One-shot El último sabor

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Kirino Sora, 14 Agosto 2012.

  1.  
    Kirino Sora

    Kirino Sora Entusiasta

    Aries
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    4 Octubre 2011
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    189
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    El último sabor
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2678
    ¡Hola! ¿Cómo estáis? Aquí estoy nuevamente con una nueva historia, esta vez basada en la canción de Meiko sobre los pecados capitales (siento no saberme el título de la canción). Esta historia era para el concurso de Vocaloid pero no pudo ser al cancelarse así que ya lo publico. Espero que os guste.

    El último sabor

    Érase una vez, en una pequeña posada situada al sur del pueblo, vivía una mujer joven de dieciocho años cuyo nombre era Miku.

    Era una mujer hermosa de extensos cabellos turquesa, ojos de color similar y tez pálida sin igual. Amablemente acogía a sus huéspedes, ignorando si podían pagar o no. Al fin y al cabo aquello sería innecesario.

    Porque de todas formas ellos desaparecerían de este mundo.

    En el fétido castillo de la reina apóstala
    como siempre la cena final está por comenzar
    Con platillos repugnantes listos para devorar
    sonriendo a flor de piel una mujer los comerá

    Bajo esa faceta benevolente e inocente ocultaba un ser oscuro que superaba la comprensión humana, y con varias intenciones oscuras.

    Bien, ¿cuál será el siguiente plato? –se preguntaba a la vez que saboreaba sus labios, decorados por un líquido rojo y vital para la vida.

    Vanika Conchita era como se hacía llamar
    pero padecía de opsomanía crónica
    Aquel síndrome muy lejos la condujo hasta probar
    el nivel más inhumano de comida antimoral

    Nadie sabía del apetito voraz que poseía la chica ni cuántas cosas ha llegado a probar la muchacha; desde que terminó de probar todos los sabores existentes y empezó a interesarse en otros gustos, nadie ha sido capaz de detenerla.

    Nadie ha podido detener su apetito voraz, o mejor dicho, nadie se ha percatado de ello.

    Nadie se ha fijado en que ella devoraba a aquellos huéspedes que con tanta amabilidad acogía.

    Exacto. Miku, con una sonrisa adornando su blanco rostro, acogía a sus clientes para después encerrarlos y hacerse un buen festín con ellos, creando como por arte de magia deliciosos manjares que satisfacían su extraño paladar. Y la gente no sospechaba ya que algunas personas –a aquellas a las que Miku no consideraba deliciosas– eran testigos de las maravillas que cocinaba, yéndose con satisfacción, inconscientes de los ingredientes con los que los había elaborado.

    Hónrala y respétala
    A nuestra gran Conchita soberana
    Toda la comida que en el mundo hay
    exclusivamente solo para ella será

    Ella se encontraba dentro de su diminuta posada, al lado de la chimenea y resguardándose del frío invernal mientras pensaba qué cocinar con los restos humanos que le sobraban.

    ¿Qué podría cocinar? ¡Me muero por comer ya! –Ella esbozo una malvada sonrisa en su rostro a la vez que se pasaba el dedo índice por su barbilla de forma pensativa. Cada vez le daba más pereza cocinar su propia comida.

    Entonces golpeó una de sus manos con su puño, mostrando la idea que se le había ocurrido.

    ¡Ya sé! Debería de contratar a unos cocineros, ¡así cocinarán para mí! Y si alguno de ellos abre su boquita de más, sólo hay que darles una buena lección. ¡Qué lista soy!

    Devora todo lo que tú quieras Majestad
    Traigan más provisiones para complacerla ahora
    Aliñen con "eso" azul el plato principal
    que es la mejor especia para su elegante boca

    Y así estuvo durante días, contratando a varios cocineros. Sin embargo ninguno llegó a satisfacer el paladar de la muchacha, ganándose la lección que solo ellos conocían y jamás podrían contar.

    Porque ni siquiera tenían un cuerpo, una vida y un alma con el que contarlas.

    Hasta los huesos seguro que te encantarán
    y si no basta muerde la sabrosa platería
    Extrema felicidad habrá en su paladar
    porque la cena no ha terminado todavía

    ¡Maldición! –se quejaba la posadera cansada de esperar–. Estos estúpidos cocineros no duran ni un día completo. ¡Y ni siquiera tienen buen sabor! ¿Cuándo vendrá alguien que sea capaz de cocinar algo decente?

