El principio del fin

Tema en 'Relatos' iniciado por LittleCrazy, 2 Febrero 2015.

  1.  
    LittleCrazy

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    Piscis
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    Escritora
    Título:
    El principio del fin
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3249
    Este es un One-shot que he tenido que hacer para la actividad Supervivientes
    Dicha actividad consistía en hacer un One-Shot o Drabble sobre un personaje, que ha sido seleccionado mediante dados ( a mi me ha tocado delincuente) y cómo ese personaje sobreviviría a un apocalipsis zombi.

    Espero que os guste, y es la primera ve que me presento a una actividad así xD La verdad que me lo he pasado muy bien escribiéndolo.

    El principio del fin
    Era una fría noche, y ni siquiera los animales salían a la calle. Allí mismo, una pequeña galería de arte estaba apunto de ser atracada.

    La sombra se aproximó hacia donde se encontraban las joyas. No le costó mucho forzar la cerradura de la vitrina. Las contempló , hipnotizada por su belleza. Metió la mano mientras su sonrisa se hacía más ancha. Sintió el fino collar de diamantes entre sus dedos. Una sensación de triunfó la recorrió. De repente un sonido fuerte invadió la galería, pillandola por sorpresa. Levantó la vista rápidamente para mirar de donde provenía ese sonido.

    —Es… imposible— se dijo enfadada. Antes de que pudiera reaccionar, tres policías irrumpieron en la galería. Todos empuñaban una pistola en su dirección. A ella no le quedó más remedio que suspirar y levantar las manos.

    —Te atrapamos, ladronzuela. Y con las manos en la masa— dijo una voz. Tras los policías apareció, sonriente, un hombre algo mayor. Se acercó a la muchacha y lo primero que hizo fue ponerla las esposas. Luego la quitó el gorro y, para su sorpresa, pudo comrpobar que se trataba de una chica joven y rubia. "No tendrá ni 20 años" pensó el hombre, sorprendido.

    —Llevadla a comisaría— ordenó a los policías.

    —Sí, inspector— dijo uno de ellos mientras se acercaba a la muchacha y se la llevaba del brazo. El inspector se quedó mirando la galería pensativo y suspiró. Luego dirigió la mirada hacia su reloj. Ya eran las 5 de la madrugada, pero sentía que la noche no había hecho más que empezar.


    Unos minutos después, la muchacha rubia y los agentes entraron en la comisaría. Fueron a una sala donde la tomaron una foto para la ficha policial, con un número de placa, y luego la llevaron a las sala de las celdas. Había tres pequeñas celdas, todas ocupadas por algún hombre.

    Cuando la vieron llegar todos silvaron y la piropearon, excepto un misterioso hombre encapuchado que permanecía callado en un rincón de su celda. La muchacha les miró con cara de pocos amigos.

    —Lo siento princesa pero como podrás ver esta noche tenemos la pensión completa, así que tendrás que compartir habitación— dijo el policía que la acompañaba.

    La muchacha suspiró a modo de respuesta.

    —Venga, no es para tanto. La cárcel será mucho peor... cuando estés allí echarás de menos este sitio— dijo el policía sonriendo mientras abría la celda del centro.

    Ella entró en silencio. Luego el policía cerró, y antes de volver a su mesa, observó a la chica un momento. La miró con tristeza. Se preguntaba por qué una chica tan joven robaba. Había visto en su DNI que apenas tenía 19 años. Suspiró y volvió a su mesa, que estaba frente a las celdas.

    La joven rubia apretó su manos entre los barrotes y apoyó la cara mientras suspiraba. Echó un vistazo a la comisaría. Una voz procedente de su celda la hizo que girará la cabeza.

    —¿Qué preciosidad tenemos aquí?— preguntó el hombre con el que compartía celda. La muchacha le estudió con la Mirada y llegó a la conclusion de que aquel hombre rondaría unos 30 años. Además, apestaba a alcohol.

    El hombre se dirigió a ella con los brazos en alto y una mirada pervertida. Ella volvió a girar la cabeza hacia el frente, suspirando. Frunció el ceño, y cuando notó que el hombre estaba lo suficientemente cerca, levantó rápidamente su pierna derecha, formando un perfecto ángulo de 90 grados y propinando una buena patada al hombre en la entrepierna. Este no se lo esperaó y cayó al suelo, doblado del dolor.

    Se oyeron las risas de los demás presos, exceptuando las del encapuchado que se limitó a sonreír.

    —Serás...—dijo el hombre ,dolorido.

    —Nunca te metas con una gimnasta— contestó ella sonriente mientras bajaba la pierna.

