[Break] End Of Silence.

Título: When it rains it pours.
Colectivo: Vongola's Battle.
Personajes: Nathalie Di Polo, Blythe Hailstorm.
Pairing: slight Blythalie.
Género: Drama/Friendship/Romance.
Nº de Palabras: 432.
Advertencias: ~
Nota: Ya, ya sé que el carácter de Blythe es muuuy complicado, pero yo me entiendo (?) Esto lo escribí más que nada para que se entendiera un poco esa lealtad nivel dios que le profesa a bossu (?) jaja. Y seep, ya sé que se parece al escrito de Trick, pero yo lo escribí primero, bitches xD -deja de plagiarme, Patch <3-
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When it rains it pours.
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Llovía. Como el infierno si lo hacía. Ya estaba completamente empapado y no hacía dos minutos que el cielo había roto en un aguacero. Blythe no era precisamente un fan de la lluvia, de esos hipsters sentimentaloides a los que les gusta suspirar bajo la misma. Tampoco es que le disgustase, pero prefería las tormentas. Cuanto más fuertes y agresivas, mejor.

Él era el guardián de la tormenta al fin y al cabo. Le gustaba ver a la naturaleza desatando su furia contra el mundo. Era tan increíblemente poderosa, devastadora... un completo caos. Y eso era lo que más le gustaba a Blythe de las tormentas. Eran un orden de sucesos de imposible predicción. El caos mismo; la viva representación de la palabra.

Cuando Hailstorm veía una tormenta, se veía a sí mismo. Libre, destructor, rencoroso incluso. Pero siempre protegiendo a su cielo y librando por él sus batallas. En eso, él también se parecía a la tormenta.

Su deber en el mundo era proteger a su señora. A la décimo tercera, su jefa, la única que tenía autoridad sobre él. A la única a la que siempre protegería, la única que siempre lo protegería a él.

Sí, ella se parecía mucho a su cielo. Blythe realmente lo pensaba mientras observaba a a la joven detenerse a su lado y cubrirlo a duras penas con un paraguas. Sus intentos por alcanzar su altura le resultaron demasiado tiernos como para no poder evitar sonreír mínimamente, pero de verdad.

Con diversión pintada en la mirada el hombre recogió el objeto y con él los cubrió a los dos. La lluvia no amainaba y la tormenta era cada vez más poderosa y arrolladora. El viento se hizo presente en fuertes ráfagas, y los rayos con sus correspondientes truenos no tardaron demasiado en aparecer.

Blythe y Nathalie contemplaron la muerte y nacimiento de la tormenta, ambos metidos en sus mundos, ensimismados en sus pensamientos. Cuando la tormenta amainó y simplemente dejó atrás una cortinilla de fina lluvia, la jefa Vongola habló por fin.

–Oye Blythe, ¿llovía mucho en Londres?–preguntó ella casualmente mientras observaba curiosa al más alto.

–Sí, llovía como jamás has visto llover. –respondió el mientras continuaba observando el paisaje. –¿Por qué la pregunta?

Nathalie sonrió para sus adentros al ver que el hombre seguía en su mundo. Feliz por haber visto una faceta más allá que la eternamente burlona, la joven le cogió la mano a su guardián, sorprendiéndolo.

Ahora era él quien la ecrutaba mientras ella se perdía en el lluvioso paisaje.

–¿Sabes, Blythe? Tus ojos se ven tristes cuando miras la tormenta.