Aún no podía creerlo, me costaba convencerme de que era verdad. Nunca me imaginé que algo así pasaría, y mucho menos a mí. Hace mucho tiempo atrás, llevaba una vida aburrida y monótona, como cualquier otra persona normal. Ni en mis peores pesadillas llegué a imaginar que semejante cosa sucedería, sólo una mente macabra y totalmente retorcida pudo llevar a cabo algo así. Todos los que estuvimos atrapados en aquel sombrío videojuego pasamos por momentos tristes; momentos en los que el pánico, el terror y el miedo embargó a cada uno de nosotros, sin saber qué era mejor: si vivir o morir. Juro que en esos momentos me sentía en el infierno, y la verdad no veía posibilidades de salir ileso de tales circunstancias. Por otro lado, también tuvimos momentos buenos: esos en los que olvidábamos todo lo malo y pensábamos que todo estaría bien; esos en los que permanecíamos unidos, ganábamos batallas y sentíamos que éramos invencibles. Sin embargo, puedo decir que tengo razones por las que agradezco haber estado Sword Art Online. Gracias a ello conocí a esa chica que cambió mi vida; esa que me daba ánimos de seguir luchando cuando sentía que ya no podía más, esa que hasta hoy en día sigue siendo mi persona favorita, y la más hermosa de todas también. Esa que solía embrujarme con su mirada, atraparme completamente con sus besos e hipnotizarme profundamente con su voz. Dos años después de haber salido de SAO, podía seguir teniendo la dicha de tenerla a mi lado. Aún no podía creerlo. Ni siquiera noté que ya eran las 2:00 am, cuando descubrió mi mirada clavada sobre ella. Levantó la cabeza de mi pecho y se removió entre mis brazos frunciendo el ceño. —¿Qué haces? —preguntó mirándome a mí y luego al reloj, que estaba en la mesita de noche junto a mí. Me limité a sonreír y a acariciar su mejilla con mi mano derecha, mientras que con la izquierda pegaba más su cuerpo al mío. Permanecimos así un par de minutos; con su mirada fundida en la mía, con nuestros cuerpos enredados bajos las sábanas, y sin decir ni una sola palabra. —¿Hoy tampoco puedes dormir? —preguntó. —Estaba muy ocupado observando lo hermosa que eres, cuando lo hago ni siquiera me dan ganas de dormir. De su boca se escapó una sonrisa, mientras sus mejillas se tornaban rosadas y su mirada irradiaba un poco más de ternura. Se acercó a mí y me besó con desesperación y calma a la vez, con dureza y cariño al mismo tiempo. —¿Y si nos dormimos ya? —susurró rozando su nariz con la mía. Nos miramos de nuevo fijamente durante otros pocos minutos más. —Te amo. Buenas noches, mi Asuna —dije finalmente, y ella volvió a acostarse sobre mí, abrazándome más fuerte que antes. —Te amo, mi Kirito. Buenas noches. Cerré mis ojos, y ni siquiera noté cuando me quedé dormido. Sólo sabía y estaba seguro que a su lado siempre iba a tener paz, iba a ser feliz y que la iba a seguir protegiendo con todas mis fuerzas por el resto de mi vida.
Bue, ya sabes que soy fan de SAO, y esto pufff. Me derretí con tanta ternura, la verdad. Me gustó mucho cómo describiste los detalles, la narración en sí, el cuidado de la ortografía y todo lo técnico. Lo sentí muy profundo, por un lado comenzaste expresando los sentimientos de Kirito, los momentos tristes y de incertidumbre que vivió en la tragedia de SAO, pero instantáneamente nos trasladaste a una escena bellísima donde la inmensa calidez del amor que viven los dos espadachines nos hace sentir tan tranquilos..., nos reconforta y nos demuestra perfectamente que los malos momentos tienen su razón de ser. No sé por qué pensé que serías una gran escritora y por eso decidí leer este fic tuyo... me encontré al final con algo realmente bueno, jaja. Mi intuición no me falló (?
