Roland - Capítulo 27 - Promesa

Publicado por Antonionoventayseis en el blog Antonio's Cave.... Vistas: 428

Subí las escaleras apresurado como si el mismo Diablo me persiguiera. Esto que está ocurriendo debe ser una maldita broma. Por suerte no dependo completamente del bastón para llegar arriba, aunque no es tanta mi velocidad. Allí miré la puerta de mi habitación y luego la de Eli, no hay nada fuera de lo común, sin embargo, debido a las grabaciones que el vigilante me mostró... no puedo permitirlo, debo salvarla de tal barbarie. En eso escuché algo que se cayó en su habitación. Mis manos se ponen frías como si las enterrara en la nieve, mi respiración se acelera y las piernas me tiemblan sin control. Sin embargo, esto no me detuvo. Giré el pomo de la puerta sólo para darme cuenta que esta no abría. Sentí ese puño en mi pecho apenas me entero de la situación, y ese maldito sonido al otro lado de la puerta no me deja pensar... ese sonido de una cuerda al sostener un objeto pesado...

--¡ELI!--

Grité lo más que pude pero no recibo una respuesta de su parte... Joder, espero no lo hayas hecho, Eli... eres más fuerte que eso, yo te conozco. Pateo la puerta con fuerza y no abre, lo intento otra vez esperando un cambio... pero era el mismo resultado. ¡Maldición! Nuevamente pateo la puerta pero ni se molesta en abrir. El terror me está matando, que sólo sea una pesadilla mía, que solo sea eso, por Dios. Quisiera abrir mis ojos y verme acostado en la cama de la habitación de al lado... o al menos en mi casa y así evitar que estos eventos se hayan dado. Retrocedí hasta llegar al pasamanos de la escaleras y tomé fuerza para correr contra la puerta y así golpearla con todo mi peso en la orilla, lejos de las bisagras. Tanta fue mi sorpresa cuando esta se rompió.

--¡Eli, no!--

En la habitación me encuentro con la peor imagen, Eli se encontraba desnuda y colgada del cuello mientras luchaba por aire. En el suelo yacía la silla tirada junto a la sábana blanca que ha estado usando estos días para cubrir su cuerpo. Me paré del piso tan rápido como pude, mi pierna comenzó a doler debido a la bruzca acción. No quiero que me falle ahora, no por favor. Aún tengo oportunidad de salvarla, todavía sigue luchando por respirar, todavía tengo tiempo. La abracé por las piernas y levanté con todas mis fuerzas, tal vez así no le apriete tanto y pueda quitarse la soga amarrada en su cuello, sin embargo, me doy cuenta que tiene dificultades. Busqué por el suelo algo que usar de apoyo y ayudarla hasta que vi a un lado de mi pie está la silla que seguro usó para intentar suicidarse.

Me afinqué de mi pié izquierdo e ignoro el dolor del hueso mientras que levanto la silla con la otra. Se cae una vez. Calma, tengo otra oportunidad, Eli sigue luchando. Otra vez vuelve a caerse. Maldita sea, no logro levantarlo como debe. Respiré profundo y lo volví a intentar, esta vez salió como quería, pude levantar la silla a lo que, aún sosteniendo sus piernas, me paro encima de este.

--¡No vas a morir!, ¿me escuchas?-- Le grité con fuerza.

La soga está muy tensa, debo levantarla un poco más. Cogí fuerzas y lo hice, no se me dificultó mucho gracias a la adrenalina que corre por mi lastimado cuerpo. No tengo idea de cómo voy a quitarle la soga del cuello... tal vez si muerdo aquí... sí, creo que de esa forma sí funciona. Como tenía pensado, mordí el nudo que tenía tras su cuello, con un poco de esfuerzo puedo desamarrarlo pero aún me falta por hacer, tiene 3 vueltas. No me importa, debo salvarla. Mordí cada una de ellas y halé hasta quitarlas una por una, gracias a la ayuda que Eli me otorgaba, pude liberarla de ese cruel destino. Reaccionando a tiempo, sentí cómo todo su peso recae en mí por lo que pierdo el equilibrio. Para nuestra suerte pude inclinarme de un lado para esa forma caer en la cama sin recibir tanto daño.

