Romántico Enamorandose del Demonio [Terminado]

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Milmel, 17 Mayo 2011.

  1.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    ¡Waaaaaaaaa! ¡Kai no está muerto, no está muerto!

    Ahg, carajo, me puse sentimental.

    Ejem... bueno, saliendo de eso, espero que no sea de esos finales dramáticos donde finalmente cae el mafioso que mató al amado de la protagonista; entonces ella, en su dolor visita la tumba del fallecido y le dice algo como "No sé quien pudo ser Rosaly, pero espero que te hayas vuelto a encontrar con ella", porque Dios que te mato, ¡juro que te mato!

    Em... en fin, necesito un momento de calma...

    ¡Ow, creí que nunca volvería a aparecer Ian! Y lo peor es que ahora siento que estorba. -_-

    Asdf, avísame cuando esté la conti, ¿sí?
     
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  2.  
    Syel

    Syel Extraña

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    HOLA!!!
    A mí no me pareció flojo tu capitulo absolutamente en nada, al contrario me encanto!!! Entiendo que este así como "caído" pero es porque esta expliucando el punto de vista de Ian y como es que anhelaba volver a verla o al menos eso es lo que entendí.
    Yo no sé que va a pasar pero creo que Ian es una persona muy dulce (aunque Kay lo es más) pero creo que el llegará a hacer el triángulo amoroso entre Kay, Melanie y él, por que creo que ella despues de cierto tiempo iniciará una relación con él y aparecerá Kay como todo un caballero y se encelará hasta la muerte, peleando por ella o creo que eso es lo que deseo creer.
    Sin más me encanto!! Felicidades!! y no dejes de avisarme porque esta increiblemente buena
     
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  3.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Título:
    Enamorandose del Demonio [Terminado]
    Clasificación:
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    Género:
    Romance/Amor
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    Capítulo 30: Una triste verdad
    Melina había despertado nuevamente, pero la chispa de vida se había extinguido de sus ojos, ahora las llenaba el dolor, la pena y una que otra lagrima que no dejaban de rodar por su rostro. Se sentía culpable, responsable de lo que había sucedido con Kay, si tan solo no hubiera escapado, si tan solo se hubiera quedado quieta en ese lugar, sin tan solo hubiera dejado que la secuestren, Kay estaría vivo, ¡Todas las demás personas estarían vivas! Ideas locas y absurdas como esas no dejaban de circundar su mente, pero en la conclusión de todas ellas, la culpable era ella.

    Ian la dejo en la cabaña, escondida de todo y de todos, le dijo que averiguaría que paso, pero hasta entonces ella debía permanecer escondida, era muy peligroso quedar al descubierto. Dejo a Melina a cargo de una vieja mucama que venía tres veces al día para alimentarla, y limpiar la casa, pagándole muy bien por su silencio. Pero Melina no comía, sus ganas de vivir se fueron por el drenaje, no tenía ganas de siquiera abrir los ojos, estaba en un estado de depresión enorme, y no se sentía en la capacidad de salir de allí.

    Una semana había pasado desde que recupero la conciencia, y en ese lapso las sospechas de Ian en lo referente a Kay fueron corroboradas… se trataba de la misma persona.

    “¿Es que acaso tu maldita sombra me seguirá a donde vaya?”― pregunto con furia hacia la nada mientras revisaba un puñado de hojas que tenía en las manos ― “¿Cuánto tiempo más piensas amargar mi existencia Jameson?”

    En la leve investigación que hizo en lo referente a esa persona por envío de su jefe, averiguo que la mansión de Kay había sido saboteada, un complot según suponía.

    ― Tal parece que la causa del atentado fueron los resultados de una nueva investigación que realizaban en secreto ― le había dicho su más hábil investigador, Kato, mostrándole otra carpeta con información acerca de la explosión y fotografías con los daños en la mansión.

    ― ¿Sabes que estaban investigando?

    ― Negativo, pero tal parece que quienes atacaron la mansión no lo encontraron, porque los investigadores escaparon con los resultados de la investigación.
    ― Ya veo ― dijo ojeando los papeles ― ¿Que averiguaste acerca del dueño de la propiedad?

    ― Nada, tal parece que sigue desaparecido. Pero hay rumores que indican que quizá esté muerto.

    ― Explícate.

    ― Escuche un rumor que decía que hallaron un cadáver entre los arbustos con una bala en la cabeza y un mordisco en la pierna al lado de un animal muerto con otra bala en la cabeza. El cuerpo de ambos cadáveres estaba completamente irreconocible.

    ― ¿Porque?

    ― Parece que fueron los animales del bosques que se encargaron de desaparecer con la evidencia exacta. Escuche rumores que fueron las hormigas devora todo a su paso, otros que fueron las aves carroñeras, otro que fueron los lobos, osos, tigres y demás.

    ― No hay tigres es esa zona ― aseguro extrañado.

    ― Por eso le dije que son rumores, muchos de ellos son demasiado exagerados como ilógicos señor.

    ― Ya veo… entonces la hipótesis que podemos manejar es que ¿Esta muerto?

    ― Afirmativo.

    “Estas no son noticias muy alentadoras para ella” ― pensó con tristeza ― Si averiguas alguna otra cosa de interés házmelo saber sin demora.

    ― Sí señor.

    ― Puedes retirarte.

    Kato se estaba levantando de su asiento cuando retomo la palabra.

    ― ¿Señor?

    ― ¿Que sucede?, ¿Hay algo que te hubiera faltado decirme?

    ― Afirmativo.

    ― Habla.

    ― Hay algo que no he colocado en el informe, quería primero informárselo a usted, es algo que me pareció muy extraño. ― Ian lo miro fijamente esperando que Kato siguiera hablando ― algunos de los sobrevivientes que logre encontrar medio muertos, solo repetían una cosa. ― Ian lo miro sumamente extrañado ― La señorita, debemos proteger a la señorita, ellos buscan matarla.

    Un escalofrío invadió el cuerpo de Ian.

    ¿Coincidencia?

    ¿Qué estaba pasando en realidad?

    ― ¿Sabes a que se referían?

    ― Negativo, parecía ser como si estuvieran protegiendo a alguien, cuando les pregunte por su jefe, ellos solo repetían la misma frase hasta morir.

    ― Ya veo.

    ― Hay algo más.

    ― Habla.

    ― También encontré a una mujer agonizante… era Dania señor.

    ― ¿Dania?

    ― Si, ¿Recuerda que ella se unió a las filas de Jameson por orden de Haddadrimon?, cuando la vi, me reconoció de inmediato, me dijo que habían atacado la mansión, parecía ser un ataque interno, mataron a todos los que pudieron, se deshicieron de los restantes, escaparon los cabezas, entre ellos Jameson y la señorita. ― Ian se sorprendió.

    “¿Acaso seria Melina?”

    ― Cuando le pregunte por ella, se negó a darme dato alguno, solo me dijo, «deje de trabajar para tu jefe hace tiempo Kato, ahora tengo otro jefe». Pero no dijo más, una bala perdida desde algún lugar acabó con su vida.

    ― ¿Bala perdida?

    ― Afirmativo, desde lo profundo del bosque.

    ― Un francotirador.

    ― Afirmativo.

    ― Ya veo, entonces, es un complot severo, averigua todo lo que puedes acerca de esa señorita a la cual se refieren.

    ― Entendido.

    ― Y Kato.

    ― ¿Señor?

    ― Ni un solo comentario de esto con nadie hasta que estemos lo suficientemente seguros.

    ― Si señor, confíe en mí, sabe que no lo decepcionaré, nadie sabrá nada al respecto salvo que usted en persona sea quien me lo autorice. ― y con una venia leve salió de allí.

    Kato era el protegido de Ian, su mano derecha. Lo conoció cuando fueron a desmantelar una bodega clandestina de armas en las montañas de Nebraska, un lugar ideal para esconder ese tipo de cosas. Fue en un fuego cruzado donde un muchacho loco y aventurero se lanzó de por medio en su esquite siendo abatido entre ellos. Ian lo arrastro como pudo poniéndolo a salvo.

    Al final resultó ser un muchacho de mundo, huérfano, sediento de aventuras y adrenalina, cosa que casi lo llevo a la muerte segura. Pero Kato era un joven de palabra, Ian le había salvado el trasero, le debía la vida, y le juro lealtad hasta su último aliento de vida sin importarle a que se estaba metiendo.

    Por eso Ian se sentía en la seguridad de confiar en él, podía creer en el a ojo cerrado, se lo había demostrado en más de una oportunidad. En ese muchacho había logrado encontrar la aguja en ese inmenso pajar, un joven leal, honesto y muy pero muy bueno con las armas y el combate, alguien en quien podría confiar ciegamente.

    Las cosas se fueron complicando poco a poco e Ian ya no podía esconderla por más tiempo. Lo había pensado y analizado bastante y ya era hora de poner su plan en marcha si es que la quería salva y alejada del peligro. Al menos por ahora. Pero su forma de vida le impedía alejarse del peligro y necesitaba tenerla cerca para protegerla.

    “Mientras más cerca del peligro estés, más seguro estarás” ― pensó, y con gran seguridad se dirigió a su cabaña, donde ella lo esperaba ― Hola Mel ― fue su saludo, sin obtener respuesta de su parte. Había sido así desde ya unos días, Melina se negaba a hablar, solo asentía o negaba con la cabeza a una u otra cuestión ― Hay algo de lo que debemos hablar ― se sentó en la cama y la tomo de la mano. Ella solo lo miro, en sus ojos duda, miedo, sorpresa y curiosidad.

    ― Ellos siguen tras tu rastro, y no creo poder esconderte por mucho más tiempo ― el color se fue del rostro de Melina.

    “Siguen tras mi rastro” ― pensó con temor.

    ― No permitiré que te atrapen Mel, te lo prometí ese día, y te di mi palabra, y voy a cumplirla cueste lo que cueste.

    Los ojos agradecidos de Melina lo miraron derramando nuevamente lágrimas de alegría, dolor y nostalgia. Se sentía feliz de poder tener un hombro en el cual apoyarse para no sucumbir en la pena y el dolor, pero a la vez triste, habría otro que podría correr con la misma suerte.

    ― Pero, necesitare tu ayuda ― añadió, ella lo miro fijamente, no sabía a qué se refería ― si queremos que esto funcione debemos trabajar juntos ― ella le regalo una triste sonrisa ― quiero que me respondas algo Mel… ¿Confías en mí? ― Ella asintió, pero el negó con la cabeza ― quiero que me respondas Mel.

    ― Si ― dijo al cabo de un rato.

    ― Sabes que nunca te mentiría, ¿verdad?

    ― Sí.

    ― Y recuerdas que te prometí decirte la verdad por más dolorosa que esta sea, ¿Cierto?

    ― ¿Qué quieres decir con eso? ― pregunto con temor.

    Ian, la miro expectante, buscando las mejores palabras para darle una amarga noticia, pero por más que se rebanaba el cerebro, no encontraba ninguna, resignado al fin, le dijo la verdad.

    ― Hay algo que debo decirte, es algo que averigüe, una noticia que no te va a gustar. Pero como acordamos ese día, te diré la verdad, por más que sea dolorosa, no te mentiré, y esta es una cruda verdad que debes entender y aceptar.

    ― ¿De… que se trata? ― pregunto dudosa.

    ― Es sobre Kay ― los ojos de Melina se abrieron como platos ― está muerto…

    La noticia le cayó como balde de agua fría. El color se le fue del rostro y su corazón se llenó de una enorme angustia, tenía la vaga esperanza de saberlo vivo, pero la noticia de Ian la lleno de desasosiego.

    ― Es… mentira… ― hablo, se negaba a creerlo, nuevamente gruesas lagrimas surcaron su rostro.

    ― Te dije que no te mentiría, ― hablo con serenidad ― Jameson está muerto, ésa es la noticia oficial, todos, absolutamente todos los del consejo de mafia están manejando ese informe como el oficial.

    ― ¿Los… del consejo de Mafia? ― pregunto desconcertada, Ian la mirosorprendido.

    ― Kay Jameson era un mafioso Mel, ― hablo con seriedad, como recordándole un hecho que ella ya conocía ― el sujeto del cual te enamoraste era uno de los mafiosos más peligrosos del país, ― añadió, pero al ver sus ojos abiertos por la sorpresa no pudo evitar preguntar ― ¿No lo sabias?

    ― No… ― fue su respuesta, un suave susurro.

    Era cierto, ella no sabía nada, nunca supo nada, aunque tenía leves sospechas de lo que ocurría, pero nunca imagino la magnitud de la realidad

    “Un mafioso…” ― se repetía completamente en shock, intentando asimilar la verdad ― “Kay… un… mafioso…”

    Su mente analizo a velocidad luz, todos los acontecimientos que podía recordar, empezando por el día que atacaron la mansión, todo lo que ese sujeto le dijo, el motivo por el cual querían matarla, todo, y todo eso en combinación con los recuerdos del principio… Ella no lo sabía.

    Mentira, Melina sabía quién era ese sujeto, sabia de quien se trataba, desde el mero instante en que sus ojos se toparon con él en Italia, sabía quién era el, pero ahora que lo escuchaba de los labios de Ian, le parecía una historia tan real, tan escalofriantemente real, que no se lo esperaba.

    ― Melina, escúchame, ― Ian volvió a llamar su atención ― debemos esconderte, pero de una manera en la que nadie sospeche de tu existencia, o en este caso de tu inexistencia, para ellos por ahora estas desaparecida, desde que saltaste a ese rio, estas perdida, probablemente muerta y devorada por bestias salvajes, pero nadie detendrá tu búsqueda hasta que hallen al menos tu cadaver, para que les sirva de base para sus experimentos.

    Un escalofrío la envolvió.

    ― Vengo a hacerte una propuesta ― lo miro expectante ― te llevare ante Haddadrimon, solo allí estaremos a salvo.

    ― ¿Haddadrimon?

    ― Sí.

    ― Ese… no era uno de los auspiciadores de…

    ― Una fachada.

    ― ¿Qué?

    ― Que él también es otro mafioso al igual que lo era Jameson, y usa una coartada de la misma manera que lo hacia él para poder realizar su lavado de dinero.
    Esa noticia ya no le causaba impresión, se sentía perdida, había vivido estos meses envueltos en una mentira. ¿Acaso los sentimientos de Kay hacia ella eran otra mentira? ¿Otra fachada para esconder algo? ¿O simplemente la uso también como base para sus experimentos?

    ― “Deja de pensar estupideces” ― se auto recrimino ― “¿Acaso olvidas las veces que vino a ti sumamente preocupado?” ― pensó ― “Aunque también podría ser mentira”

    Melina se sentía confundida, no sabía que era mentira y que era verdad, la cabeza le dolía.

    ― “¿Acaso los sentimientos de Kay fueron una mentira?” ― esa pregunta no dejaba de atormentarla. ― ¡No! ―casi grito en voz alta, intentando acallar sus propios pensamientos, estaba por volverse loca.

    ― ¿No quieres ir? ― le pregunto Ian ― pues lastimosamente no es algo que podamos escoger Mel.

    Sus palabras la devolvieron a la realidad.

    ― Quiero volver a casa ― suplico casi en un susurro ― No quiero quedarme aquí… quiero irme a casa.

    Ian la miro como ojos tristes, Melina se veía tan indefensa, tan sola, estaba pasando el peor momento de su vida y las ganas de protegerla simplemente incrementaron.

    ― No puedes. ― le respondió, ella comenzó a derramar lágrimas, en sus ojos una pregunta silenciosa ¿Porque? ― Si ellos averiguan quien eras ten por seguro que el primer lugar en el que te buscaran será tu casa.

    ― Pero yo no vivo aquí.

    ― Lo sé, pero ellos no se harán mucho problema por cruzar el mar e ir a por ellos.

