¿Tortura?

— Entonces…— Lo miro a los ojos esperando una respuesta. Mi respiración, agitada, choca con su pelo oscuro como la noche.

— Entonces, ¿qué? — Sigue jugando con la taza de café. Odio cuando evade sus responsabilidades de esa forma tan tonta.

Me incorporo en la cama y me coloco delante de él. No me importa estar vestida solo con la camisa que él usó anoche. Le quito la taza con determinación y fuerza, manchándose las sabanas de aquel amargo y aromático líquido. No sé cómo se lo puede tomar solo. Él me mira con el entrecejo fruncido y expresión de “mira lo que has hecho”, pero me da igual, quiero mi respuesta.

— Contesta— Le exijo con una mirada dura.

El tan solo resopla con pesar y se lleva la mano a su cabellera rizada. Después de un rato con la misma posición, vuelve a resoplar y me mira serio a los ojos.

— Mira que llegas a ser pesada…— Resopla antes de alzar su mano para tomar la camisa que llevo. Muestro una sonrisa satisfecha. Como siempre, he ganado.

Me acerca a él y se apodera de mis labios con los suyos en un beso apasionado que me arranca un suspiro y hace que esas dichosas mariposas vuelvan a aparecer en mi estómago. Poco a poco se deja caer en la cama, arrastrándome con él. Y yo, como siempre, me dejo llevar. Lo que pasa es que no me acuerdo de la taza de café hasta que escucho algo romperse en el suelo. No puedo evitar comenzar a reírme por la cara que pone.

— Era mi taza favorita— Me susurra a centímetros de mi rostro, con cara de pocos amigos. Yo no puedo evitar seguir riéndome— Me la vas a tener que pagar— La cara de enfado la sustituye una sonrisa pícara.

— Ah, ¿sí? — Me apoyo en su pecho desnudo al tiempo que arqueo mis cejas castañas y esbozo una sonrisa divertida.

— Como a mí más me gusta…— En un rápido movimiento que no me espero para nada me coloca debajo de él. Sigo riéndome como una loca mientras el besa mi cuello— Deja de reírte— Me mira frunciendo el ceño— Se supone que esto es un castigo por haberme roto la taza— Vuelve a acercarse a mi cuello lentamente— Así que… nada de risas, señorita— Me da un pequeño mordisco en el cuello que me arranca un inesperado gemido. Observo con el rabillo del ojo su sonrisa divertida— Eso está mucho mejor.

Sube por mi cuello hasta llegar a mis labios. Y se queda ahí parado, esperando mi reacción. Por lo que me inclino rápidamente para intentar robarle un beso, pero él es más rápido y se aparta a tiempo.

— Recuerda— Me observa desde su posición— Es una tortura— Vuelve a sonreír. Se inclina sobre mí lentamente, mirándome fijamente a los ojos con sus profundos orbes azules. La espera se me hace eterna. Pero finalmente acaba llegando a mis labios. Los atrapa en un movimiento lento y profundo. Quizás rudo. Pero no me molesta, todo lo contrario.

Desliza sus manos hasta los botones de la camisa y los desabrocha uno a uno. Lentamente.

¡Dios! ¡Qué desesperación! Si hace falta me la arranco. Y con esa idea dirijo mis manos desesperadas en busca de la camisa. Pero él se adelanta a mis movimientos y me atrapa las manos a medio camino.

— Estate quieta. Como sigas así tendré que atarte— Vuelve a colocarme las manos por encima de la cabeza— Aunque, pensándolo bien, eso sería una buena idea— Sonríe divertido, pero a mí no me hace ni chispa de gracia. Bufo desesperada mientras él termina de desabrochar la dichosa prenda.

Recorre mi vientre con su dedo índice. Es un toque suave, pero que me quema la piel allí por donde pasa. Arqueo mi espalda a la vez que dejo escapar un leve gemido. Después de su dedo, le siguen sus labios. Ahora sí que es una verdadera tortura.

— Más te vale que esa taza sea insustituible— Le digo con los ojos entrecerrados por el placer.

— ¿Quieres dejar la maldita taza? Estoy intentando concentrarme — Me suelta mientras juguetea con mi cuerpo.

— Te voy a dar yo concentración— Murmuro molesta a la vez que con un giro me coloco encima suya— Ahora me toca jugar a mi— Le susurro seductora al oído.

El tan solo sonríe complacido.

— Siempre me han gustado las mujeres guerreras— Se incorpora conmigo sentada en su vientre y me besa con pasión, retirando la camisa por completo, dejándome completamente desnuda sobre él— Suerte que me voy a casar con una…

Su comentario me saca una sonrisa y consigue sonrojarme. Atrapo su rostro entre mis manos y lo atraigo hacia mí para volver a besarlo con pasión. Y así nos dejamos llevar por el momento, uniendo nuestros cuerpos en uno solo, pues pocas semanas más tarde, uniremos nuestras almas en una sola…



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Y os preguntaris... ¿y esto? ¿A qué narices viene? Pues... ni yo misma lo sé! xDD El caso es que aprendí como poner el guión largo (yujuuu!), y pensé en probarlo. Así que, empezando a escribir, ha salido esto :3 Es una locura, sin argumento ni nada, pero bueno, se puede clasificar como micro relato con sus 809 palabras justitas... xDD Pero en verdad me gustó escribirlo. Espero que lo disfruten ;) Un beso! Dejen sus comentarios y les contestaré ^^