--Uff...-- El suave colchón amortiguó mi caida y yo amortigüé la de Eli la cual me hizo quedar sin tanto aire --Despierta-- Le dije agotado a la vez que doy palmadas en su mejilla hasta que la oí toser con exageración y se retorció.

--R-Roland-- Se volteó a mí con los ojos entrecerrados mostrando tristeza. Ahí pude observar como caían lágrimas por sus mejillas --¿Por qué?--

--Porque te amo, ¿que no es obvio?-- Grité sin querer provocando que me mirara con sorpresa a los ojos.

--No... no puedes amarme, Roland... no después de lo que te hice, yo te destruí y...--

La tomé por la barbilla para interrumpir lo que sea que iba a decir y besar sus labios gentilmente para después esconder mi rostro a un lado de su cuello.

--Quiero hacerte entender que lo eres todo para mí, no puedo vivir si no estás a mi lado-- Terminé confesando lleno de miedo --Mi vida no era más que una cascara vacía antes de conocerte. Siempre estuve metido en mi cuarto preocupado por lo que me prepararía el futuro sin hacer nada a cambio para cambiarlo... Si no hubiese sido por ti, ahora mismo estuviera muerto porque no soportaría ver a otras parejas agarradas de las manos, hablándose de lo tanto que se aman, de los besos que se dan y... maldición, Eli... te amo... fuiste la primera persona que llegue amar... ya no me importa lo que ocurrió aquel día. Gracias a tí dejé de sentirme invicible al mundo--

Hipó por un momento antes de tomar mi rostro con sus frías manos para así verme directo a los ojos. Se veían lágrimas que caían pero al final no lloraba con la fuerza que quería.

--T-También te amo, Roland... me asusta tanto la idea de no volver a tenerte, creí que nunca ibamos a estar juntos... tu personalidad, tu apariencia... Eres tan dulce y tímido, igual que un nio. Por primera vez en mi vida pude encontrar a alguien a quien pueda dedicarle mi tiempo, mi cuidado y mi amor... eres como un muñequito frágil el cual quiero volver mi prioridad. No quiero que volvamos a pasar por esto otra vez, nos causó tanto daño... Siento mucho lo que te provoqué, de verdad que lo siento mucho, todo fue culpa mía... mi culpa...-- Hundió su cabeza en mi pecho.

--Shhh... ya pasó... ya pasó...--

La abrazo contra mi pecho mi pecho, no pienso soltarla. Ella se ha vuelto muy valiosa para mí, no me importa las cosas que me hizo, al fin puedo creer lo que me decía... Yo la amo, y ella me ama a mí, eso es todo lo que importa ahora mismo. No sé lo que haría si la hubiese perdido hace unos minutos, si la puerta no se hubiera roto... Maldición, mi corazón va como loco.

Me cuesta creer que lo haya hecho, pero al menos pude salvarla... No quiero ni imaginarme lo que hubiese pasado si Clarissa me hubiese llevado a casa de su hermana... muchas lágrimas y llantos, eso sin mencionarme. Me da escalofríos pensar en eso solamente. Mi mejor opción es borrar esas imagenes de mi cabeza, no quisiera soñar con eso alguna vez. Le doy otro beso antes de separarme de ella y cubrirla con las sábanas de su cama, pero antes de sentarme a su lado, comienzo a revisar su cuello.

--Estoy bien-- Me dijo mirando con pena a un lado.

