One-shot de Naruto - Destiny

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por Lady Akari, 10 Octubre 2012.

  1.  
    Lady Akari

    Lady Akari Iniciado

    Libra
    Miembro desde:
    25 Noviembre 2011
    Mensajes:
    33
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Destiny
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    1315
    Titulo: Destiny.
    Hecho por: Lady Akari
    Género: Romance.

    Resumen: Cuando dos personas están destinadas a estar juntas, no hay poder que pueda separarlas, eso es lo que se conoce como… Destino. Un lazo tan indestructible, que nada tiene que ver con la monótona casualidad.

    Disclaimer: Todos los personajes de Naruto le pertenecen a Masashi Kishimoto.





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    “El amor, es como el viento que se cruza de repente… no se ve ni se toca, pero existe y se siente”.
    (Anónimo).
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    Capitulo 1°- “Casualidad”.



    Miró por milésima vez la brillante pantalla que se encontraba delante de él, observando que finalmente había llegado el momento de ir al camellón de abordaje. Sujetó su equipaje y se puso en marcha. Giró su cabeza hasta dar con el fastidioso sonido de su móvil que insistente resonaba dentro del bolsillo de su pantalón, dibujándose sobre sus labios una sonrisa sínica al ver el nombre que se plasmaba sobre el cristal. No tomó la llamada, el solo pensar en escuchar esa melosa voz pidiéndole una segunda oportunidad mandaban al demonio el buen humor con el que había despertado esa mañana.




    -¡Discúlpame!.- Escuchó decir en la lejanía a esa personita que presurosa corría por los pasillos del aeropuerto mientras se terminaba de colocar los vistosos auriculares de color morado. La misma que accidentalmente había tropezado con él, desperdigando sus pertenencias por los alrededores.




    -Tonta...- Susurró por lo bajo al tiempo en que se inclinaba a tomar del suelo, el colgante en forma de nota musical que en el percance entre ambos, esa torpe chica había dejado caer. La vislumbró en la distancia tararear alegremente la canción que llegada hasta sus oídos, decidiendo por una extraña razón, conservar la cadena que casualmente había dado a parar a sus manos.

    __________

    -Un té helado, por favor.- Pidió a la joven detrás del mostrador de la cafetería del aeropuerto, justo antes de tomar asiento en uno de los tantos sillones mientras disfrutaba de su fría bebida y aguardaba a que su hermano finalmente hiciera acto de presencia y la llevara a casa después de tres largos años de estudiar fuera de Tokio. Suspiró con nostalgia, sin duda había sido demasiado duro estar alejada de su hogar, de sus amigos y de su querida familia, pero ahora que su preparación había concluido, era momento de echar raíces.




    -¡Perfecto!.- Sonrió emocionada al leer el mensaje de texto de su hermano, avisándole que había llegado por ella. Tomó su equipaje y guitarra y después de pagar la cuenta se retiró del lugar.




    Avanzó entre los demás pasajeros que transitaban por los corredores, ignorando olímpicamente las quejas de las personas que tras su urgencia habían recibido uno que otro empujón por parte de ella. Estaba por virar en el último de los pasillos que la llevaría directo hasta la salida, cuando un gran cuerpo golpeó directo contra su persona, haciéndola caer pesadamente con su vaso de té adornando su cabeza.




    -Eso te pasa por no fijarte, torpe.- Escuchó decir en tono arrogante y fastidioso desde el otro lado.




    Subió la mirada hasta encontrarse de frente con ese par de ojos azabaches que en ese segundo la observaban despectivamente. Su sangre circuló furiosa, viéndose en la necesidad de contraer sus puños para no darle su merecido a ese idiota narcisista que parecía disfrutar burlarse de ella.




    -Agradece que no te cobre recargó por estropear mi traje.- Soltó irritado sacudiendo las pequeñas gotas que apenas y habían alcanzado a tocar su ropas.




    -Eres un…- Ni siquiera terminó de maldecir a ese sujeto cuando ya se estaba retirando, dejándola a su completa suerte y cubierta de té de jazmín de los pies a la cabeza.




    -¿Hinata?.- Preguntó un alto joven que con curiosidad se había acercado hasta ella, retirando el vaso que descansaba sobre su cabeza, haciendo que el poco contenido del recipiente terminara de mojar su cabello.- Ops, no fue mi intención.-




    -Olvídalo, ¿quieres ayudarme?.-




    -Oh, claro.- Ofreció su mano y le ayudo a ponerse de pie.- Que sucedió, ¿Por qué estas así?.- Le cuestionó a su hermana mientras avanzaban con la atenta mirada de las otras personas sobre sus espaldas, algo que era realmente inevitable estando Hinata cubierta de té helado, con la ropa húmeda y el cabello hecho un reverendo desastre.




    -No quiero hablar sobre eso, Neji.- Finiquitó decidida a ya no hablar más sobre el asunto.




    -Está bien, como quieras.- El sonido de su móvil detuvo los pasos de ambos hermanos, siendo Neji quien cogiera su aparato para contestar la señal de llamada.- ¿!En serio!?, perfecto en quince minutos nos encontraremos en la oficina.- Cortó la comunicación y se giró a ver a su hermana, quien al ver esa mirada suplicante, supo al instante lo que iba a pedirle.




    -Solo deja que me cambie de ropa y así podemos ir.- Respondió sujetando su maleta camino al baño más cercano para vestirse.


    __________


    El edificio era enorme, lleno de personas que entraban y salían de puertas diversas. Recorrió con la vista el lugar, sin duda los dueños eran gente de dinero, el lujo desmedido era demasiado evidente como para pensar algo que fuese lo contrario.




