Inolvidable [hey arnold!]

Tema en 'Fanfics abandonados TV, Cine y Comics' iniciado por Keilani, 4 Abril 2014.

  1.  
    Keilani

    Keilani Usuario popular Comentarista empedernido

    Libra
    Miembro desde:
    7 Marzo 2013
    Mensajes:
    589
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Inolvidable [hey arnold!]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    480
    INOLVIDABLE

    Prólogo. La vida de Helga G. Pataki

    Mi vida hasta el noveno grado había resultado de lo más rutinaria posible, ya saben lo típico de cualquier chica de 17 años en este gran Estado de Washington. No, no me refiero a la vida alocada de esas niñatas ricas o de las locas adolescentes promedio, sino más bien del tipo de las que eran unas multifacéticas poetisas, amantes de la política, con aptitudes para cualquier clase de empleo. Sí, esa era yo: Helga G. Pataki.

    —¡Hazte a un lado, insecto!

    —Lo -lo -lo sien-to, Helga. No te había visto… — el chico temblaba ¿qué nadie le había enseñado de gramática para no repetir tantas veces la misma sílaba?

    —Sí, como digas, gusano. ¡Apártate de mi vista!

    —Buenos días, Helga —Sí, mi mejor amiga Phoebe. Ella era como una hermosa luz en las tinieblas de mi vida.

    —¿Qué hay, Phoebe?

    Mi amiga, tenía unos excelentes reflejos, era difícil sorprenderla con los libros en el suelo de un “¿Qué hay, Phoebe?” era algo así como una astuta mentalista o algo así; era la chica más inteligente de mi clase, además debía añadir no era nada fea. Incluso me gustaban sus ojos orientales detrás de aquellas gafas y que por cierto ella detestaba.

    —Además del pobre chico que casi matas del susto, no creo que haya nada nuevo que comentar del día de hoy —Bueno, quizás no siempre era esa luz en mi camino; a veces era una molesta vocecita chillona que actuaba de Pepe Grillo en mi vida.

    —¡Cielos, Phoebe! Un poco de sufrimiento no va a matarlo.

    —Como tienes mucha experiencia en ello, supongo que puedo creerte.

    —¿Disculpa? —Phoebe se aclaró la garganta.

    —Decía que aquí está tu tarea de trigonometría, espero que te sea de ayuda.

    —Gracias —dije tomando mi cuaderno de trigonometría y me pregunté si alguna vez tendría el valor de decirle a Phoebe que siempre hago mi tarea… Nah, le hace bien estudiar doble para mantener sus notas —nos vemos en el receso.

    —Hasta luego, Helga.

    Mire la hora en mi celular tenía varios minutos de sobra y no quería llegar tan temprano, así que me desvié camino a los bebederos y me cole hasta delante de la fila.

    Una de las ventajas de ser multifacética, era que incluía que al ser una bravucona todos temieran meterse en tu camino y te ahorrabas muchas filas.

    Entre a clase con unos segundos de anticipación del profesor quien me miraba diciendo que algún día no correría con la misma suerte y podría meterme en mayores problemas de los que pensaba, algo que no podía ocurrir en la clase de literatura, pero no era algo que yo deseara darle a conocer a él o a mis compañeros.

    Como les decía una típica vida adolescente en esta gran nación…
     
    Última edición: 4 Abril 2014
    • Me gusta Me gusta x 7
  2.  
    wasabi

    wasabi Flamer Comentarista empedernido

    Acuario
    Miembro desde:
    1 Abril 2011
    Mensajes:
    2,235
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aww, me gustó mucho y debo decir que lo leí con las voces en mi mente. Me hiciste recordar mi hermosa infancia. Esas actitudes van muy acorde a los personajes originales.

    Escribes y narras muy bien, no noté error alguno y me gustó mucho tu forma de escribir.

    Espero y pronto continúes este fic y me avises.
     
