One-shot ¡solo fue un accidente!

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Hygge, 28 Marzo 2015.

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    Hygge

    Hygge Game Master

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    Escritora
    Título:
    ¡solo fue un accidente!
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2359
    ¡Hola a todos~! Aquí vengo por primera vez con un fanfic de vocaloid que se me ocurrió así de repente, espero no aburrirlos mucho xD Todo tipo de mejoras o recomendaciones son bienvenidas :3


    ¡Solo fue un accidente!

    —Oye... ¿podemos parar ya? Llevamos aquí todo el día y no creo que mis piernas puedan dar mucho más de sí...
    —¡Cállate! --lo cortó su acompañante sin dejar de tirar de él, dirigiéndole una rápida mirada asesina de soslayo. Apretó el agarré en la camisa del muchacho haciéndolo encorvar por el tirón y comenzó a acelerar más el paso para desgracia del chico. —El parque de atracciones cerrará en menos de quince minutos y aún no me monté en la montaña rusa. ¡Ahora debe haber menos gente, es nuestra oportunidad!


    Y aquel comentario no iba mal encaminado. El recinto ferial estaba a pocos minutos de cerrar y la ausencia de la gran muchedumbre que se pudo ver al inicio se notaba ahora con más intensidad, cosa que facilitaba a la pareja el camino hasta la atracción deseada sin ningún contratiempo. Normal, ya eran altas horas de la madrugada y pocas personas aguantaban tanto tiempo en el lugar; Nero no era una excepción. El joven había sido arrastrado contra su voluntad desde el principio y desde entonces no había parado de dar vueltas por el parque de atracciones dirigido por su hermana menor, quien por el contrario, estaba disfrutando aquel día como nadie.


    —Está bien, está bien, tranquila que llegaremos a tiempo, pero no tires tanto de la camisa que me la harás grande. —se quejó tratando de zafarse del agarre con suavidad para no crispar los nervios de su hermana, pero cuando creía que iba a ser regañado o pegado, quién sabe con qué le saldría ahora, notó como finalmente era soltado. Irguió su espalda soltando un leve quejido al haberla tenido encorvada tanto tiempo y buscó la mirada de Neru con extrañez. —¿Por qué nos hemos...?
    —¡Nero, Nero, allí! —llamó la atención del mayor señalando un puesto no muy lejos de su posición con ilusión, destellando en su dorada mirada una gran emoción infantil. Giró sobre sus talones para sostenerle la mirada y le sonrió, cambiando radicalmente su estado de ánimo anterior, aunque el rubio ya estaba acostumbrado. —¡Un puesto de algodón de azúcar, hace años que no como uno de esos! ¡Vamos, que aún queda tiempo!

    Y de nuevo volvió a ser arrastrado por su hermana menor hacia aquel puesto, aunque esta vez no opuso resistencia, simplemente se dejó llevar. De nada serviría oponerse más tiempo pues eso solo lograría cansarlo, y no podía demostrar flaqueza ante Neru; ¡el era el hermano mayor, qué diantres! No podía perder ante ella, aunque a veces llegase a pensar que la chica no se cansaría nunca. Suspiró, llevando una mano a su cabello dorado (una de las características semejantes a las de su hermana) y trató de seguirle el paso a su acompañante sin tropezarse en el intento.

    Al menos, y creía que era lo único bueno que podía sacar de ésto, no se había percatado de la falta de su objeto más preciado. Había estado tan entretenida durante todo el día que por suerte para Nero no lo echó en falta, y es que en verdad ocultaba algo bastante crudo. Si se llegase a enterar...

    ...acababa en el hospital seguro.

    —¿Nero? ¿Estás ahí? Tierra llamando a idiota. —volvió en sí mismo al ver como Neru le clavaba una mirada de molestia mientras se cruzaba de brazos, y señaló con su cabeza a la mujer que esperaba a que pagara por el algodón de azúcar.
    —Oh, lo siento, estaba pensando en... —la verdad no sabía qué decir, pero agradeció internamente que su hermana lo interrumpiera de nuevo.
    —A nadie le importa lo que estés pensando, solo paga y ya, baka. —desvió la mirada con notorio cansancio en su voz, y vio de reojo como su hermano pagaba a la vendedora de una vez.
    —Vale, vale... —asintió obedeciéndola a la primera y sin quejas por su mandato, y pagó la debida cantidad a la dueña del puesto. Neru alzó una ceja con extrañeza mientras miraba al chico frente a ella. ¿Le había hecho caso... así sin más? ¿En serio? Aquí había gato encerrado, y la menor comenzaba a sospechar ligeramente. El rubio la miró en ese instante, entregándole el dulce. —Ahí tienes. Y ahora vámonos a la atracción de una vez, anda.

    Neru asintió no muy convencida y tras tomar el algodón comenzó a seguirlo hacia la montaña rusa.

    El camino se hizo largo y la atmósfera pesada, puesto que ninguno de los dos había mediado palabra alguna. Nero podía sentir la mirada de su hermana puesta fijamente en su nuca y eso lo hacía poner más nervioso todavía, por lo que era incapaz de plantear algún tema de conversación para liberar la tensión. Sabía que estaba empezando a sospechar por su comportamiento y eso no era bueno, nada bueno. Si se llegase a enterar de lo que le había hecho a su móvil...

    "Aquella misma tarde justo antes de salir de casa para buscar a su hermana e ir directos al parque de atracciones, Nero se dedicó a dejar la casa lo mejor posible para cuando sus padres regresaran. Al ver que el tiempo se le echaba encima y saldría con las prisas, como siempre, empezó a recoger todo lo que se encontraba por el medio de mala manera, guardándolo provisionalmente en el armario, cajón o hueco más cercano, y así dejarlo aparentemente ordenado.

    Lanzó un par de libros debajo de los cojines de su sillón, los cables de sus aparatos electrónicos en el cajón de los CDs y demás chismes al primer lugar que viera, pero hubo un fallo en sus cálculos. Sin ver muy bien qué había cogido, lo lanzó hacia un armario abierto no muy lejos, pero el destino quiso que fuera en una mala dirección y acabara en el peor sitio posible: la pecera.

    Cuando fue a darse cuenta de qué se trataba sintió como empalidecía tres tonos... ¡h-había... había metido en la pecera el móvil de su hermana! Rápidamente lo sacó para ver si aún quedaban esperanzas, pero ya era demasiado tarde; había ganado una muerte segura.

    —No, no, no, no, no... Esto no puede estar pasando... —se lamentó Nero, llevándose las manos a la cabeza en un gesto exasperado, pero al ver la hora decidió que sería mejor ocultar el crimen cometido antes de hacer esperar mucho tiempo a Neru y enfadarla aún más. Guardó el aparato dentro de su bolsillo inconscientemente y echó a correr fuera de casa.

    Definitivamente desearía no volver nunca más a la escena del crimen."


    Tragó saliva mientras metía las manos en sus bolsillos y desviaba la mirada, a saber qué le diría cuando llegasen a casa. En algún momento se daría cuenta, y eso lo tenía claro. Finalmente habían llegado a la taquilla en la que se compraban los tickets para subir a la atracción y el rubio comenzó a sacar la cartera para pagar la entrada, tan sumiso en sus pensamientos que no notó el tirón que su hermana le dio en la camisa para llamar su atención, hasta que volvió a hacerlo por segunda vez.

    --Nero, ¿me pasas el móvil? Les prometí a unas amigas de clase que me sacaría una foto en lo más alto de la atracción para demostrarles que en realidad sí me monté. --le pidió Neru mirándolo de reojo mientras seguía comiendo de su algodón tranquilamente, esperando una respuesta positiva de su hermano.

    Y fue entonces, solo entonces, cuando el chico sintió que el mundo se le echaba encima y desearía que la tierra lo tragase. Desvió varias veces la mirada en diferentes direcciones, tratando de no hacer contacto con la mirada de la menor. ¿Qué le diría ahora?

    —Ehm... ¿estás segura de querer hacerlo? —preguntó, dando un paso adelante siguiendo el ritmo de la poca cola que quedaba para alejarse de la chica disimuladamente. —Mira que si intentas hacerte la foto se te puede caer el móvil y...
    —Sí, estoy segura, tú no tienes por qué meterte. —le impidió seguir, dejándole claro su confianza en sí misma.—Dámelo.
    —Bueno, como quieras, no me digas luego que no te avisé. —trató de aparentar seguridad en sus palabras, aunque en verdad estuviera echo un manojo de nervios en aquel instante. Avanzó otro par de pasos seguido de cerca por Neru, quien lo acorralaba poco a poco, y comenzó a rebuscar en sus bolsillos tratando de ganar tiempo.

    La cola seguía avanzando y poco quedaba para llegar a la taquilla, pero las ideas comenzaban a agotarse en la cabeza del chico.

    —¿Y bien?
    —Creo que lo quedé en casa, no lo encuentro.
    —Imposible, vi que lo tenías en tu bolsillo en el trayecto en coche.
    —Esto... pues qué raro, ¿no? —el chico volvió a sentir su rostro pálido de nuevo, ¿cómo pudo ser tan tonto de traérselo y no esconderlo en otro sitio?
    —Siguiente, por favor. —la voz del encargado de los tickets le sacó de sus pensamientos y rápidamente alzó la vista para ir a comprarlos cuanto antes. Le había salvado la campana, pero por poco tiempo.

    Neru se limitó a verlo con mala cara desde la distancia pero sin dejar de comer del algodón de azúcar. Sentía cada vez más que algo raro estaba pasando por la mente de su hermano e iba a averiguarlo como sea, pero por el momento lo dejó estar. Se adelantó al mayor caminando hacia la plataforma de la atracción ferial y comenzó a hacer una selección del mejor asiento para el viaje, haciendo tiempo mientras llegaba Nero. Las primeras filas por desgracia ya estaba ocupada pero las del medio no, por lo que dio un par de pasos largos y se sentó en el vagón.

    Recostó su cabeza hacia atrás en el respaldo del asiento sin nada mejor que hacer. Cuando el mayor se lo proponía podía llegar a ser muy lento. Dejó escapar de sus labios un tenue suspiro de impaciencia y, aprovechando que el guarda miraba hacia otro lado, lanzó el palo de su ya acabado dulce hacia Nero, dando en su nuca con fuerza.

    —¿Auch? --se quejó el chico masajeándose la zona herida mientras miraba hacia ambos lados, buscando el culpable de aquel acto.
    —¿Quieres darte prisa de una vez? ¡Nos van a dar las uvas! —exclamó la chica cruzándose de brazos con una mirada amenazante, logrando asustar ligeramente al mayor. --Estúpido...
    —V-voy, voy. —Vaya, al parecer su táctica de ganar tiempo solo la estaba poniendo más enfadada. Y eso realmente no era nada bueno. Tomó los tickets y se sentó finalmente en el vagón, comenzando minutos después el movimiento de la atracción.
    —Rápido, dame el móvil y déjate de tonterías. Pronto llegaremos arriba. —volvió a insistir sujetándose con una mano a la barra y con otra tirando de su hermano con impaciencia.

    Comenzó a plantearse la idea de salirse de la atracción ahora que podía y huir lo más lejos posible, pero con el agarre de Neru y el vagón ya en marcha le sería difícil. Se encogió en su asiento mientras observaba las vistas desde su lado y trató de pensar en algo, pero con los nervios, las sacudidas de la montaña rusa y la insistencia de su hermana, le era imposible centrarse. Supuso que ya era hora de confesar... ¿y qué mejor sitio que en una atracción elevada veinte metros sobre el nivel del suelo, y donde podría ser empujado fácilmente al vacío?

    —No... no lo tengo. --murmuró, mirándola de reojo por unos segundos y desviando la vista hacia otro lado.
    —¿Qué? ¿Cómo que no lo tienes? --preguntó confusa la menor, observando a Nero con cierta desconfianza. —¿Lo dejaste en el coche acaso?
    —No, en verdad lo tengo aquí, pero...
    —¿Pero? No entiendo a dónde quieres llegar. ¿Lo tienes o no? ¡Si es así dámelo ya, Nero!
    —Está bien, toma. --y con algo de nerviosismo sacó el móvil de su bolsillo para tendérselo a su hermana, quien rápidamente lo tomó y notó algo extraño en él.
    —Está húmedo, ¿qué le has...? ¿¡Y por qué no se enciende!?
    —...lo caí a la pecera y se mojó... Tiene gracia, ¿verdad? —se permitió reír ligeramente tratando de liberar la tensión, pero sabía que lo hecho, hecho estaba.

    Largos segundos pasaron en completo silencio, a punto de acabar la cuesta de la montaña rusa para empezar con la acción, y fue cuando el chico miró de reojo a su acompañante para ver si estaba bien.

    —Neru... y-yo... --dijo, pero su rostro se crispó en una mueca de temor al instante. La chica se había quedado quieta, farfullando lo que parecían ser insultos a su persona y agachando la cabeza mientras un aura oscura comenzaba a formarse a su alrededor.
    —Tú... tú... --balbuceó, tratando de contener su ira pero fallando en el intento. Una sonrisa ladina cargada de malas intenciones se formó en su rostro y alzó la cabeza, posando su mirada en la de su hermano. Éste entrecerró los ojos al instante. —... estás muerto.

    ***

    —¡Recojan sus fotos en la salida de la atracción! ¡No se pierdan el momento cúlmine de la montaña rusa captada por la cámara oculta del recinto, podrán ver sus caras en el momento máximo de tensión! ¡Cinco en pequeño tamaño, diez en grande! ¡Marco incluido! —informaba el encargado de las fotos de la atracción, situado en una taquilla contigua a la de los tickets, justo a la salida de la montaña rusa.

    En el tablón se iban cambiando poco a poco las fotos de cada uno de los visitantes, muchas de ellas eran graciosas de ver: con gestos de terror, poses de todo tipo entre los más avispados que averiguaban el punto exacto de la cámara... La número 6, en su lugar, reflejaba la imagen de una joven de largo cabello rubio recogido en una coleta golpeando en el rostro a un chico aparentemente mayor, pero de gran parecido entre ambos.

    A partir de esa noche, aquella fue la humillante imagen de perfil que Nero llevó en todas sus redes sociales, hasta que le comprara a su hermana un móvil nuevo.
     
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    Lizzy <3.... Venía por hay, y pase por aquí (?.
    Esta muy bonito cx, tan solo pensar en la reacción de Neru, y en cara de Nero me mató de la ternura <3 xD
    Aw *^* pobre Nero, Kñé B)
    Hermosamente hermoso :3
     
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    Hay algo muy interesante en esta historia. Después de una desaparición de casi un año, monokumita a.k.a monita vuelve en 2015… con un fic de VOCALOID.

    Sabés que blanquita creció oprque de golpe empieza a usar palabras como “soslayo”. WTF. La redacción mejora un montón, pero las rayas de diálogos siguen estando mal y también esa especie de extraños y súbitos porrones de diálogo. Es una lástima que este no haya tenido casi comentarios. Para eso está la loca del día a día, que dijo “a ver cuanto se tarda en comentar 75 fics de la Liza Blanca, después de que el staff entero haya invadido mi perfil, pero ella no me haya dejado ni un like.

    Me odiarás mucho por andar hablando fantasías que incitan al bardo sobre vos, ¡pero no voy a parar! Vos sos el personaje principal ULTRA MISTERIOSO de mis locuras, no puedo permitir que me forrees. Tengo que desentrañar tu pasado.

    COMO STALKEAR A NIÑAS DE 13 AÑOS EN 2019. BY MERI.
     
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