CLARO PINCEL Al Sur: Bosque Pincel Al Oeste: Ciudad Témpera Al Este: Gran Pantano (Para atravesar el pantano habría que nadar… es necesario conocer “Surf”) Un místico claro alrededor del cual circulan muchas leyendas. Por su hierva alta se dice que puede encontrarse, con suerte, a un pokémon muy raro. Pokémon salvajes de la zona Dado de 20 caras: -1: Nada -2: Nada -3: Crabrawler -4: Budew -5: Budew -6: Budew -7: Nada -8: Nada -9: Nada -10: Munchlax -11: Nada -12: Nada -13: Nada -14: Slakoth -15: Slakoth -16: Slakoth -17: Nada -18: Nada -19: Nada -20: Roselia No es necesario cumplir con ningún requisito para salir de esta zona.
Cai de cara al entrar al lugar pero sabia que ya estaba tan serca de mi destino, ahora me faltaba ropa y nada mas- Bien creo que tengo algo por aqui- Revise mi bolsa la cual llevaba colgada al cuello- Bien traje otro pantalon- saque un pantalo muy parecido al anterior solo que este tenia una linea azul que cruzaba por en medio de cada pierna, ya tomando el pantalon me lo puse y estaba listo para la Ciudad Tempera.
Note en mi reloj que mi mala suerte se habia acabado- ¡Si!- exclame para mi mismo ya no estaba "maldito"- Bueno ahora a la ciudad- corri atravesando rapidamente el Claro Pincel y entrando a la ciudad.
Oí unos pasos alejandose y supe que Alpha se estaba yendo, aún así no me molesté en seguirle, sino que me quedé acostado en el suelo observando el hermoso claro.
Cuando supe que Alpha se había ido me levanté de un salto y empecé a hacer ruidos para que se me acercará algún pokémon. Desgraciadamente no conseguí nada.
Empecé a jugar con la pokédex y descubrí una nueva función: Sonidos pokémon. Reproducí el sonido del pokémon que quería y esperé a ver si funcionaba.
Comencé a desesperarme y a lanzar groserias a los cuatro vientos, muy molesto por que no salía un jodido pokémon.
--¡Al fin! --Exclamé feliz al momento en que me salió un roselia, al cual atrapé gustoso-- Tu serás mi nuevo compañero. Antes de irme di una última ojeada al lugar.
El claro era un lugar muy pacifíco, en el que pude recuperar fuerzas; más ahora era tiempo de irme, recogí mis cosas y empecé a caminar hacía la ciudad.
Llegué a un nuevo arbusto que destruí con corte y dí mi último paso en el claro. De la nada salió un pokémon al que me despaché con algo de dificultad.
Al volver al claro sentí que me llenaba de una extraña energía, con la que recuperé algo de fuerza. Liberé a mis pokémon para que jugaran un rato y me tumbé en el suelo, mientras jugaba tetris en la pokedex.
Después de un rato me levanté y empecé a jugar con mis pokémon. --¡Haber quién lo atrapa! --les dije a mis pokémon mientras lanzaba a Squirtle, quien sorprendentemente parecía haberse acostumbrado.
Seguimos jugando toda la mañana hasta a que el Sol se volvió muy molesto, así que tuvimos que buscar algo en donde cubrirnos.
Mientras buscaba refugio me encontré con un curioso Munchlax que trataba de comerse los arbustos, así que tuve que darle algo de comida para que no se tragara todo el lugar. --¿Oye amiguito? --le pregunté suavemente-- ¿Te gustaría acompañarnos a mí y a mis pokémon en un viaje por el mundo y probar exquisitos platillos? --Munchlax sólo se limitó a comerse el plato desechable en el que le había servido y a tumbarse en el suelo, lo que interpreté como un sí. Le arrojé una ball que se movió una...dos...tres veces.
Nos quedamos un rato más, tratando de integrar a Munchlax a su nuevo equipo, al mismo tiempo me puse a escuchar los sonidos que el viento producia en el Claro.
Comencé a arrojar rocas con el afán de econtrar un pokémon, aunque la estrategía no parecía funcionar.
Encendí la pokédex y seleccioné al pokémon que buscaba: Slakoth; leí sobre sus hábitos alimenticios, su horario, fisionomía y demás datos. Di un pequeño toque en la imágen del pokémon y el aparato emitió un gruñido bajo, justo el que hacía los Slakoth.