Idas y regresos.

No suelo hacer entradas tan personales, dudo mucho que alguien lea esto a decir verdad. Pero hoy me dio esa espinita que no pude sacar por ningún medio, por lo tanto procedo a explicar tal vez un poco más de mi vida.

Muchos me conocen, otros probablemente no. Hay quienes me ubican un poco también. Empero ante todos me vengo a presentar de una manera ya más formal.

Soy Fernandha, usuaria de este foro desde que tenía once años.
Conocí a muchas personas aquí, a otras ya las venía conociendo de otro lado, pero traté de llevarme de una forma decente con todos; no muchos saben de mi vida, más que nada por suelo censurar varias partes de ella. Todos aquí podrán decirte, usuario desconocido, con facilidad que soy estudiante, que en mis días fui tan inmadura como amigable y me encantan muchas cosas.

Sin embargo hay partes negras que no todos conocen.

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Como la mayoría de aquí, yo también tengo cola que me pisen; refiriéndome a un historial no tan malo pero sí truncado jaja

Volviendo al tema. Quise explicar de una manera más resumida el por qué de mi ida y regreso, de por qué realmente no puedo volver a ser como era antes y suelo ser bastante fría en otras cuestiones o simplemente no hago lo que hacía en antaño.

Así que aquí va:

Soy una adolescente de diecisiete años medicada con la esperanza de mantener mi depresión a raya.

Hay quienes dicen que la depresión se puede superar, y tal vez sea así para algunos mas no para todos. La depresión, desde mi punto de vista, es como un pequeño animalito que con buenos cuidados no te atacará, sin embargo si dejas de procurarlo éste terminará por morderte o destruir todo aquello en su paso. Dejando sólo pedazos rotos que en malos días te cuesta tanto volver a juntar.

Paso a citar aquello que le dije a Chechu

Y no, no todo es tan malo como lo pintan. Al menos así lo sentí yo en esos dos años de terapia.

Ahora bien, hubo una linda usuaria que me preguntó por esto

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A ti, que como a otras personas ya le respondí o sólo les conté, procederé a explicar una pequeña historia.

En terapia cuando tenía trece conocí a un chavo de quince que me ayudo a aceptarme más, mi cuerpo, mi pensar... bueh' casi todo de mí. Fue un gran apoyo, pero se suicidó un año después.

Citando lo que le dije a Fer

Volviendo a la pequeña historia, cito otra cosa.

Chechu me recomendó hacer una carta que tal vez, si es que de verdad me nace compartirla, lo haré.

Sin más, espero al menos haber explicado un poco más de mí ante ustedes pidiendo perdón si llegase a portarme mal en algún momento.