    Última edición: 7 Abril 2014
    • Me gusta Me gusta x 1
  3.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

    Tauro
    Miembro desde:
    29 Octubre 2012
    Mensajes:
    465
    Pluma de
    Escritora
    n.n Siento que he regresado a mi querida infancia, leer un poco de la vida de Helga en el futuro.... siempre me la imaginpe pero claro, en tantos escenarios que... casi enloquecí al ver que esta hermosa serie no tuvo un final como tal.
    Jajaja, reí tanto con la actitud de Helga, es tan propio de ella que hasta podía oír su voz al decir: !Apártate de mi vista! Aunque quede un poco contrariada con lo de "una típica vida", conociendo a Helga, por supuesto que no será una tan típica vida, cierto?
    Debo decir que me ha gustado mucho tu historia y concuerdo con D'mitry con respecto a la ortografía y narración, tu escrito a sido excelente y me gustaría mucho seguir leyéndolo.
    Espero que pronto lo puedas continuar. Es decir, donde está Arnold? No puedo imaginarme una Helga sin su casi loca manera de amar a Arnold. :)
    Saludos.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  4.  
    Nahi Shite

    Nahi Shite Usuario popular

    Géminis
    Miembro desde:
    24 Marzo 2010
    Mensajes:
    820
    Pluma de
    Escritora
    Oh, qué genial.

    Es el primer fic de Hey Arnold! que leo y me he llevado una muy buena impresión. Helga siempre fue mi personaje favorito: tan malhumorada, pero con un corazoncito bastante en el fondo <3 Fue un lindo primer capítulo y espero te tomes la molestia de escribir un segundo. Lo disfrutaría mucho. Además de que quiero ver la aparición de Arnold *corazoncitos*

    Manejo excelente de personalidades, buena ortografía, ¿qué más se puede pedir?

    Finalmente, cito mi parte favorita:


    —Gracias —dije tomando mi cuaderno de trigonometría y me pregunté si alguna vez tendría el valor de decirle a Phoebe que siempre hago mi tarea… Nah, le hace bien estudiar doble para mantener sus notas —nos vemos en el receso.



    Asdf... Tan Helga.
     
    Última edición: 4 Mayo 2014
    • Me gusta Me gusta x 1
  5.  
    Keilani

    Keilani Usuario popular Comentarista empedernido

    Libra
    Miembro desde:
    7 Marzo 2013
    Mensajes:
    589
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Inolvidable [hey arnold!]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1905
    Vivir es una rutina que parece no tener fin, siempre las mismas cosas que me obligan a desear un cambio en mi vida, tal vez el regreso del Sol que añoraba durante mi niñez, un recuerdo que… ¡Basta! Soy Helga G. Pataki, no una llorona, por eso es que había decidido estar en casa este día.

    Fue precisamente un veinticuatro de abril, justo ocho años antes cuando el sol se oculto para siempre de mi vida. El día que necesitaba alejarme de toda aquella luz y como cada año, me provocaba las ganas de encerrarme en mi habitación hasta el día siguiente con el celular apagado y fingiendo no estar en casa.

    Capítulo 1. Nokam y el imperio en decadencia

    Llegué temprano a casa ese día. Esa tarde me tocaba una aburrida clase de matemáticas financieras y como no me agradaba la asignatura decidí marcharme temprano de la escuela y dirigirme al infierno de casa donde vivía.

    —Ya llegué, Miriam —anuncié como cada día acostumbraba a decir al aire, tal si fuera el nombre del edificio inanimado que habitaba.

    —¡Helga! Menos mal que llegaste temprano, tu padre y yo necesitamos de tu presencia esta noche —¿Estaba imaginando o Miriam había respondido a uno de sus llamados? De acuerdo, algo allí estaba raro… ¿¡Miriam estaba despierta?!

    —Ok, responde. ¿Quién eres y dónde está Miriam?

    —Helga, si que eres cómica —suavizó ella, al ver que yo no respondía carraspeo nerviosa y prosiguió —. Hoy tu padre y yo tenemos una visita importante en casa, es un empresario de Nokam.

    —¿Estás bromeando? — Debía seguir soñando o realmente estaba siendo escuchada, sentí la inquietud de ser observada por un par de ojos maternales, pero antes de que pudiera asimilarlo apresuré a rechazar aquello antes de que me lastimara —Nokam es una de las compañías más grandes en telefonía celular ¿para que querrían hablar con Bob y venir a esta pocilga?

    —Bueno, hija. En realidad es tu padre quien necesita de ellos —soltó Miriam y agregó luego titubeante —…y é -él le hablado mucho de su hija… Olga. Pero como sabes ella no puede venir, así que esperaba que pudieras ayudarlo y presentarte como… bueno, su hija.

