One-shot de Naruto - El reto de la luz

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por Kokoa Barakat, 9 Diciembre 2012.

  1.  
    Kokoa Barakat

    Kokoa Barakat All Time Low Lover

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    Miembro desde:
    12 Septiembre 2012
    Mensajes:
    68
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El reto de la luz
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    6637
    Hola, espero que estéis bien XD, este es un one-shot que se me ocurrió mientras veía la tele aunque no me acuerdo que programa >w<, se que la pareja no es muy típica y que ha mucha gente no le gusta pero a mí sí y me apeteció ponerles a Karin y Suigetsu en otra de mis historias ;) bueno sin más dilación os dejo con la historia.
    ~El reto de la luz~
    [Narra Karin]
    Era una noche tranquila de verano, y como ese payaso me retó no iba a quedar mal. Vale ahora no entenderéis nada pero os lo voy a contar. Esta mañana Suigetsu o como yo lo llamo, payaso; nos estuvimos peleando es que me saca de mis casillas y mientras eso entro el tema de quien nadaba mejor y por supuesto no dejábamos de llevarnos la contraria y me reto a ir con él a la piscina municipal de Konoha para averiguarlo. Al principio me negué, quería ir, sí, pero no con él pero al final me convenció a malas y decidimos colarnos por la noche para tener toda la piscina para nosotros y ningún niño molesto apareciese, así que cuando cerro nosotros entramos.
    —Ahora vuelvo que me voy a cambiar —dije yo mientras cogía la mochila morada que había traído.
    —¿Has traído la linterna? Porque solo tiene un poco de luz la piscina lo demás está apagado ¿Lo sabías no, bruja? —me preguntó ese payaso mientras yo lo ignoraba; si que la había traído pero no le iba a hablar, él bien sabe que solo he venido a que se trague sus palabras.
    Llegué al vestuario gracias a la linterna porque seguro que si no la llevaba me hubiese estampado contra una pared y no me apetece que él se ría más de la cuenta. Me senté un banco de madera muy bien cuidado, me empecé a quitar la camiseta de tirantes roja, carmín; mi pantalón coto vaquero azul y mis zapatillas “converse” negras y las metí en mi mochila que traía porque lo único que había dentro era una toalla muy suave de color melocotón, un sujetador y unas bragas a juego. Vale sí, el biquini lo llevaba puesto pero no me da la gana quitarme la ropa delante de él aunque luego me fuese ver solo con el biquini pero bueno me da igual.
    Cuando salí del vestuario con la linterna en las manos llevaba puesto un biquini de rayas rosas y azules; y vi a Suigetsu el también estaba listo pero no tuvo que ir a ninguna parte porque el trajo puesto unas bermudas de color azul claro con detalles un poco más oscuros y lo único que tenía que hacer era quitarse una camiseta de manga corta negra y sus zapatillas “vans” azules oscuras.
    —Ya era hora de que llegarás, pensé que te habías rajado —me dijo Suigetsu mientras me miraba y se reía.
    —Hmp... eso es lo que tú te crees —comente con una sonrisa arrogante y deje mis gafas al lado de la ropa del albino para luego encontrarlas pues solo había cuatro focos de luz muy tenue que no dejaba ver mucho.
    Al momento me metí en el agua estaba muy buena, vamos a la temperatura perfecta; y como no para llamar la atención, aunque no se de quien pues la mía no; Suigetsu se tiro a la piscina haciendo una voltereta en el aire empapándome más de lo que ya estaba.
    Y empezamos a hacer largos y ver quien duraba más, después a aguantar la respiración bajo el agua en eso no puedo negar que Suigetsu era bueno aunque tiene que aguantar bastante si le gusta el submarinismo y me gano.
    —Suigetsu, me voy... —le dije nadando hacia el borde de la piscina más cercano para salir del agua.
    —¿Qué pasa, qué como te he ganado te vas? —preguntó el albino orgulloso por haberme derrotado por lo que yo volví hacia él algo enfadada y le reté de nuevo a hacer un largo y le dije que el que ganase sería el mejor.
    El asintió sonriendo y nos acercamos a una de las orillas para empezar la carrera. Veía como Suigetsu con mucha energía empezaba a nadar haciendo que quedase por delante mío.