--¿Cómo que "bien"?-- Regañé --Intentaste ahorcarte hace unos minutos, ¿cómo puedes estar "bien"?-- Eli me abrazó sin decir nada, lo hizo así porque... porque sí. Estaba temblando de miedo y lloraba callada. Estoy aterrado. También la abracé intentado no llorar de igual forma --No... no vuelvas a hacerlo-- Susurré --Prometelo, dime que no volverás a intentar tal cosa, por favor--

--L-Lo prometo... Roland--

Fue en ese entonces que se desahogó. Lloró con ganas apretándose contra mí, solo era cuestión de tiempo que yo la acompañara en su tristeza.

--No sé lo que haría si te perdiera, Eli-- Terminé diciendo. No fue uno de esos susurros que de vez en cuando llegaban cuando me sentía solo, esta vez fui yo quien lo dijo en verdad.

--Te amo tanto-- Dijo entre llantos --Por favor, perdóname, no quise hacerte tanto daño--

--Todo estará bien, te perdono...--

Caímos a la cama completamente cansados. Apenas la tarde había empezado y las cosas se pusieron un poco pesadas. Esta será para siempre la mejor decisión que pude haber tomado. Si me hubiese ido con Clarissa, lo que ibamos a encontrar de regreso nos mataría... no debería pensar en eso, pero es la verdad. Qué bueno que decidí quedarme. Ahora Eli yace dormida sobre mi pecho respirando con tranquilidad con una ligera marca roja en el cuello. Acaricio su cabello notando la suavidad que ya me hacía falta y cubro un poco más sus hombros con la sábana.

No importa cuánto tiempo estuve con ella, me pareció toda una vida estar acompañado de Eli en su habitación, aunque estuviese dormida. Estiro los brazos acabando con el cansancio y veo el reloj que marca la hora, todavía es muy temprano y por lo que llego a recordar, Eli no ha comido mucho estos últimos días. Hay un par platos a medio comer y esta mañana vi a Clarissa guardando las sobras de los otros platos para el perro, ¿cómo hace para no perder de peso incluso cuando no come?

Mejor voy a hacer algo para comer. Así como ella quería, de ahora en adelante las cosas serán como antes. Nunca nos pasó algo malo, nunca nos llegamos a separar, nunca le dije aquella horrible palabra en casa de mis padres, nunca me molesté con ella, nunca le pedí que dejara de hablarme... Nunca intentamos esa atrocidad de quitarnos la vida en algún momento. De a poco me voy girando hasta salir de la cama, también tengo algo de hambre. Pero justo antes de pararme, Eli toma mi mano.

--¿A dónde vas?-- Me preguntaba soñolienta a lo que le sonreí.

--A preparar algo de comer para los dos... también debo deshacerme de la cuerda--

Miró mis ojos un momento y asintió calmada --Voy contigo--

Nos tomamos de las manos y salimos de la habitación. Eli parece que anda disfrazada de fantasma cosa que me da mucha gracia, es cómica, su cara tiene un ligero enrojecimiento a la vez que logro notar una sonrisita dibujada. Le ayudé a bajar las escaleras y observé todas las esquinas en la mansión, el vigilante debería estar vigilándonos, espero que no haya llamado a Clarissa para avisarle sobre lo de Eli.

Al llegar a la cocina, la dejé allí sentada mientras que buscaba poner la cuerda otra vez en la casa del perro. El patio yacía cubierto por esa gruesa capa blanca de nieve pero no hacía tanto frío como la tormenta de hace unas noches. Caminé hasta el hibernadero para coger una chaqueta y dirigirme a la casita del perro. Espero que Clarissa lo traiga hoy de casa de su hermana, así tendremos a alguien más que vigile la casa.

En el momento que me acerqué a la casita del perro, aparté la nieve en el suelo en busca del clavo para amarrar la cuerda. No me tomó tanto tiempo, la até y miré al cielo. Las grises nubes adornaban todo aquello que podía observar, las copas de los arboles yacían cubiertas también y las montañas en la lejanía sólo mostraban la mitad inferior al estar escondidas tras las nubes. Cada vez más esto se parece a la escuela que asistí, de verdad que quedaba lejos, pero valió la pena, me enseñaron bien.