    —¿Me estas proponiendo que sea la sustituta de Olga?

    —¡Ay, no. Mi amor! Pero digo que le harías un gran favor a tu padre mostrándote como una chica linda está noche —Eso era oficial, no podía sentirme más ofendida y yo que pensé en un repentino amor fraternal, menos mal corte las ilusiones a tiempo.

    Entonces de la nada, Bob cruzó la puerta de la cocina como si mi madre lo hubiese invocado con su mención.

    —¡Olga, arréglate pareces un adolescente de una ceja! —alcé la ceja y me planteé mil razones para no hacerle favores a Bob, pero no es que pudiera hacer mucho contra el sujeto; después de todo, es mi padre.

    —Papá, soy Helga —repliqué

    —Como sea. Helga, mejor prepárate para esta noche quiero que luzcas y actúes igual que una Pataki y no cualquier Pataki, si no como Olga Pataki ¿Entiendes?

    —Papá, yo no soy Olga.

    —¡Lo sé!, por eso debes parecerte a ella está noche —Sí, ese es mi padre “Bob”, siendo tan adorable como siempre.

    —¡Miriam, dile a Bob que no puedo lucir como Olga!

    —¿Qué?... Oh, sí, claro. Olga no va a venir ahora querida. Por eso tu padre quiere que ayudes al hijo de los Niemii a sentirse cómodo en la casa.

    —Dah… ¿Acaso me escucharon?

    —Claro, claro y ya basta de quejas ¡Ve a arreglarte, Olga!

    —Papá, soy Helga ¿ves?

    —Sí, sí, eso dije Olga.

    Y la atención que hasta hace poco le propinaba su madre se había desvanecido tal como llegó.

    No sé cuánto tiempo me perdí en mi habitación hasta que un rayo de sol me golpeó por la ventana anunciando que debía cumplir con bob y arreglar mis fachas. Cuando menos lo haría para retribuirle el alimento que siempre había en el refrigerador desde que su imperio se desmoronara.

    Y es que el imperio de Bob iba en decadencia, los localizadores eran cada vez menos empleados por la última tecnología en celulares con GPS, whatsapp, facebook, ¿quién podría necesitar un localizador que servía solo para enviar mensajes? Era obvio que tarde o temprano recurriría a una empresa de teléfonos para ampliar sus posibilidades de crecer y claro ¿quién mejor que Nokam para expandir el negocio?

    Miró el reloj, las siete en punto.

    Era tiempo de arreglarse un poco y de paso fastidiar a Bob. ¿Él había dicho que quería que se pareciera a Olga? bien pues ella tomaría un poco de su ropa prestada y le adaptaría a mis… necesidades.

    Entre a la habitación de Olga y cuide seleccionar el vestido que usara Olga en su fiesta de graduación. Le recorrí despacio con la mirada, el diseño era anticuado para mi, quizás si fuera un poco más corta la manga o si el cuello tuviese otra forma.

    Recorté de uno y otro sitio hasta que el vestido pareció un montón de harapos viejos, de alguna manera me sentía satisfecha, aunque no fuera capaz de ponerme algo así para recibir a un par de empresarios de Nokam.

    —¡Helga! —gritó Miriam —. No, no, no. Si querías que arreglar el vestido, me lo hubieras dicho antes… Creo que aún podemos rescatar un poco de él.

    No podía creer mi mala suerte, mi madre resulto ser una muy buena costurera, había conseguido unir el vestido de una forma muy elegante. De no ser porque lo había arreglado expresamente para el evento de Bob, le viviría absolutamente agradecida.

    Sin mucho ánimo aún, aquel 24 de abril bajé las escaleras para toparme en primera instancia con Bob.

    —¡Pero que ra…! —comenzó a maldecir Bob, aunque no pudo terminar de hacerlo porque los Niemii estaban ya en la puerta siendo recibidos por Miriam. Esta prometía ser una larga velada.

    Di un vistazo desde arriba de las escaleras, tenía curiosidad por conocer al dueño de Nokam y me sorprendió encontrarme con un sujeto bastante joven casi podría apostar que tenía los mismos diecisiete años con los que yo contaba, pero dudaba mucho estar en lo cierto.

