Pirate Códex

Inglaterra, año 1735
¿Qué debían estar tramando unos chicos de unos 18 años escondidos en cajas de madera las cuales guardaban alimentos y recursos que serían trasladados en barcos de la Armada inglesa? Pues tratándose de aquel grupo de jóvenes...sin duda nada nuevo. Vayamos por orden...Roxanne Chambers, una muchacha de 17 años, realmente hermosa, cabello negro, largo y liso, piel blanca y pura, ojos oscuros y brillantes. Podía ser considerada una de las jóvenes más hermosas de todo Londres. Pertenecía a la noble y poderosa familia Chambers, sin embargo sus formas de comportarse muchas veces distaban mucho de una chica de alta cuna, sobre todo desde que comenzó a juntarse con aquel grupo....Lexxie Ashford, 17 años, también una chica de familia noble, aunque de menos prestigio que los Chambers. Igualmente preciosa, cabello largo ondulado y castaño, ojos verdes, una piel blanca perfecta, y unas débiles pecas que llenaban sus mejillas acentuando aún más su belleza. Después está Ciel Climbton, un chico de 19 años, cabello azul y liso que llegaba hasta sus hombros, ojos azules y unos rasgos finos, era el hijo de un panadero. Tom Lawrence, 18 años, cabello castaño, muy alto, y algo gordito, cara redonda y rechoncha, al igual que Lexxie tiene el rostro cubierto de pecas, es el hijo del dueño de uno de los astilleros más prestigiosos de Londres. Y por último Zyan Drake, 18 años, nuestro protagonista, un chico de cabello rubio y desaliñado, expresión risueña y encantadora, apuesto y verdaderamente guapo, ojos azules y un físico atlético. Hechas las descripciones, queda añadir que Zyan es el hijo del famoso pirata Williams Drake, lo abandonó tanto a él como a su madre para lanzarse a la aventura pirata. Pese a todo, Zyan lo admira, y su sueño es surcar los mares al igual que su padre, y convertirse en un temido y reconocido pirata. Zyan, Ciel y Tom se conocieron desde muy niños, jugaban juntos a los piratas, causando el caos en las calles de Londres. Un día se encontraron en el mercado a Rox y Lexxie, con quienes sufrieron un leve encontronazo, pero con quienes finalmente entablaron una fuerte amistad, volviéndose un grupo de traviesos jóvenes que eran temidos por los comerciantes y por los soldados, debido a sus constantes travesuras. Pero la que tenían planeada aquel día, iba más lejos que ninguna de las anteriores.

-Oye Zyan, ¿No crees que estamos yendo demasiado lejos? Osea, robar un barco de la Armada de Inglaterra es...-Comenzó a decir Tom, notándose el nerviosismo en su tono de voz, pero de inmediato fue cortado por el rubio-.

-Tomar prestado, no vamos a robar ningún barco- Corrigió Zyan que se encontraba apoyado en una de las cuatro paredes de aquella caja, en la que se encontraban cubiertos hasta las rodillas de todo tipo de frutas- Solo daremos una vuelta por el Támesis en la noche, y lo dejaremos donde estaba.

-Además, ya es demasiado tarde para rajarte- Inquirió Ciel, que observaba por una de las grietas de la caja lo que ocurría fuera- Comienzan a desalojar el barco, geni....-No terminó su frase, pues sus ojos se centraron en su rechoncho y atemorizado amigo, que se encontraba ahora de espaldas a ellos, leyendo algo de un trozo de papel- ¿Qué es eso? -Preguntó y ni siquiera dejó tiempo a Tom para responder, se lanzó sobre sus manos para arrebatarle aquella nota, lo que provocó la inmediata reacción del chico-.

-¡Oye espera!- Replicó mientras era sujetado por Zyan, para evitar que volviera a recuperar aquella nota, dando al peliazul el tiempo necesario para leer el contenido-.

-No me jodas....-Musitó conforme iba leyendo la carta- ¿Te vas a confesar a Roxanne? -Ciel miró primero a Tom, con gesto de sorpresa, y a continuación a Zyan durante unos segundos. Hubo un tiempo de silencio, y entonces los dos traviesos muchachos comenzaron a reír ante su avergonzado amigo-.

