Para ese momento que siempre recordaré [Un Valentín Diario 2023]

Publicado por Ruki V en el blog Espíritu encaminándose. Vistas: 200

Me dueles tanto, mi vida
Tanto me dueles
Ay que me pareces mentira


Con el fin de que mi última entrada de blog para esta actividad sea un poquitito menos larga, voy a utilizar esta entrada para hablar de la noche en que activé la bomba de tiempo que detonó matándome 4 meses después.

El contexto más breve que puedo dar es que "Lobo" es un compañero cinco años mayor que yo, con novia y un hijo de 7 años, parte de un grupo de amigos al que me integraron a los pocos días de entrar a trabajar.

Lobo se había ofrecido a regresarme a mi casa luego de la fiesta de graduación de nuestro entrenamiento de seis semanas; pero a la hora que yo ya me tenía que ir, él todavía quería seguirle. Le dije que no había problema, que papá iba por mi, pero que hoy a la fiesta de cumpleaños de un supervisor, mucho más lejos, yo no iba a ir. Él entonces insistió en ir por mi y regresarme a mi casa; que si no aceptaba, él tampoco iría. Entonces, fue por mí, y en el largo camino fuimos oyendo música y charlando. En algún punto, al hablar, Lobo puso su mano en mi pierna, y tardó poco en disculparse y preguntar si no tenía problema con ello. Honestamente, no lo vi como algo malo, y como me considero algo touchy con mis amistades (obvio, no con cualquiera), le dije que la verdad no me molestaba. Llegamos a la fiesta, a ratos estuvimos hablando solo él y yo, a ratos con otras personas, ratos él por su lado.

Él me había dicho que una hora antes de que me quisiera ir, le hiciera empezar a tomarse su botella de agua, para que se le bajara un poco el alcohol que hubiese tomado. Media hora antes de la hora a la que quería irme (porque me sentía mal de ser aguafiestas tan pronto), fui y le dije al respecto, y me dijo que iría a su carro por la botella. Le dije que ni de chiste lo dejaba ir sólo a su carro. Me dijo que si lo acompañaba a su carro era para irnos ya. Le dije que eso estaba bien por mí. Salimos de la fiesta, caminamos un poco, llegamos a una avenida y Lobo dijo "para acá no era". Lo regañé por querer irse de la fiesta solo originalmente, nos regresamos, vio pasar unos vecinos y les preguntó por un parque, nos orientaron y encontramos el carro.

Arriba del carro, Lobo se acuerda que dejó su hielera en la fiesta, así que llevó el carro a orillarse frente a la casa para pedir que le llevaran su hielera, y nos quedaríamos ahí a que él se tomara lo que pudiera de agua porque se acercaba la hora en que yo me quería estar arrancando. Le llevaron su hielera y un compañero del trabajo se puso a jodernos con que por qué nos íbamos tan temprano. Yo le dije que porque me esperaban en mi casa. Él dijo que "mejor pedir perdón que pedir permiso". Yo dije que soy mujer y no la tengo igual de fácil. Y así, un rato, hasta que dio la hora en que yo me quería ir y le empecé a pedir a Lobo que se arrancara. Me estresó que se estuviera riendo e ignorándome, y pasé sobre él para tratar de subir el vidrio del auto.

Supongo que el auto estaba apagado porque no pude hacerlo, y procedí a llegar a mi límite. Le dije a Lobo "por favor, arranca ya, es tarde, me estoy estresando, voy a llorar". Y al momento que terminé de decir las últimas tres palabras, agarré la botella de agua de litro y medio que Lobo ya no se estaba tomando y la abracé casi que en posición fetal, empezando a llorar. Un segundo o dos después, Lobo reacciona, enciende el auto, sube el vidrio, avanza lo suficiente para alejarse de la fiesta, se orilla, se quita el cinturón, me quita a mí el mío, y me abraza, quedándonos así un momento. Luego me dijo que necesitaba que me calmara. Le dije que no me iba a calmar; que necesitaba que solo condujera y me llevara ya a mi casa porque ya era muy tarde.

Me soltó, se puso el cinturón y nos pusimos en marcha. Yo sigo llorando. De rato, me doy cuenta que olvidé mi bolsa en la fiesta. Pero tenía mi celular, así que le escribí a una compañera de trabajo que por favor me la cuidara y la llevara al trabajo el lunes. Luego, Lobo decidió romper el "silencio" (ocupado por mis sollozos) preguntándome que por qué le tenía tanta confianza. Le dije que no tenía una razón en específico: que me caía bien, que lo admiraba por su personalidad y su experiencia, que me gustaba esa actitud de "papá del grupo" que adoptaba a veces. Que le agradecía por haberme dado consejo cuando lo necesitaba. Que me daba gusto estarme llevando mejor con él, que lo consideraba un buen amigo y que lo quería mucho.

Cuando llegamos a mi casa, le dije que una vez que me desmaquillara y cambiara de ropa para dormir, le iba a marcar por teléfono para "acompañarlo" de regreso a su casa (porque a fin de cuentas había tomado y quería asegurarme de que llegara bien, y no me conformaba con que me escribiera al llegar). Con el paso del tiempo recuerdo cada vez menos, pero creo que la conversación por teléfono fue sobre él dándome las gracias por la confianza y la amistad, diciendo que también me quiere y me admira por cómo me desempeñé en el entrenamiento, y diciéndome que sabía que me iría bien en el futuro. Eso último, si acaso no me lo dijo en esa llamada, sería por mensaje o en otra llamada; pero el punto es que me hizo saber lo que pensaba de mí.

Con el paso del tiempo recuerdo cada vez menos, pero creo que esa noche nunca se me va a olvidar del todo.
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