    Entonces sentí como su mirada asomaba curiosa hacia arriba y en un gesto que juzguare como ¿alardear? Pasó sus dedos por su cabello rubio antes de saludar. Alguien debía enterarle que su cabellera rubia es un rasgo común en los Estados Unidos y no me molestaría ser yo, pero no tenía los ánimos de siempre para hacerlo, así que solo dirigí mi atención a una puerta que esperaba vacía.

    Aunque no estaba tan vacía como esperaba… una persona mayor saludaba de la mano a mi padre.

    Volví adentro de la casa donde un par de ojos oscuros me sonrieron causando en mi pecho una punzada que reconocía como el dolor de una vieja herida. Él.

    —¡Bienvenidos a su casa! —anunció gustoso Bob y recordé el motivo de la visita: negocios. Me mantuve a raya de la conversación y miré con fastidio toda la cena al sujeto del que debía ser anfitriona, mientras que Bob se encargaba de cubrirlos con halagos por los tres.

    Según entendí el tal Niemi, así se llamaba el chico rubio, venía desde Finlandia a ofrecer a mi padre ser socio minoritario de una empresa de celulares a cambio de un poco de tecnología obsoleta de localizadores, era algo bastante absurdo si me piden mi opinión, pero Bob parecía muy emocionado de entrar al mundo de la tecnología digital.

    —¿Siempre es tan reservada su hija? —cuestionó de repente el joven rubio.

    —¿Algún problema con ello? —espeté.

    —Ninguno —respondió con burla.

    —¡Helga, Esa no es la manera de tratar a los invitados! —replicó Bob con una mirada amenazante

    —Me encantaría conocerte, si me lo permites —dicho esto extendió la mano hacia mi, luego de no tener respuesta, la bajo y añadió —. Mi nombre es Kate Niemii, estoy aquí porque tu padre amablemente me ha sugerido que tú podrías mostrarme la escuela mañana.

    —Espera un momento ¿La escuela?

    —Sí, asistiré a clases a la pública 124.

    —¿No se supone que un niñato rico como tu iría a una escuela privada?

    —Asisto a una escuela privada, por eso es que esta será una nueva experiencia para mi y me gustaría tener una amiga tan linda como tú.

    De alguna forma, todo aquel escenario me parecía familiar y no pude evitar azorarme un poco; sin embargo, yo sabía la realidad, ese era un halago bien ensayado porque yo no era linda. Esa era una cortesía que le decían a las chicas como yo, cuando sus padres los obligaban y eso era Kate un tonto que venía por encargo del Niemi padre.

    —Sí, claro. Si vas a pasar por la pública 124 debes saber que con la última persona con la que vas a querer relacionarte es conmigo, pero si tanto deseas ir a esa escuela. Bien por ti, que te vaya bien, pero que te quede claro: Hel... Olga G. Pataki no es amiga tuya —enseguida me levante de la mesa, tras no sé cuantas palabras de mi padre.

    Niemi ¿quién se creía que era ese sujeto?

    Unos pasos se acercaron a toda velocidad y yo sabía que debían de ser de Bob, acababa de arruinarle el negocio y estaría enfadado. Me giré para responderle cuando estaba por entrar a mi habitación.

    ¿Cuál fue mi sorpresa? Era Kate Niemii frente a mi con unos vivaces ojos negros y una rubia cabellera. El pasillo vacio solo con nosotros dos y esa punzada en el pecho que me pedía gritar, insultar y alejar al sujeto de mi para luego reclamar al sol mis desdichas.

    —Soy rápido en mi aprendizaje, no te preocupes. Pero nuestros padres esperaban que viniera y yo no soy quien para defraudarlos ¿podemos darnos una oportunidad por los viejos para ser de menos conocidos en la escuela?

    —¿Para qué cabeza de piña? No es tu padre el que necesita quedar bien con el mío, es una caridad para Bob.

    —Menos mal que reconoces la posición de tu padre, tal vez deberías informársela por mi y me podría evitar el castigo por decir semejante cosa y acabamos de una vez con toda esta tontería de la cena ¿Te parece bien?

    —Escucha bien, cabeza de piña. No soy tu vocera, así que puedes ir a decirle tu mismo lo que quieras y atenerte a las consecuencias ¿o acaso eres cobarde?

