Prohibido Suicidarse en Primavera.

Este es mi primer fics, ojala les guste:


En el hogar del suicida, se podia encontrar muchas clases de personas con problemas de todo tipo. Todo aqui es extraño. Desde sus pasientes hasta sus empleados.
El doctor Onigumo Musso y su ayudante Naraku eran los encargados de todo.

En una tarde.



-Engaños de amor, vidas sin rumbo... drogas, mala vida ¿Es que no puede haber nada nuevo—pregunto Onigumo mientras ojeaba los papeles que tenia sobre su escritorio.



- Hay un nuevo joven que llego anoche, Señor. Que se pasea hablando solo por el parque— dijo Naraku sin interes, apuntando hacia una pared. Justo donde se encontraba el dicho jardin.




-¿Y cual es su diagnostico? —pregunto Onigumo, guardando los papeles en orden.




-Aun no lo se pero... Creo que puede ser un problema amoroso, Señor —dijo Naraku sentandose frente al escritorio de su jefe.



-Has... ¿Hablado con él acaso? —pregunto interesado, la actitud de su empleado era extraña.



-Yo si, pero cada vez que me hacerco a él... dice que quiere estar solo —le dijo con simplesa y restandole importancia.



-¿Y como es él, Naraku? —pregunto Onigumo viendo su reloj de mano.



-Cabellos negro y ojos azules, tez morena y viene de una parte alejada de Japón... Koga—Onigumo arqueo una ceja— Se llama Koga Ookami, Señor—




-Ya veo, deja que Sango hable con él... —dijo Onigumo sorprendiendo a Naraku.



-¿Esta seguro señor? —le pregunto dudoso, no sabia si era buena idea que esa loca mujer se acercara a nuevo.



-Si, ¿Algun problema con ello, Naraku? —le desafio el Sr. Musso, Naraku nego y se marcho de alli.



En los jardines principales estaban Sango y Ayame, recorriendo las zonas.



-Lamento esto... —dijo Sango mientras se limpiaba las lagrimas.



-Dejalo, el llanto es tan saludable como el sudor pero más poetico... —dijo Ayame, pues ase un segundo ella acababa de contarle su triste historia.



Justo en ese mometo llega Naraku.



-Sango... —le llamo la atencion.



-¿Si, Naraku? ¿Que sucede? —dijo ella extrañada, dejando de lado a Ayame.



-¿Ha visto usted a nuestro nuevo paciente?—ella nego con la cabeza— Pues, Onigumo quiere que usted le de la bienvenida... asi que vaya —ordeno él y se fue.



Las mujeres vieron extrañadas la situacion ¿Que se traia entre manos el ayudante?


N/A: Bueno, no tengo nada de experiencia haciendo esto. Asi que espero que ustedes me ayuden.