Johana

Publicado por The Condesce en el blog El blog de The Condesce. Vistas: 390

Tachán Tachán!

Vengo a contarles una historia muy densa que escuché el otro día, sobre dramas familiares y muertes, basado en hechos reales narrados por una sesentona marihuana amiga de mi padre =D

En fin. Estaban mi padre, su amiga Toña, y una francesa cuyo nombre no recuerdo, contándose anécdotas, cuando la primera, comenta:

—¿Sabían ustedes que mi hija alemana se murió?

Aquello sonaba absurdo, puesto que la mujer tenía una sola hija, que por cierto, hace unos chocolates caseros deliciosos.

Curiosos todos, pues, le preguntaron quién era tal hija.

Entonces comenzó a narrar la siguiente historia:

Ella se acababa de separar de su pareja, no hacía mucho tiempo. Eran vecinos y no tenían problemas, se turnaban a la niña. Pero él, se casó de nuevo, con una mujer alemana que tenía una hija.

Como la madre era terriblemente irresponsable, al grado de que, a su otro hijo, lo había abandonado en Alemania con su padre, que ni siquiera era su padre, era hijo de otro fulano pero él lo crió.

Así que esta señora que nos narra la historia, se dedicó a cuidar a la niña, de tres años. Lo cual le venía de maravilla, porque se convirtió en la hermana de su hija de dos años.

Y así crecieron años y años, prácticamente, la madre fue Toña, y no su verdadera madre.

Pero al terminar la primaria, casualmente en la misma escuela que yo —cosas locas de la vida —, decidieron que la niña se fuera a vivir a Alemania con su padre, aunque todos los años en vacaciones venía de regreso.

Allá, al parecer, entre su padre y su horrible madrastra, lo único que era bueno era su hermano mayor, el que era hijo de su madre pero no de su padre.

Lamentablemente, él vino a México, se enamoró, y se quedó a vivir acá. Dejando a la pobre Johana sola con su padre y su madrastra.

Un día, hubo una pelea fuerte. Hubieron gritos y golpes. Ella, fúrica, se fue en su auto a toda velocidad. Pero era invierno, y los inviernos en Alemania son muy fríos. Las calles estaban congeladas, el auto patinó, y la chica tuvo un terrible accidente.

Pero aquí no acaba la historia. Johana no murió.

Se quedó atrapada de las piernas y se le quebraron, hacía tanto frío que le dio hipotermia, y por si fuera poco, una herida estaba abierta. Se le congeló la sangre.

La llevaron al hospital, Toña, que la quería como a su hija, deseaba en ese mismo momento tomar un vuelo a Alemania e ir a verla. Pero la madre biológica le dijo que eso era absurdo e imposible.

La muchacha pasó 3 meses en coma, y cuando finalmente despertó, había olvidado todo de todo. Eso se debía a que, la sangre se había congelado, por lo que tuvieron que sacarla, pero no pudieron sacarla toda, y un poco se le fue al cerebro, provocándole una embolia cerebral. No podía hablar, no podía caminar. Prácticamente tuvieron que criarla de nuevo. Era una niña con el cuerpo de una mujer.

Y ella rogaba por venir a vivir acá, pero nunca fue posible.

Con mucho esfuerzo, y tras años y años de intentarlo, finalmente se normalizó, alcanzó su edad y por fin pudo empezar una vida como la cualquiera. Estudiaba la universidad, vivía en una casa con roomies, tenía novio. Al fin podía ser feliz.

Como todos los días, una vez fue al súper a hacer la compra. Hacía muchísimo calor, y de regreso, decidió meterse a nadar al lago que había de camino.

Se echó un clavado muy contenta y... debido a secuelas del accidente, el cambio de temperatura fue muy brusco y le dio un infarto cerebral.

Y ahí murió.

Y esa es la historia de Johana!
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