Regresé a la cocina cuando sentía que la vestimenta ya no me protegería por mucho del frío. Eli seguía allí preparando algo para comer. Se suponía que lo haría yo para que ella no se esforzara en algo hoy. La tomé por la cintura y la aparté a un lado para ayudarla, no era mucho lo que ibamos a hacer. Calentamos algo de pan y preparamos leche caliente para luchar con el frío, luego subimos al cuarto otra vez, al menos allí está algo cálido.

Nos sentamos en la orilla para comer lo que habíamos hecho, me aseguré de ser lo más gentil posible y opté por darle yo mismo la comida en su boca, como si fuera una bebé. Eli me sonreía cariñosa. Le di otro pedazo para que comiera hasta que se lo terminó todo, al voltearme para dejar el plato en la mesita, veo por la ventana que comienza a haber vientos fuertes acompañado de la nieve que se pegan al cristal.

--¿Satisfecha?--

--Sí-- Afirmó moviendo la cabeza --Gracias-- Tosió un poquito.

--No hay de que... es lo menos que puedo hacer por ti-- Sacudo las migajas de comida que cayeron en mi pantalón y en su cama.

--Todo lo que hagas será suficiente para mí, Roland--

Me reí un tanto junto a ella hasta que reposé mi cabeza en su hombro con los ojos cerrados sin pensar en nada. Siento cómo mi peso se iba hacia abajo como cuando tengo sueño. Eli pasa su brazo por mi espalda para acariciarla y recostar su cabeza en mí también.

Por un rato abro mis ojos cuando divisé que en sus labios habían unas cuantas migajas de pan que no le había quitado. Al igual que en el centro comercial, con mi pulgar se los fui quitando uno por uno hasta dejarla limpia... pero no aparté mi dedo que ahora se encontraba en un extremo de su boca. La acaricié ahí por unos segundos sintiendo los pliegues hasta que, sin pensarlo dos veces, acerqué mis labios a los suyos lentamente hasta tocarlos. Un acto reflejo.

Fue un tierno beso aquél que no iba a llegar hasta ahí. Sin separarme acaricié sus mejillas con mis dedos hasta llegar a un costado del cuello apartando el frío de su piel. Al principio no hicimos más que un simple beso hasta que de a poco ibamos ganando calor. Con timidez danzamos nuestras lenguas mientras ibamos subiendo la velocidad por cada minuto que pasaba. Rodeé su cuerpo por encima de la sábana para abrazarla con cariño.

Fue en ese entonces que Eli hizo la siguiente movida. Se inclinó hacia mí con ambas manos en mi pecho queriendo recostarme en la suave cama... tampoco es que me doliera tanto las heridas, la mayor parte de ellas no me duelen desde hace un par de días ya. Me dejé llevar por el momento como si me hubiera hipnotizado, con solo tocar sus labios me quedé hechizado, así como cuando veo sus verdes ojos. No tengo idea de hasta dónde llegaremos con esto, y dudo que Eli también la tenga.

Froto toda su espalda mientras me ahogo en ese largo beso que terminará descontrolándome si bajo la guardia aunque sea por una fracción de segundo. Sin embargo, todo comenzó sin aviso y al parecer muy rápido a pesar de sentir haber pasado una eternidad. Eli estaba justo a mi lado sin separarnos. No hacíamos más que abrazarnos con fuerza y comernos a besos a lo que ella abrió la sábana que cubría su cuerpo desnudo para dejarme entrar en aquella guarida que la mantenían a salvo de los monstruos bajo la cama... en otras palabras, había tomado como una preza, imposible que me soltara ya. La calidez de estar con ella, algo que casi olvidaba. El calor dentro de mí que corre desde la nuca hasta el final de mi columna se hizo presente a la vez que siento su cuerpo desnudo junto a mi ropa. Apenado la alejé un tanto.