    Miedo, no podía comunicarse con los suyos sin ponerlos en peligro. Así que llena de impotencia lloro en brazos de Ian, extrañando más que nunca su hogar, los brazos de su madre, los sabios consejos de su padre y la compañía de sus hermanos. Por primera vez se sintió completamente sola.

    ― No llores Mel ― intentaba consolarla ― no estás sola. Yo me quedare contigo.

    ― ¿Porque? ― pregunto dudosa ― No me debes nada, y no tienes ninguna responsabilidad para conmigo ― a pesar de estar rechazando la única mano que le era ofrecida, ella se negaba a aceptar ayuda alguna.

    ― Porque así quiero hacerlo ― dijo al fin ― Tú no eres culpable de la situación en la que te encuentras, solo eres una víctima más de todo este caótico mundo.

    ― Daño colateral… ― dijo en un susurro, recordando las palabras que ese sujeto le dijo en el sótano.

    ― Sí.

    ― Iremos con Haddadrimon ― volvió a repetir.

    ― ¿Pero él no es uno de los que quería matarme?

    ― No lo creo, mi jefe es muchas cosas, pero nunca le gusto jactarse de descubrimientos ajenos, así que podemos estar momentáneamente a salvo con él.

    ― Tengo miedo.

    ― Estaré contigo todo el tiempo.

    ― Pero… ¿Y si me reconocen?

    ― No lo harán.

    ― ¡¿Cómo puedes estar tan seguro?! ― pregunto desesperada ― ¡Ellos tienen mi fotografía!, ¡Saben quién soy! ― Ian la miro interrogante ― Los vi ― dijo al fin recordando con cierto pánico lo que ocurrió en el rio de troncas ― Ellos se la mostraron a uno de los leñadores y le dieron un fajo de dinero ― y mirando a Ian con casi desesperación añadió ― Si hicieron eso con un puñado de leñadores, ¡¿Que no harán con el resto?!

    Ian la tomo por los hombros con suavidad obligándola a mirarlo fijamente.

    ― Ese no será un problema ― ella lo miro interrogante ― Porque dejaras de ser tú.

    ― ¡¿Qué?! ― pregunto sumamente sorprendida, la respuesta no le cuadraba ― ¿Dejar de ser yo? ¿De qué estás hablando? ― ella pensaba que la loca seria ella, no él.

    ― Cambiaremos tu aspecto completamente Mel, solo de esa forma no habrá ser sobre esta tierra que te pueda reconocer.

    ― Cambiar…. pero… ¿Cómo?

    ― Kato nos ayudara en eso, es experto en el arte del camuflaje.

    ― ¿Kato?

    ― Sí, es como un hermano para mí ― dijo señalando al joven que entro en esos instantes seguido de una bolsa gigante.

    ― Buenos días señorita, un gusto conocerla, ― saludo con una venia ― A partir de hoy seremos muy cercanos, actuaremos como cuasi hermanos.

    ― Debemos crear una fachada, una coartada ― le había dicho Ian.

    Melina miro a Ian en completo estado de sorpresa, esperando por una respuesta a las preguntas que no podía formular. Este la miro con aire solemne y dijo:

    ― A partir de ahora, eres Katniss, mi hermana menor.

    Las palabras de Ian, le causaron estupor, pero no rezongo, debía confiar en él. A lo largo de dos horas, la historia oficial había sido armada.

    La cuartada que debería manejar como Katniss consistía en que era la hermana rebelde de Ian, la menor de tres, la cual fugo de casa de su madrastra hace unos meses con su novio Sota, un asiático problemático, el cual estaba metido en un montón de líos. Ian le había dejado hacer su vida, total ya era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera. Pero un día despertó inquieto, la buscó y la encontró en un hospital de mala muerte, con muchísimas heridas en el cuerpo, al borde de la muerte y en completo estado de shock, se enteró que su estado de letargo se debía a que había perdido a su novio en un accidente.

    ― No debes olvidar la base de la historia, ― recalco ― si no sabes algo, solo ignóralos, total y figuraras como desorientada mental. ― le dijo Ian, Melina no opuso resistencia, total y la historia no era muy diferente a la suya (en lo respecto del amor perdido claro) ― Aprovecharemos las situaciones que se nos presenten ― le dijo Ian en tono frio y calculador ― queremos mantenerte con vida, así que te haremos pasar por mi hermana.

    ― Pero…

    ― No ― respondió tajante ― No tenemos tiempo para dudas ni demás. Pasado mañana debo estar en Grecia, y tú deberás estar conmigo.

    ― No creo poder lograrlo.

    ― Lo hará señorita, nosotros estaremos a su lado ― hablo Kato en tono amigable.

    Al ver la duda en su mirada, Ian hablo con firmeza y seguridad propias de una persona con carácter.

    ― ¿No te sientes muy motivada a hacerlo verdad? ― preguntó ― El brillo de tu mirada me dice que eres de las personas que necesitan una razón para hacer las cosas ― Melina solo esquivo su mirada, mirando hacia algún punto en la pared ― ¿Quieres un motivo?, ¿Una razón para que te impulse a seguir? ― pregunto seco ― Pues aquí te doy una: Venganza.
    Continuara…
     
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  4.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

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    Ya no mas amores enfermos, se acabo el felices hasta que dure haora solo queda odio y sed de venganza... Una chica rebelde que perdio a su amor, nada mejor que eso...

    Un Beso... este capitulo fue corto y rapido, demaciado para mi gusto pero volviste en parte, con relacion al anterior este esta mucho mejor, pero como te dijeron en otro comentario arriba, no puedes permitir que la verdadera Mel se pierda, Has que esa venganza la vuelva fuerte de nuevo, respondona y torpe como la que nos precentaste en el cap 1
     
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  5.  
    Ziello B

    Ziello B Entusiasta

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    Hola!!!
    Esta más que genial, la razón que Ian le dio a Mel y el modo tan corrongo en que lo dijo, es sin duda el mejor capítulo, ya quiero ver como sera la nueva Mel..

    Que susto se dara Kay cuando la vea (suponiendo que se combierta en toda una maquina de venganza), obvio que él no esta muerto, Radhamantis jamas lo habría mordido, aunque al parecer el pobre perrito no lograra reencontrarce con ella...

    Ian me agrada, es un gran chico y muy listo ademas, esta historia me pone apenzar tanto que desería que quemes tu teclado de tanto escribir, solo quiero leer, leer y leer sin parar, pues creo que me devolveras en cierto modo a la Mel de los primeros capítulos...

    En cuanto a los errores solo noté que no tildaste algunos verbos en pasado.

    Listo!!! Chao!!!
     
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  6.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    Ohg, por el amor de Dios.

    Bueno, una vez acomodé los acontecimientos llegué a una conclusión:

    Kai estaba tendido en el suelo con el hombre apuntándole directo a la cabeza, cuando se distrajo debido a la "llamada" por radio de su jefe Radamanthis --si es que así se escribe--, aprovechó para tirarse sobre él, y morderle la pierna, el hombre en pegó un grito y le disparó al cachorro en la cabeza. En lo que eso sucedía, Kai aprovechó para quitarle el arma y le dio en la cabeza; el cadáver del tipo calló junto al de Radamanthis, y Kai aprovechó para uír con el arma como único medio de supervivencia.
    A lo mejor y hasta está en busca de Mel, quién sabe.

    Ush, seré detective, algún día lo seré (?). Ok no.

    Asdf, esto se pone mejor, ahora incluye ese suspenso, desamor, deseo de venganza, miedo y rabia que me encantan en las novelas (?). Asdf, de verdad que me encanta tu historia.

    Avísame cuando esté la conti.

    Sayito!
     
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  7.  
    Syel

    Syel Extraña

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    Hola!!!
    Como siempre me has dejado irrevocablemente enamorada de esta historia, ya se ha vuelto una adicción para mí.
    Ian comienza a agradarme, es un tipo que estoy segura le ayudará en muchas cosas pero creo que las arruinará en otras porque se enamorará de ella, de eso estoy segura. Espero que la cambie completamente como...no sé, que le cambie el corte y el color de cabello al igual que de ojos o algo por lo similar pero sobre todo que la convierta en una persona sedienta de venganza, para que ella tenga al menos una razón para seguir, te lo digo así por que yo se que Kay no esta muerto, ya que el cuerpo que encontraron acabo muerto por un disparo en la cabeza y una mordida de un animal, no creo que el perro se haya atrevido a morderlo y se que los animales de ahí tampoco lo hubieran hecho o al menos esa es mi teoría (o mis esperanzas) lo único que me temo es que Mel para darse una oportunidad comience una relación con Ian y llegué Kay....eso sería devastador; en cuanto errores noté que te faltaron algunos acentos en palabras del pasado, solo leélo y date cuenta ok?
    Espero me avises cuanto antes de la continuación, ya no puedo esperar!!!!!
     
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  8.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Capítulo 31: Nueva vida
    Melina lo miro con ojos llenos de sorpresa y estupor.

    “¿Venganza?” ― se preguntó.

    ― Por haber matado al amor de tu vida. ― completó ― ¿No quieres saber quiénes fueron los que estuvieron detrás de todo? Puedo darte las armas necesarias para que lo consigas, pero deberás seguir mi juego, ¿Aceptas?

    ― Acepto ― dijo antes de haber siquiera analizado la pregunta, ella quería saber, necesitaba saber, y si Ian podía ayudarla con eso, lo seguiría a donde fuese necesario.

    ― Sabia que aceptarías ― dijo ― Al fin y al cabo tu historia no es muy diferente de ella.

    Y así, comenzó la reconstrucción de Melina, su nueva apariencia…

    El largo pelo castaño rizado que tanto gustaba a Kay fue cortado, planchado y teñido de color dorado con rayitos rosas. Le aplicaron una capa de maquillaje base camuflando imperfecciones. Los lentes de contacto de color claro, casi coincidían con el color de ojos de Ian, lo cual ayudaría al momento de encontrar el parecido. En lo referente al aspecto físico en general, no había mucho donde camuflar, las magulladuras, moretones, cortaduras y cicatrices de los recientes acontecimientos estaban tan visibles que nada se podía hacer contra eso, su cuerpo delgado, las notorias costillas y la palidez de su piel resultado del envenenamiento sufrido ayudarían con el hecho de haber sido víctima de un accidente. Y para rematar la vacía expresión de su mirada la convertían en alguien irreconocible.

    Viéndola con detenimiento, era otra persona, hasta el mismo Ian debía admitir que el parecido con su hermana menor era impresionante, incluso la estatura eran casi idénticas.

    ― Bien, ahora que el cascaron está completo, comencemos a llenar la vasija ― dijo en tono serio.

    Kato tomo asiento al lado de Melina y ambos se pusieron a escuchar a su ahora hermano. Ian le contó que su hermana había desaparecido tiempo atrás sin dejar rastro, investigo por su cuenta hasta que descubrió que hace unos pocos días había fallecido en un accidente automovilístico llevándose a muchos con ella.

    ― Lo lamento… ― le había dicho Melina como una forma de consuelo.

    ― Tu parecido aunque vago nos será de mucha utilidad ― respondió rápidamente ignorando las palabras de Melina ― Debemos hacer que nadie dude que seas mi hermana.

    ― De acuerdo ― dijo no muy convencida, comprendiendo que ese era un tema que no le gustaba tocar ― dime lo que debo hacer.

    La sonrisa satisfactoria de Ian y Kato fue su respuesta.

    ― Lo primordial a partir de ahora Melina ― dijo Ian en tono suave, como evitando espantar a un asustadizo conejo ― es que debes recordar que tu nombre ahora es Katniss, no Melina.

    ― De acuerdo.

    ― Debes tener mucho cuidado en no reaccionar al llamado por tu nombre original, debes olvidar que alguna vez ese nombre tuvo algún significado para ti ― la tristeza ante esa verdad se notó en los apagados ojos de Melina ― sé que esto es algo muy duro para ti, pero si queremos mantenerte aun respirando para el fin de semana, deberás hacerlo.

    ― Entiendo… ― respondió no muy convencida.

    ― No tenemos mucho tiempo para practicar, partiremos a primera hora mañana, así que empecemos con el interrogatorio.

    ― ¿Interrogatorio?

    ― Si, Haddadrimon querrá saber algunas cosas tuyas, así que necesitamos prepararte para algunas preguntas.

    ― ¿Como cuáles?

    ― Serán solo las básicas señorita ― sonrió Kato en afán conciliador.

    ― Empecemos ― dijo Ian ― Tu nombre es Katniss Vrettos, tienes 19 años, eres mi hermana menor, tenías una hermana mayor a ti pero menor a mí, que falleció en un accidente. Si alguien te pregunta por el nombre o como falleció, solo dirás que no quieres tocar el tema, que es algo que no te gusta recordar, y si aun así siguen insistiendo, puedes levantarte y retirarte, eres una chica rebelde, no te gusta seguir las ordenes de nadie.

    ― ¿Y qué le paso a tu hermana? ― pregunto curiosa.

    ― Algo que no necesitas saber ― respondió tajante.

    Melina no dijo nada, pero su respuesta le dolió. Kato le dio una leve palmadita en el brazo y negó con la cabeza indicándole que no preguntara.

    ― Si te preguntan qué estuviste haciendo este tiempo perdida ― siguió explicando ― responderás que simplemente estabas buscando distracciones.

    ― ¿Distracciones?

    ― Mataron a tu novio, tres meses atrás, me odiabas, así que no te quedo más que recurrir a vanas distracciones para poder mantenerte estable y cuerda.

    ― ¿Estoy loca? ― pregunto dudosa, sin poder comprender muy bien.

    ― No, pero estas casi al borde. Diremos que por el accidente, tus recuerdos aún están confusos y mezclados.

    ― ¿No sospecharan? ― pregunta temerosa.

    ― No, es más, eso nos ayudara a cubrir algunas de las heridas más evidentes que tienes en el cuerpo.

    ― ¿Y qué tipo de accidente tuve?

    ― Automovilístico ― respondió Kato ― usted dirá que no lo recuerda, que solo recuerda estar conduciendo a toda velocidad por alguna de las calles de la ciudad que no se sentía muy bien. Y que solo sintió un impacto muy fuerte, de allí despertó en un hospital de mala muerte de donde su hermano la recupero.

    ― ¿Diré que estaba ebria?

    ― Afirmativo.

    ― Pero si no me gusta la bebida.

    ― Perdiste el amor de tu vida unos meses atrás, ― aclaro Ian ― estas completamente destrozada por dentro, así que la bebida se convirtió en tu mejor amigo.
    ― ¿Así que puedo darme a la bebida para ahogar mis penas? ― pregunto con una mueca que se mezclaba entre la burla, la pena y el dolor.

    ― No, en la vida real te alejaras de la bebida, porque si te embriagas, puedes soltar toda la verdad, y eso no sería muy conveniente para todos.

    ― ¿Estaríamos en problemas?

    ― Si, porque lo harían pasar como traición y nuestros pellejos estarían en juego.

    Una corriente de aire frio atravesó su espalda. No quería más muertes, y menos las de esos dos que estaban arriesgando tanto por ayudarla.

    ― ¿Porque haces esto? ― le pregunto al fin, esa pregunta estaba rondando su cabeza desde que despertó ― no me conoces.

    ― Te conozco ― responde él.

    ― ¡Solo me viste un par de veces!, ¡Y eso no es suficiente para hacer algo como esto!

    ― Digamos que es una manera de expiar mis pecados ― sonrió con melancolía.

    ― ¿Expiar tus pecados?

    ― Digamos que quiero volcar en ti, las cosas que no pude hacer por ella.

    ― ¿Por Katniss?

    ― Juega bien el papel, ¿De acuerdo? ― respondió rápidamente evadiendo su pregunta.

    ― Si…

    ― Y Katniss ― dijo, sobresaltándola, debía acostumbrarse al nombre ― no olvides quien eres, y porque haces esto ― la miro con ojos fríos y calculadores ― una vez dentro la organización podrás averiguar qué fue lo que realmente paso ese día.

