Ciencia ficción Find me in paradise [Torneo]

Tema en 'Relatos' iniciado por Hygge, 11 Julio 2013.

  1.  
    Hygge

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    Escritora
    Título:
    Find me in paradise [Torneo]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2927
    Hola a todos. Hoy hice este fic para un torneo a si que les dejaré un resumen de lo que se puntúa:
    - Me gusta, NO valen
    -Comentario en el tema del escrito que NO sea Spam, vale 2 puntos.
    -Si un usuario envía un MP a cualquiera de los jueces con su voto con la razón del porqué, vale 3 puntos, no importa si es Spam o no. Los jueces son Kushina Uzumaki- Croissant Castle
    -La elección del juez valdrá 5 puntos.
    ~El contrincante que junte más puntuación, pasará a la siguiente ronda.
    Así que aquí les dejo mi historia y espero que les guste :D (y que comenten si quieren)

    FIND ME IN PARADISE.

    Era una mañana fría y gris de Diciembre en el palacio de los Binner, y nevaba con mucha fuerza. Los copos de nieve correteaban por el cristal de la ventana de la niña de ojos azules, hija de los propietarios de la inmensa casa. La pequeña se desperezó y bostezó enérgicamente. Acababa de despertarse y aún estaba medio adormilada.
    Era una muchacha pequeña y delgada, de unos seis años. Su pelo, rubio y recogido en dos pequeñas coletas, le llegaba poco más de los hombros. La puerta se abrió de pronto y por ella apareció un hombre alto y desgarbado, de unos cinquenta años. Era el mayordomo de la casa, Esteban.
    Su pelo estaba cubierto de canas y tenía un gran bigote que le ocupaba casi toda la cara. Traía una bandeja de plata con el desayuno servido y colocándolo con mucho cuidado en la cama, saludó a la niña formalmente:

    —Buenos días señorita Amy.
    —Buenos días. —respondió la susodicha mientras se frotaba los ojos.
    —Sus padres se han marchado a una reunión muy importante, y no podrán estar con usted hoy. Si necesita cualquier cosa llámeme. —le explicó el mayordomo antes de salir de la habitación.
    —Si Esteban... —dijo con un deje de tristeza en su voz.

    Amy era hija única de una familia muy rica, y nadie tenía tiempo de jugar con ella. Sus padres siempre estaban en reuniones y ella se quedaba sola en casa al cuidado de Esteban.

    —Ojalá tuviera a alguien con quién jugar. —pensaba la pequeña mirando al techo.

    Pero de pronto, un destello iluminó la casa y Amy se asomó por la ventana. A fuera no se veía nada pese a la fuerte ventisca. Solo pudo distinguir una pequeña figura en la nieve y decidió ir a ver.
    La niña se cambió rápidamente y se puso su abrigo de invierno. Bajó lentamente las escaleras para que el mayordomo no la oyera salir. Levantó el picaporte con cautela. Quería evitar que sonaran las campanillas de latón que había sobre la puerta así que la abrió solo lo suficiente para poder deslizarse por ella. Silenciosa y cuidadosamente, cerró la puerta por fuera. Y solo entonces comenzó a correr.
    La nieve le resbalaba por la cara, metiendosele por el cuello. El frío y la humedad le calaban el abrigo, pero a Amy no le importaba. Finalmente, la muchacha logra apreciar la figura de un niño más o menos de su edad, que yacía inconsciente en el suelo. Poco a poco, el niño se incorporó en el suelo y miró a la joven de ojos azules, confuso y aturdido. La pequeña le tendió la mano para ayudarle a levantarse y se presentó:

    —Hola me llamo Amy, —le dijo con una voz dulce e infantil. —¿y tú quién eres?
    El muchacho dudó un momento, bajó la cabeza y le respondió:
    —Yo...yo soy Izan.

    El niño era, al igual que Amy, pequeño y delgado. Su pelo azabache, le caía chorreando sobre la cara y estaba un poco pálido por el frío.
    La muchacha invitó a Izan a entrar y este le siguió agradecido, no sin antes lanzar una mirada decidida al cielo y susurrar:
    —Al fin la encontré.

