Introspección

Publicado por MrJake en el blog En la cabeza de un GM. Vistas: 501

introspección

  1. nombre femenino
    Observación que una persona hace de su propia conciencia o de sus estados de ánimo para reflexionar sobre ellos.

No sé por qué motivo estoy escribiendo esto. Bueno, en realidad sí lo sé; sé el trasfondo que hay detrás de este post en mi blog, sé lo que me mueve a escribirlo. Lo que no entiendo es por qué tengo que sentirme de este modo. Eso es lo que no comprendo. Supongo que intentar entenderme es algo complicado, aunque eso ya lo sabía; lo que no sabía tan bien era que para mí es igualmente complicado entenderme a mí mismo. O tal vez no quiero entenderme. O, simplemente, me entiendo, pero no quiero aceptar lo que pienso.

Pero todo se reduce a un mismo espectro: miedo. Inseguridad. Pesimismo. Sí, suelo decir que soy optimista. Y lo soy, de verdad que lo soy. Suelo decir que soy seguro de mí mismo. Y lo soy, de verdad que lo soy. Suelo decir que actúo con decisión cuando tengo las cosas claras. Y lo hago, de verdad que lo hago. Pero antes no era así. Antes era inseguro. Antes era cobarde. Antes era pesimista. De modo que supongo que la reminiscencia de ese viejo yo palpita dentro de la nueva coraza que me he procurado a mi alrededor.
Y todos estos sentimientos palpitan cuando llega algo nuevo, algo que tambalea mi estabilidad. Para bien o para mal. Es entonces cuando los límites de la felicidad y la tristeza, del bienestar y el malestar, de la seguridad y la inseguridad, se vuelven difusos, se mezclan; o desaparecen, en muchos casos. Por fuera muestro una sonrisa, y por dentro también sonrío, pero a veces lloro. Por fuera, lloro, y por dentro sigo llorando, aunque a veces, no es así, y por dentro río. ¿Bipolaridad? ¿Capricho? ¿Paranoia? Probablemente todas ellas mezcladas.

Por eso depende del día. Depende del espíritu con el que me despierte. Mi personalidad, mi ánimo, tiene dos únicos caminos, paralelos, que llegan al mismo punto, pero con distintos altibajos en el trayecto. A veces despierto en uno, despejado, soleado, sin baches, sin accidentes en el terreno; maravilloso. Y puedo ver el horizonte. Puedo ver lo que hay al final, y me gusta, o no me gusta, pero lo acepto. Pero otras veces... despierto en el otro camino. Lluvioso. Los truenos caen. Hay charcos, rocas, agujeros. La niebla me impide ver lo que hay más allá, y, sea bueno o sea malo, no quiero aceptarlo. Esa niebla se llama miedo. Esa niebla se llama sentimientos.
Digo que soy una persona solitaria. No miento. No digo la verdad. No es ninguna de las dos opciones. Es sólo que... necesito a la gente a mi lado, pero necesito poder estar solo. Necesito estar solo, pero saber que hay gente a mi lado. Todo se mueve en una espiral de sentimientos, que giran, y giran, cambiando de dirección, una y otra vez.

¿Cuál es la solución a todo esto? No la hay. Nunca la ha habido, nunca la habrá. Pero, la esencia de mi madurez, lo que me hace considerar que la coraza de seguridad, valentía y optimismo que he forjado a mi alrededor es lo que de verdad me define, y no ese trasfondo oscuro y deprimente, es el hecho de que no me importa cuál sea la solución. Porque las recientes experiencias, y las no tan recientes, me han hecho percatarme de algo: y es que uno no puede entenderlo todo, uno no tiene por qué entenderlo todo.
De modo que, ahora, tras mucho tiempo de reflexión, he determinado que... así soy, y así seré. Y seguiré llorando sin llorar, riendo sin reír, riendo porque río, llorando porque lloro, o mezclando ambas cosas. Según el día, según el momento, según cómo mi perturbada cabeza quiera hacerme sentir ese día. Según cómo de fuerte apriete mi mente de mi corazón. Según quién de los dos gane ese tira y afloja.
¡Pero me da igual! Eso es lo que hace rica mi vida. Eso es lo que me hace rico mí. Saber que no hay forma de evitarlo, y simplemente vivir con ello. Da igual cuántas veces se me diga, da igual cuantas veces se me repita, voy a seguir siendo así. Y si me encuentro mal, me encontraré mal. Y si me encuentro bien, me encontraré bien. Puede que me encuentre bien, cuando realmente todo está mal; puede que me encuentre mal, cuando en realidad todo está bien.

¿Quién sabe? Yo, desde luego, no lo sé.
Pero no necesito saberlo; necesito aprender a vivir con la duda.

Y creo que, poco a poco, estoy entendiendo cómo debo no entenderme.
a Jenivere, juanjomaster, SweetSorrow y 2 más les gusta esto.
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