    ― La muerte de Kay… ― dijo en un susurro apagado.

    ― Así es, así que ponte alerta, no debes olvidar quien pretendes ser.

    ― ¿Pero y si no me parezco a tu hermana?, ¿Si alguien se da cuenta que no soy ella?, ¿Si no soy capaz de actuar como ella?

    ― No te pareces en ella en lo absoluto ― respondió, generando una interrogante sombra de duda en los ojos de Melina ― Pero Katniss, ― dijo recalcando con énfasis el nombre ― no te he visto por un muy largo periodo de tiempo, perdiste al ser más importante para ti, así que obviamente nadie esperara que manejes una conducta regular, no te preocupes por eso Katniss, yo estoy a tu lado, lo lograremos juntos.

    Se acercó a ella y le dio un beso en la frente.

    ― No olvides que soy tu hermano, lo único que te queda en este mundo a lo cual aferrarte.

    ― Gracias Ian.

    ― Buenas noches preciosa ― dijo y cerró la puerta llevándose a Kato con él.

    Una vez sola comenzó a analizar la situación con mayor claridad, Ian tenía razón, tenía que jugar muy bien su papel, de ello no dependía ahora solo su pellejo sino el de su ahora hermano Ian y también Kato. Sus cartas estaban sobre la mesa y debía manejarlas con cuidado.

    ― Katniss Vrettos ― dijo en un susurro ― a partir de mañana, mi nueva vida comienza ― hablo con melancolía ― descubriré que fue lo que realmente paso y porque. Adiós para siempre Melina, desde mañana, tu existencia habrá desaparecido del mapa.

    Continuara…
     
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    Ziello B

    Ziello B Entusiasta

    Escorpión
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    Hola!!!

    Excelente capitulo, cada día me intriga más el pasado de Kay e Ian.

    El personaje de Kay me agrada, pero aun así preferiría que Melina se aleje de él, ya que no me la imagino como una "delincuente"…

    También estoy un poco contrariada, pues deseo que convierta en algo similar a lo que Zafrán y Áscar son. Que haga de todo por descubrir la verdad y al final decida retomar el camino que ella llevaba y no el que le impusieron seguir.

    Supongo que la determinación de Melina lograra darle vida a Katniss Vrettos y convencer al “Señor Digimon”.

    Seria genial que Kato la ayudase a continuar con el entrenamiento que Zafrán no pudo terminar con Mel.

    Errores?
    No tildaste los “Sí” de respuesta.

    Listo! Chao!
     
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    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Bueno aquí les dejo capitulo doble porque me voy de viaje, y no se cuando vuelva XD


    Capítulo 32: Conociendo al enemigo
    Los sucesos que fueron ocurriendo después de haber optado otra personalidad, no se parecían a nada de lo que alguna vez pudo haber imaginado que seria.Una semana había pasado desde ese suceso, y nadie sospecho de su ingreso a las filas de Haddadrimon, pero muy al contrario de lo que esperaban, ella no pudo reaccionar, al verse metida dentro del mundo de Ian y al que una vez perteneció Kay, sus miedos crecieron imbuyéndola por completo en un estado de shock muy fuerte. Se volvió temerosa, sumisa, a veces llegaba a perderse tanto en sus propios pensamientos que terminaba actuando como loca.

    Era como un alma en pena que vagaba de tanto en tanto de aquí por allá, siguiendo como un cachorro herido a Ian cuando estaba cerca o a Kato cuando lo veía. Lo había intentado, pero el shock aún se mantenía en su cuerpo.

    Un día en sus muchos paseos por la mansión griega de Haddadrimon cuando vagaba como alma en pena de aquí para allá, escucho a un par de guardias que nunca antes había visto conversar sobre un tema en particular. Estaba por cambiar de rumbo y evadir al grupo, pero algo en su interior la obligo a quedarse y seguir escuchando.

    ― ¿Algún rastro? ― pregunto uno de los sujetos, el más gordo.

    ― Nada, la hemos buscado por todos los rincones de ese bosque, bordeando el rio, pero absolutamente nada, no hay ni un solo rastro de ella.
    La atención de Melina se volvió inmediatamente al grupo, tenía un mal presentimiento y su cuerpo se llenó de ansiedad, pero se mantuvo firme en ese mismo lugar.
    ― ¿Con los leñadores?
    Estaban hablando de ella, esa pregunta confirmo sus sospechas, pero… ¿Quiénes eran esos sujetos? No recordaba haberlos visto antes.

    ― Nada ― hablo uno de los tipos ― les hemos pagado muy bien por cualquier noticia, en caso que la vean en el bosque, o por el cadáver, pero nada aun. Nos dieron pistas falsas.

    ― ¿Pistas falsas?

    ―Sí, nos entregaron un cadáver en putrefacción devorado por muchos animales, lo llevamos ante el jefe, pero nos arrojó con el cuerpo.

    “Siguen tras mi rastro” ― pensó con temor.

    ― ¿Porque?

    Siguieron hablando entre ellos ignorando su presencia. Para poder escuchar con mayor claridad se fue acercando al grupo con sigilo, escondiéndose tras un pilar cerca de ellos.

    ― Dijo que no era ella, y que si la próxima volvemos a intentar engañarlo, nos mandara despellejar vivos y convertirnos en carne para sus mascotas.

    “¿Acaso fueron ellos?” ― se preguntaba Melina en su escondite, temblando de miedo.

    Escucho unos pasos en la cercanía y viendo un jarrón cerca de ella, en un acto reflejo se puso a admirarla como si fuera la cosa más hermosa del planeta, sus clases de actuación básica no fueron en vano.

    Otro sujeto alto y muy fortachón se acercó caminando por el pasillo, se quedó un momento a su lado pero ella lo ignoro, mirando el jarrón que tenía ente manos, alzándolo con mucho cuidado, abrazándolo y susurrándole cosas como si fuera alguien vivo y dando vueltas como si estuviera bailando con él.

    ― Loca… ― susurro y siguió su camino.

    ― ¡Señor! ― dijeron los tipos al verlo llegar.

    ― ¿Que hace la loca aquí? ― les pregunto.

    ― ¡¿La loca?! ― pregunto sorprendido uno de los más jóvenes, mientras se levantaba para ver detrás de ellos y encontrar a una distancia prudente, una mujer bailando con un jarrón.

    ― La hermana del maestro Ian ― respondió uno de los sujetos viendo en la misma dirección ― tu no lo sabes por ser nuevo, pero nosotros la llamamos la loca, el maestro la rescato de una clínica después de un accidente pero parece que fue una pérdida de tiempo.

    ― ¿Está completamente girada?

    ― Sí... ― respondió otro ― Algunas veces te mira con ojos de asesina, otras parece asustada, otras… ― suspiro cansado ― loca, en resumen.

    ― Ya veo, ¿Pero no es peligrosa?

    Miro de reojo a la muchacha que ahora se apoyaba en la pared hasta sentarse en el piso sin dejar de tocar el jarrón con una delicadeza única. Lo miro de reojo, pero rápidamente esquivo su mirada hacia otro lado susurrándole cosas al jarrón de cuando en cuando.

    ― Para nada, ― dijo otro de los sujetos mirando en la misma dirección que él nuevamente ― pero es mejor que la ignores.

    ― Nos pasábamos jugándole bromas pesadas ― comento uno ― pero dejamos de hacerlo desde que el maestro Ian le metió un tiro entre las cejas a Tito que quiso aprovecharse de ella, y Kato que voló los sesos de Audri por empujarla desde el balcón. Desde ese momento guardamos distancias con ella.

    ― ¿Entonces la peligrosa no es ella sino sus guardaespaldas?

    ― Sí.

    ― Pero muero de ganas de jugar con ella. Valdría la pena.― dijo una voz que le helo la sangre, esa voz jamás podría borrarla de su memoria por más que quisiera… Era Damián.

    De allí su mundo comenzó a girar, se sentía mareada, eran los mismos sujetos, los miro de reojo nuevamente y reconoció por lo menos a la mitad, los mismos de aquella vez. Acaso trabajaban en esa mansión? ¿Cómo es que no los recordaba? ¿Estaba enloqueciendo realmente? ¡Qué demonios pasaba por su cerebro para no haberlos reconocido!, ¡Pudo haber puesto en peligro a Ian o a Kato por su estúpida culpa!

    “¡Debes poner atención!” ― Se auto recriminó.

    ― ¿Y qué averiguaron de la mujerzuela esa que se les escapo? ― pregunto el tipo que acabó de llegar, parecía ser el jefe de todos. Habían dejado de tomarle atención.

    ― Nada aun Oscar, ningún rastro fue dejado, es como si la hubiera tragado la tierra.

    ― Inútiles. ¿No fueron buscando las bases?

    ― Lo hicimos, pero tampoco obtuvimos nada nuevo.

    ― ¿Las bases? ― pregunto el nuevo.

    Un suspiro exasperado se escuchó en el grupo.

    ― Sinceramente David si quieres ser parte de esto, debes poner más atención a las cosas porque no estamos para repetirlas más de una vez, ¿De acuerdo?

    ― Sí señor, lo siento. ― Se disculpó.

    ― Explícaselo Damián, y asegúrate que tu pupilo este bien entrenado o de lo contrario te costara a ti, avísame cualquier novedad. ―Y con estas palabras se retiró pasando al lado de Melina que ahora miraba al jarrón con ojos de coleccionista, de una manera tan fija que parecía que quisiera atravesarlo con la mirada.

    Oscar se detuvo a su lado un momento nuevamente, y negando con la cabeza siguió de largo. Al verlo alejarse de ella, Melina sintió que podía volverá a respirar. Estaba nerviosa, estaba asustada, pero debía ser valiente, y escuchar, había perdido demasiado tiempo actuando como una loca, siendo simplemente una carga, ahora debía recuperar el tiempo perdido e investigar.

    ― ¡Maldito idiota! ― le grito Damián a su pupilo dándole un puñetazo en el rostro ― muy bien, escucharas atentamente y no volverás a preguntarme ¿De acuerdo? ― dijo jalándolo de la oreja tan fuerte que parecía que se la iba a arrancar.

    ― ¡Si señor! ― respondió intentando librarse, luego de un rato, Damián lo arrojo contra la pared.

    ― Escucha mocoso, estamos buscando a la mujer de Jameson, buscamos a esa zorra porque ella tiene la única prueba viva de la cura para un veneno que hemos creado. El imbécil de Dragón mato a todo el personal del laboratorio que investigaba sobre la cura, así que no tenemos pruebas de que ese suero funciona, y por si no fuera poco, el desgraciado voló toda la maldita mansión, así que gracias a él, ¡No tenemos absolutamente nada! ― Grito dando un puñetazo a la pared completamente furioso.

    ― Ahora nuestros queridos jefecitos quieren que hagamos lo imposible por recuperar a esa zorrilla que tiene lo que nosotros buscamos. ― dijo otro de los matones.

    ― ¿Pero no hay forma de dar con el antídoto?

    ― ¿Crees que no lo intentamos mocoso? ― pregunto exasperado ― Hemos hecho de todo, hemos esclavizado a muchos científicos, pero no tenemos la cura, y nos queda muy poco del veneno, porque el creador del veneno fue muerto por Jameson, y con él se fue el secreto también.

    ― Pero si no tienes el veneno ¿Para que buscar a la chica?

    ― Porque ella es la clave, los científicos dijeron que es muy improbable que el veneno haya sido expulsado completamente de su torrente sanguíneo, así que esa mujer vale una mina de oro, contiene en su sangre la cura como el veneno.

    ― Pero si ya está muerta, y no es más que un cadáver, ¿De qué les serviría?

    ― Eso es lo que menos me importa ― dijo Damián ― ellos la quieren y si ellos pagan, ellos la tendrán ― agregó en tono burlón.

    Esas palabras llenaron a Melina de miedo, se miró las manos e inconscientemente comenzó a recorrer con dedos temblorosos el camino de sus venas.

    ― Buscamos por todas partes― dijo otro ― pero no pudimos dar con ella.

    ― Intentamos incluso buscarla en su casa, pensando que había regresado con su familia, pero no fue así.

    La atención de Melina volvió completamente al grupo. ¡¿Habían ido a su casa?! El corazón de Melina latió desbocado al escuchar aquellas palabras. Recordó que Ian le dijo una vez que no les costaría nada cruzar el océano para buscar evidencias, tal parece que estaba en lo cierto.

    ― Alguien pensó lo mismo que nosotros y se nos adelantaron. ― dijo otro.

    ― ¿Adelantaron? ¿Cómo? ¿La encontraron? ― pregunto el nuevo robando las preguntas que ella misma necesitaba saber.

    ― No lo sabemos, cuando llegamos a la casa, la puerta estaba forzada, alguien había llegado antes que nosotros.

    El corazón de Melina se paró en seco.

    ― ¿Escaparon?

    ― Los que entraron antes que nosotros, sí, pero la familia no, todos estaban muertos, tirados en el piso, los habían matado a todos, y eso la noche anterior.

    Esa noticia fue peor de la que hubiera esperado conocer. Su familia… los habían matado… aquellos a quienes más quería y a quienes tanto añoraba nunca volvería a verlos. Esa realidad le sonó tan cruda y la golpeó tan duro que sintió como algo termino de romperse dentro de ella.

    Un grito quiso salir por su garganta, pero logro frenarlo a tiempo tapándose la boca con ambas manos, mordiendo los dedos con fuerza hasta que brotase sangre de ellos, impidiendo un grito. Comenzó a sentir que el aire le faltaba, necesitaba salir de allí, buscar ayuda, alguien, algo, como pudo se levantó y salió corriendo de allí.

    Llegó como pudo a la oficina de Ian, lo encontró del otro lado del escritorio con un montón de papeles en la mano, ella tenía el rostro bañado en lágrimas y un grito atorado en la garganta que se negaba a salir, intento llegar a él, refugiarse en sus brazos, pero las emociones habían sido tan fuertes que colapso antes de llegar hasta él.

    Kato logro llegar a tiempo para evitar que se estrellara con el suelo.

    ― ¡¿Que paso?! ― pregunto Ian alarmado al verla en ese estado.

    ― No lo sé, pero por su estado dudo mucho que haya sido algo bueno.

    ― Llévala a la habitación y quédate con ella hasta que despierte, tengo una reunión con Haddadrimon y no puedo postergarla.

    ― Entendido.

    Tomo a Melina entre sus brazos y la levando como si fuera papel.

    “No ha mejorado mucho… sigue demasiado delgada” ― analizó Kato al tomarla en sus brazos ― “Casi puedo sentir la totalidad de todos sus huesos, tengo la impresión que si la sujeto muy fuerte se le romperá alguna costilla.”

    Kato había adoptado muy bien el papel de guardián protector de la hermana de su jefe, la cuidaba en demasía al igual que Ian, y nadie se atrevía a mirarla dos veces si estaban cerca. No podía negarlo, Kato la quería, pero no con un amor carnal, sino con un amor fraternal, nunca había tenido hermanos, es mas no recordaba haber tenido familia, pero la sensación de protección que le provocaba ella, era abrumante. Ahora entendía a su maestro, y suponía que el también sentía lo mismo, tenía que cuidarla, protegerla, ella era alguien que al menos por el momento necesitaba de protección, y ayuda, que ellos se la brindarían sin el menor problema.

    Aun recordaba con furia como Audri intento deshacerse de ella empujándola desde el balcón del segundo piso, gracias al cielo él había estado cerca y pudo frenar su caída sujetándola en el último momento. La reacción no fue pensada, simplemente actuada, teniendo aun a Melina colgada de la baranda, sacó su pistola de calibre nueve, y de un disparo limpio le voló los sesos. Alguien que jugaba de una manera tan sucia no merecía vivir.

    Un movimiento a su derecha lo saco de sus pensamientos, era Melina que volvía a la conciencia.