--¿Qué haces?-- Dudosa se dirigió a mí.

--No me parece algo justo que estés desnuda y yo... bueno...-- Me reí a lo bajo y lleno de pena.

--Oh...-- Miró a un lado con la cara ya roja --Yo te ayudo con eso-- Así misma se ofreció a ayudarme.

--¿Eh...?--

Intentó ronronear en mi oreja --Es lo menos que puedo hacer-- No sé decir si es poner miedo o evitaba llorar por lo "fresa" que estaba la situación.

Primero no le creí... pero ahí introdujo ambas manos por debajo de mi camisa para acariciarme el pecho y prosedió a quitarmela. Me miraba a los ojos y luego a mi cuerpo para ver lo que hacía. En mi pecho ya solo quedan algunas que otras cicatrices, nada que la asuste... que yo sepa. Al rato de pensarlo, siguió para desabotonarme el pantalón y quitarmelos. De los zapatos me deshice con facilidad porque no estaban muy apretados... Y allí estabamos los dos, ella desnuda y yo solamente con la ropa interior puesta.

--No quisiera que fueran besos nada más, Roland-- Me confesó algo callada. Apenada me fue quitando lo último que llevaba puesto y me cubrió con la sabana. Mi erección estaba apretado justo frente a su intimidad al mismo tiempo que me palpitaba --Te amo mucho-- Me dio otro beso antes de abrazar mi cintura con sus piernas.

--Yo también te amo, Eli... y q-quisiera confesarte algo-- Respiré profundo --Quisiera, con todo el corazón, que seas la mujer con quien pasar toda mi vida y formar una familia--

De sus ojos salieron una cuantas lágrimas que limpié --Yo también... quisiera tener una vida contigo junto a nuestra familia... no... desearía eso--

--Más que eso...-- Medité --Creo que sería una promesa--

--Una promesa será entonces-- Nos sonreímos.

Con otro duradero beso de lengua se posicionó arriba a la vez que acariciaba mi pecho con cuidado. Yo intentaba hacerle cosquillas por los costados de su cintura y torso provocándole reacciones no tan bruscas en su cuerpo... algo así como cuando te aguantas las ganas de toser, esto daba como resultado que sus labios vaginales dieran un exitante roce sobre mi miembro a lo que poco a poco va mojando el tallo con sus fluidos. Llevé una de mi mano hasta su cintura mientras que con la otra la dirigí un poco más allá. Paseé la palma por su nalga hasta llegar a su entrepierna, allí busqué un poquito más hasta encontrarme con sus labios completamente mojados.

Dibujé circulos en su entrada cosa que la hacían gemir y reír a veces. Me sorprendo antes las reacciones que le causo con tan solo mover mis dedos en aquella delicada área. Ya casi no puedo soportar esto que siento my dentro, pero no es la hora, debo esperar un rato más. Debo buscar un momento de relajo para no dejarme llevar por el instinto salvaje que estaba a punto de poseerme. Beso su cuello aguantando las ganas de seguir, Eli arqueaba la espalda apretándose más contra mí al mismo tiempo que sigo con los movimientos de mis dedos en sus labios mientras ella silencia sus gemidos con suspiros.

Extasiado de besos, contemplé sus senos que firmes estaban ahí con los pezones apuntando mi pecho. Y como un bebé, me llevé uno a la boca. Succioné con lentitud, bastó solamente con eso para que Eli se dejara caer encima de mí recostando su cabeza al lado de la mía y soltar un fuerte gemido en la almohada. Pero no lo dejé hasta ahí. Nos dimos las vueltas para ser yo quien estuviera arriba esta vez creyendo que encontré una debilidad en ella. Otra vez succiono su pezón con un poco más de fuerza. Se nota que quiere gemir de placer pero se cubre la boca con las manos, lo que veo que no puede cubrir completamente es esa sonrisa de ganadora que logro ver, como si esto se tratara de un juego... uno que no pienso perder. Aproveché para morderla ligeramente hasta que soltó uno fuerte.