    Con pasos sigilosos subieron las escaleras y entraron en el cuarto de Amy. El azabache se quedó boquiabierto al ver una habitación tan grande. En las paredes había estantes que llegaban hasta el techo, abarrotados de todo tipo de libros, video juegos o juguetes de moda. Al fondo de la habitación, se hallaba la cama, cuya extensión era cuatro veces mayor que el tamaño de la niña.
    En lo alto lucía una hermosa lámpara de un rosa fucsia muy llamativo. El cuarto en sí, era el sueño de toda niña pequeña.
    Mientras tanto, la joven de ojos azules cerraba la puerta sigilosamente y se sentaba en la cama junto a Izan. Le ofreció un poco de su desayuno, pues ella aún no le había incado el diente, y este se lo agradeció amablemente. Empezaron a conversar, siempre en el tono de voz adecuado, porque si el mayordomo se diera cuenta de que Amy había traído a un niño a su casa lo echaría enseguida y volvería a quedarse sola.
    La niña sintió curiosidad y empezó a hacer preguntas a su invitado el por qué había estado tirado en la nieve inconsciente. Izan solo bajó la cabeza y no respondió. Parecía que le inquietaba tan solo el hecho de contestarle a esa pregunta, pero se decidió a hablar, pues la muchacha se había portado muy bien con él:

    —Yo...yo...soy huérfano. Mis padres murieron en un accidente de coche y me escapé del orfanato porque me trataban muy mal. Y en mi fuga me desmayé aquí por el frío. —explicaba el azabache con lágrimas de cocodrilo.
    —¿No tienes a dónde ir? —le preguntó la joven de ojos azules afligida.
    El niño negó con la cabeza.
    —¡Ya se! ¡Te quedaras aquí conmigo! —respondió Amy muy emocionada.
    —¿Enserio puedo quedarme? —se preocupó el azabache.
    —¡Claro! A mis padres les dará igual, pero por si las moscas, te esconderás por ahora, ¿vale?
    —¡Vale! —gritó muy animado el muchacho.

    Las estaciones pasaron rápidamente, y la amistad entre Izan y Amy se fortaleció. El chico era alegre y optimista, y su compañía le hacía a Amy la vida menos monótona. Eran innumerables las travesuras que habían llevado a cabo juntos desde que se encontraron la primera vez. Amy le preparó su propia cama con el colchón de la sala de invitados y siempre comían allí. Fueron creciendo juntos. Izan ahora era un chico alto y guapo de 10 años, que aún seguía teniendo esa sonrisa tierna que le encantaba a la joven de ojos azules, quien empezaba a sentir cosas por él que aun no comprendía. La muchacha se había convertido en una joven alta y guapa con el pelo largo y liso. Izan también empezó a enamorarse de ella pero intentaba ocultar ese sentimiento por su propio bien.
    Pero llegó el día en el que los padres de Amy descubrieron su pequeño secreto y el azabache tuvo que marcharse.
    La niña pasó la noche llorando por su amigo. Ya entrada la noche se le ocurrió irse con él, así que cogió una manta y sigilosamente salió a la calle bien abrigada. Encontró a Izan acurrucado junto al árbol que había en su patio. La pequeña sonrió y se acurrucó junto a el muchacho, tapándose con la pequeña manta. Izan se ruborizó pero logró decir tartamudeando:

    —A...Amy, gra...gracias por ser mi...mi amiga.
    —De nada. —y apoyó su cabeza en el pecho del joven.

    A la mañana siguiente los padres de la niña la buscaron desesperados pero al verla tan feliz junto al muchacho, les hizo recapacitar. Así que Izan se quedó en la gran casa junto a su mejor amiga.
    Los años pasaron rápidamente. Izan ya formaba parte de la familia Binner. Iba al instituto junto a su amiga y seguían jugando todos los días. Ya habían cumplido los 16 años y habían cambiado mucho. Ahora se peleaban cada dos por tres pero siempre acababan bien. El amor que sentían cada uno por el otro fue creciendo poco a poco.

    Amy se despertó muy entrada la mañana, cuando el Sol estaba alto, y los dorados rayos que se colocaban por la ventana jugaban con su rostro y su pelo rubio.La muchacha volvió a la realidad lenta y perezosamente. Qué bien se estaba en la cama, cómoda y caliente. Bostezó y se frotó los ojos. En ese momento abrió los ojos y para sorpresa de la joven, vio a su amigo Izan observarla atentamente con su tierna sonrisa y se reincorporó de un salto.

    —¡¿Qué haces aquí?! —le gritó la muchacha enojada.
    —Pe...perdón, sólo venía a despertarte, no te enfades. —intentó tranquilizarla el azabache.
    —¿¡Qué no me enfade!? ¡Me estabas espiando mientras dormía! —le chillaba mientras cogía su almohada y se la tiraba a la cara.
    —¡Ya te he pedido perdón, para!

    Los dos jóvenes empezaron a correr por la habitación, hasta que Amy le dio alcance y se cayó sin querer encima de Izan, haciendo que los dos se sonrojen. Sus rostros estaban muy cerca uno del otro. Empezaron a acercarse cuando la joven de ojos azules se levanto y titubeo:

    —E...eres invécil Izan. —dijo muy colorada y se fue de su cuarto dando un portazo.

    El azabache suspiró y le respondió muy bajo:

    —Oh, Amy, si supieras por qué estoy aquí, y que nos depara el futuro. Ojalá no te pase nada y pueda cumplir mi destino. —se levantó y se marchó.

    Camino del instituto ninguno decía nada. Tenían pensado irse cada uno con sus amigos y evitarse pero a lo lejos sonó un estruendo que los sacó de sus pensamientos.
    La chica se asustó mucho y se aferró al brazo de Izan.

    —¿¡Qué ha sido eso!? —preguntó Amy aterrada.
    —Ya ha empezado. —dijo el azabache mirando el suelo y apretando los puños.— ¡Sígueme!

    El muchacho agarró la delicada mano de la joven de ojos azules y se fueron corriendo hacia el lugar de la explosión.
    Había un gran agujero en medio de la carretera y muchos coches habían sido arrastrados por él con gente dentro. Numerosos heridos se retiraban del lugar del accidente, por suerte no hubo ningún muerto, aún. Izan se detuvo enseguida al ver el hoyo. La muchacha, asustada y confusa, intentaba llamar la atención de Izan, pero no funcionaba.

    —¡Izan! ¿¡Qué está ocurriendo!? —le gritaba Amy desesperada. —¡Izaaan!

    Un meteorito se estreyó cerca de ellos e hizo que cayeran al suelo. El joven azabache se desmayó por el golpe y Amy tenía heridas leves por el cuerpo. La chica de ojos azules pidió ayuda pero nadie podía ayudarla, pues todos los ciudadanos se habían refugiado en sus casas. Se oyó un chirrido muy fuerte procedente del agujero y de él aparecieron dos figuras que no parecían humanas. Su piel era roja como el fuego, tenían dos cuernos y una gran cola negra que ametendraba a cualquiera. La humana se quedo sin palabras al ver a estos dos seres que ella conocía de las leyendas: ¡eran demonios!
    Empezaron a caminar en dirección a la chica y esta siguió llamando a su amigo abatida. Al fin se espabiló y se puso enfrente de la joven para protegerla. Los seres del Infierno empezaron a hablar:

    —Cuanto tiempo sin vernos, joven Izan.
    —I...Izan, ¿conoces a estos tipos? —le preguntó Amy cada vez más confusa y asustada.
    —¿¡Qué si nos conoce!? ¡Somos muy buenos amigos ¿verdad? —dijo el otro demonio, sarcástico.
    —¡Cállate! Deja marchar a la chica. —ordenó el azabache.
    —Lo siento, pero no podemos, necesitamos a la chica para la ofrenda y lo sabes. —el ser del Infierno estaba perdiendo la paciencia.
    —¿Qué...qué ofrenda? Izan, ¿qué quieren estos demonios y por qué te conocen?

    El muchacho no tuvo tiempo de responderle, pues los demonios se habían cansado de hablar y empezaron a atacarles. La joven cerró los ojos y cuando los volvió a abrir, estaba volando por el cielo agarrada de Izan, quien tenía...a...¿alas blancas?

    —Izan, ¿eres un ángel?
    —Amy, es hora de que te cuente la verdad. —le dijo el joven muy serio. —Yo no soy ningún huérfano, como te dije cuando nos conocimos, te engañé para protegerte, pues yo soy tu ángel de la guarda.
    —¿¿Qu...qué?! —gritó muy sorprendida por lo que su amigo acababa de decir. —¡¿Me engañastes?!
    —Si, pero lo hice para protegerte, porque tú eres la elegida para ser la ofrenda del diablo. Me mandaron esta tarea a mí porque tenía tu misma edad y podría estar contigo jugando y a la vez protegiéndote. Todos nosotros sabíamos que los humanos seríais atacados por los demonios e ideamos un plan. A sí que...
    —Izan, ¿por qué no me lo dijistes? —le cortó la joven de ojos azules con lágrimas en los ojos.
    —Quería que tuvieses una vida feliz.
    —Pero, ¿que pasará ahora entre nosotros? —respondió entre sollozos.
    —Al cumplir mi misión, debo marcharme.

    No tuvieron tiempo de seguir hablando, una bola de fuego le dio de lleno a Izan y estos cayeron en picado. Estaban a pocos metros del suelo, pronto sería su final si se dejaban atrapar, pero una luz blanca proveniente del cielo, teletransportó a los jóvenes enamorados hasta el castillo del cielo.
    Amy volvió en sí y se maravilló al ver tan lindo paisaje. Era un gran campo de tierras muy fértiles, rodeado de todo tipo de árboles y flores preciosas. El cielo estaba despejado y hacía un fantástico día. La muchacha buscó a Izan por todas partes pero no aparecía. Las puertas del castillo se abrieron de par en par y apareció ante sus ojos un ángel dorado, rey de los cielos y protector de todos los demás ángeles. Detrás de él estaba el joven azabache quien al verla sana y salva hechó a correr para abrazarla.
    —¡Amy, como me alegro de que estés bien!. —decía mientras la cogía en brazos y la besaba tiernamente.
    —Yo también me alegro de que estés bien Izan. —le respondió sonrojada por el beso.
    —Mira Amy, este es Séil, el rey de los ángeles. —el susodicho se acercó lentamente.
    —Encantada. —he hizo una reverencia.
    —Igualmente, joven Amy.

    La alarma del castillo sonó y todos entraron en él menos Izan y Amy.

    —Amy, no podrás venir conmigo. Te quieren a ti por eso deberás quedarte aquí a salvo de todo peligro. —le explico el azabache.
    —Pero Izan, yo quiero ayudarte, no quiero que te pase nada.
    —Tu no te preocupes por mí, volveré, te lo prometo. —Y los dos se dieron un tierno beso de despedida.

    Las horas pasaban eternas para Amy, estaba sola en aquel inmenso campo de flores preciosas,pero no le importaba. Ella quería estar junto al joven que le robó el corazón. Séil le dio vía libre para que se teletransportara con él, cosa que estrañó mucho a la joven de ojos azules pero no le dio importancia.
    Cuando llegó a la Tierra no dio crédito a sus ojos. Todo estaba destruido. El cielo era de un color rojizo y había azufre en el aire. Amy no pudo evitar llorar. Qué habría sido de su familia, de sus amigos y de lo más importante, de su querido Izan. Las lagrimas cayeron al suelo y este comenzó a brillar.Todo se regeneró de nuevo, los coches destruidos, los que cayeron en la batalla revivieron y todo, poco a poco, iba volviendo a la normalidad. ¿Ella había hecho todo eso?
    A lo lejos vio a Izan yendo a su encuentro. Tenía una expresión rara en la cara. No era el mismo.

    —¡Izan! ¡Estás bien! ¿Qué ha pasado? —le preguntó mientras le abrazaba.
    —Jajajaja

    Ese no era Izan, era el Diablo. Había poseído al joven para llevarse a Amy. Y lo había conseguido.

    —Suéltame, tú no eres Izan. ¡Despiertaa! —gritaba intentando soltarse pero fue en vano.
    —Ahora eres mía. —dijo con una voz ronca.
    —Izan...—le miró a los ojos y le besó. —te amo. Despierta.

    El Diablo se quejó y soltó a la chica. Abandonó el cuerpo del muchacho y volvió al infierno.
    Izan despertó y Amy le contó lo ocurrido.

    —Ves Amy, te dije que te quedaras a salvo.
    —¡Pero si te he salvado la vida! —le dijo enfada.
    —Vale, vale no me pegues. —río Izan.

    Seil apareció ante los dos jóvenes y miró a Izan significativamente. El muchacho se puso rígido.
    —¿Qué pasa? —preguntó —¿Ha llegado ya la hora?
    —Ella no te necesita ya.
    Amy se volvió hacia el ángel dorado rápidamente, al comprender lo que quería decir.
    —¡Eso no es cierto! Yo le necesito a mi lado. ¡No quiero que se marche!
    Izan miró a la joven, profundamente abatido. Pero entonces tomó una decisión y se acercó a su amiga. Le puso la mano sobre los hombros y la miró a los ojos.

