Mimiko's past (1)

Publicado por Yugen en el blog ~NOIRLAND~. Vistas: 385

Well... sentí la necesidad de escribir esto aquí. No es gran cosa, tan sólo un pequeño relato del pasado de Mimi, contado desde su perspectiva. Quizás escriba más como estos y de así a conocer un poco más del pasado de un personaje al que tengo tanto cariño.

***

Decepciones

El calor de los focos era abrasador, las luces, las voces, los murmullos del público.

Todo, absolutamente todo era captado por mi jóvenes sentidos como susurros tras un cristal.

Yo era la diosa de ese escenario. Era la estrella. Me pertenecía por completo, mi podio... mi trono. No necesitaba más que eso para ser feliz.

De hecho, aún si el vestido rosa brillaba demasiado, los zapatos me hacían rozaduras en los tobillos y mi sesión de peluquería había durado cuatro malditas horas enteras en dar a su fin, yo estaba pletórica. No podía sentirme más orgullosa de mí misma.

—¡Soy Mimiru-chan, la superheroína del estilo y la moda!— exclamaba, señalando a los dos pokémon que solían acompañar a mi madre. Un imponente Samurott y un fiero Luxray cuyo pelaje brillaba hermosamente bajo los focos—. ¡Y estos son Mamoru y Raito! ¡Y vamos a brillar tanto en este concurso de pacotilla que nuestro fulgor eclipsará la luz del mismo sol!

Jamás había sentido tanta confianza como cuando mi pies embutidos en pequeños tacones pisaban el escenario.

Aun si apenas contaba diez años, era ya una pequeña estrella en ascenso. Tenía una prometedora carrera por delante como coordinadora pokémon y todo el mundo lo repetía como una especie de mantra a viva voz. ''La hija del señor Honda tiene mucho talento. Va a llegar lejos'', decían. Las cadenas televisivas de toda la región, la radio... incluso las carteleras y anuncios publicitarios me adoraban.

Todo el mundo, por supuesto... excepto mi padre.

Oh... mi padre. Mi padre estaba demasiado ocupado para perder el tiempo asistiendo a las brillantes presentaciones de su hija.

No acudió a ninguno de mi concursos, ni tampoco se preocupó por felicitarme por una sóla de las cintas que gané. Quizás, alguna vez y de pasaba, me puso la mano en la cabeza, con el semblate recio y repleto de sobriedad y, mientras los ojos de esa niña brillaban anhelantes esperando unas palabras alentadoras de su padre; Moura se limitaba a decirle un casto ''felicidades, Mimiko'' y ahí acababa la conversación.

Y entonces se alejaba de mí con paso firme hasta perderse de mi vista, embutido en ese traje oscuro y corbata borgoña tan usual en él. Nunca... pude entenderlo realmente. Él era el directivo de una gran empresa, de una empresa interregional. Y yo era la princesita mimada que desatendía y a la que solía agasajar y convencer con regalos para que sus faltas quedaran sepultadas bajo toneladas de mentiras y promesas vacías.

Lo veía alejarse con mi semblante teñido de decepción.

Era... frustrante. Me molestaba muchísimo, porque yo no quería esas cintas. ¡Me importaban un cuerno de Tauros las malditas cintas!— ¿Para qué me servían, después de todo? ¿Para presumirlas y ya? ¡Ni siquiera tenía amigos!—, No, Yo... yo sólo quería la atención de mi padre. Él era todo lo que tenía... mi única famila. ¡Un simple ''Estoy orgulloso de ti'' hubiera sido suficiente!

Pero ese ''estoy orgulloso'' jamás llegó.

***
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