    [Narra Suigetsu]
    Ya estaba llegando a la meta y estaba sonriendo a más no poder pero eso cambio rápidamente pero antes de llegar me giré hacia atrás para ver la cara que tenía que tener esa bruja pero no veía por lo que miré de nuevo adelante pero nada sabía que había poca luz pero se puede distinguir a una persona y pensé que se había ido como me dijo antes pero inconscientemente mire a al fondo en él se veía algo rojo moviéndose. Me sumergí para averiguar de qué se trataba y lo que vi no era lo que jamás hubiese querido, sí, es lo que seguramente estéis pensando, era ella, Karin tenía los ojos cerrados y estaba pálida. La saqué de allí y la deje en el suelo mientras yo la intentaba despertar con todo lo que me enseñaron en el cursillo de submarinismo pero no pasaba nada.
    —¡Karin... joder despierta! —grité de los nervios que me causaba no poder reanimarla mientras la hacia el boca-boca.
    [Narra Karin]
    —¿Quieres callarte de una vez, payaso? Estoy bien —pregunté molesta pero no pareció escucharme pues seguía gritándome que despertase.
    —Karin... despierta... —suplicó el albino mientras se le escapaban unas finas lágrimas de sus ojos morados.
    —Lo siento pero no te puede oír ni ver; lo único que ve es tu cuerpo tumbado en el suelo —comentó una chica con los ojos blancos y el pelo negro.
    —¿Pero qué dices? Ni que estuviese muerta —dije molesta por ese comentario que hizo a esa chica mirar mi cuerpo — ¿Y tu quién eres?
    —No lo estas pero si no encuentras la luz en dos días... sí que lo estarás —me dijo aquella chica desapareciendo dejándome la pregunta en la boca pero antes de que se fuese me dijo una cosa — me llamo Hinata y soy un ángel que ayuda a personas como tú pero hoy tengo muchas cosas que hacer así ya veré lo que hago contigo…
    Al poco rato yo me senté mirando a Suigetsu, le quería decir que no se preocupara, que estoy bien pero ni mi orgullo me dejaba decírselo aunque no me pudiese oír. Y él cogió de la ropa que había traído un móvil, oí que llamó a la ambulancia para que me llevasen al hospital y despertara pero yo me di cuenta que el caso no era que curasen sino que encontrase lo que me dijo esa chica.
    Cuando llego la ambulancia, le empezaron a preguntar qué hacíamos aquí porque estaba cerrado o que si no sabía qué hora era para estar en la piscina; Suigetsu no pudo responder ninguna se nota como si estuviese ido y no quería hablar sobre eso así que cuando subieron mi cuerpo a la ambulancia él también subió.
    Yo en cambio me quede allí pensando que sería esa luz tan importante que no puedo encontrar pero me quede dormida en el suelo y al despertarme me acorde que no era tiempo de dormir sino de buscar y encontrarlo antes de que pasen esos dos días o día y medio por haber dormido. Salí de allí y me encontré en una calle, en la que había un atasco que causaría un retraso en la mayoría de la gente que tuviese que ir algún sitio urgentemente aunque en la acera no pasaba mucha gente porque casi todos que se dirigían a sus trabajos iban en coches y solo eran algunas madres con sus hijos o personas paseando a sus mascotas pero nadie de ellos me veía, nadie me podía ayudar. Así pasó un día, buscando por sitios donde trabajasen de la luz, vamos a tiendas de lámparas o gente que ayuda a los demás a que la luz funcione, electricistas; pero nada sirvió. Y decidí pasarme por el hospital para ver si seguía allí Suigetsu pero probablemente no hubiese nadie en la habitación. Al llegar me sorprendí al verle en un costado de la camilla cogiéndome de la mano mientras lloraba.
    —Soy imbécil… si jamás te hubiese retado o cuando querías irte a casa o no te hubiese chichando… seguirías aquí riéndonos cada uno del otro —dijo el albino llorando mucho y yo le di un abrazo para animarle aunque él no lo noto —sabes… yo siempre te he querido pero si te lo hubiese dicho te burlarías o incluso te enfadarías conmigo y… siento no habértelo dicho antes porque ahora no vale nada decírtelo.