    Y a finales de invierno, bajo las constantes maldiciones y súplicas que soltaba la muchacha, alguien llamó a la puerta. Ella la abrió, encontrándose no solo con el frío que había en la atmósfera, sino también con dos niños de rubia cabellera.

    ¿Pero qué...? –Incrédula al ver a esos dos niños los recogió del cesto en donde se encontraban, abrazándolos entre sus brazos; eran gemelos y, por lo que veía, de unos ojos azules maravillosos y bastante sabrosos.

    La quincena personal de chefs de su solemnidad
    estresados le dijeron si podrían vacacionar
    Pero ella enfadada respondió a los demás:
    ¡Son unos ineptos que no saben más que reclamar!”

    Observó que más adentro, en una esquina de la cesta se hallaban sus nombres escritos en un trozo de papel. Empezó a leer en voz alta las únicas nueve palabras que había en su superficie blanca:

    –“Rin es la hermana mayor; Len, el menor. Cuídalos.” ¿Pero qué es esto? –cuestionó la joven enojada–. ¡Abandonan a estos niños y piden a un desconocido que los cuiden! ¿Acaso no tienen lógica?

    Pero la lógica de esos padres despiadados y de rostros desconocidos por lo menos era más coherente que su locura y paladar, eso debía de admitirlo.

    Hónrala y respétala
    A nuestra gran Conchita soberana
    Los traidores la pagaran
    con el castigo más grande que puedan pasar

    Ella volvió a observar a los niños. Len estaba durmiendo plácidamente mientras que Rin pataleaba entre sus brazos, quejándose del frío que hacía con sus berridos. Entonces a Miku se le ocurrió una idea.

    Puede que no sea tan malo que me los quede –Ella sonrió de par en par, mostrando su sombría sonrisa–; ellos serán mis cocineros mientras que yo seré la reina de esta posada. Pero aún debe de crecer más, lo suficientemente sabrosos y a la vez habilidosos para crear manjares que estén a la altura de mi gusto. Tendré que esperar mientras tanto.

    Y con un suspiro resignado y una sonrisa maquiavélica en su rostro, cogió a los gemelos y entró, cerrando la puerta tras de sí. Risas de regocijo sonaban sin cesar en el interior de la posada desde entonces.

    Devora todo lo que tú quieras Majestad
    es especial la carta de menú que hoy te espera
    El pelo azul marchitado su trabajo hará
    Adoba armónicamente la ensalada griega

    Los días pasaron, los meses también, hasta los años incluso, convirtiendo a los dos pequeños y frágiles hermanos en unos habilidosos cocineros de catorce años. Y, por supuesto, adquirieron el mismo gusto que la madre y reina del lugar. Al igual que ella, creaban manjares sin igual y el mismo gusto compartían, siendo ahora tres bocas las cuales alimentar.

    Pero a Miku no le importaba siempre y cuando ella no fuera la que tuviera que cocinar. Simplemente debía probar las delicias que creaban sus hijos, exigiéndoles una y otra vez hasta quedar satisfecha. Entretanto los jóvenes cocineros no tenían nada que reprochar, mientras tuvieran alimentos con los cuales cocinar –al igual que manjares suyos por probar–, seguirían viviendo igual.

    Eso mientras hubiera gente viviendo en el pueblo, cosa que ya no había. Al final, Miku se convirtió en la verdadera reina de ese pueblo abandonado y los gemelos Rin y Len en sus fieles cocineros. Sin embargo ya no podían soportar el hambre que tenían ya que se les habían agotado todos sus suministros, siendo días en los que ninguno de los tres probaba bocado.

    Hasta que un día...

    ¡Malditos inútiles! ¿¡Queréis hacerme algo de comer ya!? ¡Me estoy quedando en los huesos porque no me alimentáis! ¡Soy vuestra reina, la persona que os salvó ese frío día de invierno!

    Ella cogió una botella que tenía a mano y se los lanzó con furia. Éstos se protegieron lo máximo que pudieron, no obstante los trozos de cristal que hubo tras romperse hirieron sus delicadas pieles blancas comparables a la de su madre.

    Hasta los huesos seguro que te encantarán
    y si no basta toma otro, todos los que quieras
    Oh mayordomo ya sé muy bien que estás ahí”
    ¿Cuál será tu sabor? Quisiera ahora averiguar

    Lo sentimos mucho, su Majestad –se disculpó la creativa hermana mayor–. Pero ten en cuenta que el pueblo está vacío y ya no se pasa ningún huésped –se excusó lo máximo que podía.

    ¿¡Y qué!? ¡Me da igual si la comida es horrible, mejor para mí! ¡Sólo quiero algo que llevarme a la boca! –exigió Miku, ya al borde de su cordura.

    Cogió un vaso para beber un poco, percatándose de que les acababa de soltar la botella de la cual bebía. Furiosa, apretó el vaso con energía –cuestionándose los gemelos de que aún tenga fuerzas para ello–, consiguiendo romper el vaso en pedazos y haciendo que aquel líquido rojizo se deslizara por su mano ensangrentada.

    A Len se le ocurrió una excelente idea.

    Los gemelos se miraron durante unos segundos; fue como si pudieran comunicarse con la mirada.

    Su Majestad –le llamó el inteligente hermano menor con su típico tono persuasivo.

    Y el gran castillo acabó desierto al final
    nadie más que ella y solo ella con su soledad
    Pero insatisfecha aún así quería mucho más
    del nivel más inhumano de comida antimoral
    ¿¡Qué quieres!? –preguntó, o más bien gritó Miku, deseosa de poder comer algo.

    ¿Me concedería la oportunidad de poder crear el más delicioso plato que jamás podría probar? –En ese momento a Miku le brillaron los ojos entusiasmada.

    ¿¡Por qué no lo habíais dicho antes!? ¡¡Preparad rápidamente ese plato!! –ordenó impaciente la reina, ignorando su reciente herida y acomodándose en su mullido sillón, tan escarlata como su sangre.

    De acuerdo, pero prométenos que no se quejará del resultado; es la primera vez que lo cocinamos –avisó Len sonriente.

    Es cierto. –Asintió su hermana Rin, imitando su mismo gesto–. Aunque le aseguramos que será tan sorprendente que quedará sin habla.

    Miku, sin conocer antes siquiera las intenciones de los gemelos malvados, esbozó una sonrisa tan enorme como malvada. Empezó a reír sin control de repente y tosió de tantas risas, pero su rostro mostró una mueca de horror al divisar las gotas rojas que había escupido de su boca.

    Se tocó soltó el labio asustada.

    Era sangre. Su propia sangre.

    Un punzante dolor atravesó su esbelto cuerpo, concretamente la zona de su estómago. Había sido atravesada por aquellas enormes hojas de acero afiladas que aquellos rubios empuñaban. Y entonces Miku soltó un grito de horror, escuchándose las repugnantes risas de los gemelos haciendo eco en su cabeza.

    Esa fue la última vez que Miku pudo abrir los ojos. Los cerró lentamente... Y nunca jamás se volvieron a abrir.

    Devora todo lo que tú quieras Majestad”
    se repetía mirando su mano derecha
    Y ella sonrió con tanta tranquilidad
    El verdadero banquete empezará

    Minutos después, los dos se encontraban ya en la mesa, saboreando el mejor plato que habían elaborado hasta ahora.

    Incluso cuando le dijimos que no se sorprendiera... Parece que nos hizo caso omiso – comentó Len, centrándose más en comer que en retirar la especia rojiza de su cara.

    Es verdad –afirmó Rin, riéndose sin parar a la vez que se llevaba otro trozo a la boca–. Hasta le avisé que se iba a quedar sin habla... Literalmente.

    Los dos hermanos sangrientos volvieron a reír sordamente, siendo aquéllos los únicos sonidos que se escuchaban por la posada, al igual que el golpeteo de los cubiertos y el masticar de sus bocas.

    Para Conchita la más peor de las comidas
    exactamente fue su propia carne en vida
    Ahora cada sabor al fin lo degustó
    pero por eso nadie jamás sabrá cuál era su sabor

    Tiempo después los gemelos Rin y Len desaparecieron de aquel pueblo fantasma en busca de más ingredientes para sus platos. El pueblo por fin obtuvo el silencio y la tranquilidad deseada. Y desde entonces fue como si los gemelos se hubieran desvanecido por completo. ¿Seguían vivos o estaban muertos? Nadie lo sabía.

    Por eso nadie más que esos gemelos sabrán cuál era el sabor de la reina. Un sabor que ni Miku misma conocerá nunca jamás.

    Fin
     
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  2.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

    Piscis
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    Una pregunta de tamaño ._. dafuq??

    ¿Porque Mikue s la reina? se sabe que originalmente es meiko
     
  3.  
    Kirino Sora

    Kirino Sora Entusiasta

    Aries
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    porque no podia poner a Meiko, en el concurso ponia que si quería poner esta canción no podía elegir a la que canta la canción, es decir, meiko
     
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