No hay razones

Hoy no hay razones para estar triste.
Y aun así....
No ha pasado nada terrible. No ha habido una pelea. No ha habido una caída.
Y sin embargo, estoy mal.

Me duele el cuerpo, como.... siempre.
Pero hoy también me duele el alma.
Y ese tipo de dolor no se alivia con pastillas, ojalá existieran, aunque seríamos todos adictos a ella.

Los domingos se han vuelto mi espejo más cruel.
Me muestran que otra semana pasó. Que hice lo que pude. Que sobreviví.
Pero me pregunto en silencio: ¿para qué?

No estoy pidiendo nada.
Ni consuelo, ni compañía, ni explicaciones.
Solo necesito escribirlo.
Que estoy cansado. Que estoy harto. Que siento que cada día pesa más.
Que me duele todo.
Y que no sé cuanto más podré aguantar así.

Me siento como si la vida fuera al ralentí.
Como si cada día fuese el mismo peso disfrazado con ropa diferente.
Y aunque hago cosas, aunque lucho, aunque sonrío muchas veces…
Siento que me estoy apagando poco a poco.

La que más me jode es que no quiero rendirme.
No quiero dejar de sentir. No quiero dejar de esperar.
Pero cada vez me cuesta más encontrar sentido.
Y cuando lo encuentro........