Para la familia [Un Valentín Diario 2023]
Publicado por Ruki V en el blog Espíritu encaminándose. Vistas: 143
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¿Saben? No sé por qué, pero había estado pensando en mi mamá. Siendo que sería mejor hablar de mi papá.
Desde que tengo memoria, siempre he sido mucho más unida a mi papá que a mi mamá. Y es que soy la más chica de tres hermanos. La no planeada, pero la más consentida. Difícilmente me quedé con las ganas de algo cuando era niña gracias a mi papá. Y no digo en lo absoluto que mamá no me consintiera, pero no sé. Tanto mi hermana mayor (la de en medio) como yo siempre hemos dicho que el favorito de mamá es nuestro hermano (el mayor).
Cuando era niña, los fines de semana que no eran de salir en familia, eran salir papá y yo. Sobre todo si había alguna película que yo quisiera ver en el cine. No comprábamos palomitas ni nada para verla, porque por lo regular salíamos a comer e íbamos a la función más cercana a la hora que acabáramos de comer; pero al salir casi siempre era seguro que me comprara donas o alguna otra cosa, como merienda o como cena.
Entre mis 13 y 17 años más o menos, seguíamos yendo al cine pero probablemente con menos y menos frecuencia. Nuestras salidas se convirtieron en ir a comer y luego de ahí pasear en las tiendas, sobre todo tiendas que fueran de mi interés. O a veces me separaba de él en la plaza y cada quien por su lado, pero charlábamos durante la comida y en el camino a la plaza y de regreso a casa. Muchas veces ha hablado conmigo cuando no tiene nadie más con quien hablar, de cosas de la familia o algo por el estilo.
Yo también recurro a él antes que a mi mamá o mi hermana en ocasiones, pero no siempre. Hay cosas que ni siquiera con él puedo hablar. Como mi sexualidad o la razón por la que le pedí que me buscara psicóloga. Me importa mucho no ser una decepción para él, si siempre me he esforzado en ser la mejor alumna posible, la que más ayuda en casa, la que menos problemas causa. Le estoy muy agradecida por el estilo de vida que me ha brindado, y odiaría que pensara lo contrario. Seguido me recuerda que tengo de todo para ser feliz.
Y no es que no sea feliz. Pero sí me da tristeza que ni siquiera con él, a quien más quiero y en quien más confío de mi familia cercana, puedo ser al 100% yo misma. Siempre me ha dejado hablar de mis gustos, preguntándome cosas que no sabe sobre ellos, comprándome cosas relacionadas, llevándome a expos y demás... Pero, no sé. ¿Cómo se supone que le hablara alguna vez de que quizás no me gusten los hombres? ¿O de que quizás no me gusten las mujeres tampoco? De que a veces me aterra la idea del sexo. De que me enamoré de la persona equivocada a pesar de que me aconsejaron que me alejara. De que temo estar sola.
...
Adoro a mi papá, y sé que él me adora. Gran parte de mí siente que no le importaría mi sexualidad ni me juzgaría por mis errores... pero el miedo a que sí le importe persiste. El miedo a que crea que no soy "normal" porque él me falló en algo. El miedo a que me vea como menos. El miedo a que no me comprenda para nada.
Estaba a punto de llorar escribiendo eso último. Ahí lo dejo.
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