Suave

Libre y suelta en el aire de la libertad vecina.
Sonrisas a juego de grandes ojos inquisidores de nuevas y limpias verdades.
Verdes planicies cargadas de polvo gris que al respirar me producen una extraña y agradable picazón.
Blancos y negros mareados en un sin fin de grises no son colores, pero son mi realidad de todos los días.
Si solo supieras cuanto tiempo llevo esperando para poder ser lágrimas en el dia.
Lunas de cemento repletas de luz que me persiguen hasta las sombras que no tienen nada que ocultar.
Mareos repentinos en una limpia mañana se quedan con la luz de mis ojos y me abrazan colores en la oscuridad.
Siempre con esa sonrisa en el rostro me llevas a un estado superior, tu no vienes conmigo.
Suaves los dedos que acarician mi cara cuando los sueños son nítidos y la realidad difusa.
Las medias de corazones y flores que se asoman por debajo de la manta son tan estridentes como esa extraña presencia entre ambos.
Serviciales las voces que socorren nuestros difusos pensamientos, pero ellos en realidad no hacen nada.
Y si vuelves ahora ya nada sería distinto, aunque todo lo fuese en realidad, sería esa tan ansiada distinción extraña.
Los brazos que me salen de la espalda recorren mi interior y me revuelven las entrañas.
¿Cuando lo volveran a hacer?
Me suelto el pelo y me siento de piedra al correr descalza entre nosotros.
Sorpresas de última hora que me sacuden y me levantan del suelo, que creo que era blanco.