    -Apaga tus auriculares, a Nii-san le molesta todo lo referente a la música.- Le aconsejó el Hyuga al tiempo que caminaban rumbo a los elevadores.




    -¿Que ser odia la música?, seguramente tu Nii-san es un amargado.- Respondió la ojiperla, retirándose el vistoso aparato de los oídos.




    Esperaron a que la secretaria les indicara el poder acceder a la oficina, viendo como las grandes puertas de cristal se abrían de par en par permitiéndoles entrar.




    -¡Nii-san, no puedo creer que estés finalmente aquí!.- Oyó decir a su hermano, abrazando a ese sujeto que se ocultaba bajo su regazo, impidiéndole ver de quien se trataba.




    -Para mí también fue una sorpresa regresar a Tokio, Neji.- Confesó al chico.- Y ¿quién es ella?.- Preguntó al joven al ver la mediana silueta escondida tras su espalda.




    -Cierto, no te la he presentado, Nii-san… ella es mi hermana, Hyuga Hinata.- Presentó a la pelinegra, tomándola de los hombros y haciéndola girar hasta posicionarle frente al dueño de todas esas prestigiosas oficinas, analizando detalladamente esos indiferentes ojos.- El es uno de mis mejores amigos… Sasuke Uchiha.- Su vista permaneció quieta sobre los audífonos que colgaban de su cuello, pareciéndole cada vez más y más familiares.




    El instante en que el frío té mojaba cada rincón de su cuerpo mientras era el blanco de las miradas curiosas e indiscretas llegaron hasta ella. El segundo en que esa chica de auriculares moradas choco con él haciendo que sus pertenencias recorrieran los pisos del aeropuerto flasho su mente.




    -¡Eres tú!.- Gritaron ambos al unisonó señalándose con el dedo índice, llamando así la atención de Neji que no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.




    -¡Eres la chica torpe!.- Le dijo Sasuke.




    -¡Eres ese idiota narcisista!.- Contestó molesta Hinata.




    No había sido una, ni dos, si no tres veces las que en menos de veinticuatro horas se había encontrado con ese arrogante y soberbio tipo. Resopló cada vez con más ira, ahora no le cabía la menor duda, su encuentro con ese chico era toda una terrible… terrible casualidad.






    Continuara…
     
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    Lady Akari

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    Mensajes:
    33
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Destiny
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2783
    Capítulo 2°-
    "Dropping Rain".



    La amplia habitación se hundió en un silencio funesto durante largos segundos, tiempo que a Neji le pareció eterno estando él en medio de aquel par de chicos que a pesar de no mover uno solo de sus músculos, se enfrentaban duramente con el simple peso de sus enfadadas miradas sobre el otro.

    -¿Cómo que idiota narcisista?.- Reclamó Sasuke, dando un paso al frente de forma involuntaria, decidido a encararla. Se sentía molesto, mucho más que en el instante en que logró reconocer a la dueña de esos ridículos auriculares morados.

    -Esa es la realidad así que acéptala.- Contraatacó Hinata caminando de igual manera hacía adelante.

    -¡Quieren calmarse los dos!.- Intervino el Hyuga antes de que las cosas entre su Niisa y su hermana se complicaran catastróficamente.

    -Es tú culpa por no saber escoger a la gente con la que te relacionas, Neji.- Le dijo cruzándose de brazos, mientras se colocaba los audífonos, dispuesta a prestar su entera atención a algo que fuese realmente importante… la música.

    -En verdad lo siento, Sasuke.- Se disculpó el castaño por la actitud tan agresiva de su hermana.- Es extraño, ella nunca se comporta así.- Aclaró el chico viendo a Hinata dar vueltas por los alrededores con el par de auriculares puestos a todo volumen. Suspiró con derrota, ya que era evidente que los había encendido intencionalmente ahora que conocía el agrado tan remoto que el Uchiha le profesaba a la música.

    -Olvídalo.- Finiquitó con tono serio todo lo acontecido minutos atrás. Avanzó rumbo al escritorio, tomando entre sus manos uno de los tantos folders que descansaban sobre la superficie de cristal.- Este es el proyecto del que te platique, me gustaría que lo revisaras y me dijeras si su viabilidad es tan conveniente como lo describen.- Le explicó haciéndole entrega de todas los papeles importantes.

    -Por supuesto, en menos de cinco días te puedo dar una respuesta.- Dijo Neji una vez echara un simple vistazo a la repleta y pesada carpeta.

    -Lo necesito para pasado mañana.- Le dio a conocer Sasuke, consiente que su amigo contaba con la capacidad suficiente para entregar el trabajo en el lapso de tiempo que él solicitaba.- Sin excusas, sin pretextos… tienes solo dos días empezando desde hoy.- Enfatizó al ver el semblante confundido de Hyuga.

    -Pero Sasuke, lo que me pides es prácticamente imposible.-

    -Pero no lo es y si tan complicado te resulta, puedo contratar a otra persona que acepte hacer el trabajo que tú no puedes.- Lanzó fríamente mientras tomaba el lugar asignado al presidente de esa prestigiosa empresa.

    -En dos días tendrás lo que me pides.-

    -Eso espero.- Agregó el ojionix, observando disimuladamente a esa chica que tanto caos le había ocasionado por un solo día.

    Ligeramente se movía con el compás de la melodía que llegaba hasta sus oídos, dejando que sus labios se movieran conforme la letra de la canción transcurría. Analizó a detalle cada una de sus facciones, todas ellas opuestas a las que hacía con el sencillo hecho de tenerlo a metros de distancia. No solo era una chica torpe, sino también extraña. Sonrió ante esa idea sin siquiera percatarse de sus actos o de lo que su cuerpo hacía por propia voluntad, borrando aquella mueca que tan escasa era de ver en su rostro al escuchar nuevamente las quejas que le dirigía la azabache.