--Tramposo-- Hizo un puchero --No se vale--

--¿Entonces por qué no me detienes...?-- Volví a morder provocando en ella otro fuerte gemido.

De todas las veces que le hice la misma "trampa", en ninguna me detuvo. Como ella lo veía, lo que estabamos haciendo parecía más a un juego. Después de tantas risas y bromas entre nosotros, al minuto terminamos con las caricias y las besos para vernos a la cara por unos segundos que parecían eternos. Minutos en las que nos decidíamos si seguir con lo que veníamos haciendo desde hace un largo rato. Todo se puso tan callado que se sentía como si me taparan las orejas. La admiré de arriba a abajo... se ve tan hermosa con su cuerpo desnudo frente al mio. Vi que tragó saliva y acarició mi pecho con cariño.

--¿Estás segura?-- Esperé su respuesta --Si no quieres seguir puedes decirmelo, yo entiendo...--

--Sí, quiero seguir-- Sonrió --Estoy lista--

Afirmé con la cabeza antes de besarla otra vez. Mostrando pena separó un poco más las piernas hasta que tuve una vista clara de su mojada intimidad. No estaba seguro si hacerle lo mismo de aquel día, pero cuando me le acerqué ahí abajo, Eli me tomó el rostro negando.

--Serán estos labios esta vez-- Señaló su boca.

--¿No te gusto aquello?--

--No es eso... es que me pone celosa que te enamores de esos labios y no los de arriba-- Balbuceó como toda una niña. No vi de otra que reírme de tales palabras.

--Muy bien, estos serán mis labios de ahora en adelante-- Susurré antes de un beso.

Sin movimientos rápidos o desesperados tomo mi miembro y lo llevo hasta su cavidad que parecía brillar gracias a la humedad de sus fluidos. Nuevamente la miré a los ojos en caso que se asuste y quiera parar, sin embargo, no fue así. Eli asintió esperando que lo introdujera aunque se notaban sus nervios. Esperando lo mejor, apliqué un tanto de fuerza pero este no entraba, se encontraba algo apretada de lo que creí. Lo volví a intentar, Eleonor cerró sus ojos y gemía de a poco mientras se agarraba de la sábana, sin embargo, sólo conseguí que la cabeza se deslizara hacia arriba dejando un pequeño hilo de liquido preseminal que nos conectaba. No pude lograrlo. Me pongo nervioso porque me llega la idea que estoy haciendo algo mal y nos saltamos uno o dos pasos. Otra vez empujé con más fuerza pero con el mismo resultado.

--Eres débil-- Intentó burlarse.

--No es debilidad...-- Bajé la mirada hasta sus labios viendo si estoy apuntando mal --...estás muy cerrada-- Regañé y volví a morder su pezón como castigo por lo que ella me dio la vuelta... me doy cuenta que por tercera vez este día, estoy abajo.

--S-Son lo nervios-- Aseguró. No sé qué me da más risa: su intento de molestarse o el hecho de que se comporte tan infantil en un momento como así.

Nos quitamos la sábana de encima y Eli tomó mi miembro para dirigirlo otra vez entre sus labios vaginales. Como una profesora me dijo que aplicara más fuerza esta vez, que después de todo, el sexo tampoco es algo fácil y es normal que se nos dificulte tanto. A parte, me remarcó que, al igual que yo, esta era su primera vez y que sólo hacía lo que había visto en películas y en la internet. Respiraba hondo y buscaba una posición cómoda para seguir con esto. La tomé por la cintura, teníamos miedo, pero no ganaríamos nada sin arriesgarnos. Tomando una bocanada de aire, empujé mientras que ella bajaba despacio. Lentamente observo como se va ocultando mi pene en su sexo. El corazón me late muy rápido, siento lo cálida que es por dentro y lo apretada que está con cada leve empuje que efectuaba.