-Que os den...-Tom recuperó su carta de un manotazo, guardándola en su puño, el cual cerró con fuerza para evitar que se la volvieran a quitar- No sé de qué os sorprendéis, lo sabéis desde hace años.

-Ya ya, lo sabemos, pero nunca creímos que tuvieras el valor para confesarte -Admitió Zyan apartándose una lágrima de los ojos fruto de la risa- Pero bueno colega -Le dio una palmada a Tom en su hombro- Te deseo toda la suerte del mundo, pero no llores si te rechaza o te daré una paliza -Sonrió ampliamente sacando una misma sonrisa a su amigo, mientras Ciel jugueteaba con una naranja en sus manos-.

-¿Dónde se habrán escondido las chicas? Como se hayan metido en un barril de pescado pienso tirarlas por la borda, no quiero aguantar ese olor- Gruñó lanzando la fruta a la cabeza de Tom, la cual pasó rozando su oreja izquierda y provocó que el muchacho le fulminara con la mirada-.

-No tengo ni idea, pero...-Echó un vistazo por la grieta una vez más, comprobando que no había nadie en cubierta ya- Creo que en diez minutos el puerto estará despejado y tendremos vía libre -Volvió la mirada hacia sus dos amigos y esbozó una traviesa sonrisa en sus labios- Al fin vamos a manejar un barco nosotros solos.

 

Mientras tanto, en otra caja de mercancías se encontraban escondidas las otras dos muchachas. Si, ambas pertenecían a familias nobles, sin embargo sus vestimentas distaban mucho de la forma de vestir de dos adolescentes de la nobleza. Iban vestidas con ropas que perfectamente podrían usarlas cualquier chico. El truco estaba en llevar esa ropa oculta bajo aquellos pesados y vistosos vestidos largos que normalmente les obligaban a vestir sus padres, y al salir de casa, esconder el vestido en algún lugar, para al volver de nuevo usarlo...aunque igualmente sus padres sabían perfectamente los quehaceres de sus hijas, y si bien no estaban para nada de acuerdo en las compañías que tenían, sus intentos de separarlas de aquellos 3 intrépidos y traviesos chicos, habían sido inútiles. Y es que los lazos que habían unido a aquel grupo de amigos eran demasiado fuertes, tanto que soñaban con surcar los mares todos juntos, y vivir la aventura pirata sin ataduras, con toda la libertad que eso supone. Mientras que el otro grupo se habían ocultado en una caja repleta de frutas, a ellas les había tocado el cargamento de ropa, y el olor a cuero mojado resultaba ciertamente molesto. Ambas se encontraban sentadas, esperando que el tiempo pasara y que el sol afuera por fin se ocultara.

-Roxy...-Murmuró Lexxie, y teniendo en cuenta el tono de voz que usó para llamarla, Rox de inmediato supo que la conversación que la otra iba a iniciar-.

-Te he dicho mil veces que no me llames así, ya no tengo 10 años Lexxie- La pelinegra recargó la espalda en la fría madera de la caja- ¿Qué quieres? ¿No será otra vez el tema de...?

-¿Crees que a Zyan le gustarán las chicas con gran busto?- Preguntó mientras la mirada de la castaña se dirigía hacia su pecho, palpándolo con sus propias manos- Quizá él sea como esos marineros que se fijan en las cortesanas de la costa, y que van picando de flor en flor...-La expresión en la cara de la muchacha era realmente tierna, aquellas pequeñas pecas que tenía en sus mejillas la hacían ver aún más adorable cuando su gesto se tornaba triste-.