    -¿Se puede saber que tanto me miras?.- Preguntó curiosa la menor de los Hyuga al recabar en ese exceso de atención que el Niisan de su hermano mantenía sobre ella.

    -Como si pudiese haber en tú persona algo interesante que mirar.- Soltó ásperamente, regresando su atención a la torre de pendientes que tenía para antes de la hora de comer.

    -Nosotros nos retiramos, nos veremos en dos días.- Hizo una reverencia y salió en compañía de su hermana.

    Solo cuando la puerta de su oficina se cerró de nuevo, fue que pudo sacar aquel colgante de la oscuridad de donde se mantuvo preso por tantas horas, justo después de que la hermana de Neji lo dejara caer en los pasillos del aeropuerto dejándolo en su poder. Reclinó su cuerpo sobre el cómodo respaldo de piel, posicionando la cadena sobre su rostro, permitiendo así, que la bien definida nota de Sol en color oro, tintineara gracias a los débiles rayos de luz que traspasaban los enormes ventanales de cristal.

    -Chiquilla torpe.- Rió con tranquilidad, al tiempo que la imagen de la Hyuga bailando y tarareando al ritmo de la música llegaba hasta él, nublando por entero sus pensamientos con la esencia de aquella chica de cálidos y brillantes ojos perlados.

    -Neji, ¿estás seguro que puedes recibir a ese idiota narcisista en estas condiciones?.- Cuestionó preocupada la joven mientras veía con angustia como los grados que marcaba el termómetro seguía en el número 39.

    -Ya te dije que estoy bien.- Mintió el Hyuga, presintiendo que su cuerpo terminaría por colapsar de dolor y fatiga. Regresó su vista hasta su hermana, esforzándose por demostrarle en todo momento que su condición no era nada que no pudiese controlar.- Además, hoy se cumplen los dos días de plazo para entregar el trabajo, demasiado penoso es saber que Sasuke vendrá por él debido a mi resfriado.- Recibió irritado el puñado de pastillas y capsulas que el doctor le había recetado la noche anterior.

    -Eso es lo menos que ese narcisista podría hacer por ti, se supone que eres su amigo y te trata peor que a un esclavo, no sé cómo lo toleras.- Habló enfadada con solo recordar a ese tipo y la forma en la que había tratado a su hermano la última vez.

    -Sasuke, no es esa clase de persona.- Le dijo con seriedad Neji, despertando en ella una diminuta llamarada de curiosidad, haciéndole creer que el castaño estaba al tanto de un secreto que ella obviamente ignoraba.- Cuando lo conozcas mejor, lo entenderás.-

    -Con lo que se dé él hasta ahora es más que suficiente.- Se puso de pie y camino hacia la puerta.- Si me necesitas estaré practicando.-

    -Lamento haberte hecho venir personalmente.- Se disculpó Neji, aguantando un estornudo mientras le daba espacio para entrar en su hogar.

    -Eso no importa.- Respondió el Uchiha tomando asiento sobre uno de los muebles de la sala de estar.

    -Enseguida traeré los papeles del proyecto.- Informó el chico antes de dejarlo completamente solo.

    El sonido de la guitarra cubrió los alrededores de la casa, extendiendo su relajante y melancólica melodía por cada rincón. Intrigado por la canción que resonaba por el lugar, se puso de pie, sirviéndose de esa suave voz como guía para terminar de localizar el sitio de donde provenía la música. Avanzó con cuidado de no ser descubierto, sintiendo como esa oleada de ansiedad se propagaba con mayor intensidad conforme aminoraba la distancia. Después de algunos minutos llegó hasta una habitación, tal vez la más apartada y solitaria de toda la casa. Se acercó cada vez más y más, deseando conocer a la persona que se escondía tras esa angelical voz.

    -Hinata…- Murmuró con incredulidad el nombre de la hermana de su mejor amigo, la misma chica torpe y descuidada que había estado rondando su cabeza los últimos días. Totalmente atrapado por la atmosfera que la joven creaba con su interpretación, la admiró en todo momento, a cada instante, memorizando cada gesto y reacción suya. Tragó con pesadez, deseando que sus pulmones se pusieran de nuevo en marcha y empezaran a trabajar como era debido. Dirigió su mirada hasta ella, observando esa pequeña y cristalina lágrima que tras concluir la pieza había deslizado por su mejilla.

    Llevó una mano hasta su pecho percibiendo todos y cada uno de los latidos que retumbaban sin detenerse, haciendo que la sangre palpitara frenética en el interior de sus venas. Abrió los ojos perturbado, recordando que ese mismo estado lo había experimentado hace poco más de cuatro años atrás… cuando había sido realmente feliz por el simple hecho de tener a esa persona a su lado.Cerró la palma de su mano sobre ese sitio que no dejaba de latir, desechando esa alocada idea casi tan rápido como la había pensado.

    -Esto no puede estar pasándome… no con ella, no con esa torpe.-

    Se alejó silencioso, sin levantar alguna sospecha de su presencia en la habitación o del hecho de haber espiado a la joven guitarrista por largos minutos, tiempo suficiente para debatir internamente las razones que lo llevaban a actuar de aquella forma tan fuera de lugar. Detuvo sus pasos al vislumbrar como la Hyuga anotaba sus correcciones en esa libreta de música que descansaba a su lado. Bajó la vista negándose a seguir mirándola… definitivamente no lo aceptaría, jamás reconocería lo que por breves segundos esa chica torpe despertó en él.

