Contenido oculto Este relato forma parte de una tabla en la que hay otros dos relatos relacionados. Podéis leer los demás si queréis, tienen relación pero no es imprescindible leerlos todos para comprenderlos. Estos son los otros relatos relacionados: Drabble - Fanfic - Un merecido descanso Drabble - Fanfic - Alohomora El dichoso Duende de Cornualles Releyó una vez más aquella carta de su antigua profesora de herbología, la profesora Sprout y Neville luchó porque las lágrimas no se le saltasen. Recordó tiempos, que aunque no fueron los mejores habían sido realmente mágicos para él y pensó en que sería genial volver a ellos. Habían perdido tanto, había ganado tanto, pero lo sacrificaría todo para que gente que realmente valoraba volviese. —¡Neville cariño! ¡El loco de tu padre ha vuelto a traer un bicho a casa! ¡Dile que ya no es auror! ¡Que no tiene que encargarse de la seguridad de nadie! —Te he dicho mil y una veces que no llames así a mi padre, Hannah. Sabes que él no está loco. Su linda esposa resopló profundamente y haciendo un gesto de exasperación con los ojos salió de la habitación y Neville escuchó como bajaba las escaleras. Había traído a sus padres San Mungo hacía cosa de dos meses y Hannah no paraba de reprochárselo, ella sabía su historia, pero no entendía que él quería tenerlos allí, porque nunca pudo disfrutar de ellos, por muy disparatada que fuese la idea, ella tenía que apoyarle, le amaba y eso debía bastar. Bajó y lo vio en el salón, a su padre, Frank Longbottom con una jaula en la que llevaba lo que parecía un Duende de Cornualles. ¡Tenía que ser justamente esa criatura! —Padre, ¿De dónde has sacado eso? ¿No ves que es muy molesto? Tendremos que entregárselo en el ministerio. —Yo trabajo allí, yo puedo contenerlo —dijo su padre con la vista perdida, sin ni siquiera ser capaz de mirar a su propio hijo—, este bichejo estaba molestando a unos muggles, he tenido que borrarles la memoria. Esta última afirmación preocupó bastante a Neville, el cual dudaba bastante de la habilidad de sus padres con la magia después de lo que les había ocurrido. Tendría que ver realmente había hecho bien su trabajo o podrían verse envueltos en problemas. —Hoy tómate un descanso, yo me encargaré de él, ¿vale? —Ten, hijo. —No deberías alimentar sus fantasías —le sususrró Hannah al oído, para que nadie más fuese capaz de escucharla. Aquello molestó a Neville bastante. —Mañana mismo me voy a Hogwarts, Hannah —anunció con una sonrisa radiante. —¿Tan pronto? ¿Pero no quedaban tres días? —¿Tres días? ¡Para nada! He adelantado mi ida para poder ponerme al día con el temario de este año, han descubierto algunas facultades herbológicas nuevas que tengo que ver a fondo para poder enseñárselo a los niños. —Pero... ¿Y tus padres? —Ah, eso. Se quedan a tu cargo mi querida Hannah, yo vendré a verlos en mis ratos libres. Neville saboreó con maldad la cara de disgusto que había puesto Hannah y supo que había hecho lo correcto. Si no quería entender a sus padres por las buenas, lo haría por las malas. —Ah y me llevo el duende, quizás sea una buena mascota. —¿Una mascota hijo? Esos bichos son muy traicioneros —dijo su padre. —Puede. Pero tendría una oportunidad.
Neville es la persona con mejor corazón que conozco. Quizás por su propia historia, o por su forma de ser. Pero es del tipo de personas, que su bondad es completamente genuina. :3
Este comentario va por los tres fics, así no me enrollo tres veces. Neville Longbottom es un personaje tan bueno, leal y torpe que siempre resulta adorable (salvo la parte de dejarle sus padres a Hannah pobre, es mucha responsabilidad). Bien sabe él lo que es tener a gente engañándolo y riéndose de él, y odiaba cuando veía eso. Pero que al final se hiciera profesor de herbología era lo mejor. Aunque nunca me convenció lo de que se casara con Hannah, si soy sincera. En fin, muy bonitos, me encanta este personaje.