-Eh....-Roxanne no supo muy bien que responder, continuamente su amiga sacaba el tema de Zyan, del cual estaba perdidamente enamorada desde hacía bastante tiempo. Sin embargo el rubio jamás había parecido interesarse por ella...bueno ni por ella ni por nadie. Zyan era un chico muy despreocupado, y su interés en las chicas era reducido y muy esporádico, nunca nada serio. De todas formas, ellas pertenecían a familias nobles, sus padres jamás consentirían que iniciaran una relación con chicos como él, eso sin tener en cuenta que ya habían sacado el tema de buscarles esposo cuanto antes, cosa que no les hacía ninguna gracia, y esperaban poder escaparse con sus amigos en un barco, e iniciar aquel sueño que durante tantos años habían ansiado- Bueno, yo creo que Zyan solo tiene ojos para Zyan, ya sabes como es, Lexxie...él vive en su mundo...deberías dejar de pensar tanto en ese tema.

En cambio la única respuesta de la chica fue un casi insonoro gruñido, evidenciando que no había quedado nada satisfecha con el consejo de su amiga. Zyan y Roxanne eran bastante parecidos, despreocupados por completo, curiosos, valientes...sus personalidades eran francamente similares, sin embargo continuamente chocaban y discutían, lo cual no quería decir que su relación fuera mala, en absoluto, al igual que con el resto, los dos eran muy buenos amigos, siendo quienes destacaban por encima del resto en el grupo.


La luz que se filtraba a través de las rendijas de la caja, cada vez era más tenue y débil, además las voces y pisadas afuera comenzaban a desaparecer por momentos. Quedaba poco tiempo para que actuaran, y el nerviosismo comenzaba a apoderarse de los cinco. Habían realizado innumerables travesuras, vivido muchísimas aventuras por Londres a lo largo de los últimos años, sin embargo esto era ni más ni menos que lo que tanto querían, poder navegar en un barco los cinco solos...si, por el río Támesis en lugar de por el mar pero...por algo se empezaba. Siempre habían estad bajo la protección del tío de Zyan, el Comodoro John, todos sus destrozos provocados por las travesuras que realizaban por la calle, quedaban en tan solo una regañina, pero nada más. Pero en esta ocasión debían tener mucho más cuidado, iban a tomar sin permiso un barco de la Armada Real Británica, durante la noche y en el cambio de guardia...la bronca la tenían asegurada por todos pensaban que valdría la pena a cambio de subir a semejante navío. Finalmente todo quedó en silencio, y fuera no había más luz que la de la luna, la cual se veía opacada por momentos por algunas nubes. Y al fin salieron. Tanto Zyan como Roxanne propinaron una fuerte patada a una de las paredes de las cajas, la cual se vino abajo al instante permitiéndoles salir.

-¡Al fin! ¡Joder comenzaba a estar harto del olor a manzana! -Se quejó Ciel que, curiosamente, sostenía en su mano una manzana verde la cual lanzó al agua-.

-Cállate, hasta que no nos alejemos del puerto no podemos hacer ruido, pensé que ya conocías el plan- Replicó Zyan que de inmediato subió las escaleras para tomar el timón- Bueno chicos, ha llegado el momento que tanto tiempo hemos estado esperando. Tomo el mando de este barco, así que....-Se les quedó mirando, con una sonrisa fulgurante dibujada en sus labios mientras sostenía el timón con firmeza- ¡Izad las velas! ¡Rox suelta amarras! ¡Tom enciende unos candiles! ¡No se ve nada! -Al instante todos rieron debido al entusiasmo que el chico ponía en sus palabras, y asintieron, corriendo para realizar sus respectivos quehaceres, mientras el joven rubio mantenía la mirada fija en el breve recorrido que harían a través del río- Bueno...ya no hay vuelta atrás...-Sus ojos se desviaron hacia la enorme ciudad de Londres a la vez que esbozaba una traviesa sonrisa- Lo siento mucho tío, espero que puedas perdonarme esto -Soltó una leve carcajada, consciente de que su tío se iba a poner furioso cuando descubriera lo que habían hecho, más eso no importaba ahora, lo importante era disfrutar de aquel momento, ya habría tiempo para las discusiones...

 

Capítulo 2 Cielo Púrpura


El viento cada vez era más intenso, lo cual sería bueno para cualquier marinero, en cambio para ellos solo significaba que más pronto que tarde tendrían que volver al puerto, no podían alejarse demasiado, ya estarían tentando demasiado a la suerte. El barco ya había empezado a moverse, las velas ya habían sido izadas y el navío cada vez se alejaba más y más del puerto de Londres, probablemente en unos minutos enviarían otras embarcaciones en su búsqueda. La cubierta del barco estaba totalmente a oscuras, hasta que Tom volvió del interior con varios candiles, los cuales fue colocando en diversas partes de la cubierta permitiendo así una decente iluminación del lugar, sin embargo traía algo más consigo.

–Oye Zyan, fíjate lo que he encontrado en el camarote del capitán– Su pecoso amigo le lanzó un sombrero negro, con el emblema de la Armada Real Inglesa bordado, el cual agarró con su mano–.

–Hhmn..no es un sombrero pirata, este es mucho más feo, pero igual servirá– De inmediato se lo colocó sobre la cabeza esbozando una amplia y animada sonrisa– ¿Qué os parece? –Preguntó dirigiéndose al resto de sus amigos, que se encontraban en la cubierta de abajo–.

–Te queda un poco grande, además, ese sombrero es demasiado formal para ti– Opinó Roxanne mientras caminaba hacia el borde del barco, para asomarse y observar el agua del río por el que navegaban– No es lo mismo que navegar por mar...no se siente igual, no huele igual...

–¿Acaso has navegado mucho por mar?– Preguntó Ciel mientras se sentaba sobre un barril de vino, apoyando sus manos en este, aunque fue Lexxie quien respondió por su amiga-.

–¡Claro que si! –Exclamó– Tanto yo como Rox hemos viajado muchas veces juntas para ir a Francia y a Port Royal –Explicó mientras subía las escaleras para situarse al lado del Zyan, que se encargaba de dirigir el navío con mucha confianza, como si llevara toda su vida navegando– Te queda genial el sombrero, aunque está un poco sucio...–Se lo quitó de la cabeza para sacudirlo con su mano, siendo visible una enorme cantidad de polvo proveniente de él– Así está mejor –Volvió a colocárselo dedicándole una cariñosa sonrisa– Pareces todo un capitán, se nota que lo llevas en la sangre.

El rubio simplemente le dedicó una sonrisa de agrado mientras volvía a poner toda su atención en el timón. Sin duda aquello le entusiasmaba, aquel era su lugar, su destino, su sueño, y tarde o temprano...aquel sería su día a día, estaba seguro de ello, realmente lo creía. Mientras tanto, abajo, un sonrojado y nervioso Tom, se dirigía hacia donde se encontraba Roxanne, sosteniendo algo entre sus manos, aquella preciada nota que por fin iba a entregar a su destinataria. Ciel y Zyan cruzaron miradas, conscientes de lo que su amigo iba a hacer en ese preciso instante, por lo que de inmediato se mostraron muy pendientes de aquella escena.

–O-oye Rox, tengo que hablar c-ontigo–Musitó una vez frente a ella. Estaba nervioso, mucho, su voz se trababa debido a los nervios, y sus manos temblaban y a la vez sudaban más de lo normal–.

–¿Qué ocurre Tom?– Preguntó la pelinegra sonriéndole amablemente. Ella siempre había sido muy cariñosa con él, pues Tom fue desde pequeño, el centro de las bromas tanto de Ciel como de Zyan, cosa que no gustaba en absoluto a la muchacha. Siempre le defendía, siempre era amable con él, y debido a esos gestos, el chico terminó enamorándose por completo de ella, algo de lo cual nunca se percató Roxanne– Oye pareces nervioso ¿Ya han vuelto a hacerte algo estos dos? –Fulminó con la mirada tanto al rubio como al peliazul, los cuales desviaron las suyas disimulando, para después volver a centrarlas en la escena una vez que ella dejó de mirarlos–.

–¿Eh? No no, nada de eso– Negó con la cabeza mientras tragaba saliva. Su corazón iba a mil por hora, y su cara estaba totalmente encendida, como si fuese a explotar de un momento a otro– Verás, es que...t-tengo algo para ti, quiero entregarte una cosa...–Sin embargo no parecía del todo convencido para dar aquel paso. El lento avance de aquel momento estaba desquiciando tanto a Zyan como a Ciel, mientras que Lexxie les miraba sin entender en absoluto lo que ocurría–.

–¿Me vas a dar un regalo?– Preguntó soltando una leve sonrisa, lo cual puso aún más nervioso y sonrojado al muchacho–.

–No...toma...ten esto...–Extendió su mano hacia ella, la mano en la cual se encontraba aquella nota, en la que él le expresaba todos sus sentimientos–.

Zyan, desde la cubierta de popa observaba aquel momento, con una sonrisa de oreja a oreja, orgulloso de que de una vez por todas Tom se sincerara con Roxanne. Tanto él como Ciel conocían sus sentimientos desde hacía años, y habían tenido que aguantar sus penas con respecto a ese tema. El rubio estaba tan centrado en Tom y Rox, que había olvidado por completo que él era quien manejaba el barco, y de repente, se dirigían hacia la orilla del río.

–Vaya dos...–Murmuró Ciel, para después desviar la mirada a la izquierda, observando como el barco se dirigía a gran velocidad hacia la orilla– ¡¡Zyan!! ¡¡Zyan que nos estrellamos!! –Gritó sobresaltando a todos-.

–¡¡J-joder!!– De inmediato hizo girar el timón lo más rápido que pudo, provocando un brusco giro del barco, el cual se inclinó en exceso hacia la derecha, haciendo un amago de volcarse, pero enderezándose rápidamente. Sin embargo, aquel movimiento tan drástico, provocó que Tom se tropezara, y que su nota se escapara de sus manos cayendo al agua–.

–¡¡No!!-Exclamó Tom, alargando los brazos para intentar atrapar el trozo de papel, el cual terminó por hundirse en el agua, provocando que el rostro del chico, pasara de estar totalmente rojo, a palidecer por completo– No....¡Z...Zyan!- Miró furioso a su amigo–.

–¡No ha sido mi culpa!– Se defendió mientras reía llevándose una mano a la nuca– Bueno si lo ha sido...¡Lo siento tio! –Le disculpó con sinceridad, mientras Ciel no hacía más que destornillarse de risa–.

–¿Qué había en esa nota Tom?– Preguntó Rox, causando que el enrojecimiento volviera a las mejillas del chico–.

Tom había tomado la valentía suficiente como para escribir una nota de amor y entregársela a ella directamente, sin embargo, no estaba ni mucho menos listo para expresarle sus sentimientos cara a cara, no, para nada.

–N-nada, ya nada, olvídalo– Apartó la mirada mientras se volteaba y caminaba alejándose de Rox, quien quedó con cara de circunstancias, y simplemente miró con enojo a Zyan, culpándole de lo ocurrido–.

–Hhmn...hace demasiado viento....–Murmuró Lexxie captando la atención de Zyan–.

–Tienes razón, además el viento huele a lluvia...–Se giró para mirar tras de sí, en la dirección por la que venían. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vieron el cielo, un cielo en el cual había unas tormentosas nubes, las cuales tenían casi encima, en apenas unos cinco minutos les alcanzarían, y los relámpagos que estas despedían, eran realmente aterradores para aquella situación– Mierda...chicos, tenéis que ver esto...

De inmediato todos subieron las escaleras para ir donde él y Lexxie estaban, observando aterrados lo que se les venía encima. Si, soñaban con surcar los mares, por lo tanto temporales como aquellos, serían algo muy habitual, sin embargo, en aquella situación no era lo más oportuno. El barco debía llegar al puerto en perfectas condiciones, o las consecuencias podrían ser terribles, además se encontraban en un río, por lo que la corriente se volvería brutal de un momento a otro, y eso era sin duda algo muy peligroso.

–Deberíamos volver...–Dijo Tom, claramente asustado–.

–¿Eres idiota? Eso es imposible, tenemos la tormenta encima....y la corriente nos arrastra, es muy fuerte–Explicó Zyan mientras volvía a girarse para poner toda su atención en el timón, el cual era cada vez más inestable y complicado de controlar–.