    -Por fin te encuentro, Niisan.- Escuchó decir a Neji una vez llegara al espacio de la estancia.- ¿Sucede algo?, luces inquieto.- Le hiso ver el evidente estado en el que se encontraba, recibiendo solamente el movimiento negativo por parte de su cabeza restándole así importancia al asunto.- Aquí están los papeles.- Entregó la pesada carpeta en las manos del pelinegro.

    -¿Y bien?.- Preguntó el Uchiha.

    -De acuerdo a los análisis y proyecciones que realice, este proyecto te puede hacer ganar una gran fortuna si lo manejas astutamente.- Explicó animosamente el castaño.

    -Perfecto, en ese caso quiero que hagas los trámites necesarios para iniciar de inmediato.- Le dijo mientras se dirigía rumbo a la puerta.

    -Así lo hare.-

    -Llámame cuando tengas todo preparado.- Subió a su auto con la intención de retirarse.

    Estaba por arrancar el motor cuando la imagen de esa Hyuga cantando y tocando aquella canción resurgieron con fuerza dentro de su mente.

    -Neji…- Llamó al joven.

    -Dime...-

    -Nunca más vuelvas a pedirme venir a tú casa, ¿entendiste?.- Informó de manera directa y sorpresiva.

    -Cla-claro, Niisan.- Respondió confuso por las palabras de Sasuke, ignorando que su comportamiento se debía a lo que había visto minutos atrás en la habitación más recóndita de su casa.


    Entró presuroso al penthouse, deshaciendo a jalones los nudos de la delicada corbata de seda que rodeaba su cuello y la cual amenazaba con asfixiarlo si no se liberaba de ella. Arrojó con brusquedad su saco a algún rincón del mueble en compañía de su portafolio, no deseando saber nada relacionado con asuntos de trabajo. Sencillamente quería tomar algo que tranquilizara de nueva cuenta a sus sentidos, que despejara su mente y que borrara de su cabeza la voz y rostro de la ojiluna.

    Caminó hasta el minibar y se sirvió una copa de la bebida más fuerte que pudo encontrar. Dio un gran sorbo de licor, no importándole el hecho de tener que ir a trabajar a primera hora el día siguiente. Recorrió los pasillos del departamento, avanzando con torpeza debido al rápido efecto del alcohol viajando por sus venas. Se detuvo justo frente a una puerta, ese pequeño y solitario espacio que no había sido visitado en casi cuatro años. Recargó su cuerpo sobre la superficie de madera, acariciando con una de sus manos sus lisos contornos. Giró la metálica perilla, escuchando el áspero sonido del metal golpear la cerradura. El aroma húmedo y polvoriento lleno sus fosas nasales, al tiempo en que retiraba las delicadas capas de telarañas. Contempló los alrededores cambiados por el transcurrir de los años, pareciéndole oír sus risas atrapadas en aquellas paredes. Sujetó el marco que descansaba sobre la mesa de noche, observando a esas dos personas plasmadas en el papel fotográfico. En ella él se mostraba radiante, sonriente y feliz, feliz por tenerla a su lado… por creer estúpidamente que así continuarían las cosas aun si el tiempo desearía lo contrario.

    -¿Qué habría pasado con nosotros si no te hubieses marchado?.- Le cuestionó dolido a la hermosa y alegre joven que posaba consigo en la imagen, permitiendo ver el bello anillo de compromiso adornar su mano.

    Rebuscó desesperada entre sus pertenencias, moviendo y quitando cosas, prendas y accesorios diversos. Buscó en cada cajón, bajo la cama e inclusive reviso los cestos de basura pero no aparecía, simplemente su colgante en forma de nota de Sol había desaparecido mágicamente.

    -¡Donde, donde lo puse¡.- Intentó hallar una respuesta pero nada, estaba segura que esa cadena no había salido y mucho menos entrado a su casa después de haber llegado a Tokio.- Se que la tenía puesta cuando…-Se detuvo de inmediato al encontrar al posible culpable… por supuesto, porque no lo había pensado antes, tenía que ser ese idiota narcisista… quien más que él.

    Estaba molesta, su mirada fulgurante en ira extrema la podía delatar a kilómetros. Se hizo camino por las oficinas, importándole un reverendo comino los alegatos de esa tonta mujer que trataba de impedirle el acceso.

    -Devuélvemelo.- Exigió aun furiosa apenas y pusiera el primer pie en la oficina de ese prepotente Uchiha.

    -Lo lamento señor, pero esta señorita es imposible.- Se disculpó la secretaria.

    -Está bien, déjanos solos.- Ordenó Sasuke con seriedad, tomando la iniciativa una vez las puertas se cerraran.- ¿Se puede saber quién diablos te ha dado el derecho de irrumpir en mi oficina?, por si aun lo ignoras, déjame decirte que a diferencia tuya, a vemos personas que sí trabajamos.- Descargó su inconformidad con mirada retadora.

    -Me iré una vez me lo regreses.- Dijo de nueva cuenta la peliazul.

    -Yo no tengo nada tuyo.-

    -Mi colgante en forma de nota de Sol, ¡Regrésamelo ahora!.- Pidió Hinata mientras dejaba caer duramente sus manos sobre el escritorio.

    -No tengo idea de lo que hablas, así que márchate.- Mintió al tiempo en que le señalaba la puerta.

    -¡Se que tú lo tienes!.- Insistió perdiendo la paciencia.

    -Me gustaría continuar perdiendo mi tiempo contigo pero tengo demasiados pendientes, así que piérdete quieres.- Le dijo con sorna e indiferencia marcada.

    -Esto no termina aquí, te lo aseguro.- Advirtió dirigiéndose a la salida.

    -Por supuesto que esto no termina aquí.- Reafirmó el Uchiha sacando del bolsillo de su saco el colgante por el cual la ojiperla le exigía regresara. Observó la lluvia mojar los cristales de su ventanal y dirigió su vista hasta el paraguas que reposaba aun lado de su escritorio, dibujándose sobre sus labios una tenue sonrisa.

    -Perfecto.- Se dijo Hinata una vez abandonara el edificio y fuese recibida por las frías gotas de tormenta que caían sobre su cuerpo cubriéndola rápidamente de pies a cabeza.

    Esperó en la parada más cercana del autobús hasta que su transporte apareciera, sin embargo, la fuerte lluvia dificultaba el paso de vehículos de forma normal. Suspiró con cansancio, imaginando las largas horas que probablemente tendría que aguardar antes de que las calles estuviesen libres de agua.

    -No debí de haber salido de casa.- Abrazó sus piernas en busca de calor, intentando protegerse de la tormenta el mayor tiempo posible, aunque estaba consciente de que era inútil.

    Se colocó sus auriculares sobre los oídos, permitiendo que la música relajara y calmara su mal humor. Elevó una de sus manos en el aire, percatándose que las gotas de lluvia ya no la tocaban pese a que todo a sus alrededores seguía exactamente igual.

    -Veo con agrado que aun conservas los audífonos que te obsequie, Hinata.- Pronunció con satisfacción el chico que había protegido el cuerpo de la azabache con su paraguas.

    -Aun si-siguen siendo mis fa-favoritos.- Le confesó nerviosa mientras se ponía de pie, ayudada por el joven que aun sonreía por haberla podido ver otra vez desde que se fuera lejos de Japón.

    -Vamos, te acompaño a casa.- Se ofreció el chico tomando del hombro a Hinata para poder resguardarla de la gélida lluvia.

    Ambos comenzaron a retirarse, ignorando al joven que tras ellos había presenciado todo lo acontecido. Contrajo con fuerza el paraguas que había llevado para la Hyuga desde su oficina, optando por soltarlo sobre uno de los tantos charcos y acumulos de agua del pavimento aun húmedo. Contempló a la pareja alejarse, sintiendo como esa extraña y desagradable sensación acrecentaba dentro de su pecho.

    -Soy un estúpido.- Se dijo a sí mismo el ojionix, girando sobre sus pasos con la clara intención de marcharse, al tiempo en que las frescas gotas de tormenta dejaban de caer aquella cálida mañana de verano.




    Continuara…
     
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    Lady Akari

    Lady Akari Iniciado

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    25 Noviembre 2011
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Destiny
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    3258
    Titulo: Destiny.

    Hecho por: Lady Akari.

    Género: Romance.

    Resumen: Cuando dos personas están destinadas a estar juntas, no hay poder que pueda separarlas, eso es lo que se conoce como… Destino. Un lazo tan indestructible, que nada tiene que ver con la monótona casualidad.

    Disclaimer: Todos los personajes de Naruto le pertenecen a Masashi Kishimoto.
    Destiny
    Capitulo 3°- "Not Just Friends".

    Caminaron tranquilamente, sin necesidad de decir alguna palabra de por medio que destruyera el momento por el que pasaban. La lluvia se había detenido hacía ya mucho tiempo atrás, sin embargo, eso no había impedido el que ambos siguiesen avanzando por las calles aun húmedas, usando aquel paraguas que el chico utilizó para refugiarla de la tormenta.

    Movió su cabeza con discreción, intentando observar a quien con paso suave y relajante avanzaba a su lado. Sonrió levemente al apreciar la expresión tan despreocupada que dejaba ver esa mirada de niño pequeño. Exhaló pesadamente el aire atrapado en sus pulmones, al tiempo en que posaba su atención en sus convers aun mojados por el agua y fango, provocando que su sonrisa tomara mayor amplitud sobre sus labios. Sin duda su sempai, aun continuaba siendo el mismo chico que había dejado de ver por tres años, aquel que le había enseñado a amar locamente la música, siendo Sai una de las razones por las cuales había decidido partir al extranjero, para prepararse y así poder ser ante sus ojos… sencillamente la mejor.

    Tocó sus auriculares de color morado, los mismos que protegía como un tesoro irremplazable, esos que anteriormente le pertenecían al joven y los cuales le había obsequiado el día que presenció el enorme potencial que adquiría con el solo hecho de tomar una guitarra entre sus manos.

    -Has cambiado mucho.- Alcanzó a escuchar la voz de Sai que la llamaba, trayéndola de golpe a la abrupta realidad. Tardó algunos segundos en reaccionar de ese mundo de recuerdos en el que se mantuvo prisionera, encontrando a esos penetrantes ojos azabaches contemplarla fijamente.- Has dejado de ser esa niña torpe y descuidada que irrumpía a hurtadillas en mí salón de música solo para escuchar mí clase.- Rió al recordar la silueta de Hinata varios años atrás, mientras procuraba ocultarse en el marco de la puerta.

    -Cuando me encontraba en el extranjero, recordar esos momentos fueron un valioso aliciente para resistir la lejanía.- Respondió la ojiluna con obvia melancolía, al tener en mente esos amargos y tristes momentos.

    -Estoy seguro que supiste aprovechar excepcionalmente tus estudios, aun a pesar de los años… continuas siendo mi mejor alumna.- Confesó Sai con una naturalidad escalofriante, lo suficiente para erizarle los vellos de la nuca y paralizarla firmemente sobre el duro asfalto.- Te eche mucho de menos, quizás más de lo que pudieras llegar a imaginarte, Hinata.-

    -Sempai…- Apenas y logró articular, sintiendo como el nerviosismo se centraba en su pecho, bloqueándole la entrada y salida de ese vital elemento que le ayudaba a respirar.

    -Será mejor que descanses, no me gustaría que pescaras un resfriado.- Le dijo a la chica que aun aturdida no podía sacar la voz que cobardemente había huido a lo más recóndito de su garganta.

    Permaneció estática como una estatua, contemplando como el joven, avanzaba hacia ella y colocaba la chaqueta que segundos antes había portado.

    -Esto servirá al menos por ahora.- Explicó con entusiasmo mientras frotaba los brazos de la Hyuga, intentando proporcionarle calor.- Vamos, es hora de que entres.-

    -Cla-claro, sempai.- Respondió aun inquieta por su prolongada cercanía.

    -Hinata….- Oyó decir su nombre con alegría, ocasionando que detuviera sus pasos para girarse y quedar de frente con el joven que la llamaba.

    Abrió los ojos totalmente sorprendida. Solo fueron unos segundos, solo un breve lapso en el que sus rostros permanecieron a milímetros de distancia.

    -Nos estaremos viendo.- Susurró muy cerca de su oído, justo antes de virar sobre sus talones y comenzar a emprender el camino que lo llevaría a su propio hogar. Levantó una mano en el aire, despidiéndose de Hinata, al tiempo que sus pies lo alejaban de su lado.

    Llevaba horas en la misma posición, sentado sobre el suelo alfombrado mientras su vista se perdía en las delicadas formas de ese peculiar colgante que sujetaba entre sus dedos. Su rostro enrojecido y frente sudorosa delataban el malestar tanto físico como mental por el que atravesaba. Pasó una mano por los contornos de su vestimenta, tocando la humedad persistente que aun se adhería a la tela. Una fuerte tos atravesó de lleno sus pulmones, contrayendo su cara en una mueca de dolor a causa del crujir que internamente amenazaba con desgarrarlo.

    -No permitiré que me afectes.- Le dijo a la cadena que danzaba en el aire.- Ya no más…- Finiquitó decidido, tomando la prenda y arrojándola lo más lejos que su carente estado le permitió, terminando así, toda posible continuación entre la Hyuga y él.

    -¡No pienso hacerlo!.- Contestó molesta de las órdenes que su hermano le pedía cumpliera ahora que se encontraba fuera de la ciudad, debido al nuevo proyecto que tenía en sus manos.

    -Te lo suplico, Hinata.- Insistió Neji por el otro lado de la línea telefónica.- Únicamente tienes que buscar la llave de repuesto que tengo en mi habitación.-

    -¡No lo voy a hacer!.- Enfrentó aguerrida en su posición.

    -Si no estuviese de viaje, no estaría pidiéndote este favor.- Agregó impaciente el joven mientras conducía por la carretera.

    -Creo que estas exagerando, ¿Qué cosa tan grave pudo haberle ocurrido?.-

    -Estoy preocupado por él, Hinata.- Escuchó decirle con tono de angustia.- He llamado a la oficina y la secretaria me dice que no se ha presentado en dos días, sin mencionar que tanto su móvil como el teléfono de su casa, están muertos.- Informó a su hermana lo que hasta ahora sabía sobre el Uchiha desde la última vez que había entablado conversación con él.

    -Descuida… lo hare así que deja de inquietarte.- Trató de convencerlo pese a que ella misma comenzaba a dudar de sus propias conjeturas.

    Abrió la cerradura con la tarjeta electrónica que su hermano guardaba en casos de emergencia. Registró los alrededores en busca de alguna pista o señal que le dijera sobre el estado de ese idiota narcisista o al menos su simple paradero, pero no había nada, todo estaba en absoluto orden y quietud. Vagó por los pacillos del fondo, animándose a buscar al chico en una de las tantas habitaciones que componían aquel esplendido departamento. Estaba por entrar a una de ellas cuando la furiosa voz del ojionix paralizaron todas y cada una de sus acciones.

    -¡No te atrevas a entrar ahí!.- Soltó colérico mientras recorría el tramo que le restaba en tan solo tres zancadas completas.- ¡Ni siquiera se te ocurra tocar esa puerta!.- Le gritó con ira, sujetándola rudamente del antebrazo derecho para alejarla de ese espacio tan valioso e importante para su persona.

    -¡Suéltame!.- Se liberó Hinata, alejándose a una distancia prudente del joven.

    -Qué demonios haces aquí.- Cuestionó aun en tono agresivo, observando como la azabache pasaba una y otra vez su mano por esa zona que rápidamente se empezaba a teñir de morado, resultado de su fuerza sobre esa delicada piel.

    -Neji estaba preocupado, solo por eso vine.- Le dijo mientras su atención recaía sobre esas mejillas pálidas y rostro ojeroso que el Uchiha portaba.- ¿Estás enfermo?.-

    -No te importa, así que lárgate.- Habló con fatiga, apoyándose de las paredes continuas para no tambalearse y caer.

    -Porque eres tan odioso, solo mírate, ni siquiera puedes estar de pie.- Alegó Hinata, acercándose hasta él, un tacto que de inmediato deshecho. Su aproximación lo perturbaba… toda ella lo inquietaba a un nivel que aun no podía comprender.

    -No necesito de tu lastima.- Contuvo la intensa tos, sujetándose una vez mas de la pared para no derrumbarse.- Apártate.- Resopló furioso, al ver como la chica lo tocaba para llevarlo a su respectiva habitación a descansar.

