hizo carraspear.


    <<Calma, Renesmee>> —me dije internamente— <<Contrólate. Tú puedes hacerlo>>


    Me calmé un poco.

    Vi cuando Jake, precavido, mantuvo un gesto inexpresivo con la sobrecargo.


    Él confundió mi actitud extraña con celos.


    Lamí mis labios resecos. Sedientos.


    —<<Puedes tolerar esto, tú puedes>>


    Jake buscó a tientas mi mano.

    La aparté de su tacto para no delatar mi descontrol.

    Alcanzó a sujetar mi muñeca.


    — Todo bien, gracias — respondió en voz baja.


    La sobrecargo asintió diplomática antes de marcharse.

    Se veía decepcionada.


    Jake hizo una reverencia teatral.


    — ¿Satisfecha, mi señora?


    Puse los ojos en blanco.



    Jacob quedó rendido en el asiento del avión.

    Parecía incómodo, pero roncaba como si durmiera plácidamente.


    Lo dejé tranquilo, mientras lo observaba por un rato.

    Era hermoso, y muy ruidoso también.

    Menos mal que había muy poca gente en primera clase, porque él roncaba por todos los presentes.


    Sé que no le hubiese importado.

    Tal vez lo sabía, y por eso se durmió tan confiadamente… o por el hecho de que no durmió en toda la noche por vigilar mis sueños, otra vez.


    Jake estaba acostumbrado a no dormir en días, las rondas en la push lo habían adoctrinado, pero creo que el silencio de la cabina y el aire acondicionado lograron vencerlo.


    Para cuando llegamos a Seattle no había despertado, así que lo desespérese con dulzura, hasta que abrió sus bellos ojos.


    Sonrió, travieso.


    — Avisaré a tus padres — dijo, entrelazando los dedos y estirando los brazos por encima de la cabeza.

    — Y a Billy — agregué.


    Jake asintió en tanto se levantaba y se estiraba cuan largo era, con los brazos aun en alto.


    Mis padres no se encontraban en Forks, por los momentos.

    Todos decidimos que ya era hora de ocultarse por una temporada.

    La gente de Forks se volvió peligrosa.


    Me explico. En ell hospital en donde mi abuelo trabajaba sentían curiosidad por la extraña losanía que el doctor Cullen y su familia mantenían a través del tiempo.

    Nos mantuvimos alejados de todo por días.

    Rose y Emm se obstinaron de no tener un sitio a donde ir, y fueron los primeros en irse a Canadá.

    A mí también comenzaba a incomodarme todo aquello, pero llegó la boda, así que usé la luna de miel para huir con Jake.


    Supe a los meses que mis padres decidieron visitar una larga temporada a Reneé (luego de mi desesperada confesión sería lo de menos), mientras que mis abuelos acabaron proceder al éxodo aceptando la invitación de Alice y Jazz a disfrutar de un tour por 157 países durante dos años, y visitar los 962 patrimonios de la humanidad.


    Sin embargo, para efectos prácticos, teníamos a la gente de la reserva: Billy, Los chicos… ¿Mi nueva familia?

    Esa pregunta danzó en mi pensamiento durante varias horas.


    Bajamos casi de último del avión.

    Recogimos nuestras maletas.

    Al salir, mi camioneta nos esperaba con el miembro más joven de la manada de Jake junto a ella.

    Sonreí al saber que Billy lo había enviado.


    Jacob arrugó la frente.


    — ¡Permitanme ser el primero en darles la bienvenida! — Adam tendió los brazos alegremente hacia nosotros.


    Jacob se esmeró en aparentar seriedad haciendose a un lado para seguir de largo hasta la camioneta, pero me fijé en su rostro.


    Estaba relajado. ¿En su idioma? Era feliz de estar de regreso en casa. Con su manada.


    Adam dirigió sus brazos afectuosamente hacia mí.

    Yo lo abracé y le di un besito.

    Escuché un golpe seco, seguido de un quejido de Adam.


    — Mía — Jake gruñó en tono amenazante — No se toca.


    Adam asintió. Me soltó con cuidado como quien camina en un campo minado.

    Sacudí la cabeza impresionada de la inmadures de mi esposo.


    Llevábamos cerca de una hora tranquilos.

    Jake conducía callado. Yo recorría la ruta de la Push en silencio.


    Resultaba agradable estar a su lado. Así. En silencio.


    Encontrar a la persona con la que aun sin decirse nada, se haya plenamente satisfecha.

    Eso para mí era amor real.