    El policía, que lo había visto todo desde su mesa, suspiró y se acercó a la celda. La abrió y sacó a la rubia.

    —Voy a cambiarte de celda antes de que le mates— dijo mientras cerraba.

    -Soy una ladrona, no una asesina- dijo ella mientras entraba en la otra celda. Se sorprendió al descubrir que estaba en la del misterioso encapuchado.

    El policía cerró la puerta y ella se quedó observando al hombre misterioso. Aunque no se le veía la cara entera, descubrió que era mucho más joven de lo que pensaba. La sacaría unos 5 años como mucho. Se le veía apuesto, de piel algo morena. Una barba de pocos días cubrían sus facciones juveniles. A parte de la capucha llevaba un grueso pañuelo al rededor del cuello, y una especie abrigo largo que le llegaba hasta los tobillos. Lo poco que podía ver de su ropa eran unas botas marrones de hombre que llegaban hasta las rodillas y unos pantalones extraños. Eran como de combate, de una tela fina, que no habría sabido describir.

    —"Qué tío más raro. Es como si vistiera de otra época"— pensó la joven mientras le estudiaba con la mirada. De repente un pensamiento le cruzó la mente.

    —Oye... ¿tu no serás por casualidad un fanático del Assansin's Creed?— preguntó la muchacha sin vergüenza.

    El joven sonrió ante la pregunta y luego negó con la cabeza. Ella se quedó pensativa, mirándolo. Luego extendió la mano hacia él.

    —Me llamo Ginebra... Aunque todos me llaman Gin.


    El joven se quedó mirando la mano de la joven, y acto seguido tendió la suya.

    —Me llamo Draco— dijo él mientras la estrechaba. Ella abrió los ojos, sorprendida por el nombre, pero no dijo nada. Gin se dio cuenta de que las manos del chico iban cubiertas de mitones de cuero.

    —¿A tí también te pillaron robando?— preguntó la muchacha.

    Él negó con la cabeza.

    —Me pillaron con armas— contestó. Ella abrió los ojos. Podría estar hablando con un traficantes de armas o un asesino.-Pero no es lo que piensas. No trafico con ellas ni he matado a nadie— dijo como si le hubiera leído la mente, lo que produjo que a Gin le pareciera más misterioso aún— Solamente me estaba preparando para lo que se avecina esta noche.

    —¿Lo que se avecina?— dijo ella sin comprender.

    —Sí... hoy es el día.

    —¿El día?—preguntó ella— vamos a ver... estamos a 7 de noviembre de 2014...— se quedó pensando detenidamente si pasaba algo importante ese día— ¡Ahhhh! Ya caigo... hoy es el famoso día que dicen que se cumple la profecía antigua esa.

    El chico asintió en silencio.

    —Venga ya...¿cómo te puedes creer eso? ¿De verdad piensas que esta noche los muertos saldrán de sus tumbas e invadirán la tierra, como si de un apocalipsis zombi se tratara?

    —Está demostrado— se limitó a decir. Miró el rostro de la chica, la cuál tenía las cejas arqueadas, y añadió: todos los factores para que ocurra están. La conjunción de los astros, la situación de la luna y el sol... todo está medido a la perfección. Yo pertenezco a una organización que ha investigado sobre eso. Y, por supuesto, nos hemos preparado para superarlo… y poder salvar a la raza humana.

    Gin se quedó sin palabras. Luego se echó a reír a más no poder.

    —Vaya, así que eres uno de esos lunáticos... ahora entiendo el disfraz— dijo ella burlándose y riéndose.

    El joven no pareció molestarse, seguía serio en la misma posición de antes. Apoyado en la pared y cruzado de brazos.

    —Tu ríete, pero cuando eso ocurra, pedirás que te salve— dijo sin alterar la voz.

    Ella dejo de reír y negó con la cabeza, sonriendo.

    —Además, esto va a empezar justo...— empezó a decir Draco. Luego bajó la mirada y miró hacia el reloj de Gin, que marcaba casi las 6 en punto— ahora.

    Las manecillas del reloj dieron justo las 6. La chica se quedó mirando a su al rededor, expectante. Pasaron una segundos y no ocurría nada. Luego miró a Draco con el ceño fruncido. Comprendió que le estaba tomando el pelo.

    Pasaron unos minutos y ella se sentó en el suelo. Estaba empezando a aburrirse. Fuera, el policía seguía en su mesa, ojeando una revista.

    —¿Sabes.... por un momento casi me lo creo?— dijo Gin mirando al muchacho. Este no se movió, ni siquiera se giró a mirarla. Antes de que ella pudiera añadir nada más, un policía irrumpió en la sala. Se le veía bastante alterado.