    -Me iré cuando te deje recostado.-

    -¡Te dije que no me tocaras!.- Lanzó desesperado, sintiéndose cada vez peor, desplomándose abruptamente ante la vista de la ojiperla, quien debido a su agarre, cayó de igual forma junto al chico con dirección directa al suelo.

    Ninguno de los dos dijo nada durante varios minutos, tiempo en donde solo el sonido de sus respiraciones descompensadas era percibibles.

    -¿Por qué estas tan nerviosa?.- Preguntó Sasuke levantando débilmente la cabeza, percibiendo la tibiez de ese otro cuerpo que descansaba bajo el suyo.- Me agradas más así… cuando no hablas.- Volvió a decir a solo un centímetro del rostro de Hinata, sonriendo levemente al percatarse en esas mejillas sonrojadas que ocasionaba él en ella.

    Estaba por decir algo, callando velozmente dentro de su cerebro. No podía estar pasando, el no podía ser el culpable de su estado.

    -Lo lamento…- Oyó decirle con cansancio extremo.- Lamento haber lastimado tú mano.- Fue lo último que dijo antes de dejar caer pesadamente su cabeza sobre la superficie de su hombro, sintiendo como la calidez de su inhalación confirmaban su inconsciencia.

    -¿Por qué mí corazón late tan intensamente?... ¿Por qué?.-

    Miró con curiosidad como las cristalinas gotas caían una a una desde el interior de esa bolsa suspendida en lo alto, justo antes de pasar por aquel pequeño conducto de plástico y entrar directamente al cuerpo del Uchiha que aun inconsciente, descansaba con serenidad sobre las cálidas mantas.

    -Es importante que consuma estos medicamentos cada ocho horas.- Aconsejó el médico que minutos atrás había llamado, haciéndole entrega de la receta de fármacos que tenía que hacerle consumir a ese idiota narcisista que tan preocupada la había mantenido por causa de su fuerte gripe y descompensación.

    -Muchas gracias por haber venido tan rápido, doctor.- Respondió la azabache, haciendo una reverencia en forma de retribución hacía aquel anciano y agradable hombre.

    -Descuide, solo cumplo con mi deber.- Sonrió amablemente mientras tomaba sus respectivas cosas y las guardaba de nueva cuenta dentro de su maletín.- Si llega a anotar cualquier cambio, por favor no dude en llamarme.- Comunicó haciéndose camino con rumbo a la puerta de salida.- En verdad este joven tuvo suerte de tenerla a su lado, de lo contrario créame que su salud hubiese corrido un grave peligro.- Dio unos ligeros golpes sobre el hombro de Hinata para captar su atención antes de retirarse.- Cuide bien de él y no olvide seguir todas las indicaciones pertinentes.-

    -Descuide, así lo hare doctor.- Se despidió la peliazul.

    Cerró la puerta una vez aquel hombre terminara de abandonar la habitación, liberando un pesado suspiró de ansiedad retenida, conforme recargaba de lleno su cuerpo sobre la superficie de madera. Movió su cabeza en dirección al chico que ajeno a todo lo que le rodeaba, continuaba durmiendo apaciblemente, alcanzando a percatarse en esas facciones tan serenas y relajadas que Sasuke exteriorizaba al estar bajo el efecto del sedante que le habían suministrado. Se acercó a la orilla de la cama, inclinando sus rodillas sobre el suelo alfombrado para así estar más próxima de ese indiferente, desagradable e idiota sujeto que le había robado el sueño por causa de su enfermedad.

    -A pesar de creerte un todopoderoso, realmente puedes ser derribado por una simple gripe como cualquier mortal, ¿lo sabías?.- Le recriminó en tono enfadado e intranquilo, observando que su rostro ya no se encontraba tan demacrado pese a que la fiebre aun no pasaba del todo.- Regresare pronto, iré a surtir la receta del doctor así que espero no te muevas de la cama o te daré tu merecido, ¿entendiste, verdad?.- Volvió a insistirle, revisando que estuviese abrigado lo suficientemente bien para irse sin pendiente. Tomó su bolso, pasando totalmente inadvertida aquella traviesa sonrisa que surco por los labios del ojionix cuando ella se alejara de la recamara para dejarlo a solas.

    Abandonó la farmacia con el paquete de medicamentos necesarios para cumplir el tratamiento dado por el doctor, sintiéndose más aliviada al saber que solo era cuestión de darle a tomar lo que había comprado para que la salud del chico mejorase. Estaba por regresar hacía el departamento, sin embargo, sus pasos se detuvieron después de haber recorrido solo unos pares de metros. Echo un vistazo hacía las calles que la rodeaban, notando que solo era cuestión de desviarse por unos minutos para estar cerca de los territorios de aquel lugar que tanto deseaba volver a ver. Caminó por los pasillos abandonados de la escuela, dirigiéndose específicamente a uno de los tantos salones que componían ese edificio en donde había pasado los mejores y más felices momentos de su vida.

    -324.- Pronunció el número escrito en la pequeña placa de metal situada en la parte superior de la puerta.- Sempai...- Emitió con un dejo de anhelo y melancolía, al ver como Sai tocaba las teclas del imponente piano que reposaba en el interior de las instalaciones.

    La misma escena que presenciara esa vez que lo conoció por primera vez aquel día que se extravió por la zona y divago por la escuela, cuando ese amor irrefrenable que le tenía a la música había despertado y su esperanza por estar junto a ese joven de mirada azabache se había vuelto parte de sus sueños. Elevó su mano con la intención de abrir la puerta y hacerle saber a Sai que estaba ahí presente, observándole. Aun así, los recuerdos de Sasuke y el percance que habían sufrido ambos se apodero fuertemente de su mente, desplazando al chico que aun se mantenía bajo el efecto de la estimulante música de piano.