Cuando por fin todo estuvo dentro, nos tomó un rato para acostumbrarnos a la sensación de estar por fin conectados de esta manera. Eli respiraba acelerada esperando el momento de moverse. Se pellizcaba lentamente uno de sus pezones erectos para seguir para que dio el primer movimiento ritmico de arriba a abajo, el cual era lento pero estimulante. A su ritmo me moví también para no dejarle todo el trabajo. Esa cosquilleante sensación en la punta de mi glande moviendose dentró de ella es tan relajante que no quiero que se termine nunca, mientras veo como mi miembro desaparece allí entre sus pierna, Eli se inclina hacia mí y toma mi barbilla para que la vea a los ojos mientras consumamos el acto.

Nuevamente vuelvo a coger sus senos con mi manos para comenzar a masajearlos al mismo tiempo que Eli incrementa la velocidad. Nunca imaginé que ibamos a llegar hasta este punto. No le hablaba mucho cuando llegué aquí la primera vez, luego entablamos unas cuantas palabras sobre noticias pero nada más allá... a pesar de sentir ese odio, muy dentro de mí, la seguía amando así me lo negara muchas veces. Algo muy extraño para mí, una persona que estuvo gran parte de su vida en una rutina que no cambiaba en lo más mínimo, algo que repetía una y otra vez cada semana sin quejarme siquiera... Y tenía razón... Gracias a ella mi vida se volvió un tipo de aventura, la golpiza que recibí se podría tomar como "acción"... sí, digamosle así. Conocerla fue romance, y ni hablar de cuando su primo el policía nos persiguió ese día.

Eli se detuvo luego de un largo rato, estaba cansada. No la culpo, así como ella dijo, el sexo es algo sencillo, además que el frío no nos ayuda mucho que digamos. Se quedó allí sentada sobre mi miembro el cual estaba completamente dentro de ella. Ahí empezó otro movimiento, esta vez de adelante hacia atrás mojando toda mi entrepierna con su nectar. Al momento que pareció echarse mucho hacia atrás, como para caerse, la sujeté y comencé a moverme para no darle todo el trabajo. Me miró sorprendida. Penetré con más energía para no quedar mal frente a ella. Este momento debe durarnos mucho más de lo que queremos, quiero hacer que se sienta tan bien como ella me hizo sentir la primera vez que nos besamos en mi apartamento.

Me senté para abrazarla y moverla conmigo. Con sus brazos rodeó mi cuello para mirarme fijamente a los ojos, ese verde cristal me hipnotiza cada vez que los veo, son tan... preciosos, nunca me cansaré de ellos. Beso sus labios con tantas ganas que pienso que no expreso mi amor a ella lo suficiente. Quiero tenerla mucho más cerca que ahora, suena imposible, pero es la verdad, no sé cómo explicarlo. Su respiración golpeaba mi rostro y me dejaba escuchar los gemidos que liberaba con gusto a un lado de mi cabeza. Se sentía liberada, como si se quitara un peso de encima. De a poco sentía que su cavidad se suavizaba por lo que la entrada y salida no se dificultaba.

Desgraciadamente, depués de sabrá-Dios-cuánto tiempo, mi eternidad con ella llegaba a su fin. Ambos estamos a punto de terminar nuestro momento mágico que desearíamos seguir.

--¡Te amo, Roland!-- Gritó alegre Eli, cosa que me sorprendió... y asustó, claro.

Feliz repetí --¡Te amo, Eleonor!--

Liberé todo dentro de ella sin dejar que saliera una sola gota a la vez que Eli también terminaba. La cama se mojó tanto de sus fluidos como de nuestro sudor. Con el corazón yendonos a millón, nos relajamos sobre la cama mirándonos a los ojos y sin salir yo de ella, seguíamos conectados. Eran tan fuertes los latidos que llego a oír los suyos queriendo romper su pecho.