    —¡Tenemos un código rojo!— exclamó muy alterado —Te necesitamos. Hay una horda de caníbales por las calles. Actúan como si fueran... zombis.

    El otro policía le miró asombrado pero no dijo nada. Cogío sus armas y salió corriendo con su compañero.

    Gin giró la cabeza para mirar al encapuchado. El rostro de la chica estaba lleno de temor y asombro. El encapuchado le dirigió una enigmática sonrisa.

    —Te lo dije— se limitó a decir.

    Gin sintió Cómo su mundo se derrumbada. Tenía dos opciones, o quedarse en la celda, donde acabaría muriendo de hambre, si no conseguían meterse los zombis en ella antes, o salir y luchar por sobrevivir. Sabía que la mejor opción sería la segunda, aunque ninguna de las dos la gustaba. Al fin y al cabo no tenía ya nada que perder. Miró al chico, y supo que si tenía alguna posibilidad de sobrevivir sería con él.

    —Está bien...Voy contigo— le dijo con voz temerosa.

    Draco sonrió, satisfecho.

    —Lo primero que hay que hacer es salir de aquí— dijo mientras se separaba de la pared.

    La muchacha sonrió y metió la mano en su jersey, por la zona del escote. El muchacho, aunque no se le veían los ojos, la miraba atentamente. La chica sacó dos pequeñas ganzuas y se dirigió al candado de la celda.

    —Estás tratando con una ladrona profesional— dijo orgullosa. En menos de un minuto, el candado cedió y estuvieron libres.

    Los demás presos les llamaron, suplicando que les liberaran.

    —Hay que salvarlos también— dijo Draco serio.

    Ella asintió, y cogió el manojo de llaves que había encima de la mesa del policía. Entendía de cerraduras y diferentes tipos de llaves, así que no le costó nada dar con la buena a la primera. Abrió primero la celda de la izquierda, y después abrió la del centro. En ella se encontraba el hombre al que había pegado antes, y no le hacía especial ilusión liberarlo. Suspiró con resignación mientras abría la puerta.

    Todos lo presos salieron corriendo, sin dudarlo.

    —¡No!¡Esperad!— exclamó Draco,pero ninguno le hizo caso. Luego suspiró con resignación y negó con la cabeza mientras miraba al suelo— No sobrevivirán— murmuró.

    Se acercó a la mesa del policía. En uno de los cajones estaban las armas y la munición que le habían requisado aquella tarde. Contaba con dos pistolas de 9 milímetros, una mágnum y una ametralladora. Puso la mágnum y una de las 9 milímetros sobre la mesa.

    -Cógelas, las vas a necesitar- fue todo lo que dijo.

    Gin las miró pensativa. Por suerte, cuando era pequeña su padre la había enseñado a disparar con la escopeta de perdigones. Aunque intuía que esto iba a ser algo más complicado. Cogió unas cartucheras que encontró en otro de los cajones y se guardó las pistolas. Luego cogió su mochila, que reposaba en el suelo junto a la mesa.

    Una vez tuvieron todo lo necesario, salieron cuidadosamente de la sala, en guardia. Draco iba por delante y Gin le seguía muy cerca. Llegaron al hall de la comisaría. Todo estaba prácticamente oscuro y en silencio Había desorden por todos los lados, y muchas luces fundidas.

    —Están dentro— dijo Draco en un susurro.

    Gin tragó saliva y notó cómo el miedo la invadía.

    “Venga Ginebra… No es momento de tener miedo” se dijo mentalmente para infundirse valor. Cogió aire y lo expulsó lentamente.

    De repente, se oyó un ruido a sus espaldas . Se giraron rápidamente, con las 9 milímetros en alto. Detrás de un mostrador vieron aparecer al policía que había estado antes en la sala de las celdas. Era el mismo policía pero se le veía completamente diferente. Estaba pálido y cubierto de sangre. Sus ojos ya no tenían iris, eran blancos y estaban inyectados en sangre. Le faltaba medio brazo derecho, y andaba lenta y torpemente.

    Gin se quedó sin respiración, horrorizada.

    —Dispara a la cabeza, es su punto débil— dijo Draco mientras la miraba de reojo, sin bajar el arma— Y no dejes que te toquen, y mucho menos que te muerdan.

    Gin se dio cuenta de que aparecieron más de esos seres a su alrededor. La mayoría eran policías o personas que habían estado de antes en la comisaría. Gente que hacía menos de una hora había visto viva y en condiciones normales.

    Draco disparó al policía en plena frente. Este se convulsionó y cayó al suelo, produciendo un angustioso alarido.