    ― Hola Kat ― la saludo. Ese se había vuelto el diminutivo entre ambos desde que había adoptado otra personalidad Despertaste.

    Ella solo lo miró con ojos llorosos y recordando todo lo que había pasado se arrojó a sus brazos y se puso a llorar desconsoladamente.

    ― ¡¿Que paso?! ― le pregunto alarmado.

    ― Los mataron… ― dijo en un susurro tratando en vano de contener sus lágrimas ― y fue mi culpa…

    ― ¿Qué? ― pregunto sin comprender aun ― ¿A quiénes?

    ― Mi familia ― dijo entre lágrimas ― acabaron con todos ellos para poder llegar a mí.

    Y poco a poco le contó entre lágrimas y con detalle todo lo que había escuchado momentos atrás sin omitir detalle alguno. Kato no dijo nada, la tomo en sus brazos y la acurruco hasta que ella dejo de llorar, y sus lágrimas se convirtieron en simples gemidos.

    ― Tranquila Kat, saldremos de esta.

    ― ¡¿Porque los mataron Kato?! ¡Ellos no tenían nada que ver en esto!

    ― No querían dejar testigos supongo.

    ― ¡Pero ellos no tenían ni idea de lo que pasaba aquí!

    ― Lo sé, pero este mundo se maneja así… muchos inocentes caen.

    ― Fue mi culpa ― dijo al fin.

    ― No Kat, no fue tu culpa.

    ― Si tan solo no hubiera venido a este viaje, si tan solo no me hubiera cruzado con Kay…

    ― Kat… ― le cortó ― cuando el destino está escrito no hay nada que puedas hacer para cambiarlo, tarde o temprano las cosas iban a pasar, por más que hubieras intentado frenarlo.

    Melina lo miro con ojos llorosos provocando su llanto nuevamente.

    ― Fue mi culpa ― decía entre sollozos.

    ― Kat… nada solucionaras pensando de esa manera ― le dijo mientras acariciaba su cabello dándole pequeños besos en la cabeza para tranquilizarla ― lo hecho, hecho esta, por más que llores un mar entero no podrás devolverlos a la vida.

    ― ¿Entonces qué puedo hacer Kato?, ¡¿Qué?! ― pregunto desesperada ― siento que me voy a morir de dolor, ya no puedo soportarlo, siento que esta vez si enloqueceré ― dijo tomándose la cabeza entre las manos y jalando de su pelo con desesperación.

    A Kato no le gustaba verla en semejante estado depresivo, mucho les había costado sacarla de allí como para que vuelva a recaer.

    ― Déjame ayudarte Kat ― ella lo miro con ojos vidriosos ― sabes que siempre estaré de tu parte pase lo que pase, y que siempre contaras conmigo para lo que sea, No estás sola…

    ― No sé qué hacer… ― respondió nuevamente acurrucándose en sus brazos buscando refugio ― ayúdame…

    ― Sabes lo que tienes que hacer Kat, Ian te lo dijo una vez, ¿Lo recuerdas? ― La apartó un poco y le levanto la barbilla para que lo pueda mirar directamente a los ojos ― y fue algo que te hizo seguirlo sin dudar de él. ― Ahora pregúntate Kat… ¿Qué es lo que necesitas?

    ― Venganza… ― respondió ella sin pensar con el rencor marcado en voz.

    ― Exacto, ahora conoces a los asesinos, ¡Mátalos!, solo así encontraras paz en tu corazón.

    ― Pero ellos no mataron a mi familia.

    ― ¿Estas segura?

    ― Eso dijeron.

    ― Pues eso implica que no estás tan segura, ¡Averígualo!, tienes las armas, te enseñare a usarlas, ¿Aceptas?

    ― Si ― dijo sin dudar.

    La motivación que le faltaba, le fue ofrecida, venganza eso era lo que buscaba, poco a poco las palabras de Kato tomaron fuerza y llenaron su corazón de odio y rencor, encontraría a los malnacidos, y los haría pagar con creces todo lo que hicieron con los que ella más quería, pero para eso necesitaba recuperarse, fortalecerse, y entrenar, pero esta vez no sería como antaño, donde Zafrán y Sora le enseñaron como defenderse, esta vez entrenaría con Kato, y esta vez, entrenaría para ser un arma letal, cobrar venganza y matar.

    En menos de un mes Katniss se había fortalecido, los duros entrenamientos y la dieta rigurosa de Kato dieron resultados satisfactorios, tenía nuevamente una apariencia lozana y firme. Más de uno dentro de la organización noto el gran cambio en Katniss, no solo en lo referente al aspecto físico, sino también en el carácter, aunque nadie podía averiguar a que se debió el cambio.

    La tímida muchachita que temblaba ante el tacto de cualquier extraño ajeno a su hermano o Kato había desaparecido por completo dando lugar a una joven segura de sí misma. A pesar de aún estar en recuperación, su cuerpo mostraba prometedores resultados y aunque todavía lucía un tanto demacrada, se veía hermosa.

    Había perdido el miedo, ganado fortaleza, como también había ganado mucho más rencor, conocía a los malnacidos. Los veía ocasionalmente. Pero por recomendación de su hermano, los evitaba momentáneamente.

    «Aun no» ― le había dicho Ian, en más de una ocasión. ― «Analiza las circunstancia. Si quieres disfrutar tu venganza, averigua sobre ellos, ¿Quiénes son?, ¿Que les gusta?, ¿Que les disgusta?, ¿Quiénes son sus amigos?, ¿Quiénes son sus más allegados? Y… ¿Quiénes son sus seres más queridos?, en resumen, su punto débil. Porque todos, Katniss, absolutamente todos tienen un punto débil. Una vez que tengas todo esto contigo, date el gusto de saborear la victoria, y de allí dependerá de ti, donde comenzar a atacar».

    Melina tenia esas palabras grabadas en su corazón con hierro y sangre, y lo haría tal como lo dijo su hermano… averiguaría, los estudiaría, y cuando los tenga en la palma de su mano, pagarían de la misma forma. Verían sufrir a los que ellos querían de la misma manera como ella sufrió. Pasarían por el mismo dolor por el cual ella pasó.

    Gritarían, llorarían, implorarían, pero nada podría cambiar el rencor y el hambre de venganza alimentada con odio que día con día, no hacía más que crecer.

    Continuara….
     
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    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Cap 33: Daño colateral
    Intento refrenar su sed de venganza, pero por más que lo intentó, no duró mucho tiempo, la necesidad de aliviar la carga de su corazón, deshaciéndose de esa peste que no merecía vivir, fueron más fuertes que los consejos de su hermano. Los había estudiado. Durante más de un mes había estado bajo su rastro, viendo que hacían, que no. Kato le había enseñado muy buenas técnicas de espionaje profesional, a pesar de ser una novata en el arte, no se le daba nada mal.

    Decidió deshacerse de ellos uno por uno, dejaría a Damián para el final, disfrutaría su venganza torturándolo de la mejor y más macabra manera que se le ocurriera. Había descubierto el nombre de esos desgraciados. Damián era la cabeza, Snake, quien le disparo en el bosque cuando la bala le rosó el cuello era el segundo al mando, Drew, Tracy, y por ultimo un jovenzuelo de nombre Dick, acabaría con todos ellos, pero necesitaría una estrategia.

    «Eres inteligente y bonita Kat, debes saber aprovechar todas las armas que tienes a tu favor.» ― le había dicho Kato cierto día, y ya era hora de poner en práctica las habilidades aprendidas.

    Había decidido comenzar por Drew, parecía el más idiota del grupo, no solo por lo torpe, imbécil, y retardadamente bruto, sino también porque tenía el cerebro entre las piernas y no en la cabeza, de modo que sería más fácil de eliminar.

    Ese día, que había fijado como el indicado, al salir al jardín paso por su lado, y como nunca jamás lo había hecho, lo miro y le regalo una sonrisa seductoramente sexy. Se notaba a leguas que ya tenía a Drew en el saco.

    ― Hola hermosura ― saludó, Melina se giró para verlo y volvió a sonreírle, comenzó a alejarse caminando de espaldas sin dejar de mirarlo, le guiñó el ojo y siguió su camino en dirección al laberinto del jardín. ― “Esta mujercita esta como para saborearla toda la noche” ― pensó Drew con malicia mientras la veía alejarse ― “Si tan solo la loca ésta no fuera la hermana de ese desgraciado, ya la habría hecho mía hace mucho” ― agrego sin dejar de ver el contoneo exagerado de sus caderas. ― “Pero mira esa delicia…” ― saboreaba a la distancia ― “Si tan solo pudiera poner mis manos en eso”.

    Un giro repentino del objeto de sus deseos lo saco de sus libidinosos pensamientos. En su rostro observó con agradable sorpresa como esa mujer se mordía el labio inferior de una manera tan sensual que casi lo derrite provocando un desbocado ritmo a su corazón y entrepierna. Melina se giró nuevamente adentrándose al laberinto, invitándolo a seguirla.

    ― ¡Espera! ― la llamó, pero ella lo ignoro completamente perdiéndose de su vista mientras lanzaba una risilla traviesa ― ¡Espera! ― volvió a llamar, siguiendo el sonido de su risa, “Creo que esta tarde la pasaremos muy bien amigo mío” ― dijo mientras se apretaba la entrepierna que ya comenzaba a molestar. Cuando se dio cuenta, ya no escuchaba el sonido de su risa, y al mirar alrededor, descubrió una zona de más familiar para él, un lugar de reuniones secreto que tenían con Damián, donde solían planificar muchas cosas sin ser descubiertos, le extraño por un momento su presencia allí, pero su preocupación desapareció al instante, al ver delante suyo, sentada en una banca que él solía usar, a Melina de piernas cruzadas observándolo con mirada indescifrable mordiéndose el pulgar de la mano izquierda.

    La sombra del roble tras suyo daba una intimidad sugerente a ese lugar. La imagen era tan impactante que se quedó en el umbral mirando a la mujer que tenía delante. Saboreando el postre antes de comerlo.

    ― ¿No piensas entrar? ― preguntó Melina sin moverse un solo centímetro ― Este lugar es realmente hermoso, íntimo, sobretodo escondido y secreto, ¿No te parece? ― Añadió mientras fingía inspeccionar el lugar con la mirada.

    ― ¿Cómo llegaste aquí?

    ― ¿Cómo? ― Rió divertida ― creo que aún no te has dado cuenta ¿Sabías que eres muy fácil de atrapar Drew? Tus movimientos son tan predecibles, que eres presa fácil.

    ― ¿Presa fácil? ― pregunto molesto, acercándose con paso lento, nunca le gusto que lo llamaran débil.

    ― Así es, ― afirmó ― y eso es porque tu cerebro reside entre tus piernas y no en tu cabeza ― sonrió con malicia de una manera que a Drew le pareció sensual ― Se quién eres y lo que haces ― agregó con rostro severo ― tus actos no quedaran escondidos por más tiempo.

    ― Veo que no recuperaste la cordura ― sonrió burlón, pero al ver que ella no cambiaba la expresión de su rostro sintió cierta incomodidad, ella sabía algo que el no, y eso lo incomodó ― No sé de qué hablas ― afirmó.

    ― Sé que eres tú, el que violó y asesinó a esa pobre mucama la semana pasada ― los ojos de Drew se abrieron en sorpresa, pero su sorpresa paso a burla a los pocos segundos.

    ― Era un simple sirviente ― mirándola de soslayo agregó ― ¿Acaso era amiga tuya Katniss? ― La mención de su nuevo nombre en la boca de ese sujeto la irritó, ese imbécil no merecía pronunciar el nombre que su hermano le dió. ― ¿O es que acaso estas celosa?

    La simple insinuación casi la descoloca, éste tipo tenía un autoestima demasiado elevado para siquiera pensar que ella lo miraría dos veces. Estaba por contestarle alguna grosería cuando recordó las palabras de Ian:

    «Debes aprender a controlarte, controlar la situación y no caer en su juego. Tú debes ser quien lleve las riendas de la situación en todo momento si es que quieres vivir otro día más para contarlo»

    Melina logro controlarse, y sonriendo de una manera tonta, fingiendo gracia agregó.

    ― No te creas que eres guapo Drew, hasta un tipo con lepra me parecerá más seductor que túLa comparación no pareció agradarle, pero si quería fiesta, tendría que seguir en el juego me parece algo tan bajo y repugnante lo que hiciste a la pobre muchacha que solo un enfermo de tu categoría llegaría a hacerlo.

    ― ¡¿Mi categoría?! ― pregunto furioso, nunca le había gustado que lo menosprecien ― ¡¿Y tú te crees superior estúpida loca?! ― La sonrisa de autosuficiencia de Melina lo estaba desquiciando y estaba perdiendo el control ― ¿Pretendes tener categoría porque ahora te sientes mejor? ¿Porque recuperaste la cordura? ¿Acaso no recuerdas que se te zafaron los tornillos? ¡¿Que estabas loca?!

    ― Al menos yo si recupere la cordura, ― volvió a sonreír triunfal mientras apoyaba la barbilla en la muñeca, mirándolo con desprecio ― mientras tú… ― lo miro de arriba abajo ― sigues igual… enfermo degenerado.

    ― ¿Enfermo degenerado? ― gruñó, pero luego la miro con detenimiento y se dio cuenta que estaba jugando con él. Sonrió con malicia ante el descubrimiento, y con una voz seductora continuó ― esa es una descripción que no va conmigo preciosa, a mí más me va, loco enamorado, es que verás preciosa, cuando pongo el ojo en algo… ― dijo cambiando de tono ― o cuando algo me enciende de sobremanera… ― añadió mirándola con poca decencia de pies a cabeza ― no puedo resistir la urgencia de calmar la sed que eso me provoca. Pero dime ― volvió a cambiar de tono ― ¿Qué puedo hacer si se niegan a ofrecerme lo que tan fervorosamente pido? ― dijo melodramáticamente ― Si no es por las buenas, pues… ― comenzó a acercarse a ella ― será por las malas.

    Se acercó lo suficiente hasta colocarse peligrosamente delante de ella, inclinándose hasta estar a su altura agregó.

    ― Ahora dime preciosa, ¿Me darás lo que quiero? ― Drew no quitaba la vista de Melina, en sus ojos se podía percibir la lujuria, su mirada descendió de sus ojos hasta sus pechos.

    Volvió a mirarla con lujuria y se arrodillo delante de ella, que no movió un solo músculo, solo lo miraba hacer, su expresión indescifrable no le daba ninguna respuesta a Drew que comenzaba a impacientarse. Alzo una mano y la coloco en su pantorrilla acariciándola con suavidad.

    ― Dime ahora hermosura, será por las buenas… o… ― levanto la pantorrilla de Melina y se la llevo a la boca, pero justo cuando sus labios estaban por tocar su piel, sintió el frio del cañón de un arma apoyada sobre su cabeza.

    ― Si te atreves a tocarme con tu sucia boca, te aseguro que será lo último que llegues a tocar desgraciado.

    Drew no se movió un solo centímetro, la adrenalina comenzó a recorrer su cuerpo, ella era una mujer difícil, y a él le encantaban los retos.

    ― Entonces creo que será por las malas ― dijo sin dejar de acariciar su pantorrilla ― Pero, ¿Estas segura? ― agregó ― Podríamos pasar una velada esplendorosa, ― y levantando lentamente la mirada, la encaró, Melina no había bajado el arma para nada, y ahora el cañón de la pistola estaba entre sus cejas ― eres una mujer sorprendente. Creo que no me cansaré de ti. ― dijo dando un salto hacia atrás en el momento justo en que le quitaba la pistola para apuntarla con ella. ― creo que los papeles cambiaron preciosa.

    A Melina no pareció importarle que Drew le hubiera quitado el arma. No se movió de su lugar, pero su mirada de desprecio seguía allí.