--Eso fue...-- Negaba con la cabeza antes de ocultar su rostro en mi pecho --No sé qué decir... ¿de verdad es así de emocionante...?--

Solté una risita --No me lo preguntes... es mi primera vez también--

--Puedo sentirlo todo aquí dentro-- Señaló su vientre --Fue muy... especial...-- Lloraba de a poco --Ay, Roland...--

--No llores, por favor-- Sequé sus lágrimas --Me enorgullece que seas la mujer con la que pasé este momento... y me enorgullece que seas la mujer con la que pasaré el resto de mi vida--

--Ya lo prometimos, y lo volvemos a prometer, ya sabes... para que sea más importante de lo que ya es-- Suspiró con fuerza --Una familia...-- Recordó.

--Sí, es lo que tendremos, Eli. Una familia--

Pero si hay algo que me incomoda un poco es el hecho que nunca pude estar arriba ni por un minuto. En el beso que nos dimos, Eli mordió con suavidad mi labio a lo que aproveché de darnos la vuelta. La tomé por la cintura para mantenerla fija y volver a moverme. Eleonor me observaba a los ojos, seguro se preguntará si voy a seguir después de haber terminado hace un par de minutos. Rodeó con sus piernas mi cintura y asintió, comencé con un vaiven suave y así no ser tan brusco ya que debería estar sensible. Soltó por fin mi labio para morder el suyo.

Una familia nos prometimos y es lo que tendremos. Aceleré el ritmo hasta llegar al punto en que mi amada Eli liberaba sus gemidos con confianza una vez más. Sé que será extraño decir esto... pero estoy cansado y al mismo tiempo no. No quiero convertirme en un sádico después de esto, pero si es lo que ambos queremos... bueh... Confiado llevé una mano hasta su nalga y apreté sin tanta fuerza y subí la otra con lentitud hasta su espalda. De un momento a otro se me ocurrió abrazarla con fuerza para sentarme en la orilla de la cama con ella aún encima, los dos seguimos el movimiento placentero a lo que nos corrimos otra vez.

--Dos veces ya-- Me dijo.

--Sí... uff-- Me reía con ella --¿La tercera?--

--¿Puedes...?--

--Claro-- Eso espero...

--Muy bien, pero que sea en el suelo-- Asentí --Aparte, quiero estar arriba otra vez--

Pasamos las siguientes horas amándonos con locura, lo hicimos una y otra vez como si nos alimentáramos de eso únicamente, ¿cuánto tiempo en verdad? no lo sé, y tampoco me importa porque no es importante. Lo que vale es que ahora estoy con ella y nunca más nos volveremos a separar. Mañana a primera hora iré al hospital a visitar a mis padres, con suerte Megan estará despierta y les daré la noticia a todos.

A la hora de haber terminado no-sé-cuántas veces más (y de casi morir de cansancio), terminamos jadeando y exitados en el suelo sin nada que nos cubriera. Mi pene se encontraba tan sensible que me "drogaba" cada vez que ella me tocaba ahí. Lo mismo iba para su vaginita, si tocaba, liberaba ese gemido exagerado. La respiración de Eli es lo más relajante que puedo sentir en este momento. Su pecho pegado al mío golpeándome con sus latidos era gratificante. De por sí pudimos caer dormidos completamente de no haber sido por la puerta de la habitación el cual se abrió mostrando a Clarissa, Corinne y a Susie acompañadas del vigilante quien parecía ignorar lo que sucedía. Las tres mujeres nos miraban con cara de trauma a lo que Corinne cerró la puerta lentamente...

--Eli se encuentra bien... sip... nada malo...-- Le escuché decir detrás de la puerta... ya puedo hasta imaginarme el tema de conversación de hoy...
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario