Sesiones

Al menos desde hace... ¿dos meses? Empecé a ver una psicóloga, aunque para el día de hoy ya va un mes en el que no puedo / se pospone / me cancela la cita. No me lo pone muy difícil, he estado considerando la idea de dejar de asistir, pero... solo lo ando pensando. Las sesiones son diferente a como las recordaba -tuve que asistir por ahí por el 2012 y encontré a la misma psicóloga que me atendió en aquel tiempo, así que no hay mucha incomodidad-. Antes solo llegaba al lugar y hablaba sin parar, recibía consejos, tips y formas diferentes de ver / enfrentarme a la vida... Ahora, al menos las pocas veces en las que he ido, el tiempo se concentra para tratar algo en específico. Y eso me hizo darme cuenta de algo importante.

Necesito hablar.

No hablar de algo en específico o un tema en particular... Tengo que hablar de todo, de nada, de las tonterías que se me ocurren a cada segundo porque eso es lo que me agobia, me asfixia, me hunde y provoca que pierda el control. "Te ahogas con aquello que nunca dices" y ¡santo Dios! Es verdad.

A diferencia de varios años atrás, estoy hablando... pero no es suficiente. No hablo con la intención de gustar, comento esto porque al principio "le gusto" a las personas, pero mientras más tiempo pasan conmigo más comienzan a ver los términos "extraña", "rara", "diferente" y derivados como algo malo. Hablo porque soltar las palabras me hace sentir mejor, porque es sano.

Es un poco solitario que el ciclo se repita constantemente y todo termine en la misma conclusión. Es triste y hasta dañino hacerme esperanzas de que todo culminará de un modo distinto cuando siempre ha sido el mismo modus operandi, aunque no quiero decir con eso que creo que las cosas permanecerán siempre igual. Es una etapa de la vida que debo superar porque luego encontraré a aquellos que estarán conmigo. Sin embargo, por el momento, voy a hacerme cargo de aquello que necesito para estar en paz conmigo misma, y eso es dejar de guardar las cosas, empezar a hablar.