    Gin reaccionó y se giró hacia los demás zombis. Disparó, cerrando los ojos, asustada. Cuando los abrió comprobó que había dado a uno en la pierna.

    —La próxima vez, dispara con los ojos abiertos— dijo Draco tornando una sonrisa. Gin le miró sorprendida. Se le veía realmente calmado ante la situación.

    El muchacho de la capucha acabó con el zombi al que había disparado Gin. Echó un vistazo rápido a la comisaria y comprobó que solo quedaban tres zombis más en pie. Gin reaccionó y se armó de valor. Se giró hacia otro de los zombis y le disparó. Esta vez no cerró los ojos, y comprobó, sorprendida, que le había dado en la cabeza.

    —Bien… Aprendes rápido— dijo el chico, el cuál seguía a su lado. No les costó mucho librarse de los otros dos zombis que quedaban. Cuando los mataron, registraron la sala.—Hay que salir de aquí— dijo Draco señalando la enorme puerta de entrada. Estaba sellada con una gran reja metálica— Probablemente hicieron saltar el sistema de seguridad cuando cundió el pánico afuera.

    Gin asintió y abrió su mochila. Sabía que esa cerradura requería de algo más que de unas simples ganzúas. Sacó un pequeño aparato eléctrico, parecido a un móvil, que conectó a la alarma de seguridad que había en la pared.

    —¿Cuál es el plan? A parte de sobrevivir, claro— preguntó la muchacha mientras tecleaba unos códigos.

    El chico la observaba, con semblante serio.

    —Tenemos que salir de la ciudad… Ir al sur. Allí me espera gran parte de los miembros de la organización. Han establecido un lugar seguro no muy lejos de aquí.

    La idea sonaba bien y Gin sonrió. En menos de un minuto, la gran reja de la entrada se levantó, dejándolos el camino libre. Guardó el aparato en la mochila y reanudó la marcha con Draco. Fuera, la situación era peor. La mayoría de las farolas estaban fundidas, muchos coches estaban apilados unos encima de otros, otros estaban estrellados contra los edificios. Pequeñas fogatas se extendían a lo largo de las carreteras, peligrosamente cerca de los coches. Había varios zombis vagando sin ton ni son por las calles. Era un verdadero apocalipsis zombie.

    —Ahora, necesitamos un vehículo…— dijo Draco estudiando el exterior. Vio, que no muy lejos de allí se encontraba el aparcamiento de la comisaría— Esperame aquí.

    Antes de que la muchacha pudiera decir nada, Draco ya corría hacia el aparcamiento. No sabía por qué, pero sentía que Draco nunca la abandonaría ni la dejaría tirada. Quizás, por ese presentimiento no le siguió. Confiaba en él a pesar de que le acababa de conocer.

    Miró cómo Draco derrotaba a uno de esos seres, antes de girar hacia el aparcamiento. Comprobó que el resto de zombis se hallaban lejos de ella, y consideró que no merecía la pena gastar balas.

    De repente, a lo lejos de la calle, vio cómo una pequeña silueta se movía corriendo hacia su posición. Cuando estuvo más cerca, Gin comprobó que se trataba de un niño. Tendría unos 10 años de edad, y corría gritando y despavorido. Gin dio unos pasos al frente y comprobó, horrorizada, de qué huía el niño. Era una especie de perro enorme. Tenía el pelaje lleno de sangre y varias partes del cuerpo descompuestas.

    —“Un perro zombie”— pensó Gin sin salir de su asombro. El grito del niño se oía cada vez más cerca.

    Si dudarlo, Gin corrió a protegerlo. Se interpuso entre el niño y la bestia, y apuntó a esta con el arma. Tres tiros la bastaron para derribarla, en pleno salto. Luego se giró hacia el niño. Este no paraba de llorar.

    Le dio un fuerte abrazo y ambos temblaron. No pudo evitar que unas lágrimas cayeran por su rostro.

    —Ya está…— dijo para tranquilizar al niño. Cuando levantó la vista, pudo comprobar con terror, que los zombis que había por la calle se dirigían lentamente hacia ellos. Aunque eran lentos, estaban muy cerca.

    Antes de que pudiera hacer nada, el ruido de una moto la sorprendió. Ella y el niño giraron la cabeza y vieron una Harley. El foco de la moto les iluminaba el rostro, y les costó ver quién era el conductor.

    —¡Draco!— exclamó Gin cuando ya le reconoció- Estamos salvados, pequeño- le dijo al niño mientras aún le abrazaba.

