Es lo escribí a principios del 2014, durante el proceso con mi diosa, Hécate. Recordar es vivir<3.
plegaria a Hécate¡Que se abran las puertas del Cielo, la Tierra y el Inframundo! ¡Que se abran de inmediato para recibirte, madre Hécate, que reinas con aspectos distintos en cada recóndito rincón del Universo! Que sean los ladridos incesantes de tu jauría de canes negros los que anuncien tu inminente llegada, y que contigo la magia se apodere del lugar.
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¡Te invoco, dadora de dones! Te reclamo como guía espiritual en un proceso divino; que tu esencia me acompañe hasta mi último suspiro y viva a través de mí. Que mi cuerpo, como una tierra salvaje e imposible de profanar, sea templo de tu sagrado culto. ¡Inmortales, humanos y espíritus, entreguen sus corazones a la hechicería, pues la madre Hécate por fin se ha manifestado!
Me encuentro en tu sacrosanta encrucijada, Enodia, acude a tu antorcha para iluminar el primero de los caminos que tomaré. Permite que la doncella me guíe a través del sendero repleto de flores primaverales; que el inicio del ciclo se haga presente en todo su esplendor y, como la flecha de Ártemis que se dirige certera hacia el blanco, culmine el recorrido con la lozanía y la alegría de la juventud. Y que una luna creciente adorne mi frente.
Permite que en mi vientre se geste la vida que tú tanto promueves, madre salvadora, Soteira; que mi cuerpo sea abono para la nueva vida y que mi espíritu fecunde y origine nuevas formas de existencia. ¡Oh, Reina del peplo azafrán! ¡Oh, madre lunar, madre hechicera! Que mi alma sea nodriza de los dones que deposites en mí, amada Hécate. Como Selene y su luna llena permíteme alumbrar hasta en los momentos de suprema oscuridad. Yo cuidaré de los dones que tú me ofrezcas incluso cuando el camino haya culminado.
Y cuando llegue a ti, Hécate, y la vejez debilite mis huesos mi fe se mantendrá firme, diosa Tricéfala. Como anciana sucumbiré por fin a tus misterios esotéricos y serviré como sacerdotisa de tu infinito ciclo femenino. Pero cuando mi antorcha amenace con extinguir su fuego, como la luna menguante, entonces otra se encenderá y brillará inclemente.
¡Siguen aullando tus indomables perras, madre Hécate! ¡Aúllen con más ímpetu, acompañantes inmortales, pues la magia al fin se ha apoderado del lugar!
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