Cuando me enamoré de ti

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por maika-san, 19 Abril 2013.

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    maika-san

    maika-san Iniciado

    Capricornio
    Miembro desde:
    11 Marzo 2013
    Mensajes:
    4
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Cuando me enamoré de ti
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1719
    Primer capítulo: El Regreso

    Eran las 10:00 am, habíamos llegado.
    -hija, ya llegamos despierta…- me decía mi madre.
    Mi nombre es Hinata, Hinata Hyuga.
    Mi madre es dueña de una compañía especializada en productos electrónicos, la cual ha ido creciendo en varias partes del mundo. Esto nos obliga a viajar mucho.
    Ésta vez volvíamos a Tokio, mi lugar de origen, yo nací aquí, pero solo viví aquí hasta cumplir los 10 años, ya que al cumplir esa edad iniciaron los viajes por el mundo. A mí nunca me ha gustado viajar, ya que nunca puedo hacer amigos.
    Tampoco podemos permanecer un tiempo en un “hogar”, ni siquiera puedo permanecer mínimo una semana en algún instituto, por lo que mi madre contrató a una maestra personal. Su nombre: Kurenai.
    Ella se convirtió en mi hermana mayor, ya que pasaba todo el tiempo con ella. También nos acompañaba en este regreso a nuestra verdadera y antigua casa.
    -¡Hinata ya apúrate!- volvió a decir mi madre, esta vez un poco desesperada.
    Me apuré al tomar mi equipaje y dirigirme hacia donde estaban mi madre y Kurenai.
    Saliendo del aeropuerto, me topé con ellas y un taxi.
    -Mete tus cosas en la cajuela- me ordenó mi madre.
    Cuando terminé de hacer lo indicado, me volví a ella.
    -bien, entonces no me queda más mas que despedirlas y regresar para tomar el vuela a Londres- dijo mi madre.
    -Pero… ¿qué no te vas a quedar?- le dije sorprendida.
    -No, lo siento hija, pero tengo que viajar con urgencia a Londres, por…- no terminó la frase ya que yo le interrumpí –por tu trabajo, ya lo sé ya lo sé- le dije un poco molesta.
    -Lo siento hija- y terminando esto, regresó al aeropuerto.
    -Hinata- dijo Kurenai detrás de mí, al mismo tiempo que posaba su mano derecha sobre mi hombro izquierdo como signo de consuelo y a la vez de comprensión de lo que sentía en ese momento. Tristeza y enojo.
    Me subí al taxi.
    Era una mañana lluviosa y gris, me gustan mucho ese tipo de días, siempre me ha gustado la lluvia desde que era pequeña, me hace…pensar.
    En todo el camino no hubo charla, Kurenai se había quedado dormida, ya que estaba cansada del viaje, yo tomé mi pequeña bolsita negra que siempre cargaba con migo, ya que era el único recuerdo que tenía de mi padre, y de ella saqué mi iPOD y unos audífonos, y así, todo el recorrido me la pasé escuchando canciones de mis grupos favoritos, pero principalmente mi canción favorita, kenvies and pens de Black Veil Brides.
    Mientras oía la música, iba mirando por la ventanilla, desde el cielo gris hasta las personas que pasaban. Y luego, me encerré en mi mundo.
    Pasaron dos horas y por fin habíamos llegado a nuestro destino, mi antigua casa. Mi verdadero hogar.
    -Kurenai, ya llegamos- le susurré al oído al mismo tiempo que la movía ligeramente para que despertara.
    -mmm...- fue lo único que dijo Kurenai, para después abrir lentamente sus ojos.
    Una vez ya despierta, salimos. El taxista no ayudó sacar el equipaje de la cajuela y llevarlo adentro de la casa.
    Una vez adentro, Kurenai se dirigió a la entrada principal para pagarle al taxista y darle las gracias por traernos y ayudarnos con el equipaje.
    Mientras, yo me dispuse a subir las escaleras y dirigirme a mi habitación.
    Estando ya frente a la puerta, la abrí, a medida que entraba lentamente a la habitación, venían a mi mente los recuerdos que con esfuerzo recordaba, no eran muchos, solo son tres. El primero cuando tenía dos años, estaba con mi padre observando las gotas de la lluvia caer por la ventana, el segundo cuando cumplí los 5 y estaba jugando con un niño, el cual no sé quién es porque aparece de espaldas, y el tercero a los 10, cuando me despedía de mi hogar para iniciar los viajes.