    Los zombis también habían reparado en él y se dirigieron hacia su posición. Él aceleró la moto, y atropelló a unos cuantos por el camino. Frenó en seco cuando llegó a la posición de Gin.

    —¿Subes, rubia?— la preguntó sonriente. Ya no llevaba la capucha puesta, debido a que la velocidad se la había bajado. Gin pudo descubrir unos enigmáticos ojos grises y una media melena castaña clara. Lo miró, sorprendida. Era muy atractivo. Luego rió ante el comentario.

    Draco reparó entonces en el niño.

    —No sabía que tenías un hijo— la dijo burlándose. El niño le miró, asombrado. Aquel desconocido se acababa de transformar en un héroe para él.

    —No es mi madre, señor…— dijo sin haber pillado la broma. Gin y Draco rieron ante el comentario del niño. El joven le revolvió el pelo de forma cariñosa y le dijo:

    —Anda sube, antes de que aparezcan más monstruos.

    Ayudó al niño a subir y lo puso sobre él, a los mandos de la moto. Gin se sentó detrás de Draco, y cuando este arrancó de nuevo , se agarró fuertemente a su cintura. Draco sonrió, pero no dijo nada. Gin miro a su alrededor. Vio la situación de la ciudad y la tristeza la invadió.

    Poco a poco, se dio cuenta de que estaban llegando a las afueras de la ciudad. La noche era fría, pero eso ya poco importaba. Cuando se quiso dar cuenta, descubrió que ya habían salido de la ciudad y que se encontraban en una carretera desierta, rumbo al sur. Giró la cabeza y echo un ultimo vistazo a lo que quedaba de su ciudad, la ciudad que la había visto crecer. Suspiró y desvió la mirada. Volvió a girarla para contemplar al que había sido su salvador. Vio su rostro recortado con la luz del sol, que poco a poco iba saliendo para indicar un nuevo amanecer. Comprendió, de pronto, cuál era su nuevo destino, salvar a la humanidad.
     
    Última edición: 2 Febrero 2015
    • Creativo Creativo x 1
  2.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Escritor
    La trama esta bastante bien, la narración fue muy buena y los personajes me gustaron. Vi algunas faltas ortográficas (pocas) y alguna mayúscula donde no debía estar, pero por lo demás, todo muy bien. Este capítulo suena a continuación, aunque eso depende ya de ti. Me ha gustado mucho, es diferente a otros que he visto. Gracias por pasarte.

    4/5
     
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  3.  
    LittleCrazy

    LittleCrazy Usuario popular

    Piscis
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    Muchas gracias por la valoración :) La verdad que si me gustaría continuarlo, obviamente no lo hice con esa intención solo era para la actividad pero mi imaginación voló mucho jeje así que lo mismo más adelante, lo continuo. La verdad que me tengo a mi misma como novata en este mundo jeje así que no me esperaba una puntuación tan alta :) Muchas gracias ^^
     
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  4.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

    Cáncer
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    Escritor
    Gracias por participar en la actividad espero te hayas divertido.
    Me ha gustado la historia es original en el argumento como en los personaje, el enfoque y el contesto en el que todo inicia, todo me gusto excepto el nombre del chico, me recuerda a otro personaje que no me agrada para nada, siento que los personajes tienen química es curioso que no solo sepan de los zombis -cosa que pocas veces pasa en otras historias- si no que ya están preparados. Me recordó esas organizaciones que se preparan para el fin del mundo que tiene clubs y así. Hay como pequeños dedazos nada grave, siempre genial.

    5/5

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  5.  
    LittleCrazy

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    Piscis
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    Escritora
    Muchas
    Muchas gracias por la crítica :) me alegra muchísimo que te haya gustado tanto.

    Jeje tal vez te recuerde a Draco Malfoy? La verdad que me basé en él para el nombre, por que no se, me suena misterioso jejej aunque si lo sigo probablememte le cambie el nombre, porque se me ocurrió otro que tal vez sea mejor.

    Se me vino a la mente lo del fin del mundo y dije: por qué no? XD

    Muchas gracias a ti por haber hecho la actividad, me lo he pasado muy bien.

    Saludos ^^
     
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  6.  
    Kokonose

    Kokonose 鈍感

    Virgo
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    Esperemos que esto tenga un final feliz, que puedan lograr salvar a todos los seres humanos y animales que puedan. Me gustó que el niño pudiera estar a salvo, hubiera sido muy triste que hubiese muerto. ¿La bestia habrá sido tan sólo un perro mordido por un zombi?

    Cuando leí que eran más de 3.000 palabras dije "Whoa, esto será largo", pero no se notó para nada. Fue una lectura llevadera.

    Saludos.
     

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