J. Brahms

Publicado por Mikaw KF en el blog El blog de Mikaw KF. Vistas: 233

Yo soy amigo de Brahms, aunque él no lo sepa y jamás hayamos coincidido. Creo que es difícil coincidir con alguien que murió en Viena tres años antes de que el siglo XX comenzara, pero igual lo considero mi amigo.
Creo que su vida aportó un icono musical con el cual todos crecimos, ignorantes de que había sido él quien lo aportó pero, sin su vida no hubiéramos crecido con las melodías que crecimos. ¿A qué me refiero con "su vida"? Es más o menos sencillo: la vida -creo yo- está compuesta por muchas cosas a parte de "El Don de la Vida", o "microorganismos que evolucionaron", o como lo quieran llamar ustedes dependiendo de sus creencias, y esas otras cosas son experiencias, acontecimientos, contextos que le tocan vivir a uno sin mucha posibilidad de elección -nacer rico o nacer pobre; nacer en México o nacer en Finlandia; nacer en 1759 o nacer en 2001-, y creo que de lo más importante son las personas con las que se coincide.

Me desvié del tema, me suele suceder. Lo que quiero contar aquí es cómo nació la canción de cuna que todos hemos escuchado, todos conocemos la melodía, pero de país latino a país latino cambia la letra, entonces sería inútil escribir la letra, por lo que pondré un enlace a la melodía como la concibió Brahms

A sus 43 años, Robert Schumann ya tenía detrás de él una cerrera brillante de compositor y crítico de música. Vivía en Düsseldorf, Alemania, estaba casado con Clara Wieck (una pianista de treinta y cuatro años con renombre) y tenían ocho hijos. Un 30 de Septiembre de 1853, alguien tocó a su puerta, era Brahms, un joven de veinte años a quien Joseph Joachim (uno de los violinistas más influyentes) le recomendaba a Schumann tomar como alumno por medio de una carta que cargaba el mismo Brahms. Robert aceptó, invitando al visitante a su casa con su familia. La facilidad musical y el valor como ser humano de Brahms fue innegable para Robert y Clara, y pronto se hicieron amigos cercanos. Pasado no mucho tiempo, Clara y Brahms se enamoraron, pero ni se dijo abiertamente, ni se enteró Robert, ni se faltó al matrimonio entre Clara y Schumann, simplemente era un amor imposible, un amor que los dos sabían que no se podía. Así que Brahms decidió componer una canción de cuna para los hijos de su amigo cercano y su amor imposible.

La historia de Johannes, Clara y Robert continúa, y son bienvenidos a leer y escuchar un poco de ellos si les interesa, pero la historia de la canción de cuna que todos -o casi todos- conocemos termina ahí. Aún no explico por qué Brahms es mi amigo... o más bien, nuestro amigo. Creo firmemente en que la historia de Brahms y lo que le pasó a su pieza, como viajó de país en país y cómo después de ciento sesenta-y-tantos años sigue siendo escuchada y cantada por más y más gente, es un claro ejemplo de que la libertad de decidir qué, cómo y cuándo vamos a hacer algo afecta en una escala incomprensible e impredecible. También creo que demuestra bastante bien que la "música clásica" es para todos y de todos, no sólo de un grupo selecto, o de una élite. Sin embargo también creo que todos los países tienen lo suyo. Esta canción de cuna curiosamente es alemana y hay un trasfondo político GIGANTESCO de por qué la música de casi todo el mundo son adaptaciones alemanas a nuestro idioma. Luego escribiré de ese trasfondo político, pero si tienen un poco de curiosidad antes de que toque ese tema, pueden leer un poco de la filosofía Nazi, ojo, no lo recomiendo para que se hagan nazis y lo crean, lo hago porque si no ese trasfondo político no tiene sentido. También pueden leer acerca de Carl Orff y Zoltan Kodály.

Por lo pronto me despido y ya escribiré en algún otro momento (:
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