    —Te equivocas, no soy cobarde. Pero te hacia un poco más lista, Olga.

    —Yo no soy...

    —¿Quién, Olga?

    Me pregunté cuán difícil seria mantener la mentira con él en la misma escuela y decidí hablar.

    —Soy Helga…

    —Vaya, hasta que hablas como una chica —¡suficiente! Esa era la gota que derramo el vaso, golpeé a Niemi justo en la nariz donde sabía que dejaría una interesante marca y que lo alejaría de la escuela con su vanidad por unos días. Aunque también me gané un muy bonito castigo sin mesada por dos meses.
    _________________________________________________________________
    Gracias por sus comentarios, hace mucho tiempo que no sentía tan bien acogida una historia de mi autoría, espero no haberlas decepcionado con este capítulo, es probable que no sea una típica vida Shassel, pero tampoco es que vaya a ser aburrida. Me alegra haber despertado la voz de Helga G. Pataki en sus mentes D'mitry y Nyx, espero que puedan disfrutar de este capítulo como del anterior. Nuevamente gracias por sus comentarios que me alegran el día.
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  6.  
    Keilani

    Keilani Usuario popular Comentarista empedernido

    Libra
    Miembro desde:
    7 Marzo 2013
    Mensajes:
    589
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Inolvidable [hey arnold!]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    577
    ENTREMÉS. EL INTRUSO EN LA PÚBLICA 124

    Un par de mesadas perdidas había sido el resultado de dejarle el ojo morado al tal Niemii y si me dolió un poco. Después de todo era la primera ocasión en que Bob me sentenciaba por golpear a alguien, eso debía ser lo que no me dejaba tragar el almuerzo de la cafetería ó quizás su horrible aspecto de comida para hospital.

    —Helga ¿te encuentras bien? —preguntó Phoebe con timidez.

    —Sí, Phoebe ¡Estoy bien! —reclamé. De alguna manera me avergonzaba estar castigada frente a mi amiga, la señorita perfección y no es que se lo hiciera saber; ese fue el único motivo de que no estuviera enterada de la cena improvisada de aquella noche, además no quería su compasión ya era bastante estar sin plata.

    —De acuerdo, Helga —su voz parecía apagada. Tampoco es que me preocupara por ella, pero detestaba ver esa expresión que le daba apariencia de una anciana deprimida.

    Le dirigí una de mis más exigentes miradas y noté como se removía en el asiento de la cafetería sin cambiar su expresión, inclusive podría ser que solo la volviese más notoria.

    —¿Te ocurre algo, Phoebe? —agacho la mirada y no pude evitar fastidiarme y golpear la mesa con mis dedos.

    —Nada, Helga —reafirme la fuerza de mi mirada al fruncir el ceño. Lo que molestaba a Phoebe, comenzaba a incomodarme y no estaba en mis planes convivir con una zombi escolar, así que abrí la boca para reclamarle o algo, pero al final no pude decir nada.

    Dejé de mirar a Phoebe y regresé al asqueroso almuerzo frente a mí.

    Aún con todo y el castigo, la visita de los Niemii parecía irreal, es decir, Nokam aliándose a un pequeño negocio de tecnología obsoleta en bancarrota; simplemente, no tenía sentido. Encima estaba la amenaza de que el sujeto venga a mi escuela, con solo pensarlo me parecía una dimensión paralela.

    «¡Ojala así fuera! —pensé —. Si, así fuera… si se tratara de un universo paralelo. Solo habría un deseo que me haría muy feliz: Volver a ver a mi amado Arnold»

    Golpeé mi cara contra la bandeja de comida. ¡Dios! ¿Por qué no podía superarlo? ¿porqué? Él ya no volvería jamás y yo no debía de estar….

    —¡Mierda!

    —¿Necesitas una servilleta, pequeña? —de pronto sentí como los latidos de mi corazón se aceleraban. Aquella voz que tanto extrañana, era él, era…

    —¡Tú! —Desilusión— ¡¿Qué diablos haces aquí!?

    Empujé a Niemii lejos de mi silla.