    —Estaremos mejor aquí— dejó de ver el camino para mirarme —En casa.


    Fue bellísima la sonrisa lobuna que se apoderó de sui cara.


    —Cierto— ladeé la cabeza —Ya extrañaba el que cazaras conmigo y así tener la excusa de verte más tiempo desnudo.


    Soltó una carcajada.

    Me miró, y luego apartó la vista hacia la carretera.


    —No necesitas una excusa para eso, amor. Soy tu esposo, es natural— dijo riendo —Como cuando compras un auto nuevo y lo miras largo rato, por todas partes, para corroborar su calidad.


    Lo miré de arriba abajo con la naturalidad propia de desnudar a tu esposo.


    —Créeme, cariño, estoy muy satisfecha de su calidad.


    Me miró un momento a los ojos.

    La velocidad de su sangre se elevó. Pude olfatearlo.


    Ok. Eso no era bueno.

    No con mi sed loca desatada.


    Jake frotó mi mejilla.

    Volví a respirar hondo. Despacio.


    “Calma, Renesmee, Calma”


    Miré por la ventana.

    Afuera la noche estaba oscura como el carbón. Eso le daba protagonismo a la brillante luna.


    —Wow, ¡que hermosa!— exclamé mirándola — ¡Creo que puedo ver sus huequitos, y todo!


    Jake soltó otra carcajada.



    —¿No esperarás a que entre en fase y aulle, verdad?— dijo esbozando una sonrisa con sus carnosos labios.


    Me volteé, lo miré, y luego volví a mirar hacia la luna.


    —En realidad, sí— concluí.


    Jake atrapó un trozo de mi sonrisa y me la devolvió centellante.

    Puso un brazo bajo mi cabeza, a modo de almohada.

    Escuchaba como el aire llanaba sus pulmones.

    Los latidos veloces de su hermoso corazón… y nada.

    No hubo frenesí… esta vez.


    —¿Quieres oir una historia?— dijo, recordándome donde estábamos.


    —¿Historia?— me giré a mirarlo — ¿De lobos?


    Jake me miró también y se echó a reir.


    —Algo así— me apartó un cabello de la cara, después volvió la vista al camino —De Espíritus Guerreros.


    Esperé un momento.


    —¿De qué? — pregunté, incapaz de disimular mi asombro.


    —¿Qué — arqueó una ceja — ¿No crees en espíritus?


    Lo miré con gesto de extrañeza.


    —Los espíritus no existen, mi amor.


    Me vió de reojo.


    —Sí— sonrió — Tampoco los vampiros, ni los hombres lobos, ni la unión d eun humano con un…


    —Ok, ok, ya lo capto, pero… ¿Lo dices en serio? —pregunté incrédula — ¿Y qué dice tu historia de fantasmas?


    —Espíritus.


    —¿Qué diferencia hay?


    Jake puso los ojos en blanco.


    —¿Quieres oir la historia, o la diferencia entre Casper y la realidad?


    —Historia— dije con la propia emoción de un niño.


    Jake rió con dulzura.


    —Ok— dejó una mano sobre el volante y se recostó cómodo en el asiento. Lo escuché atenta— Billy dice que los espíritus jefes al morir… No, espera, ellos no pueden morir… Bueno, llega un momento de su existencia en el que cruzan a una tierra más allá — me miró — Los espiritus jefes son nuestros ancestros.


    Adopté una expresión más seria.


    Se quedó un momento turbado. Luego habló despacio como si eligiera las palabras con cuidado.


    —Billy dice que ellos viajan a una tierra donde los esperan los otros ancestros —se interrumpió para sonreirme con amabilidad— No se si están en lo correcto, pero tiene algo de sentido, ¿no crees? —miró a través del parabrisas— Ellos piensan que la luna es esa tierra. Que su brillo se debe a ellos que nos ven desde arriba.


    Miré la luna fijamente. Brillante.

    Mi cerebro apenas prestaba atención a mi alrededor.

    Jake carraspeó con nerviosismo.


    —¿Te suena muy loco? —compuso una sonrisa con pena para mí .


    Me encogí de hombros.


    —Suena lógico, pero no soy muy buena para corregir la locura.


    Jake rió descargando un poco de presión.


    —De pronto sentí pánico— su mano se deslizó lentamente por todo mi brazo— Ya sabes, soy el único cuerdo en esta relación.


    A pesar de que para un humano cerrar los ojos o abrirlos no haría ninguna diferencia ahora, la casi palpable oscuridad nocturna no nos afectaba a ninguno de los dos, así que pudimos divisar perfectamente nuestra casa desde la última curva de la carretera que dividía el antiguo perímetro Quileute.

    Es más, reconocimos de qué casa se trataba.


    Dudé que fuera cierto, hasta que maniobramos la camioneta en el margen del camino, que por la lluvia se había convertido en un lodazal.


    La casita de madera, inexplorada, situada del lado oeste detrás de los almacenes, ya no era el palacio en el que lo transformaron para nuestra boda.

    Ya no habían torres de blanco marfil, ni los delicados pliegues de seda de un lado a otro.

    Las antorchas no estaban, tampoco los faroles de papel, pero estaba segura: se trataba de la misma casa.
     
  17.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Sorry, sorry, sorry....
    No es mi culpa, me han arrancado sin permiso la vida social, pero publicaré Ipromise!


    ¡CHICAS PRECIOSAS, AQUÍ ESTOY, AMIGAS!


    Hi, Vivi!
    El esposo más bello, tienes razón. ¿Así quién no se casa?
    Jajaja.
    Gracias por estar siempre ahí, linda.
    Besitos.


    Ana, ¿Cómo puedes pensar que no te invitaría?
    Ay, no dejaré el drama, porque sueno a culebrón.

    ¡Gracias por venir, ami linda!
    Bienvenida.
    Jajaja
    Sí, ese es un trauma que -no se porque- vivimos solamente nosostros.
    Tranquila que a ese lobo hermoso no lastimaré... bueno, yo no.

    Este capítulo fue inspirado en el pegajoso tema "No pares de bailar" de Lasso.
    Nos leemos.
    Tardo por la UC, pero haré el sacrificio.


    Las quiero.
     
    Última edición: 4 Diciembre 2013
  18.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

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    Que ha pasado pues, no nos dejes esperando toda la vida ¿si? Sabes que me encanta esa relación, espero ansiosa la reacciones de los lobos, la aceptaran despues de querer acaba con ella... ¿A que viene eso de espiritus? No nos dejes con la intriga.

    Un beso...
     
  19.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Título:
    Aurora -FdeA-
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    2243
    5: Poderosas Secuelas.


    La diferencia del clima era casi opuesto.

    ¿Casi?

    El clima que nos dio la bienvenida a casa era absolutamente opuesto.

    09 de Enero. Invierno. Las fuertes rachas de viento azotaban los árboles a lo loco.

    El viento traía nieve suelta. Blanda y en polvo.

    A pesar de que la cortina de nieve cubría los techos de las casas; es decir, podríamos estar fácilmente a unos veinte grados bajo cero, en el auto se sentía nuestro calor corporal.

    Igual a un horno.

    El pegajoso hielo se deshacía al rozar la camioneta.


    Miré por la ventanilla de Jake. El paisaje pasaba rápido, pero pude detallarlo todo en ágiles parpadeos: Grandes árboles cubiertos de gruesos copos blancos, 70 kilómetros de playa. El agua parecía de color negro, aunque su brillo la hacía agradable.

    Al fondo, las montañas con manchas de nieve.

    Contra aquella imagen: Jacob y yo.

    Reconfortante.


    Jake sonrió como siempre hacía al regresar a casa de un viaje.

    Yo aplaudí como una niña pequeña.


    Supongo que, en realidad, eso es lo que era.


    Jacob se volvió hacia mí. Se le iluminaron los ojos.

    Volvió a sonreírme, y de pronto parecía tan pequeño como yo me sentía.


    Sólo estábamos apenas a tres metros de la casa cuando estacionamos al frente.


    Por un instante parecíamos no poder creerlo.


    No se me ocurre como describirla sin que parezca… no sé, ¿de mentira?


    Verán, el problema surge en las características.

    Podría decir que era una mansión, que tenía tres pisos de un modelo Bauhaus. Atractiva, pero sencilla. Sofisticada y campestre.

    Pero me quedaría corta, porque existen muchísimas casas con esas descripciones y no tendrían, en realidad, ningún parecido con esta casa.

    Nuestra casa.

    No se comparaba a nada que hubiésemos conocido.

    Esta casa llevaba nuestros nombres por todos lados.

    Preciosa. La única manera de describirla.


    -Mierda, tengo que decirlo- Jake se enderezó en el asiento, se quedó un momento pensativo, y luego siguió –Ellos si saben como dar regalos.


    Rió, y entonces se mostró un poco desconcertado como si se hubiera sorprendido a si mismo.


    “La Pálida” (como acordamos llamar a la casa) se encontraba en el centro de un espacio de arena que pegaba del bosque.


    El terreno terminaba en una curva, donde los árboles tapaban la fachada de la casa proporcionando cierta intimidad.

    Igual a un escondrijo.


    Del lado oeste, la orilla rocosa de la playa. A medio kilómetro, más o menos.


    El plateado revestimiento de los grandes ventanales que cubrían nuestra casa, se destacaba contra el negro del cielo, y contra el negro del agua.


    La puerta principal era de madera.

    Más sencilla que todo lo demás.


    Las paredes de piedra gris, bañadas en la distintiva y constante luz de unas lámparas colgadas a la entrada.

    Luces y sombras.

    Jardines, un balcón, ¡perfecta!


    Mi abuela había remodelado de forma impresionante la que antiguamente era una pequeña casita de madera inexplorada de la reserva, y que luego se convirtió en el montaje de un majestuoso palacio que sirvió de salón de reuniones para nuestra boda.


    Después de recorrer con la mirada cada detalle de esa preciosura, avanzamos hasta la entrada.

    Jake me tendió las llaves sin pensarlo.

    Ninguno de los dos dijo nada.

    Lo hicimos parecer casi un ritual.


    Nos dirigimos con cautela hasta unos escalones que subían hacia el recibidor.


    La puerta principal, al abrirla, sonó de forma teatral como en las películas de suspenso.

    Estuve a punto de reírme, pero la ansiedad no me dejó.


    Jake señaló al interior de la casa.


    -Usted delante, mi señora.


    Lo miré con gesto burlón.


    Gracias a que ya me encontraba lo suficientemente sorprendida con el obsequio de mis abuelos, no me quedé con la boca abierta ante aquella vista.


    Un amplio pasillo conducía a la sala con una gran alfombra persa en el suelo.

    Del lado izquierdo un mini bar absurdamente muy bien equipado.

    En las paredes habían series de diferentes cuadros minimalistas, y ganchos de madera para colgar… en realidad no tengo idea de qué podría colgarse ahí.


    La luz que entraba por las ventanas me hizo echarle un vistazo más profundo a la casa.

    Una enorme escalera en zic-zac llevaba al segundo piso.

    Su olor a roble me llegó desde la entrada.

    Parecía antigua pero sólida al mismo tiempo.


    Oculta detrás de ella, una puerta medio abierta daba hacia la cocina.

    La sala quedaba al subir.

    Era lo bastante ancha para que entraran dos casitas rurales de la reserva sin ningún problema.


    Se dividía en cinco alas:

    Un baño.

    Un cuarto de juegos, muy bien acondicionado según el entusiasmo de Jake.

    La Biblioteca. Estanterías y más estanterías repletas de libros se extendían hasta perderse en la habitación.

    El comedor. Una mesa en mitad del lugar con mantel de lino blanco, las sillas de roble oscuro.

    Y el salón. Butacas de ratán en la plaza que daba al balcón. Mesitas de vidrio en lugares estratégicos… hasta tuvieron el detalle de colocar fotografías nuestras que ni siquiera recordaba haberme tomado.


    Seguimos por la escalera hacia la planta alta.

    Las habitaciones.

    Cuatro puertas distribuidas alrededor del salón.

    En el centro, una mesa alta se levantaba con un lindo florero.


    Dos de las habitaciones estaban equipadas, las restantes se encontraban vacías a excepción de un montón de cajas pegadas a la pared.


    -¿Sabes que es lo peor de todo?- exclamó Jacob riendo- Que no sé si pueda acostumbrarme a todo esto.


    Cuándo Jake comenzó a reir de nuevo, yo reí también.

    Mirámos un poco más, y entonces encontramos nuestra habitación.

    Era una de las dos habitaciones equipadas.


    Jacob silbó con asombro, volviéndose hacia mí con la misma mirada luminosa.

    En la puerta hubo un momento que pareció una hora, donde nos tardamos un poco en comprender que ese era nuestro humilde aposento.


    Una muy buena suite con dormitorio.

    Baño con jacucci, grandes armarios roperos de estilo indio que cerraban con unas rejillas de madera.

    Vimos nuestra propia imagen estupefacta en el pesado espejo de marco dorado frente a la entrada.

    Pequeños oleos con motivos paisajistas decoraban con sencillez las paredes beige.

    En uno de los lados se destacaba el amplio ventanal con vista a la playa


    .

    Una salita pequeña, igualmente de ratán, y la gran cama matrimonial al otro lado de

    la sala.

    La cubría dos finos edredones.

    Encima de los cabezales de madera: un reloj, más retratos nuestros, y dos lámparas en cada esquina a modo de sujetalibros.


    Era difícil no deslumbrarse con todo aquello.


    -Bueno… ¿Bonita, eh?- Jacob dio un suspiro – Me gusta. Podríamos hacer algo…- me lanzó una mirada expresiva- para inaugurarla.


    Su picardía me hizo reír.


    -¿Desempacar?- señalé con la cabeza las maletas en un rincón.


    Jake puso los ojos en blanco.


    La proximidad de Jacob.

    Su forma de moverse.

    A medida que avanzaba hacia mí, los músculos de su brazo tensaban la tela de su camisa.

    Mi hombre lobo.


    -¿Me seduce nuevamente, marido?- dije con toda la neutralidad con la que fui capaz.


    Me rodeó por la cintura con sus brazos.


    -Cada vez más a menudo, cariño- confesó con una sonrisa.


    Deslicé mis manos por su pecho, sus hombros, hasta acariciar suavemente su cuello con mis dedos.

    Ronroneó excitado.

    Noté el calor a través de su camisa.

    Jacob se acercó a mi oído.


    -Nena… te adoro- susurró sexy y ronco.


    Besó mi cuello con deseo, mientras sus dedos se colaban por debajo de mi camisa.

    Su lengua trazó un camino de fuego hasta el lóbulo de mi oreja.

    Comencé a derretirme de placer en sus brazos.


    -Jacob… - gemí o supliqué.


    A esas alturas no tenía idea de que hacía.

    Lo escuché gruñir de lujuria.


    Siguió su juego perverso por un rato más, haciéndome casi desfallecer.


    Cuando se inclinó para besarme…no reaccioné.

    Me quedé allí plantada igual a un conejo asustado.


    La sensación de plenitud, calor y excitación, hacía que todo lo percibiera con mayor claridad y potencia.

    Recordé la razón por la que regresamos del viaje.


    Jacob se apartó un poco, me miró con ojo crítico y volvió a acercarse.


    -¿Ness?..


    El aumento del riego sanguíneo por todo su cuerpo me hizo sentir en las manos el latir de su jugoso corazón.

    No pude evitar que se me hiciera agua a la boca.


    Jacob puso una de sus manos sobre la mía.

    Ah, sí, la que tenía maniáticamente presionando su pecho.


    -Nessie, bebé- me miró a los ojos- No tienes que pedírmelo, sólo hazlo.


    Salí de golpe de mi ensimismamiento, desconcertada.


    Jacob me observaba con expresión seria.

    Quise decir algo más pero no me dio chance.


    Se quitó la camisa, dejándola encima de la mesita de ratán.

    Tardé un momento en darme cuenta a qué se refería.


    -Vamos- acercó su cuerpo a mí. Olía maravillosamente- Muérdeme.


    No tuve que pensar la respuesta.

    Levante ambas manos, poniéndome a la defensiva.


    -¡Apártate, Jacob!


    Dio un resoplido.


    -Por favor- compuso una sonrisa tímida- No me importa, de verdad, no es tan malo. Además, de alguna forma tienes que alimentarte, ¿no?


    Lo miré con cara de desesperación.


    -¡¿Te has vuelto loco?!- le empujé por el pecho.


    Vaciló un instante.


    -¿Qué tiene?-la sonrisa de sus labios se borró y adoptó una expresión más seria- Puedo curarme en un puto segundo, lo sabes.


    -No hables así, Jake- me moví con agilidad, unos pasos rápidos –muy rápidos- fuera de su tentador alcance.


    Suspiró teatral.


    -Lo siento, pero…


    Lo miré con fiereza.


    -Basta, Jacob, no juegues con eso, no me gusta.


    Me miró un rato con incredulidad, luego volvió a sonreír.


    -Ok, como digas- se acercó a mí, me cogió de la mano y me dirigió hacia la puerta- Hora de cenar, entonces.


    Los bosques cercanos a la playa, a medida que te adentrabas, eran más tupidos.


    Jacob me condujo hasta un bosquecillo que nos protegía de los curiosos, y nos ofrecía la fauna silvestre que a mí me urgía.


    Seguimos el olor a presa de entre los árboles.

    Sin decir nada Jake se quitó el anillo, lo metió en su boca y entró en fase.


    Seguramente porque percibía mi impaciencia.

    Era ágil, rápido. Tan rápido que de no ser por mi vista infalible podría creerse que había desaparecido.


    Pese a saber que no había nada más emocionante ahora que ver el regreso de mi divino lobo, Dios sabe que tenía un hambre loca.



    Pensé en echar a correr hacía donde pasaron media docena de ciervos de cola negra, cuando oí un débil ruido a lo lejos.

    Parecía provenir de atrás de unos densos pinos.

    Desesperada me dejé caer en mi instinto y comencé la caza.


    Una hora y media más tarde, Jacob sudaba por todos lados, mientras yo me sentía llena de los seis cervatillos, y el león de montaña que obtuve de primero colina arriba.


    Durante el pasado año esta cifra sería de alarma.

    Era habitual que cazara, no había problema con eso.

    La cantidad sería el asunto inquietante.



    Mi dieta se basaba en sangre, más no en su totalidad.

    Una parte de mí, minúscula pero importante, seguía siendo humana.

    Mi comportamiento se excedía del límite “normal” establecido por mi abuelo para mí.


    Sabía muy bien lo que pasaba.

    También sabía que se estaba saliendo de control.


    Regresamos a la casa en silencio.


    El viento rugía en las ramas más altas de los árboles, pero donde nosotros caminábamos sólo se oía un susurro.


    -¿Ness?- Me giré a verlo. Jacob me miraba con gesto de preocupación -¿Estás bien, princesa?


    Reparé en que llevaba largo rato mirando fijamente al vacío sin hablar.

    Me cogió una mano deteniendo nuestro paso.

    Su anillo de matrimonio en el lugar de origen, y su cara cerca de la mía.


    -¿Te hiciste daño?- insistió.


    Me acarició ambas mejillas con la yema de los dedos.

    Notaba su calor, su olor.

    Olía a lluvia, a hierba verde, y a ese olor que era exclusivo de él.


    Cerré los ojos.

    La cálida proximidad de Jacob era intensa que me desarmaba.


    Me dejé caer hasta quedar sentada en el suelo.

    Los brazos fuertes Jacob a mi alrededor, su latido se desesperó.

    Lo miré.

    El terror se había apoderado de su bello rostro.


    -Nessie… bebé- titubeó- Mi amor, ¿qué ocurre?


    Se encontraba arrodillado frente a mí.

    Sacudí la cabeza.


    -Cada vez es más fuerte el ardor- me toqué la garganta inconscientemente –La necesidad es más grande.


    Jake se quedó callado con el ceño fruncido.


    -No sé cómo evitarlo- seguí -no puedo pararlo.


    Nos miramos a los ojos.

    Al final Jake me sonrió.


    -No tienes por qué pararlo. Eso es lo que eres, amor- Jake dijo con dulzura, deslizando sus manos suavemente por mis brazos – Eres mi sexy chupasangre, ¿recuerdas?


    Inspiré hondo y exhalé despacio.

    Jacob soltó una risita.

    No había burla en su risa, sólo alivio.


    -La verdad es que me siento así desde… -vacilé- desde que Nahuel se fue.


    Los labios de Jacob dibujaron una delgada línea, y una arruga de irritación apareció en su frente.


    -Sus clases- me apresuré a añadir- de algún modo sobrepotenciaron mi sed- arrugué la nariz- Desde ese momento mi dieta ha cambiado mucho.


    Jacob asintió ensimismado y agachó la cabeza.


    No soportaba la idea de incomodar a mi esposo con incómodas declaraciones sobre lo mucho que necesitaba en estos momentos a Nahuel.

    Sin embargo, no tenía más remedio que decirle la verdad.


    Jake se quedó pensativo.


    -Llamaremos a Carlisle al volver- dijo pasado unos minutos. Miró alrededor. –Ahora, vamos- me levantó –quiero que descanses.
     
  20.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Pluma de
    Escritora
    Lo sé, lo sé tardé HORRORES en publicar.
    :<|:(:
    No es tu culpa si luego de mantenerte al margen de la sociabilidad te sueltan las riendas a las vacaciones, ¿cierto?

    Bueeno:rolleyes:, la cosa es que ¡Aquí estoy!
    :D
    Mi profe dice que no es debido disculparse de antemano, pero sé que por el apuro de gozarme las vacaciones -exprimirle hasta sacarle el jugo- se me pudo haber escapado uno que otro errorcillo... I SO SORRY!



    Las amo.

    Besitos.
    ;)
    No tardaré
     

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