    Mientras dejaba mis maletas a un lado de la puerta y daba un pequeño recorrido a la habitación, pasé por donde se encontraba la ventana, pero en vez de ver una hermosa vista al exterior, como maso menos recodaba, solo estaba la vista de la ventana de la casa de alado.
    -qué raro, no recuerdo que estuviera una casa ahí- dije con un tono de voz bajo, ya que solo era un comentario para mí misma.
    Después de decir eso y echarle otra ojeada a la ventana, me di media vuelta para cerrar la puerta y comenzar a desempacar.
    Coloqué mis maletas sobre la cama, la primera que abrí fue la de mi ropa.
    La mayoría eran chamarras y sudaderas, casi todas del mismo color: negro.
    Después de éstas saqué pantalones de mezclilla, de gabardina, pants, shorts, pijamas, y por último blusas de todo tipo, de manga larga, manga larga y un poco de cuello, tirantes, mangas cortas.
    Toda mi ropa se componía de seis colores solamente, negro, principalmente, blanco, azul, rojo, verde y morado. Mis colores preferidos.
    Cuando terminé de acomodar toda mi ropa en el closet, me dispuse a sacar lo siguiente de mi maleta, mis zapatos. De hecho más que zapatos, solo tenía converse, ya que lo que más usaba eran pantalones; en fin, saqué mis cuatro pares de converse, seguidos por un par de botas (las cuales también eran de converse, solo que éstas me llegaban hasta las rodillas).
    Acomodé mis tenis en la parte de abajo del closet para así terminar de desempacar la primera maleta.
    Me aproximé a la otra maleta un poco más grande de la cual saqué tres juegos de sabanas y dos colchas, para así empezar a tender mi cama. Terminando de colocar la colcha, la cual tenía de diseño un fondo negro y en sima varios dibujos psicodélicos de colores, los cuales formaban guitarras eléctricas, baterías, signos musicales, y en el centro el logo de otro grupo de música que me gusta, me aproximé nuevamente a mi maleta, en la que ahora había puros posters, libros, revistas, fotos, dibujos y de más cosas.
    -ya solo queda ver dónde pegaré mis tesoros- dije, mientras recorría con los ojos las paredes del lugar y así ver en cual colocaría mis posters, fotos y dibujos.
    -¡listo! Ya quedó- susurré para mí misma mientras admiraba mi habitación y la decoración que hice.
    De pronto alguien tocó la puerta.
    -Pase- dije.
    De la puerta, entró Kurenai con una charolita y sobre ésta, dos vasos y una jarra de limonada.
    -Creí que tal vez tendrías sed, así que te traje limonada- dijo mientras colocaba la charolita sobre el escritorio.
    -Arigato- le dije mientras le regalaba una sonrisa.
    -Valla, veo que ya terminaste de desempacar- dijo mientras observaba mi “obra de arte” –sí, ¿qué opinas?- le dije mientras bebía el vaso de limonada.
    -Pues, se ve tétrico, pero es lo que a ti te gusta, así que ésta bien para mí- dijo mientras se acercaba y me daba un abrazo maternal –sabes que me gusta que seas feliz siendo y haciendo lo que más te gusta, y si te gustan éstas cosas, estoy de acuerdo- dijo –gracias Kurenai, eres como la hermana mayor que nunca tuve- le respondí.
    -Pero ¿Por qué te gustan tanto las cosas oscuras?, antes te gustaban mucho los colores- me preguntó un poco triste –es que…- no sabía que decir, ni yo lo sabía, solo sé que un de repente comencé a sentir una atracción a lo oscuro, y eso había comenzado desde los 12 años.
    Kurenai comprendió al instante que ni yo tenía la respuesta a esa pregunta.
    -está bien…oye, ¿qué dices si el resto de la tarde exploras la ciudad?- me preguntó tratando de animarme. –Sí, sería genial- le respondí entusiasmada.
    -Bien, solo ten mucho cuidado, yo mientras, desempacaré lo que queda- y terminando de decir esto, Kurenai besó tiernamente mi frente, tomó la charolita y salió de la habitación.
    Cuando Kurenai salió, emocionada me dirigí al closet y de él saqué una sudadera gris con detalles negros y azules, seguido de eso, tomé mi bolsita, dentro guardé mi iPOD, mi celular, mis audífonos y mi cartera.
    Después de eso salí de mi habitación.
    Bajé las escaleras, me despedí de Kurenai y salí a emprender mi paseo.
     