    —Linda, disculpa. Es solo que noté que necesitabas limpiar tu rostro luego de irte de boca a la comida. Seguro que estabas muy hambrienta— sonrió y el resto de la escuela se burlo de mi en el comedor.

    Juré en ese instante que esa sería la última sonrisa que diera para humillarme y lo golpearía aunque me quedara toda mi vida sin mesada.

    No tarde mucho en cumplir mis propósitos y detener la burla del comedor, caminé como solía hacerlo cuando todos se alejaban de mi con temor a ser la próxima víctima; sin embargo, esta vez las chicas se abalanzaron para atender a Niemii.

    Unos minutos bastaron para que esas tontas me acusaran con el director, no podía creer el que ese tarado pudiera causarme tantos problemas y saber que solo estaba fingiendo. Ahora que escuchaba el sermón del director sobre golpear y disculparse, me di cuenta de que lo único de lo que me arrepentía era de no golpearlo con más fuerza.
     
    Última edición: 8 Junio 2014
    • Me gusta Me gusta x 3
  7.  
    Keilani

    Keilani Usuario popular Comentarista empedernido

    Libra
    Miembro desde:
    7 Marzo 2013
    Mensajes:
    589
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Inolvidable [hey arnold!]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1175
    Capítulo 2. La hija de un imperio en decadencia.

    Los rumores sobre Kate corrían en la escuela, el chico había venido a revolucionar la secundaria Pública No. 124 con su porte de galán de telenovela de las ocho de las noche, además de los puntos que ganaba por ser el novedoso estudiante extranjero que ¿cómo podía faltarle? Era hijo de un empresario en progreso.

    —¿Has visto que bonito trasero tiene? —preguntó Phoebe y con solo ver su expresión tenía ganas de vomitar.

    —Phoebe, mejor deja de babear por él que vas a empapar mis libretas —me quejé y azote la puerta.

    —¡Vamos, Helga! No me digas que no tienes ni un poquito de curiosidad por conocer a Kate.

    —Yo, hablar con ese pelmazo. ¡Olvidalo! —me pregunté si todo el asunto de la cafetería había sido un extraño sueño porque parecía que Phoebe no lo recordaba.

    —¡Kya! Viene para acá

    —¿¡Qué?! —expresé con fastidio.

    Kate se dirigía hacia nosotras, pude ver en sus ojos lo que quería. Aún tenía en mente aquella terrible cena que tuvo con mi padre cuando recién se mudo a Washington y debo decir que contrario a Bob estaba convencida del gran pelmazo que eran padre e hijo.

    —Señorita Helga —dijo inclinándose a tomar mi mano y besarla, por suerte que mis reflejos me permitieron evitar ese contacto o de seguro las cosas habrían terminado con un golpe en la entrepierna de Kate —. Lamento lo de la otra noche, pero ¿crees que podamos hablarlo ahora?

    Mire a Kate un momento, el tipo se comportaba tan idiota como la otra noche; sin embargo, no tenía interés en que el mundo se enterara de que debía tratar con gente como él. Después de todo, tenía una reputación que cuidar.

    —Phoebe, déjanos solos —mi amiga abrió más los ojos detrás de sus gafas y podía jurar que acababa de tirar parte de lo que juzgaba de mi por la borda, pero ya me encargaría luego de arreglarlo —. Por favor.

    —Esta bien, Helga —respondió luego de un rato y se fue con la cabeza gacha. ¡Joder! ¿Qué rayos le había hecho a Phoebe ahora?

    —Bien, me alegra que accedieras a hablar.

    —Deja los formalismos, Niemii —respondí con mi mente aún en Phoebe —. No tengo tiempo para dedicarlo a tu presencia —repusé.

    —Auch, eso duele ¿no puedes llamarme Kate? —Mire al cretino enfrente de mí y me pregunte si esto iría a terminar pronto, no quería hablar con él pero si mi padre se enteraba que ignore a Kate en la escuela de seguro me sermonearía dos horas más de lo acostumbrado.

    —En tus sueños y mejor apresúrate si no quieres que me largue.

    —Fiú… pésimos modales para alguien cuya compañía de localizadores pende de un hilo, del cual tengo yo las tijeras —allí estaba el maldito gancho, quería algo e iba a utilizar la empresa de papá para comprometerme a ayudarle, pero claro es porque no conoce a Helga G. Pataki.

    —Eso díselo al Gran Bob, yo no tengo nada que ver con el negocio de localizadores.

    —Eres su hija, pensé que tenías todo que ver.

    —Y yo pensé que los finlandeses eran tímidos —contraataque y me crucé de brazos si él quería llevar las cosas a lo personal lo haría.

    —Fui criado por ingleses, no puedes culparme por ser un tanto ególatra.

    —Yo puedo acusarte de lo que me dé la gana, Kate.

    —Así me parece mejor, creo que comienzas a tutearme.

    —Sí, claro, como digas ¿Ya puedo irme?

    —Claro, siempre y cuando aceptes ser mi novia.

    —¿Estás de broma? Soy Helga G. Pataki la más grande brabucona de la Pública 128 ¿qué te hace pensar que quiero ser tu novia?

    —Fácil, eres también la chica que nadie ha podido conquistar en el trayecto estudiantil y debo añadir que no eres tan fea como Bob lo piensa, así que decidí que serás un gran comienzo para comenzar mi estadía en esta secundaria. Además… estoy seguro que nuestros padres se alegraran de saber lo bien que nos llevamos, quien sabe; en una de esas hasta Bob se enorgullece de ti.

    —Eres un imbécil, Kate; será mejor para ti que te olvides de todas esas babosadas antes de que decida hacer de tu mundo una pesadilla.

    —Al menos dime que lo pensaras, querida.

    —Sí, claro. Lo pensare el día que dejes de ser una molesta plaga.

    Kate se alejó y noté que su nariz estaba en mejores condiciones. Eso fue lo más extraño cuando llegué a la oficina del director...
    __________________________________

    Acababan de llevarme a la dirección por golpear en la nariz a Kate, algo que desde mi perspectiva lo tenía bien merecido por andar de boqui floja; aún recuerdo el ajetreo que hicieron en la dirección y la advertencia de llamar a mis padres que tantas veces había cruzado sin resultado mayor a una suspensión por la ausencia de mis padres.

    Así pues, avance a la dirección a paso lento y pesado ¿qué haría durante mi próximo tiempo libre el día de mañana?, en realidad no tuve tiempo de pensarlo porque por primera vez me sentí fuera de este universo.

    —¿Bob? ¿Miriam? Pe-pe-pero… ¿qué hacen aquí? Ustedes nunca vienen cuando les mandan llamar.

    —¿De qué hablas, Olga? Siempre venimos cuando causas problemas.

    Busqué a los padres de Kate, pero solo encontré a ese imbécil sentado quien al verme movió sus labios lo suficientemente lento para que yo pudiese comprenderlo “Te lo dije”. Recurrí a mi memoria para desbloquear alguna parte de mi que pudiera recordarme sus palabras, hasta que una parte de mi despertó.

    Recapitule uno a uno mis encuentros con él; primero, la cena en casa de Bob donde no pudimos hablar casi nada; luego, el día que me pidió ser su novia, allí si pudo hablarme ¿de qué rayos me hablo? Era algo sobre el negocio de mi padre, ser su novia, lo importante que era él para Bob… Allí estaba “él y la importancia que tenía para Bob”, Bob y Miriam se habían presentado por primera vez en la dirección por un solo motivo: Kate. Maldito imbécil, realmente podía causarme problemas si deseaba hacerlo, como me lo había advertido yo estaba bajo su control.

    Me sentí tan frágil como no recordaba haberme sentido antes, tan débil como si estuviera llena de lodo bajo la lluvia y solo fuera una pequeña de preescolar… y también… también como si esperará que alguien apareciera a rescatarme de la tormenta.

    El director aprovecho la asistencia de mis padres para entregarles los miles de reportes que había acumulado en el ciclo escolar, algo que a mi padre no le pareció importar, puesto que apenas termino la firma de todos los reportes el único llamado de atención fue en torno a haber golpeado al hijo de su socio y encima me hizo disculparme con el idiota en frente del director.

    —¿Aún soy una molesta plaga? —me susurró una vez fuera de la dirección.

    Esta vez no supe que responderle acababa de hacer una anotación, pero el juego aún no terminaba hasta que yo lo decidiera.
     
    Última edición: 8 Junio 2014
    • Me gusta Me gusta x 2

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso