Un amigo.

Hace mucho tiempo perdí un pariente, todos dejaban ver su dolor pero yo no sentía esa opresión en mi pecho será porque no lo entendía o porque en realidad no significaba nada para mí.

Pero actualmente creo que la muralla que me alejaba de la gente se está cayendo en pedazos, creando a un ser sensible y que muestra su dolor con facilidad. Realmente la sociedad me despreocupaba, sin embargo tengo una pequeña debilidad con los animales.

Creo que a eso llamaría mi talón de Aquiles, hace poco mi preciado amigo perdió la guerra contra una mortífera y arrasadora enfermedad dejando la soledad a mi alrededor.

El apenas había vivido un poco de esta vida que todo lo arruina, recuerdo que la noche anterior a su muerte el pequeño cachorro camino hasta mi cama y aulló para tratar de llamar mi atención, al escucharlo desperté un poco aterrado ya que esa noche no había parado de llorar mientras le aclamaba al cielo que él no partiera.

El pequeño logro conquistarme o más bien soltó un encanto sobre mí creando este vínculo, aun así la mañana siguiente él partió hacia el nuevo mundo; en sus últimos suspiros lo sostuve sobre mis brazos mientras sollozaba y él solo me miraba dolorosamente.

Aun hoy en día cuando veo al padre del pequeño siento una opresión en mi pecho y un pequeño nudo que se aflora en mi garganta, junto con mi semblante seco ya que no hay más lágrimas que derramar.