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    maika-san

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    Capricornio
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    11 Marzo 2013
    Mensajes:
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Cuando me enamoré de ti
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1287
    Segundo capítulo: El reencuentro

    Primero entré a una librería donde me llamaron la atención unos cuantos libros, la mayoría sobre historia, me encanta mucho leer sobre cosas del pasado, cosas antiguas, también había de terror, aventura, misterio y fantasía.
    Pero no llevaba dinero suficiente para comprar mínimo uno.
    Después de salir de la librería, pasé enfrente de una tienda de música, donde, sin pensarlo dos veces, me adentré para ver qué onda.
    Estando ya adentro, no pude evitar emocionarme, había desde álbumes y posters de grupos musicales y cantantes famosísimos, hasta instrumentos como baterías, guitarras, bajos, violines, etc. Me sentía como en cielo.
    Estuve tan entretenida viendo discos que no me di cuenta que estaba oscureciendo.
    -No puedes ser ya es tarde, Kurenai debe estar preocupada- dije mientras observaba mi reloj. Dejé de ver discos y me dirigí a la salida.
    Mientras salía de la tienda, al mismo tiempo pasó alguien, el cual ese alguien terminó chocando con migo.
    -G-Gomen, fue mi culpa no te vi- le decía a la persona que seguía en el suelo.
    -No te preocupes, ¿estás bien?- me preguntó mientras se ponía de pie y extendía su mano hacia mí para ayudar a levantarme.
    Yo tenía agachada la cabeza, me sentía apenada, pero cuando tomé su mano para ponerme de pie, levanté poco a poco la mirada.
    Era un chico de pelo castaño oscuro, vestía una camiseta negra, una chaqueta blanca, unos pantalones de verde militar y en sus manos un par de guantes negros de esos que tienen los dedos descubiertos, era….era guapo lo admito.
    -S-Si, estoy bien- le dije un poco tímida y un leve sonrojo -¿t-tú estás bien?- pregunté.
    -jejeje si- respondió, mientras recogía mi bolsa y me la entregaba amablemente al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro.
    -¿Cómo te llamas?- me preguntó –H-Hinata- le dije, podía sentir como mi rostro se tornaba cada vez más rojo.
    -¿Hinata?¿Hinata Hyuga?- preguntó el chico con un tono de asombro pero a la vez feliz.
    -S-Si- le respondí un tanto confundida por su reacción.
    -Hinata ¿no te acuerdas de mí?- yo lo seguí viendo con expresión de confusión.
    -mmm…no-
    -Soy Kiba- al oír ese nombre, vino a mi mente un recuerdo de mi niñez.

    xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx Flash backxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
    Tenía como unos 6 años, iba a cumplir los 7 en pocos días, me encontraba dentro del salón de clases, estaba parada frente a la ventana mirando la lluvia.
    Cuando escuché que alguien me llamaba.
    -¡¡Hinata!!- decía la voz una y otra vez, aunque pude reconocer de quien era en segundos.
    -Hola Kiba- saludé al niño que me llamaba al mismo tiempo que entraba al salón -¿Qué pasa?- le pregunté, al ver que su rostro expresaba enojo y unas cuantas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
    -n-nada…solo…- agachó su cabeza y dejó de hablar por un momento –los demás están burlando de nosotros otra vez ¿verdad?- le dije, él solo asintió con la cabeza.
    -Es todo- dije un tanto molesta dirigiéndome a la puerta para salir, estaba enojada, harta de que nos molestaran por ser como quien dice…diferentes.
    Pero algo me impidió seguir avanzando. Era Kiba, quien me abrazó por la espalda, tratando de detenerme.
    -No, déjalo así, no valen la pena, además…no quiero que te lastimen- decía, no tuve más opción más que acceder a lo que me pedía.
    -P-Pero…no soporto que nos traten así, solo porque no hacemos lo que todos hacen, solo porque nos gustan cosas distintas a las de ellos, solo por ser…diferentes- le dije –no soporto como te golpean, eres mi amigo-.
    -No, déjalo así, ven- me dijo, al mismo tiempo que me tomaba de la mano y me llevaba a la ventana para volver a ver la lluvia. Ya que también le gustaba ver la lluvia como a mí, y sabía que eso me calmaría.

    xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx Fin del Flash back xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

    Kiba fue un amigo, y el único amigo, que tuve desde la infancia, me divertía mucho con él, pero cuando cumplí los 10 años dejé de verlo y tener comunicación con él por los viajes que mi madre empezó a tener.
    La última vez que lo vi, recuerdo que él usaba lentes, estaba lleno de espinillas, tenía el cabello y vestimenta diferentes, cómo, cómo podía ser el chico frente a mí, mi amigo de la infancia.
    No podía creerlo, ya no se parecía en nada a como lo recordaba.
    Lo seguí mirando con asombro por otro rato hasta que por fin reaccioné.
    -¡¡¡¡¡K-Kiba!!!!!- grité al mismo tiempo que le daba un abrazo, estaba feliz de ver otra vez a mi mejor.
    -Me asustaste, por un momento pensé que me habías olvidado- dijo con un tono de alivio –Claro que no te he olvidado, eres mi mejor amigo, e-es que no te reconocí, cambiaste…- dije -…y mucho- mientras me separaba de él un poco sonrojada.
    -jejejeje- rió, un poco nervioso, y con un leve sonrojo en sus mejillas, pero no tan visible como el mío –Y… ¿cómo has estado?- me preguntó.
    -Pues…podría decirse que bien- respondí no tan animada –he estado viajando en todo el mundo….nada interesante…solo, viajando sin conocer a nadie-.
    -oooo….pero no te preocupes, ya has vuelto a casa ¿no?- me dijo, mientras me regalaba otra de sus sonrisas.
    -Si- le sonreí de igual manera.
    De pronto me acordé que tenía que regresar a casa –K-Kiba, gomenasai, pero debo regresar a casa, ya es tarde- le dije un poco triste y haciendo una pequeña reverencia.
    -No te preocupes Hinata…..etto… ¿te puedo acompañar, para que no corras peligro? Ya que está oscuro- me preguntó desviando la mirada y un poco rojo de las mejillas.
    -C-Claro- acepté.
    Y así, emprendimos el camino de regreso a mi casa.
     
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