Me obstina...

la gente extremista. Pasa que aquí ya no se habla de otra cosa sino de la situación del país. Sé que es un momento difícil, pero por favor. No puedes ni ir a cortarte el cabello en paz, ni saludar a alguien porque se pegan. Qué fuerte, Dios.

—Hola, amiga. Cómo estás?
—Bien, y tú?
—Bien, bien. Qué me cuentas?
—Ay, bueno. Sabes que ayer casi me roban? Sí, unos chamos se montaron en el bus y tenían mala pinta. Yo creo que eran malandros, por suerte ya estaba llegando a la parada.
—Oh, qué mal. Hay que andar pila últimamente... Y qué has sabido de los demás?
—Ayer hablé con María, sabes que la robaron? Sí, saliendo de su casa. Y a José se le quedó el celular en una tienda, y a los segundos cuando volvió, ya no estaba. Se lo robaron.
—Ohh, ya...
—Sí, y al parecer cerca de la casa hay unos chamitos que andan cazando a quien sale después de las de 9 de la noche. Son rumores, pero yo creo que es verdad.
—Ah...
—Y ten cuidado cuando andes caminando en la calle, mejor ni atiendas en el celular si está sonando. Espera a llegar a tu casa.

10 Minutos después.

—Porque sí, amiga, la semana pasada robaron al señor que vende café. Casi le disparan, es muy fuerte todo esto que está pasando.

5 Minutos después.

—Mi novio ayer me dijo que a una amiga de su mamá, que iba caminando por la calle, le jalaron la cartera. Unos chamitos de quizá 13 años. La robaron. Ya no se puede vale.

Yo:
—Ah... (Por fuera)

(Internamente)

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Diablos, últimamente la gente ya no tiene otro tema de conversación. Simplemente me obstina que uno quiera entablar una conversación con un amigo o conocido, y ellos te hablen de la delincuencia y más de los mismos. O sea, uno quiere conversar con los demás para distraerse y reirse un rato, no para darle de comida al estrés y la paranoia.