    -"No quiero que me gustes, Hinata… no lo quiero".- Fue la confesión que el Uchiha le había dicho cuando su cuerpo aun descansaba inconsciente sobre el suyo mientras su afiebrada respiración pegaba de lleno sobre su cuello y hombro, perturbándola de una manera que nunca antes había sentido.

    -Sasuke…- Bajó la mano que estuvo a punto de empujar la puerta, tomando la decisión de irse antes de que el efecto del sedante terminara.

    -¡Hinata!.- La llamó Sai una vez dejara la habitación, pareciéndole haber visto la sombra de una persona vigilándolo en silencio desde la lejanía. Trató de alcanzar a la ojiperla pero fue demasiado tarde, la Hyuga se había marchado mucho antes de poder verla.

    Se levantó de la cama sintiendo cada uno de sus músculos adoloridos. Trató de respirar con normalidad pero aun era demasiado difícil, su pecho dolía tanto como si un pesado bloque de cemento estuviera colocado sobre él impidiéndole pasar aire a sus lastimados pulmones. Buscó a la chica que había estado acompañándolo durante toda la noche una vez abandonara la habitación, sin embargo, los pasillos solitarios y en completa quietud le confirmaban que ella aun no regresaba. Sacó su móvil dispuesto a llamarla, observando que el teléfono de Hinata estaba en la mesa de la sala de estar en compañía de esos auriculares que tanto le desagradaban.

    -Que fastidio.- Exclamó Sasuke, mientras avanzaba hasta el sitio en donde estaban tanto el móvil color azul como aquellos odiosos audífonos morados que la chica había olvidado.

    Estuvo tentado a tomar los auriculares, pero el sonido de una suave canción de piano lo detuvo. Giró su cabeza hacía el celular que ante la llegada de un nuevo mensaje se encontraba iluminado por una vistosa luz rosada. Contrayendo con enfado la mirada al ver ese nombre plasmado en la pantalla de cristal.

    -Sai-Sempai...- Pronunció con acides en cada uno de los vocablos que salían a disgusto de su boca. Sin pensarlo demasiado abrió el móvil que sujetaba entre sus manos, valiéndole un reverendo comino que la Hyuga se molestase por el hecho de haber tocado sus pertenencias.- "¿Qué es lo que ocurre, Hinata?", "¿Por qué te fuiste sin decirme nada?".- Empezó a leer en voz alta, cerrando con fuerza el aparato una vez terminara de ver el contenido del mensaje.- Así que fue a verlo...- Se dijo con amargura, liberando una sonora risa cargada en ironía extrema hacía sí mismo. Se sentía burlado y un completo estúpido por haber pensado que al menos por algunos segundos, ella realmente se había sentido preocupada por su bienestar. Miró los auriculares morados, consiente que su furia e ira se incrementaban alarmantemente con solo tenerlos cerca.

    -"Veo con agrado que aun conservas los audífonos que te obsequie, Hinata".-

    Recordó las palabras que ese sujeto le había dicho a la chica ese día de lluvia que los había encontrado a ambos en la paraba del autobús, apreciando que ese intenso malestar que sentía recorrerle por las venas, distaba mucho a la gripe o fiebre por la que había pasado. Ni siquiera fue consciente del segundo en que los levantó de la mesa de cristal, únicamente podía ver las miradas, las sonrisas y los tratos afectuosos que se tenían mutuamente con aquella espontaneidad que le producía una incomodidad que nunca antes había experimentado.

    -¡Ya basta!.- Gritó furioso, arrojando los audífonos hacía una de las paredes del departamento.

    El sonido de algo estrellándose fue lo que lo regreso a la realidad. Sorprendiéndose al ver como aquel aparato que Hinata protegía con tanta devoción y cariño, se había reducido a escombros y trozos ahora inservibles.

    -¡Pero qué diablos te pasa!.- Escuchó decir desde la puerta, topándose a la ojiluna recién llegada con el bolso de medicamentos que había salido a conseguirle.

    La vio caminar presurosa hacía ese rincón de la sala en donde reposaba lo que alguna vez fue un tesoro completamente irremplazable. Se dejó caer pesadamente de rodillas al alfombrado, apretando sus puños mientras los leves sollozos escapaban desde su garganta.

    -¡Esto jamás te lo voy a perdonar!.- Lanzó enfadada, abofeteando duramente a Sasuke, que con el sencillo hecho de haber presenciado sus lágrimas deslizar por sus sonrojadas mejillas, había permanecido estático, dispuesto a recibir lo que sabía se merecía. La suave melodía de piano desvaneció por unos instantes la tención palpable en el ambiente, centrándose la atención de los dos en el celular de la Hyuga que vibraba sin parar.

    -Si, sempai...- Respondió la llamada de Sai desde el otro lado de la línea, ganándose la mirada de severidad de Sasuke sobre ella.- Comprendo, estaré ahí en unos minutos.- Avisó mientras buscaba por los alrededores su bolso.-No se preocupe, ya no tengo nada más que hacer aquí.- Le dijo con seriedad, observando en todo momento al joven parado enfrente suyo.

    Transitó por el camino que la llevaría a la salida, no obstante, un fuerte brazo se afianzó con ímpetu en el suyo, impidiéndole moverse y sujetar el pomo de la puerta.

    -Por favor quédate…- Oyó la voz del ojinegro a sus espaldas, consiente que la distancia que los separaba era demasiado corta.-No te vayas… no con él.- Murmuró a Hinata mientras la tomaba del hombro para encararla, comprobando que efectivamente, los centímetros que los alejaban eran pocos… muy pocos.



    Continuara…
     
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