Un tipo con gabardina lucía parado en la plaza del pueblo de ninguna parte. Su barba y su pelo ya tenían varias canas luciendo como un hombre de 40 años, estaba acompañado de alguien que nadie podía ver pero él veía con una claridad terrorífica. Una joven en camisón se asomaba a su puerta para ver la madrugada, era linda pero no se comparaba a la belleza que siempre iba a su lado, la muchacha de pueblo era una morena pero la que lo acompañaba estaba demasiado pálida, eran dos contrastes parecidos al sol y la luna, la comparación era injusta. Las dos vestían de blanco pero la suya tenía aun su vestido de novia, lo amaba tanto que no se lo había quitado en años aunque ya se hubieran casado hace tiempo. Él insistía en lavarlo pero ella siempre decía que esa mancha roja en su pecho le daba un toque elegante y él estaba de acuerdo. A veces le incomodaba que pensaran lo peor de él por su esposa, la gente se inventa varias películas en su cabeza y alguien podría dilucidar que era un machista asqueroso que obligaba a su mujer a vestir esa ropa ceremonial durante toda su vida, afortunadamente nadie parecía notar a su mujer lo que también era una pena porque no envejecía y parecía que aún tenía 16 años. Siempre que le preguntaba su secreto ella simplemente reía y lo besaba, sus besos se sentían un poco fríos como si besara a una mujer que hubiera intentado suicidarse con pastillas de menta. Su caminar estén donde estén siempre era elegante y delicado dejando pequeñas pisadas blancas donde iba, estas se desvanecían al poco tiempo de que su amada pasaba por ahí, cerraba y abría los ojos y entonces desaparecían. Era su mujer ideal y por ello se había casado con ella, siempre obediente y cariñosa, hablándole al oído y animándole siempre en todo lo que hacía. Solo tenía un problema, era bastante fría cuando estaban en la cama. Como si estuviera durmiendo con—nadie—un bloque de hielo. Pero no había problema, ella siempre le ayudaba a buscar a la muchacha ideal que se le antojara en ese momento. Y ahora estaba encantado con la morenita que le había elegido. —¿Te gusta?—preguntó con una sonrisa encantadora mientras su esposo la miraba —Me encanta —Yay—exclamó emocionada. La falda de su vestido se movía a la par de su baile.
Muy bien, esto resultó un poco perturbador de leer, en mi opinión claro está xD Eso no significa que no fuera interesante. Comprendo entonces, que algo le pasó a su mujer en el día de su boda, quizás; obviamente ella está muerta dado que nadie más la ve salvo él y el que luzca su vestido de novia da indicios de que ese mismo día pasó algo. Y ahora es la que se encarga de buscarle a la siguiente víctima... Oh, también podría ser que él tenga cierto sentido psicópata y sea él quien la matara y también mate a las muchachas de turno. Interesante relato. Me despido esperando que estés bien y te cuidas mucho. Hasta otra.
Debo admitir que no esperaba algo así cuando leí el título. Pero me gustó bastante el relato, comencé muy confundida sin entender lo de las dos chicas porque decía que una era su esposa y la amaba pero la otra estaba ahí sin dar alguna señal de que fueran parientes. Pero a la mitad de la historia por fin comprendí todo y me dio una combinación de miedo e interés. El final me gustó como le pregunta si le gusta, pero su último diálogo no mucho (la verdad), creo que esperaba algo como más perturbador que dejara una incógnita. Sin embargo me gustó bastante tu historia y estoy feliz de haberme topado con ella por casualidad. Saludos. ♥