    —Izan... —susurró Amy.
    Él la contemplo en silencio, perdiéndose en su mirada.
    —Debo marcharme.—fue lo único que dijo.
    —No te vayas, —pidió, aunque sabía que era inútil. —No me dejes.
    —No voy a dejarte, en el fondo siempre estaré a tu lado y te estaré esperando. —y la besó por última vez.
    —Pero, ¿cómo voy a encontrarte?

    El chico le dirigió una última mirada llena de ternura y su imagen se hizo más borrosa y translucida, hasta desaparecer por completo.
    Amy se sintió vacía, muy triste y sola. Era la primera vez en 10 años que Izan no estaba a su lado, y lo peor era que no volvería. Pero entonces oyó una voz suave que le decía al oído:

    —Búscame en el paraíso.

    Amy dirigió una mirada al cielo con los ojos llenos de lágrimas. Sonrió y le contestó:

    —Lo haré, te lo prometo.

    FIN.

    Bueno, espero que os haya gustado y que COMENTEIS por favor. Suerte a mi contrincante.
     
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  2.  
    Cygnus

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    Haha... uno al ver la frase se pone a pensar en alguna situación de muerte de familiar o ser amado, al decir "búscame en el paraíso", como una despedida funesta.
    He de decir que me leí con voracidad tu one-shot, estuvo muy bueno. Sobre todo el comienzo, en el que le diste muchos aires de drama, después flojeó un poco, las cosas empezaron a ocurrir muy deprisa y sin mucho sentido una después de la otra. Es decir, el fic en cuestión tuvo un inicio bastante descriptivo, tanto así que puedo decir que me encariñé más con la niña Amy que con la Amy adolescente.
    No hubo tantas faltas de ortografía, pero sí algunas graves. "A fuera", "invécil", y otras que llegué a ver por ahí.
    La estructura muy bonita. Me gusta que respeten el guión largo para los diálogos, es de importancia para que el escrito se vea estético y bien separado.
    En sí, no soy aficionado a la fantasía. Por eso cuando comencé a leer sobre ángeles y demonios me quedé "ugh...", pero bueno, ésa ya es cosa mía. Hablando estilísticamente, te ha quedado bien, siendo concretos. Sólo lo que no entiendo es que, si era su ángel de la guarda, ¿por qué iba a estar tirado en la nieve, esperanzado de que la muchacha lo viera?
    El final no fue del todo de mi agrado, pero entiendo que haya sido una especie de final forzado por la frase, que de por sí no era muy buena. El "búscame en el paraíso" no daba muchas opciones, debía ser un fin de despedida, así que lo comprendo.
    Saludos.
     
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    Velvet

    Velvet Entusiasta

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    Julio de 2013. Un mes después de que nuestra mini-conejita objeto de investigación entrara al foro.

    No engaño a nadie. ¿¡Cómo escribías tan bien a los trece años!? Tengo que dejarte pasar el “invécil” y el “cinquenta” que acabo de leer pero aun así estoy bastante sorprendida de tu versión loli, mini blanquita. Y el “enserio”… bueno, puede que no sea tan sorprendente como parece.

    Esas separaciones raras de narración y diálogo seguían por ahí dando vueltas. Los plot twist de primer capítulo eran una bomba por allá en el 2013, que viejas épocas. ¡Y se ve que cisnecito ya andaba dando vueltas por estas alturas! Ah, lo que uno llega a encontrar por estos lugares.
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    ¿...tenía 13 años? Pues suavizo un poco lo dicho en 2013, el texto le quedó bastante creativo, jaja. ¿Habrá ganado ese concurso?
     
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  5.  
    Hygge

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    Sí, tenía 13 xDDD De hecho esta fue mi segunda historia. Y por aquel entonces agradecí mucho tus comentarios, aunque era una cría y me daba miedo cualquiera (?) Nunca está de más agradecerlo, jaja.

    Pasé de fase pero no sabía cómo eran los songfic y me descalificaron; triste historia xD

    Parece que hoy es día de revivir el pasado, ¿eh?
     
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