    ― Ahora hermosa, comencemos a jugar. Yo diré una prenda y tú te la iras quitando. ― Al ver sus pocas ganas de cooperar, añadió ― Si no te la quitas te disparare en ese lugar ― Dijo ya completamente eufórico ― Comencemos por los pantalones, quiero ver ese delicioso par de piernas ― La sonrisa despectiva de Melina y sus evidentes pocas ganas de cooperar terminaron de irritarlo ― ¡Que no entiendes estúpida loca!, ¡Que te quites los pantalones! ― Pero al ver que ella no movía un solo musculo, ya completamente fuera de sí replicó ― ¿Crees que me molestaría tener sexo con un cadáver? Pues estas equivocada, no sería la primera vez que lo hago. Y para que te enteres esa mucama estaba más deliciosa muerta que viva.

    ― ¡Eres un maldito enfermo! ― gritó melina, ella también comenzaba a enfurecerse, eso no pintaba bien para ella, debía controlarse.

    ― Gracias por el cumplido. ― sonrió complacido ― Ahora, ¡Quítate la ropa! ― Al ver que continuaba sin hacer lo que le ordenaba agregó ― olvidas que tengo tu arma conmigo.

    Melina soltó una carcajada burlona.

    ― ¿Te crees tan increíble que solo por tener una estúpida arma haré lo que quieras? ― rió ― Que imbécil. No me pareces interesante, no tengo interés en siquiera quitarme las medias para ti.

    La furia de Drew fue mayor y al no poder contenerse más, se abalanzó sobre ella como un loco, tirándola al suelo mientras con una mano apretaba su garganta presionándola contra el suelo, con la otra le apuntaba nuevamente.

    ― Te lo advertí zorrita.

    ― Yo también ― dijo apenas en un susurro.

    Con la mano libre le lanzó un golpe limpio sobre la mandíbula alejándolo de ella, escapando de sus garras lo suficiente para que pudiera recuperar el aliento y respirar. Una vez estabilizada y libre se lazó sobre el, era como una fiera, una pelea brutal, donde cada uno mostraba las destrezas de la cual era poseedor. A pesar de ser una novata en ese estilo de pelea pudo darle combate, hasta que una patada suya le hizo volar arrinconándola nuevamente contra el árbol dejándola semiconsciente.

    ― No eres tan mal peleadora ― afirmó tocándose la barbilla y secándose la sangre que brotaba de una de sus cejas que había abierto de una patada ― realmente voy a divertirme contigo.

    Se acercó a ella como animal hambriento y de un solo tirón le arrancó la chaqueta dejándola con sujetador.

    ― Tus pechos son más grandes de lo que aparentan preciosa ― dijo mirando a su adormecida presa con malicia ― voy a divertirme mucho contigo.

    Cuando estaba por acercarse a ella, reaccionó y de una patada en la cara lo alejo de ella nuevamente. Colocando distancia entre ellos. Drew ya completamente fuera de sí tomo la pistola y disparó, un golpe certero dirigido al corazón.

    Pero ninguna bala salió de ella, siguió y siguió presionando el gatillo, pero no sucedía nada, tomo el arma y reviso el cargador descuidando por un instante a su presa. Estaba vacío. Una voz a sus espaldas llamo su atención.

    ― Se me olvido decirte nunca manejo esas cosas cargadas… primor ― dijo mientras lo asestaba con la daga por la espalda dejándolo gravemente herido.

    Gritó de dolor, pero a ella no pareció notarlo, le dio una patada arrinconándolo contra el árbol, dejándolo aturdido.

    ― Ahora te tocara a ti hacer lo que yo quiera primor ― sonrió de manera macabra ― pero en primer lugar dulzura ― dijo mientras lo ataba al árbol ― ¿Me recuerdas? ― Al ver su confundida mirada sonrió satisfecha, estaba irreconocible aun a cercana distancia. ― soy quien das por muerta, aquella que salto del acantilado al río e hizo tus días miserables.

    ― ¡La mujer de Jameson! ― dijo con sorpresa ― ¡Estas viva!, ¿Pero cómo? ¡La corriente era lo suficientemente fuerte como para matar a cualquiera!

    ― Puedes llamarlo destino ― sonrió ― Quizá, estoy viva porque aún no era mi hora. Pero la tuya llegará pronto. ― dijo enseñándole un cuchillo aserrado ― claro que será más rápido si cooperas… primor ― dijo mientras le acariciaba el rostro con el cuchillo sonriendo con malicia.

    Drew se sentía más que furioso, ¡Había sido atrapado por una mujer!, eso era algo inconcebible para alguien como él, con furia junto la sangre que tenía acumulada en la boca y lo escupió en la cara de Melina.

    ― ¡Desgraciado! ― gritó cortándole la cara la tajo ― maldito malnacido! Ahora seras tu quien me dirá lo que quiero saber si no quieres morir de la peor manera desgraciado!

    Drew la miro con odio, Melina se sentó sobre sus piernas inmovilizando la única parte de su cuerpo que faltaba.

    ― ¿Quien los mando a matarme?

    ¿Sientes curiosidad preciosa? ― sonrió ― pero si eres la mujer de Jameson, yo creo que te interesa mucho mas saber quien nos mandó matarlo, ¿No te parece? ¿O es que prefieres saber como matamos a tu querida familia? ― los ojos de Melina se llenaron de odio, y dolor al recordar a sus seres queridos.

    ― Malnacido ― mascullo entre dientes.

    ¿No quieres saber cómo acabamos con todos ellos? ― dijo en tono melodramático ― ¿Cuanto sufrieron al morir?, ¿Cuanto gritaron de dolor y pidieron clemencia? Cuant...

    Pero Melina no soporto mas y le clavo el cuchillo en la boca, atravesándolo de costado arrancándosela de golpe llevándose en su camino la legua del desgraciado. Drew hacia sonidos guturales en un vano intento de gritar. Melina estaba fuera de si, los recuerdos de su familia, su imaginación que no dejaba de crear imagenens mentales del suceso.

    Odio.

    Odio era lo que ahora sentía, venganza, quería venganza, quería sangre, sangre y solo sangre, tomo su cuchillo y volvió a clavarlo esta vez en el miembro de Drew arrancándoselo, él gritaba y gritaba, pero ella no escuchaba, quería acabarlo, borrarlo de la faz de la tierra, destrozarlo, siguió así hasta que el cuerpo de Drew dejo de moverse, pero Melina cargada de odio no podía parar de clavar, tenía sangre salpicada por todo el cuerpo, pero no lo importaba, quería matar, matarlo, destazarlo, cortarlo en pedacitos tan pequeños que no puedan reconocerlo, que quede tan irreconocible que nadie pueda volver a verlo.

    ― Muere… muere… ¡¡Muere!!! ― era la única palabra que había en su boca.

    Poco a poco el cadáver de Drew dejo de tener forma humana, el cuchillo aserrado de Melina destrozaba todo con facilidad, era como atravesar mantequilla, ella solo lo clavaba y lo arrancaba, cortaba aquí, cortaba allá, volvía a clavar. Había perdido el control, había perdido la cordura, se sentía fuera de sí, quería desaparecerlo, comenzó a reír y llorar al mismo tiempo, sentía la misma euforia que la vez en el acantilado. Nuevamente su mente perversa volvía a traer recuerdos de los sucesos pasados, de Kay, de su familia, y lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

    ― ¿Porque? ¡¿Porque?! ― gritaba mientras clavaba con mayor fuerza y velocidad.

    La sangre de Drew le escurría por todo el cuerpo, estaba textualmente bañada en sangre. Pero no le importaba, quería acabar con su existencia, no podía detenerse, seguía clavando, cortando, destrozando, hasta que oyó un par de pasos a su espalda, en un acto reflejo giro, y arrojo la daga al primer cuerpo que encontró, era Tracy.

    Dick cayó de espaldas por la sorpresa y ahogo un grito, allí frente a sus ojos, una mujer cubierta de sangre corría hacia él, con la clara intención de matarlo, los ojos de asesina en su mirada le decían que si no corría ahora, no tendría escapatoria. Se dio la vuelta y se dispuso a correr, pero cuando ya había avanzado menos de quince metros, un cuerpo se abalanzo sobre él derribándolo en el acto.

    ― ¡No me mates por favor! ― rogó, pero la mujer estaba sorda, no lo escucharía, quería sangre, quería venganza, no le importaba nada.

    ― Lo siento muchacho… ― le susurró al oído ―… daño colateral… ― y tomando su cuchillo le corto el cuello, arrancándole la cabeza en el proceso ―… yo tampoco quiero dejar testigos.

    Se levantó del suelo, con la cabeza del muchacho aun en sus manos, la elevo y miro el rostro del joven formándose una sonrisa macabra en su rostro.

    ― Ahora son tres menos, gracias por venir sin ser invitados.

    Al tener la cabeza del muchacho en sus manos, por un instante se imaginó en coleccionarlos, y tenerlos como trofeos en su habitación, recordó una imagen pintoresca que vio hace muchos años en un mural de la diosa Kali la cual gustaba de coleccionarlos llevándolos como collar.

    Pero esa imagen desapareció casi al instante cuando vio a Kato delante suyo que miraba la escena horrorizado.

    Al verlo allí sonrió satisfecha, esperaba una clara y sonora felicitación de su parte por su gran logro, había acabado con tres de los desgraciados sola, ahora solo faltaban dos.

    ― ¿Que has hecho? ― preguntó, cosa que ella parecía no comprender.

    Al ver la expresión horrorizada de Kato, volvió a mirar a su alrededor extrañada por saber ¿Qué es lo que le causaba tanta impresión?, y solo allí pudo comprobar con espanto el horror del espectáculo.

    Montón de trozos humanos desparramados por aquí y por allá. Un cadáver irreconocible y dos cadáveres sin cabeza, era, en resumen una verdadera carnicería, digna de los filmes de terror de Hollywood.

    ― Katniss… suéltalo ― dijo con cautela tomándola de la mano, intentando obligarla a soltar algo que tenía firmemente sujeto, cuando vio a lo que Kato se refería, casi grita del espanto.

    En sus manos, las cabezas de dos cadáveres. No recordaba en que momento había cortado la cabeza del otro, y vagamente recordaba como hizo con el primero, su cerebro parecía comenzar a recordar quien era ella en realidad. Espantada los soltó inmediatamente como si le quemaran.

    ― ¿Estas bien? ― pregunto con cautela nuevamente, ella solo asintió lentamente, mientras recorría con la mirada toda la escena.

    Kato no podía terminar de creerse que esa débil muchachita hubiera sido la causante de semejante carnicería, eso lo asustó a la vez que lo preocupó. Ella parecía desubicada, como si se hubiera desconectado de su cuerpo por un momento nuevamente y hubiera vuelto a el recientemente.

    Melina se miró las manos y las vio llenas de sangre, intento limpiarse la sangre, pero estaba cubierta de ella, comenzó a limpiarse la sangre con desesperación lastimándose.

    ― Katniss no ― le decía, intentando evitar que se lastime, pero ella no escuchaba, y seguía en su labor ― ¡Cálmate! ― insistió, pero ella estaba fuera de sí. La tomo de los brazos y la abrazo con fuerza, mientras ella se movía inquieta en sus brazos intentando soltarse.

    ― ¡Suéltame! ― pidió, quería quitarse toda esa porquería de encima.

    ― Está bien ― susurró, pero ella seguía moviéndose, intentado desesperadamente librarse ― todo está bien ahora Katniss, estoy aquí… cálmate ― decía suavemente sin soltarla.

    Poco a poco las palabras parecieron cobrar sentido en la alborotada conciencia de Melina, y las lágrimas comenzaron a fluir.

    ― Esta bien Kat, estoy aquí ― al fin reconoció la voz de Kato ― Tranquila, todo está bien ahora…― seguía susurrándole mientras le daba besos de mariposa en la cabeza ensangrentada, pero no parecía importarle mucho ― Aquí estoy.

    Los recuerdos de los sucesos ocurridos volvieron a su mente. Había matado… había asesinado a tres personas, y lo había hecho de la peor manera, mucho peor que un animal salvaje. Había perdido el control de sus emociones, había perdido el control sobre sus actos, y ahora que veía el resultado le parecía aterrador, ¿Cómo era posible matar personas de una manera tan fácil y tan simple? No podía entenderlo, aun no llegaba a comprender como ella misma lo había logrado.

    ― ¿Estas bien? ― preguntó.

    Cuando notó como ella se calmaba poco a poco aligero el abrazo y la obligo a mirarlo. La mirada de Kato no era acusadora, era comprensiva, pero la hizo sentir miserable. Quería explicarse, decirle algo pero no se le ocurría que.

    ― Kato yo… ¿Soy un monstruo? ― pregunto con la voz quebrada ― yo…

    ― Viniste a ajustar cuentas, nada más ― aseguró. Ella lo miró sorprendida ― No hiciste nada que ellos no hayan hecho antes a otros, solo libraste al mundo de dos bastardos que no merecían vivir. ― soltó al fin.

    ― Pero eran tres Kato, no dos. ¡¡Mate a tres personas!! ― gritó histérica.

    ― ¿Ahora piensas echarme en cara a cuantos vas a matar cada vez que ocurra algo así? ― preguntó burlón. Melina lo miro absorta, ¿Es que este tipo se andaba de juerga todo el tiempo? ― ¿Acaso quieres hacer una competencia por saber quién mata a más? ― sonrió juguetón tomándole de la mejilla y pellizcándola, rompiendo de esa manera la tensión del ambiente.

    Ella lo miro y sonrió aliviada, veía ternura en su mirada, él no la vería como un monstruo, después de todo, era Kato, el especialista en sacarle sonrisas, el único aparte de Ian con el cual podía encontrar paz y confianza.

    ― Aunque si comenzamos a ver quién hizo más destrozos… ― dijo mirando a su alrededor ― supongo que ganarías tu hermanita.

    ― ¿Herma… nita…? ― pregunto sorprendida.

    ― Eres eso para mí ¿Te molesta? ― preguntó. Ella negó con la cabeza y se abrazó a él nuevamente. No se sentía sola, ya no más. Ahora tenía otra familia, y estaba feliz.

    ― Gracias Kato, por estar aquí. ― el aludido sonrió.

    ― Bien… ahora ― dijo girándose completamente ― limpiemos tu desastre ― Melina no quiera ver, no quería saber ― empezaremos contigo, vamos te llevare a que te des un baño ― Kato paso su brazo por sus hombros y la alejo del lugar, mientras caminaban agregó ― Diste el primer paso, el más difícil, a partir de ahora esta será tu vida hermanita, éste es nuestro mundo… pertenecemos a esto.

    Poco a poco las palabras de Kato volvieron a tener sentido para ella, tenía razón, ahora pertenecía a este mundo, ahora este era su lugar… además, aún faltaban dos, debía eliminarlos, claro que la próxima vez lo haría con un poco más de… cordura…


    Continuara...

    Bueno... un cap un tanto sangriento, pero quería mostrar el dolor demencial por el que pasaba Melina, claro que me salio un tanto gore pero... cuando algo duele de ese calibre lo que menos se espera es... cordura, verdad?
    Para los interesados en saber quien es Kali, aqui les dejo un link:
    http://magicasdiosas.blogspot.com/2011/07/kali.html
     
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    Love Temari

    Love Temari Entusiasta

    Aries
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    Hola, soy nueva leyendo tu historia (creo que no tan nueva XD) , creo que la empece a leer un día cualquiera no sabiendo al principio de que se trataba, pero al final termine de leer hasta el último capitulo que publicaste, el cual me encanto ver a la Melina mala, en vez de ser una mujer tímida de ella misma. También me dio pena el capitulo donde murió su perro (es que yo soy amante de ellos) y me puse a llorar :( y donde Melina cree que Kay está muerto.
    Bueno en general me encantó, espero que la sigas escribiendo chau :D
     
  13.  
    Syel

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    Wow!!
    que gore!!
    Enloqueció por completo Mel aunque la comprendo, sentir ese odio...pero creo que de verdad algún día se volverá loca...
    Fuera de ello me ha gustado desde los capitulos anteriores (gomen~ne por por no responder) ver a Mel tan decidida, tan fría para hacer la dulce, dulce venganza, me parece increible que ella pueda reunir tanta fuerza para ello, aunque aun le duela la muerte de Kay (solo espero que el aparezca pronto por que se que no esta muerto). Lo que me encanto es ver como lo sedujo para acabar con el y no solo el infeliz asqueroso ese, si no que con tres, y de esa manera tan sanguinaria!
    me pregunto como le hará Kato para encubrir ese asesinato (aunque usaria una palabra mas fuerte) y que le dirá Ian cuando se entere. Ojala no se enoje mucho con ella, pero tampoco quiero que la compadezca tanto, tal vez algo de los dos estaría bien. Gracias por el aviso y te juro que comentare seguido
    Avisame ^^
     
  14.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    ¡Santo cielo! Melina en verdad perdió la cordura.
    Ahora en verdad no sé que pasará luego, no sé si Kai murió en serio, porque, cielos, está tomando un rumbo realmente sorprendente.

    Creo que tu cabecita aún guarda muchas sorpresas para nosotros, y eso me agrada.

    Realmente tu historia es una de las mejores que he leído; tienes buena narración, manejo de escenarios, sentimientos. Absolutamente perfecto.

    Por ahora esperaré, ya que no me queda más que hacer.

    Sayito!
     
  15.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Título:
    Enamorandose del Demonio [Terminado]
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    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    68
     
    Palabras:
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    Cap 34: Kali
    El sermón que le vino después del suceso, era para no olvidar, Ian estaba realmente furioso y le recordó hasta lo que ella no sabía para que no lo volviera a olvidar. Estaba desde ya castigada a ni siquiera mirar a través de la ventana por al menos el lapso de una semana, según él, hasta que vea la manera de solucionar su desastre. Y de no haber sido por la oportuna intervención de Kato, Ian la habría dejado a base de pan y agua el resto de lo que dure el castigo.

    Casi se vuelve ostia hasta el cumplimiento de su castigo, sentía que la semana pasaba lenta, que los segundos en lugar de avanzar retrocedían. Se prometió a sí misma nunca volver a cometer el mismo error.

    ― Pensarás sobre tus acciones, y recapacitarás sobre tus actos ― le había dicho Ian ― hasta entonces estas castigada jovencita.

    Y esas fueron sus últimas palabras. Nunca supo que tan estricto podría llegar a ser Ian de no haber ocurrido ese suceso. De nada valían sus ruegos y sus suplicas para salir de lo que ella llamaba calabozo.

    ― Ningún calabozo es tan lujoso, deja de exagerar ― la había reprendido ― y tu castigo sigue irrevocable.

    Hizo berrinches, zapateó, pataleó, pero nada de lo que hiciera lograba cambiar de parecer a su hermano.

    ― ¡Si no hice nada malo! ― le gritó un día de tantos.

    ― Quizá, no, pero la forma de accionar sí que estaba mala, así que sigues castigada.

    ― Gruñón ― mascullo.

    ― Lo soy, y si ahora no quieres que tu castigo empeore, vete a la cama y ¡Duérmete! ― miro su reloj ― Que ya casi pasa de las diez.

    ―Ya no soy una bebé ― protesto.

    ― No lo eres ― dijo, una sonrisa se formó en los labios de Melina ― los bebés duermen a las siete. ― dijo con voz grave y salió de su alcoba. Frustrada arrojó un almohadón contra la puerta.

    El departamento interno que compartían, le permitía a Ian, vigilar si Melina salía o no de su alcoba siquiera para ir al baño. Melina era una persona muy inquieta, incapaz de quedarse tranquila un solo minuto. La desesperación de Melina por saber que pasaba, su falta de ocupación, y otras cosas más, obligaron a Ian, a hablar con Haddadrimon y pedir que Kato fuera a vivir con ellos de modo que mataría dos pájaros de un tiro, la tendría vigilada, y tendría quien le enseñe algunas cosas más.

    Su departamento que conformaba parte de la gran mansión era grande, por no decir enorme, contaba con cuatro habitaciones, una suite, una cocineta y un pequeño comedor-estar familiar, de modo que tendrían espacio para lo que necesitaran, especificando también, el gran estudio que poseían y un pequeño laboratorio. Costaba creer que semejante departamento de lujo formara solo una pequeñísima parte de la tan lujosa mansión.

    Los primeros dos días fueron más que tediosos para Melina, sentía que volvería a enloquecer si seguía allí encerrada, al tercer día, cuando vio en el umbral de su departamento a Kato con unas maletas, sintió que el alma se le cayó a los pies.

    ― ¿Te iras? ― pregunto con voz apagada.

    ― Si ― respondió el con serenidad, pero al ver la expresión de Melina no pudo evitar soltar una pequeña risilla ― me voy a mudar con ustedes ― soltó al fin, Melina lo miro confusa ― Ian, me dijo que te convertiste en una patada en su trasero, y necesita que te encadene a tu alcoba, así que me trajo a mí, como tu grillete ― sonrió divertido.

    Ella le devolvió la sonrisa, nunca podría negarlo, ella quería a ese muchacho, le recordaba tanto a su hermano.

    ― ¿Así que soy tu patada en el trasero? ― pregunto al muchacho que apareció en el umbral de la puerta. El aludido no respondió, solo se limitó a sonreír.

    ― Quítate de en medio que estorbas ― lo pateó. Cosa que Kato casi no logra esquivar ― ya sabes dónde queda tu habitación, así que lleva tus cosas allí. ― y mirando a Melina agregó ― ahora estarás de niñera, para una niña berrinchuda. ― agrego con una sonrisa y desapareció en el despacho.

    ― ¡Yo no soy berrinchuda! ― gritó, pero la puerta ya se había cerrado.

    De allí las cosas fueron poco a poco más soportables, era cierto que el encierro la estaba volviendo loca, pero Kato se encargó de hacer sus días mejores, enseñándole un montón de aspectos que ella desconocía pero que debía saber, y descubrió con gran asombro que Kato era una enciclopedia, y un diccionario con pies. Se las sabía todas, no había algo que el desconociera. Cosa que le agradó de sobremanera.

    Durante el resto de la semana que quedaba de su castigo se encargó de instruirla en el manejo de bombas, tanto en su composición, elaboración, y desarmado del mismo. También descubrió con gran asombro el hecho de que Kato de maestro… era un verdadero tirano.

    No la dejaba siquiera respirar, no podía tomarse un momento de descanso, si no estaba estudiando la composición de las bombas, o algo referente a las mismas, estaba entrenando sus reflejos.

    ― Eres lenta ― le había dicho en más de una ocasión ― debes mejorar tus reflejos.

    Y comenzaba a arrojarle las cosas que estuvieran a su alcance obligándola a atraparlos, o a esquivarlos cuando eran demasiado grandes.

    ― Sigues lenta, ― repitió y mirándola con malicia agregó ― quizá estés gorda y necesites un poco de ejercicio ― sonrió, pero el simple comentario provocó la furia de Melina que casi terminan con la colección de porcelana de Ian.

    Desde ese día Ian dio por terminado el castigo, no porque el tiempo casi hubiera completado, es decir, solo llevaba seis días de castigo, pero valió mas la colección de porcelana Italiana que el castigo de su hermana, total, al fin y al cabo, el problema había sido resuelto, la coartada formada, y la información verificada y validada.

    Por tanto, Melina era libre de ir y venir por donde le plazca, con las claras notas de advertencia de alejarse de Damián y Snake, ya tendrían su oportunidad, solo que la próxima vez, no estaría sola.

    Una vez fuera de su calabozo como ella lo llamaba, descubrió con poco placer el sobrenombre del cual ahora era poseedora.

    ― A mí no me parece tan malo el nombre ― le había dicho Kato la primera vez que lo oyó.

    Ian lo había puesto al tanto respecto a todo el asunto de la carnicería, y también sabía la coartada que usó. En resumidas cuentas la historia era la siguiente:

    Drew había perseguido a Melina acorralándola en un sector escondido del laberinto en el jardín. Había tratado de abusar de ella, pero logro defenderse y atacar, Tracy y compañía llegaron poco después para ser partícipes de la diversión a la cual convido Drew, pero para su llegada Melina ya había perdido la cordura acabando de manera salvaje con Drew y entrando en un estado de shock tan profundo que no fue consciente de sus actos. En un extremo instinto defensivo mato a sus verdugos convirtiendo todo en una verdadera carnicería de lo más sangrienta.

    La historia justificaría en parte la presencia de esos tres, la falta de cordura justificaría la matanza tan sanguinaria que provocó, aunque aún estaba un poco difícil la explicación de las cabezas decapitadas, pero la oportuna intervención y comentario de un joven de seguridad hindu ayudo con la solución de ese aspecto.

    ― Esta forma de matar, se parece tanto a la de la diosa Kali. ― dijo.

    ― ¿Kali? ― había preguntado Ian.

    ― Una diosa de mi religión señor ― respondió ― ella derrotó a muchos demonios, y les decapitó la cabeza, tal como lo hizo ella ― Ian lo miró extrañado ― si suponemos que los cadáveres son demonios, entonces la señorita Katniss, será Kali.

    Cuando se corrió el rumor del suceso, todo el personal estaba de acuerdo con eso, no veían las muertes como algo malo, es más, estaban contentos y agradecidos de haberse librado de esos tipos que no hacían otra cosa que amargar sus días. A partir de entonces Melina era conocida como Kali.

    ― Detesto ese nombre. ― gruñó.

    Había protestado por centésima vez ese día por el nuevo sobrenombre con el que la conocía la servidumbre, nunca le había gustado los apodos, y éste en particular le traía recuerdos que realmente quería borrar. Aun le costaba creer que ella hubiera sido capaz de semejante… carnicería. Cada vez que rememoraba lo sucedido, un escalofríos recorría su espina dorsal, y la pregunta no dejaba de rondar su mente. ¿Realmente yo hice eso?

    Desde ese día, bueno desde el día que Ian la dejo en libertad, la servidumbre comenzó a tratarla de manera distinta, ya no la veían como la loca, ahora la veían, como Kali, la defensora de los débiles. Aunque no se explicaba de donde rayos habían sacado esa absurda comparación, no estaba en posición de cuestionar.

    Las cosas estaban cambiando en la mansión, y tenía la impresión de que las cosas cambiarían mucho más aún, tenía el leve presentimiento que se aproximaba un gigantesco cambio en su vida. El nuevo rumbo que se estaba dibujando frente a ella, aún era oscuro y desconocido, pero no tenía miedo, ahora si sabía que tendría todas las armas a su alcance para poder enfrentarlas y vencer.

    Continuara…
     
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    Syel

    Syel Extraña

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    Muchas gracias por avisarme!
    Estuvo bueno, aunque se nota que te faltó un poco más de trama, pero supongo que este significo una explicación a lo sucedido con Mel y todos esos asquerosos; a pesar de que fue corto y le faltó trama creo que estuvo muy bien...la verdad jamás que imaginé que ella se comportaría como niña gruñona y mucho menos pensé que sería apodada "Kali" y sobre todo no creí que todos justificarán sus actos, al contrario, pensé que casi tendría que huir o tra vez pero afortunadamente no fue así. Me alegro que aun continué en el juego, decidida y que Kato le enseñe todo para que vaya mejorando y su venganza pueda ser cumplida ^^
    Me dio mucha risa la parte en la que ella le reclama que no es una bebé e Ian la contradice jajaja, la trata como su hija, también me dio risa la parte en la que destruyen la porcelana de Ian...jajaja, continua así
    Nos vemos ^^
     
  17.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

    Capricornio
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    Enamorandose del Demonio [Terminado]
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    Cap 35: Empatía
    La curiosidad de Haddadrimon era más que conocida por todos, esa misma curiosidad lo llevo a la cima, y lo mantenía allí, su afán curioso, su aire inquieto y sus ganas de averiguar lo desconocido lo mantenían firme, a pesar de los años y su avanzada edad. Siempre andaba en busca de cosas que le devolvieran la vitalidad que había perdido.

    A pesar de aún seguir avanzando, progresando y demás, se sentía completamente vacío por dentro, pero el orgullo le impedía rendirse y caer, nunca le gusto que lo llamaran débil y él mismo nunca aceptaría sentirse así. Desde hace muchos años que seguía de la misma forma, y pese a todo no había cambiado, siempre fue un hombre testarudo.

    Cuando estaba demasiado aburrido, más de lo usual, caminaba sin rumbo por los pasillos de su mansión, alejado de sus guardaespaldas, buscando la soledad, para simplemente pensar o para no pensar. Aunque muchas veces le invadía la necesidad de recordar… Recordar los pequeños piecitos que corrían descalzos por esos pasillos los días de verano, y destrozaban los nervios de las mucamas con sus travesuras.

    Sin darse cuenta sus pies lo llevaron a un camino sin salida, al final de un pasillo. Con una sonrisa melancólica miró sin ver, un gigantesco ventanal al final del pasillo y rememoró sucesos que quisiera olvidar, pero que lastimosamente los tenía tan grabados que ya era imposible desaparecer. Con un suspiro cansado miro con desprecio en esa dirección, donde la ventana daba visual a la pista de aterrizaje de sus jets privados y reprimiendo una lágrima rebelde hizo una nota mental. Esa misma tarde mandaría a sellar esa ventana.

    Estresado por los recuerdos, decidió dar un paseo por el jardín, así que dio la vuelta y regresó sobre sus pasos dirigiéndose a la salida principal. En el trayecto, se detuvo frente la gran escalinata principal que daba acceso a los niveles superiores, una escalera de mármol importado estilo colonial, como el de los cuentos clásicos, con un gran recibidor, y en el descanso intermedio, donde debía apreciarse un magnificente cuadro, había un enorme espacio vacío que Haddadrimon miro con nostalgia.

    ― Ya son siete años ¿Eh? ― dijo mientras miraba ese espacio vacío ― aun me cuesta aceptar lo que pasó, y me niego a ver la realidad, ― se apoyó lentamente sobre el barandal sin quitar la vista de ese lugar ― perdona si lo retiré, pero es que era muy doloroso mirarlo y recordar... Es más fácil negarlo y olvidar ― Dio la vuelta y continuó su camino al jardín.

    Se dirigió al jardín trasero para distraerse un poco con la lectura de un nuevo libro, estaba caminado tranquilamente buscando un lugar de sombra, cuando oyó sin intención la conversación de las mucamas que limpiaban las hojas del ingreso al laberinto. Aburrido como estaba, se quedó un rato para escuchar los chismes de la servidumbre, nunca estaba de más un poco de información extra, además que le parecía divertido como los empleados solían exagerar las cosas. Y así fue como se enteró de los sucesos ocurridos recientemente a detalle, la versión oficial, pero claramente aumentada y mejorada a conveniencia del relator.

    Ahora comprendía porque Damián estaba tan intranquilo y quería una reunión privada con el urgentemente la semana pasada, la cual él había negado por aburrimiento y por tener otras cosas más importantes que hacer. Nunca le interesó, los asuntos internos de la mansión, sabía que no era la primera vez que una mucama era violada, pero sinceramente tampoco era algo que le importara mucho, a fin de cuentas a él no lo afectaba.

    Pero ese día cuando escucho lo que las criadas comentaban sobre Kali, no pudo menos que quedarse sorprendido e interesado, causándole curiosidad conocer a la dichosa defensora de los débiles. Nunca tuvo fama de cotilla, pero cuando el tema en cuestión era de su interés, no le interesaba que pensaran que era uno de ésos. Sin miramientos ni nada se dirigió directamente a las empleadas, las cuales casi mueren de un susto al saber quién los había estado espiando.

    Su sorpresa fue mayor al enterarse de quien era en realidad la famosa Kali y estaba completamente decidido a averiguar por sí mismo si los rumores sobre la muchachita eran ciertos. El recordaba vagamente el día que Ian la trajo a la mansión presentándola como su hermana. Era cierto que tenía cierto parecido, pero Haddadrimon sabía que escondían algo, tenía la extraña corazonada de que esa no era toda la historia. Le llamó la atención el estado deplorable en el que se encontraba, parecía una avecilla con las alas rotas, sintió compasión por esa joven y la dejó estar.

    Ahora enterarse que esa jovencita que daba la impresión se rompería al primer soplo de viento fuera la causante de semejante desastre le parecía increíble.

    “Realmente las mujeres pueden ser capaces de muchas cosas” ― pensó asombrado ― “Creo que quiero saber en qué tipo de personita se convirtió esa mujercita” ― y con ese pensamiento en mente regresó nuevamente a la mansión.

    Por otra parte, Ian desconocía los planes de ju jefe y se encontraba en su despacho ordenando unos documentos sobre el atentado a las Vegas que debía entregar esa misma tarde, pero sin quitar el ojo de Katniss y Kato. Nunca podía estar tranquilo con ellos cerca, siempre andaban metidos en algo. Esa tarde nuevamente estaban en la discusión por el nuevo sobrenombre de Melina.

    ― Estoy cansada que murmuren ese nombre a mis espaldas ― dijo mientras traía una jarra con agua de la cocineta para llenar el vaso de Ian.

    ― Es por la similitud de los nombres respondió Ian tranquilamente mientras revisaba los informes ― Kali con Katniss tienen un gran parecido.

    ― ¿En qué? ― preguntó Kato divertido ― ¿En la K? ― jugó y mirando a Melina agregó. ― O en la Ka… ra ― dijo y soltó una carcajada tan fuerte que se oyó por toda la habitación, logrando que Melina le arrojaran la jarra llena de agua fría que tenía en las manos cosa que Kato sujetó con gran delicadeza sin derramar una gota del líquido ― lenta ― le dijo y le saco la lengua.

    Melina estaba a punto de arrojarle con una réplica del busto de un faraón cuando la voz de Ian la detuvo.

    ― Dejen de jugar, no quiero estar limpiando destrozos nuevamente, ni tampoco pagando cuentas ajenas, si vuelven a romper algo de valor, lo pagaran de su bolsillo, ¡¿Entendido?! ― amenazó mirando a Melina que sujetaba el busto del faraón, lo cual volvió a colocar en su lugar con delicadeza mirando con furia a Kato.

    Ambos se entendían muy bien, y se llevaban de maravilla, pero cuando se ponían a jugar, parecían dos niños pequeños fanáticos de juegos extremos e Ian parecía el papá gruñón. La llamada al celular de Ian distrajo al pequeño grupo, logrando que nuevamente ese par volviera a lo suyo.

    «Te espero en mi despacho» ― dijo el interlocutor y colgó, Ian sabía que era su jefe. Haddadrimon siempre fue un hombre de pocas palabras. Nunca le gusto que se hable de más ni de menos. Lo suficiente y necesario era lo ideal. Cosa que tampoco iba mal con Ian, pero que últimamente con este par estaba cambiando.

    ― Debo irme, Haddadrimon quiere verme ― dijo alistando unos papeles ― y ustedes dos ― dijo señalando a cada uno ― nada de juegos extremos ― Ambos colocaron cara de angelitos que Ian no se tragó saliendo de allí con un suspiro cansado.

    El sonido de unos golpes en la puerta sacó a Haddadrimon de sus pensamientos, y al verlo en el umbral de su puerta, sintió un alivio al tener algo en lo que ocupar su mente. Últimamente estuvo vagando mucho en el baúl de los recuerdos, cosa que no era nada bueno para él, necesitaba ocupar su cabeza, tener algo en que pensar, en que ocuparse. Y tener algo nuevo en lo cual inmiscuirse le era de interés.

    ― He estado escuchando algunos rumores acerca del impactante cambio en tu hermana Ian ― le dijo sin preámbulos.

    Ian no parecía sorprendido en lo absoluto, es más parecía estar esperando que preguntara.

    ― No me sorprende la rapidez de las novedades señor, aunque no es nada secreto que deba esconder.

    ― Tengo entendido que fue responsable de un encuentro sanguinario la semana pasada.

    ― Así es ― respondió tranquilo ― fue en defensa propia. Los causantes no salieron muy bien parados ― y mostrando molestia agrego ― era lo mínimo que merecían esos desgraciados por atreverse a tocarla.

    ― Entiendo a lo que te refieres ― dijo mirándolo comprensivamente ― pero sabes que no me gustan los disturbios internos.

    ― Lo sé, y me disculpo por ello, procurare que no se vuelva a repetir.

    ― Sé que así será ― y mirándolo nuevamente pregunto ― ¿Cómo está?

    ― Bien. No pudieron tocarla, entró en crisis y termino matándolos a todos. Ni ella misma es capaz de recordar lo que pasó.

    ― Lo sé, pero Kato me está siendo de mucha ayuda al respecto. Por cierto, nuevamente le agradezco por el permiso de que se quede con nosotros. Sus conocimientos en el campo de la psicología me están siendo de mucha ayuda para con mi hermana.

    ― Me alegra oírlo ― respondió mirándolo con una sonrisa traviesa ― tráela ― dijo.

    Ian conocía bien a su jefe, los años no habían pasado en vano, conocía esa mirada, sabía a lo que su jefe quería, y eso era ver a Melina, ver en persona el cambio sufrido en ella.

    ― Como ordene, ahora mismo voy por ella.

    Siguiendo las órdenes de su jefe Ian fue por Melina y la llevo ante la presencia de Haddadrimon. Cual no fue la sorpresa de este último al notar el asombroso cambio ocurrido en la joven, era cierto que aún se notaba algo decaída, un poco pálida, pero por lo demás, el cambio era impresionante.

    ― Veo que los rumores no mentían jovencita.

    Katniss no respondió, se limitó a mirarlo y hacer un gesto de agradecimiento con un leve movimiento de cabeza.

    ― Ian puedes retirarte, te llamaré si necesito algo, ahora quisiera hablar con tu hermanita a solas por un rato.

    Ian con una venia se retiró, miro a Melina y con una mirada le hizo saber que todo estaba bien, y que nada malo pasaría.

    Una vez solos Haddadrimon habló.

    ― Al mirarte fijamente nadie, absolutamente nadie creería que tú fuiste la responsable de lo que pasó en el jardín ― Melina se puso nerviosa, no conocía a ese sujeto, y el hecho de hablar de algo que no le gustaba recordar la ponía susceptible ― su hermano me comentó que estuvo en crisis una temporada, y que lastimosamente fue víctima de un atentado reciente.

    “¿Atentado?” ― Melina estaba más intranquila, ¿A qué atentado se refería?, ¿Que tanto sabia ese sujeto que la miraba con curiosidad?

    ― Mis más sinceras condolencias por los sucesos previos, ― dijo sin más, Melina lo miro intrigada ― es una verdadera pena que una señorita tan joven como usted ya conozca el dolor y sufrimiento que consiste en perder a un ser querido.

    Ella no respondió, se limitó a mirar a un lado y morderse el labio inferior tratando de sofocar un sollozo.

    “Kay” ― ese nombre vino a su mente sin proponérselo siquiera. Había pasado un tiempo, pero esa herida aun le dolía como recién hecha.

    ― He llegado a saber por su hermano de la reciente noticia del asesinato de su familia ― el corazón se le paró en seco, lo miro sorprendida, ¿Que tanto sabia ese hombre? ― no tenga rencor contra su hermano, noticias como ésta siempre llegan a saberse en nuestro ámbito. ― Ella entendió a qué tipo de ámbito se refería, al mismo al cual ahora ella pertenecía ― Espero que no tome a mal la noticia que su hermano me facilitó sobre la muerte de su padre, pero tenga por enterado que cuenta con mi apoyo para lo que usted requiera. ― Melina lo miro intrigada ― una vez estuve en su lugar pequeña dama, así que entiendo lo que su dolido corazón necesita en estos momentos.

    Esta vez Melina no escondió el brillo furioso y violento de su mirada.

    ― Todos los aquí presentes hemos estado alguna vez en su posición ― dijo mirando con mucha intensidad hacia la pared, en dirección al cuadro pintado al óleo de un barco en plena mar ― Tenga por seguro que entiendo cómo se siente.

    Dejo de mirar el cuadro por un instante, y se miró las manos con la misma intensidad. Melina tuvo el presentimiento que compartían un tipo de relación poco común, pese a acabar de conocerlo, sentía que tenía una relación, un parecido con ese anciano.

    ― Sé que acabaron con su novio por un injusto ajuste de cuentas en el cual no tenía culpa. Disculpe si me inmiscuí en su vida privada, pero me gusta saber con qué tipo de gente me relaciono. ― dijo volviendo la mirada hacia el cuadro.

    Melina no respondió, simplemente se dedicó a mirar el cuadro. Un barco a plena mar, le recordaba tanto al cuadro que Kay tenía en la glorieta, el lugar que fue su regalo de cumpleaños. El último de los recuerdos más dulces que tenía con él. Lo extrañaba, realmente lo extrañaba.

    La mirada triste de Melina paso del cuadro a su muñeca izquierda, la cual empezó a acariciar con mente ausente, mirando del cuadro a la manilla que llevaba con ella, la manilla que Kay le regalo, la cual siempre llevaba consigo escondida entre otras tantas que tenía en la muñeca, logrando pasar desapercibida.

    ― ¿Te gusta el cuadro? ― le preguntó.

    ― Si, ― respondió con mente ausente ― tenia uno igual en… casa.

    ― ¿Buenos recuerdos?

    ― Los mejores, solo que no podrán volver a repetirse, ellos… ya no están conmigo… aunque me quedare con su recuerdo hasta que deje de existir. ― sonrió con melancolía y lo miro fijamente. Haddadrimon se quedó pensativo, como perdiéndose en sus recuerdos nuevamente, y casi sin darse cuenta le dijo:

    ― Me recuerdas mucho a Sofi…

    ― ¿Perdón? ― preguntó Melina desubicada.

    ― Mi nieta ― agregó, mirando nuevamente el cuadro ―A ella también le gustaba ese cuadro, por eso lo tengo allí. ― Melina no recordaba haber visto a ningún niño en las cercanías, y menos a alguien tan importante como la nieta de ese sujeto ― Pero yo no quiero vivir con los recuerdos ― añadió mirando hacia otro lado ― son demasiado dolorosos, lo mejor es olvidar… negar su existencia y olvidar… ― Sin darse cuenta, Haddadrimon estaba abriendo su corazón.

    ― No estoy de acuerdo ― dijo Melina, olvidándose de con quien estaba hablando ― de nada nos sirve una vida sin recuerdos, ― dijo volviendo la vista al cuadro ― solo una vida vacía, sin significado. Yo también pensaba como usted, pero ya no más ― la mirada sorprendida de Haddadrimon pasó desapercibida para Melina que miraba el cuadro con mayor intensidad ― Yo prefiero vivir con mis recuerdos, pero solo con los buenos, y recordar con la alegría de haber vivido feliz al menos por unos instantes. Porque si los olvido ― dijo reprimiendo una lagrima rebelde ― será como si nunca hubieran existido, y eso es algo que no puedo hacerles, yo creo que ellos estarían muy tristes si lo hiciera. ― Y mirándolo con dureza agregó ― si su nieta lo escuchara, si supiera que usted quiere olvidarla yo creo que se pondría sumamente triste.

    La veracidad de sus palabras, le puso un sentimiento de culpa que hace tiempo no sentía, y el reproche escrito en su mirada le dio la razón. Había olvidado a su ser más querido, a la niña de sus ojos, a su adoración, a la que prometió cuidar con su vida, y ahora estaba rompiendo esa promesa al olvidar su existencia. Si el caso fuera inverso y él fuera quien tuviera que ser olvidado, estaba seguro que se pondría triste. Con una sonrisa melancólica miro a Melina durante lo que a ella le pareció una eternidad.

    Al final con un suspiro cansado se levantó de su silla.

    ― Tienes toda la razón pequeña ― dijo y dirigiéndose al cuadro agregó ― no es justo que la olvide así por así. Ella no tiene la culpa de mi dolor.

    Una vez frente al cuadro, lo miro con nostalgia, lo tomo de los extremos y lo levantó, descolgándolo de su sitio, revelando en la parte trasera del mismo una caja fuerte, la cual miro dudoso, pero al final de cuentas, tecleo unas claves y lo abrió. Se quedó un rato viendo lo que allí guardaba, y con cierto recelo sacó de allí un cuaderno forrado en terciopelo rojo con decoraciones doradas y plateadas. Lo acarició con suavidad y regresó sobre sus pasos, pero antes de dirigirse a su sillón, cambio la trayectoria de su destino y se fue a acomodar en uno de los sillones de terciopelo blanco que tenía en su recibidor.

    Miro a Melina que no había perdido de vista al anciano ni un solo instante y con un movimiento de su mano le indico que se acercara, y así lo hizo sin protestar. Se sentaron juntos en el sofá sin decir una sola palabra, mirando expectantes a ver el contenido del libro. Haddadrimon se sentía inseguro, indeciso por primera vez en muchos años. Melina supuso que lo que sea que el libro contuviera era algo que era muy difícil para él.

    Al ver la duda en su mirada, Melina posó su mano sobre la suya y le dio un leve apretón, ella supuso que ese cuaderno era una caja de recuerdos que él quería olvidar. Haddadrimon la miró, y con los ojos cargados de nostalgia devolvió su vista a lo que tenía en sus manos, y lo abrió con lentitud.

    La primera página era una fotografía de Haddadrimon un poco más joven sosteniendo a una pequeña niña en los brazos, en los rostros de ambos se podía notar mucha felicidad, Melina sintió como el cuerpo de Haddadrimon comenzó a temblar levemente. Solo entonces, dejo de mirarlo y comenzó a observarlo detenidamente, ya no le parecía una imponente figura del mundo del espectáculo, tampoco le parecía que fuera uno de los gánsters con más poder de ese lugar, o un multimillonario.

    Allí delante de sus ojos solo veía a un anciano cansado y solo, tratando en vano de contener las lágrimas por haber perdido a un ser que quería mucho, veía en él a alguien como ella, se veía a ella misma reflejada en los ojos y el dolor del anciano que tenía al lado suyo.

    Empatía.

    Así que en un reflejo instintivo, abrazo al anciano con suavidad y lo cobijo en sus brazos, dejando que el dolor de tantos años fuera liberado, lo dejo llorar, lloró con él, lloró por él, lloró por ella y lloró por ellos… por aquellos que ya no están más en ésta tierra.

    Continuara….
    Lo se, salió como que a relleno, pero si no se explican estas cosas, luego luego no se entiende nada XD
    perdon por mis largas desapariciones, las actualizaciones serán mas seguidas y miles de gracias por sus comentarios :)
     
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  18.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    el capitulo de empatía me parecio un poco incompleto, asi que con este ya lo complete!​
    Cap 36: Protegida
    Una vez las lágrimas hubieran cesado así sea un poco y después de recordar tantos momentos felices vividos, parecía como si la tranquilidad hubiera vuelvo a ese cansado corazón. Había sacado la pena que tenía dentro, había derramado las lágrimas que durante tantos años había contenido y se sentía mejor.

    Haddarimon una vez recuperado, le contó lo que había pasado con Sofi.

    Un atentado. Los habían matado queriendo acabar con él.

    Ese día él tenía un compromiso importante en Italia, la invitación de un socio para la apertura de un nuevo negocio en el cual pondrían a su hijo como cabeza. Toda su familia fue invitada. Su hijo, su nuera y su nieta de diez años que era su adoración. Cuando estaba por abordar el jet que los llevaría a destino, una reunión de último minuto cambio sus planes de viajar con ellos. Y tuvo que enviar a su hijo y compañía solos en el jet.

    Al poco tiempo de despegar, el jet voló en mil pedazos frente a sus ojos llevándose con él todo lo que le importaba en la vida. El impacto que sufrió ese momento lo lleno de amargura, que dio paso posteriormente al rencor y al aislamiento, le costó un muy largo tiempo reponerse del hecho.

    ― Quise tirarlo todo por la borda ― dijo en tono apagado ― aún tengo ganas de hacerlo, pero el resentimiento y la sed de venganza no me permiten descansar tranquilo.

    ― ¿Intento dar con los responsables del atentado?

    ― Lo hice ― respondió ― di con toda la escoria que se encargó del trabajo sucio pero…

    ― ¿Pero?

    ― No logré dar con la mente criminal detrás de todo esto. Cuando al fin tenia a mí merced al último desgraciado que sería la clave para el siguiente paso, se suicidó y se llevó el secreto con él.

    “… la mente criminal detrás de todo esto…”― Melina analizaba la frase y sentía el peso de su significado. ― “Puedo matar a la escoria… ya acabé con tres, pero ¿Y luego? ¿Qué hare para encontrar la raíz de todo esto? ¿Dónde fue el origen? La mente criminal detrás de todo esto… ¿Quién es?” ?” ― ahora lo entiendo ― dijo en un susurro casi inaudible ― “ahora comprendo porqué Ian no quería que mate ni a Snake ni a Damián”

    Porque si los mataba ahora, si se deshacía de ellos ahora, no sabría cómo llegar a la cabeza, al causante de todos su males. Si los eliminaba, nada le aseguraba que viviría feliz por siempre, el vendría por ella, total, remplazar secuaces no sería mucho problema para ellos.

    ― Seguí su rastro hasta un tiempo atrás ― dijo Haddadrimon sacándola de sus pensamientos ― pero ya perdí las pistas, me siento cansado, además… soy un anciano y….

    ― ¡No se puede rendir tan fácilmente! ― le cortó mirándolo molesta ― ¡No es posible que después de tantos años de búsqueda estés ahora por tirar la toalla! ― Haddadrimon la miró sorprendido, nunca nadie le había hablado así, nunca nadie… desde hace siete años ― ¿Son tantos años que quieres tirar a la basura por no tener un poco más de valor y continuar? ― no sabía exactamente porqué, pero comenzaba a enfurecerse.

    Necesitaba llegar a la raíz del problema, Haddadrimon lo había intentado y había fracasado, ella no lo haría. Y si ella no lo haría, tampoco dejaría que él lo haga, ambas situaciones eran similares, ambos tenían que buscar a la cabeza, pero… ¿Cómo?

    ― Tal cosa como el crimen perfecto no existe ― dijo poniéndose en pie de manera inconsciente. Necesitaba pensar, analizar, y caminar le ayudaba en mucho ― debe haber alguna pista… ¡Algo! ― seguía repitiendo, mientras iba y venía.

    Una mano en la barbilla y otra en la cintura, su clásica pose de estoy analizando algo del cual sus hermanos siempre hacían mofa y ella hacía de manera inconsciente.

    ― Algo… ― volvió a repetir ― debe haber algo que se pueda usar como base para la búsqueda. ¡Tienes que haber conseguido alguna pista de gran interés! ― Ni ella misma se daba cuenta de a quien hablaba, estaba mezclando historias, situaciones y demás, las suyas y las de él, pero ambas tenían relación, aunque ella pensaba en su situación, venían a su mente lo que vivió Haddadrimon. ― no creo que haya sido una mano tan limpia, el crimen perfecto no existe ― volvió a repetir.

    Seguía removiéndose inquieta, pensando en los sucesos pasados con Kay, con Sofi, intentando pensar, atar cabos, pero todo le era tan confuso. Debía ordenar sus pensamientos, si quería ayudar, debía ir paso a paso, primero uno y después el otro.

    Haddadrimon la miraba sorprendido, nunca había visto a una persona actuar de esa manera, pero Melina ignorante de su entorno seguía caminando, de aquí para allá, él la veía andar, izquierda, derecha, detenerse, seguir andando, despotricar en voz alta, patear levemente al aire, como si hubiera una piedra delante de su pie y seguir andando, lo que le pareció muy divertido.

    ― ¿Sabías que si una persona común te viera ahora mismo pensaría que estás loca? ― le pregunto divertido.

    Melina paro en seco, había olvidado con quien estaba y que se suponía que estaba haciendo, la tranquilidad que le brindaba ese anciano logro derribar sus defensas.

    ― Pero tienes razón ― dijo volviendo su mirada fría nuevamente ― el crimen perfecto no existe ― analizo las palabras ― una pista, quizá sea una sola pista que no logro ubicar.

    Melina lo miro satisfecha, parecía tener interés de terminar lo que una vez comenzó, con eso le demostró que él no se rendiría, y si él no lo hacía, ella tampoco lo haría.

    ― Mamá solía decirme una cosa ― se sentó a su lado y sonrió con melancolía al recordar a su madre ― «es muy probable que la pista sea tan obvia, tan evidente que no es muy probable descubrirla por estar buscando debajo de la cama como para ver sobre la mesa».

    Esa respuesta logro sorprender a Haddadrimon, cosa que como sabemos es muy difícil de hacer.

    ― ¿Quieres decir que la respuesta está en mis propias narices pero no la veo, y que el criminal esta tan cerca que no lo diferencio?

    ― Es una probabilidad…

    ― Tan cierta como decir que sol nace del este. ― Y cerrando con cuidado el álbum lo coloco a un lado, apoyando los codos en las rodillas pensativo continuó ― He investigado a millares, he buscado en todos lados… menos aquí, ― la miró intrigado ― ¿Quién se beneficiaria de eso?

    Haddadrimon siguió en esa pose analizando, pensando, estaba perdido en sus pensamientos cuando una frase que helo a melina salió de su boca.

    ― Creo que es hora de investigar a todo mi personal, es como dices, una probabilidad que el causante de mis penas se halle en mi propia casa…

    ― Es una probabilidad… ― dijo Melina, con cierto temor, solo esperaba no haber metido la pata, y que Haddadrimon se ponga a investigar a Ian, descubrir que su verdadera hermana estaba muerta y que ella era buscada por quien sabe cuántos teniendo la clave perfecta para acusarlo de traidor. Y acabar con su vida.

    ― Gracias por tu ayuda pequeña ― sonrió Haddadrimon agradecido tomándola de la mano ― creo que me hacía falta ese impulso para poder seguir y no tirar la toalla… aún. Gracias ― volvió a repetir, en sus ojos se podía ver sinceridad.

    ― De nada. ― sonrió tímidamente.

    ― Nunca se me había ocurrido investigar a mi propio personal y más a gente de confianza ― dijo mirándola con una expresión indescifrable, el corazón de Melina volvió a detenerse, ¡¿Estaba diciéndole que investigaría a Ian, y que no se tragaba el cuento de la hermana loca?! ― no te preocupes ― dijo dándole una sonrisa tranquilizadora ― Ian no está entre mis prospectos a investigar, además si lo investigo a él, ¿Quién investigara por mí?

    Melina lo miro nuevamente, no entendía a este sujeto le aprecia alguien muy complejo, ¿A qué se refería? ¿Qué tanto sabia? Haddadrimon era una persona muy enigmática.

    ― Tengo que darte las gracias ― dijo levantando nuevamente el álbum que tenía a su lado y pasando las hojas de fotografías con lentitud. ― Desde hace muchos años que no he tenido el valor suficiente para abrir esto, pero hoy gracias a ti, me sentí con el coraje suficiente para poder afrontar a mis fantasmas. ― y cerrando la tapa con suavidad se dirigió nuevamente a su caja fuerte, pero en el último momento se detuvo y se dirigió a su escritorio, abrió una de las cajas y lo deposito allí ― sería bueno que tú también te enfrentes a los tuyos.

    “Mis propios fantasmas…” ― la frase la dejo en trance, ¿A qué tipo de fantasmas se refería? ¿A la culpa que sentía? ¿Al remordimiento grabado en su alma? ¿A qué?

    ― Puedes retirarte si así lo deseas ― dijo sacándola de sus pensamientos.

    Melina asintió levemente y aun analizando el significado de la frase se encamino a la salida, pero en el último momento, antes de que su mano tomara el pomo de la puerta, un poco indecisa al principio dio la vuelta y regreso sobre sus pasos, acercándose a la mesa de Haddadrimon. El anciano le había agradado más de lo que ella hubiera pensado, y al ver a un alma atormentada como la suya, sintió una solidaridad profunda hacia él, no era lastima ni nada, era simplemente… empatía. Ambos llevaban a cuestas una carga similar. Así que si algún día el necesitaba de ella nuevamente quería hacerle saber que podía contar con su apoyo.

    Pero cuando llego a su escritorio, las palabras que tan valientemente había pensado, no encontraban camino de salida por su boca, comenzando a tartamudear.

    ― Ehmm… si… si usted ne… necesita alguna ayuda para… poder ver con una mirada un poco más… no se… ehmm… ― Haddadrimon la miro divertido, poniendo más nerviosa a Melina ― si… ¡Si necesitas algo puedes llamarme! ― soltó al fin, completamente roja por los nervios, dejando a un sorprendido Haddadrimon mirarla como bicho raro. Sumamente nerviosa y avergonzada se dirigió rápidamente hacia la salida. Pero justo antes de llegar una voz la detuvo.
    ― Sinceramente me gustaría que me acompañaras mañana en mi hora del té para poder discutir algunos otros aspectos un poco más… objetivamente ― sonrió, Melina giro sobre sus talones, y le devolvió la sonrisa, sonrió como no lo había hecho hace mucho tiempo, una sonrisa sincera y salida desde lo más hondo de su corazón. ― Ahora ve a descansar que se ha hecho tarde, ya mañana es otro día, y tenemos muchas cosas que analizar.

    Melina no pudo resistirse más, la alegría que le había invadido cuando Haddadrimon acepto su oferta la lleno de júbilo, y sin pensarlo siquiera corrió hasta la mesa de Haddadrimon, y le planto un beso en la mejilla como solía hacerlo en casa con su familia.

    ― Buenas noches ― le sonrió sinceramente, pero al darse cuenta de su error se tapó la boca con rapidez volviéndose roja hasta las orejas ― lo siento… ― se disculpó.

    Era cierto que el acto reflejo dejo a Haddadrimon helado, pero al poco rato le devolvió la sonrisa.

    ― No te preocupes Kat, no hay nada que disculpar, ― lo miro con rostro amable ― gracias por tus palabras y tu compañía. ― Y dándole una leve palmadita en la mejilla le sonrió. ― ve a descansar.

    Justo en ese momento la puerta se abrió y se observó a Ian en el portal con un fajo de documentos en la mano, el cual observo sorprendido la escena. Su frio y sumamente serio jefe estaba sonriendo amigablemente a su ahora hermana, la cual estaba roja hasta las orejas pero le devolvía la sonrisa de la misma manera.
    “¿Que había pasado en las horas que los dejo solos?” ― se preguntó, pero decidió ignorarlo, ya luego se lo preguntaría a ella, aunque tenía la impresión que no sería necesario preguntarlo, conociéndola, ella vendría directo a su alcoba para contarle a gritos toda la historia, lo cual sucede muy a menudo cuando algo la impacta o la emociona demasiado, como parece ser la situación de hoy.

    ― Ve a descansar, de lo contrario, creo que tu hermano te va a regañar.

    ― Si ― dijo y se retiró, no sin antes acercarse a Ian, depositarle otro beso en la mejilla seguido de un buenas noches.

    Haddadrimon sonrió divertido.

    ― Tu hermana resulto ser la criatura más amable y tierna que he llegado a conocer hasta ahora ¿Lo sabias? ― le pregunto ― Estoy pensando seriamente quitarte el cargo de guardián y encargarme de ella en persona.

    La sonrisa relajada de su jefe le dio a Ian una pauta, su jefe estaba a gusto con su hermana, le había agradado al punto de querer protegerla tanto como él. Era cierto, Melina era una personita muy particular, tenía el don de conquistar los corazones de las personas y agradar a muchos, ahora se sentía más tranquilo, había alguien más que velaría por su hermana si algún día llegara a pasarle algo. Solo esperaba que ese día no sea muy pronto.

    Continuara…
    bueno mis queridos lectores de aquí en adelante la historia tomara otro rumbo... que sucederá ahora?
     
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    Dista Nyas

    Dista Nyas Iniciado

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    Te seré sincera, la primera vez que leí la historia, me gustó tanto que no pude parar, ya quería leer el siguiente capítulo, me gustaba y gusta el carácter de la chica, pues tiene parecido conmigo (Tampoco me gusta el agua XD) ya a primera vista odié a Kay, pero mírame ahora, lo adoro, lo amo, me enamoré completamente de ese personaje, frío, calculador, romántico, sensible (solo con Mel) y sobre protector, no te imaginas como lloré su "muerte" sí, así lo pongo porque no creo que este muerto, para mí sigue vivo ¡Yo lo sé! ¡Él NO puede morir! No puede... *llorando* ¡¡¡KAY!!! Te juro que me deprimiste el día con eso, me marcó tanto tu historia que no puedo vivir sin la continuación, por favor, te lo suplico, síguela ¿si? Me quedé el cap 36 "protegida". Y no me aparece ni el cap. 37 o 38, sé que eres buena persona y lo publicarás...

    En cuanto a tu forma de escribir, es muy buena, mantiene al lector en ella, razón por la cuál me atrapó a mí, porque créeme cuando escriben muy pesado me aburre y simplemente no lo leo, escribiste lo necesario, por eso, felicitaciones, después tienes algunos errores ortográficos pero sin duda has mejorado bastante, porque al inicio a veces no entendía a quién te referías, sin embargo igual se entendió, por eso no le doy mucho problema al caso, al inicio casi todo estaba junto pero ahora ya separaste los párrafos y diálogos, bueno eso es todo supongo. ¡Dios me encanta como escribes! Tu imaginación, romance y hasta comedia me mató, la escena de "hasta cuantas pulgas tiene" :D, te soy sincera han habido veces en las que lloré, reí, hasta salió mi lado intrigante en la situación, pero sin duda sacaste mi lado sentimental y depresivo, solo una sugerencia. ¡No quiero que Kay muera! ¡No! SÉ que está vivo, eso cree mi mente , pues no lo asimila. ¡Por favor no moriré en paz! :(

    Eso es todo, simplemente me gusta demasiado esta historia, corrección, ¡LA AMO!

    Saludos, Dista, te mando un super abrazote :)
     
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    Syel

    Syel Extraña

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    Wow!
    Al fin simpatizaron jaja, para serte sincera me gusto mucho la historia de Haddadrimon, me hizo sentir una profunda tristeza, quien iba a pensar que alguien de los que viven con él y trabajan para él sería capaz de traiconarlo, quitándole todo lo valioso de su vida (su hijo, nuera y nieta)? Sin duda esa persona quiero verlo en la ruina total. Al menos Mel ya se ganó su confianza =D eso es lo que importa. Juró que cuando él dijo que iba a investigar a todos su personal y ella pensó en Ian, me quede helada, puesto que su vida como Kat ahí terminaría junto con la de Ian...hasta que dijo que no lo investigaría Pff! Me diste un susto de muerte. Que persistencia la de Mel, la verdad hasta a mí me cae bien desde el principio, el problema de todo esto es que si por alguna razón Haddadrimon llega a descubrir que lo engañaron todo este tiempo...Qué pasaría? Perderia su confianza en ella, la odiaría? sin duda es algo que me gustaría ver.
    Me has dejado enganchada de nuevo y ya quiero saber que es lo que continúa!!! Por favor no demores en continuar pues la ultima frase de que tomara ptro rumbo me tiene pegada! Enserio! Bueno chao
    ^^
     
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