    —Si tienes razón me hubiese burlado y tu lo pasarías mal por no aceptarte pero es que no puedo, a este paso no lo voy a conseguir—dije yo también llorando pero menos que él —no voy a poder volver.
    De repente una chica con un rostro angelical de ojos verdes y pelo rosado apareció delante mío y se me quedo mirando como si pudiese verme aunque así era ella me podía ver.
    —¿De verdad quieres volver? —me preguntó cortésmente y yo asentí secándome las lágrimas —dame una razón.
    —¿Qué razón quieres que te dé? —la pregunte dudosa — pues… quiero volver a vivir como antes, que la gente me hable y me pueda ver.
    —¿Sabes que a mí me paso lo mismo que a ti? —cuestiono dejándome extrañada y a la vez algo curiosa —yo antes era humana y no como ahora que me he convertido en un ángel y si, dirás que debe de ser precioso ser un ángel pero daría cada una de las cosas que tengo para volver a vivir, pero ya no puedo.
    —¿Y qué te paso? —la pregunte de nuevo pero esta vez fue ella la extrañada creo que se esperaba que la dijese que no me cuente eso y me devolviese a la vida pero no, quiero saberlo, pues tengo curiosidad que una chica que la pasó algo parecido a mí acabo así.
    En ese instante deje de estar en la sala del hospital, parecía que estaba en una carretera lejana de una ciudad por detrás se veían árboles por lo que creó que estábamos cerca de un bosque. En ese momento apareció un coche algo caro en el que dentro se reconocía a esa chica y a un chico con el pelo negro, perdieron el control de este, por el hielo que había en el suelo. El ángel y yo nos acercamos al coche donde se encontraban ella y ese chico ambos estaban sangrando de la cabeza pero ella parecía haber protegido al chico pues él consiguió despertarse en ese momento mientras que ella no.
    —¿Sakura estás bien? —preguntó el pelinegro a la chica algo preocupado pero ella no habría los ojos y no respondía a lo que le preguntó él.
    Y antes de que llamase a nadie apareció la policía para identificar la matricula y la ambulancia para llevárselos. Al día siguiente, ya sí en un hospital, apareció ese chico a la camilla de ella y le dijo lo que sentía por ella al igual que hizo Suigetsu conmigo pero al momento apareció un hombre de unos cuarenta años algo enfadado por lo que entendí que era el padre de ella, Sakura; pero me equivoqué era el padre de aquel chico.
    —¡Sasuke! ¿Cómo se te ocurre salir con el coche sin cadenas? Mira lo que la has hecho a esa —gritó su padre mientras le daba un tortazo en la cara, el simplemente se secó las lágrimas que le causo ver a la su querida amiga y observó a su padre con una mirada desafiante.
    —Ella no se llama esa, se llama Sakura ¿Lo has oído o te lo repito? —contestó Sasuke muy enfadado con el señor —y que sepas que si no te no te hice caso es porque todo lo que dices que es por mi bien muchas veces es lo peor que se te ocurre hacerme.
    —Hijo no tolerare más tonterías, te vienes conmigo lejos de esa chica y espero que no vuelvas a verla —comentó su padre muy enfadado pero Sasuke le empujo y se acercó otra vez a Sakura.
    —Sakura… no entiendo porque moriste si podías vivir —la dije algo confusa mientras la escena que veía hace un momento se paraba.
    —Verás Karin, yo tenía más días que tu para vivir porque la herida era más profunda, tenía 35 días exactamente para volver a la vida y fue pasando el tiempo hasta que la encontré, la luz que tú tienes que encontrar; pero se me acortaron demasiado esos días y no lo logre —me explicó Sakura mientras me miraba con tristeza en su mirada —sigue mirando lo que paso.
    Después de una semana por la noche, Sasuke estaba dormido en la camilla mientras le salían algunas lágrimas; la puerta se abrió sigilosamente y con bastante cautela por la que apareció un hombre que al llegar al aparato que hacía que Sakura respirase lo desconecto y antes de nadie se dio cuenta salió pero aunque los médicos entraron para estabilizarla la respiración ya no podían hacer nada por ella.
    —¿Fue el padre de Sasuke? —pregunté algo triste por ella y Sakura asintió rodando de sus ojos unas lágrimas —solo para que se fue con él y te dejase a ti sola.
    —Así era Fugaku, siempre conseguía lo que quería pero al menos ya no… —dijo mirándome con cierto brillo en sus ojos que nunca había visto —verás esto paso hace 20 años y ese señor murió de un ataque al corazón.
    —¿Y qué fue de Sasuke? —pregunté inocentemente.
    —Cada día me alegro de que consiguiese formar una familia, él se casó hará 10 años con mi mejor amiga de la infancia y sé que siempre será feliz con ella y su hijo —contestó Sakura con una leve sonrisa mientras que yo la miraba con tristeza no sé como la he podido preguntar eso si ahora ella se va sentir mal —tranquila ya lo he superado y ahora me toca ayudarte a ti.
    —¿A mí? —pregunté confusa pero al momento me acorde tenía que buscar esa luz —¿Cómo la encuentro? me refiero a la luz.
    —Siempre la has tenido incluso antes del accidente, aunque tú no lo sabías, no se sabes a que me refiero —dijo riéndose con una sonrisa y yo negué con la cabeza seguro que está pensando que soy tonta por no saberlo —es el amor a una persona.
    —Pero yo no quiero a nadie… —comenté algo exaltada y ella me miro extrañada de nuevo y me quedé mirando el suelo para intentar ver si quiero a alguien. En ese momento volvimos a la amplia habitación del hospital en la que mi cuerpo descansaba y Suigetsu me cogía de la mano.
    [Narra Suigetsu]
    —Se que yo tengo, la culpa pero solo te pido que me perdones pero para eso tienes que despertar y luego ya me insultas o todo lo que quieras ¿Vale? —dije mirando a los ojos cerrados de Karin pero un sonido del aparato del corazón empezó a pitar y avisé a un enfermera que andaba por el pasillo porque me figuraba que ese sonido no significaba nada bueno.
    —Tranquilícese, señor voy a avisar a un médico —me dijo la vieja enfermera con una mirada sincera mientras que yo estaba muy alterado y eso no me tranquilizaba en absoluto.
    [Narra Karin]
    —¿Qué está pasando, Sakura? —la pregunté algo asustada por los pitidos que oía de lo concentrada que estaba y me empezaba a encontrar bastante mal como si me fuese a caer en cualquier momento pero Sakura me tocó y un brillo verde apareció de su mano para evitar la caída.
    —Tienes que decir lo que sientes a esa persona que tan quieres antes de que se te acabe el tiempo —me respondió la pelirrosa con cierta prisa mientras aquel brillo desaparecía —te dejo sola supongo que no querrás que me entere de lo que dices.
    —Es cierto que prefiero que te vayas, pero sé que aunque no estés aquí vas a saber lo que diga —comenté sonriendo mientras ella desaparecía asintiendo — bueno… no sé muy bien que decir, también sé que no me puedes oír pero aunque me gustaría que lo oyeses, solo tengo una oportunidad y no la voy a perder. Sé que tú crees que siempre te he odiado porque siempre te pegaba pero no era yo la que hablaba sino mi maldito orgullo. Además aunque sea tarde para decirlo como tú me has dicho tengo que despertar para pegarte —dije llorando mientras sonreía y me reía por recordarlo —y he sido yo la tonta y no tú, por no haberme dado cuenta de que me querías, porque solo me he dado cuenta cuando llorabas por perderme y en tu declaración. Soy yo la tonta Suigetsu no tú y te quiero mucho.
    [Narra Suigetsu]
    —¿Cómo está? —pregunté muy preocupado a la gente que entraba y salía de la sala a la que habían llevado a Karin pero nadie me respondía hasta que de repente empezaron a salir todos los médicos y enfermeras con cara triste.
    —Lo siento pero hemos hecho todo lo que hemos podido —me dijo un médico algo mayor por lo que yo empecé a llorar, esto no podía pasar.
    Pero en ese momento un médico que estaba en la sala apuntando la fecha y la hora de la muerte de Karin, salió corriendo y nos dijo que no estaba no había muerto porque tenía un leve pulso. Y en ese momento entré abriendo la puerta con un portazo y la vi todavía no abría los ojos pero vi la pantallita esa de la respiración las rayas estaban ya normales y sonido del pi ya iba a un ritmo constante como antes; eso me tranquilizó mucho.
    Así pasaron las semanas, yo iba todos los días a ver a Karin acompañado por algunas de sus amigas para animarme, diciendo que pronto iba a despertar; no me desanimaba me alegraba que al menos pudiese vivir aunque no pueda hablar con nadie ni mirarme, ya echaba de menos esa sonrisa arrogante que siempre hacia pero espero que con el tiempo pueda verla.