–Entonces lo único que nos queda es aguantar hasta que pase la tormenta...–Admitió Rox, provocando los gestos preocupantes de los demás, excepto de Zyan, pues al igual que ella, sabía que no les quedaba otra salida–.

–Esto se nos ha ido de las manos- Se lamentó Lexxie con voz temblorosa, mientras dejaba escapar un largo suspiro, fruto de la preocupación–.

–Y que lo digas, pero ahora es lo único que podemos hacer, vamos, quitemos todos los barriles y objetos pesado o peligrosos de la cubierta, o con las sacudidas del barco podrán herirnos–Comentó Roxanne tomando del brazo a Lexxie y Tom para que la acompañaran, mientras que Ciel se quedaba con Zyan–.

–Estamos jodidos ¿No crees?–.

–Lo creo, pero saldremos de esta, siempre salimos de todas las situaciones de este tipo– Zyan siempre era así de confiado. Siempre se veía capaz de superar todos los obstáculos en su camino, la confianza tanto en sí mismo como en sus amigos, era absoluta–.

–¿En serio? Yo creo que esta vez nos hemos pasado un poco– Soltó una carcajada mientras bajaba las escaleras para ayudar a sus amigos, dejando a Zyan solo en la cubierta de popa–.

Con el paso de los minutos, el viento era cada vez más y más fuerte, al igual que la corriente, por lo que la velocidad del navío era sumamente alta, y este se volvía prácticamente incontrolable. Zyan tomaba el timón con fuerza, pues la dureza de este comenzaba a ser excesiva, pero aún así lograba mantener el control. Cuando las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer, la cubierta ya estaba completamente despejada, incluso los candiles habían guardado, por lo que la visibilidad era prácticamente nula, sin embargo las vista terminaba acostumbrándose. Entonces comenzaron los relámpagos, y con estos unas lluvias torrenciales que les complicaban mucho las cosas. Abajo los chicos se sostenían de los mástiles, de cuerdas...de todo lo que podían.

–¡Pero id dentro del barco! ¡¡Fuera es peligroso!!–Gritó Zyan mientras hacía girar el timón con suma dificultad, para seguir así la corriente del río–.

–¡¿En serio crees que vamos a dejarte aquí solo?! ¡¡Estás loco!!–Increpó Rox mientras ayudándose primero de unas cuerdas, y después de la baranda de las escaleras, lograba llegar donde estaba él, ayudándole a sujetar el timón– No intentes hacerte el héroe.

–Llevo la sangre de un héroe en la sangre– Zyan sonrió ampliamente al decir eso, provocando la risa de su amiga– ¡¡Los demás corred adentro!! ¡¡Con la ayuda de Rox es suficien...!!

Sin embargo la fuerte embestida de una corriente de agua, provocó una fortísima sacudida al navío, con la cual Rox estuvo a punto de caer fuera del barco, si no llega a ser porque Zyan logró agarrar su mano a tiempo. El temporal era brutal, el cielo resplandecía en color púrpura cada vez que tronaba, las cosas se volvían más y más complicadas por momentos. Zyan incorporó a Rox, haciendo que esta se quedara en pie a su lado, agarrada al timón. El rubio llevó su mano diestra a un colgante con forma de espera que llevaba en su pecho, su color era dorado. Aquel era el único regalo regale que había recibido de su padre desde que este se fue, por lo que era su más preciado tesoro. Cuando lo agitaba, se escuchaba como había algo dentro, sin embargo nunca lo había comprobado, no quería romper el que era el único recuerdo de su padre, y Zyan estaba seguro, de que aquel colgante era lo que le traía tanta suerte y le permitía salir airoso de todas las situaciones complicadas en las que se metía. Entonces el barco volvió a ser embestido por otra corriente de agua, aún mayor que la anterior, y debido a esta, el timón se volvió loco, comenzando a dar vueltas sin control, y golpeando al joven rubio en la cabeza. Todo se volvió muy confuso, muy turbio...no veía nada, su mirada se nublaba y sus ojos comenzaban a cerrarse irremediablemente mientras que sus piernas perdían fuerza dejando que todo su cuerpo se desplomara sobre la fría y húmeda madera de la cubierta...