    Hoy como siempre después de que fuese al hospital, que me quede hasta la noche, aunque solo la mirase el tiempo parecía correr más que cuando te lo pasas bien; me fui a mi casa y me hermano de hacía la cena. Al día siguiente llamaron al ruidoso timbre de mi puerta, la abrí con desgana mientras bostezaba por haberme despertado pero es que no me importa porque me cuesta mucho coger el sueño y algunas noches no he podido ni pegar ojo pensando en ella.
    —Hola Suigetsu, ¿Qué tal has dormido? — me preguntó Temari, una de las amigas que me acompaña a ver a Karin, tiene el pelo rubio atado con cuatro coletas y los ojos azules aguamarina; irónica por verme con los ojos entrecerrados por culpa del sol.
    —Si no me había levantado, te lo puedes imaginar — contesté algo molesto mientras con mi mano tapaba mis ojos en dirección al sol para poder ver a Temari no saber que era ella por la voz pues lo único que veía era una sombra con los colores que ella tenía en su ropa — ¿A qué has venido tan pronto?
    —Suigetsu sabrás que son las doce del mediodía… déjalo, pues que me gustaría que me acompañaras a ir al pueblo que está casi en las afueras de Konoha — explicó Temari mirando su reloj pero antes de que dijese nada más la cerré la puerta en las narices y me fui de nuevo a la cama a dormir, claro.
    Pasaron unos minutos, yo no conseguía dormir pues tenía ganas de ver si hoy sería el día en el que Karin despertaría pero si salía tendría que acompañar a Temari y paso, solo quiere ir allí para ver a su novio Shikamaru, tiene el pelo negro y los ojos marrones, nosotros muchas veces nos hemos retado a haber quien duerme más pero todavía no le he conseguido ganar; pues está pasando las vacaciones en ese pueblo con sus padres y los de ella no quieren ir allí pero Temari no les ha contado nada de que tiene novio así no ven el motivo por el que quiera ir allí.
    —Por favor… —me suplicó esa rubia, entrando por la ventana de mi cuarto que estaba abierta pero como la cortina estaba por delante cerrada ni me había dado cuenta; haciendo que cayese de la cama del sobresalto que me causo oírla de nuevo, me ayudo y me lo volvió a suplicar; esta pesada pues que se lo cuente a sus padres, joder.
    —No… —respondí negando con la cabeza a la vez y ella se enfado todavía más que normalmente y empezó a sacarse las tabas de la palma de la mano con una mirada macabra.
    Después de un rato ~
    —¿Y bien? ¿Me llevas? —me preguntó algo menos molesta que antes mientras me ayudaba a levantarme del suelo asintiendo rápidamente varias veces seguidas por lo que ella sonrió contenta y salió de mi cuarto para que me cambiase y lo primero que hice fue cerrar la ventana cabreado y de un golpe.
    Me empecé a vestir y me puse una camiseta de manga corta de color azul cielo de la marca “Rip Curl”, unas bermudas de vestir negras y unas zapatillas de deporte que encontré de casualidad de bajo de mi cama, hacía que no las veía, días o incluso más…; salí me encontré con Temari ya algo impaciente a que saliera.
    Pasaron unas horas y maldije que no hubiese desayunado además de que ninguno de los dos trajimos la cartera, estaba muerto de hambre y cada dos minutos o así me sonaban las tripas escandalosamente por lo que cada vez que eso pasaba la gente a nuestro alrededor se nos quedaba mirando y Temari me lanzaba miradas fulminantes, pero no lo podía evitar era por su culpa. Así pasó el rato hasta que una señora bastante vieja se notaba por su pelo gris junto a una niñita de pelo naranja y ojos grandes y negros nos vieron pasaron por ahí y la cara de muerto que tenía por lo que nos invito a tomar unos dangos y un tazón de ramen a cada uno y con su bolsillo todo.
    —Gracias, pero no tenemos nada que darles —dijo Temari un poco triste por ellas mientras nos miraban contentas.
    —Tranquila jovencita, no queremos nada solo lo hacíamos para que cambiara un poco la cara de ese joven —comentó la vieja riéndose, como Santa Claus seguro; refiriéndose a mí y me asustó un poco su risa era escalofriante y me la quede mirando sin darme cuenta hasta que Temari me dio un fuerte golpe con el codo en mi tripa para que reaccionase un poco y tuve que decir “gracias”.
    Nos despedimos de ellas y le dije a Temari lo de la risa de la vieja por lo que se empezó a reír de mi comentario mientras yo solo bufaba y esperaba que estuviese cerca ya el pueblo ese; pero debí hablar demasiado alto porque al momento ya se empezaban a ver algunas casas de aquel pueblo y Temari me dejo hay solo pues ella empezó a correr al ver a Shikamaru descansando sobre de un árbol bastante grande. Ella se sentó a su lado sin que se diese cuenta y puso su cabeza en su pecho, él al notar a alguien abrió los ojos lentamente, vamos como si pesasen una tonelada y supongo que vio la cabellera rubia mientras yo me acercaba a ellos porque ya que había ido no me voy a ir sin hablar con él.
    —Temari…, problemática —comentó el pelinegro como no con su palabra favorita mientras sentaba mejor aunque Temari no se despegaba de él ni un centímetro y me saludo con la mano pues la boca que digamos la tenía… algo ocupada.
    —Gracias por acompañarme —me dijo la rubia algo sonrojada separándose de la cara de su querido novio. Y para joder un ratito me senté con ellos, para hablar y ella lo notó y volvió a mandarme miradas fulminantes o con la cabeza me decía que me fuese aunque Shikamaru sabía lo que me decía su novia con la mirada le gustaba como se ponía pues sonreía levemente.
    Así pasaron otras dos horas y ya decidí irme para casa no me apetecía molestarles más y hice el mismo camino de vuelta a mi casa, estaba cansando ya al menos no tenía hambre porque Shikamaru nos invitó a comer con él y sus padres; fue un momento bastante incómodo para Temari se notaba a kilómetros. Al llegar estaba muerto así decidí pasar primero por mi casa para ver si Mangetsu, mi hermano; estaba allí y luego pasaría por el hospital para ver a Karin.
    —¿Mangetsu?¿Estas en casa? —pregunté abriendo la puerta con mis llaves pero no recibí ninguna respuesta y me extrañe a esta hora creo que salía de trabajar.
    Pase el largo pasillo adornado con fotos de mis padres con Mangetsu y yo, antes del accidente pero no me apetece hablar de ello; fotos con mis amigos, de los amigos de Mangetsu, también había algún cuadro, algún espejo pequeño que no servía para mucho pero quedaba bien y una copa mía de primer puesto en una carrera de natación; entré a la cocina y no había nadie ni mi cena estaba en la mesa, pase por su habitación y exactamente igual que la cocina, no había nadie. Por lo que encendí la luz del salón para ver la tele, hasta que llegase.
    —Suigetsu por fin has llegado —dijo Mangetsu contento mientras estaban algunos de mis amigos y amigas mirando igual que él, bueno todos menos la parejita feliz; yo no tenía ni idea que hacían aquí y me puse a pensar.
    —¿Había una fiesta de cumpleaños en mi casa y se me había olvidado? —pregunté extrañado haciendo que todos suspirasen o rodasen los ojos y de repente todos se separaron y pude ver a Karin, despierta; me quedé en shock, no lo podía creer y Kiba, uno de mis amigos que tiene el pelo marrón y los ojos negros me empujó hacia Karin y casi me caí pero no, menos mal; pero eso no fue lo peor sino que toda la gente que había en la habitación empezó a salir para dejarnos solos y todos salían con una sonrisa pícara.
    —Hola…¿Cuándo despertaste? —pregunté tímidamente y nervioso, sí muy raro en mí.
    —Hola, pues hoy por la mañana sobre las ocho o así de la mañana; te iba… digo tu hermano te iba a avisar pero llegaron las chicas querían que fuese una sorpresa así que cuando me revisaron para ver si ya estaba mejor, tu hermano llevó a tu casa —me explicó Karin también algo nerviosa.
    —Oye Karin y… ¿Podías escuchar cuando estaba en coma a la gente hablar? —la pregunté de nuevo pero ya normal y ella me asintió por lo que me quedé de nuevo paralizado no sabía qué hacer, ella se veía intranquila y parecía querer irse en cualquier momento, pero reaccioné — ¿No me vas a decir nada?
    —¿Qué quieres que te diga payaso? —preguntó arrogantemente Karin mientras la miraba seria.
    [Narra Kiba(desde otra ventana abierta con los demás)]
    No me lo puedo creer con lo bien que iban y la han cagado aquí empieza otra discursión, y menos mal que no es mi casa porque anda que no hay cosas allí con las que se pueden matar; si yo fuese Mangetsu me despediría de algunas cosas solo por seguridad. ¿Cómo pueden cambiar de estar nerviosos como antes a llevarse tan mal?
    Bueno yo me voy a alejar un poquito por si acaso vuelan más cosas de la cuenta que no me apetece acabar en el hospital por su culpa y me da igual no escuchar lo que dicen prefiero sobrevivir.
    [Narra Karin]
    —¡Mira payaso ya me tienes harta! —grité ya molesta de tener que soportarle un momento más — ¡No sé porque me habían dicho que estabas destrozado si se ve que estabas mejor sin mí!
    —¡Pues sí! —afirmo Suigetsu igual de enfadado que yo por lo que decidí que yo ya no pintaba nada allí y para discutir me voy a mi casa a escuchar música y relajarme de tanta tontería. Abrí la puerta y lo miré, me pareció que se le estaban escapando algunas lágrimas, no me importaba si siente mal que no me hubiese hablado así; pero había algo que no me dejaba ir, no podía dejarle así me dolía más verle así que cuando estaba en el hospital —Karin… no te vallas
    Él se sentó en el sofá que había en el salón, mientras se secaba las pocas lágrimas que había derramado y miró hacia la puerta en la que yo estaba parada con la mano sobre la manilla para ver si le hacía caso; así era me estaba acercando a él y me senté a su lado. Parecía que no podía hablar o que no quería pero alguna parte de mí lo entendió y no me fui, empezó a apretar los puños como si estuviese enfadado conmigo y es cierto la culpa la tenía yo, yo empecé hablándole mal.
    —Suigetsu… —dije para que me mirase esto no era normal en mí pero necesitaba disculparme con él o me sentiría fatal por verle así pero cuando me miró se empezó a acercarse a mí no pude evitar ponerme algo roja pero no podía parame, no quería.
    Pasó un momento los dos cerramos los ojos yo por lo menos para no ponerme más roja de lo que ya estaba al verle y nuestros labios se juntaron, al poco rato cuando nos separamos por la falta de respiración e íbamos a besarnos otra vez pero antes de que eso pasase algo nos paro pues en la calle se oía un ohh… que hizo que ambos abriésemos los ojos de golpe además de separarnos bruscamente, y Suigetsu se enfado pero antes de que les dijese nada a ellos, le paré con la mano y señale unos objetos y él asintió contento.
    —Ohh… —dijimos a la vez alegres mientras empezábamos a lanzar todo lo que pillábamos por la ventana haciendo que los otros salieran corriendo de allí.
    —¡Cuidado! —se oía gritar a Mangetsu para avisar a los demás —lo vais a pagar vosotros ¿Eh? —comentó mientras no parábamos de reírnos y lanzar cosas.
    —Sabía que iban a salir cosas volando, ¡Es qué lo sabía! —gritaba Kiba andando hacia otro lado riéndose por lo que les estaba pasando a sus amigos a sus amigos.
    Al cabo de los días empezamos a salir, pero aunque creías que el amor cambia a una persona no lo creas de todos porque nos seguimos tratando igual pero los insultos ya no nos afectan tanto como antes, vale puede que enamorarse puede cambiar una persona pero solo un poco, y como ayudé a Suigetsu con las notas el problemilla de los objetos rotos se ha solucionado y nos lo ha perdonado menos mal porque rompimos en una lámpara, unos jarrones bueno más cosas pero no quiero que nos digan otra vez que nos pasamos de raya y lo único que sobrevivió fueron unos viejos libros. Lo único que no ha cambiado ha sido que odiaba que de pequeña me dijesen “mi novio…” no me gusta decirlo, no me suena nada bien y cuando me lo dice me enfado mucho aunque a la mayoría de las chicas hace que se pongan contentas por llamarlo novio a su personita
    especial.
    Bueno espero que os haya gustado, supongo que hay gente que al ver que era un SuiKa no lo habrá leído pero espero que lo hayáis disfrutado Sayo~
    ¿Os ha gustado?
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  2.  
    Inaru Uchiha

    Inaru Uchiha Entusiasta

    Géminis
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    Pluma de
    Escritora
    hola.. priemro gracias por recomendarme tu historia
    ¿Os ha gustado?
    Me a encantado mucho me gutaron las parejas que pusiste aqui, aunque un poco triste la historia me a gustado mucho =).
    ¿Parte favorita?
    claro que el final siempre es el momento esperado y mas si es feliz, bueno es raro el final triste jejejej ..​
    ¿Errores o críticas?
    uno que otro error ortografico pero todos los tenemos =)
    Avísame cuando subas la continuación.
    Atte: Inaru♥
     
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  3.  
    Nao Kon

    Nao Kon Iniciado

    Leo
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    Pluma de
    Escritora
    Ohayo, gracias por invitarme a leer tu fic, me encantó. No es común ver un SuiKa por cualquier foro n.n

    ¿Os ha gustado? Por supuesto, es un fic muy emotivo y con una gran moraleja o por lo menos a mí me parece que la tiene en cuanto a lo que le sucedió a Karin con eso de morir y volver xD

    ¿Parte favorita? Me pareció muy triste cuando Sakura le cuenta su historia a Karin y que Sasuke se haya casado con otra T.T pero me gustó porque gracias a eso se decidió a aceptar sus sentimientos por Suigetsu :)

    ¿Errores o críticas? En algunas partes como al principio te comiste algunas letras "Me senté un banco de madera muy bien cuidado" te faltó "en" y "mi pantalón coto vaquero azul" te comiste la "r "
     
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  4.  
    Jey Vi

    Jey Vi Iniciado

    Escorpión
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    Pluma de
    Escritora
    hola y gracias por invitarme a leer...
    y sobre tu historia me gusto mucho, en especial la primera parte como lo narra karin
    espero que saques la conti pronto...:rolleyes:
     
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